Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

Unete. Sígueme. Apoyame

Mostrando las entradas con la etiqueta Jesucristo IV: Crucifixión-Sepultura. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Jesucristo IV: Crucifixión-Sepultura. Mostrar todas las entradas

lunes, 26 de octubre de 2009

Jesucristo IV: Crucifixión-Sepultura

La Oscuridad en la Crucifixión por Gustav Dore

El Lugar de la Calavera
Los Evangelios llaman a este lugar el lugar de la calavera o el lugar del craneo o el Gólgota en Arameo "Golgotha"; en Griego "Kránion" "Calavera", a partir de lo cual llegamos a Calvario, de la raíz latina "calva", la piel que recubre el cráneo sin cabello. La ubicación exacta del lugar es desconocida porque el general Tito, hijo mayor del Emperador Romano Vespasiano, destruyó a Jerusalén en el año 70 a. C. y por 60 años la ciudad permaneció en ruinas. Pocos cristianos regresaron a vivir allí, y los que lo hicieron, serían niños cuando huyeron de la ciudad, y a su regreso, no podrían haber reconocido ningún lugar, debido a la completa destrucción. Las Escrituras solamente indican que la tragedia ocurrió en las afueras del muro de la ciudad, en un lugar prominente, que se podía ver desde lejos. Se encontraba más o menos cerca de una puerta de la ciudad, y cerca de una carretera que evidentemente pasaba a través de la puerta y por delante del lugar de la ejecución. Nuestro término común Monte no se usa. Monte empezó a ser usado solamente en el siglo IV, cuando sacaron la roca que lo rodeaba, dejando la roca de la crucifixión aislada, pequeña y redonda colina de unos 6 m de altura. Simplemente se lo menciona como un lugar llamado Gólgota para indicar el sitio en que se levantó la cruz y la vecina propiedad rural de José de Arimatea:

Evangelio de Mateo 27:33 Llegaron a un lugar llamado Gólgota (que significa la Calavera)

Evangelio de Marcos 15:22 Trajeron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa el lugar de la Calavera)

Evangelio de Lucas 23:33 Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, allí lo crucificaron, junto con los criminales uno a su derecha y el otro a su izquierda

Evangelio de Juan Juan 19:17 Llevando su propia cruz, fue hasta el lugar de la Calavera (que en arameo se llama Gólgota)

- Los Evangelios también afirman que en el sitio había un jardín: Evangelio de Juan 19:41 Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.

Este jardín del Gólgota se encontraba fuera de la ciudad pero suficientemente cerca como para permitir que los que por allí pasaban pudieran leer el cartel (titulus) preparado por Pilato y atado a la cruz:

Evangelio de Juan 19:20 Muchos judíos leyeron este cartel, ya que el lugar en que Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y estaba en Arameo, Latín y Griego

La Crucifixión
Este Metodo de muerte probablemente se originó en Asiria; fue utilizado sistemáticamente por los persas del Imperio aqueménida durante el siglo VI a. C, ya que consideraban sagrado el fuego y la tierra por lo que suspender al reo ejecutado desde postes era la forma más apropiada de disponer de sus restos. Alejandro Magno copió este sistema y lo introdujo en los países del este del Mediterráneo en el siglo IV a.C, y los fenicios cartagineses lo introdujeron en Roma en el siglo III a. C durante las guerras púnicas. Hay evidencias de que los piratas capturados eran crucificados en el puerto de Atenas alrededor del siglo VIII d. C. Algunos teólogos cristianos, basándose en Pablo de Tarso, han interpretado una alusión a la crucifixión en el Deuteronomio 21:22-23, aquí se refiere a “ser colgado de un árbol”, pero puede también ser asociado con linchamiento o ahorcamiento tradicional. Sin embargo, la tradición judía del Talmud permitía cuatro métodos de ejecución: apedreamiento, hoguera, estrangulamiento y decapitación; pero la crucifixión estaba prohibida en la ley judía. Se cree que Alejandro Magno ejecutó a 2000 sobrevivientes del sitio de la ciudad fenicia de Tiro, así como al doctor que no pudo salvar la vida de su amigo Hefestión. Algunos historiadores aseguran que Alejandro también crucificó a Calístenes, su historiador y biógrafo oficial, por objetar su adopción de la ceremonia persa de adoración real. En la ciudad hispana de Cartago, Nova, la crucifixión fue establecida como método de ejecución, que era aplicada a los generales que sufrían una gran derrota. La Crucifixión es un método antiguo de ejecución, donde el condenado es atado o clavado en una cruz de madera o entre árboles o en una pared, y dejado allí hasta su muerte. Esta forma de ejecución fue ampliamente utilizada en la Roma Antigua y en culturas vecinas del Mediterráneo; La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta el 337 d. C, después de que el cristianismo fue legalizado en el Imperio Romano en el 313 favorecido por el emperador Constantino, pero antes de que se convirtiera en la religión oficial del imperio. Aparentemente el primer uso que se conoce de la crucifixión fue entre los persas. Alejandro y sus generales introdujeron la práctica al mundo mediterráneo, a Egipto y a Cartago. Tras la conquista romana sobre los cartaginenses aprendieron esta técnica de ellos y, como ocurrió con casi todo lo que los romanos hicieron, rápidamente desarrollaron un alto grado de eficiencia y habilidad en ejecutarlo. En la literatura antigua se describen varias innovaciones y modificaciones. Solo unas pocas tienen alguna importancia aquí. La porción vertical de la cruz, o "stipes", podía tener el travesaño o "patíbulo" colocado dos o tres pies debajo de la parte superior. Esta es la que consideramos hoy como el formato típico de la cruz, llamada cruz latina.

