Sana Doctrina

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, Judas 1:3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

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lunes, 15 de agosto de 2016

La Biblia XIII: Libros Poéticos I


El Diablo cubre de Pústulas a Job por William Blake (1820)

El Libro de Job
Job (hebreo אִיּוֹב, Iyov) es un libro bíblico del Antiguo Testamento. En la Biblia (Reina-Valera) se encuentra después del Libro de Ester y antes del Libro de los Salmos, en la Nácar-Colunga figura como el primero de los Libros Sapienciales, ubicado entre II Macabeos y el libro de los Salmos; mientras que en el Tanaj hebreo, aparece entre los Proverbios y Cantar de los Cantares.

Lugar en la Biblia
En la Biblia hebrea se le encuentra en dos lugares. Sea entre el Libro de los Salmos y el de Proverbios sea tras este último dentro del mismo grupo de tres. En las versiones cristianas del Antiguo Testamento también se dan variantes: las versiones siríacas lo ponen entre el Pentateuco y el libro de Josué (indicando con ello su supuesto carácter histórico) y la Vulgata al inicio de los libros llamados “didácticos”.

Autor y datación
Su autor es desconocido, aunque la tradición lo atribuye a Moisés, el cual posiblemente conociera a Job durante su huida del Bajo Egipto. Si este fuera el caso, Job era un habitante de la península arábiga, situada al este del imperio. Aunque algunos de estos especialistas datan el libro entre el año 500 a. C. y el año 250 a. C., su cita en antiguos manuscritos judíos descartan tal opción.

Popularmente se considera que este fue escrito alrededor del año 3500  a. C.. Dada la perfección formal del escrito se piensa normalmente en la época de oro de la literatura judía, es decir, entre los siglos X y VIII a. C.). Charles Pfeiffer, tomando en cuenta los arameísmos presentes en el texto lo data con posterioridad, es decir, hacia el final de la monarquía judía. Por otro lado, la problemática tratada habla de una datación incluso posterior, por lo menos tras las deportaciones y en tiempos del profeta Malaquías: entre el 538 y el 330 a. C..

El autor es anónimo pero de gran finura religiosa y conocimientos. El apéndice que añade la traducción de los LXX afirma que Job vive en Uz, entre los confines de Idumea y Arabia. Aun cuando la temática del libro es unitaria, hay diversos indicios de una composición más compleja, como por ejemplo, la variación en el uso de los nombres divinos (Yahveh, Saddai, Eloah, Elohím). Sin embargo, se mantiene a lo largo de la obra el uso coherente (por ejemplo, Job solo usa una vez el nombre “Yahveh” en el prólogo y en una expresión corriente). Al parecer las arengas de Elihú resultan ser añadidos debido a su forma de razonamiento y a que el discurso anterior y posterior ni siquiera lo toman en cuenta.

¿El Autor Moisés?
Desde tiempos antiguos el libro fue y es tenido en alta estima, puesto que el sufrimiento y los chascos inexplicables han sido y son siempre la suerte del hombre, y el ejemplo de Job le ha servido de esperanza, solaz y ánimo en la desgracia. La dramática forma dialogada y las imágenes gráficas del libro son fascinantes, aun en las traducciones. Como pieza literaria fácilmente merece un lugar entre los grandes clásicos de todos los tiempos. Una antigua tradición judía, no unánime, atribuye el libro a Moisés, aunque los eruditos modernos han sugerido a Eliú, a Salomón y a Esdras como posibles autores. Para asignar la autoría del libro a Moisés, se sugieren las siguientes razones.

-Moisés peregrinó en Madián (Éxodo 2:15), que tal vez se hallaba cerca de la tierra de Uz; ésta parece haber estado en la tierra de Edom o cerca de ella (Lamentaciones 4:21). Así, durante su peregrinaje por Madián, Moisés se habría familiarizado con Job, con sus descendientes o con quienes lo conocieron personalmente.
-Siendo versado en "toda la sabiduría de los egipcios" y "poderoso en sus palabras y obras" (Hechos 7:22), Moisés indudablemente poseía la capacidad literaria para escribir esta obra maestra de la poesía. En años recientes han aparecido textos en escritura alfabética semítica del mismo período de Moisés en la región por donde éste anduvo, destruyendo la posición crítica de que la escritura no era conocida en sus tiempos. El fuerte sabor árabe que satura la narración de Job, unida a las alusiones a la vida y costumbres egipcias que resaltan en el libro, señalan a un autor que estuvo personalmente al corriente de ambas culturas.
-El concepto de Dios como Creador, reflejado en los capitulos 38-41, armoniza con la narración del Génesis escrita por Moisés.
-Además, ciertas palabras que se encuentran en el libro de Job aparecen también en el Pentateuco, pero muy raramente en otros libros del Antiguo Testamento. Una ilustración notable es Shaddai , "el Todopoderoso", que aparece 31 veces en Job y 6 veces en Génesis, y sólo 8 veces en todo el resto del Antiguo Testamento. Palabras que aparecen en Job el Pentateuco, pero en ninguna otra parte son: {âjû, "pradera"; tenû'âh, "oposición", "asombro"; nêts, un ave inmunda, pâlîl, "juez"; yârat, "arrojar". Véase Antiguo Testamento.

