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Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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domingo, 29 de junio de 2008

Imagen y Semejanza

Dios crea a Eva de la costilla de Adán por Gustave Dore

En el Libro de Génesis vemos que Dios creo al varón y hembra a su imagen y semejanza. En ese tiempo no había pecado en el ser humano y Adán y Eva gozaban de perfecta comunión con Dios, vida eterna y de autoridad sobre el resto de la creación. Fuimos creados del mismo espíritu de Dios de forma similar a como el saco la costilla del hombre para crear la mujer y entonces Adán dijo: "carne de mi carne y hueso de mis huesos" de esa misma forma Dios puede decir  de nosotros “espíritu de mi espíritu” porque de su propio espíritu soplo vida a nosotros cuando fuimos formados por el.(Gen 2:7) Aquí también vemos algo que nos hace diferentes al resto de la creación y es que Dios creo todas las cosas  y seres vivientes con solo decir la palabra, sin embargo al ser humano lo creo formándolo con sus propias manos y soplando vida en nosotros.

“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;..” (Génesis 1:26)

En este versículo las palabras empleadas para Imagen y Semejanza son Selem y Demut respectivamente.

Selem = Imagen, no tiene que ver con la forma física, que en hebreo se denomina Toar, sino con lo espiritual e intelectual. De modo que el hombre fue creado a imagen, intelectual/espiritual, de Dios. Esto nos permite comprender lo equivocado que resulta formarse una imagen personal, física de Dios.

Demut = Semejanza, deriva de "ser semejante a", pero en un sentido abstracto; del mismo modo que podríamos decir "yo soy como león enjaulado" y eso no significaría que fuéramos semejantes al león, sino que somos semejantes a su estado. Y el hombre, pues, está hecho a imagen intelectual de Dios y se asemeja a Él por su condición. Es la inteligencia la que nos distingue, lo que nos hace más cercanos a Su presencia.

Y así, de esta manera Él terminó su trabajo con un “toque personal”. Dios formó al hombre del polvo y le dio vida de Su mismo aliento (Génesis 2:7). De acuerdo a esto, el hombre es el único, entre toda la creación de Dios, que tiene una parte material (cuerpo) y una inmaterial (alma / espíritu).

Tener la “Imagen” o “Semejanza” de Dios significa, en términos simples, que fuimos hechos para parecernos a Dios. Adán no se parecía a Dios en el sentido de que Dios tuviera carne y sangre. La Escritura dice que “Dios es espíritu” (Juan 4:24) y por tanto Él existe sin un cuerpo material.
Sin embargo, el cuerpo de Adán reflejó la vida de Dios, en cuanto a que fue creado con perfecta salud y no estaba sujeto a morir.

La imagen de Dios se refiere a la parte inmaterial del hombre. Esto coloca al hombre aparte del mundo animal, adecuándolo para el “dominio” que Dios le designó (Génesis 1:28), y capacitándolo para tener comunión con su Creador. Es una semejanza mental, moral y social.

Mentalmente, el hombre fue creado como un ser racional con voluntad propia, en otras palabras, el hombre puede razonar y elegir. Este es el reflejo de la inteligencia y la libertad de Dios. En cualquier momento alguien inventa una máquina, escribe un libro, pinta un paisaje, disfruta una sinfonía, calcula una suma, o nombra a una mascota, él o ella están proclamando el hecho de que fueron hechos a la imagen de Dios.

Socialmente, el hombre fue creado para tener compañerismo. Esto refleja la Trinidad de Dios y Su amor. En el Edén, la primera relación que tuvo el hombre fue con Dios (Génesis 3.8 implica esta relación con Dios), y la segunda relación fue que Dios hizo a la mujer, porque “no es bueno que el hombre esté solo...” (Génesis 2:18). Cada vez que alguien se casa, hace un amigo, abraza a un niño, o asiste a una iglesia, está demostrando el hecho de que fuimos hechos a la semejanza de Dios.

Precisamente porque en la Escritura la revelación de Dios como un Dios Uno y Trino es progresiva, quiero comenzar mis reflexiones sobre la doctrina Trinitaria con este texto de la Escritura. Y es que este y otros textos en donde Dios habla en plural (Génesis 11:5-9; Isaías 6:8) eran un verdadero dolor de cabeza para los judíos oponentes de la doctrina cristiana, hoy lo siguen siendo para arrianos y modalistas. Pero solo nos centraremos únicamente en este texto.

