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lunes, 8 de febrero de 2016

La Biblia XII: Profetas Anteriores I

Josué ora a Dios para que el sol se detenga, por Gustave Dore

La división de los profetas de la Biblia en dos partes corresponde a una división cronológica y también una división literaria. La división cronológica, es decir, de tiempo, entre los profetas anteriores y los profetas posteriores cae más o menos entre el séptimo y el octavo siglo antes de Cristo. Los profetas anteriores cubren mayormente los eventos desde la entrada en la tierra prometida de Canaan por el pueblo de Israel, hasta el exilio al comienzo del sexto siglo antes de Cristo. Principalmente, pues, Los Profetas Anteriores cubren los eventos entre el siglo trece y el siglo siete antes de Cristo. Los Profetas Posteriores, en cambio, cubren principalmente los siglos ocho a cuatro antes de Cristo, aunque en una pequeña parte, corresponden al mismo período.

La otra división es literaria. Los Profetas Anteriores son libros históricos, es decir, relatan eventos de la historia de Israel, mientras que Los Profetas Posteriores relatan las profecías de los grandes profetas de los reinos de Israel y Judá. Los escritos históricos no caen dentro del género que nosotros normalmente llamamos profecía. En qué sentido, pues, podemos decir que Los Profetas Anteriores son profetas? Si no hay profecía, cómo pueden ser llamados profetas? Aquí vemos algo de lo amplio que es la profecía bíblica, y lo estrecho que es, muchas veces, nuestro entendimiento de ella. La profecía es más que un mero predición del futuro. La profecía es también la capacidad de discernir el movimiento de Dios en la historia: pasado, presente y futuro. Estos libros, llamados Los Profetas Anteriores, relatan la historia desde una perspectiva espiritual. Los escritores de estos libros no únicamente ven la historia, sino también ven la mano de Dios moviendo en ella. Esta capacidad y este entendimiento vienen sólo bajo la dirección del Espíritu Santo. Esta interpretación de los eventos históricos relacionados con el pueblo de Israel en esa época no es nada menos que una explicación divina de las causas y los propósitos de estos eventos.

Al leer estos libros será claro al lector que su interpretación histórica depende directamente de los libros del Pentateuco. En el Pentateuco, vimos como Dios creó al mundo para que lo glorifique. El ser humano era clave en la revelación de la gloria de Dios en la creación, siendo imagen y semejanza de él. Después vimos cuan pronto el ser humano cayó en pecado, y los desastrosos resultados de ese pecado. A pesar de todo, Dios sigue adelante con su plan de revelar su gloria en nosotros. Para implementar ese plan, Dios eligió a Abraham, como padre de muchas naciones. Eligió también al pueblo de Israel, descendencia de Abraham, para ser su pueblo modelo en el mundo. Lo liberó de la esclavitud en Egipto, y le dio la ley escrita por medio de Moisés llevándolo a la tierra prometida de Canaan para que pudieran vivir según la ley y demonstrar a todas las naciones la grandeza y la gloria de Jehová.

El libro del Deuteronomio termina cuando el pueblo de Israel estaba a punto de entrar en la tierra prometida para comenzar su tarea como pueblo modelo. Al final de este libro, Moisés les exhortaba a guardar toda la ley, para que pudieran vivir tranquilamente en la tierra que el Señor su Dios les iba a dar. En su exhortación, Moisés les explicaba lo bueno que pasaría con ellos si guardaran la ley, y lo malo que les caería ensima si no la guardaran. Los libros de Los Profetas Anteriores eran escritos precisamente para demonstrar la verdad de las profecias de Moises. Claramente estos libros demuestran que cuando el pueblo de Israel se pegaba a la ley de Dios, Dios bendijo sus propósitos, pero cuando extravían de esa ley, Dios permitía caer ensima de ellos todo tipo de calamidad. Los profetas anteriores escribieron precisamente para proclamar al pueblo de Israel y también a la Iglesia de hoy, que Dios es fiel a sus promesas. Si nosotros vivimos según su ley, experimentaremos todo tipo de bendición de la mano de Dios, pero si violamos esa ley, podemos esperar todo tipo de juicio de la misma mano de El.