Instrumento de Ejecución
La forma del instrumento empleado en las crucifixiones podía ser muy variada. Flavio Josefo describe múltiples torturas y posiciones en que Tito crucificó a los rebeldes durante la primera gran revuelta judía (70 d. C.). Josefo escribió que los romanos “fuera de si -de ira y odio- se divertían clavando a sus prisioneros en diferentes posturas (allon allói skhémati)”. Al principio los persas fijaba al reo tan sólo a una estaca vertical, llamada en latín crux simplex”. Esta era la construcción disponible más sencilla de torturar y matar a los criminales. Los Romanos añadieron posteriormente travesaños de madera atados en la parte superior del poste o estaca formando una T (crux commissa), y también la forma más familiar entre los cristianos (crux immissa). Otras formas comunes eran en forma de X o de Y. Los escritos más antiguos que relatan la crucifixión del Cristo describen la forma de la cruz en forma de la letra T (la letra griega tau) o compuesta de un poste (stipes o palus), con un travesaño (patibulum) sujetado por medio de una clavija en la parte superior.

La forma común usada en tiempos de Jesús era la cruz "tau", con forma de "T"
En esta cruz el patíbulo se ubicaba en una ranura en lo alto del madero vertical. Hay excelente evidencia arqueológica de que fue en este tipo de cruz que crucificaron a Jesús. El madero vertical generalmente permanecía enterrado en el lugar de ejecución. El condenado era obligado a cargar el patíbulo, que aparentemente pesaba 50 Kg., desde la prisión hasta el lugar de ejecución. Sin tener ninguna prueba histórica o bíblica, sin embargo, los pintores del medioevo y del renacimiento nos han dado una imagen de Cristo cargando toda la cruz. Muchos pintores y escultores de crucifijos también cometen el error de mostrar los clavos atravesándole las palmas de las manos. Los relatos históricos de los romanos y el trabajo experimental han demostrado que los clavos eran clavados entre los pequeños huesos de las muñecas. Los clavos a través de la palma de la mano cortarían y se safarian entre los dedos, al sostener el peso de un cuerpo humano. Esta mala interpretación pudo haber venido de un error de comprensión en las palabras de Jesús a Tomas: "Mira mis manos". Los anatomistas antiguos y modernos, sin embargo, siempre han considerado que la muñeca es parte de la mano.

- Plauto (254-184 a. C.) habla de este patíbulum: “Preveo que estáis condenado a morir fuera de las puertas, en esa posición: Con las manos extendidas y clavadas al patíbulo”. Miles Gloriosus, 359-360.
- Dionisio de Halicarnaso (siglo I a. C.) describe esta antigua práctica: “Los hombres a quienes se les ordena llevar al esclavo a su castigo, habiendo extendido sus manos las atan a un pedazo de madera extendido por su pecho y hombros hasta sus muñecas, siguiéndolo, desgarrando su desnudo cuerpo por los latigazos”. Antigüedades Romanas, 7.69.1-2.
- Séneca (4 a. C. al 65 d. C.) también refiere: “Se esforzaban por soltarse de sus cruces, a las que cada uno estaba clavado de sus manos [...] ¡Algunos de ellos llegaron hasta a escupir sobre los espectadores desde sus propios patíbulos!. De Vita Beata, 19.3

Comienzo de la Crucifixión
Se le ofreció a Jesús vino mezclado con mirra, una suave mezcla analgésica para aliviar el dolor. Rehusó la bebida.A Simón se le ordenó dejar el patíbulo en el suelo y derribaron a Jesús de espaldas con sus hombros contra la viga. El legionario le palpó la hendidura por delante de la muñeca y perforó con un pesado clavo cuadrado de hierro forjado la muñeca clavándolo en la madera. Se pasó rápidamente al otro lado y repitió la operación, cuidando de no extender demasiado el brazo permitiéndole cierta flexión y movimiento. El patíbulo era luego alzado y calzado al tope del madero vertical y el "título" donde se leía "Jesús de Nazaret, Rey de los judíos", fue clavado en su lugar. El pie izquierdo era presionado hacia atrás contra el derecho. Con ambos pies extendidos con los pies hacia abajo, se clavaba un clavo a través de ambos arcos dejando las rodillas flexionadas moderadamente. La victima estaba ahora crucificada.

En la Cruz
Cuando Jesús lentamente se deslizó hacia abajo hasta colgar, con el mayor peso depositado en los clavos de las muñecas, un dolor ardiente agudísimo se disparo a lo largo de los dedos y hacia arriba por los brazos hasta explotar en el cerebro. Los clavos de las muñecas presionaban los nervios medios que son fibras nerviosas troncales que atraviesan el centro de la muñeca y de la mano. Al empujarse hacia arriba para evitar este tormento por estiramiento, colocaba todo su peso sobre el clavo que atravesaba los pies. Nuevamente se producía una agonía de dolor ardiente al desgarrar el clavo los nervios entre los huesos metatárcicos de los pies.

A este punto se producía otro fenómeno: al fatigarse sus brazos, grandes oleadas de calambres le pasaban por los músculos engarrotandolos en un profundo dolor punzante que no cedía. Con estos calambres se producía la incapacidad de impulsarse hacia arriba. Al colgar de los brazos los músculos pectorales, grandes músculos del pecho, se paralizaban y los músculos intercostales, pequeños músculos entre las costillas, no podían actuar. Se podía inhalar aire a los pulmones pero no se podía exhalar. Jesús luchaba por elevarse para tener al menos un pequeño respiro. Finalmente el nivel de dióxido de carbono de los pulmones y del torrente sanguíneo aumentaba y los calambres se atenuaban parcialmente. En forma espasmódica
Jesús podía elevarse hacia arriba para exhalar e inhalar oxigeno vivificante. Fue sin duda en estas ocasiones que pronunció las siete breves oraciones que fueron registradas. La primera mirando a los soldados romanos jugándose su manto de una sola pieza a los dados: "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen". Sufrió horas de dolor ilimitado, ciclos de calambres que producían desgarradoras torceduras, asfixia parcial intermitente y dolor ardiente al desgarrársele tejido de su espalda lacerada debido a su movimiento hacia arriba y hacia abajo contra el rugoso madero de la cruz.

