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lunes, 17 de noviembre de 2014

La Biblia II: Manuscritos III

Rollo de los Salmos. Uno de los Rollos del Mar Muerto. 100 a. C.

Manuscrito ilustrado
Un manuscrito ilustrado o manuscrito iluminado es un manuscrito en el que el texto es complementado con la adición de decoración, tal como letras capitales decoradas, bordes y miniaturas. En la definición más estricta del término, un manuscrito ilustrado es únicamente aquel que ha sido decorado con oro o plata. Sin embargo, el concepto abarca ahora a cualquier manuscrito con ilustraciones o decoración de las tradiciones occidentales e islámicas.

Orígenes
La importancia de estas obras no solo está en su valor artístico e histórico, sino también en el mantenimiento del complicado alfabetismo medieval. De no haber sido por los escritos de la Antigüedad tardía, el contenido entero heredado de la literatura occidental, de Grecia y Roma, habría desaparecido. La existencia de los manuscritos ilustrados como una forma de dar importancia y conmemoración a los documentos antiguos pudo haber sido, en gran parte, una necesidad de preservación en una época en la que las hordas bárbaras habían arrasado la Europa continental.

La mayoría de los manuscritos sobrevivientes son de la Edad Media, aunque muchos manuscritos ilustrados sobrevivieron del renacentista siglo XV, y un número muy limitado de la Antigüedad tardía. La mayoría de estos manuscritos son de carácter religioso. Sin embargo, especialmente del siglo XIII en adelante, fueron incrementándose cada siglo los textos ilustrados. La mayoría de ellos fueron creados a la manera de los códices, aunque muchos se concibieron enrollados o no pasaron de simples pliegos. Algunos fragmentos de manuscritos ilustrados perduraron en papiro. La mayoría de los manuscritos medievales, ilustrados o no, fueron escritos sobre pergamino, aunque los manuscritos ilustrados suficientemente importantes fueron escritos sobre los de mejor calidad, llamados vitelas. Estas eran pergaminos elaborados con piel de becerros nacidos muertos (no natos) o recién nacidos, aunque a veces otros pergaminos de alta calidad de otras pieles también fueron llamados con este término. A principios de la Baja Edad Media los manuscritos comenzaron a ser elaborados en papel. Los primeros libros impresos fueron a veces confeccionados dejando espacios para miniaturas, o letras capitales decoradas, o decoraciones en el margen, pero la introducción de la imprenta contribuyó al rápido declive de la ilustración. Los manuscritos ilustrados continuaron produciéndose a principios del siglo XVI, pero en cantidades mucho más reducidas, sobre todo para los más pudientes.

Los manuscritos ilustrados son los textos sobrevivientes más comunes de la Edad Media. Ellos son también los mejores ejemplares sobrevivientes de pintura, y los mejores preservados. De hecho, en muchos lugares y por mucho tiempo, fueron los únicos ejemplos de pintura que perduran.

Técnicas
La ilustración fue un complejo y frecuentemente costoso proceso. Fue usualmente reservada para libros especiales: una Biblia de altar, por ejemplo. La gente rica a menudo tenía "Libros de Horas" ilustrados, que contenían plegarias apropiadas para distintos momentos del día litúrgico.

A principios de la Edad Media, la mayoría de los libros fueron elaborados en monasterios, para uso propio o para regalo. Sin embargo, el comercio de los textos comenzó a crecer en las grandes ciudades, especialmente en París, Italia y los Países Bajos, y hacia finales del siglo XIV había una significativa industria que producía estos manuscritos, con detalles de la heráldica del comprador, etcétera. Hacia el final de este período, muchos de los manuscritos ilustrados eran pintados por mujeres, principalmente en París.

Texto
En la elaboración de un manuscrito ilustrado, el texto solía ser escrito primero. Las hojas de pergamino o vitela eran cortadas en el tamaño que el autor consideraba apropiado. Después de que la configuración general de la página fuera planeada (por ejemplo: letra capital, bordes, etcétera), la página era tenuamente marcada con una varilla puntiaguda, y el amanuense comenzaba a trabajar con tinta y una pluma o plumín. La caligrafía dependió siempre de los gustos y costumbres locales.

Clasificaciones
Los historiadores del arte clasifican los manuscritos iluminados por períodos históricos y tipos, incluyendo (pero no limitado a): Antiguo tardío, Insular, manuscritos carolingios, manuscritos otonianos, manuscritos románicos, manuscritos góticos, y manuscritos renacentistas. Hay pocos ejemplos de períodos más recientes. En el primer milenio, la mayoría fueron Evangelios. El período románico vio la creación de muchas enormes Biblias –en Suecia, una requirió tres bibliotecarios para levantarla. Muchos libros de salmos también fueron profusamente ornamentados en los períodos anteriores y en el período gótico. Finalmente, el Libro de Horas, muy comúnmente el libro devoto personal de los más adinerados, fueron a menudo ilustrados en el período gótico. Otros libros, litúrgicos o no, continuaron siendo ilustrados en todos los períodos. El mundo bizantino también continuó produciendo manuscritos en este estilo, versiones que se expandieron a regiones orientales cristianas y ortodoxas.

El período gótico, se aprecia un incremento en la producción, también vio muchas obras centenarias tales como crónicas y obras de literatura ilustrada. La gente rica comenzó a promover sus propias bibliotecas; Felipe II de Borgoña, Duque de Borgoña, quien probablemente tenía la biblioteca personal más grande de su época, el siglo XV (se estima que poseía alrededor de seiscientos manuscritos ilustrados, mientras que un reducido número de sus amigos tenía solo varias docenas).

Imágenes
Cuando el texto estaba completo, el ilustrador se ponía manos a la obra. Diseños complejos eran planeados, probablemente sobre tablas de cera, que eran los cuadernos de bosquejos de la época. El diseño era entonces trazado o dibujado sobre vitela (posiblemente con la ayuda de alfileres u otras marcas, como en el caso de los Evangelios de Lindisfarne). Muchos manuscritos incompletos supervivientes de la mayoría de los períodos, nos dan una idea de cuáles eran los métodos que se usaban para elaborarlos. En otros tiempos, la mayor parte de los manuscritos no tenían imágenes. A principios de la Edad Media, los manuscritos tendían a ser libros con numerosas ilustraciones, o manuscritos para estudiosos, con la mayor parte de sus iniciales decoradas. En el período Románico había muchos manuscritos decorados o iniciales historiadas, y manuscritos esencialmente para estudio que a menudo contenían algunas imágenes, pero raramente en color. Esta tendencia intensificada en el período gótico, cuando la mayoría de los manuscritos tenían al menos algunas decoraciones, y una proporción mucho más grande tenía imágenes de algún tipo. Los libros del período gótico en particular tenían muchos bordes elaboradamente decorados, una página gótica debía contener importantes zonas y tipos de decoración: una miniatura en el enmarcado, una inicial historiada comenzando un pasaje del texto, un fino enmarcado. A menudo distintos artistas trabajaron en diversas partes de la decoración de un mismo libro.

Pinturas
La paleta del artista medieval era sorprendentemente amplia:
ColorFuente(s)
RojoSulfuro de mercurio(II) (HgS), usualmente llamado cinabrio o bermellón, en su forma mineral natural o sintetizado; Tetróxido de Plomo, llamado "minio" (Pb3O4); colores hechos a base de insectos tales como cochinilla, laca, etcétera; ferrín Óxido de Hierro (Fe2O3)
AmarilloColores hechos a base de plantas, tales como reseda, Curcuma longa o azafrán; colores amarillo tierra (ocre); oropimente, trisulfuro de Arsénico, (As2S3).
VerdeCompuestos a base de plantas tales como bayas de frangula; compuestos de cobre tales como cardenillo (también conocido como verdigris) y malaquita.
AzulAzul marino (hecho del mineral lapislázuli); azurita; sustancias hechas a base de plantas tales como añil.
BlancoPlomo blanco (también llamado "escama blanca", carbonato de Plomo (PbCO3)); tiza.
NegroCarbono, de fuentes tales como hollín, carbón vegetal, huesos o marfil quemado.
DoradoOro, en forma de láminas (extremadamente finas) o pulverizado y esparcido en goma arábiga o huevo (llamado "oro de caracola").
PlateadoPlata, también en forma de láminas o pulverizado, así como con el oro; láminas de estaño.
Miniatura
En los manuscritos y libros ilustrados de la Edad Media, las miniaturas (del latín miniare,​ “colorear con minia”) o iluminaciones (del latín tardío illuminatio​), eran pinturas o dibujos de figuras, incluidas o no en escenas o composiciones, las cuales, en su caso, representaban diversos temas propios de su etapa histórica, como los temas de carácter sacro, similares a los que llenaban los vitrales de las catedrales e iglesias en el arte románico y en el primer arte gótico. Al final del periodo gótico, ya en el umbral del Renacimiento o Edad Moderna, los manuscritos ilustrados se llenan de temas civiles, profanos y galantes, y alcanzan su mayor apogeo con un nivel de calidad excelente y una amplia difusión internacional, principalmente a través de las cortes de la nobleza europea.

A partir del siglo XVI, el auge de la imprenta parece restar protagonismo a este tipo de costosas creaciones. El último gran maestro iluminador fue Giulio Clovio, a mediados del siglo XVI.

En los márgenes de las páginas de los manuscritos era frecuente que se incluyeran distintos motivos ornamentales. Los más conocidos son los dibujos que realzan las letras capitales o los que separan las columnas de texto mediante motivos que representan arquitecturas fingidas, arabescos y tallos y hojas que se enroscan por los márgenes de las páginas. El término miniatura deriva de minium, un óxido de plomo de color rojo que se utilizaba como componente de la tinta fundamental que se comenzó a emplear para la iluminación de los códices manuscritos en letras capitales, márgenes y posteriormente, con la evolución de la ilustración medieval, en representaciones de gran colorido y complejas composiciones.

Tetróxido de plomo
El tetraóxido de plomo, también denominado minio o plomo rojo e incluso azarcón, es un óxido de plomo de color anaranjado o rojo. Su nombre vulgar proviene del nombre latino minium indicando que proviene del río Miño en el norte de España, donde fue extraído para la minería por primera vez. De la utilización del minium como componente de la tinta más habitual para la iluminación de códices medievales deriva el término 'miniatura'.