Aquí vemos la importancia de estos libros para la Iglesia hoy día. Muchas veces ignoramos las historias del Antiguo Testamento, pensando que sólo tiene que ver con los Judíos y no con nosotros. Pablo dijo una vez, refiriendose a las historias de Israel, Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron (1 Corintios 10:6). Las historias de los profetas anteriores son profecías para la Iglesia de Jesucristo, exhortándonos a dejar los pecados y sus resultados desastrosos y pegarnos a Jesús, fuente de ley santa y divina. Así, llenos del Espíritu Santo, nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, cumplimos la justicia de la ley (Romanos 8:4). No seamos torpres, aprendamos la lección.

Los Profetas Anteriores abarcan solamente los libros Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes. Los demás libros históricos, a saber, Rut, 1 y 2 Crónicas, Esdras y Nehemías, en verdad pertenecen a la sección de los Escritos del canon Hebreo. Por eso los consideraremos en otro estudio bajo el titulo Escritos Históricos.

Libros históricos
Se denomina Libros Históricos de la Biblia a una amplia colección de textos ubicada a continuación del Pentateuco y seguida por los Libros Sapienciales. Aunque los cinco primeros libros del Antiguo Testamento (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) son, técnicamente, también libros históricos, por su importancia histórica, legal y religiosa se les ha otorgado una categoría especial: Pentateuco para los cristianos (Torá, "la Ley" del Tanaj hebreo).

Período narrado
Los textos históricos cuentan la historia de la humanidad y el pueblo de los judíos desde la muerte de Moisés hasta la rebelión macabea contra el helenismo. En líneas generales, podemos decir que abarcan el período comprendido entre 1240 a. C. y 173 a. C. (unos 11 siglos). Desde la conquista de la Tierra Prometida por los hebreos hasta la lucha contra los griegos, grandes conflictos históricos llegaron y pasaron, y se narran en uno u otro de estos libros: la guerra contra Asiria, la invasión de los babilonios de Nabucodonosor II, la ascensión de los jueces como Rut y Sansón y el período monárquico representado tanto por el rey Saúl como por sus sucesores David y Salomón. La transición de ser un pueblo henoteísta, con diferentes costumbres según las tribus, a pasar a ser un pueblo monoteísta.

Libros de la colección
Los Libros Históricos de la Biblia son doce: Josué, Jueces, Rut, I y II Samuel, I y II Reyes, I y II Crónicas, Esdras, Nehemías, Libro de Ester.

Idioma
Los Libros Históricos se escribieron en hebreo, con las siguientes excepciones: algunos capítulos de Esdras y Daniel y un versículo de Jeremías fueron escritos en arameo.

Canonicidad
Poseemos la mayoría de las versiones hebreas o arameas de los libros históricos, los que son considerados canónicos tanto por católicos y protestantes como por los judíos.

Sin embargo, de algunos textos sólo sobrevive el texto en griego. Al carecer de las versiones hebreas o arameas, judíos y protestantes los consideran apócrifos y por lo tanto se los excluyen de sus Biblias, aunque los católicos los aceptan, llamándolos deuterocanónicos. Se encuentran incluidos en este caso los libros de Judit, Tobías y ciertas partes de Ester (10:4-16:24) entre los libros históricos. A ellos se suman el sapiencial Eclesiástico, y Baruc y partes de Daniel entre los libros proféticos.

Historiografía bíblica
Entre los antiguos hebreos el pasado era importantísimo. Sin descartar en ningún momento la esperanza en un futuro mejor, su propia naturaleza de pueblo del Pacto, de pueblo elegido, obligaba a los judíos a estudiar y repasar en profundidad su pasado, esto es, los tiempos en que, de pueblo perseguido y esclavizado había pasado a ser el "ejército de Yahveh".