Después empezó otra agonía: Un dolor profundo como si se le hundiera el pecho, mientras el pericardio (la bolsa que rodea el corazón), lentamente se llenaba de suero y comenzaba a comprimir el corazón, dando como resultado una falla cardíaca y el deceso del santo de los santos, el que nunca peco, murió por los pecadores, pero al Tercer Día Resucito.

Ubicación de los Clavos
En la cultura popular existe la creencia (posiblemente derivada de leer literalmente la descripción del evangelio de Juan de que las heridas de Cristo estaban “en las manos”), de que el condenado era clavado ahí, sin embargo documentos históricos refieren que los clavos estaban en las "χείρ", palabra griega que generalmente se traduce como mano, que se refiere desde brazo hasta mano, mientras que si se quiere describir específicamente la mano se escribe
"ἄκρην οὔτασε χεῖρα". Una posibilidad que no requiere que además hubiese sido atado es de que los clavos se insertaron justo debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo (el radio y el cúbito). Los clavos también pudieron haber sido colocados a través de la muñeca, en el espacio entre los huesos del carpo. La palabra utilizada en los evangelios χείρ traducida como “mano” es utilizada también en Hechos 12:7
donde se narra que las cadenas de Pedro cayeron de
“sus manos” siendo que éstas debieron de estar colocadas en sus muñecas. Esto muestra que el uso semántico de χείρ es mucho más amplio que el español mano o el inglés hand, y puede que los clavos estuviesen situados en la muñeca. Un experimento realizado por un documental del canal de National Geographic titulado “Quest For Truth: The Crucifixion” (Búsqueda de la verdad: La crucifixión) mostró que una persona puede ser suspendida por la palma de su mano. Clavar los pies a un lado de la cruz libera esfuerzo en las muñecas depositando la mayor parte del peso en la parte baja del cuerpo. Otra posibilidad sugerida por Frederick Zugibe es de que los clavos pudieron haber sido colocados entrando en la palma, en la base del dedo pulgar y salió por la muñeca, pasando por el túnel carpiano. Una ménsula o supedaneum atado en la cruz, probablemente para quitar el peso del cuerpo de las muñecas es incluida constantemente en representaciones de la crucifixión de Jesús, pero esto no es mencionado en fuentes antiguas. Estas, sin embargo, documentan un pequeño asiento en la parte frontal de la cruz (sedile).

Causas de Muerte
El tiempo necesario para alcanzar la muerte va de horas hasta varios días, dependiendo exactamente del método empleado, el estado de salud de la persona crucificada y circunstancias ambientales. Algunos investigadores creyeron que la muerte podía producirse como resultado de una “rotura del corazón”, debido a la historia bíblica del agua y la sangre que fluye de la herida de Cristo. Otra teoría, del cirujano Pierre Barbet establece que la causa típica de la muerte en la cruz era la asfixia. Experimentos en voluntarios desde 1980, realizados por el doctor Frederick Zugibe de la Universidad de Columbia, han revelado que cuando alguien se encuentra suspendido con los brazos de 60° a 70° desde la vertical, aun teniendo menor dificultad para respirar que con los brazos en posición directamente sobre su cabeza, experimenta un dolor e incomodidad que crece rápidamente, pudiendo sobrevenir la muerte en cuestión de minutos u horas según si tuviera una base para apoyar los pies. Zugibe asegura que el crurifragium, era utilizado solo como “golpe de gracia”, causando un shock traumático severo o causando embolia grasa, pero de ninguna manera induciendo la muerte por asfixia. Hoy se cree que la muerte en una cruz podía suceder por múltiples razones, como shock Hipovolémico, debido a la hemorragia causada por los azotes y los clavos; o sepsis generalizada por las heridas infectadas. También podía suceder por la combinación de una serie de otras causas como deshidratación, insolación, cansancio crónico, que eventualmente podían llevar a un paro cardíaco, etc. Era posible, sin embargo, sobrevivir a la crucifixión y existen registros de algunos sobrevivientes. El historiador Josefo describe que encontró a dos de sus amigos crucificados. Él rogó por ellos y se les concedió el indulto, uno de ellos murió y el otro logró recuperarse. Todos estamos familiarizados con los detalles finales de la ejecución de Jesús. Para que no se profanase el sábado, los judíos solicitaron que se diera fin a los condenados y fueran sacados de las cruces. El método común de terminar una crucifixión era por "crurifragio" (cruris: piernas y fragere: romper) o sea la fractura de los huesos de las piernas. Esto le impedía a la victima empujarse hacia arriba y la tensión de los músculos del pecho no se podía aliviar: la asfixia sobrevenía con rapidez. Las piernas de los dos malhechores fueron fracturadas, pero cuando los soldados se acercaron a Jesús vieron que esto era innecesario. Aparentemente para asegurarse doblemente de que estaba muerto, el soldado le clavó la lanza entre las costillas hacia arriba a través del pericardio llegando al corazón.

Evangelio de Juan 19:34 Inmediatamente brotaron sangre y agua.

De modo que se produjo un escape del fluido acuoso de la bolsa que rodea el corazón y la sangre del interior del corazón. Esta es una evidencia post-mortem bastante concluyente de que Jesús murió, no de la muerte común de crucifixión -por asfixia- sino de falla cardiaca, debido al espasmo y compresión del corazón por el liquido acumulado en el pericardio.