Los argumentos contra la autoría mosaica de Job, sobre la base de diferencias de estilo al compararlo con otros escritos de Moisés, no pueden ser tomados en serio en vista de la gran diferencia de contenido. El argumento de que Job se parece a la así llamada "literatura sapiencial" de un período posterior de ningún modo impide que pudiera existir ese tipo de escritos en épocas muy anteriores. Los datos históricos en el libro, aunque muy escasos, implican claramente que Job fue una persona real, a cuya experiencia se ha añadido un informe inspirado del trasfondo sobrenatural de la tragedia que le ocurrió.

Temática
Es evidentemente el sufrimiento del inocente Job. Ya desde la más remota Antigüedad los pensadores se han enredado en el espinoso problema del hombre bueno que sufre y del malo feliz. Incluso Platón se preocupó del asunto y le dio una formulación precisa, aunque sin encontrarle una solución que no chocara contra la filosofía y la moral. Varios mitos griegos se refieren a temas parecidos: Prometeo es culpable, pero la enormidad de su castigo lo rebela; Edipo Rey sufre el castigo de los dioses por un pecado que él no era consciente de estar cometiendo; Hércules no ha pecado, pero los puños de los dioses terminan por aplastarlo. Es este, precisamente, el tema que trata el libro de Job: el protagonista es un hombre religioso, bueno y justo, a quien Dios permite que Satanás someta a numerosas y espantosas pruebas. Mientras Job sufre bajo las acechanzas del Mal, tres buenos amigos intentan consolarlo, tratando de convencerlo de que si sufre es por culpa de sus propios pecados. Job se enoja y se defiende, pues él sabe que eso es un infundio y rechaza ese argumento con energía. Cuando aparece un cuarto amigo que explica que el sufrimiento templa al alma y al espíritu, Job continúa quejándose. Por último, Yahvéh en persona se hace presente, reprende a Job por no haber aceptado Su voluntad y por sus quejas, y devuelve al protagonista a su antigua felicidad.

Género literario y estilo
Para algunos creyentes, el libro de Job es real y verdadero así como los demás libros de la biblia; para otros, el libro es considerado poético.

Estructura
Consta de un inicio y un final bastante breves en prosa. El grueso del libro (es decir, del capítulo 3 al 42) es un poema. El poema a su vez se divide en los tres discursos de los amigos de Job (Elifaz, Bildad y Zofar) con sus correspondientes réplicas. Sigue luego otro discurso, esta vez de Elihú y los dos de Yahveh.

El libro de Job consta de cinco secciones bien diferenciadas:

Un prólogo en prosa (capítulos 1 y 2)
Una serie de discursos dramáticos que tienen lugar entre Job y tres de sus amigos, Elifaz, Bildad y Zofar (capitulos 3-31)
Un diálogo entre Job y Elihú, un cuarto amigo (capítulos 32-37)
Discursos de Dios "desde el seno de la tempestad" (capitulos 38-41)
Un breve epílogo en prosa (capitulos 42).

El problema de la retribución en el libro de Job
Las argumentaciones de Elifaz tienen los siguientes pasos: el inocente no puede morir, el pecado es siempre castigado, Dios ve faltas en todos (incluido Job). El castigo que Job recibe es por tanto, correctivo. Las de Bildad hablan de la diversa suerte que espera al justo y al inicuo. Y las de Zofar van por el mismo lado de las faltas que son castigadas incluso si son inconscientes (cf. Job 11, 5-12).
Job se defiende afirmando continuamente su inocencia. Sin embargo, llega a afirmar una cierta arbitrariedad que dirigiría la actuación de Dios y a la que no hay manera de oponerse. Elihú por su parte afirma que Dios prueba a los justos con sufrimientos para educarlos y forzar en ellos el clamor confiado en Dios salvador. La respuesta de Yahveh da a entender que no entra en el debate precisamente por su trascendencia. Se sabe que hay una respuesta pero Dios no la ha revelado todavía y muestra ante todo la sabiduría de su creación como prueba de que ninguna arbitrariedad hay en su actuar sino un designio misterioso que en su momento se dará a conocer.

Problemas filosóficos y teológicos planteados
Desde el punto de vista de la mentalidad judía, el problema que ofrece el libro de Job es complicadísimo. Para el judío, todo el Bien y todo el Mal proviene de Dios, porque Él ha creado todo. Dios, al mismo tiempo, es completamente justo y observa una moralidad completa. ¿Cómo es posible que someta a Job a la aparente injusticia que se narra en el libro?. Correspondió, entonces, estudiar la forma en que Dios opera Su justicia. La respuesta de los libros bíblicos es que:

-Dios ejerce la justicia en el mundo real, y
-Dios ejerce la justicia en forma colectiva.

En tiempos antiguos, los hebreos no creían en una vida de ultratumba, y por lo tanto tampoco en premios o castigos después de la muerte. Estos conceptos se presentan por primera vez en Macabeos y en el Libro de Sabiduría. Si bien los fallecidos gozan en el Sheol de una especie de "semivida", en el Infierno de los antiguos judíos no se discriminaba a los buenos de los malos. Dios, por lo tanto, manifiesta su justicia en este mundo. Por otra parte, la convicción de que la deidad ejerce la justicia sobre toda la comunidad deriva naturalmente de la estructura social de clanes que dominaba la vida de los judíos primitivos. También reside aquí la fuerte solidaridad que aglutina a los judíos (sufren juntos las penas y disfrutan juntos la bonanza). Todos los libros sagrados obedecen a esta filosofía, que es muy visible en el Deuteronomio, en Josué, en Jueces, Samuel y en 1 Reyes.