26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.  Génesis 1:26-27.

El texto es particularmente revelador porque se refiere al momento de la creación, cuando Dios conjugando en primera persona del plural dice: “Hagamos…”Aunque dicho texto no dice de forma explícita a quien hablaba Dios, nosotros vemos allí un diálogo entre las Tres Personas Divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, mientras algunas denominaciones protestantes no Trinitarias difieren dando otras interpretaciones que redundan en severas contradicciones en su teología. Así, la primera pregunta que deberíamos contestar es a quien hablaba Dios, al decir HAGAMOS, por lo cual analizando el texto de forma detenida podríamos deducir que:

1) Quien sea a quien Dios hablaba, participó en la obra de la creación. Esto es a todas luces claro siendo que dicha oración está conjugada en primera persona (del plural). Imaginemos que yo le digo a un par de amigos: “Comamos”, ellos no entenderían que yo voy a comer y ellos solamente a mirarme mientras como, por el contrario, sabrían que me refiero a que tanto ellos como yo “comeremos”. Así mismo si Dios dice “hagamos” sea quien sea a quien se esté refiriendo, ellos también “hicieron”

2) El hombre es creado a imagen del que crea, hecho que se hace evidente cuando se dice que es hecho “a nuestra imagen y semejanza”, y cuando dice “a imagen de Dios lo creó”.
Ahora bien, teniendo claro esto, si a la pregunta de a quien hablaba Dios se responde que “a ángeles” se crea una gran contradicción teológica con la misma Escritura, porque esta declara que Dios hizo todo solo y sin ayuda alguna.

Libro del Profeta Isaías 44:24 Así dice el Señor, tu redentor, el que te formó desde el seno. Yo, El Señor, lo he hecho todo, yo, solo, extendí los cielos, yo asenté la tierra, sin ayuda alguna.

Libro del Profeta Isaías 48:13 Sí, es mi mano la que fundamentó la tierra y mi diestra la que extendió los cielos. Yo los llamo y todos se presentan”

Libro del Profeta Isaías 51:13.Olvidas a El Señor, tu hacedor, el que extendió los cielos y cimentó la tierra…

Por consiguiente, y a la luz de toda la revelación, a quien sea que Dios hablaba, no puede dudarse, era también Dios. Si avanzamos más en la Escritura nos encontramos un texto que ayuda esclarecer a quien hablaba Dios en la hora de la creación:

Evangelio de Juan 1:1-3
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

Un texto importantísimo porque tiene dos grandes consecuencias:

1) Vemos que a quien fuera que Dios hablase, uno de ellos era a su Palabra, mediante la cual “todo fue hecho” y sin la cual “nada de cuanto existe fue hecho”.

2) Podemos concluir también que la palabra tampoco fue creada, como objetan los arrianos (testigos de Jehová entre otros) y es que si todo aquello que puede ser etiquetado como “hecho” fue hecho mediante la palabra, sería absurdo y contradictorio pensar en la misma Palabra como “hechura” de ella misma.

En resumen, si se alega que Dios hablaba a ángeles (como me han objetado algunos sectarios) se comete el error de implicar que los ángeles participaron en la creación, lo cual vimos, es falso, porque Dios hizo todo solo. Si se reconoce que Dios hablaba a Cristo (la Palabra hecha carne), se termina reconociendo que la Palabra era Dios, ya que como acabamos de ver, y repito ahora, solo Dios ha creado todo cuanto existe, sin ayuda alguna.

Y esto concuerda perfectamente con lo que ya la parte final de Juan 1:1 declara solemnemente:
“y la palabra era Dios”, la cual los testigos de Jehová han tratado de deformar reduciendo a la Palabra al estatus de “un” dios menor creado. Pero todo esto no es ninguna novedad, los padres de la Iglesia hacían hace casi 2000 años estas reflexiones.

Ireneo por ejemplo (siglo II) declara: San Ireneo, Contra las herejías IV,20,3

Que el Verbo, o sea el Hijo, ha estado siempre con el Padre, de múltiples maneras lo hemos demostrado. Y que también su Sabiduría, o sea el Espíritu estaba con El antes de la creación.