Propiedades químicas
Químicamente el minio es plomo en su forma de tetraóxido, Pb3O4, o 2PbO·PbO2. El punto de fusión del minio es 500 °C, y se descompone en óxido de plomo (II) y dioxígeno.

Preparación
El minio se prepara por calcinación del Óxido de plomo (II) en aire caliente entre 450 y 480 °C:
6 PbO + O2 → 2 Pb3O4

El material resultante se contamina con óxido de plomo (II). Si se desea un compuesto puro el PbO puede ser eliminado con una disolución de hidróxido de potasio:

Otro método de preparación se fundamenta la fusión de carbonato de plomo (cerusita) en aire:
6 PbCO3 + O2 → 2 Pb3O4 + 6 CO2

Otro método consiste en la oxidación del albayalde (carbonato básico de plomo o plomo blanco):
3 Pb2CO3(OH)2 + O2 → 2 Pb3O4 + 3 CO2 + 3 H2O

Usos
Se emplea en la manufactura de baterías. Como recubrimiento de superficies de hierro contra la corrosión, además de pigmento naranja.

Los manuscritos ilustrados
La ilustración de manuscritos se inició en el Antiguo Egipto, hacia el 2000 a. C., con el denominado Libro de los Muertos. Estos se realizaban por encargo de faraones, nobles, o sacerdotes y contenían oraciones e instrucciones sobre cómo deberían comportarse los difuntos en el más allá. En ellos se representaban los momentos más importantes del ritual de entierro, embalsamamiento, el pesaje simbólico del alma y la presentación ante Osiris.

Los escribas de Alejandría, probablemente, se inspiraran en la técnica de estos rollos ilustrados al copiar los manuscritos destinados a la Biblioteca de Alejandría, incluso para la posible versión miniada del Antiguo Testamento, traducido en Alejandría, del hebreo al griego, así como los redactores de manuscritos miniados bizantinos posteriores. El arte de pintar miniaturas y de ilustrar los libros tuvo un papel relevante en el desarrollo de la pintura románica y gótica, así como en otras etapas de la historia de la pintura.

Los grandes nombres del arte de las miniaturas y los libros ilustrados están vinculados a los talleres de ilustradores franceses o flamencos como Jean Poucelle, Jaquemart de Hesdin o los hermanos Limbourg, y a pintores toscanos como Simone Martini y otros. Durante la etapa de la pintura gótica, los libros son obras que facilitan el intercambio cultural y consecuentemente la difusión de las corrientes artísticas por las cortes y otros centros artísticos de toda Europa. Son justamente destacados libros como el Breviario de Felipe el Hermoso, el Salterio de San Luis, el Salterio de la Reina Mary y el libro de Las muy Ricas Horas del Duque de Berry de los hermanos Limbourg, conservado en el Museo Condé de Chantilly (Francia).

En España, los manuscritos ilustrados más antiguos datan del siglo XI en el primer Románico; son la Biblia de Ripoll procedente del Monasterio de Ripoll y la Biblia de San Pedro de Roda procedente del antiguo Monasterio de San Pedro de Roda. Ambos monasterios se hallan en Cataluña, pero los libros actualmente están el primero en la Biblioteca Vaticana y el segundo en la Biblioteca Nacional de París. Otros libros ilustrados procedentes de los antiguos reinos de la Península Ibérica son:

Liber Testamentorum de la catedral de Oviedo, realizado en el siglo XII por encargo del obispo Pelayo, con extraordinarias miniaturas ejecutadas a toda página, con una completa gama de colores y añadidos de oro y plata. La colección de códices de las obras de Alfonso X el Sabio, repletas de escenas narrativas sobre temas variados constituyen un valioso testimonio de su época.

El arte de los retratos en miniatura
Los retratos en miniatura, así como otros géneros en miniatura (escenas cortesanas o paisajes) se desarrollaron a partir del siglo XVI. Eran retratos o pequeños cuadros encajados en diversos objetos como medallones, relojes de sobremesa y joyeros. El marco de los retratos, con frecuencia es un medallón ovalado. Este nuevo tipo de pintura en miniatura se realizaba en una gran variedad de técnicas pictóricas como óleo sobre cobre, estaño, esmalte o marfil, aguadas sobre pergamino o cartulina, o desde el siglo XVIII acuarelas o aguadas sobre marfil o papel vitela. Pintores como Goya Fragonard hicieron de los retratos en miniatura una faceta más de su actividad. Hubo pintores que se dedicaron a este arte casi en exclusividad. En el siglo XIX, con el desarrollo de la fotografía se inició la decadencia de este arte.

En Inglaterra se desarrolló como una forma o técnica independiente del resto de la pintura, a partir de la obra de pintores como Holbein el joven, Isaac Oliver y S. Cooper. En Francia tuvieron relevancia pintores como J. Petitot, que retrató en forma exquisita al rey Luis XIV y a los personajes de la Corte, así como Jacques Augustin o J.B. Isabey en la etapa de Napoleón. El retrato ovalado del archiduque de Carlos de Austria, (pretendiente al trono de España cuando la Guerra de Sucesión), obra de Pere Crosells, destacado pintor de Barcelona que fue una de las ciudades que tomaron partido por él.

Cuero
Llámase cuero (del latín corium, "piel de los animales, curtida") a la piel tratada mediante curtido. Proviene de una capa de tejido que recubre a los animales y que tiene propiedades de resistencia y flexibilidad bastante apropiadas para su posterior manipulación. La capa de piel es separada del cuerpo de los animales, se elimina el pelo o la lana, salvo en los casos en que se quiera conservar esta cobertura pilosa en el resultado final y posteriormente es sometida a un proceso de curtido. El cuero se emplea como material primario para otras elaboraciones. El arte de elaborar el cuero para la consecución de productos manufacturados es denominado marroquinería, palabra que proviene del marroquín, un tipo de cuero lustroso y delgado. La península ibérica ha estado desde sus comienzos muy unida con la piel. Se puede ver sino la definición que ofrece Estrabón de Hispania poco después de iniciarse la era cristiana: «Hispania es semejante a una piel extendida a lo largo de Occidente a Oriente», y a veces mecionamos que la península es una piel de toro, indicando únicamente la forma de la península.

Imperio romano
En la época del imperio romano se sabe que el principal consumidor de artículos de cuero fueron las legiones, y este comercio estuvo centralizado en la ciudad de Roma a través de un gremio de comerciantes de cueros y pieles del puerto de Ostia. El comercio del cuero fue precisamente uno de los elementos desencadenantes de la guerra de Cartago, que era suministrador de pieles de los diferentes países mediterráneos gracias a los mercados instalados en el norte de África, lo cual provocó la ruptura del monopolio imperial romano que regulaba el comercio de las pieles.

A partir del siglo III a. C., y muy especialmente de la época del imperio romano, los mercados del cuero proliferan en todo el mundo romanizado. Quizá sea el sur de Francia y la práctica totalidad de la Península Ibérica la zona más abundante en este tipo de industrias. El hallazgo en el yacimiento de Contrebia Belaisca, en el pueblo de Botorrita (Zaragoza), de cal, azufre y de otros productos químicos, correspondiente al período comprendido entre los siglos I a. C. y III a. C., demuestra el desarrollo de la piel en tan temprana época en la romanizada Hispania. El material mayoritariamente utilizado en la confección del calzado era el cuero.

Edad Media
Carlomagno dicta numerosas leyes prohibiendo o limitando el comercio de determinadas pieles, y al mismo tiempo carga con impuestos de otras. Por esa época se tiene conocimiento de pieles bastas, mal trabajadas y de procedencia local: garduña, comadreja, gato montés, topo, liebre, ciervo, buey, cordero y cabra. La más cotizada es la de marta. Se sabe que para fabricar adornos para las mangas, cuellos, los nobles germánicos y mediterráneos importan desde el Cáucaso pieles de armiño (Denominada también arminia o rata de Armenia).

La moda por esa época era traer las pieles de Siberia. Este comercio tendrá una duración de un siglo e irá cayendo bajo el monopolio de las comunidades de judíos de Varsovia o de Leópolis, que tratan directamente con los cazadores. Por otra parte, al desmoronarse progresivamente las vías de comercio romanas, el papiro para escribir se hace cada vez más escaso en Occidente, beneficiando a una industria local de producción de pieles finas para la fabricación de pergamino.

Baja Edad Media (España)
La elaboración de cuero tiene una época de esplendor en el sur de España, en los reinos árabes del Al-Andalus. La ciudad de Córdoba se hace famosa por su producción de cueros de alta calidad, repujados, policromados y, en algunos casos, metalizados con aplicaciones de finas hojas de oro y plata. Algunos autores han contribuido a un estudio de las propiedades del cuero; uno de ello es Ramón Llull, que cerca del año 1290 escribe el Llibre de les Bèsties como parte integrante del Llibre de Meravelles o Fèlix y que se puede decir constituye una auténtica joya para el estudio de la relación entre las pieles utilizadas en la curtición y los animales que las procuraban.

El Renacimiento (España)
Resulta una incógnita saber cual era la vida cotidiana de los artesanos del siglo XIV, no obstante se dispone de un documento, el Quadern de Comptes que es una especie de libro de contabilidad muy rudimentario que procede de Jaume March y de su hijo Bernat March y que nos suministra abundante información sobre el comercio del ramo de la piel en Vich y de la región. Las cuentas muestran qué tipo de cueros se utilizaban mayoritariamente por aquella época y de dónde se importaban, y se sabe que el gremio de zapateros era el más numeroso de entre los profesionales del sector. Con la expulsión de judíos y moriscos, reputados artesanos tienen que abandonar España para ir al exilio, estableciéndose en ciudades del norte de Marruecos. La artesanía del cuero, como otros muchos tipos de manufacturas, decaen por este motivo en la península.

Aplicaciones
Vestimenta
Históricamente el mayor uso dado al cuero es el de vestido y calzado, hasta el punto de ser la primera materia prima de la que se tiene constancia que se usara para vestir. Actualmente en este campo se utiliza principalmente en la fabricación de ropa de abrigo y calzado.

Construcción
Otro uso histórico del cuero fue en la fabricación de tiendas transportables, cubiertas, puertas y fabricación de canoas y barcas.