Recién en Ezequiel aparece entre los israelitas el concepto de responsabilidades, premios y castigos individuales. El problema, pues, se convierte en insoluble desde el punto de vista de Job. No está sufriendo por los pecados de los antepasados (una forma primitiva de pecado original) ni por los de sus amigos y vecinos. El diálogo con sus consoladores tiende a ignorar incluso la intervención demoníaca en sus penas. El teólogo judío antiguo trató de justificar los inexplicables sufrimientos de Job a través de algún pecado ya olvidado o de faltas ocultas y nunca relatadas en el libro. Desde un punto de vista más moderno, se retorna a la acción maléfica del Diablo y al concepto del libre albedrío, condición necesaria para que se consume la alianza de Dios con Su pueblo. Si el Demonio no existiese, el Hombre no podría elegir entre el Bien y el Mal (que Job elige parcialmente al increpar a Dios por su dolor). Por estas y otras complejidades, Job ha sido llamado "el libro más difícil del Antiguo Testamento".

Obras parecidas a Job
El tema de Job (el justo que sufre injustamente) fue muy frecuentado posteriormente en la época asiria, babilónica y persa. Las culturas babilónicas, por ejemplo, cuentan la historia de un rey el cual perdió todas sus posesiones y se enfermó. Rogando piadosamente al dios Marduk, el soberano consiguió que se le restituyeran el trono y la salud. Como se ve, este episodio es muy parecido al de Job. El Asiriólogo Samuel Noah Kramer en su libro History Begins at Sumer: Thirty-Nine "Firsts" in Recorded History. (1956), hace una traducción de un texto sumerio en donde demuestra un gran paralelismo con la historia bíblica de Job. El Profesor Kramer apunta que la versión hebrea tiene influencia y deriva, de alguna manera, de la versión predecesora Sumeria. Véase también: Ludlul bel nemeqi

Relaciones con otros libros
Este libro está claramente relacionado con Proverbios y el Eclesiastés. Al leer primero Proverbios y después a Job, se ve que el primero transmite enseñanzas basadas en la pura observación empírica, mientras que el segundo contiene una grave reflexión que desconfía de las soluciones fáciles o de las verdades evidentes. El Eclesiastés es incluso más escéptico. El dolor y el sufrimiento como instrumentos de redención reaparecen en el Libro de Daniel (Daniel 12:1-3) y en Sabiduría 2:5.
La verdadera enseñanza del libro de Job es que se debe mantener la fe incluso en los momentos más penosos y en las circunstancias más injustas, porque eso es lo que Dios espera de nosotros. El autor bíblico no pudo profundizar más en la solución del problema porque no disponía de las teorías de premios y castigos en otra vida, que sólo llegarían más adelante. Por otra parte, el Nuevo Testamento también responde a las angustiosas quejas de Job con dos versículos de San Pablo: Rm. 8:18 y Col. 1:24. En uno se afirma que los sufrimientos, por grandes que sean, palidecerán ante la gloria de la vida eterna y el otro dice que las penas del Hombre no son nada en comparación con los dolores que sufrió Cristo. Además, pueden destacarse las "versiones" realizada por Goethe en su Fausto y la novela Diario de Job de Fernando Savater (1983).

Job
Job (hebreo: איּוב : ı̂yôb; árabe: أيوب, Ayyub) es la principal figura del Libro de Job en la Biblia, donde Job es sometido a una opresiva prueba establecida por un ángel caído, con autorización de Dios, mas ante las dificultades logra demostrar su fidelidad al Creador.

Job es considerado un profeta en las religiones abrahámicas: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. En los textos bíblicos, su historia es narrada en el Libro de Job, tanto en el Tanaj como en el Antiguo Testamento cristiano. En el Corán1​ se hace referencia a la paciencia del profeta Job.

Job era un ganadero muy rico, con 7 hijos y 3 hijas y numerosos amigos y criados. Vivía en "la tierra de Uz", la cual es una ciudad mencionada como parte del reino de Edom.

Satán reta a Dios argumentando que el amor que Job le profesa es por causa de sus bendiciones y no porque realmente lo ame. Yahvé concede a Satán el probar la integridad de Job.

El personaje antagónico, Satán, pone a prueba la integridad de la fidelidad de Job con permiso de Dios. Dios concede esta prueba con una única restricción: que no le quite la vida a Job. A partir de ello, Satán acecha a Job y le causa múltiples desgracias, tales como enfermedades (sarna), el ataque de caldeos y sabeos a sus criados, la muerte de su ganado, la pobreza, el repudio de su mujer e incluso la muerte de sus hijos.

Terminada la prueba, Job ha probado su fidelidad a Dios y, a pesar de todo lo ocurrido, sale triunfante (Job 42), por lo que le es restituida su anterior felicidad y con más del doble de lo que tenía, excepto la vida de sus primeros hijos, aunque tiene siete hijos y tres hijas, repartiendo su cuantiosa herencia entre todos ellos.

Debido a su bondad, paciencia, fidelidad a Dios y legado, Job es un tzadiq para la tradición judía. En el contexto de la tradición católica, Job es considerado santo; la Iglesia católica lo acoge como modelo de santidad y entra en el santoral, siendo festejado el día 10 de mayo.

La Tierra de Uz
La Tierra de Uz (hebreo: עוּץ : ‛ûwts «consulta»). El nombre Uz es un lugar mencionado varias veces en el Antiguo Testamento, principalmente en el Libro de Job.

