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martes, 6 de julio de 2010

Dios I: Definicion


Dios Padre por Miguel Ángel

El concepto teológico, filosófico y antropológico de Dios​ (del latín: Deus, que a su vez proviene de la raíz protoindoeuropea deiwos~diewos, ‘brillo’, ‘resplandor’, al igual que el sánscrito deva, ‘ser celestial’, ‘dios’.), hace referencia a una deidad suprema. La vigesimotercera edición del Diccionario de la Real Academia Española lo define como el «ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo». o «deidad a que dan o han dado culto las diversas religiones politeístas»

Dios es el nombre que se le da en español a un ser supremo omnipotente, omnipresente, omnisciente y personal en religiones teístas y deístas (y otros sistemas de creencias) quien es: o bien la única deidad, en el monoteísmo, o la deidad principal, en algunas formas de politeísmo, como en el henoteísmo. Dios también puede significar un ser supremo no personal como en el panteísmo, y en algunas concepciones es una mera idea o razonamiento sin ninguna realidad subsistente fuera de la mente, como en los sistemas materialistas.

A menudo Dios es concebido como el creador sobrenatural y supervisor del universo. Los teólogos han adscrito una variedad de atributos a las numerosas concepciones diferentes de Dios. Entre estos, los más comunes son omnisciencia, omnipotencia, omnipresencia, omnibenevolencia (perfecta bondad), simplicidad divina, y existencia eterna.

Dios también ha sido concebido como de naturaleza incorpórea, un ser personal, la fuente de toda obligación moral, y el «mayor ser concebible con existencia». Estos atributos fueron descritos en diferentes grados por los primeros filósofos-teólogos judíos, cristianos y musulmanes, incluidos Maimónides, san Agustín, y Al-Ghazali, respectivamente. Muchos destacados filósofos medievales y filósofos modernos desarrollaron argumentos a favor de la existencia de Dios. En forma análoga, numerosos filósofos e intelectuales de renombre han desarrollado argumentos en contra de la existencia de Dios. Su conceptualización ha sido tema de debate en diversas civilizaciones.

Concepciones del ser supremo
La definición más común de Dios es la de un ser supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, juez, protector y, en algunas religiones, salvador del universo y la humanidad.
Sobre esta definición existen variaciones

Dios definido como un ser supremo personal
Pueden darse, según las distintas visiones, características variadas y no siempre armonizables entre sí. Además, hay quienes creen en un Dios personal, simplemente según argumentos filosóficos, pero sin necesidad de recurrir a un modo religioso de tratar con ese Dios, mientras otros consideran a Dios, con argumentos religiosos sin excluir otros argumentos (también pueden tener argumentos filosóficos), como un ser con el cual tratan y esperan una acción salvadora a favor de los seres humanos.

Características propuestas:
Dios sería capaz de insuflar el aliento adecuado que permite a sus adoradores sostener el sistema de autogobierno que él mismo define en un compendio de leyes, normas y principios catalogados en una colección de libros definidos como sagrados por sus seguidores, y cuyos redactores humanos declaran haber sido guiados por la iluminación divina. Al insuflar ese poder, no causa sufrimiento añadido al sistema de vida rutinario. En algunas religiones, Dios es el creador del universo.
Algunas tradiciones sostienen que, además de creador, Dios es conservador (teísmo), mientras que otros opinan que Dios es únicamente creador (deísmo).

Algunos filósofos afirman que Dios es el principio incondicionado que explica la existencia de todo. No sería, por lo tanto, un concepto al que llegue el pensamiento, sino un postulado del pensar, o, como diría santo Tomás, un prolegómeno a la fe. En las religiones monoteístas ―bajaísmo, cristianismo, islamismo, judaísmo, krisnaísmo y sijismo―, el término «Dios» se refiere a la idea de un ser supremo, infinito, perfecto, creador del universo, que sería pues, el comienzo y el final de todas las cosas. Dentro de las características principales del Dios supremo estarían principalmente:

Omnipotencia: poder absoluto sobre todas las cosas;
Omnipresencia: poder de estar presente en todo lugar;
Omnisciencia: poder absoluto de saber las cosas que han sido, que son y que sucederán.
Postulan que Dios es un ser amoroso con su creación y justo[cita requerida] y, en el cristianismo, que por medio del Espíritu Santo puede instrumentalizar a personas escogidas para realizar su obra y que Dios es además inteligencia y puede expresar emociones como alegría, cólera o tristeza.

La obra de Dios es dar a los seres humanos el regalo de la salvación y la vida eterna.

-Algunas concepciones de Dios se centran en una visión de este como una realidad eterna, trascendente, inmutable y última, en contraste con el universo visible y continuamente cambiante.
-Principalmente, a Dios se le atribuyen omnipotencia (todo lo puede), omnipresencia (todo lo abarca), omnisciencia (todo lo sabe), y omnibenevolencia (es absolutamente bueno). Sin embargo, no todos afirman que Dios es moralmente bueno. Mientras que algunos consideran que Dios representa lo moralmente bueno, admitiendo que existe una definición objetiva de lo bueno y lo malo, para otros Dios está por encima de la moralidad, o la determina, de manera que es bueno lo que Dios quiere que sea bueno. No todos sus atributos concuerdan, apareciendo contradicciones que hacen a los críticos negar que Dios pueda tener a la vez los cuatro atributos indicados. Por ejemplo, se afirma que si Dios es el creador omnipotente, omnisciente y el único juez, entonces al crear a la humanidad, incluidos ateos y paganos, sabe cómo será su comportamiento y tendrá que enviarlos al infierno. Este Dios no puede, por tanto, ser bueno desde el punto de vista de todos los humanos, del mismo modo que algunos afirmarán que no todos los humanos son buenos desde el punto de vista de Dios. Este, el problema de la existencia del mal, es uno de los obstáculos planteados por los escépticos para aceptar ese concepto de Dios. Los creyentes suelen alegar el «libre albedrío» de los seres humanos para explicar el mal en el mundo, aunque ese argumento no sirve para explicar el mal en la Naturaleza (aunque no está del todo definido el concepto de mal en la Naturaleza, pues existe el problema de que, si el bien y el mal es cuestión de opción hecha (por libertad o razonamiento), la Naturaleza carece de este tipo de opciones, simplemente es como es); y por otra parte, los críticos no consideran compatibles la omnipotencia y la omnisciencia de Dios con el libre albedrío, alegando que si Dios todo lo puede, intervenir implicaría obstaculizar la libertad del ser humano; o el saberlo todo implicaría también que no hay nada dentro de la libertad del ser humano que no esté previamente fijado y dicho. Al respecto de la omnipotencia, se contrapone la característica omnibenevolente de Dios, que al poderlo todo no necesariamente lo hace, sino que deja al ser humano actuar de acuerdo con la característica libre con que lo creó en un inicio y no interfiere, ya sea por apatía o placer (lo que de nuevo contradiría la benevolencia de Dios), o por respeto (nacido de su benevolencia) a la naturaleza con que fue creado el ser humano.
-La teología negativa (o vía negativa) aduce que no se pueden determinar afirmaciones concluyentes sobre los atributos de Dios, mientras que los agnósticos consideran que el limitado conocimiento humano no permite obtener pruebas concluyentes de qué o cómo es Dios. Algunas costumbres relacionadas con el misticismo establecen unos límites al poder de Dios, al considerar que la naturaleza suprema de Dios no deja lugar a la casualidad.
-La concepción de Dios como ente individual es una característica del monoteísmo. Las diferencias entre monoteísmo y politeísmo dependen de la tradición de los pueblos (ver Trinidad, dualismo y henoteísmo)

Dios definido como un ser supremo no personal
-Dios como algo supremo, pero no necesariamente como un ser personal.
*Algunas ideas sobre Dios pueden incluir atributos antropomórficos: género, nombres concretos e incluso exclusividad étnica, mientras que otras ideas son meramente conceptos filosóficos.
*La idea de Dios suele entremezclarse con la definición de verdad, en la que Dios es la suma de todas las verdades. Desde esta perspectiva, la ciencia es solo un medio de encontrar a Dios.
*Existen divergencias al definir a Dios, bien como una persona o, más bien, como una fuerza o impulso impersonal. También son diversas las formas en las que se entiende que Dios se relacionaría con el ser humano y la apariencia que Dios tendría.

-Algunos sostienen que tan solo existe una única definición válida de Dios, mientras que para otros, cabe la posibilidad de que varias definiciones de Dios sean posibles a la vez.
-Se puede construir una explicación sobre la existencia de Dios desde la psicología, intentando establecer qué realidad externa se corresponde con su recreación mental. Así, a partir del estudio introspectivo de la consciencia, se llegaría a la conclusión de que esta surge asociada a la experiencia de un cierto vacío.

Etimología
En el Español
En español, al igual que en las otras lenguas romances, la palabra «dios» viene directamente del Latín deus, ‘deidad, dios’. El término latino deriva a su vez del Indoeuropeo deiwos, de la raíz deiw-, «brillar, ser blanco», de la que deriva asimismo el término griego Ζεύς (Zeus).

De hecho, la palabra española dios es idéntica en pronunciación a la griega Διός (Diós), forma genitiva de Zeus (el principal Dios de la mitología griega). De esta misma raíz indoeuropea derivan el latín dies (‘día’) y el griego δῆλος (‘visible, patente’). Pese a su parecido con el término griego análogo, θεός (theós, ‘deidad, dios’), este deriva de la raíz indoeuropea dhēs-, de significado desconocido, pero que originó en latín palabras de significado inicialmente religioso como feria o fanatismo.

La forma indoeuropea deiw-os aparece en muchas familias indoeuropeas sistemáticamente asociado a pəter (‘padre’) en la forma compuesta dyeu-pəter. En sánscrito tardío la forma aparece como dyaus pitar, mientras que en griego existe la forma Ζεὺς Πατῆρ (Zeùs Patḗr), análoga a la latina Iuppiter (Júpiter). El latín deus, en otras lenguas romances, derivó en deus (gallego y portugués), dieu (francés), dio (italiano), déu (catalán) o [dumne]zeu (rumano), entre otras.