Militar
Hasta el perfeccionamiento de las armas de fuego el cuero se empleó en la fabricación de armaduras ligeras, escudos y fundas de armas. Su uso para la fabricación de monturas y aparejos para caballerías, botas de calidad, etc, hace que su utilidad militar se mantenga incluso bien entrado el siglo XX.

Herramientas
Tradicionalmente se utilizó en la fabricación de cuerdas, cinchas y correas, arneses para caballerías o animales de tiro. Actualmente su uso en los países occidentales está limitado a los arneses de equitación.

Encuadernación
La mayor parte de los códices de la Edad Media se han conservado hasta hoy en día gracias a que fueron escritos en pergamino. Disponemos de un considerable número de escritos religiosos, conventuales y nobiliarios, pertenecientes al período comprendido entre los orígenes de la patrística y la aparición de la imprenta. No obstante, el pergamino tuvo que enfrentarse, a partir del siglo XI, con un descubrimiento: el papel introducido en España y posteriormente en el resto de Europa, por los árabes. Hoy en día se emplea el cuero en encuadernación, sobre todo es un material empleado en la cubierta de los libros.

Tipos de cuero
El distinto origen, tratamiento de curtido y posterior elaboración del cuero proporciona un producto final muy distinto.

Según su procedencia
Los cueros tienen diferentes tipos según la procedencia de las pieles, y difieren en su estructura según sean las costumbres de vida del animal originario, la edad del animal, el sexo, y la estación del año en la que fue tratada. La primera categoría podría ser:

Bovinos-Caprinos-Porcino-Equinos-Nutria-Chinchilla-Reptiles
Peces Se emplea a veces la piel de los tiburones.
Cérvidos tales como ciervos, gamos o renos.

Así mismo, existen diversos materiales sínteticos de similares características al cuero. Por ejemplo, el denominado cuero ecológico o vegetal, producto de una mezcla de caucho y algodón.

Según tratamiento poscurtido
Cuero cocido: Cuero endurecido por el sistema de introducirlo en agua, cera o grasa hirviendo. Por este procedimiento las fibras de colágeno se acortan, y la pieza de cuero se encoge y se hace rígida y mucho más dura. Si se emplea solamente agua, el resultado es quebradizo, pero si se emplea cera o grasa, esta empapa la pieza y el resultado es mucho más resistente. En los escasos minutos en que la pieza se enfría, resulta muy moldeable, manteniendo después la forma obtenida una vez que se endurece. No todo el cuero curtido sirve para esta práctica, habitualmente se emplea el cuero de curtido vegetal.

Históricamente este procedimiento se empleaba para fabricar armaduras de cuero, pero también se ha utilizado para encuadernación de libros o la fabricación de pequeños muebles o cofres. Actualmente se utiliza en artesanía, recreacionismo, rol en vivo e incluso para escultura.

Cuero engrasado: Cuero engrasado para aumentar su resistencia al agua. Esto repone los aceites naturales que permanecen en el cuero después del proceso de curtido, que se pierden con el uso continuo. Todo el cuero curtido puede recibir tratamiento de grasa, aunque los cueros curtidos con productos naturales, al ser más porosos absorben mejor la grasa. El engrasado frecuente mantiene el cuero flexible, impide que se vuelva quebradizo y alarga sensiblemente su buena conservación.
Cuero teñido: Cuero tratado con colorantes para conseguir tonos decorativos. Todos los tipos de curtido se pueden teñir. Para teñir los cueros en artesanía se utilizan tintes de anilina disueltos en alcohol, aplicados con un algodón o tela o bien pinturas acrílicas aplicadas habitualmente con pincel. Las primeras proporcionan unos colores translúcidos, similares a los obtenidos al pintar sobre cartulina con acuarela, y es necesario pintar todo de una sola vez, pues de una vez para otra el alcohol se habrá evaporado y el color resultante habrá cambiado de tono. Los acrílicos, por el contrario, proporcionan un color uniforme. En el cuero de uso industrial se emplean todo tipo de pinturas y disolventes, dependiendo del tipo de cuero que se quiera obtener como resultado final, aplicándose habitualmente por procedimientos de inmersión.

Charol: Cuero cubierto con una o varias capas de barniz de poliuretano que le da un brillo característico. Este tratamiento impermeabiliza el cuero y lo hace más resistente.

Profesiones y operaciones
Profesiones
Curtidor: Persona especializada en la operación de las pieles con el objetivo de convertirlas en cuero.
Encuadernador /Guarnicionero
Marroquinero: Persona dedicada a la elaboración de artículos o accesorios de cuero.
Talabartero / Zapatero / Tenería

Operaciones
Curtir / Repujado

Rollo (manuscrito)
Un rollo es, en términos de manuscritos antiguos, una larga lámina, generalmente de papiro o pergamino enrollada sobre sí misma, en que se escribía antes del desarrollo de los códices que, aunque escritos al comienzo sobre estos mismos soportes, tuvieron el formato de los libros actuales.

Características
Para manejar mejor los rollos y facilitar su almacenamiento y preservación se les pegaba al final de la última hoja un cilindro de madera, hueso o marfil (gr. omphalos, lat. umbilicus) y alrededor de él se envolvía la tira. Se unían no más de 20 hojas para formar un rollo. La primera se llamaba en griego “Protókollos”. Generalmente se escribían de un solo lado pero en muchos casos de ambos lados. Se estima que en la Biblioteca de Alejandría había entre 400 000 a 700 000 rollos (debe considerarse que un solo canto de la Ilíada o la Odisea ocuparía un rollo de papiro). Muchos rollos fueron rescatados en su forma primitiva al excavar las ruinas de Herculano y otros lugares.

El texto de las obras se distribuía en varios rollos, de longitud más o menos similar, y teniendo en cuenta su división por capítulos. Los textos breves se reunían en un mismo rollo. La tendencia era armar rollos de 6 o 7 metros, que formasen un cilindro de 5 a 6 cm de diámetro, cómodos para llevar en la mano. A partir del siglo III d. C., los rollos comenzaron a ser reemplazados por los códices, aún utilizando papiro o, preferentemente pergamino. No obstante después de esa época los rollos continuaron produciéndose en ciertos casos.

Mónica Izquierdo Alonso​ ​ observa que, desde el punto de vista de la “textología documental”, en el “espacio documental” (espacio físico), hay dos tipos de organización: a) Continuidad, propia del rollo, y b) Discontinuidad, propia del códice y el libro convencional. Para su visualización un rollo debe ser extendido desde su principio; el códice y el libro pueden abrirse en cualquier parte (un ejemplo típico son los diccionarios con las iniciales encaladas). Pero esto sería un inicio de lo que marcaría el mundo de las escrituras, siendo un útil descubrimiento y desarrollo para próximas generaciones

Soportes
Papiro
Tomada del egipcio antiguo per-peraâ, que significa “flor del rey” y adaptado el nombre original por los griegos bajo la forma pápyros, se acabó reservando el término býblos, que a veces coexiste con el anterior, para referirse al producto material, el rollo, una vez que había sido confeccionado. Se supone que la palabra derivó del nombre del puerto que exportaba grandes cantidades de este material: 
Biblos.

En el Egipto antiguo se daba forma rectangular a las hojas obtenidas y luego estas se unían por sus bordes hasta obtener una larga tira que luego se enrollaba para su mejor manipulación, tanto en la escritura como en la lectura. Como cada hoja consistía en la superposición de dos capas de tiras dispuestas perpendicularmente, las hojas para formar el rollo se unían en forma tal que pudiera escribirse en el sentido de las fibras, exceptuando las hojas de los extremos – las de mejor calidad - que se ponían a 90 grados para darle al rollo mayor consistencia. Luego se enrollaba la lámina con su escritura hacia el interior. Se pegaba en los márgenes extremos de la tira un borde de papiro para evitar que se rasgara. El soporte de papiro sólo podía conservarse en el clima seco de Egipto pues se deteriora fácilmente con la humedad del ambiente. En Egipto se usaron rollos de papiro desde los primeros tiempos del Reino Antiguo. El rollo de papiro más antiguo fue hallado en la tumba de Hemaka, (primera dinastía), en la necrópolis de Saqqara, alrededor de 2900 a. C., pero su texto no es visible. Los rollos escritos más antiguos de que disponemos son de la cuarta dinastía y la quinta dinastía.

El Papiro Prisse redactado probablemente hacia el fin de la dinastía XI es uno de los mejor coservados hallados hasta el momento y también uno de los primeros en el formato de “rollo”.​ Este documento fue obtenido por el orientalista francés Émile Prisse en Tebas en 1856 y se preserva en la Biblioteca Nacional de Francia. El rollo de papiro más largo llegado hasta nosotros mide 40,52 metros (Papyrus Harris – Museo Británico). Su texto tiene 1500 líneas. Fue redactado en escritura hierática durante el reinado de Ramsés IV – ca. 1145 a 1155 a. C. Está dividido en 5 secciones y posee 3 ilustraciones. Debido a la longitud normal del tallo de la planta, una hoja de 30 cm era costosa y una de 35 cm muy rara. En general un papiro de más de 23 cm de altura, era siempre algo lujoso. Esto se vinculó estrechamente con la evolución del formato del rollo. De ser usado exclusivamente en Egipto, el uso del papiro se extendió a Grecia en el siglo V a. C. y luego a occidente.

Pergamino
Aunque los cueros y pieles fueron usados desde la antigüedad, el pergamino se comenzó a producir en Grecia alrededor del siglo II a. C. Su nombre deriva de uno de sus principales centros de producción: el reino de Pérgamo. Este soporte era preferido por su durabilidad. Admitía correcciones del escriba. No podía escribirse en sus comienzos (según algunos autores) de ambos lados como a veces se hacía con rollos de papiro.​ Pero, y principalmente por el costo de su producción, era frecuente que se raspara todo su texto anterior (lo que dio origen al palimpsesto) para escribir uno nuevo (aunque hay menciones de que aún los escritos de papiro se "lavaban"). Existía una calidad especial diferenciada: la vitela (en latín, vellum). La vitela se elaboraba con pieles de animales no natos o de pocas semanas. Era una piel mucho más fina, blanca, flexible y transparente. No se podía distinguir la capa hielina de la carnosa, puesto que esta estaba poco desarrollada.