El Intercambio hecho en la Cruz
Jesús fue Castigado para que nosotros fuésemos perdonados (Isaías 53:4-5).
Jesús fue Herido para que nosotros fuésemos sanados (Isaías 53:4-5).
Jesús fue hecho Pecado con nuestra pecaminosidad para que nosotros fuésemos hechos justos con su justicia (Isaías 53:10 2 Corintios 5:21).
Jesús Murió nuestra muerte para que nosotros pudiesemos recibir su vida (Hebreos 2:9).
Jesús fue hecho Maldición para que nosotros pudiésemos entrar en la bendición (Gálatas 3:13-14).
Jesús sufrió nuestra Pobreza para que nosotros pudiésemos compartir su abundancia (2 Corintios 8:9 / 9:8).
Jesús soportó nuestra Vergüenza para que nosotros pudiésemos compartir su gloria (Mateo 27:.35-36, Hebreos 12:2 / 2:9).
Jesús soportó nuestro Rechazo para que nosotros tuviésemos aceptación con el Padre (Mateo 27:46- 51 / Efesios 1:5-6).
Jesús fue Cortado por muerte para que nosotros fuésemos unidos a Dios eternamente (Isaías 53:8 / 1 Corintios 6:17). Nuestro viejo hombre fue muerto en El, para que el nuevo hombre pudiese venir a la vida en nosotros (Romanos 6:6 / Colosenses 3:9-10).

Y Los Redimidos deben decir: Libro de los Salmos 107:2 Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del poder del enemigo,...

- Mi cuerpo es un templo para el Espíritu Santo (1 Corintios 6:19).
- Redimido=Comprado por precio (Efesios 1:7).
- Limpiado (1 Juan 1:7).
- Santificado Por la Sangre de Jesús (Hebreos 13:12).
- Mis miembros, las partes de mi cuerpo, son instrumentos de justicia (Romanos 6:13).
- Entregados a Dios para su servicio y para su gloria.
- El diablo no tiene cabida en mí, no tiene poder sobre mí, no tiene cuentas pendientes contra mí. Todo - Ha sido pagado por la sangre de Jesús (Romanos 3:23-25 / 8:33-34).
- Yo venzo a Satanás por la sangre del cordero y por la palabra de mi testimonio menospreciando mi - Vida hasta la muerte (Apocalipsis 12:11).
- Mi cuerpo es para el Señor y el Señor es para mi cuerpo (1 Corintios 6:13).

La profecía del Salmo 22:14 se estaba cumpliendo: Soy derramado como agua y todos mis huesos están descoyuntados; mi corazón es como cera; se derrite en medio de mis vísceras.

El Titulus y la Inscripción
En la crucifixión romana, el título (titulus) era una tablilla que tenía por función especificar el motivo de la condena: generalmente precedía al condenado de camino al lugar de ejecución, o se la colgaba de su cuello. Aunque no eran imprescindibles, las inscripciones eran habituales, y existía cierta liberalidad en la redacción, al punto de permitirse burlas o ironías mordaces. Fuera del Nuevo Testamento, existen muchas constancias de la existencia de tal práctica, citada por diferentes historiadores. En la tablilla constaba su nombre, eventualmente su lugar de residencia, y la causa por la que había sido condenado. En todos los casos, el objetivo era desalentar a otros a cometer el mismo crimen. En el caso de Jesús de Nazaret, solo el Evangelio de Juan menciona la existencia de un título propiamente dicho. Pero los cuatro evangelios canónicos concuerdan en que el cargo conducente a la condena de Jesús a muerte de cruz se hallaba especificado en el sitio mismo de la crucifixión. Además de los cuatro evangelios canónicos, la inscripción también es apuntada por el Evangelio de Pedro 4:11, un texto apócrifo datado del siglo II: «Cuando enderezaron la cruz, escribieron sobre ella: "Este es el rey de Israel"». En el Evangelio de Juan, la inscripción aparece redactada en tres lenguas: en hebreo (que Wikenhauser y Brown, entre otros, sugieren podría ser el arameo, la lengua del país, ya que el Evangelio de Juan suele aludir al idioma arameo como "hebreo"), en latín —la lengua oficial—, y en griego koiné —la lengua conocida en todo el mundo de entonces y en que se escribió el mismo Evangelio de Juan. El pasaje del Evangelio de Juan gana en solemnidad con la indicación de la escritura en tres lenguas. Jesús no reniega de ese título (Juan 18:37) pero precisa que su reino no es de este mundo (Juan 18:36), de modo que no se trata de un título cuya área de incumbencia coincida con la del César. Los evangelios terminan por manifestar la realeza de Jesús, incluso a través de los gestos mismos que lo vilipendian. El título de «rey de los judíos»
aparece sólo en boca de los gentiles o paganos (magos de Oriente, Poncio Pilato, soldados romanos) mientras que los líderes judíos prefieren la denominación de «rey de Israel» (Mateo 27:42; Marcos 15:32). Pero desde la perspectiva de Poncio Pilato, el vocablo «rey» (independientemente de que sea «de los judíos» o «de Israel») resulta un término sensible por sus connotaciones de posible rebelión contra el Imperio romano.

I.N.R.I.
Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: «Salud, rey de los judíos». Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, en arameo, "lugar del cráneo" "lugar de la calavera". Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cirene, obligado por los romanos. Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos», que a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum), literalmente ‘Jesús de Nazaret, rey de los judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones. Hacia las tres de la tarde, Jesús
exclamó: «Elí, Elí, lemá sabactani», que ―según los Evangelios de Mateo y Marcos― en arameo significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?. Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios. También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en
Mateo Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al «discípulo a quien amaba» (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre). Las letras “INRI” son las iniciales, un monograma o un acrónimo del título en latín que Poncio Pilato mando que se escribiera en tono de burla en una tabla o en una tablilla como explicación de la causa de la condena de Jesús a muerte de cruz en la parte superior (Juan 19:19). El latín era el idioma oficial del Imperio Romano. La frase, que aparece en una placa o tablilla llamada «título» (titulus), varía ligeramente en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento:

Evangelio de Mateo 27:37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. 