En las lenguas germánicas la palabra para designar a la deidad proviene de la raíz protogermánica ǥuđan, de donde vienen god (inglés) o gott (alemán). Esta raíz derivaría de la forma indoeuropea reconstruida ǵhu-tó-m, proveniente de la raíz ǵhau(ə)-, ‘llamar, invocar’. De esta misma raíz podría derivarse el nombre del pueblo godo. El origen de la palabra got es muy antiguo, y no se extiende hacia ninguna otra familia indoeuropea con excepción de la irania. Así en persa moderno se dice joda (خدا), y en kurdo, xhwedê.

El término Yahveh procede del hebreo, una lengua semítica. Esta palabra, también llamada tetragrámaton, proviene de la raíz de cuatro letras (de ahí su denominación) Yhwh, en origen el nombre propio de Yahwi, una deidad edomita o madianita. En las lenguas semíticas, incluido el hebreo, el término más extendido es ʾl (El), del que derivan, entre otros, el plural hebreo Elohim (אֱלֹהִ֔ים, ‘dioses’, generalmente traducido como ‘Dios’ o ‘Señor’) y el árabe Allāh (الله, Alá). Este último término designa al dios único y supremo, mientras que se reserva el término ʾilāh (إله) para una deidad en general.

Uso de la mayúscula
En español se refiere al dios del judaísmo, el cristianismo y el islam con letra mayúscula («Dios») como se hace con cualquier nombre propio. En los textos religiosos, los pronombres y adjetivos relativos a Dios también se escriben con mayúscula, como fórmula de respeto. Por ejemplo, se escribe «el Señor», «Él», «Su», «Tú», «Vos», etcétera.

Dios
La palabra "Dios" es divina y tiene mas de 3500 años, viene de los indoeuropeos (*dyeu-). La rai­z de la palabra Dios llega hasta, cielo o luminoso y en el caso de los germanos (God y similares) se remonta hasta llegar a brillante: Sanscrito (indio del II milenio a. C.): devah (En realidad no significa dios, significa ser de luz, y el concepto hindu budista aplica para aquellos "seres de luz" que viven en un plano especial de puro gozo).

Avéstico: (iranio de comienzos del I milenio a. C.): daeva.
Lituano: Dievas (teónimo del Dios celestial, apelativo general).
Griego: Dios (genitivo de Zeus).
Lati­n: deus.
Germano antiguo: tivar (Dios en plural) (a veces la 't' deriva en 'd' en los idiomas de origen indoeuropeo).

Ademas hay bastante evidencia lingüística que muestra que los Indo-europeos rindieron culto a un Padre del Cielo Padre Luminoso cuyo nombre sobrevive en el Jupiter latino y el Dyaus-pita Sanscrito, y en una forma mas abreviada, Zeus griego y Tyr normando. Es cosa de ver que tanto Piter como pita son una variante del original pater indoeuropeo.

Este hermoso dicho debe tener unos 3500 años:
Lituano: Dievas dave dantis, Dievas duos duonos.
Sa¡nscrito: Devas adat datas, Devas dasyati dhanas.
Lati­n: Deus dedit dentes, Deus dabit panem.
Ingles: God gave teeth, God will give bread.
Castellano: Dios nos dio dientes, Dios nos dará pan.



Los Hebreos
Los Judíos nunca usaron ese término (DIOS o DEUS) en sus escritos. Ellos usaron el tetragrama YHWH, del cual se formó el nombre Jehová. El término Yahveh procede del hebreo, una lengua semítica, esta palabra también llamada tetragrámaton, proviene de la raíz de cuatro letras (de ahí su denominación) YHWY, en origen el nombre propio de una deidad edomita o madianita, Yahwi. En las lenguas semíticas, incluido el hebreo, el término más extendido es ʾl (El), del que derivan, entre otros, el hebreo Elohim (אֱלֹהִ֔ים, generalmente traducido como «Señor» «Dios») y el árabe Allāh (الله, Alá). Este último término designa al Dios único y supremo, mientras que se reserva el término ʾilāh (إله) para una deidad en general. Dios por lo general, es considerado como omnipresente (está en todas partes), omnipotente (puede hacer todo) y omnisciente (sabe todo). De acuerdo a la religión, recibe distintos nombres, como Alá (Islam) o Yahvé (judaísmo). Las religiones que creen en único dios son las monoteístas; las que creen en varios dioses, son las politeístas.

Dios no proviene del griego Dios
El Español Dios no tiene nada que ver con el griego Dios (genitivo de Zeus). En las lenguas flexivas (como el latín o el griego) el caso genitivo expresa lo que en castellano expresamos mediante la preposición de. En griego Dios no significa dios, sino que DE Zeus. Zeus es simplemente el nombre de un dios (aunque el padre de los dioses), el concepto dios se expresa mediante la palabra theos, que no está relacionada con Zeus. Revisando el Nuevo Testamento escrito en Griego antiguo, encontramos la palabra theos, para describir a Dios, no la palabra Dios.

En griego antiguo encontramos también la palabra δiος, (masculino δiος, femenino δi , neutro δiov), un adjetivo (no tiene nada que ver con Dios, genitivo de Zeus), muy común (por ejemplo Homero usa el masculino (en caso nominativo 93 veces en "Iliada" y 97 en "Odisea"), que significa Divino, de naturaleza o apariencia divina como epíteto formular:

de diosas
raro de los principales dioses masculinos
de démones y divinidades
de héroes y heroínas
de fuerzas y fenómenos de la naturaleza
de objetos relacionados con los dioses, etc.


εγώv´oíkolo
En tal caso, yo seré soberano de nuestro palacio y nuestros esclavos, que me trajo como botín de guerra el divino Odiseo(Homero, Odisea canto I, verso 398).

En francés Dieu no vino de Zeús. La razón es que en griego, theós y Zeús son dos palabras bien distintas. Zeús es un theós (el theos supremo del Olimpo). El hecho fonético de que la "th" de theos se pronuncia como en inglés "thing" (consonante sencilla interdental sorda), mientras que la "Z" de Zeus se pronuncia "dz", (consonante híbrida apicodental sonora). Sin olvidar, además, la "o" de theós, distinta de la "u" de Zeús. Por lo tanto, para los helenos, nuestro "Dios" no provino de "Zeús".

Pero si no es definitivamente lo mismo, ¿de donde salio?.

Ese el otro lado de la historia modal, de 'dios': ya tenían los mismos hebreos sus modalidades heterogéneas: elohim, eloah y mas tarde eli. No creemos que theos zeus tengan una misma raíz, pero da que pensar el hecho de que una palabra con minuscula, tan vulgar del griego, haya sido la adecuada para los apóstoles hablar de su dios. Es extraño, ademas, creemos que habría que fijarnos, de todos modos, en la transición homero-jenofanes, cuyo espacio de guerra cultural/idiomatica definió al mundo heleno que conocieron los cristianos, y de quienes tomaron tradición. Por Ejemplo una historia similar de modalidades y abruptos desacuerdos temporales (mundo homerico-mundo Jenofanes, Platon) es el de 'alma'pneuma, psyche, y muchas mas cuyo significado etimológico llego hasta lo contradictorio mismo.

Cabe puntualizar, sobre este particular, que los manuscritos del Nuevo Testamento que escriben "theos" con "t" inicial minúscula al referirse a Dios son los cursivos, los cuales son posteriores a los unciales (manuscritos escritos con mayúsculas exclusivamente, y sin separaciones entre las palabras).

Resulta, efectivamente, extraño constatar que en los manuscritos cursivos, los copistas siempre escriben "dios" con "d" minúscula, trátese de cualquier dios pagano, o del Dios de la Biblia, mientras que siempre escriben Satanás Beelzebú con "S" y "B" mayúsculas. En textos más modernos del Nuevo Testamento en griego se escribió theos con "T" mayúscula, "Theos", para referirse al Dios de la Biblia. Como queriendo decir que los griegos cobraron consciencia de esa incoherencia con respecto al personaje principal de la Biblia.

Dios proviene del latín
Los Romanos incorporaron el panteón griego dándoles sus propios nombres. Zeus, siendo el dios padre, se convirtió en Zues Pater, que por uso vulgar se convirtió en Jues Piter o Júpiter.

El nombre propio Dios privino del latín Deus (en francés, Dieu; en italiano, Dio; en catalán, Deu, etc). Esta palabra Deus, a su vez viene del griego Zeus, quien en su mitología era el dios de los dioses. La palabra Zeus; cambió a Deus y después a Dios. Deus, tiene la misma raíz indoeuropea (dyeu dyeudía, y significa sol o brillante.

El latín Deus, no procede en absoluto del griego Zeus. Lo único que sucede es que ambas palabras deus y zeus, derivan de una raíz indoeuropeo común dyu dyeu, que significa luz diurna, variante de la raíz indoeuropea deiw (brillo, luz). Y en efecto la palabra latina deus, así como su variante divus; (que están ambas en la base de nuestro término Dios, significan ser de luz, pues así eran entendidos los dioses en los orígenes, como seres hechos de la materia de la luz y nimbados de ella. Lo que sucede es que el nombre Zeus (Dyeus) tiene el mismo origen indoeuropeo. La palabra Dios; no vino a través del latín Deus, sino que Dios pasó directamente del griego (donde es el caso genitivo, o sea dios significa de Zeus) al español. En general, la explicación más sencilla es la correcta. Si el griego y el español tienen una misma palabra, la "derivación" a través del latín no es necesaria.

Este origen, también está en la base del nombre Júpiter (en genitivo Iovis, procedente de Dyeuis, sólo que en el nominativo se le invocaba como padre (en indoeuropeo pitar /piter), así Dyu-piter. Téngase en cuenta que tanto Zeus como Júpiter (dioses equivalentes del panteón indoeuropeo) representan al dios del Cielo y los fenómenos atmosféricos, asociado al rayo, al relámpago y a la luz. Los romanos no tomaron en general a sus dioses de los griegos, sino que hay una coincidencia porque estos son los principales dioses del panteón indoeuropeo primitivo, que ambos pueblos, griegos y romanos heredan. Sólo a partir del siglo. IV a. C., algunos dioses griegos como Apolo o Dioniso-Baco son tomados por los romanos, pero no es el caso de Zeus: el Júpiter romano es tan antiguo como Zeus, y con el contacto cultural sólo se identificaron.