Por otra parte, el papiro solo se producía en Egipto. Siendo monopolio del estado, ello ocasionaba a otros estados una dependencia, además de mantenerse alto el precio. La conquista de Egipto por los árabes (640 d. C.) interrumpió el comercio del papiro.​ Los rollos de pergamino se armaban cosiendo consecutivamente las tiras obtenidas en el proceso. El Pentateuco Hebreo de Bruselas (siglo IX d. C) resultó de la unión de 57 pieles y su longitud es de 36.5 m.

El rollo de pergamino más largo hallado es de 9,23 m. Tiene menos de 1 décima de milímetro de espesor.​ Pertenece al grupo de los llamados Rollos del Mar Muerto y data aproximadamente del año 70 d. C.

El pergamino fue el soporte por excelencia a partir de los siglos III y IV, hasta la introducción del papel por los árabes en Europa a finales del siglo VIII. Después de la difusión de este, siguió siendo el material preferido para los códices miniados o iluminados durante mucho tiempo.

Cueros y pieles
Los cueros y pieles de animales, curtidos y tratados con procedimientos mucho más imperfectos que el que permitió elaborar el pergamino en el siglo II a. C., sirvieron de soporte a la escritura desde tiempos antiguos en muchas regiones. La mención más temprana del uso de pieles como soporte se encuentra en un texto egipcio de la Dinastía IV (c. 2550 a. C.). El texto existente más antiguo en ese material data de la dinastía XII (2000-1800 a. C.) También se usaron en el cercano oriente, Irán, Irak y Turquestán. Los rollos más famosos de cuero son los hallados en Qumran en 1947 (Rollos del Mar Muerto).

Bambú - tablillas de madera - seda (China)
En China, antes de la invención del papel se utilizaba la seda que luego se enrollaba, y también las tiras de bambú y tablillas de madera, unidas y acomodadas en forma de rollo.​ Hasta alrededor del siglo II a. C., la escritura china se tallaba sobre superficies duras. Después las inscripciones se hacían sobre bronce y más adelante se usaron caracteres tallados en tiras estrechas de madera o bambú sujetas con correas, que eran luego enrolladas. Cuando llegó la era de la dinastía Han (206 a. C. a 220 d. C.) comenzó a utilizarse el pincel y los caracteres se escribían con tinta negra sobre rollos de seda. Para el siglo II d. C., una vez inventado el papel, los libros se escribieron en rollos de este material. Luego comenzaron a plegarse los manuscritos en forma de acordeón en el siglo IX.

Otros soportes
La tela de lino fue usada en el antiguo Egipto para escribir, y entre los romanos aparece también como material ‘para ciertos rituales’ (cf. Tito Livio, X, 38: liber uetus linteus, entre los samnitas, etc.). Plinio habla de ‘uolumina lintea’ para documentos privados, pues las actas públicas se hacían en plomo. El texto más largo existente en escritura etrusca (Liber Linteus), conservado en el Museo Arqueológico de Zagreb, está escrito en un rollo de lino.

​Las hojas de palma: Como soporte de la escritura comenzaron a usarse en Asia ya en el siglo V a. C. y su uso continuó hasta el siglo XIX.​ ​

Corteza de abedul: En el área de NovgorodRusia, los arqueólogos han desenterrado aproximadamente 1000 manuscritos, y continúan en ello. Muchos son cartas de estilo coloquial y relatos tallados en rollos de corteza de abedul. La mayoría de ellos datan entre el 
siglo XI XV. Los manuscritos budistas más antiguos están grabados en rollos de corteza de abedul, y datan de los siglos I a V d. C.​ La arqueología en el siglo XX ha confirmado la existencia de rollos de corteza de abedul que datan probablemente del siglo XVI, utilizados por los Ojibwa, el tercer gran pueblo nativo de Norteamérica, con inscripciones de complejos modelos geométricos e imágenes utilizados como ayuda memoria.

La mayoría de los rollos hallados en Qumran eran de piel, aunque había algunos en papiro y un rollo de cobre, el único existente. En 1979 se encontraron en una tumba en Ketef Hinnom, próximo a Jerusalén, dos rollos de plata con escrituras bíblicas.​ ​Un rollo de plomo con la inscripción del Salmo 80, en griego, fue hallado en Rodas. No se han hallado manuscritos en este material en el antiguo Israel, pero algunos han interpretado el término oferet (Job 19:24)"plomo", como referente a tal soporte de escritura.

Formatos de la escritura
Una diferenciación fundamental se relaciona con el sentido de la lectura. Debe discernirse entre: Volumen y Rotulo (ambos términos latinos).

Volumen
(formato horizontal, del Lat. volvere: arrollar). La lectura era paralela al lado largo de la tira o rollo. El rollo de desplegaba horizontalmente. Este fue el formato usado casi exclusivamente, hasta aproximadamente el siglo III d. C., en comenzaron a usarse los códices. Se escribía en forma de columnas cuidadosamente alineadas que iban formando las páginas del volumen. Su lectura era bastante dificultosa, puesto que el lector sujetaba el volumen con la mano derecha y para leerlo tenía que desenrollarlo tirando con la mano izquierda al mismo tiempo que lo iba enrollando, por lo tanto, esta forma cilíndrica va a entorpecer todo tipo de consulta anterior puesto que había que desenrollarlo de nuevo e irlo enrollando del otro extremo. Los hebreos escribieron siempre en rollos horizontales. Continuaron con esta práctica hasta mediados del siglo X.​ El rollo del Pentateuco es aún escrito y usado en la liturgia hebrea de nuestros días. Puede decirse que del formato “volumen” derivó en gran medida la tecnología del “códice”. En el siglo IX comenzaron a plegarse los rollos manuscritos en forma de acordeón o biombo.

Rotulus
(formato vertical, del Lat. rotŭlus = cilindro, Pl. rotuli), también denominado: transversa charta.

La lectura era paralela al lado corto de la tira o rollo y este se desplegaba verticalmente. Cuando Alejandro conquistó Egipto trajo consigo extensos textos de normas de gobierno, escritos en rollos de 30 cm de alto, en formato volumen, como era lo habitual. Durante el Helenismo, su transcripción fiel resultaba muy onerosa por la escasez de hojas de 30 cm. Los griegos lo resolvieron rotando 90 grados el sentido de la escritura en los rollos. Cuando los Romanos conquistaron el Egipto ptolemaico continuaron esa norma, pero aumentaron el ancho de sus documentos legales para demostrar “quién estaba a cargo”. Aunque la lectura, y aún la escritura de rollos en formato rotulus era más cómoda en algunos casos (listas, registros - tax rolls, rollos obituarios del medioevo, p.ej.), eran incómodos - al igual que los volumen - cuando durante la lectura o escritura, quería consultarse cualquier parte del texto. En el siglo III d. C., la diversidad de los dos formatos cristalizó en dos grandes corrientes: la semítica y la grecorromana. La corriente semítica conservó la tradición fenicia del formato volumen (estrechas columnas como suspendidas del límite superior). Pese a que los manuscritos más antiguos del Corán fueron escritos en su mayoría en el formato “códice”, se recuperaron algunos en rollos de pergamino en el formato “rotulus”. (Como expresión de respeto se continuó escribiéndolo sólo en pergamino hasta el siglo XIV.) Un completo manuscrito del Corán requería entre 500 y 700 pieles. Los rollos se dividían en varios tomos. La preferencia de un material más pesado y grueso y del formato vertical (rotulus) sobre el horizontal (volumen), puede haber sido dictada tanto para demostrar la mayor autoridad sobre las tradiciones Judeo Cristianas, como para diferenciarse de ellas.

Subsistencia del término
Después de que el rollo fuera casi totalmente remplazado por el códice, ciertos escritos y documentos se continuaron redactando en rollos, en especial en el formato rotulus. Cuando eso se dejó de hacer, en muchos casos el término subsistió para denominar tales documentos o las actividades vinculadas:

Master of the Rolls: así se denomina aún en Inglaterra y Gales a un juez que se encuentra en tercer lugar jerárquico en la Corte Suprema. Antiguamente tenía bajo su resguardo los documentos (rolls) de la cancillería.
Judgment roll o Decree roll: Fallo o Decreto de la Corte en la antigua Inglaterra.
Plea rolls: Registraban todos los casos presentados en la Court of Common Pleas
Tax Roll: es una lista de las personas y propiedades sujetas al pago de determinado impuesto, con los montos correspondientes, con el objeto de facilitar el cobro y llevar un control. El ejemplo más antiguo es el Canon Real de Turín, un rollo de papiro que data del reinado de Ramsés II. Subsisten con tal nombre en varios países.
Pipe rolls: a veces llamados Grandes Rollos, son una colección de registros financieros del tesoro del Reino Unido. El más antiguo data del siglo XII y su uso extendió hasta 1833, conservándose el conjunto prácticamente completo. También existe una colección en Normandía, entre 1066 y 1205, muy fragmentada. Su nombre se debe a que se los guardaba dentro de un tubo (en inglés: pipe).
En los archivos del Reino Unido existen los Close Rolls, Patent Rolls, Fine Rolls, liberate rolls, scutage rolls, exchequer rolls, memoranda rolls, etc.​ Cada categoría sirve a fines administrativos diferentes y son variables los detalles de sus formatos.​ ​Estos manuscritos antiguos se guardan en Inglaterra en la Oficina de Registro Público, en la ciudad de Kew. Muchas de estas denominaciones se siguen actualmente utilizando también en Estados Unidos y otros países.
Rollos obituarios (Lat. brevia o brevis): Anunciaban la muerte de un personaje importante y no tenían límite en su longitud; era una práctica habitual de las órdenes monásticas en la Edad Media; el portador (llamado roliger, rotulifer, bajulus, rotoli, breuiger, gerulus, etc.) llevaba el rollo de lugar en lugar, y los diversos establecimientos agregaban su propio reconocimiento, a veces en forma poética o pidiendo por sus propias almas. Su extensión aumentaba con el viaje, alcanzando a veces longitudes considerables.

El “Rollo de Matilda”, hija de Guillermo el Conquistador y abadesa de La Trinidad de Caen, era mayor de 20 metros. Desafortunadamente fue destruido en la Revolución francesa. En muchos casos se le iban agregando hojas y cambiaban los escribas y, consecuentemente, los tipos de escritura.​ La literatura da cuenta de ellos desde el siglo VIII, pero los más antiguos recuperados datan de la segunda mitad del siglo X.