El Nombre

Es encontrado en las distintas traducciones con el nombre de Uz, Us o Hus. Aparece por primera vez en el Libro de Job 1:1, donde dice: "Hubo un varón en tierra de Uz, llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y apartado del mal." 

El apéndice que añade la traducción de los LXX afirma que Job vive en Uz, entre los confines de Idumea y Arabia. En Génesis 10:23, Uz es el hijo de Aram, descendiente directo de Sem. 

Localización
Uz es algunas veces identificado con el reino de Edom, aproximadamente entre el suroeste de Jordania y el sur de Israel. Esta idea es sostenida por un versículo del Antiguo Testamento, exactamente Lamentaciones 4:21 dice: Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz; Aun hasta ti llegará la copa; te embriagarás, y vomitarás.

Otras ubicaciones propuestas para Uz incluyen el sur Arabia, especialmente Dhofar; Bashan, entre el sur de Siria y el oeste de Jordania; el este de Petra, en Jordania; o en el suroeste de Uzbekistán.

Edom
Edom (en hebreo, אֱדוֹם‎ ʼĔḏôm(tiberiano), Edom, «Rojo»; en asirio: Udumi; en siriaco: ܐܕܘܡ, ʼedōm) o Idumea (en griego, Ἰδουμαία, Idoumaía; en latín, Idūmaea) era una región del Levante mediterráneo, ubicada al sur de Judea y del mar Muerto, y habitada tradicionalmente por el pueblo semita de los edomitas o idumeos.

La mayor parte de la información que se tiene sobre este pueblo proviene de la Biblia y la arqueología. Se originó durante el Bronce Reciente gracias al cataclismo de los Pueblos del Mar. Cuenta Estrabón que los idumeos eran nabateos segregados por disensiones. Esta información también se puede deducir de la Historia natural de Plinio el Viejo.

Etimología
El término hebreo אֱדוֹם (ʼĔḏôm) significa ‘rojo’, se aplica al color rojo de las lentejas que Jacob le dio a tomar a Esaú, su hermano a cambio de su primogenitura. La Biblia dice al respecto del nombre: cuenta que Edom era un apodo de Esaú (nombre que significa ‘peludo’), al cual además le preparó un «guiso rojo» su hermano menor Jacob a cambio de sus derechos de primogenitura. Por dicho pacto Esaú se habría trasladado a la región que pasaría a llamarse Edom, concretamente al monte Seir (que también significa ‘peludo’), para convertirse en el patriarca de todo el pueblo edomita.

Geografía
Habitualmente se localiza la tierra de Edom en las montañas al este del Uadi Arabá, en la frontera meridional de Jordania e Israel, extendiéndose hasta el norte de la península arábiga. Se trata de una región montañosa y abrupta al sureste del mar Muerto. Su primera capital fue Bozrah, aunque luego Petra (Selah en hebreo) se convertiría en la principal plaza fuerte.7​ Otras ciudades importantes fueron Asiongaber y Elat.

Historia
Mapa del reino de Edom en su periodo de máxima extensión, alrededor del 600 a. C. El área en rojo oscuro muestra la frontera aproximada de la Idumea de época clásica.

Los edomitas ya constituían algún tipo de pueblo durante los siglos XII y XI a. C., época de que se han hallado rastros de la explotación de cobre y hierro. De esta época se han encontrado asentamientos fortificados, que se comunicaban entre sí utilizando señales de fuego. La presencia asiria resultó beneficiosa para Edom tanto económica como políticamente, según sugieren las excavaciones. Al parecer, es durante esta época cuando los edomitas se organizan como reino centralizado por primera vez.

Los siglos VIII a VI a. C. son una época de apogeo y poder, momento en que el reino alcanza su mayor extensión. Tras la conquista babilonia de Judea, los edomitas se asentaron cada vez más al norte, desplazados por los nabateos al sur, que tomaron el control de buena parte del antiguo reino de Edom y establecieron su capital en Petra. Prosperaron en el sur de Canaán hasta que fueron derrotados por Judas Macabeo (163 a. C.) y Juan Hircano (ca. 125 a. C.). Este último los obligó a adoptar las costumbres y religión de los judíos. Tras las conquistas de Pompeyo se incorporaron a la provincia de Judea, que pasó a estar gobernada por la dinastía idumea de los herodianos. Según Flavio Josefo, unos 20 000 idumeos tomaron partido junto a los zelotes en la defensa de Jerusalén durante el asedio romano del año 70 d. C. Esta es una de las últimas menciones históricas a los idumeos como pueblo.

Cultura
Idioma
El idioma edomita estaba estrechamente relacionado con el hebreo bíblico, hasta el punto de considerarse una variedad dialectal. El idioma edomita se conoce solo por un pequeño corpus, mayormente formado por breves inscripciones y óstraca. Se escribía mediante una variante del alfabeto fenicio hasta el siglo VI a. C., cuando pasó a escribirse con el alfabeto arameo.