Hay quienes opinan que Deus viene del griego Theós (más bien theós; nos referimos al griego neotestamentario, el cual escribe siempre theos, con "t" minúscula, incluso cuando este vocablo se refiere al Dios Supremo), mientras que otros opinan que viene del nombre del dios (theos) griego Zeús. Entonces la palabra Dios procede del latín deus, sin más, constituyendo una excepción de palabra que procede de un nominativo y no de un acusativo, como es habitual, debido a que a Dios se le invocaba con el nominativo. Esta etimología está tan extensamente probada por todos los escritos latinos tardíos y protorromances medievales, que es increíble defender otras posibilidades.

De hecho, hay textos en griego en los cuales se pueden ver "theós" y "Zeús" coexistiendo. Por lo tanto, ambos nombres no pueden ser confundidos. Aunque también se puede creer que el termino podría provenir de alguna especie de modismo del theos, que por lo que es algo mas o menos parecido al termino elohim en hebreo.

En América
Cuando los misioneros europeos llegaron a América, particularmente a la Nueva España, se sorprendieron mucho de que los nahuas utilizaran la palabra TEOTL, la cual de inmediato asociaron con la idea de DIOS. Sin embargo, y contradiciéndose en sus teori­as, en ninguna de las deidades atribuidas a la mentalidad nahuatl, se inclui­a como parte del nombre la palabra TEOTL. Asi­, el sanguinario Huitzilopochtli (colibrí zurdo), no se llama Huizilopochteotl, no es un dios (¿sera un demonio?), Tláloc ("dios de la lluvia") no se llama Tlalotéotl, tampoco es dios. Pero existe Tlazolteotl, al cual ahora llaman "dios del amor" y un Huehuetéotl, o "dios viejo", "dios del fuego".

A la llegada de los europeos no se conoci­a en Mexico-Tenochtitlan (extensivamente "en Anáhuac") una religión en el sentido europeo de la palabra, ni se teni­an dioses. Hoy dí­a, que conocemos lo que es la energi­a, si aplicamos esa acepción a la palabra TEOTL, nos encontramos con que Tlazolteotl no es dios del amor, sino la energi­a del amor; huehuetéotl no es el dios viejo, sino la energi­a vieja, es decir el fuego. El dios del sol, Tonatiuh, es la energi­a del di­a (tonalli=di­a, tiuh=teotl) la luz y el calor del sol. En lo referente al "dios" HuitzilopochtliSahagún lo compara con Hercules (teniendo un muy bíblico Sanson, sugiriendo detrás de las palabras que estaba al tanto de las tendencias del renacimiento), pero contradiciendo el carácter sanguinario que le atribuyen con las celebraciones en su honor, durante las cuales no se le ofreci­an los abominables sacrificios humanos sino flores y cantos. TEOTL, en su acepción de energi­a (tetl=piedra, otli=camino;=la piedra en su camino, detras de esto lo que hace que la piedra se mueva), es muy distinto de la idea de DIOS, por lo cual no deberi­a tomarse como una traducción valida TEOTL=DIOS.

Uso de la mayúscula
En español se refiere al dios del judaísmo, el cristianismo y el islam con letra mayúscula («Dios») como se hace con cualquier nombre propio.nota 1​ En los textos religiosos, los pronombres y adjetivos relativos a Dios también se escriben con mayúscula, como fórmula de respeto.16​ Por ejemplo, se escribe «el Señor», «Él», «Su», «Tú», «Vos», etcétera. Según establece la Fundéu BBVA, no es necesario escribir «dios» con mayúscula cuando es nombre común («Se considera un dios»).

Los nombres de Dios
En idioma español, el vocablo «Dios» se utiliza para referirse a la deidad suprema de las religiones monoteístas. Pero son muchos los dioses de este tipo que se presentan entre las diversas culturas, incluyendo a las politeístas, y por ende muchos los vocablos en distintos idiomas con los que se los identifica particularmente según aquella condición exclusiva suya, o los nombres particulares que se les ha otorgado.

A continuación se presenta una lista de algunos de los diversos dioses supremos, según sus respectivas denominaciones:
Achamán en la religión guanche ―en las islas Canarias―, el dios sustentador de los cielos y dios supremo.
Ahura Mazda para el zoroastrismo.
Alá (Allah en árabe) en el islamismo. Aunque se suele creer lo contrario, no es un nombre propio sino la palabra «Dios» en árabe. Con esta palabra, los arabohablantes (sean musulmanes, cristianos o judíos) se refieren al Dios único de las religiones monoteístas (véase 99 nombres de Dios). Es la versión árabe del nombre semítico El (‘dios’), que ha dado lugar también al plural hebreo Elohim (‘dioses’).
Amaterasu O-Mikami (‘venerable gran deidad que brilla en los cielos’), en el sintoísmo. También es llamada Kamisama.
Ameno Minakanushi (‘Señor dios padre celestial’) en el sintoísmo antiguo.
Anu es el dios supremo de la religión sumeria.
Avalokiteshvara (en sánscrito) según el lamaísmo.
Ayyavazhi en el sur de la India.
Brahmā (literalmente ‘evolución’ o ‘desarrollo’ en idioma sánscrito) es el dios creador del universo y miembro de la Trimurti (‘tres formas’), la tríada conformada por Brahma (dios creador), Visnú (dios preservador) y Shiva (dios destructor).
Brahman (pronunciado /brahmán/) es un término sánscrito que hace referencia a la divinidad absoluta del hinduismo. Etimológicamente, brahman tiene el significado de ‘expansión’ en sánscrito.
Cao Dai (vietnamita), en el caodaísmo.
Elohim (‘dioses’ en hebreo), usado en la Biblia.
Igzi'abihier (literalmente ‘señor del universo’) en la Iglesia ortodoxa de Etiopía.
Jah es el apócope de Yahvé. Es el nombre de Dios que usan los rastafaris.
Krisna (en sánscrito) dentro del hinduismo krisnaísta.
Ngai es el nombre masai de Dios.
Shang Di: ‘señor del cielo’, en la religión tradicional china.
Shiva en el hinduismo shivaísta
Ometeotl significa ‘dios’ en náhuatl (aunque se debe recordar que eran politeístas).
Santísima Trinidad (abarcando al Dios Padre, al Dios Hijo y al Espíritu Santo), representa a Dios en casi todas las confesiones cristianas.
Visnú (en sánscrito) dentro del hinduismo visnuista. Véase los mil nombres de Visnú.
Waheguru es el término del sijismo para Dios.

Yavé o Yahweh (en hebreo) es el nombre con que los antiguos hebreos sostuvieron que Dios se había manifestado, nombre que se reitera en los pasajes yahvistas de la Tanaj (o Antiguo Testamento de las Biblias cristianas). En otras tradiciones, se mencionan otros nombres: por ejemplo, es Elohim en los pasajes pertenecientes a la tradición elohista. Yahvé suele traducirse como ‘el que es’ o ‘el que vive’. Esta grafía hebrea (יהוה o Yhwh) es conocida por el vocablo griego tetragrámaton (‘cuatro letras’). En el culto judío este nombre nunca se pronuncia aunque aparezca escrito en los textos religiosos, diciéndose en su lugar Adonai, que significa ‘el Señor’. Por el hecho que en el texto hebreo no hay vocales, no se sabe como pronunciar exactamente el nombre (que los sabios hebreos trasmitían oralmente a sus alumnos) y por ello los hay que usan la trascripción de Yahveh mientras que otros utilizan el nombre Jehová (Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Éxodo 3:13-15 ». Biblia; traducción Reina-Valera, yuxtaponiendo las vocales de Adonai a las consonantes de Yhwh. La práctica judía de sustituir el nombre divino por títulos como, se adoptó en copias posteriores de la Septuaginta griega, la Vulgata latina y en muchas otras traducciones, antiguas y modernas, por lo que hay traducciones al español de la Biblia que sustituyen el nombre hebreo por ‘Señor’. En 1611, la versión inglesa de la Biblia del Rey Jacobo utilizaba cuatro veces el nombre de Jehová.

Atributos de Dios
Posicion Monoteista Cristiana
Según el monoteísmo cristiano, el conocimiento de la naturaleza de Dios podría realizarse desde dos vías: una ascendente, a partir de lo que desde la naturaleza se pudiese saber de Dios; y otra descendente, lo que supuestamente Dios revela. En el siguiente apartado se clasifican los pretendidos atributos de Dios en función de su relación con lo creado:

atributos no relacionados, que son completamente independientes de la creación (como por ejemplo la espiritualidad) y atributos relacionados, que se manifiestan en la creación (como por ejemplo la omnipotencia). Dependiendo de si la relación se establece con lo creado en general o con las criaturas racionales, estos últimos se subdividen a su vez en:
atributos activos y
atributos morales.

Atributos no relacionados
Son aquellos atributos divinos que son completamente independientes de lo que se atribuye como creado.

Características de Dios
Aseidad
Éxodo 3:14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 

(Del latín a se, lo cual significa "existencia derivada de sí mismo, sin tener ningún otro origen").
s. f. Característica del ser que existe por sí mismo: la aseidad es un concepto filosófico que se atribuye a Dios. f. Atributo de Dios, por el cual existe por sí mismo. La aseidad de Dios es Su independencia, Su propia existencia. Aseidad es otra palabra para Su no contingencia (dependencia de algo o de alguien). Si Dios es auto existente y no depende de alguien para ser, entonces, necesariamente es sin causa o eterno. Muchos pueden asumir que Dios creó a los seres humanos porque necesitaba compañía y se sentía solo. Esto podría significar que Dios no es enteramente independiente de la creación. O que para Dios encontrar la satisfacción y felicidad completas, necesitaba crear a los humanos para completar Su existencia.