Evangelio Marcos 15:26 Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS. 

Evangelio de Juan Lucas 23:38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. 

Evangelio de Juan 19:19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 

Las palabras eran "Iesus Nazarenvs Rex Ivdaeorvm." El latín usa la letra “I” en vez de la “J”, y la “V” en vez de la “U” (por ejemplo, Jesus Nazarenus Rex Judaeorum). La traducción al español es: "Jesús de Nazareth, Rey de los Judíos"Para la mayoría de los historiadores y biblistas, la presencia de esta inscripción o titulus de condena de Jesús de Nazaret —presente de forma unánime en los cuatro evangelios canónicos— constituye uno de los datos más sólidos del carácter histórico de su pasión. En hebreo la frase es ישוע הנצרת ומלך היהודים (Yeshúa' HaNatserat Mélej HaYehudim'). La Iglesia, en sus comienzos, adoptó las primeras letras de cada palabra de esta inscripción (INRI) como un símbolo. A través de los siglos, INRI ha aparecido en muchas pinturas de la Crucifixión.

Evangelio de Juan 19:19-22 
19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 20 Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. 21 Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. 22 Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.  

Aparece en el Nuevo Testamento de la Biblia Cristiana, en los Evangelios de Mateo (27:37), Marcos (15:26); Lucas (23:38) y Juan (19:19). Muchos crucifijos y otras imágenes de la crucifixión incluyen una placa, llamada "título", que lleva las letras I.N.R.I., ocasionalmente grabado directamente en la cruz, y usualmente arriba de la figura de Jesús.

Otros FALSOS Significados
- La definición Falsa que ha dado la Iglesia Catolica. INRI: Institucion Nacional del Regimen Impio, no obstante que la sigla "institución..." resulta muy improbable que haya sido escrita en perfecto castellano como en el texto aludido, al cual le faltaban más de mil años para constituirse, en la península ibérica en todo caso y jamás en Judea.
- Otros dicen INRI (ignis natura renovatur integram) por el fuego se renueva incesantemente la naturaleza.
-El esoterismo dice que INRI significa "Iammim" (El Agua), "Nour" (El Fuego), "Rouahh" (El Aire) y "Iabescheh" (La Tierra)lo cual es un invento, ya que fue mucho después de Jesucristo, que se utiliza estas siglas en los círculos masones.
-I.N.R.I. (Igne Nitrium Roris Invenitur). El significado de esta respuesta es algo que depende del tipo de rito en el que estes, desde el punto de vista Hermetico, en ciencias ocultas, lo puedes descubrir en el autor oswald wirth, el significado propiamente dicho, es ALQUIMICO, y no masonico. te daras cuenta en el grado correspondiente, sin embargo,una cosa es que sea mason y otra muy diferente es que los masones manejen la alquimia.
INRI (Iustom Necar Reges Impios) en castellano es exterminacion de gobiernos reyes e impios, esto significa en latin clasico, no hay otra verdad, son palabras e iniciales de muerte.

Biblia y Teología
Cuando Jesús murió, ¿se rompió la unidad en la Trinidad?
“Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: ‘Eli, Eli, ¿lema sabactani?’. Esto es: ‘Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué Me has abandonado?’” (Mt. 27:45-46).

Hace un tiempo, Christianity Today publicó un editorial de Tom McCall, un reconocido teólogo sistemático. En su artículo, McCall hizo varias afirmaciones sorprendentes. A continuación, interactúo con varios de sus argumentos clave.

McCall: «Para muchos que sostienen este punto de vista, la Trinidad de alguna manera se ‘rompe’ cuando la comunión entre el Padre y el Hijo se rompe en la oscuridad de ese viernes por la tarde. Y se dice que esto es una buena noticia, que es el corazón del evangelio, ya que Jesús absorbe la ira de Dios al tomar el castigo exacto que merecemos. Dios ha cambiado de la ira a la misericordia y ya no puede castigar justamente a aquellos por quienes Cristo murió”.

McCall no cita a ningún teólogo que use esta palabra: “romper”. Él mismo hace referencia a ella varias veces en el artículo, pero en ninguna parte cita a un teólogo evangélico que diga que la Trinidad está «rota» en el calvario. McCall cita a C. J. Mahaney y hace referencia a R. C. Sproul, pero ninguno de estos hombres dice que la Trinidad estaba «rota». Puede haber un teólogo que use ese lenguaje, pero yo personalmente no lo conozco, y jamás escuché a un evangélico conservador decirlo así.

McCall: «No hay evidencia bíblica de que la comunión entre el Padre y el Hijo de alguna manera se rompiera en ese día. En ninguna parte está escrito que el Padre estuviera enojado con el Hijo, en ninguna parte podemos leer que Dios ‘lo maldiga al abismo del infierno’, en ninguna parte está escrito que Jesús absorba la ira de Dios al tomar el castigo exacto que merecemos”.

Este último párrafo provoca un gran impacto. De hecho, hay evidencia bíblica de que la comunión se vio afectada en la crucifixión de Cristo. El pasaje antes citado muestra a Jesús diciendo que el Padre lo había abandonado (ver el salmo 22, un cumplimiento mesiánico profético en el Antiguo Testamento que Él hace suyo). McCall cita el salmo 22:24 para argumentar en contra de que el Padre esconde el rostro de su Hijo en el calvario, pero no hay ninguna indicación en los Evangelios de que el Padre escuche la oración del Hijo. Por lo menos, el Padre no concede la petición del Hijo de que la copa pase de Cristo, puesto que el cielo se oscurece el día de la muerte de Cristo, y ya no disfruta de la cercanía con el Padre que siempre había tenido. Tres veces pidió intervención divina, pero no la recibió (Mt. 26:36-46). Esto es inusual, no es estándar. El Hijo sigue siendo el Hijo, sin duda, pero está solo.