Sin embargo, los libros históricos de la Biblia presentan diferentes grados de "historicidad". Esto se debe a que cada uno de los textos tiene su propia manera de relatar la historia. Y muchos fueron siendo reeditados con el tiempo según los intereses de las castas gobernantes.

Es por eso que los expertos han dividido a los libros históricos en seis grupos, dependiendo de su grado de certeza histórica y de los métodos utilizados por sus autores:

David y Salomón (Libros de los Reyes): se toma este período como punto de partida porque es aquí cuando comienza a escribirse verdadera historia en el sentido moderno.
Período intermedio: compuesto por Samuel.
Los Jueces: tiempo en que Israel está dividida y su cultura amenazada por trampas de toda clase.
Éxodo: mucho mejor conservado que el grupo anterior, primero porque se estilaba en aquel tiempo llevar registro minucioso de los hechos, y también porque Israel no se había dividido y el caos subsiguiente estaba aún muchos años en el futuro.
Los Patriarcas: historias relativas a Moisés y Abraham, con medio milenio de distancia entre uno y el otro.
Los orígenes: la creación, genealogías y sistema cronológico particular que pretenden explicar toda la historia que vendrá después.

Libro de Josue
El Libro de Josué (en hebreo, ספר יהושע‎, Sefer Yehoshúa) es el primer libro de los Nevi'im —segunda de las tres partes en que se divide el Tanaj— y sexto libro del Antiguo Testamento. 
Se encuentra ubicado entre el Deuteronomio (último libro del Pentateuco), que termina con la muerte de Moisés a las puertas de Canaán y el Libro de los Jueces.

El libro narra la entrada de los israelitas a la Tierra Prometida bajo el liderazgo de Josué, y de servir a Dios en la tierra. Toma su nombre a partir del hombre que sucedió a Moisés como líder de las tribus hebreas. Junto con el Deuteronomio, Jueces, 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Reyes y 2 Reyes, pertenece a una tradición de la historia y la ley judía, llamada deuteronómica, que se comenzó a escribir hacia el 550 a. C. durante el exilio babilónico.

Contenido
La comision de Dios a Josue (capítulo 1)
El libro comienza con una breve introducción en donde Josué es designado por Yahvé como sucesor de Moisés, con el compromiso de introducir al pueblo de Israel en la Tierra Prometida. (Josué 1) Josué se había destacado ya en el libro del Éxodo por su valor en la batalla contra los Amalecitas, (Éxodo 17:8-16) y en el libro Números es uno de los hombres enviados por Moisés a explorar la tierra de Canaán. (Números 13:1-33)
Entrada a la Tierra y su conquista (capítulos 2-12)
El libro narra detalladamente una serie de victorias en la Tierra Prometida (Josué 2-12), involucrando a Jericó y Ai, extendiéndose luego hacia el sur y hacia el norte.
División de la tierra (capítulos 13-21)
Posteriormente, el reparto que su protagonista efectúa entre las distintas tribus (Josué 13-21). Siguen a continuación algunos apéndices que dan cuenta de la Asamblea de Siquem y de las disposiciones de Josué.
Despedida de Josué (capítulos 22-24)
Por último, el libro termina con el discurso de despedida al pueblo de Josué y su muerte. (Josué 22-24)

Naturaleza del libro
Un simple vistazo al conjunto del libro nos hace ver que consta de tres partes: la conquista de Canaán (caps. 1-12), la distribución de los territorios conquistados (caps. 13-21) y la unidad de Israel fundada en la fe (caps. 22-24).

El Libro de Josué forma un corpus ideológico y conceptual con los libros del Pentateuco: así como el Génesis importa una promesa y los otros cuatro libros de la Torá son los libros de los mandamientos y las leyes, Josué es el libro donde se relatan las realizaciones, en el que Yahveh se evidencia fiel a sus promesas, las que cumple acabadamente cuando el pueblo judío lo obedece con docilidad.