En Juan 17:5, Jesús ora: "Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo fuese." Había amor y comunicación entre el Padre y el Hijo mucho antes de la creación. Compartir la gloria entre el Padre y el Hijo proporcionaba una confraternidad sin defectos. Si Dios es independiente y auto suficiente, entonces no es posible que nosotros influenciemos a Dios para hacer lo que nosotros queramos. Pero esto significaría que Dios no conoce todas las cosas desde la eternidad y que Él no mira en el futuro para ver que persona hará lo que tenga que hacer, de forma que Dios tome Sus decisiones basado en lo que Él ve hacer a esa persona. La independencia de Dios significa que Él no considera lo que alguien podría hacer en cierto lugar y momento del tiempo para entonces, tomar así Sus decisiones basado en ese conocimiento. Esto violaría la no contingencia (o sea, el no depender de nadie) de Dios, porque esto significaría que Sus elecciones y acciones resultantes de esas elecciones serían contingentes sobre las elecciones previstas de otros, y esto, no puede ser.

Hay varios versículos que apoyan la aseidad de Dios:

Dios es el que único que existe
Éxodo 3:14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.

Dios tiene vida en Sí mismo
Juan 5:26: Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo tener vida en sí mismo.

Dios no tiene principio ni fin. Él es eterno
Salmo 90:2: Antes que los montes fueran engendrados, Y dieras a luz la tierra y el mundo, Desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres El.

Salmo 93:2: Tu trono está establecido desde la antigüedad, Tú eres desde la eternidad.
Salmo 102:25: Tú desde el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
Habacuc 1:12: ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. 

Dios es independiente de Su creación, porque Él es el creador
Salmo 102:24-25
24 Digo: ¡Dios mío, no me arrebates en la mitad de mis días! Tú, cuyos años se miden por generaciones. 25 Tú desde el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.

Hechos 17:23-25
23 porque pasando y viendo de cerca vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba inscrito: AL DIOS DESCONOCIDO. El que adoráis, pues, a pesar de no conocerlo, a Ése os anuncio yo. 24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, siendo Señor de cielo y tierra, no habita en templos hechos por manos, 25 ni es servido por manos humanas, ni tiene necesidad de cosa alguna, pues Él da a todos vida y aliento y todas las cosas.

Romanos 11:36: Porque de Él, por Él y en Él, son todas las cosas. ¡A Él sea la gloria por siempre! Amén.

InfinitudDios no está limitado absolutamente por nada, y, por lo tanto, sería infinito. Infinito en relación al espacio (inmensidad de Dios) o al tiempo (eternidad de Dios). Con relación al espacio Dios sería infinito porque está presente en todo lugar e incluso fuera de él; tal atributo estaría relacionado con la omnipresencia. En cuanto al tiempo sería infinito por ser eterno.

Infinitud de Dios
La "Infinitud de Dios" significa un Dios sin límites. Infinitud es ser interminable, vasto, inconmensurable, y universalmente omnipresente. Dios no está limitado, como lo estamos nosotros en nuestra comprensión, ni tampoco está restringido en ningún otro sentido. Cuando Juan escribió las cartas a las siete iglesias, con las palabras que Dios le dio, él dice: "Gracia y paz a vosotros del que es y que era, y que ha de venir…" (Apocalipsis 1:4). Esto describe a Dios, quien no sólo existe hoy, sino que siempre lo ha hecho y siempre lo hará. En el versículo 8 las mismas palabras de Dios nos dicen "Yo soy el Alfa [principio] y la Omega [fin] y el Primero y el Ultimo." Jesucristo (Dios con nosotros), dice Hebreos 13:8 que es "…el mismo ayer, hoy, y siempre." Cuando este versículo dice que es el mismo, está señalando que Su naturaleza es inmutable, y la gracia que Él ofrece está disponible actualmente y para siempre para todos los que crean en Él.

El Dios Infinito: Entendiéndole

A.W. Tozer dijo: "Dios mora en un modo de ser completamente ajeno a nosotros, enteramente por encima de nosotros y separado infinitamente de nosotros. Aún así, cuando pensamos en Dios estamos tratando de pensar en alguien que no tiene parecido con nada que conozcamos. Dios dice, ¿quién es como yo? o ¿con quién me compararéis?. La respuesta es, con nadie; nadie es como Dios, nada es como Dios. Dios es como Él Mismo. Nosotros habitamos en materia, espacio y tiempo, y somos criaturas. Dios no es material; él no habita en la materia. No es espacial; no habita en el espacio. No es temporal; no habita en el tiempo. No es una criatura; Dios es un Creador, no una criatura. Dios existía antes que cualquier criatura existiera, y como dije anteriormente, nada le agrega nada a Dios y nada puede quitarle nada." Podemos comenzar a comprender a Dios al conocer mejor Su palabra escrita y a Su Espíritu Santo. Dios se ha revelado a Sí Mismo, Su carácter, y Su naturaleza por medio de palabras y de revelación espiritual. Nos insta a que nos acerquemos a Él y le conozcamos.

El Dios Infinito: Conociéndolo

A medida que empezamos a conocer al Dios Infinito, podemos desarrollar una relación con Él, en lugar de sólo saber acerca de Él. Él es omnisciente y todopoderoso. Es soberano y supremo. Es un Dios bueno, misericordioso y amoroso. Conocerlo personalmente puede cambiar su vida. Con Él podemos vencer la adversidad, y tener el consuelo, la guía, y el poder de Su Espíritu Santo en nuestra vida diaria. Lo mejor de conocer a Dios es que nos ha prometido el perdón de todos los pecados y una vida eterna con Él, si creemos y aceptamos a Su Hijo, Jesucristo, en nuestros corazones. Para conocerlo sólo se necesita dar un paso sencillo. Pídale que se le revele a usted. Ore para que le perdone cualquier pecado y para que fortalezca su fe. Él es fiel para hacer esto por usted, si usted se lo pide.

InmanenteJob 33:4 El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.

adj. Inherente a algún ser o unido de un modo inseparable a su esencia. Dos términos se complementan uno al otro: Inmanencia y Trascendencia.

Estos no son atributos de Dios propiamente dichos, sino más bien son descripciones de su relación con la creación. Cuando pensamos que Dios está cercano y activo en su creación, decimos que es inmanente. Cuando pensamos que Dios es totalmente distinto a todo lo creado, decimos que es trascendente. Dios como tal, distinto y separado de su creación, es trascendente. Pero Él está también siempre presente y actúa según sus designios providencial y permanentemente en el universo. Por eso decimos que es inmanente. Al pensar en Dios tenemos que mantener un justo balance entre estos dos conceptos. Si enfatizamos demasiado la inmanencia de Dios nos deslizamos al panteísmo y perdemos de vista el Dios personal. Si enfatizamos mucho su trascendencia, perdemos de vista la actividad divina y nos quedamos con un universo cerrado y un simple filosofía deista. ¿Qué significa decir que Dios es inmanente?. Hablar de la inmanencia de Dios es hablar de su presencia y actividad en el universo. Él está en todo su poder y divinidad en todas partes y en cada momento de todo lo creado.

La inmanencia de Dios está relacionada con su omnipresencia. Dios está en todas partes. Él está presente y abierto a su creación. Por eso tiene sentido cuando nos dirigimos a él en oración. En la biblia leemos que toda la creación depende del cuidado de Dios (Salmos 104:25-30). No existe lugar en que Él no esté (Jeremías 23:24). Dios está cerca de todos nosotros (Hechos 17:27-28). Dios es padre de todos. Está sobre todos, por medio de todos y en todos (Efesios 4:6). En el acto mismo de la creación, podemos ver la inmanencia divina (Génesis 1:2 y 2:7). Dios providencialmente cuida de toda su creación (Mateo 5:45, 6:25-30, 10:29-30). Dios está presente en los procesos regulares y en las leyes naturales del universo. La naturaleza no existe independientemente de Dios. Sin Dios no hay nada. Pero Dios si existe sin la naturaleza. Antes de la creación, no había nada. Y todo lo que ahora existe depende de la voluntad de Dios. Dios no está limitado a actuar directamente en el cumplimiento de sus planes. Él obra por medio de las cosas creadas y de los seres que él creo. Dios puede dar sanidad a una persona directamente o puede usar a los médicos que la están tratando. Dios tampoco está limitado a obrar por medio de creyentes o de su propio pueblo. Él puede usar incluso a sus enemigos para adelantar sus propósitos. Ejemplo de ello son Asiria (Isaías 8:1) y Ciro (Isaías 45). Debemos apreciar lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en su creación. No debemos abusar ni explotar los recursos naturales por avaricia. Además, también a través de las cosas creadas podemos conocer algo de Dios. Observemos por ejemplo la diversidad, el orden y la regularidad de la creación, que nos invitan a participar en ella organizada y responsablemente.

Filosofia
La inmanencia es el ente intrínseco de un cuerpo; en filosofía se califica a toda aquella actividad como inmanente a un ser cuando la acción perdura en su interior, cuando tiene su fin dentro del mismo ser. Se opone por lo tanto a trascendencia. Así, Agustín de Hipona pudo decir que la inmanencia es, precisamente, la propiedad por la que una determinada realidad permanece como cerrada en sí misma, agotando en ella todo su ser y su actuar. La trascendencia supone, por tanto, la inmanencia como uno de sus momentos, al cual se añade la superación que el trascender representa. Estos conceptos ocuparon también un papel importante en la filosofía escolástica, de la cual emanan los términos actio immanens y actio transiens y se constituye la absoluta diferencia entre ambas expresiones. Autores como Wolff y Spinoza adoptaron esta interpretación, sobre todo en este último, donde la inmanencia se erige como un punto de apoyo y noción elemental del método spinozista. Esto se debe a que según Spinoza Dios es causa inmanente en oposición a causa transitiva de todas las cosas en este método. Si Dios es la causa de todas las cosas que residen en Él, y que todo está en Dios, fuera de Él no es concebible la existencia de ningún cuerpo porque Dios es causa inmanente y no transitiva de todo lo que existe. Esta corriente, calificada también como “inmanentismo racionalista” es propia del pensamiento moderno; la trascendencia se suele ubicar en las filosofías contemporáneas. El sistema de Spinoza se identifica con cualquier planteamiento filosófico perteneciente al panteísmo, de modo que inmanencia en este caso es un concepto en el que la existencia de todos los seres no puede ser explicada sin la presencia de Dios. También se considera filosofía inmanentista la que mantiene la preeminencia de la experiencia religiosa interna por encima de la sapiencia reflexiva de Dios. En Maurice Blondel y sobre todo en Edouard Le Roy tenemos una acérrima defensa de esta perspectiva. El concepto de inmanencia, entendido aquí como total y consciente rechazo de la trascendencia, es también importante en la tradición marxista. Particularmente, Antonio Gramsci califica la filosofía de la praxis como un "inmanentismo absoluto", un "historicismo absoluto" y un "humanismo absoluto".