Himnos religiosos: Tales como los usados para cantar el Exultet.
Rollos de la Torah: Contienen el Pentateuco. En las sinagogas, los rollos están en formato volumen, como es la tradición hebrea, y son sacados semanalmente para su lectura.

Rastros en la Etimología
Buscando el término rol, vemos en el Diccionario de la RAE: (Del cat. rol, y este del lat. rotŭluscilindro).

1. m. Rolde o rollo.
2. m. lista (‖ enumeración).
3. m. Mar. Licencia que da el comandante de una provincia marítima al capitán o patrón de un buque, y en la cual consta la lista de la marinería que lleva.
.........
1. m. papel (‖ función que alguien o algo cumple).
.........
El término rol viene del soporte material, el rollo. Frecuentemente en diversas culturas, una larga lista que originalmente tenía un rollo como soporte, derivó en el término rol. En el caso 3, es tradicional en el vocabulario marítimo hablar del "rol de la tripulación", pues antiguamente la lista de los oficiales y tripulantes se escribía en un rollo (formato rotulus). Para desempeñar su papel, los actores de teatro en el medioevo llevaban un "rollo" como ayuda memoria para sus representaciones. De allí deriva el término "rol" del actor.

En el WordReference.com English-Spanish Dictionary vemos que el término scroll que designa en inglés al rollo manuscrito, se usa para designar en computación a la acción de hacer avanzar o retroceder verticalmente el texto en la pantalla de una computadora, como se hacía con un rotulus.

Instituto de Investigación Textual del Nuevo Testamento
El Institute for New Testament Textual Research (en alemán, Institut für neutestamentliche Textforschung — INTF) en la Universidad de Münster, Westfalia, Alemania, es un instituto para la investigación del texto del Nuevo Testamento. El INTF fue fundado en Münster en 1959 por el Profesor Kurt Aland (1915-1994), el primer director del Instituto. En 1983 Barbara Aland sucesó a su esposo, hasta el 2004, cuando Holger Strutwolf se convirtió en el director del INTF.

El propósito de la fundación del Instituto fue la preparación de una Edición Crítica Mayor (Editio Critica Maior) basada en la tradición del Nuevo Testamento en los manuscritos griegos, versiones antiguas y Citaciones del Nuevo Testamento en la literatura cristiana primitiva. Bajo la supervisión de Kurt Aland el INTF recolectó casi completamente la mayoría del material. El primer suplemento de la Edición Crítica Mayor con las Cartas Generales se publicó en 1997.

El INTF también guarda algunos manuscritos del Nuevo Testamento, y asumió la responsabilidad de registrar los manuscritos del Nuevo Testamento, también para la edición del Nuevo Testamento Griego (Novum Testamentum Graece).

Manuscritos
Minúsculas: 676, 798, 1432, 2444, 2445, 2446, 2460, 2754, 2755, 2756, 2793;
Leccionarios: ℓ1681, ℓ1682, ℓ1683, ℓ1684 (escritura de tamaño menor Uncial 0233), ℓ1685, ℓ1686, ℓ2005, ℓ2137, ℓ2208, y el ℓ2276.

Centro de Estudio de los Manuscritos del Nuevo Testamento
The Center for the Study of New Testament Manuscripts (CSNTM) es una organización sin fines de lucro propuesta para preservar manuscritos antiguos de las Escrituras Cristianas Nuevo Testamento. Este objetivo se consigue tomando fotografías digitales de alta resolución de todos los manuscritos en griego que existen del Nuevo Testamento. La organización fue fundada por Daniel B. Wallace, un profesor del Seminario Teológico de Dallas, en Texas el 13 de septiembre de 2002, realizado bajo la dirección de El Centro de Investigación de los Documentos Cristianos Antiguos (The Center for the Research of Early Christian Documents, CRECD). Daniel Wallace es el director ejecutivo del CSNTM.

Wallace ha dicho que el objetivo final del centro es fotografiar 1.3 millones de hojas de los manuscritos del Nuevo Testamento, y estima que esa meta no se alcanzará hasta el año 2020.1​ El equipo del CSNTM tiene manuscritos ya fotografiados en Constantinopla en el Patriarcado Ecuménico de la Iglesia Ortodoxa; El Institut für neutestamentliche Textforschung (INTF) en Münster, Alemania; Universidad de Tubinga, Alemania; el Monasterio de Sn. Juan el Teólogo en la isla de Patmos, Grecia; el Archivo Nacional en Tirana, Albania; lae Universidad de Míchigan; varios colegios en la Universidad de Cambridge; Universidad de Glasgow; y unos cuantos otros sitios. Wallace también examinó manuscritos en Viena, Cologne, Florencia, Berlín, en el Monasterio de Santa Catarina (Sinaí), La Vaticano, Universidad de Cambridge, Universidad de Oxford, La Universidad de Dresden, Universidad de Harvard, la Biblioteca británica, y varios otros sitios.

La actividad del CSNTM esta limitada por diferentes razones, incluyendo las leyes internacionales, financiamiento y los pensamientos de la tradición de otras instituciones de las demás instituciones. A pesar de esas dificultades el CSNTM ha fotografiado a:

Códice Sinaítico
Códice Alejandrino
Códice Vaticano Griego 1209
Códice Washingtoniano
Códice Boerneriano
Códice Beratino

Aunque el principal enfoque del CSNTM es la preservación digital de los manuscritos del Nuevo Testament, también trabaja con ediciones impresas de los libros relacionados a la crítica textual como los del Nuevo Testamento de Soden ("Die Schriften des Neuen Testaments, in ihrer ältesten erreichbaren Textgestalt hergestellt auf Grund ihrer Textgeschichte," Verlag von Arthur Glaue, Berlin 1902-1910). El CSNTM tiene al menos un manuscrito del Nuevo Testamento, Gregory-Aland minúscula 2882, una copia del Evangelio Según Lucas del Siglo X-XI.

El CSNTM no cobra por las fotografías digitales a los institutos que poseen MSS NT; debido a que es una organización no lucrativa, el CSNTM depende de las donaciones de fundaciones individuales y fundaciones.

Continua en La Biblia III: Variantes I
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domingo, 19 de octubre de 2014

La Biblia VI: Apócrifos I

Los trece Códices de Nag Hammadi con los tratados que los constituyen

Los Evangelios apócrifos
Los evangelios apócrifos o extracanónicos son los escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret que no fueron incluidos ni aceptados en el canon del Tanaj judío hebreo-arameo, de la Biblia israelita Septuaginta griega, así como tampoco de ninguna de las versiones de la Biblia usadas por distintos grupos de cristianos como la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana e Iglesias protestantes. Entre esos escritos se encuentran los Manuscritos de Nag Hammadi.

El término apócrifo (griego: από 'lejos', κρυφος 'oculto'; latín: apócryphus), que originalmente significaba "ocultar lejos", y luego fue derivando en "oculto, obscuro", ha sido utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a algunas colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos. Con él se califican una cantidad de libros que las Iglesias cristianas de los primeros siglos no reconocieron como parte de la Sagrada Escritura, pero que se presentan con nombres o características que los hacen aparecer como si fueran libros canónicos. Cuestión distinta es la de si un determinado escrito, forma o no parte de la Biblia, de si se considera o no un libro inspirado. Cuando un determinado escrito o libro merece ser considerado como formando parte de la Biblia, se dice que es "canónico". El canon consiste en un elenco de los escritos bíblicos. Católicos, cristianos no católicos y judíos tienen distintos cánones. Cuando el carácter canónico de un escrito es reconocido tardíamente se dice que es "deuterocanónico". En ocasiones un libro puede ser simultáneamente apócrifo y no canónico. Tal sucede con el Evangelio de Tomás. Ni Tomás es realmente su autor, ni se considera que forme parte de la biblia. Cuestiones distintas son las de si El Libro de la Sabiduría fue o no escrito por Salomón y la de si forma o no forma parte de la Biblia.

Diferencias entre los evangelios canónicos y apócrifos
Es un fragmento de papiro con dichos o pronunciamientos (logia) escritos en griego que el autor pone en labios de Jesús. Fue descubierto por Grenfell Hunt en 1897 y está datado de la primera mitad del siglo III. Se considera una sección del apócrifo evangelio de Tomás. A los evangelios apócrifos se les dio el nombre de evangelios por su aspecto, similar al de los cuatro evangelios admitidos en el canon del Nuevo Testamento. Sin embargo, difieren de los evangelios hoy llamados «canónicos» en su estilo y en su contenido,2​ y fueron abrupta o progresivamente desconsiderados por las comunidades cristianas para el anuncio de la «buena noticia» (significado etimológico del término «evangelio»).

Estilo y contenido en general
Los evangelios denominados «canónicos» conservan el estilo propio de una predicación apostólica templada, carente de adornos. Algunos autores redactaron otros escritos distintos de los evangelios resultantes de aquella predicación apostólica. En los evangelios apócrifos, se pueden encontrar relatos resultantes de abundante fantasía (en algunos de ellos, Jesús realiza milagros mucho más numerosos y extravagantes), o doctrinas diferentes de las transmitidas en los evangelios canónicos, o enseñanzas misteriosas reservadas a unos pocos. Las Iglesias cristianas históricas consideraron que estos escritos son el resultado de una incorrecta intelección de lo que significa la palabra «evangelio». En general, se observa en los «evangelios canónicos» un estilo mucho más sobrio que en los «evangelios apócrifos». Varios apócrifos ya no fueron aceptados por las primeras comunidades cristianas.

Autoría
A diferencia de los evangelios canónicos, cuyos escritores apenas señalan su autoría de los escritos, los autores de cada uno de los evangelios apócrifos destacan muchas veces la presunta autoría del escrito por parte de algún personaje distinguido de la comunidad (Pedro, Felipe, Santiago, María Magdalena, Tomás, etc.), buscando un respaldo en ese nombre.