No son, pues, los ángeles quienes nos han hecho o nos han formado. Ni es posible que ellos pudieran hacer una imagen de Dios; ni sería capaz de hacerlo cualquier otro, a no ser el Verbo de Dios; ni podría tampoco realizarlo ningún poder que no sea el Padre de todos. No tenía Dios necesidad de nadie para ejecutar lo que Él mismo había predeterminado hacer, como si no dispusiera de unas manos propias. Están en efecto, siempre con Él el Verbo y la Sabiduría, el Hijo y el Espíritu, por medio de los cuales y en los cuales, libre y espontáneamente hizo todas las cosas. Es a ellos a quienes se dirije el Padre diciendo: Hagamos al hombre a imagen y semejanza.

Tertuliano mantiene la misma idea de forma diáfana: Tertuliano, Contra Práxeas, 12

Si la pluralidad en la Trinidad te escandaliza, como si no estuviera ligada en la simplicidad de la unión, te pregunto: ¿cómo es posible que un ser que es pura y absolutamente uno y singular, hable en plural: “Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra”? ¿No debería haber dicho más bien: “Hago yo al hombre a mi imagen y semejanza,” puesto que es un ser único y singular? Sin embargo, en el pasaje que sigue leemos: “He aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros.” O nos engaña Dios o se burla de nosotros al hablar en plural, si es que así El es único y singular; o bien, ¿se dirigía acaso a los ángeles, como lo interpretan los judíos, porque no reconocen al Hijo? O bien, ¿sería quizás porque El era a la vez Padre, Hijo y Espíritu que hablaba en plural, considerándose múltiple? Por cierto, la razón es que tenía a su lado a una segunda persona, su Hijo y su Verbo, y a una tercera persona, el Espíritu en el Verbo. Por eso empleó deliberadamente el plural: “Hagamos… nuestra imagen… uno de nosotros.” En efecto, ¿con quién creaba al hombre? ¿A semejanza de quién lo creaba? Hablaba, por una parte, con el Hijo, que debía un día revestirse de carne humana; de otra, con el Espíritu, que debía un día santificar al hombre, como si hablara con otros tantos ministros y testigos”

Justino Martir escribe también: San Justino, Diálogo con Trifón, 61-62

“… al decir estas palabras: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza….Y porque no torzáis las palabras citadas y digáis lo que dicen vuestros maestros, que Dios se dirigió a sí mismo al decir “hagamos”, del mismo modo que nosotros, cuando vamos a hacer algo decimos : hagamos” o que habló con los elementos, es decir, con la tierra y demás de que sabemos se compone el hombre, y a ellos dijo el “hagamos”; os voy a citar ahora otras palabras del mismo Moisés, por las cuales, sin discusión posible, tenemos que reconocer que conversó Dios con alguien que era numéricamente distinto y juntamente racional. Helas aquí: Y dijo Dios: He aquí que Adán se ha hecho como uno de nosotros para conocer el bien y el mal. Luego, al decir “como uno de nosotros”, indica el número de los que entre sí conversan, y que por lo menos son dos. Porque no puedo yo tener por verdadero lo que dogmatiza la que entre vosotros se llama herejía ni los maestros de ellas son capaces de demostrar que habla Dios con los ángeles o que el cuerpo humano es obra de ángeles. Sino que este brote, emitido realmente del Padre, estaba con El antes de todas las criaturas y con ése conversa el Padre, como nos lo manifestó la Palabra por boca de Salomón, al decirnos que antes de todas las criaturas fue por Dios engendrado como principio y progenie este mismo que por Salomón es llamado sabiduría” Y luego de citar estos testimonios de los padres de la Iglesia muy anteriores a Nicea, terminaré con la explicación de da San Agustín en su célebre obra “Ciudad de Dios”

Agustín Ciudad de Dios, XVI,6,1
“Pudiérase también entender de los ángeles aquella expresión, cuando creó Dios al hombre, en que dice: Hagamos al hombre, porque no dijo “haré” más porque añade: a nuestra imagen y semejanza, no es lícito creer que fue creado el hombre a imagen de los ángeles, o que es una misma imagen la de los ángeles y la de Dios, y por eso se entiende bien allí la pluralidad de la Trinidad”

Parte del haber sido hechos a la imagen de Dios, es que Adán tuvo la capacidad de tomar decisiones libremente. Aunque le fue dada una naturaleza justa, Adán hizo una mala decisión al rebelarse en contra de su Creador. Al hacerlo, Adán dañó la imagen de Dios de su interior, y pasó esa semejanza dañada a todos sus descenientes, incluyéndonos a nosotros (Romanos 5:12). Hoy, todavía llevamos esa semejanza de Dios (Santiago 3:9), pero también llevamos las cicatrices del pecado, y mostramos los efectos mental, moral, social y físicamente.