Hechos 17:27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 

Inmutable
Salmo 33:11 El proyecto del Señor subsiste siempre, sus planes prosiguen a lo largo de los siglos.

La inmutabilidad es la cualidad de aquello que no cambia. Se dice que es inmutable lo que no está sometido a la condición temporal, requisito necesario del cambio. Es un atributo de Dios, de quien se dice que no cambia, ni El ni sus designios. Podemos apelar al simbolismo para lograr una mejor comprensión de esta idea. A este fin sirve el simbolismo de la rueda, que nos sugiere la idea de inmutabilidad, a través de su centro, sin el cual no hay rueda posible, teniendo en la circunferencia una representación de lo mutable. La creación no constituye un cambio en Dios, pues Lo infinito no tiene correlación con lo finito, no tienen medida común por lo que no constituyen una dualidad. Por eso se dice que Dios trasciende la creación, que conserva la impronta del creador (inmanencia) y saca toda su realidad de su vínculo con El. En otras palabras, el Todo es anterior, y por lo tanto cualitativamente más, que la suma de las partes. Lo contrario es mantenido por el panteísmo.

San Agustín distingue lo mutable de lo inmutable: "Los hombres vieron estas dos cosas (el cuerpo y el alma), las ponderaron, las investigaron a ambas, y encontraron que cada una de ellas es mutable en el hombre. El cuerpo es mutable en sus diferentes edades, en su corrupción, en sus enfermendades, en sus reflexiones y sus defectos, en su vida, en su muerte. Pasaron entonces al alma, que ciertamente comprendieron que era mejor, y que también se maravillaron de que fuera invisible. Pero encontraron que también era mutable, que ora quería algo, y que ora no quería; que ora conocía, y que ora no conocía; que ora recordaba, y que ora olvidaba; que ora temía, y que ora osaba; que ora avanzaba en sabiduría, y que ora recaía en la necedad. Vieron que era mutable, la dejaron también y fueron en busca de algo que fuera inmutable. Y así llegaron a la cognición de Dios el Creador por medio de las cosas que Él creó...Examina las mutaciones de las cosas y descubrirás por todas partes el "ha sido" y el "será". Piensa en Dios y encontrarás "es" donde "ha sido" y "será" "no pueden ser""La inmutabilidad es la propiedad peculiar de la eternidad", y la eternidad es atributo del Ser puro. Se suele simbolizar a través de la indestructibilidad. La piedra y en especial el diamante han servido a este propósito, material del que se dice que está construido el puente que une el Cielo y la Tierra. De esta misma idea se desprende el simbolismo del pilar, que en ves de unir, mantiene separados el Cielo y la Tierra permitiendo la manifestación corporal.

Unidad
Dios sería completamente simple, y en él no habría ni composición ni partes.

Omnibenevolencia
La omnibenevolencia o todo-benevolencia (en latín: omni, benevolentĭa‘todo, simpatía o compasión’)? es la cualidad de estar siempre preocupado por el bien de los demás. Esta cualidad es usada como una de las características básicas de Dios dentro de los cultos monoteístas, junto con la omnipotencia, omnisciencia y la omnipresencia. En cambio, la omnimalevolencia o todo-malevolencia sería su contrario y solo a un ser omnipotente podría atribuirse causa absoluta de ambas o ninguna.

Omnipotencia
La omnipotencia de Dios significaría:
Libertad y poder para realizar todo lo que sería consecuente con su naturaleza.
Control y soberanía sobre todo lo hecho o lo que puede ser hecho.

Omnisciencia
El conocimiento de Dios sería perfecto, no tiene que razonar o reflexionar, o descubrir cosas, o ir aprendiendo, porque en teoría posee todos los conocimientos.

Sabiduría
La sabiduría de Dios sería una combinación de su omnisciencia y su omnipotencia. Tiene poder para aplicar sus conocimientos de manera que los propósitos mejores sean realizados o cumplidos por los mejores medios posibles. Dios es a la vez trascendente (esto es,él esta "mas alla" del espacio y del tiempo) y personal. el es soberano y es el creador todopoderoso a quien el universo entero debe su existencia; sin embargo, él es el Dios quien por gracia condesciende para relacionarse con nosotros los seres humanos a quienes el mismo formo a su propia imagen. puesto que nosotros estamos limitados por el tiempo y el espacio Dios nos encuentra aqui; él es el Dios personal que se relaciona con otros seres.

Espiritualidad
Este punto de vista presenta a un Dios que no es material ni está limitado a las condiciones de la existencia material. Dice que es espíritu, que piensa, siente, habla y se comunica con sus criaturas racionales, no posee miembros corporales o pasiones, no está compuesto de elementos materiales, y no está sujeto a las condiciones de la existencia natural. De acuerdo a la Biblia, Jesús habría dicho que Dios es Espíritu, tal como se recoge en el Evangelio de Juan:

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Una supuesta consecuencia de la espiritualidad de Dios sería que Dios vive. Vive como un ser moral a semejanza del hombre, pero en suma perfección. A. Strong afirma: "Si el espíritu en el hombre implica vida, entonces en Dios el espíritu implica la vida eterna e inagotable"

Historia del monoteísmo
En el Oriente antiguo muchas ciudades tenían su propio dios local, aunque esta adoración de un solo dios no implicó la negación de la existencia de otros dioses.

El culto iconoclasta del dios solar egipcio Atón fue promovido por el faraón Akenatón (Amenhotep IV), que gobernó entre el 1358 y el 1340 a. C. El culto de Atón, el dios del Sol, se cita a menudo como el ejemplo de monoteísmo más antiguo del que se tiene conocimiento y a veces se cita como una influencia formativa del judaísmo temprano, debido a la presencia de esclavos hebreos en Egipto. Pero aunque el himno de Akenatón a Atón ofrece evidencia fuerte de que Akenatón consideraba que Atón era el creador único, omnipotente, la adoración de otros dioses al lado de Atón nunca cesaron fuera de su corte, y los más viejos cultos politeístas pronto recuperaron precedencia.

Teología
En algunas sociedades los creyentes religiosos con frecuencia asumen que el sistema de moral de comportamiento es inspirado en la revelación de la religión mayoritaria, que puede recogerse en un libro: para el cristianismo es la Biblia, para el judaísmo es el Tanaj y para el islamismo el Corán.

Cristianismo
Los cristianos consideran a Dios como un ser que interviene y participa en la historia humana, que se revela. Además, la mayoría de confesiones cristianas consideran desde antiguo que en Dios hay tres Personas en una única sustancia, lo cual queda recogido bajo la fórmula de que Dios sería Uno y Trino. En los escritos de la Patrística, se realza la diferencia entre los dioses paganos, considerados llenos de vicios y contradicciones, y el Dios conocido tanto por los mejores pensadores paganos (por ejemplo Platón y los platónicos, a quienes cita san Agustín en su obra La ciudad de Dios) como por los cristianos.

Desde la Edad Media y hasta la actualidad, la tradición católica hace de Dios un objeto de estudio teológico, al mismo tiempo que lo considera inaccesible a una plena comprensión racional (como explica, por ejemplo, san Anselmo de Aosta). Desde tiempos de Tomás de Aquino (1225-1274), la Iglesia católica asume que la existencia de Dios puede demostrarse en el ámbito de la metafísica. Tomás de Aquino en su obra Suma teológica (1266) sostiene que se puede entender la existencia de Dios por cinco vías o caminos (entiéndase vías como «maneras de llegar a», no como pruebas concretas):

Vía del primer motor
Vía de la causa eficiente
Vía del ser necesario
Vía de los grados de perfección
Vía del ser inteligente y del gobierno del mundo

Islam
En el islam, el Corán no discute en profundidad el tema de demostrar la existencia de Dios, ya que dice esta es confirmada por el instinto humano puro y sano (así como por la mente no contaminada con «la impureza del politeísmo»). Más aún, la afirmación de la unidad divina, es algo natural e instintivo.

La teología y las leyes
De diversas formas y a lo largo de la historia, los estados han establecido relaciones no siempre fáciles con las creencias religiosas y con la idea de Dios dominante en la sociedad. Existen, por lo mismo, diferentes modalidades, que van desde el estado teocrático, donde la visión de Dios (o de los dioses, en los lugares donde domina el politeísmo) es algo que debería ser aceptada (según las leyes) por todos (so pena de perder algunos o muchos derechos) hasta el extremo opuesto, que considera la creencia en Dios (o en los dioses) como algo que debe ser erradicado completamente o, al menos, excluido de cualquier presencia en el ámbito público.

En los estados confesionales la sociedad civil y la sociedad religiosa son entidades separadas, pero existe una religión oficial y se exige a las leyes civiles que están subordinadas a las eclesiásticas, con la moral y el bien común definidos por la religión. La confesionalidad puede ser compatible con la libertad de culto, pero no con la igualdad entre las religiones, moviéndose las diferencias entre la simple preeminencia ceremonial o los privilegios fiscales para la religión oficial y la prohibición de ejercer oficios públicos para los miembros de otras religiones o los no religiosos. En los estados teocráticos la máxima autoridad del gobierno le corresponde al clero, y toda la vida política está subordinada a la religión. Algunos regímenes modernos, como los regímenes autoritarios de inspiración católica de Francisco Franco, Ante Pavelić o Jorge Rafael Videla, exceden los límites del estado confesional sin llegar a ser teocracias.