Josué (personaje bíblico)
Josué o Yehoshúa (en hebreo: יְהוֹשֻׁעַ) es el nombre del sucesor de Moisés, cuyo significado es Yahveh salva o Yahveh de salvación. Josué es un destacado profeta bíblico, cuya vida es narrada en el Libro de Josué. Fue escogido por Dios para suceder a Moisés como líder de los israelitas durante la conquista de Canaán; Josué conquistó la mayor parte del territorio de la tierra prometida y la distribuyó entre las doce Tribus de Israel. Ello tuvo lugar posiblemente hacia 1230-1210 a. C. Es venerado por el judaísmo, el cristianismo y el islam.

Vida de Josué
Según los textos bíblicos, fue el sucesor de Moisés en las campañas militares llevadas a cabo por los hebreos en la conquista de Canaán. Era hijo de Nun , de la tribu de Efraín.6​ Nació en Egipto y tenía probablemente la misma edad que Caleb, con quien suele relacionársele. Participó en los acontecimientos narrados en el Éxodo como ayudante de Moisés. Fue el comandante de los israelitas en la batalla contra los amalecitas en Refidín.

Se convirtió en el lugarteniente de Moisés, y lo esperó a mitad de camino cuando éste subió al Monte Sinaí a recibir los Diez Mandamientos. ​Fue también uno de los doce exploradores enviados por Moisés a la tierra de Canaán, y el único, junto con Caleb, en traer un informe alentador. Su nombre original era Osea u Oseas y Moisés le puso el nombre de Josué, cuyo significado en hebreo es Yahveh salva o Yahveh de salvación, y de hecho Yahveh lo elige como instrumento para realizar su plan de conquista de la tierra prometida.

Conquistó Jericó, cuyas murallas se derrumbaron cuando los sacerdotes que custodiaban el Arca de la Alianza tocaron los shofarim (trompetas de cuerno de cordero), siguiendo las órdenes de Yahvé. Todos los habitantes de la ciudad, incluyendo mujeres y niños, fueron muertos, a excepción de la ramera Rahab, que había colaborado con los espías enviados por Josué, y su familia. La ciudad fue destruida por completo, y Josué maldijo a quien intentara reconstruirla.

Al intentar atacar la ciudad de Hai, sus tropas sufrieron una derrota a causa del pecado de Acán, quien se había apropiado de objetos preciosos que Yahvé había decidido que fueran destruidos. Acán fue lapidado, y Josué logró finalmente conquistar Hai, mediante una hábil estrategia. Los habitantes de Hai sufrieron la misma suerte que los de Jericó. El total de hombres y mujeres exterminados fue de 12.000 ​Posteriormente, y Josué levantó un altar a Yahvé en el monte Ebal. A causa de los éxitos de Josué, los hititas, amorreos, cananeos, pereceos, jebeos y jebuseos establecieron una alianza contra los israelitas. Los gabaonitas consiguieron evitar ser exterminados por los israelitas gracias a una estratagema. ​Josué venció a continuación a una alianza de cinco reyes amorreos que pretendían atacar a los gabaonitas; durante la batalla, para ayudar a los israelitas, Yahvé hizo que el sol se "detuviera" en el cielo. ​Tras la victoria, Josué ejecutó personalmente a los cinco reyes.

A continuación Josué conquistó las ciudades de Maquedá, Libná, Laquis, Eglón, Hebrón y Debir. En todas ellas fueron exterminados todos sus habitantes: "todo lo que tenía vida lo exterminó, como Yahveh, Dios de Israel, se lo había mandado". ​Después venció a Yabín, rey de Jasor, y consumó la conquista de la tierra prometida. Repartió el territorio conquistado entre las tribus de Israel (Josue 13-21). En su ancianidad convocó una asamblea en Siquem y recomendó a los israelitas que mantuvieran su fidelidad a Yahveh. Según el Libro de Josué, falleció a los 110 años de edad, y fue sepultado "su heredad en Timnat-sera, que está en los montes de Efraín, al norte del monte Gaas".

La tradición judía se refiere a Josué como "Yehoshúa ben Nun" y le atribuye los diez últimos psukim del quinto libro de Moisés (texto al que se conoce como Devarim, Deuteronomio).