(Quiero añadir que reconozco, como McCall, que debemos prestar atención al contexto completo de una cita del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento. Sin embargo, me temo que McCall corre el peligro de poner el salmo 22:24 en la boca de Cristo, en lugar del salmo 22:1. Jesús no dice lo que dice el salmo 22:24, Jesús dice lo que dice el salmo 22:1. Cuando interpretamos las palabras de Cristo en la cruz, entonces, debemos prestar atención a lo que realmente expresa y priorizarlo. Si Jesús hubiera querido confesar que el Señor no le había ocultado su rostro, habría citado el salmo 22:24. McCall enfatiza el versículo equivocado del salmo 22).

Miles y miles y miles de teólogos y pastores de la tradición evangélica de una amplia gama de denominaciones y lugares en el mundo saben que Habacuc 1:13 enseña que Dios no puede ver el pecado. Cuando Jesús muere en la cruz, lo hace como un sacrificio de sangre por el pecado, hasta el punto de convertirse en pecado por nosotros, con toda nuestra culpa sobre Él (2 Co. 5:21). Por lo tanto, maestros como Sproul han argumentado que el Padre oculta su cara del Hijo, porque en el calvario el Padre carga toda nuestra culpa sobre Cristo. Cristo se convierte en una ofrenda de expiación, se hace maldición por todos por quienes muere (Is. 53:10, Gál. 3:13). Entonces, es apropiado decir que el Padre ocultó su rostro de Cristo. Esto no implica una «Trinidad rota», sino que nos muestra la severidad del juicio divino, el juicio que el Hijo tuvo que enfrentar en la cruz.

La negación de McCall de que Jesús absorbe la ira de Dios es un asunto serio. Si Jesús no ha absorbido la ira de Dios por nosotros los pecadores, esa ira está contra nosotros. ¡Alabado sea Dios, pues el Hijo ha vaciado la copa de la ira divina por nosotros!

McCall: «Finalmente, las teorías de la ‘Trinidad rota’ y ‘Dios contra Dios’ se quedan encalladas en las doctrinas de la impasibilidad y simplicidad divinas, así como en la doctrina de la Trinidad. Según la ortodoxia cristiana, ni siquiera existe la posibilidad de que la Trinidad pudiera romperse. Si sabemos algo acerca de la Trinidad es que Dios es un Dios en tres personas, y sabemos que la vida de Dios es necesariamente la vida del amor santo compartido en la comunión eterna del Padre, el Hijo, y el Espíritu. Si decimos que la Trinidad está rota, incluso ‘temporalmente’, implicamos que Dios no existe».

Nuestro reto aquí es formar nuestra teología trinitaria basándola en las Escrituras primero, y no en lo que un teólogo llama la «ortodoxia cristiana». Amamos la gran tradición, pero si hay algo que se puede identificar como la «ortodoxia cristiana» es la enseñanza de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios nos muestra que el Hijo de Dios lamentó que el Padre lo haya «abandonado». Este «abandono» no tiene nada que ver con lo que McCall llama la teología de «Dios contra Dios». Los miembros de la deidad ejecutan el glorioso plan de salvación en la ejecución del Hijo, y no trabajan con objetivos contrapuestos, sino más bien comparten un solo objetivo: Cristo puesto en la cruz. Pero el plan único de Dios requiere la muerte del Dios-hombre, Jesucristo, de acuerdo con la voluntad del Padre. Como se señaló anteriormente, no en vano Cristo ora al Padre en Getsemaní: “No sea como Yo quiero, sino como Tú quieras» (Mt. 26:39). El lenguaje que McCall critica, el de una «Trinidad rota», merece ser criticado, ya que está equivocado. Pero la interrupción de la comunión entre el Padre y el Hijo cuando el Hijo encarnado lleva el pecado es una realidad bíblica. Negarla significa negar la Biblia.

McCall: «De hecho, debemos ser fieles y señalar que ‘la ira permanece’ sobre todos los que rechazan al Hijo” (Jn. 3:36). Al mismo tiempo, sin embargo, no tenemos la libertad de restringir nuestra comprensión de los propósitos, intenciones, y amplitud de la obra de Cristo».

No sé exactamente lo que significa todo esto. «Restringimos» nuestro entendimiento del alcance de la obra de Cristo solo en la medida en que la Biblia lo limite. Si la Biblia dice que Cristo entregó su vida por su esposa, entonces le creemos a la Biblia (Ef. 5:25). Si la Biblia nos enseña que el buen pastor da su vida por las ovejas, le creemos a la Biblia (Jn. 10:11). Si la Biblia dice que Cristo murió una sola vez por los injustos, le creemos a la Biblia (1 Pe. 3:18). Hay un debate interesante sobre cómo entender los efectos de la expiación, pero una razón por la cual muchos de nosotros creemos que la muerte de Cristo satisface la ira de Dios se debe al versículo que McCall cita aquí. Si Cristo muere por ti, entonces sufre la ira de Dios en lugar tuyo. Pero si Cristo no muere por ti, la ira de Dios vendrá a ti.

McCall: «Restringir el trabajo de Cristo al sentido limitado de tomar el castigo por nuestros pecados puede hacer que nos olvidemos (casi completamente) de lo central. Sí, Cristo vino a sacarnos del infierno, pero también vino a sacarnos el infierno y hacernos santos mientras caminamos en comunión con el Dios Trino».