Existencia de Dios
Itzamná (también llamado Zamná): Su nombre significa "casa de iguanas", y era el señor del "rocío o sustancia del cielo", Dios creador y supremo entre los mayas yucatecos. Era señor de los cielos, la noche y el día. Lee Lawrie, Representación de Itzamná (1939). Biblioteca del Congreso Edificio de John Adams, Washington D.C.

Agnosticismo
El agnosticismo (del griego a: ‘no’ y gnosis: ‘conocimiento’) es una postura religiosa o filosófica sobre la religión de acuerdo a la cual la existencia o no de un Dios o una mitología de deidades, es desconocida. En algunas versiones (agnosticismo débil) esta falta de certeza o conocimientos es una postura personal relacionada con el escepticismo. En otras versiones (agnosticismo fuerte) se afirma que el conocimiento sobre la existencia o no de seres superiores no solo no es conocida sino que no es cognoscible. Finalmente hay versiones (apateísmo) en las cuales se afirma que la existencia o no de seres superiores no solo no es conocida sino que es irrelevante o superflua.

Deísmo
El deísmo es la postura que se basa en la creencia filosófica en un Dios, ser supremo, o principio establecida por la razón y la evidencia, sin aceptar la información adicional supuestamente revelada, tanto la contenida en determinados libros, como la Biblia o el Corán, como la recibida a través de determinadas personas. El deísta suele creer en un ser creador o que ha establecido el universo y sus procesos, pero que no se comunica con el ser humano y al que no se pueden elevar plegarias.

Ateísmo
El término ateísmo se puede referir a dos actitudes distintas: la indiferencia por la existencia de las divinidades o sus preceptos, y la no creencia en la posibilidad o en la realidad de su existencia.

El agnosticismo es una variedad de ateísmo en la que se afirma que la existencia de uno o más dioses es dudosa, improbable o insuficientemente demostrada. Esa vertiente corresponde a la ausencia de creencia en la existencia de divinidades y puede ser mejor comprendida cuando se la compara con el ateísmo fuerte. También se la conoce como ateísmo débil (en contraposición al fuerte) o ateísmo negativo (en contraposición al ateísmo positivo) o ateísmo implícito (en contraposición al explícito). Se llama ateísmo escéptico en el sentido de que sin pruebas no puede dar crédito ni siquiera al ateísmo fuerte.

Otras creencias
Hay varios sistemas religiosos ―por ejemplo en el budismo, el advaita y el discordianismo― en los cuales no se menciona ni se estudia la existencia de Dios.

Para la doctrina del espiritismo, Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas, eterno, inmutable, inmaterial, único, omnipotente, soberanamente justo y bueno.

El panteísmo sostiene que el universo entero es Dios mismo. Se han identificado elementos de panteísmo en algunos cultos primitivos de adoración a la naturaleza.

Dios y la neurobiología
El neurólogo Michael Persinger (1945-) recogió de sus pacientes con epilepsia temporal relatos de alucinaciones de tipo religioso.27​ Dos de los relatos frecuentemente aludidos son los de Rudi Affolter y de Gwen Tihe. Ambos padecían epilepsia temporal. Rudi Affolter era ateo y contaba que experimentaba alucinaciones como si realmente se estuviera muriendo. Gwen Tihe era cristiana y la alucinación que padecía era la de dar a luz a Jesucristo.

Algunos han querido reproducir experimentalmente estas auras epilépticas mediante estimulación de la corteza temporal. Michael Persinger lo hacía con un campo magnético de débil intensidad y los sujetos de experimentación referían que notaban como si en la habitación en que se encontraban hubiera algún ser no corporal, experimentaban a veces una iluminación repentina, o temor espiritual, pérdida de la noción de tiempo, etc. Por su parte, un investigador suizo,[cita requerida] aplicaba a una paciente epiléptica zaps eléctricos a la altura del giro angular (una zona del cerebro). La paciente experimentaba la sensación de encontrarse fuera del cuerpo.

Si la epilepsia temporal produce experiencias religiosas, algunos autores han pensado que las experiencias místicas de ciertos santos, como san Pablo, Juana de Arco, santa Teresa de Jesús, etc. posiblemente fueron provocadas por el «pequeño mal» (ataques epilépticos débiles), es decir que lo que se atribuye a una unión mística con Dios se reduce, según ellos, a una actividad patológica de la corteza cerebral. Se cita el caso de Ellen G. White (nacida en 1827), quien a la edad de 9 años padeció un traumatismo craneoencefálico y comenzó a tener visiones religiosas. Estas le llevaron a fundar el Movimiento Adventista del Séptimo Día.

El momento en que una persona creyente se siente en comunión con Dios, o con una entidad superior, fue estudiada por el Dr. Andrew Newberg y D’Aquili. Descubrieron es que la mayoría de los sujetos experimentales ―cuando no están meditando― muestran el área de asociación de la orientación mucho más activa que cuando meditan. Es decir, son capaces de concentrarse con tanta profundidad que ya no perciben los estímulos sensoriales externos. Según los investigadores, al no recibir información sensorial, el área de asociación de la orientación se vuelve incapaz de determinar los límites del individuo. Y eso sería lo que provoca que el meditador perciba sensaciones relacionadas con "Dios", el “infinito” o de “unidad con el Universo”.

Uffe Schjødt​ estudió las reacciones cerebrales, mediante el análisis cerebral por resonancia magnética funcional (fMRI), en un total de 20 pentecostalistas y de otras 20 personas no creyentes, durante la escucha por parte de todos los participantes, de sermones religiosos grabados.

A todos los voluntarios se les dijo que seis de las oraciones grabadas habían sido leídas por personas no cristianas, otras seis por cristianos corrientes y las otras seis por un sanador. En realidad, todas ellas habían sido leídas por cristianos de a pie. Los científicos constataron que solo en el caso de los voluntarios devotos se produjeron cambios en la actividad cerebral registrada, como respuesta a los sermones oídos. Concretamente, en este grupo la actividad neuronal se redujo en partes de la corteza prefrontal y de la corteza cingulada anterior del hemisferio izquierdo del cerebro, que son áreas que juegan un papel clave en el estado de vigilancia y de escepticismo en situaciones en las que estamos juzgando la verdad y la importancia de lo que la gente nos dice. Asimismo se vio reducida la actividad del área de asociación de la orientación, reafirmando lo planteado por Andrew Newberg. También se observó, en los creyentes, actividad neural adicional en lo que se considera el área de la fe, en el lóbulo prefrontal derecho, que no presentaron los que se declararon no creyentes.

Monoteismo
Un libro explica que la palabra Dios, podría ser una invención de Platon, que en su teori­a de las ideas, destaca que todas ellas confluyen en una sola: la gran idea que es Amor, Belleza, etc. Platon seguramente era politei­sta, pero se puede rastrear el origen del monotei­smo en la filosofi­a griega con Platon o Parminides. Aunque es una versión interesante, no es cierta. Platon crea su academia en el año 387 a. C., mientras que Abraham (padre de los judi­os, musulmanes y cristianos) ya predicaba el concepto de un solo Dios alrededor de 1800 a. C., o sea unos 1400 años antes.

Otro origen que atestigua la idea de un dios "sin igual". Esta aparece, como mi­nimo, siete siglos antes de Abraham. Antes de Amenofis, la "teologi­a" egipcia abunda en formulas tales como "dios único", "sin igual", "el mas grande". Estas ideas se encuentran en los Textos de las Piramides, los primeros escritos religiosos de Egipto (2500 a. C.).

Esta versión parece mas cierta, pues sabemos que Abraham procede de Babilonia (lo que hoy conocemos como Irak) y vivió en Egipto. Bueno, no vivió alli­ por mucho tiempo. Abraham fue expulsado de Egipto por decirle al faraón que su esposa, Sara, era su hermana.

El primer gobernante monotei­sta fue justamente un faraon egipcio llamado Amenofis IV. El fue faraón de Egipto en los años 1300 a. C.. Adoraba a un dios único. Este era el sol visible, al cual llamaba Atón. El incorporaba a todos los ciudadanos a su religión, pues deci­a que el sol alumbra igualmente para todos. Aunque el aceptaba a todas las gentes a su religión, mando a destruir los templos de las otras religiones. Cuando Amenofis IV murió, el pueblo egipcio volvió a sus dioses anteriores, incluyendo a Amon-Ra al cual denominaban al Dios mas grande y Dios de los Dioses.

Un punto interesante es que la religión Católica también esta relacionada con el dios del sol. El emperador romano Constantino adoraba a Mitra (dios del Sol), pero un di­a tuvo un sueño en el cual vio una cruz dentro de un sol con la inscripción "vence con esto". Fue asi­ que se declaro cristiano e impartió el cristianismo a todo el mundo occidental.

Otro punto interesante es que los judi­os, musulmanes y cristianos creen en el mismo Dios. Como habi­a notado antes, Abraham es el padre de todas estas religiones. Es decir, Jehova, Ala, y Dios es uno solo. Según el nuevo testamento, Jesucristo es del mismo linaje que David, Moises Abraham. Los musulmanes también consideran a Abraham como su patriarca. Lo que pasa es que Dios le dijo a Abraham que el iba a ser el padre del pueblo elegido. El primer hijo del Abraham, Ismael, no fue con su esposa, Sara, sino con su esclava, Agar. Después de Ismael, Abraham tuvo un hijo con Sara, al que llamo Isaac. Entonces los musulmanes creen que ellos son el pueblo elegido, pues son descendientes de Ismael, el hijo mayor de Abraham. Los judi­os creen que ellos son el pueblo elegido, pues son descendientes de Isaac, el primer hijo legitimo.