Intelección
Algunos de los Evangelios apócrifos surgieron en comunidades gnósticas (por ejemplo, el evangelio de Tomás) y contienen «palabras ocultas» (en griego, apokryphos) al entendimiento de la mayoría, quizá con la finalidad de dar apoyo a sus doctrinas cuando éstas no estaban en total acuerdo con los materiales canónicos, incluidos hoy en la Sagrada Escritura. Estos mensajes ocultos entre los discursos atribuidos a Jesús estaban reservados a los iniciados en esas comunidades. Aunque en principio se calificó como «apócrifo» únicamente a este tipo de escritos, se extendió posteriormente esta valoración a todos los materiales que no se incluyeron en el canon del Nuevo Testamento, independientemente de su finalidad, oculta o no. Según el Diccionario de la lengua española (Real Academia Española), «apócrifo» significa «fabuloso», «supuesto» «fingido». En nuestros días, la acepción más utilizada para el término «apócrifo» presenta una connotación de falsedad. Por tal motivo, se ha empezado a llamar también a esos escritos «evangelios extracanónicos», para evitar la evocación de algo falso, siendo que las Iglesias cristianas históricas consideran que son materiales no inspirados por Dios, aunque no por eso carentes de valor.

Evangelios apócrifos
El término apócrifos, lejos de referirse a las consabidas acepciones adversas negativas que tiene, es una expresión que reviste otro carácter: se trata de textos cuyo acceso fue oculto, vedado, denegado ante las grandes masas de cristianos católico-ortodoxos, escritos revestidos en un aura de magia y misticismo.

Se trata de otras palabras y enseñanzas de Jesús, que posiblemente fueron escritas por siete, Felipe, Tomas, Bartolomé, Andrés (hermano de Simón Pedro), Judas Iscariote, Simón el Zelote y Jacobo hijo de Zebedeo, conocido como Santiago el Mayor (hermano de Juan), de los doce discípulos de Cristo, ya que de acuerdo con los textos del Nuevo testamento, sólo aparecen compilados documentos escritos por cinco, Mateo, Juan (hermano de Jacobo hijo de Zebedeo, conocido como Santiago el Mayor), Simón Pedro (hermano de Andrés), Judas Tadeo y su hermano Jacobo hijo de Alfeo, conocido como Santiago el Menor, de estos doce discípulos. Se trata de escritos que alegan ser las enseñanzas ocultas de los restantes apóstoles y cuyo contenido no respalda muchas de las ideas mesiánicas comúnmente aceptadas por grupos de cristianos, y que fueron documentos tenidos en gran estimación. Los apócrifos del Nuevo Testamento incluyen varios evangelios y vidas de los apóstoles. Algunos de ellos fueron escritos evidentemente por autores gnósticos o miembros de otros grupos posteriormente definidos como herejes. Muchos de estos textos fueron descubiertos durante los siglos XIX y XX, generando una intensa oleada de especulaciones en torno a su importancia en los inicios del cristianismo entre los eruditos religiosos. Si bien los protestantes, católicos y, en general, los ortodoxos están de acuerdo acerca de qué libros deben ser incluidos en el canon del Nuevo testamento, la Iglesia ortodoxa etíope solía incluir las epístolas I y II de Clemente y al Pastor de Hermas. A su vez, otras iglesias como la Copta tenían en sus pasajes escritos que describían la niñez de Jesús.

Lutero consideraba apócrifa a la epístola de Santiago, dudando y cuestionando su autoría a manos de cualquiera de los dos apóstoles llamados por el nombre de Jacobo Santiago, que algunos atribuyen a otro JacoboSantiago el Justo. También porque la epístola contiene una declaración que contradice aparentemente las enseñanzas de Lutero de la salvación solo por la fe: la "fe sin obras está muerta" (2:26). Lutero, en su propia edición de la Biblia, degradó y relegó al nivel de unos simples apéndices la Epístola de Santiago y otros tres documentos, a saber: la Epístola a los Hebreos, la Epístola de Judas y el libro de Apocalipsis. Posteriormente se incluyeron estos libros con el canon protestante en su Nuevo Testamento, pero los colocaron luego de esos libros. Por lo tanto, los libros del Nuevo Testamento luterano (al menos en alemán) están ordenados en forma diferente a otras Biblias protestantes.

Un libro apócrifo del Nuevo testamento bien conocido es el Evangelio de Tomás, el único texto completo que fue encontrado en la ciudad egipcia de Nag Hammadi en 1945. Otro evangelio propio de las corrientes gnósticas dentro del cristianismo de los primeros siglos, atribuido a Judas de Carioth, el Evangelio de Judas, generó expectativa entre los seguidores de estudios y cuestiones del judeocristianismo cuando fue rescatado, reconstruido y presentado en el año 2006, en esfuerzo conjunto de Maecenas Foundation y National Geographic Society.

Han ejercido y ejercen un enorme influjo en la piedad e iconografía cristianas. Entre las tradiciones conservadas únicamente en los apócrifos, se cuentan los nombres de los padres de María, (Joaquín y Ana), el episodio de la Presentación de la Virgen niña en el templo, el número y los nombres de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltasar), y la presencia de un asno y un buey en el pesebre donde María dio a luz. Allí también se encuentran los nombres y las historias del Buen Ladrón (Dimas) y del Mal Ladrón (Gestas); la historia de Verónica (recogida inclusive en la devoción piadosa del Via Crucis, de tradición católica); el nombre de Longinos, el centurión que atravesó el costado de Jesús en la cruz; o la primera sugerencia explícita de la virginidad perpetua de María, que se encuentra en el Protoevangelio de Santiago. La fuerte presencia de esas tradiciones en la liturgia lleva con frecuencia a olvidar que ninguno de ellos ha sido incluido entre los Evangelios canónicos.

Entre los textos apócrifos se cuentan numerosos Evangelios; entre ellos hay los que llevan nombres de personajes famosos de la iglesia primitiva a los que se atribuyen estos escritos, como el Evangelio de Tomás, del cual se encontraron antiguas copias en copto, manuscritas por una comunidad de cristianos gnósticos; otros fueron titulados por el supuesto contenido de la obra (Evangelio de la Verdad), por su origen (evangelios atribuidos a Marción, a Cerinto) o por el grupo al que estuvieron destinados (Evangelio de los Hebreos, de los Griegos, etc.).

En el siglo XIX comenzaron a hacerse unos estudios a fondo sobre estos textos. Se hallaron escritos "apócrifos" desde el año 300 a. C. hasta el Nuevo testamento, que proporcionaron a los investigadores una gran riqueza como fuentes históricas, así como posturas divergentes sobre temas como inmortalidad y resurrección, y la creencia en ellos a través de los siglos, desde un punto de vista siempre escatológico.

Valoración de los evangelios apócrifos
Durante algún tiempo, varios de esos escritos fueron tenidos como canónicos por comunidades o grupos del judaísmo o del cristianismo. Más aún, algunos de ellos dejaron su huella en textos y celebraciones litúrgicas y en la piedad popular. Si bien muchos textos apócrifos permearon ciertos aspectos de la liturgia y de la piedad de los fieles cristianos, las Iglesias cristianas históricas tienden a considerar que los materiales apócrifos en general no aportan contenidos de relevancia para la fe de los creyentes. Sin embargo, los estudiosos y especialistas de las propias Iglesias consideran que el estudio de los evangelios apócrifos puede ser útil para conocer el pensamiento y la forma de expresión de la fe que tuvieron ciertos grupos judíos o cristianos en momentos específicos de la Historia. En una extensa carta a Laeta, quien le había consultado sobre la crianza de su hija Paula, Jerónimo da una serie de consejos; entre ellos, que la instruya en las Escrituras, sugiriendo el orden en que ha de leerlas, añadiendo: "Que [Paula] evite todos los escritos apócrifos, y si ella es llevada a leerlos no por la verdad de la doctrinas que contienen sino por respeto a los milagros contenidos en ellos, que ella entienda que no son escritos por aquellos a quienes son adjudicados, que muchos elementos defectuosos se han introducido en ellos, y que requiere una discreción infinita buscar el oro en medio de la suciedad"Jerónimo.

Clasificación
Entre los más de 50 descritos, pueden citarse:

Evangelios Gnósticos
Evangelio de Tomás - Evangelio de Marción - Evangelio de María Magdalena - Evangelio de Judas - Evangelio apócrifo de Juan - Evangelio de Valentín o Evangelio de la Verdad - Evangelio griego de los egipcios

Evangelios de la Natividad
Protoevangelio de Santiago - Evangelio del pseudo-Mateo -  Evangelio de la natividad de María - Extractos del "Liber de Infantia Salvatoris" (cód. Arundel 404 del British Museum) - Otros apócrifos de la Natividad

Evangelios de la Infancia
Evangelios de la infancia de Tomás - Evangelio árabe de la infancia - Historia de José el Carpintero -Evangelio armenio de la infancia - Liber de Infantia Salvatoris (ms. lat. 11867 de la Biblioteca Nacional de París)

Evangelios de Pasión y Resurrección
Evangelio de Pedro (fragm. de Akhmim) - Evangelio de Nicodemo, también llamado "Hechos de Pilatos" (Acta Pilati) y Escritos complementarios - Evangelio de Bartolomé

Evangelios asuncionistas
Libro de San Juan Evangelista (el Teólogo) - Libro de Juan, arzobispo de Tesalónica - Narración del Pseudo José de Arimatea

Cartas del Señor
Correspondencia entre Jesús y Abgaro - Carta del domingo

Otros
Evangelio secreto de Marcos - Evangelio del Pseudo-Santiago - Evangelio cátaro del pseudo-Juan -Evangelio de Bernabé - Evangelio de Taciano - Evangelio de los nazarenos - Evangelio de Ammonio - Evangelio de la Venganza del Salvador - Evangelio de la muerte de Pilato - Evangelio apócrifo de Galilea

Manuscritos de Nag Hammadi
Apocalipsis de Pablo

Evangelios perdidos
Evangelio de los hebreos - Evangelio de los ebionitas, también llamado "Evangelio de los Doce" -Evangelio de los Egipcios - Evangelio o Tradiciones de Matías - Evangelio de Tomás - Evangelio de Felipe - Evangelio de Pedro - Evangelio de los adversarios de la Ley y de los Profetas - Memoria de los Apóstoles - Tres clases de frutos de vida cristiana - Evangelio de los cuatro rincones y quicios del mundo - Evangelio de Apeles - Nacimiento de María - Evangelio de Judas Iscariote - Evangelio de Eva - Ascensión de Santiago - Evangelio vivo - Preguntas de María - Evangelio de la Perfección - Evangelio de Basílides - Evangelio de Marción