También Yehoshúa es el nombre hebreo de Jesús, abreviado como Yeshua, y es el nombre que, según el evangelio de Lucas (1:32) Yahveh eligió para ponerle el hijo que debía tener a través de una mujer (María) relacionada con algún descendiente de sangre real de David, y al que tenía planeado darle el trono de David para que reinara sin fin sobre la casa de Jacob, el reino de Israel (Lucas 1,32-33). El reino de Israel se había asentado en la tierra conquistada por el otro Yehoshúa (Josué, llamado originalmente Oseas, Números 13:16). Así, el esperado restaurador del reino de Israel (Jesús, Yehoshúa) recibió de Yahveh el mismo nombre que el conquistador de la tierra en la que se había asentado el reino de Israel (Josué, Yehoshúa), que luego caería en poder de los asirios.

Libro de Jueces
El Libro de los Jueces es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo, perteneciente al grupo de los Libros Históricos. En la Biblia se encuentra ubicado entre el Libro de Josué y el de Rut. El autor es desconocido; la tradición atribuye el libro a Samuel.

Contexto histórico
Presentan a los Jueces o Libertadores que salvaron al pueblo de la esclavización, después de liberarlos los gobernaron. En tiempos de los Jueces, Israel está completamente desorganizada, sus instituciones están aún sin definir y numerosas potencias la amenazan.

Como esta intervención está librada solamente al arbitrio de la Divinidad, los jueces aparecen y desaparecen a intervalos irregulares de la historia hebrea. Ningún juez llegó a ser jefe supremo porque su función no es lograr la unidad sino solventar un problema puntual: la unificación definitiva habrá de esperar a los Reyes. El contexto histórico en el que se desarrolla este libro abarca el tiempo desde la muerte de Josué hasta la monarquía, durante el cual el pueblo de Israel vive en Canaán.

Contenido
El Libro de los Jueces narra el período que va desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel, un tiempo en que los judíos han abandonado su vida nómada y acaban de instalarse como semisedentarios primero y agricultores luego, habitando en casas de material o chozas de adobe. Aunque Jueces no sigue un plan fijo y bien estructurado, a grandes rasgos pueden distinguirse en él las siguientes partes:

-Primera introducción (1:1-2:5);
-Segunda introducción (2:6-3:6);
-Cuerpo de la obra, con los hechos de los seis "jueces mayores" y algunos menores; y
-Dos apéndices (caps. 17 a 21).

Jueces
Los Jueces que gobernaron Israel son:

Otoniel: (Jueces 3:7-11)
Aod: (Jueces 3:15)
Samgar: (Jueces 3:31)
Débora (Y Barac): (Jue 4-5)
Gedeón: (Jueces 6-8)
Tola: (Jueces 10:1)
Jair: (Jueces 10:3)
Jefté: (Jueces 10:6-12:7)
Ibzán: (Jueces 12:8)
Elón: (Jueces 12:11)
Abdón: (Jueces 12:13)
Sansón: (Jueces 13-16)

Estos apéndices pretenden demostrar la desorganización en que vivían los israelitas cuando carecían de rey.

Sentido religioso
Todo el libro intenta ser una demostración teológica de que la infidelidad a Dios ha sido la causa de todos los males de Israel. Pero Él es misericordioso, y compensa con la llegada de los jueces la impiedad del pueblo. Cuando el hebreo peca y por lo tanto cae esclavo, Dios le envía un libertador. Pero tiempo después ese hebreo caía nuevamente en las malas acciones, con lo que se repetía el ciclo y se hacía necesario otro caudillo libertador. Yahvé no reniega del Pacto con Su pueblo ni le vuelve la espalda jamás. Dios es fiel. Sin embargo, permite que las situaciones conflictivas se susciten, porque el pueblo ha de probar su fidelidad. Este rasgo emparienta a Jueces con el libro del profeta Oseas.