El dios Aton fue una idea revolucionaria en su tiempo, ya que fue la primer creencia monotei­sta de la historia. La identificacion con el Sol se hizo necesaria para explicar al pueblo la fuerza y la presencia de Aton. Algunos estudiosos creen que de esta creencia en el Dios Único, nace el monoteismo hebreo. Opinan que Moises fue sacerdote de Aton. Como curiosidad una de las formas de referirse a Jehova es Adonai, palabra muy parecida a Aton. Y algo mas, en hebreo la palabra "señor" es "adon" (אֲדֹנָנָ)"Adonai" (אֲדֹנָנָי) se traduce como Dios. El cristianismo fue la primera religión en concebir a Dios como una especie de observador que se encuentra por fuera del mundo, al cual observa desde las alturas y con el que entabla comunicación directa en ciertas ocasiones. A partir de Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el cristianismo reconoce que la existencia de Dios no puede comprobarse mediante el método científico, sino que es tarea de la metafísica.

El cristianismo primitivo odiaba profundamente la religión pagana y hubiera considerado un absoluto sacrilegio nombrar a su dios con el nombre propio de ninguno de los dioses clásicos. Lo que sí utilizan es el latín en la parte occidental del imperio romano, en que un dios como nombre común se dice deus o divus, de donde Dios. En el imperio oriental se hablaba en parte griego, y allí se utilizó la palabra que en griego es nombre común para los dioses, que es θεός "theos" (dios), palabra que siguen utilizando los cristianos griegos actuales, que nos ha dado vocablos como ateo, teocentrismo y teísta, y que no tiene nada que ver con la latina deus, pues viene de una raíz indoeuropea diferente dhes, vinculada a los conceptos religiosos o lo sagrado.

La fonética
La evolución fonética de nuestra palabra Dios fue la siguiente. En deus la u breve se abre a o, y el diptongo generado por un proceso de disimilación que sucede siempre en los grupos vocálicos compuestos por vocales fuertes o medias, hizo pasar la e a i (vocal débil y cerrada), como en vinea, vinia (que finalmente dio viña). Por otro lado evoluciona la palabra divus, que también significaba dios, confluyendo en una forma idéntica: la v intervocálica cae, desaparece regularmente, como en lixiva; lejía, y la u breve pasa a o. Y tenemos en lengua vulgar romance la palabra Dios, que escribimos con mayúscula porque la religión dominante es monoteísta y sólo se concibe uno, pero que en latín escribimos con minúscula puesto que es nombre común y la religión romana tiene muchos dioses. Esta evolución que hace pasar la e latina de deus, a una i se dio en castellano, en francés (Dieu) y en italiano (Dio), pero no se produjo en catalán (Déu), ni en portugués (Deus), otras lenguas hijas del latín que han mantenido perfectamente la e latina originaria.

Por otro lado las palabras latinas deus y divus se originan ambas en una forma común del latín arcaico perfectamente atestiguada en la epigrafía de las dedicaciones a los dioses desde el siglo V a. C., que es deivos (dios)ampliamente testimoniada en diversas inscripciones como por ejemplo la inscripción de Dueno C.I.L. I, 3, o la C.I.L. 1, 4, que reza en latín arcaico:

iuvesat deivos quoi med mitat(jura por los dioses que me envía...).

De la misma manera tenemos atestiguada en estas épocas la forma femenina deiva (diosa) que genera en clásico los vocablos dea y diva, en diversas inscripciones como la C.I.L. I, 632 que dice sei deivae et deinde persaepe sacrum; (sea este rito consagrado a la diosa también luego con frecuencia).

Y también una muy interesante, la C.I.L. VI, 96, que muestra ya una de las evoluciones de la palabra: el acusativo plural devas, ya con reducción de i, que con la posterior caída regular de la v intervocalica, nos daría la forma deas. En efecto deivos y deiva presentan dos evoluciones: una más cultista que monoptongó el diptongo ei en i larga manteniendo v, y generando divus diva, y otra que redujo el segundo elemento del diptongo, manteniendo la e, y haciendo caer la v entre vocales de cercano grado de apertura (deos; deus y deva; dea).

Todas estas formas se basan en un vocablo indoeuropeo deiwos que el latín asume en paralelismo con el antiguo indio y sánscrito váh, o por ejemplo el lituano devas o el céltico devos, lenguas que de manera muy diferente a como sucedió en el griego, han tomado la raíz indoeuropea en grado e en la primera sílaba deyw. El griego en cambio forma su nombre propio Zeus con la raíz indoeuropea grado cero en la primera sílaba y grado pleno en la segunda dyew, y como es habitual en griego la yod asibiló la dental produciendo una silbante sonora Z, es decir, se origina en otra variante del radical indoeuropeo que vemos clara en el genitivo diós; que mantuvo el grupo sin asibilar debido al cambio acentual. Esta variante en grado cero el latín sólo la empleó en el nombre propio Iupiter, de Ious-piter y originariamente dyous-piter, en que el latín asimila la d a la yod consonantizada y la hace caer, como también es cambio fonético habitual en el latín y no en el griego.

Y en efecto esta raíz indoeuropea de variantes deyw/dyew, hace referencia a la luz diurna y el brillo de la luz que en el fondo mental indoeuropeo se atribuye a los dioses, y nos proporciona también en latín el vocablo dies (día, parte luminosa del día caracterizada por la luz solar y opuesto a noche) y el nombre de la diosa Diana. Desde el griego en cambio llega al latín el nombre Dióscuros, con que se conoce a Cástor y Pólux, que en Roma reciben culto como dioses protectores de la caballería. En griego da también el vocablo δήλος, (delosbrillante, visible, patente), que da lugar al nombre propio de la isla griega de Delos, al epíteto Delio que los griegos antiguos daban al dios Apolo, y a algún neologismo moderno de base griega como la palabra psicodélico (relativo a la manifestación visible de elementos psíquicos ocultos, relativo a la estimulación intensa de potencias psíquicas para que se manifiesten en formas visibles).

La DRAE
Según el DRAE la palabra dios viene del latín deus, pero el diccionario An Etymological dictionary of the Latin Language, nos da las siguientes alternativas para la palabra latina deus:

Del griego θεός (theos) Dios, como θεα (diosa). Dea.
De la palabra griega Δες (Deus) (tipo Eólico para Zeus).
Del griego Διός (Dios, genitivo de Ζεὺς).

Además, en Grecia en la época micénica (1600 a. C. - 1100 d. C.), utilizaban las palabras te-os (=dios) y te-o-i (=dioses) te-o-do-ra (teo=dios, dora=regalos), (sistema de escritura lineal B).

Después teos (oi)(theos) y Platón (en Crátilodiálogo entre Hermógenes y Sócrates) explica el origen de la palabra:

Sócrates: ¿No es, entonces, justo comenzar por los dioses y examinar por qué han recibido exactamente el nombre éste de «dioses» (theoí).

Hermógenes: Es razonable, al menos.

Sócrates: Yo por mi parte sospecho, desde luego, algo así: me parece que los primeros hombres que rondaron la Hélade tuvieron sólo por dioses, precisamente, a los mismos que la mayoría de los bárbaros tienen todavía hoy: al sol y la luna, a la tierra, a los astros y al cielo. Pues bien, como veían siempre a todos estos en movimiento y «a la carrera» (théonta), les pusieron el nombre de «dioses» (theoús) a partir de la naturaleza ésta del «correr» (theîn). Posteriormente, cuando hubieron descubierto a todos los demás, siguieron ya llamándoles con este nombre. ¿Tiene lo que digo alguna semejanza con la verdad o ninguna en absoluto?. Y sigue explicando la etimología de Zeus:

Parece que también su padre, llamado Zeús, tiene maravillosamente puesto el nombre, aunque no sea fácil de comprender. En efecto, el nombre de Zeus es como su definición. Lo dividimos en dos partes, y unos, empleamos una y, otros, otra -unos le llaman Zéna y otros Día-, pero si los ayuntamos en uno, ponen de manifiesto la naturaleza del dios y esto es, precisamente, lo que conviene que un nombre sea capaz de expresar. Y es que, tanto para nosotros como para los demás, no hay un mayor cau­sante de la «vida» (zén) que el dominador y rey de todo. Acontece, pues, que es posiblemente exacto el nombre de este dios «por el cual» (dihón) los seres vivos tienen el «vivir» (zén). Y aun siendo único su nombre, está dividido en dos partes, como digo: Día y Zéna. Podría parecer insolente, si se oye de repente, el que sea hijo de Krónos y, sin embargo, hay buenas razones para que Zeús (día) sea hijo de una gran «inteligencia» (diánoia), pues Krónos significa «limpieza» (kóros), no muchacho, sino la «pureza» sin mezcla de la «mente» (kóros noû).

Otros Diccionarios
Según otros diccionarios, θεός y Ζεὺς, podría venir de dos raíces Proto Indo-Europeas. (PIE). diferentes:

dhes-θεός. Se refiere a un lugar (templo) o actividad (fiesta) religiosa. dyeu-Ζεὺς. Deus. Se refiere a lo brillante del cielo, al sol y un personaje, el dios más brillante.

Hay una minoria de gente que no acepta la teoría del Proto-Indo-Europeo (PIE), pues todo lo concerniente a esto es una teoría. El hecho de que muchos diccionarios recurran en sus entradas etimológicas a una hipotética raíz basada en el PIE me es indiferente. Es solamente una teoría.

Debemos recordar que las palabras que empiezan con (por ejemplo: dhes y dyeu) constituyen un tipo hipotético y no hay registro (constancia) de ellas. A veces dejan mucho campo a la fantasía y casi nunca pueden ser objetivas. Aceptaría tenerlo en cuenta, si no tuviera ningún otro dato que manejar, pero si hay registros históricos sobre una palabra (por ejemplo: θεός y Ζεὺς), elijo usarlos en vez de recurrir a una teoría PIE. La etimología es una ciencia y según nos parece es mejor, que la ciencia debe basarse en hechos, y no en hipótesis.

El eólico, es un dialecto del griego clásico que se hablaba en la costa de Asia Menor, Tesalia, Beocia, en la isla de Lesbos, de aqui se deriva la palabra, Lesbiana, y en otras colonias griegas.