Las buenas noticias son que, cuando Dios redime a un individuo, Él comienza a restaurarlo su semejanza original, haciendo de él  “... el nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:24; ver también Colosenses 3:10).

Nos dice el Profeta Isaías 55:10-11, que la Palabra de Dios hace lo que dice: "Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá, sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando semilla para el que planta y pan para el que come, así la Palabra que sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace lo que yo quiero y cumple su misión".

Al nosotros ser espíritu de su espíritu fuimos hechos semejantes a el y heredamos las características que nos dan imagen y semejanza a el. Por lo tanto podemos decir que esta imagen y semejanza a Dios es espiritual y no física o del cuerpo pues el creador es espiritual y el desea que andemos según el espíritu y no por la carne. (Romanos 8:4 y Galatas 5:25)

¿Ahora  te estarás preguntando, cuales son estas características espirituales que  me asemejan a Dios?

Algunas de estas características y que tanto tenemos de Dios es algo que sigue en debate hoy en día pero hay algunas en la que todos podemos estar de acuerdo según lo que hemos visto en nosotros a la luz de la palabra de Dios. Algunas de estas características son:

Ser justo, Santo y ser fiel a la verdad (Efesios 4:24). Libertad (Galatas 5:1).
Esto incluye la libertad de tomar nuestras propias decisiones aunque estas no sean buenas. Los frutos del Espíritu son características del Espíritu de Dios que debemos tener todos si queremos tener semejanza a Dios. (Galatas 5:22-23).

Las piezas de la armadura de Dios de Efesios 6 también son características que Dios quiere compartir con nosotros, vestíos del Señor Jesucristo, Romanos 13:14. Una mente moral y racional (Job 32:8) Autoridad para administrar el resto de la creación (Génesis 1:28) Precioso y de gran valor y estima. (Génesis 9:6). El poder de las palabras que declaramos (Santiago 3:8-10) (compara 2 Tesalonicenses 2:8 con Proverbios 18:20-21) NO CONFUNDIR CON LA MENTIRA DE LA CONFESIÓN POSITIVA.

Y otras cualidades de las cuales puede que no estemos consientes todavía.

La condición actual del ser humano
Hágase la siguiente pregunta: La Biblia dice que fuimos creados a su imagen y semejanza,  pero actualmente es así? Si es así porque se ve tanta maldad en el hombre si el mal no es característico de Dios?

La respuesta a esta pregunta esta en Génesis 3 cuando peco el ser humano. Al ser engañados por la serpiente (diablo) rechazamos al creador y perdimos casi toda nuestra semejanza con Dios, digo casi toda porque aun retenemos algunas de ellas como por ejemplo la capacidad de tomar decisiones pero aun así las que pudimos retener han sido corrompidas en diferentes grados. Una prueba de esto es que aunque retenemos un sentido de justicia Dios considera la justicia humana (ahora corrupta por el pecado) como trapo de inmundicia (Isaías 64:6)

Mas no es un puro mandato por el que las cosas son, sino hay algo así como un hablar interno del mismo Dios trinitario, como si esa palabra sea conversación: Hagamos. El momento de la creación del hombres es singular: el sexto día, cuando todo lo demás que ha de ser creado en su dinamicidad fluyente, ya hubiera recibido su ser. Y es ahora, en ese gradiente creacionista, cuando surge el hagamos divino, que nos pone como el punto rojo de eso que la entera creación va a ser en su despliegue providente. Como si en ese punto rojo se diera el crecimiento dinámico final de la entera creación. El hombre dominará peces y aves, animales domésticos y reptiles, galaxias y estrellas. Pero lo ha de hacer de una manera muy particular: no por el dominio del déspota, sino por el conocimiento que se nos ha dado en la imagen y semejanza. Dios creador ha hecho de nosotros, punto excelso y final de todo lo creado en su infinita providencia, seres de palabra, que conjugamos el verbo, que sermoneamos. Esto es lo que nos distancia de manera infinita de los demás seres inanimados, de los demás seres vivientes y del conjunto de los animales. Hay algo en nosotros que supone una novedad providente asombrosa.