Los Jueces:

Otoniel 
(heb. Othnîêl, "León de Yahweh") fue el primer Juez de Israel, hijo de Cenez y hermano menor o sobrino de Caleb1 (Josue 15:17; Jueces 1:13; 1 Crónicas 4:13). Se distinguió por capturar el pueblo de Debir (o Quiriat-sefer) en Judá de manos de los cananeos.2 Como recompensa recibió a Acsa, la hija de Caleb, la cual había sido prometida a quien conquistara esa ciudad (Josue 15:15-17; Jueces 1:11-13). Su valor fue demostrado una vez más cuando derrotó a Cusan-risataim, rey de Mesopotamia, quien había oprimido a los israelitas durante 8 años. Su victoria produjo 40 años de paz en el país

Aod 
(hebreo, אהוד: Ehud) fue el segundo Juez de Israel. Con la ayuda de Jehová, Aod liberó a los israelitas de Eglón, rey de Moab, y después de ese día la tierra tuvo paz durante ochenta años (1188-1107 a. C.).1 2 Su historia se narra en la Biblia en el Libro de los Jueces capítulo 3: versículos 12-30.

Contexto bíblico
Después de la muerte de Otoniel, el primer juez de Israel, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová y él fortaleció a Eglón, rey de Moab, contra los israelitas.3 Eglón luego se unió a los hijos de Amón y Amalec, y vino e hirió a Israel y se apoderó de la Ciudad de las Palmeras. Y los israelitas sirvieron a Eglón, durante dieciocho años.

Los israelitas clamaron a Jehová, y él les dio un libertador: Aod benjamita, hijo de Gera, que era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab. Aod se había hecho un puñal de dos filos y de un codo de largo, y se lo ciñó debajo de sus vestidos en su lado derecho. Y le dio el presente a Eglón, y era Eglón hombre muy grueso. Después de que Eglón recibió el presente, Aod despidió a la gente que lo trajo, pero él volvió desde los ídolos que están en Gilgal, y le dijo al rey: "Rey, una palabra secreta tengo que decirte", y él dijo: "Calla", y salieron de delante de él todos los que con él estaban. Aod luego se acercó a Eglón, que estaba sentado en su sala de verano, y dijo: "Tengo palabra de Dios para ti". Y Eglón se levantó, y tomó Aod su puñal con su mano izquierda y lo metió en el vientre de Eglón. Y la empuñadura del puñal entró también tras la hoja, y la gordura de Eglón cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y salió el estiércol. Y Aod salió al pasillo y cerró las puertas de la sala y las aseguró con el cerrojo.

Cuando Aod escapó, los siervos de Eglón llegaron a las puertas de la sala de verano y viendo que estaban cerradas pensaron que el rey estaba en reposo. Después de esperar hasta que se confundieron tomaron la llave y abrieron las puertas y vieron que su señor estaba muerto en el suelo. Aod se escapó y él junto con los israelitas mataron a 10,000 hombres moabitas.

Samgar 
("El que huye") fue un personaje del Antiguo Testamento; se lo identifica como el tercer Juez de Israel. Poco se sabe acerca de Samgar, ya que la Biblia no se explaya sobre su tribu ni su nacimiento, sólo indica que era hijo de Anat (no confundir con la diosa semítica Anat). En el texto bíblico (Jueces 3:311 ) se señala que cuando los filisteos iban a invadir (o ya habían invadido Israel) Samgar hijo de Anat los mató, y liberó a Israel, aniquilando a 600 filisteos con una aguijada de bueyes.

Débora
En la Biblia, Débora (en hebreo דְּבוֹרָה, ‘abeja’) fue una profetisa y la cuarta persona que se desempeñó como juez en Israel premonárquico (Tanaj y Antiguo Testamento). Débora fue la única jueza que tuvo Israel en la Antigüedad. Su historia se cuenta dos veces en los capítulos IV y V del Libro de los Jueces. El primer relato es en prosa, narrando la victoria de las fuerzas israelitas dirigidas por el general Barak, a quien Débora mandó llamar pero profetizó que no lograría la victoria final sobre el general cananeo Sísara. Tal honor correspondió a Jael, la esposa de Héber, un quenita fabricante de tiendas. Jael mató a Sísara clavándole una estaca de la tienda en la cabeza cuando dormía.