Literatura
Se ha especulado que el libro de Job, el primero de los libros sapienciales de la Biblia, se escribiera o al menos se originara en la cultura edomita. El Apóstol Pablo en ningún momento esta dando su parecer o su opinión, tal y como si lo hace en 1 Corintios 7, lo que esta escribiendo el Apóstol es un mandato, un mandamiento, ¿dado por quien?, pues por Dios mismo, por medio del Espíritu Santo, ¿porque Pablo da mandatos?, pues justamente porque el era un Apóstol, el no era un hermano nada mas, era el Apóstol, con tal autoridad, y en base a esa autoridad, es que daba mandatos de parte de Dios, ¿usted entiende eso?, si lo entiende, ya no viva de sentires o emociones, Dios no la nombro en ningún momento pastora, el hecho de que haya gente que se acerque a Dios, no es porque Dios la ungió, y usted hable con mucha elocuencia, no se confunda, si no que es porque la misma palabra tiene poder y el Espíritu Santo es el que convence al pecador al arrepentimiento ¿acaso en el mundo, no hay mujeres que hablan hermoso y son lideres, acaso por eso Dios las ungió?, claro que no, entonces, reflexione, ore y obedezca a la palabra de Dios, Dios llamo a la mujer a ser diaconisa, no líder ni ministro, en la biblia no existe machismo, ni feminismo, existe la voluntad de Dios. Que el señor la ilumine.

Sabeos
Los sabeos o sabeanos (en árabe, السبأيون} as-Saba’iyūn) fueron un antiguo pueblo que hablaba una antigua lengua sudarábiga, que vivieron en la tierra bíblica de Saba, hoy Yemen, en el suroeste de la península arábiga.

Historia
Los sabeos eran un pueblo semítico que, en fecha desconocida, entraron a Arabia septentrional desde el norte, marcharon al sur y fundaron el Reino de Saba, en territorio del actual Yemen, unos 370 kilómetros al noroeste de Adén. La civilización sabea comenzó entre los siglos XII a. C. y X a. C. y sus gobernantes son mencionados en las crónicas asirias de finales del siglo VIII a. C. y principios del siglo VII a. C..

El antiguo Reino de Saba estableció su poder a principios del primer milenio a. C. En el siglo I a. C. fue conquistada por los himiaritas, pero después de la desintegración del primer imperio himiarita de los reyes de Saba y de Dhu-Raydan, reapareció el Reino Medio Sabeo a principios del siglo II. Fue finalmente conquistada por los himiaritas a finales del siglo III. Su capital fue Ma'rib. El reino se localizaba a lo largo de la franja de desierto, llamado Sayhad por los geógrafos árabes medievales, y ahora se denomina Ramlat al-Sab`atayn.

En la Arabia meridional se establecieron varios reinos en el antiguo Yemen, con los mineanos al norte en Uadi al-Jawf, los sabeos en la franja suroccidental que se extiende desde la sierra hasta el mar, los qatabanos al este y los hadramitas el este de ellos.

Los sabeos, al igual que los otros reinos yemenitas de la misma época, estaban involucrados en el lucrativo comercio de especias, sobre todo el incienso y la mirra. Los sabeos han dejado una gran cantidad de inscripciones con el monumental alfabeto musnad (Abecedario árabe meridional) y documentos en escritura zabur, que abarcan alrededor de 1300 años de historia y que terminaron con la extinción del reino en el siglo VI.

La Visita de la Reina de Saba a Salomón que aparece en el 1 Libro de los Reyes 10:1: "Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Yahveh, vino a probarle con preguntas difíciles."

Aparecen mencionados en el Libro de Job 1:14-15: "Vino un mensajero donde Job y le dijo: Tus bueyes estaban arando y las asnas pastando cerca de ellos; de pronto, irrumpieron los sabeos y se los llevaron, y a los criados los pasaron a cuchillo."

En el Libro de Isaías 45:14: "Así dice Yahveh: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios."

En el Libro de Ezequiel 23:42: "Y se oyó en ella voz de compañía que se solazaba con ella; y con los varones de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto, y pusieron pulseras en sus manos, y bellas coronas sobre sus cabezas."

En el Libro de Joel 3:8: "y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Yahveh ha hablado."

Y también en la Res Gestae Divi Augusti, donde Augusto dice: "En Arabia, el ejército penetró hasta el territorio de los sabeos y a la ciudad de Mariba."

Sarna
La escabiosis o sarna es una enfermedad de la piel causada por el ácaro parásito Sarcoptes scabiei, llamado comúnmente arador de la sarna. Es una ectoparasitosis de distribución mundial en todas las razas. Es una afección cosmopolita, extremadamente contagiosa, que se observa en particular en las personas que viajan a menudo. Alcanza a todas las capas de la población y constituye una dermatosis muy frecuente y de fácil tratamiento.

Etiología
El causante de esta enfermedad es el "arador de la sarna" o Sarcoptes scabiei que es un ácaro de cuerpo no segmentado, ovoide, con 4 pares de patas. La hembra mide 300-450 micras y el macho 150-250 micras.

Características principales:
Huésped: el humano. Este ácaro no vive más de 2 a 4 días en el ambiente.
Contagio: la enfermedad es fácilmente transmisible por el contacto directo, o a través de fómites (prendas, ropa, sábanas, toallas).
Incubación:
Primoinfestación (personas sin exposición previa al ácaro): 5 a 15 días
Reinfestación (personas que han sido infestadas previamente): 1 a 4 días
La fecundación ocurre en la superficie de la piel. Después de la cópula el macho muere.

La hembra se introduce en el estrato córneo de la piel y va desarrollando túneles. La hembra va dejando los huevos a medida que penetra en la piel segrega toxinas que causan reacciones alérgicas,1​ depositando (2 a 3 huevos por día) en total 30 a 50 huevos y finalmente muere en el túnel a las 4 a 6 semanas. Los huevos eclosionan y las larvas emergen a la superficie de la piel, se transforman en ninfas en 3 a 8 días, y posteriormente en adultos en 12-15 días. Las formas contagiosas son la ninfa y los adultos.