La palabra: nosotros construimos entendimiento mutuo hasta un punto que sobrepasa todo lo que los demás seres materiales creados consigue; nuestra carne es palabra. El verbo: conjugamos en el tiempo y en el espacio eso que somos en nuestro propio ser individual y en nuestro esencial ser relacional; nuestra carne se enmemoriza —mira hacia un atrás que, en el hondón de lo que somos, nos es pura presencia— y se marataniza —mira hacia delante de modo que el deseo del futuro que buscamos y llega da consistencia actual de presencia a nuestro ser—, para hacernos carne de habla, seres hablantes, pues somos capaces de expresarnos con la palabra y de entendernos con ella. Con el verbo que se conjuga y se hace sermón, y entendiéndonos, construimos un mundo de imaginación y de razón, pues la palabra es razón: sermoneamos construyendo un mundo particular, pues somos seres esencialmente societarios, y lo somos en un extremo que en nada nos alcanzan los demás seres materiales, ni siquiera los animales más cercanos a nosotros en su AND. Somos, así, el punto rojo de la evolución.

Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.

Entonces, ¿de dónde el mal,?
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano par darle poder?. Grito orante del salmista y nuestro arrebatado de asombro, cuando tomamos conciencia de quienes somos. ¿Quién eres tú?, ¿Quién soy yo?, ¿Cómo me hiciste coronado de gloria y dignidad?. ¿Punto rojo porque podemos sojuzgar al mundo, aunque solo fuera por el conocimiento, en prepotencia escandalosa?. Ápice de la propia creación: creados a su imagen y semejanza. Una asombrosa prerrogativa que ningún otro ser mundanal ha recibido: nuestro ser ha sido creado desde el nada ser, el no estar en ser alguno, el no tener haber de ser alguno— al participar del ser mismo de Dios. Al crearnos, nuestro Dios, el Dios Trinitario, quiso hacernos seres divinos en cuanto participamos de su palabra, de su verbo, de su sermón. Misterio de Dios.

Lucha cósmica
Cuando Lucifer se revelo contra Dios (Isaías 14:12-14) queriendo ser el un dios, fue echado del lugar santoy al no poder contra Dios busco herir a lo que Dios mas ama, al ser humano y siendo el diablo un usurpador y mentiroso al querer ser Dios trata de imitarlo pero al tener tanto odio y maldad y con la intención de hacer todo el daño posible a todo el que pueda lo imita a la inversa, Por ejemplo Dios da vida y Satanás da muerte, Dios construye y el diablo destruye.

Jesús dijo: El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Evangelio de Juan 10:10

Actualmente Satanás sigue luchando inútilmente por ser dios y su esfuerzo se concentra en hacer que el hombre le adore a el, se parezca menos a Dios y sea mas como el o cualquier cosa que no sea el verdadero Dios (Apocalipsis 13:15) y  tratando de imitar a Dios a la inversa busca que andemos según la carne y no según el espíritu. En Galatas 5:19-21 y en Romanos 1:28-32 vemos las obras de la carne que son características diabólicas que se oponen totalmente a los frutos del espíritu. Estas debemos evitar a cualquier costo. Para hacer esto el enemigo se ha inventado incontables estrategias para hacer el mal. Una estrategia que el enemigo siempre usa sobre todas las demás esta descrita en  2 Corintios 4:4.

Cuando entro el pecado al mundo no solo perdimos características divinas si no que también adquirimos características malignas, nos hacemos semejantes al maligno (1 Juan 3:8 y Romanos 1:23) El diablo tiene envidia de nosotros por que a nosotros nos es dado por gracia lo que el quiso tomar por la fuerza, el ser semejantes a Dios (1 Juan 3:2). No se mal interprete esto y piensen que seremos o que somos dioses como dicen los de la nueva era (pues solo puede haber solo un Dios y ya ese puesto esta ocupado permanentemente) sino que seremos exaltados sobre toda la creación junto con Cristo como un acto supremo de amor.