Fragmentos papiráceos
Oxyrhynchus pap. 655 - Oxyrhynchus pap. 840 - Oxyrhynchus pap. 1081 - Berlin pap. 11710 -Fragmento evangélico de Fayum - Fragmento de El Cairo n. 10735 - "Logia" de Oxyrhynchus -Egerton pap. 2 - Fragmento P. Ryl. III, 463 - Fragmentos evangélicos coptos

Agrapha
Agrapha canónicos extraevangélicos - Variantes de los manuscritos evangélicos - Agrapha citados por los Padres - Agrapha de origen musulmán

Traducciones al español
Hay varias traducciones al español de los llamados Evangelios apócrifos. Entre las completas pueden citarse Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González-Blanco, Madrid, 1934, 3 tomos, reimpresa en 2 tomos por Hyspamérica-Ediciones Argentina, 1985; es la versión más completa, porque incluye textos que no se consideran hoy en día apócrifos; y la edición crítica bilingüe de Aurelio de Santos Otero, Los Evangelios Apócrifos, La Editorial Católica: Biblioteca de Autores Cristianos, 1956, reimpresa varias veces, la última en 2005. Hay muchas otras que no poseen nihil obstat ni imprimatur y otras parciales. Sumándolas todas son las siguientes:

-Los Evangelios Apócrifos: Colección de textos griegos y latinos. Versión crítica, estudios introductorios, comentarios e ilustraciones por Aurelio de Santos Otero. Biblioteca de Autores Cristianos; t. 148. 1963. 10ª ed. (rev. y corr.) Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1999.
-Evangelios apócrifos [recopilado por Joseph Carter]. Málaga, Sirio, D.L. 1996.
-Evangelios apócrifos. Barberà del Vallès (Barcelona), Humanitas, D.L. 1994.
-Los evangelios apócrifos: para esclarecer el Nuevo Testamento.Textos escogidos y presentados por Pierre Crépon; [traducido por M. García Viñó]. Madrid, Edaf, D.L. 1993.
-Evangelios Apócrifos, según la versión de Uriel Koss. Pedro Muñoz (Ciudad Real), Perea, D.L. 1990.
-Evangelios apócrifos, según la versión de Charles Michael..., P. Peeters. Barcelona, Edicomunicación, D.L. 1989.
-Evangelios apócrifos [traducción, Edmundo González-Blanco]. Barcelona, Hyspamérica, 1987.
-La cueva de los tesoros. Apócrifos cristianos. Edición de Pilar González Casado. Editorial Ciudad Nueva. Madrid, España. 
-Hechos apócrifos de los apóstoles. Edición de Antonio Piñero, Tomos I y II. Editorial Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, España. ISBN 84-7914-716-4 (Obra completa).
-Hechos de Andrés y Mateo en la ciudad de los antropófagos. Martirio del Apóstol San Mateo.
-Apócrifos Cristianos. Edición de Concepción García Lázaro y Gonzalo Aranda Pérez, Editorial Ciudad Nueva. Madrid, España.
-Biblioteca de Nag Hammadi. Volúmenes I, II, III. Textos Gnósticos. Edición de Antonio Piñero y colaboradores. Editorial Trotta. Madrid, España. ISBN 84-8164-163-4 (Obra completa).
-El evangelio de Judas. Textos Gnósticos. Edición de Francisco García Bazán. Editorial Trotta. Madrid, España.
-Apócrifos árabes cristianos. Edición de Juan Pedro Monferrer Sala. Editorial Trotta. Madrid, España. 
-La dormición de la virgen. Cinco relatos árabes. Edición de Pilar González Casado. Editorial Trotta. Madrid, España.

Frases Apócrifas
Las frases apócrifas son frases célebres que se citan de forma incorrecta o se atribuyen a fuentes erróneas. La palabra "apócrifa" proviene del griego Απόκρυφα que significa ocultar lejos, y actualmente se relaciona con la autenticidad dudosa.

Ejemplos
"Ayúdate que yo te ayudaré". Suele ser atribuida a Jesús, sin embargo en la Biblia no existe tal expresión; la más aproximada podría estar en Josué 1:9 que dice "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas".
"Al que madruga Dios le ayuda" es una frase que no se encuentra en la Biblia, ni ninguna parecida. Una aproximación a esta frase se encuentra en Proverbios 9:17 que dice: "Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan". También se puede encontrar en el Antiguo Testamento en el que se muestra que el pueblo tenía que madrugar para recoger el maná del cielo.
"Errar es humano, pero echarle la culpa a otro, es más humano todavía" es una de la gran cantidad de frases que se le atribuye al grupo Les Luthiers, sin embargo estos lo han desmentido.
"Elemental, mi querido Watson" es atribuida a Sherlock Holmes, sin embargo esta combinación exacta de palabras no existe en los libros originales, sino en películas e historietas de otros autores.
"Ladran Sancho, señal que cabalgamos".

Es sin duda, la frase apócrifa más conocida de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha - Escrita por Cervantes ”. En dicha obra, cabe resaltar que en ninguno de sus párrafos se encuentra la frase de referencia; de hecho, ni siquiera hay una frase parecida.

La frase es de Goethe en su poema "Kläffer" (Ladrador, 1808), prueba de ello es que en español, la referencia más antigua conocida se encuentra en la edición de agosto de 1903 de la Revista «Nuestro Tiempo»; en el artículo «Los dos catolicismos», de Edmundo González Blanco, dice: «El perro, empleando la comparación de Goethe, quisiera acompañarnos desde el establo; pero el eco de sus ladridos nos prueba que cabalgamos». El poema de Goethe al que se refiere dice (traducción de Arturo):
Kläffer (1808)Ladrador (1808)
Wir reiten in die Kreuz und Quer
Nach Freuden und Geschäften;
Doch immer kläfft es hinterher
Und bellt aus allen Kräften.
So will der Spitz aus unserm Stall
Uns immerfort begleiten,
Und seines Bellens lauter Schall
Beweist nur, daß wir reiten.
Cabalgamos por el mundo
En busca de fortuna y de placeres
Mas siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos

Ágrafa de Jesús
Se denominan Ágrafa (griego no escrita; singular agraphon) a los dichos atribuidos a Jesús no contenidos en los evangelios canónicos. El término fue utilizado por primera vez por Johann Gottfried Körner, un teólogo alemán, estudioso de la Biblia en 1776. En el Evangelio de Juan (Jn 20,30: 21,25), San Juan deja constancia de que no estaba escrito todo lo que había dicho y hecho Jesús.
Jesús hizo otras muchas señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
Jesús hizo otras muchas cosas. Tantas que, si se escribieran una por una, creo que en todo el mundo no cabrían los libros que podrían escribirse.

Las ciencias bíblicas han ido recogiendo durante años los dichos y hechos de Jesús de fuentes antiguas extrabíblicas. Las primeras colecciones fundamentales fueron las de A. Resch, entre 1889 y 1906.

Fuente
Los evangelios canónicos, según ellos mismos afirman, no contienen todas las cosas que Jesús pronunció en su vida. Esto generó en ciertos ámbitos la pregunta acerca de la completitud de la Biblia y si quizá alguna parte importante de su enseñanza se hubiese perdido. Así abundaron distintos conjuntos de dichos y frases atribuidas a Jesús que se han preservado en distintas fuentes. Este material forma parte de los ágrafa: son los dichos que originalmente no fueron registrados en los evangelios o se atribuyeron a Jesús de fuentes distintas a los evangelios canónicos.

Las fuentes de los ágrafa son al menos tres grupos:
1. Los ágrafa contenidos en los libros canónicos del Nuevo Testamento, obviamente fuera de los cuatro evangelios. Es el caso de los Hechos de los Apóstoles (Hch 20, 35).
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
2. Los que citan los Padres Apostólicos (por ejemplo, Epístola de Bernabé 12,1) y los contenidos en las variantes de los códices del Nuevo Testamento.
De nuevo igualmente define acerca de la cruz en otro profeta, que dice: ¿Y cuándo se cumplirán estas cosas? Dice el Señor: Cuando el madero se incline y se levante y cuando del madero destilare sangre. Ahí tienes otra vez cómo se habla de la cruz y del que había de ser crucificado.
3. Finalmente, fuentes apócrifas, fuentes judías así como en fuentes islámicas más tardías. Por ejemplo el Corán (19,30-33).
Dijo él: Soy el siervo de Alá. Él me ha dado la Escritura y ha hecho de mí un profeta. Me ha bendecido dondequiera que me encuentre y me ha ordenado la azalá y el azaque mientras viva, y que sea piadoso con mi madre. No me ha hecho violento, desgraciado. La paz sobre mí el día que nací, el día que muera y el día que sea resucitado a la vida.

Entre las fuentes apócrifas la más representativa es el Evangelio de Tomás, un escrito gnóstico con 114 dichos, algunos de ellos presentes en los evangelios canónicos y otros no.

En loa Padres Apostólicos 
En los escritos del primer siglo cristiano, llamado también período de los Padres Apostólicos por el hecho de que muchos escritores habían conocido a los apóstoles o a sus discípulos directos, se conservan algunos dichos transmitidos a viva voz por tradición oral. A veces sucede que estos dichos son recogidos en momentos muy tempranos y en lugares muy dispersos lo cual alimenta la hipótesis de que hayan sido diseminados como parte constitutiva del mensaje cristiano.

Sude en tu mano la limosna
El antiguo texto titulado Didaché o Enseñanza de los doce apóstoles, escrito a mediados del siglo I en Siria, contiene una cita que ha sido interpretada como tradición oral de una enseñanza de Jesús de Nazaret: Que tu limosna sude en tus manos hasta que sepas a quién das.

El autor hace esta cita de Jesús para justificar y explicar lo que había afirmado: «¡Ay del que recibe! Pues si recibe por estar necesitado, será inocente; mas el que recibe sin sufrir necesidad, tendrá que dar cuenta por qué recibió y para qué».