El Gen de Dios
¿Qué le ocurrió a aquel antepasado humano que comenzó a creer en los dioses? ¿Por qué nuestra especie tiene esa especial tendencia a la fe religiosa? La ciencia, especialmente la neurología, ha entrado de lleno en la búsqueda de respuestas dentro del cerebro, que por el momento son muy complejas. El Genetista Dean Hamer, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, publicó en 2004 un libro titulado El Gen de Dios, que se ha traducido al español recientemente (La esfera de los libros, Madrid, 2006). En él habla de que la fe está determinada por la biología, un tema ya tratado en otras publicaciones (p.ej., The Biology of Belief, La biología de la creencia, de Joseph Giovannoli).

Hamer, parte de la base de que la espiritualidad es una de las fuerzas más omnipresentes y poderosas del ser humano y se puede considerar como un instinto. Constata que cada vez asiste menos gente a los actos religiosos, mientras que existe un alto porcentaje de personas que creen en dios, lo que interpreta como que la espiritualidad no tiene nada que ver con los preceptos religiosos. En otro lugar he dicho que no existe religión sin espiritualidad, pero sí espiritualidad sin religión. Y no me refiero a las diversas sectas modernas que buscan espiritualidad sin pertenecer a ninguna religión, sino sobre todo al budismo o al taoísmo que no deben considerarse religiones stricto sensu, ya que la palabra religión proviene del latín religare, que significa unirse a un ser divino. Sabido es que el budismo o el taoísmo no tienen dioses, aunque en China encontremos templos budistas o taoístas en los que se realizan ofrendas y plegarias como si de una religión en el sentido tradicional se tratase. Tanto el budismo como el taoísmo pueden considerarse doctrinas filosóficas y espirituales. 

Nietzsche llamaba al budismo ‘fisiología del alma’. Lo que seria en otras palabras ateismo. Hamer, nos dice que tenemos una predisposición genética para la creencia espiritual. Parece claro desde que somos capaces de provocar experiencias espirituales estimulando determinadas regiones del cerebro emocional, que éste puede generar espiritualidad. Nos falta saber cuál es la ventaja evolutiva que esta capacidad ha tenido a lo largo de la evolución (de lo cual la evolucion no llega ni a teoria sino a hipotesis) para que el cerebro sea capaz de alcanzar lo que he llamado una “segunda realidad”, distinta de la primera o realidad cotidiana. Estudios con gemelos, nos cuenta Hamer, indican que la espiritualidad es heredada en parte. Ya sabíamos intuitivamente que algo de eso tenía que haber. En la historia ha habido personas con una gran espiritualidad, que han destacado como visionarios, profetas, santos o fundadores de religiones, mientras que también se pueden observar otras que parecen carentes de ella o al menos con un desarrollo muy pobre. Es lo que suele ocurrir con todas las facultades mentales. Para Hamer, mientras la espiritualidad parece transmitirse fundamentalmente por los genes, la religión tendría un componente genético mucho más débil; mientras la primera se transmite por genes, la segunda lo haría por memes. Los memes son, según Richard Dawkins, unidades teóricas de información cultural que se transmiten de un individuo a otro, o de una mente a otra. Discrepo ligeramente de la opinión de Hamer. Estoy de acuerdo, y así lo he manifestado en otras ocasiones, con la predisposición genética para la espiritualidad, facultad que muy probablemente es fundamental para la creación de religiones. Pero la religión es una construcción social que depende de muchos factores, muchos de ellos desconocidos hoy por hoy. Por tanto, no considero que el ser humano tenga una predisposición genética, aunque sea débil, para la religión, pero sí que la espiritualidad puede crear esas religiones. O no, como antes he afirmado cuando hablaba del budismo o del taoísmo. ¿Dónde estarían los genes religiosos en estas doctrinas?.

Tanto las creencias como los sentimientos espirituales son producto de nuestro cerebro. En el libro La conexión divina (Crìtica, Barcelona, 2003) este punto quedaba bien claro. En este libro hablaba de esa segunda realidad buscada por el ser humano desde que entra en conocimiento con ella, probablemente en la prehistoria, quizá ingiriendo sustancias alucinógenas o enteógenas. Y también insistía en la importancia que esas experiencias místicas, espirituales o de trascendencia habrían tenido para las religiones. Hamer, dice también que ‘no hay que ser religioso para ser místico’. Yo diría que está claro y que ha habido incluso un claro antagonismo entre ambas posturas en las religiones tradicionales. El místico, inmerso en una determinada religión, se ponía supuestamente en contacto con su dios sin necesidad de ningún intermediario, algo que molestaba profundamente a la jerarquía de su iglesia, por lo que fueron perseguidos e incluso aniquilados en algunos célebres casos de los que hablo en La conexión divina. Sin embargo, que las experiencias místicas han sido importantes para las religiones lo confirma el hecho de que ‘muchas de las religiones del mundo fueron fundadas por individuos místicos’, como dice Hamer, citando a Siddharta Gautama (Buda, que no creó ninguna religión), Jesús, Mahoma, Yazid Taifur al-Bistami (místico sufí persa), Mary Baker Eddy (cienciología) o Joseph Smith (mormones).

Pero el título del libro de Hamer se debe a un gen, llamado VMAT2, que según el autor ‘predispone a las personas a la espiritualidad’. En realidad es un gen que está implicado en la manera en que el cerebro utiliza las monoaminas. Las monoaminas forman un grupo importante de neurotransmisores en el sistema nervioso central, o sea, las sustancias químicas que utilizan las células nerviosas para comunicarse entre sí. Se dividen en dos grupos: las catecolaminas (dopamina, noradrenalina y adrenalina) y las indolaminas (serotonina y melatonina). Todas estas moléculas están implicadas en múltiples funciones en el sistema nervioso, por lo cual que un gen esté implicado en cómo el cerebro las utiliza estará involucrado asimismo en múltiples funciones, y no sólo en la espiritualidad. Aparte de suponer que la espiritualidad no dependerá seguramente de un solo gen, por lo
anteriormente expuesto es demasiado especulativo y arriesgado hablar de un ‘gen de dios’. Aquí quisiera repetir que la espiritualidad no lleva necesariamente a una religión, como antes dije. Además, decir que la espiritualidad está ligada a determinadas monoaminas cerebrales no es decir mucho. Quizá Hamer se haya guiado por las palabras del entomólogo y sociobiólogo estadounidense Edward Osborne Wilson, quien en su libro On Human Nature (Sobre la naturaleza humana) decía que la predisposición a creer tiene una base genética. Pero la disposición a creer es un concepto más amplio que el de religión. Podemos creer en muchas otras cosas aparte de en dioses. De nuevo aquí habría que diferenciar entre espiritualidad y religión. Menos mal que al final de su libro Hamer reconoce que mientras que la espiritualidad es universal, cada cultura tiene su propia religión. Por tanto, añade: ‘la espiritualidad es genética, mientras que la religión tiene que ver con la cultura, las tradiciones, las creencias y las ideas’. Si nos vamos a la Biblia vemos que Dios crea al ser humano y por lo tanto el cerebro con sus neuronas y sustancias quimicas también fueron creadas por Dios y oh! demasiada coincidencia que estemos predispuestos a la fe en algo superior (Génesis 1:26-27).

Y para concluir siempre se ha dicho que Jesucristo no es religion sino vida diaria un estilo o una forma completa de vivir, como el vivió. Ante todo esto, Jesucristo vino a buscar al ser humano y no al revez, el hombre muerto busca a Dios con sus religiones, pero es muy diferente que Jesus entre en cada persona y le de una nueva vida.

Neuroteologia
El cerebro es el centro de la vida. Con el cerebro procesamos la manera en que percibimos el mundo, sentimos, pensamos y hacemos todo. Sin embargo, algunos neurocientificos creen que el cerebro humano estaría predispuesto o “diseñado” para la espiritualidad, según los estudiosos la religión podría tener un substrato neural. La corriente conocida como neuroteología, parece dar una nueva dimensión, completamente alejada de la irracionalidad fanática, sino todo lo contrario, intentar explicar científicamente un fenómeno inherente al ser humano, la religión.

¿Las creencias religiosas tienen un fundamento científico, explicable a partir del funcionamiento cerebral? ¿Es Dios una programación neuronal?.

La creencia en un dios, es tan antigua como la humanidad misma. La necesidad de tener un fundamento espiritual, es común en todas las culturas. Sin embargo, esto deja de ser un fenómeno antropológico para los neuroteólogos. Según la neuroteología, la estructura del cerebro estaría predispuesta para tener experiencias espirituales o metafísicas, incluida la creencia en un dios. Los sustratos del sistema límbico, situados en lo más profundo del cerebro, son el centro de nuestras emociones. El hipocampo y la amígdala cerebral, son estructuras que se asocian con las creencias religiosas.

Investigando la espiritualidad
Para demostrarlo, los investigadores escanearon la actividad cerebral de varios sujetos mientras tenían sus estados de meditación o introspección espiritual. El incremento de la actividad cerebral, deja ver que a diferencia de los no creyentes, en los sujetos religiosos, la actividad cerebral mostró un cambio dramático. A este respecto, los neurocientíficos afirman que esta inusual actividad cerebral al pensar en Dios, se puede contrastar con otros cerebros de personas depresivas, obsesivas o alegres. Ilia Delio, miembro de la orden franciscana, con grado doctoral en farmacología y teología histórica, dice que «se siente tentada a pensar en un “módulo Dios” situado en lo profundo del sistema límbico cerebral».

Explicación al fenómeno espiritual
Esta polémica tesis puede dar una explicación básica sobre las experiencias contadas por personas con una alta espiritualidad. Los “neurotransmisores de Dios” estarían presentes en personas religiosas y ausentes en los agnósticos y ateos. La fe en determinada religión, crearía una nueva red de transmisores neuronales, alterando completamente la manera en la que el cerebro funciona. Esto explicaría por qué los creyentes pensarían y sentirían tan distinto de quienes no comparten su fe religiosa. Sin embargo, afirma David L. Smith, sacerdote católico y psicólogo clínico, que «la comunidad científica considera la neuroteología una pseudociencia envuelta por el manto del dualismo cartesiano».

Continua en Dios II: Nombres
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