Cuadro clínico
El principal síntoma es la picazón insistente, que se intensifica durante las noches y con el calor. El picor está causado por la reacción alérgica del cuerpo al parásito, que se manifiesta con pequeños granos, ampollas y pequeñas úlceras con costras. No causa fiebre, a menos que exista infección.

Las lesiones más frecuentes son las pápulas eritematosas y las costras hemáticas, estas últimas, productos del rascado, sin embargo, las lesiones más típicas y que son de gran ayuda para el diagnóstico son los surcos, líneas grisáceas y sinuosas de 1 a 15 mm de largo, que son el reflejo exterior de una galería excavada en la epidermis por la hembra con el fin de desovar, y las vesículas perladas, del grosor de una cabeza de alfiler, producidas por la secreción del parásito. Estas lesiones, que predominan en las muñecas, las caras laterales de los dedos y de las manos, los codos y las nalgas, se extienden a todo el cuerpo. Algunas localizaciones son electivas, y no necesariamente siempre presentes: en el varón, el prepucio y el glande (chancro escabioso); en la mujer, la areola (fuera de la lactancia, las lesiones bilaterales de ambas mamas hacen pensar en la sarna); en el niño y el lactante, la planta de los pies.

La escabiosis puede ir acompañada por lesiones inducidas por microbios (piodermitis, linfangitis, etc.). Por su parte, en las personas sin infecciones microbianas de este tipo, no se traduce más que por un mínimo de síntomas y no es pruriginosa. No obstante, es igualmente contagiosa.

Clasificación
Sarna mitis
Sarna nodular
Sarna noruega (en inmunodeprimidos): forma muy contagiosa, se produce una infestación masiva, miles de hembras están presentes siendo lo habitual 10 a 20 hembras.

Tratamiento
La sarna es tratada con escabicidas, que deben aplicarse por todo el cuerpo, no solo las partes infectadas, ya que no se sabe exactamente la localización del parásito, puesto que si son adultos se pueden extender por todo el cuerpo. Entre los escabicidas más usados están la permetrina, el lindano, el benzoato de bencilo, el crotamitón y el bálsamo de El Salvador (ver Myroxylon pereirae). Se debe tener especial cuidado a la hora de aplicar el tratamiento, evitando las mucosas y esparciendo el producto por todos los pliegues de la piel, los espacios interdigitales y la zona que queda entre las uñas y la piel, dado que el parásito puede usar estas zonas como reservorios. El tratamiento dura de 3 a 5 días si es realizado de manera adecuada y es necesario repetir la aplicación una semana después por otros 3 días. Algunos accidentes graves han ocurrido cuando personas se aplican Lindano de manera inadecauda. Este acaricida y pesticida sólo puede aplicarse en una dilución y posología controlada por un facultativo[cita requerida]. Esta enfermedad es muy contagiosa y por lo tanto el tratamiento lo deben hacer todas las personas que habitan en la misma casa. El ácaro puede vivir hasta treinta horas en la ropa y el cabello y por lo tanto la ropa debe desinfectarse, ya sea pasándola por agua hirviendo o bien exponiéndola al sol durante cuatro horas.

El tratamiento por vía oral se realiza con Ivermectina 0.6% a 200 μg/kg de peso, 1 gota por kg, dosis única. Se repite una segunda dosis dos semanas después si persiste. Está contraindicada en el embarazo y en la lactancia.

Sarna en animales
La sarna puede presentarse en un considerable número de especies de animales domésticos y salvajes. Los ácaros que causan estas infestaciones (acariasis) son de diferentes especies y subespecies de sarna según sea el caso.3​ Estas subespecies pueden infestar a los animales o los seres humanos que no son sus hospedadores habituales, pero este tipo de infecciones no duran mucho.3​ Los animales infectados de sarna sufren picazón severa e infecciones secundarias de la piel. A menudo pierden peso y su salud se vuelve frágil.

La forma de sarna más frecuentemente diagnosticada en animales domésticos es la sarna sarcóptica, que se encuentra en los perros. Su agente causal es el ácaro de la sarna del género Psoroptes. Las aves de corral infectadas por sarna sufren lo que se conoce como la "sarna de pierna".

Los animales domésticos que se han vuelto ferales y no tienen cuidados veterinarios son frecuentemente afectados con sarna y una serie de otras enfermedades. Se ha observado que los animales no domésticos pueden también sufrir de la sarna. Los gorilas, por ejemplo, se sabe que son susceptibles a la infección a través del contacto con los objetos utilizados por los seres humanos.

Elifaz Temanita
Uno de los tres compañeros de Job. (Job 2:11.) Era temanita, tal vez descendiente del núm. 1 y por lo tanto descendiente de Abrahán y pariente lejano de Job. Tanto él como sus descendientes alardearon de su sabiduría. (Jeremías 49:7.) Elifaz sobresale entre los tres “consoladores” como el más importante e influyente, lo que parece indicar que también era el de más edad. Habla en primer lugar en los tres turnos del debate, y sus discursos son los más largos.