Trescientos años más tarde, del otro lado del mediterráneo, Agustín de Hipona (354 – 430) en su comentario al salmo 102 vuelve a citar este ágrafon: «Enim dictum est "omni petenti te da", et de alio dictum est "desudet eleemosyna in manu tua, donec invenias iustum cui eam des"», que en español significa: «En efecto, ha sido dicho "da a todo el que te pida", y sobre el otro tema ha sido dicho: "sude la limosna en tu mano, hasta que conozcas al justo a quien se la das"».​ No sabemos de qué texto lo leyó, pero efectivamente se repite la misma cita que en la Didaché, y la vuelve a repetir en su comentario al salmo 46,. En ambas ocasiones se inicia la frase con «dictum est»: ha sido dicho. Más sorprendente es la cita que hace en su comentario al salmo 142, afirmando que «La escritura dice»: «Scriptura dicit: Sudet eleemosyna in manu tua...».​

También Casiodoro (c. 485 – c. 580), describiendo el salmo 40 en su Expositio in Salterium dice «Scriptum est etiam: Desudet eleemosyna in manu tua, donec invenias iustum, cui eam tradas», que quiere decir: «Está escrito también: sude la limosna en tu mano, hasta que conozcas al justo a quien se la des». Similarmente el papa Gregorio Magno (c. 540 – 604) en su Regula Pastoralis afirma «Scriptum est: Desudet eleemosyna in manu tua», y lo mismo dice Bernardo de Claraval (1090 – 1153).

Jesucristo Juez
Otro ágrafon recogido por los padres apostólicos es el que reporta Justino el Mártir (c. 100/114 - 162/168) en su obra Diálogo con Trifón: Justino expone una doctrina cristiana acerca del Juicio de Jesucristo, diciendo que según el antiguo Libro de Ezequiel (Ez 18:21-32) el justo que abandone la justicia será condenado, y el malvado que se arrepienta será perdonado, y que acerca de eso Jesús habría dicho: En el estado en que os sorprenda, en ése también os juzgaré.

Esto mismo reporta Clemente de Alejandría (c. 150 – c. 215) en Quis Dives Salvetur? (¿Quién es el rico que se salva?) en el capítulo 40, párrafo 

Mi misterio es para míUn ágrafon ciertamente menos claro que el anterior es aquel citado por Clemente de Alejandría en su obra Stromata, a veces llamada Miscelánea: en su quinto libro el décimo capítulo trata sobre la opinión de los apóstoles acerca de velar los misterios de la fe. Y dice Clemente Alejandrino:
El Señor anunció en Evangelio: mi misterio es para mí, y para los hijos de mi casa. Entre los siglos II y III se escribieron unas Homilías atribuidas a Clemente Romano, y en la décimo novena de ellas aparece lo siguiente «Y Pedro dijo: "Recordamos que nuestro Señor y Maestro nos ordenó, 'Guarden los misterios, para mí, y para los hijos de mi casa'"».

Fuentes apócrifasEn 1897 y 1903 se descubrieron valiosos papiros que contenían estos dichos en Oxyrhynchus, Egipto. Las primeras tradiciones atribuían a san Mateo un libro donde se recogían estos dichos de Jesús.

Otros posibles dichos auténticos de Jesús se pueden encontrar en las fuentes cristianas no canónicas, tales como el evangelio de Tomás, el evangelio de Felipe, y los escritos de los primeros líderes cristianos como Clemente de Roma y Jerónimo de Estridón. Los escribas cristianos han preservado cientos de refranes de Jesús aparte de los evangelios, algunos de los cuales se suponen auténticos y otros legendarios.

El Evangelio de MarcosOtro ejemplo proviene del Evangelio de Marcos, donde un dicho de Jesús fue probablemente añadido al evangelio casi quinientos años después de que fuera escrito, (Marcos 9, 49).
Y todo sacrificio será salado con sal.

La datación tardía de este dicho se demuestra por el hecho de que no aparece en los primeros manuscritos de Marcos, ni en latín ni en griego, y es por tanto probablemente inédito en las ediciones originales de Marcos.

Diferencia entre apócrifos y deuterocanónicos
Existen controversias tradicionales entre los diferentes grupos confesionales en el seno de la tradición judeocristiana; dado que cada uno entre los principales grupos (cristianos ortodoxos, cristianos orientales —coptos, eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.—, católicos, protestantes y otras tendencias) ha venido planteando a través de los siglos algunas importantes diferencias con respecto del canon de los grupos restantes y ha ido reservando el término de «apócrifos» para distintos grupos de textos y de escritos no incluidos en su propia versión del Canon bíblico, aunque estén en la de otro u otros.

Los representantes del protestantismo han llamado Apócrifos a los documentos Deuterocanónicos, que son reivindicados como parte integrante del canon por distintas iglesias cristianas ortodoxas, cristianas orientales y católica. Y usan el término Pseudoepígrafos, «escritos falsamente atribuidos», para hacer referencia al resto de los libros surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos y que, sin embargo, no han sido aceptados por ninguno de los grupos antes mencionados.

El primero en usar el término en este sentido fue Jerónimo, en los escritos en que comenta la tarea que representó la traducción al latín del texto bíblico, a fin de designar a algunos de los libros que hoy son conocidos como deuterocanónicos, que habían sido incluidos en la Biblia judía griega (canon alejandrino), llamada Biblia septuaginta, o Biblia de los LXX, aun cuando no aparecen en el Tanaj judío hebreo-arameo (Canon Palestinense), que fue redefinido por judíos fariseos históricos y neotestamentarios, durante los trabajos del Sínodo de Jamnia, en fecha tan tardía como el 95 d. C., y luego utilizada por las comunidades judías de los siglos posteriores. Jerónimo ignoraba las grandes disensiones que esta aventurada decisión atraería con el tiempo entre las Cristiandades del Mundo Occidental.

Doce de estos libros: Tobit, Judit, el Resto de Ester, Baruc, la Epístola de Jeremías, la Historia de Susana, la Historia de Bel y el Dragón, el pasaje Daniel 3:24-90 (en el cual se contiene la Oración de Azarías el Himno de los tres Jóvenes), Sabiduría, Eclesiástico, 1 Macabeos y 2 Macabeos, finalmente serían aceptados por los distintos grupos históricos cristianos (cristianos ortodoxos, cristianos orientales —cópticos eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.— y católicos).

Otros de esos textos: el Capítulo 151 del Libro de los Salmos de David (comúnmente llamado Salmo 151), el Capítulo 8 del Libro de las Odas, 3 Esdras 3 Macabeos, así como el Epílogo Griego del Libro de Job, los Epígrafes Griegos de varios de los Salmos de David y el Epígrafe Griego del Capítulo 1 del Libro de las Lamentaciones fueron recibidos como parte integrante del canon por todos esos grupos, excepto por la Iglesia católica. Todos estos escritos han sido ratificados por los escritos de muchos de los padres de la iglesia de oriente y occidente. Y, en el caso concreto de la iglesia latina, los doce documentos de la primera lista fueron legitimados por el Sínodo de Roma, en el año 380 d. C., y el Concilio de Hipona, en el año 393 d. C. A pesar de lo cual, el término «apócrifos» volvió a ser aplicado a esos doce textos por Martín Lutero y otros reformadores protestantes del siglo XVI. A causa de lo cual, la iglesia occidental ratificó su legitimación durante los trabajos del Concilio de Trento en 1546.

Algunos otros libros, incluidos en las Biblias Septuaginta (griega) y Peshitta (siríaca), como 4 Esdras, 4 Macabeos, el Libro de las odas y el Libro de los Salmos de Salomón, pueden ser leídos entre los apéndices de algunas importantes versiones y ediciones de la Biblia; como la Vulgata latina de Jerónimo, la Biblia eslavónica de Ostrog, la Biblia sinodal rusa, la Biblia del Oso de Reina (1569), la Biblia del cántaro de Valera (1602), la King James version (1611), la Revised standard version y la New revised standard version. Otros libros fueron vistos como textos sagrados e inspirados por comunidades judías marginadas, padres de la iglesia y grupos de cristianos, siendo rechazados como apócrifos más tarde, o más allá de los contextos en los cuales ellos fueron acogidos:

La Peshitta siríaca, la Biblia «oficial» de todas las iglesias Siríacas Nestorianas (las Iglesias de Siria, Asiria, Caldea, el Asia Central, Armenia, el Turquestán, China y la India, de entre cuyas filas se separó Mahoma, y, en cuyo seguimiento, a su vez, el Islam musulmán), incluye en su Libro de los Salmos, además del Salmo 151, los Salmos numerados 152, 153, 154 y 155, y la versión siríaca a la Apocalipsis de BarucLos Beta Israel, antiguos habitantes de Etiopía, tenían como libros sagrados, además del Sirácida, el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos. Y la Iglesia Cristiana Ortodoxa de Etiopía incluye en su Biblia formas largas etíopes de los libros de Enoc, los Jubileos, el Resto de palabras de Baruc, 1 Macabeos, 2 Macabeos y 3 Macabeos.

Estos documentos fueron rechazados por los fariseos de los siglos I y II, así como por los judíos actuales y grupos protestantes y paraprotestantes de múltiples tendencias; pero conservados por los israelitas, por los judíos de la dispersión y por los cristianismos tempranos e históricos. Los judíos actuales y los protestantes han llamado «apócrifos», de manera sistemática, a todos los escritos deuterocanónicos, excluyéndolos de sus propias versiones de la Biblia. Sin embargo, algunas de las Biblias protestantes más importantes los han incluido. Se cita como ejemplos la Biblia de Lutero, la King James Version, la Revised Standard Version y la New Revised Standard Version.

Casiodoro de Reina decidió incluirlos como parte integral del Antiguo testamento en la Biblia del oso, la primera edición de la Reina-Valera, en el año de 1569. Y Cipriano de Valera, su primer revisor y corrector de estilo, optó por reunirlos aparte, como un tercer grupo de textos intertestamentarios, entre el Antiguo y el Nuevo testamento, en la Biblia del Cántaro, de 1602. Sin embargo, a causa de confrontaciones de tipo ideológico, fueron suprimidos en 1860 por Lorenzo Lucena Pedrosa. Pero en 2009 ha sido publicada en España la Biblia del Siglo de Oro, que es una edición actualizada del texto de Reina y Valera, con restitución de nueve de sus doce Deuterocanónicos.

Continua en La Biblia VI: Apócrifos II
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