Confieso que me parece una formulación extraña. Una vez más, puede haber un teólogo que limite el trabajo de Cristo a simplemente tomar sobre sí nuestro castigo. Es una lástima si es así, porque la Biblia nos teje un tapiz soteriológico con elegantes hebras de unión, adopción, reconciliación, expiación, recapitulación, propiciación, y más. Pero, por otro lado, ¿podemos decir verdaderamente que cuando Cristo tomó sobre sí nuestro castigo por el pecado fue un acontecimiento «limitado»? Es el mayor milagro que existe. Es «casi completamente» el punto central de la salvación bíblica. Nuestro problema central es que el pecado nos separó de Dios y nos condenó eternamente al infierno. El hecho de que «Cristo vino a sacarnos del infierno» no es algo sin importancia, sino una verdad tan maravillosa que proclamaremos por toda la eternidad.

La muerte eficaz de Cristo limpia nuestro registro ante Dios, satisface los requisitos completos de la justicia divina, y posibilita nuestra propia participación «en Cristo» en la santidad de Dios.

No hay necesidad de inventar contradicciones entre «sacarnos del infierno» y «hacernos santos». La muerte eficaz de Cristo limpia nuestro registro ante Dios, satisface los requisitos completos de la justicia divina según la justicia intrínseca del carácter santo de Dios, y cuando se aplica a nosotros en el tiempo y el espacio históricos a través del trabajo regenerador del Espíritu, posibilita nuestra propia participación «en Cristo» en la santidad de Dios. McCall crea tensión entre dos verdades que son una en la mente bíblica.

En resumen, no alentaría a nadie a creer en una «Trinidad rota». Muchos de nosotros afirmaríamos que la divinidad de Cristo no se puede matar en el calvario, y que la segunda persona de la deidad sostiene el universo incluso mientras Jesús muere en la cruz. McCall persigue a Mahaney y a Sproul en su artículo, pero ninguno de los dos afirmaría lo que McCall dice que afirman. En cambio, estos hombres y muchos otros afirman lo que la Biblia claramente enseña: que el Hijo de Dios fue a la cruz como sacrificio por el pecado, y que absorbió la ira de Dios como la única ofrenda eficaz para aquellos que confesarán su pecado y creerán en Cristo.

El artículo de McCall, en resumen, dice algunas cosas buenas, pero resulta bastante confuso, por lo menos para mí. Parece abordar un problema que tal vez exista, pero que no está representado la tradición evangélica convencional. Nadie que yo conozca predica una «Trinidad rota». De hecho, nunca antes había escuchado ese lenguaje. En cambio, la mayoría de los pastores y maestros que conozco unen los diversos temas bíblicos de la expiación, como lo hace Mark Dever en su ensayo de portada de para Christianity Today en 2006: «Si bien el ejemplo de Cristo de amor abnegado puede vencer a nuestros enemigos, ¿podría propiciar la ira de Dios por el mismo acto?”. Sí puede. Claro que puede.

Pienso también en las palabras de Billy Graham, fundador de Christianity Today: «Dios juzga al hombre según el modelo del único Dios-hombre que ha vivido, Jesucristo. Jesús, el inocente cordero de Dios, se coloca entre nuestro pecado y el juicio de Dios el Padre» (Billy Graham, Quotes, p. 82). Y eso es exactamente lo que hace. Debido a que esto es verdad, alabaremos al Cordero que fue sacrificado antes de la fundación de la tierra, cuando habitemos con Él por la eternidad en los cielos nuevos y en la tierra nueva (Ap. 13:8). Su abandono significa nuestra reconciliación con Dios, y su sacrificio significa nuestra victoria sobre el pecado.

Publicado originalmente en For the Church. Traducido por Rachel Hannah

Sepultura
La última información que deducimos de los Evangelios es que la tumba en la que el Señor fue depositado pertenecía a José de Arimatea.

Evangelio de Mateo 27:59-60
José tomó el cuerpo, lo envolvió en una tela limpia de lino y lo puso en su propia tumba nueva

En el evangelio de Mateo (27:57) se dice que José de Arimatea era un discípulo de Jesús.La crítica moderna tiende a analizar como contradictorios los relatos evangélicos, y encuentra el de Marcos como el más probable. También según Marcos, José de Arimatea se limita a cumplir con los requisitos mínimos de la ley judía, envolviendo el cuerpo en un paño, sin mencionar su lavado o unción. Esto se interpreta como una consecuencia de un episodio previo a la crucifixión, narrado en Marcos 14:3-9: una mujer extiende perfume sobre Jesús, lo que sería una premonición de la preparación de su cuerpo para el entierro, aún en vida. El último de los evangelios, el de Juan, difiere del de Marcos en este punto, reflejando cómo José de Arimatea (al que también se describe como discípulo), da a Jesús un entierro honorable; en cuyo proceso es asistido por Nicodemo, quien compra una mixtura de mirra y aloe, aromas propios del ropaje de los entierros según la costumbre judía de la época. Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea, solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la misma tarde del viernes en que había muerto, y lo depositó, envuelto en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca. Cubrió el sepulcro con una gran piedra. En los cuatro evangelios se recoge que, en la tarde del día de la crucifixión, José de Arimatea solicita a Pilatos el permiso para recoger el cuerpo de Jesús. Tras conseguirlo, se dirige al Gólgota, donde el cadáver de Cristo seguía en la cruz, lo desclava y lo desciende (escena del Descendimiento), envolviéndo en un lienzo (el que la tradición identifica con el mantel de la Santa Cena y que se habría conservado como reliquia: la Síndone de Turín). Hay significativas diferencias entre los cuatro evangelios entre el considerado más temprano (Evangelio de Marcos) y el considerado más tardío (Evangelio de Juan). Según el Evangelio dMateo (no se menciona en los otros evangelios), al día siguiente, los «príncipes de los sacerdotes y los fariseos» pidieron a Pilato que colocase frente al sepulcro una guardia armada, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado. Pilato accedió. El evangelio de Mateo (27:66) menciona que la tumba se aseguró poniendo sobre la piedra un sello y apostando una guardia. Muy importante es el papel de las Santas Mujeres o Tres Marías, a las que también se denomina miróforas ("portadoras de la mirra"), tanto en el entierro como en la resurrección (pues son las que descubren la tumba vacía). En el de Marcos, José de Arimatea no aparece descrito como uno de los seguidores de Jesús, sino como un judío piadoso que desea asegurarse que su cadáver sea enterrado de acuerdo con la ley judía, que no permite que se les deje expuestos de noche. El historiador judío Flavio Josefo describe cómo los judíos consideraban tan importante esta ley que incluso los cuerpos de los criminales crucificados debían ser descolgados y enterrados antes de la puesta de sol. Los Evangelios afirman también que cerca de la "Calavera" en donde Jesús fue crucificado había una tumba nueva empotrada en la roca:

Evangelio de Mateo 27:59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una limpia tela de lino y lo puso en su propia tumba nueva que él había cavado en la roca


Evangelio de Lucas 23:53 Entonces él lo bajó (de la cruz), lo envolvió en una tela de lino y lo puso en una tumba que había sido cavada en la roca, que aún nadie había sido depositado allí

La entrada a la tumba fue sellada con una piedra grande:

Evangelio de Mateo 27:60 Arrastró una piedra grande hasta ponerla delante de la entrada a la tumba y se retiró.

Lea también: El Evangelio de Marcos 16:1-4 y el Evangelio de Lucas 24:1-2.

¿Como era la Tumba?
Los Evangelios también dan una descripción del interior de la tumba. A partir de esa descripción algunos estudiosos deducen que la tumba podría haber sido del tipo arcosolio y no del tipo de tumbas kokhim (con forma de horno). Esto se deduce del relato dado por Arculfo. Esto es lo que el Evangelio dice con respecto a este espacio:

Evangelio de Juan 20:11-12
11 María se quedó de pie y llorando fuera de la tumba. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro de la tumba 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar en el cual el cuerpo de Jesús había estado, uno en la cabecera y el otro a los pies.

Evangelio de Marcos 16:5 Entrando en el sepulcro, vieron un joven, sentado a su derecha, vestido con una vestidura blanca, y tuvieron miedo. 

Aquí concluye la información acerca del lugar de la crucifixión y del entierro del Señor tal y como la encontramos en los Evangelios. Mirando el monumento actual resulta difícil imaginar el aspecto de este lugar casi 2000 años antes. Cristianos piadosos de todas las épocas han edificado encima de este lugar varios monumentos y construcciones que han ayudado a transformar por completo el área vacía fuera de las murallas de la ciudad de Jerusalén en el siglo I. Resulta incomprensible su transformación sin tener mentalmente en cuenta la transformación de la arquitectura de la totalidad de Jerusalén. También debemos tener presente que a partir del siglo IV, este sitio se ha convertido en el punto central de la historia de Palestina. Fue el lugar de muchas y largas guerras entre el poderío de Cristianos y Musulmanes. Para lograr comprender a fondo la topografía de este lugar nos hace falta la ayuda de los detallados estudios arqueológicos llevados a cabo por el difunto P. Virgilio Corbo, ofm. Sus descubrimientos fueron publicados por la Editorial Franciscana de Jerusalén en una obra de tres volúmenes titulada "El Santo Sepulcro de Jerusalén" (Jerusalén, 1981-1982). Fue la persona a quien se le confió el trabajo arqueológico en varias áreas de este Monumento y que se llevó a cabo a través de múltiples etapas debido a la complejidad del edificio. Hoy en día no nos resulta posible contemplar la ubicación del Calvario y de la Tumba excavada en la roca; podemos, sin embargo, formarnos una visión casi exacta de la topografía del lugar.

Significado teológico
Pablo el apóstol recoge el tema de la tumba de Cristo en la primera epístola a los corintios 15:3-4, donde incluye la interpretación de que el ser enterrado y resucitar al tercer día es un cumplimiento de las profecías del Viejo Testamento. Estas palabras constituyen una de las más antiguas partes del credo, que hay quien considera pre-paulinas. El entierro de Cristo se menciona específicamente en el Credo de los Apóstoles ("fue crucificado, muerto y sepultado"). El Catecismo de Heidelberg pregunta "¿Por qué fue enterrado?", respondiendo "Su enterramiento testifica que murió realmente". El Catecismo de la Iglesia Católica señala que el misterio del Sábado Santo, cuando Cristo yace en la tumba, revela el gran sabbath del descanso de Dios tras el cumplimiento de la salvación del hombre, que trae paz al universo entero; y que la estancia de Cristo en la tumba constituye un vínculo real entre su estado "pasible" (capaz de padecimientos) anterior a su muerte y su estado "glorioso" posterior a su resurrección.

Peregrinación
La Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén se levantó sobre el lugar venerado tradicionalmente. En el siglo XIX se descubrió a las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén un lugar que algunos grupos protestantes y peregrinos comenzaron a considerar que era más probable como lugar de enterramiento de Cristo: la llamada tumba del jardín. En 1980 se descubrió la tumba de los diez osarios, entre los que hay uno denominado de Yehshúah Bar Yoshef ("Jesús, hijo de José").

Continua en Jesucristo V: La Resurrección-La Ascensión
----------------
Síguenos en:
Lenguas de Fuego

Promocionar tu página también