Jesús dijo a unos pecadores en un ejemplo de cómo algunos se asemejan al diablo:
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Juan 8:44

Tenga en mente que solo hay 2 opciones que podemos escoger según 1 Juan 3:9-11:

A-Ser hijos de Dios
B-Ser hijos del Diablo
C-No hay opción C, al no escoger la A automáticamente estarás en la B

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (Jesús), les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.  Juan 1:12

¿Es hora de escoger una y ponerla en acción. Cual es tu decisión?

Las buenas noticias
Dios en su gran amor y misericordia ya había preparado un plan para que podamos ser restaurados a su imagen y semejanza y realizar el propósito por el cual fuimos creados y tan temprano como en Génesis 3:15 se nos da la primera promesa de un redentor. El medio que Dios nos dio para ser restaurados es Jesucristo El Hijo de Dios. Nuestro destino si decidimos aceptarlo es el ser restaurados a la imagen de Dios

Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.  Romanos 8:29-30.

Esto nos dice que solo a través de Cristo podemos recuperar ese status de santidad perdida por el pecado. Todos caímos en esta condición (Romanos 3:23).

¿Como ser hechos conforme a la imagen del Hijo de Dios?
-Primero, tenemos que aceptar a Cristo como salvador, invitarle a  que more en nosotros para que el proceso de restauración tenga lugar, el no te restaurara si no le invitas pues el es un caballero y si entra a la fuerza no habrá libertad verdadera que es una característica de Dios. Sin este paso no hay oportunidad de comunión con Dios. El invitar a Cristo a nuestras vidas crea el puente a la reconciliación con el creador. El es el camino (Juan 14:6). Dios mismo se hizo como nosotros para que nosotros podamos ser mas como el. (Filipenses 2:6-8 )

-Segundo, Debemos santificar mas y mas nuestras vidas diariamente (1 Pedro 1:15-16 ) Esto en si mismo es un acto de obediencia y adoración agradable a Dios. Luego de estar en Cristo empieza el proceso de santificación el cual nos hace mas semejantes a el porque el es santo. Este es un proceso lento que dura toda la vida donde según pasa el tiempo vamos siendo mas como Jesús y vamos poco a poco con la ayuda del Omnipresente Espíritu Santo que al nosotros aceptar a Cristo  pasa a vivir adentro de nuestros cuerpos para guiarnos a toda verdad y nos da todo lo que nos falte para que tengamos éxito en todas las cosas (Juan 14:26) .(2 Corintios 3:18 y Colosenses 3:10) En Filipenses 3:12-14 El apóstol Pablo nos habla de este proceso. Y en Galatas 2:20 se nos da el punto clave de la santificación.

-Tercero, buscar una transformación de nuestra mente usando la palabra de Dios (Romanos 12:2). Debemos saturar nuestra mente con la palabra de Dios. Cristo nos dará su mente si hacemos esto (1 Corintios 2:16). Estudiando la palabra de Dios es como se aumenta y fortalece la fe que es indispensable para alcanzar los propósitos de Dios

-Cuarto, estar listo y dispuesto para hacer la voluntad de Dios aun antes de saber cual es y buscar cual es su voluntad en todo momento empezando por hacer su voluntad conocida como se ha dicho en Romanos 12:2. Pues si no seguimos la conocida voluntad de Dios, el no te va a decir la voluntad de el especifica para ti. Así Dios producirá tanto el querer como el hacer por su buena voluntad (Filipenses 2:13).

Este proceso continuo es el peregrinaje del cristiano hasta que lleguemos al reino de los cielos y la obra que Dios comenzó en ti la va a completar en su día sea en el día del rapto de la iglesia o a través de la muerte del cuerpo mortal (Filipenses 1:6). Entonces seremos exactamente, perfectamente y plenamente según el diseño perfecto de Dios a  imagen y semejanza de el disfrutando del poder y la gloria para siempre. (1 Juan 3:2 y Filipenses 3:21). Dios espera y demanda de nosotros que nos esforcemos por seguir continuamente este proceso que es un acto que debe salir de nuestra voluntad ya que el no opera nunca a pesar de nosotros ni independientemente de nosotros sino solamente si participamos activamente en el proceso. En su soberanía Dios determino que debe ser de esta manera.

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Efesios 5:1-2

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2 comentarios:

  1. Wao! Definitivamente cierto! me encanta leer este articulo!!!

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  2. hola
    Nos encanta leer la verdad de la palabra de Dios, Aleluya por los siglos de los siglos amen.

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