Jueces 5:1 narra la misma historia en verso, que probablemente fue escrita durante la segunda mitad del siglo XII a. C., poco tiempo después que hayan sucedido los eventos que describe. De ser así, entonces este pasaje, llamado a menudo La canción de Débora, sería uno de los pasajes más antiguos de la Biblia, así como también el ejemplo más antiguo conservado de poesía hebrea. También es importante porque es uno de los pasajes más antiguos, donde las mujeres no son ni víctima ni villano. El poema puede haber sido incluido en el Libro de las batallas de Dios mencionado en Números 21:14. Se sabe poco de la vida personal de Débora. Aparentemente estuvo casada con un hombre llamado Lapidoth (‘antorchas’), pero este nombre no aparece fuera del Libro de los Jueces y podría significar simplemente que la propia Débora tenía un alma «ardiente». Fue una poetisa y daba sus sentencias bajo una palmera de Efraín. Algunos aluden a ella como la madre de Israel. Tras su victoria sobre Sísara y el ejército cananita hubo paz en la región durante cuarenta años.

Gedeón
En hebreo (גִּדְעוֹן), el cual significa "Destructor", "Guerrero poderoso", fue un juez y guerrero del Antiguo Israel. Fue el quinto de los jueces del pueblo judío y es considerado como uno de los más sobresalientes por la magnitud de su "obra guerrera" contra uno de los pueblos enemigos de Israel: los madianitas. Hijo de Joás de la tribu de Manasés. Los datos que conocemos de su historia se encuentran relatados en el libro de los Jueces de los capítulos 6 al 8.

Hay dos narraciones de su vocación, no hay acuerdo en el número de sus campañas. Pero la más convalidada es la de la Iglesia Católica. Al parecer las diferencias se deben a la permanencia de dos estratos de redacción, el así llamado "elohísta" y el "yahvista" (véase las fuentes del Pentateuco que, según algunos escrituristas también pueden encontrarse en las narraciones de los libros así llamados "históricos" de la Biblia), otros afirman que hay tres fragmentos independientes que se han unido en un solo relato, otros reconocen dos narraciones didácticas y un texto verdaderamente histórico, etc. Las investigaciones bíblicas no han logrado llegar a un punto de vista unificado. En sustancia, la vida de Gedeón se sitúa tras el asentamiento de los judíos en el llano de Ofrá donde habían asimilado los cultos idolátricos de las poblaciones aledañas. Tras esa infidelidad, Yahveh les habría castigado enviando tribus nómadas y grupos de amalecitas y madianitas a hacerles la guerra. En esos combates, dos hermanos de Gedeón habrían sido asesinados. Los israelitas se arrepintieron y pidieron perdón. Yahveh envió a su ángel a hablar con Gedeón para anunciarle que sería el libertador de su pueblo. Éste pidió una prueba, tras un diálogo algo sarcástico con el ángel. Este último le dio la prueba que pedía abrasando un sacrificio con fuego milagroso. Al día siguiente Gedeón destruyó el altar de Baal y ante la indignación del pueblo, Joás, su padre, le defendió diciendo que si Baal era dios, se encargaría de castigar el sacrilegio. Desde ese día fue conocido como Gedeón Jerobaal. (hebreo Yerubba{al, "Baal contienda contra él" o "combatiente contra Baal", se lo menciona en Jueces 6:32; 7:1; 8:29, 35; 9:1-57; 1 Samuel 12:11; 2 Samuel 11:21). Los grupos nómadas se reunieron para hacer la guerra a Gedeón. Éste reunió un ejército que, con diversas condiciones y pruebas, Yahveh redujo a trescientos hombres (sin contar las tropas auxiliares). Los israelitas atacaron durante la noche y produjeron tal confusión que los madianitas se asesinaban entre ellos y tuvieron que huir despavoridos mientras eran perseguidos por las tropas de Gedeón. Los mismos jefes de Madián, Oreb y Zeeb murieron en la refriega y sus cabezas fueron dadas como trofeo a Gedeón.