El razonamiento de Elifaz en su primer discurso fue el siguiente: “¿Quién que sea inocente ha perecido jamás? ¿Y dónde jamás han sido raídos los rectos?”. Por lo tanto, la conclusión que saca es que Job debe haber cometido algún acto inicuo para recibir el castigo de Dios. (Job 4, 5.) En su segunda recriminación, Elifaz ridiculiza la sabiduría de Job: “¿Acaso una persona sabia misma responderá con conocimiento lleno de viento, o llenará su vientre del viento del este? [...] ¿Qué entiendes, que no esté también con nosotros?”. Insinúa que Job “trata de mostrarse superior” “sobre el Todopoderoso”. Concluye su segundo vilipendio de las virtudes del justo Job, tildándole de apóstata, de vivir en tiendas de soborno y de hombre lleno de engaño. (Job 15.) Por último, atormenta a Job por tercera vez, acusándole falsamente de toda clase de delito: extorsión, retener el agua y el pan de los necesitados y oprimir a las viudas y a los huérfanos. (Job 22.)

Después de la segunda diatriba de Elifaz, Job responde bien: “¡Todos ustedes son consoladores molestos! ¿Hay término para palabras llenas de viento?”. (Job 16:2, 3.) Al final de los debates, Jehová mismo se dirige a Elifaz: “Mi cólera se ha enardecido contra ti y tus dos compañeros, porque ustedes no han hablado acerca de mí lo que es verídico, como mi siervo Job”. Se le dice a Elifaz que deben ofrecer un sacrificio, y que entonces Job orará a favor de ellos. (Job 42:7-9.)

Bildad suhita
Uno de los tres compañeros de Job, llamado el suhita, descendiente de Súah, un hijo de Abrahán y Queturá. (Job 2:11; Génesis 25:2; 1 Crónicas 1:32.) Fue el segundo en hablar en los tres debates, y en líneas generales prosiguió con el mismo tema que había iniciado Elifaz. Sus discursos fueron más cortos y mordaces, aunque no hasta el grado de los pronunciados por Zofar. Fue el primero en considerar a los hijos de Job culpables de mal proceder y, por tanto, merecedores de la calamidad que les había acaecido. Con razonamiento mal orientado, planteó la siguiente ilustración: tal como el papiro y las cañas se secan y mueren cuando carecen de agua, lo mismo ocurre con “todos los que olvidan a Dios”. La afirmación en sí misma era verídica, pero resultaba totalmente equivocado aplicarla a un hombre temeroso de Dios como Job. (Job 8.) Al igual que Elifaz, Bildad relacionó equivocadamente las aflicciones de Job con las penalidades que les sobrevenían a los inicuos. Dio a entender que el pobre Job ‘no tendría posteridad ni descendencia’. (Job 18.) En su tercer y breve discurso, argumentó que el hombre es “una cresa” y “un gusano” y, por lo tanto, inmundo delante de Dios. Aquí concluyeron las palabras de “consuelo” de los tres compañeros de Job. (Job 25.) Finalmente, Bildad y sus dos compañeros recibieron instrucciones divinas de que ofrecieran un sacrificio quemado, en tanto que Job habría de orar a favor de ellos. (Job 42:7-9.)

Zofar naamatita
Uno de los tres “compañeros” de Job, concretamente el naamatita. (Job 2:11.) Zofar fue el tercero en hablar en el debate que mantuvieron con Job. Su línea de razonamiento general siguió la de Elifaz y Bildad; acusó a Job de iniquidad y le dijo que abandonase sus prácticas pecaminosas. (Job 11, 20.) Pero después de dos turnos, Zofar desistió; ya había pronunciado su denunciación y no tenía nada que añadir en el tercer turno. Al final, Jehová ordenó que él y sus compañeros ofrecieran un gran sacrificio y que Job orara a favor de ellos. (Job 42:7-9.)


Respuesta a Job
Respuesta a Job (en alemán Antwort auf Hiob) es una obra de 1952 de Carl Gustav Jung que aborda las implicaciones morales, mitológicas y psicológicas del Libro de Job. Fue publicado inicialmente como Antwort auf Hiob (Zürich, 1952) y traducido al inglés (Londres, 1954).

Contenido
Jung considera el Libro de Job un hito en el desarrollo del "drama divino", contemplándose por primera vez la crítica de Dios (Gotteskritik).

La autora Joyce Carol Oates, en su revista "Legendary Jung" (de su colección de ensayos The Profane Art), considera Respuesta a Job la obra más importante de Jung.

Continua en La Biblia XIII: Libros Poéticos II
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lunes, 1 de agosto de 2016

La Biblia XIII: Ketuvim/Escritos


Job (1880), por Léon Bonnat

Ketuvim (כְּתוּבִים) o los Escritos
Los Ketuvim (en hebreo: כְּתוּבִים«Escritos») es la tercera de las tres partes en que se divide el Tanaj (la Biblia hebrea), lo que los cristianos conocen como el Antiguo Testamento, luego de la Torá o Pentateuco, y de los Nevi'im.

División de los escritos:

Los Tres Libros Poéticos

(O "Libros de la Verdad") (del hebreo סִפְרֵי אֱמֶ"ת, Sifrei Emet, también acrónimo de los nombres de los tres libros en hebreo):
Salmos
Proverbios
Job

Los Cinco Rollos

Leídos cada uno en otra festividad judía:

Cantar de los Cantares (se lee en Pésaj)
Rut (leído en Shavuot)
Lamentaciones (leído en el ayuno de Tish'á Be'av)
Eclesiastés (leído en Sucot)
Ester (leído en Purim)

Los Libros Históricos


Daniel
Esdras
Nehemías
Crónicas 
Crónicas

Libros Sapienciales

Se denominan Libros Sapienciales o Libros de la Sabiduría a un subconjunto de libros del Tanaj en la versión Septuaginta

Los libros que son siete, son los siguientes:

-Los libros de Job.
-Salmos
-Proverbios.
-Eclesiastes.
-El Libro de la Sabiduría.
-El Cantar de los Cantares (Libro de Salomón), y 
-Sirácides.

Por lo general no siempre se considera que todos los Salmos corresponden a la tradición sapiencial.

En el judaismo, se considera que los Libros de la Sabiduría son parte del Ketuvim o "Escritos". En el judaísmo, se considera que los Libros de la Sabiduría son parte del Ketuvim o "Escritos". En el cristianismo, todas las tradiciones incluyen a Job, Salmos, Proverbios y Eclesiastés en el Antiguo Testamento, mientras que en algunas tradiciones los libros de Sabiduría, Cantar de los Cantares, y Sirácides son considerados Deuterocanónicos

Los Libros Sapienciales se entroncan en la amplia tradición de literatura de la sabiduría que prevaleció en el Antiguo Medio Oriente, que incluye escritos del judaísmo y de muchas otras religiones.

Datos generales y títulos: Origen de la literatura hebrea
Las poesías de estilo salmódico son muy abundantes en las tradiciones literarias sumeria, asiria y babilónica desde la más remota antigüedad. Estas culturas empleaban sobre todo salmos en forma de himnos o lamentaciones. 

Muchos himnos religiosos egipcios (especialmente el "Himno a Atón"), inspiraron en forma directa diferentes salmos, cuyo ejemplo más evidente es el Salmo 104 (ver referencias). La cultura cananea influyó sobre los salmos y probablemente también sobre el resto de la literatura hebrea. El rey David, quien según la Biblia era poeta (no se cuenta con ninguna otra biografía suya), perfeccionó la organización litúrgica y aplicó un poderoso impulso a la poesía salmódica hasta alcanzar la gran variedad y calidad de los poemas reunidos en este libro.

Durante el período de la dominación persa, los salmos estuvieron en pleno apogeo y se fueron diversificando en multitud de estilos y géneros diferentes: himnos, imágenes mesiánicas, lamentaciones individuales o grupales, escatología, súplicas a Dios donde se confiaba en recibir una respuesta, textos didácticos que recuerdan importantes episodios históricos, cánticos de acción de gracias de personas individuales o de la nación entera, etcétera.

La Poesía Hebrea: Peculiaridades
En la poesía clásica europea, ocupan un importante lugar la rima, el ritmo, la métrica y la división en versos. Pero la poesía hebrea es totalmente diferente.

En ella no hallamos ni rima ni métrica; y la división en versos, tal como la conocemos hoy en día, también es algo desconocido en dicha poesía.

No obstante, observamos una especie de división en el Salmo 119, constituida por 22 párrafos de 8 versos cada uno que comienzan con la misma letra hebrea, es decir, los versos 1 a 8 comienzan con la letra aleph, los 9 a 16 con la letra beth, etc. (formando un acróstico).

Al decir esto ya estamos mencionando uno de los recursos estilísticos de la poesía hebrea:

La Aliteración
Esta consiste en que las palabras del comienzo de cada párrafo son similares, no así las últimas. Una variedad de aliteración es comenzar cada verso siguiendo el orden sucesivo del alfabeto hebreo, como por ejemplo en los Salmos 9, 10, 25, 34, 47, 111, 112, 145; también en Proverbios 31:10-31 y en Lamentaciones 1-4 (comparar con el Salmo 119). Otros elementos muy «pictóricos» que suele presentar la poesía hebrea son las comparaciones (ver Salmos 1:3; 22:12-16).

Sin embargo, la característica más importante de esta poesía es el paralelismo. Este recurso permite remarcar o ampliar una expresión por medio de su repetición. Se pueden distinguir tres clases de paralelismos:

Paralelismo por Sinonimia: Por ejemplo, en el Salmo 49:1: “Oíd esto, pueblos todos; escuchad, habitantes todos del mundo”.
El mismo pensamiento es expresado dos veces con diferentes palabras.

Paralelismo de Antítesis: Por ejemplo, en el Salmo 1:6: “Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá”. Aquí queda remarcada la primera expresión a causa del contraste que presenta la segunda.

Paralelismo de Síntesis: (O de nexo): por ejemplo, en el Salmo 22:4: “En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los libraste”. La sentencia final completa y expande el pensamiento de la primera.

Libro de Job: Éste libro, cuenta la historia de Job (Biblia), un hombre justo y temeroso de Dios que es probado duramente para ver si negaba a Dios y se apartaba de él.
Libro de los Salmos: Este libro contiene salmos y oraciones, mayormente del rey David.
Proverbios: son las enseñanzas de la filosofía teológica que enseñan al hombre a ser como los sabios y a vivir en consecuencia.
Eclesiastés: Es el compendio de las meditaciones de Salomón. Tras investigar la vida y ver que todo es vanidad, discurre que lo único importante en la vida es guardar la Palabra de Dios, por la cual seremos juzgados.
El Cantar de los Cantares: Trata de dos amantes, Salomón y Sulamit, que han sido obligados a separarse.
Libro de la Sabiduría: pertenece al canon católico y ortodoxo. Este libro se dirige a los hermanos de su autor alertándolos sobre la ruina a los que los conducirán la idolatría y el ateísmo si se dejasen llevar por ellos.
Libro del Eclesiástico: El libro está dirigido a los judíos piadosos que quieran vivir la vida según la Ley, sin olvidar a los paganos que quieran saber lo que les espera al convertirse en buenos judíos.

Continua en La Biblia XIII: Libros Poéticos I
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