Luego de otros combates victoriosos con los madianitas y de castigar a los pueblos que no quisieron colaborar en la persecución, la gente del pueblo quiso que Gedeón fuera su rey. A lo que este no aceptó, alegando que sólo Dios podía reinar en Israel.

Con las joyas tomadas a los vencidos, Gedeón se hizo elaborar un efod. No hay tampoco acuerdo entre los expertos en relación con el efod, unos dicen que se trataba de todo un atuendo sacerdotal con sus joyas y adornos, otros que se trataba de una tabla o instrumentos para hacer consultas a Yahveh. Sin embargo, este efod llevó nuevamente a la idolatría a los israelitas. Gedeón gobernó en Israel otros 40 años que fueron de paz y crecimiento. Tuvo setenta hijos (era polígamo) entre los que destaca Abimelec. Es mencionado en el Libro de Judith 8:1-2 en la carta a los Hebreos, capítulo 11, versículo 32 por su fe e, indirectamente, en el Salmo 83, versículo 124 por sus victorias militares.

En el cristiasmo, la figura de Gedeón aparece mencionada sobre todo en el marco del episodio del Vellocino de Gedeón. Este episodio bíblico pasa a convertirse en el catolicismo en una alegoría de la futura Asunción de María, dejando de ser un simple símbolo de la protección divina del pueblo judío. Esta reinterpreción católica del episodio es la que explica la amplia representación del episodio en las artes plásticas desde la Edad Media, pero también su cita y tratamiento a nivel literario. En la interpretación cristocéntrica del antiguo Testamento, por tanto, el episodio del Vellocino de Gedeón se reinterpretó como una alusión a la fecundación de María por el Espíritu Santo, es decir, como un símbolo o alegoría de la maternidad virginal de María; en el siglo XV, el vellocino de Gedeón se convierte en el símbolo de la Orden del Toisón (=Vellocino en francés) de Oro, substituyendo la figura originaria de Jasón.

Escribe el predicador Alejandro de San Antonio: “26. Que el vellocino de Gedeón fue retrato de aquella divina Señora, es cosa clara. Pero en qué se pareció María al vellocino, lo dixo la dulzura de Bernardo: Caelesti rore arcam rigaturus, totum vellus prius infudit, redempturus genus humanum, pretium universum contulit in Mariam; ut nihil esset bonum, quod per manus Mariae non transiret. Assí como para llenar Dios la tierra de su rocío, le depositó primero en el vellocino cándido, assí para haver de socorrer, y remediar à los hombres depositó nuestro socorro y remedio en su Santíssima Madre, para que no huviesse favor vertido en las criaturas, que no passasse primero por los órganos de aquellas manos generosas. Y es certíssimo, que los consuelos, gracias y mercedes que franqueó este vellocino hermoso a los mortales, se estrenaron en la visita de hoy, desatando en la casa de Isabel todo el rocío de gracias que traía María en su vientre virginal: Ahora veamos en el Texto todo el sucesso del vellocino”.

Tola
Tola (en hebreo, תּוֹלָע‎, Tôlāʻ, ‘gusano, larva’) fue uno de los Jueces de Israel, que reinó 23 años (presumiblemente entre 1149 y 1129 a. C.)

De acuerdo al escueto texto bíblico, Tola, hijo de Puá y nieto de Dodo, sucedió a Abimelec como octavo juez de Israel, y se levantó para liberar a la tierra de los israelitas. Habitó en Samir, en la región montañosa de Efraín, donde murió y fue sepultado, siendo sucedido por Jaír de Galaad.

Jaír 
Jaír de Galaad, del tronco de la Tribu de Manasés, fue un Juez de Israel, el cual reinó por veintidós años. Fue sucesor de Tola.

Como uno de los jueces menores de los hebreos, el nombre de Jaír es citado escuetamente en Jueces, 10, agregándose obscuros datos acerca de su parentela y posesiones:

«Tenía treinta hijos, que montaban treinta burros, y treinta ciudades, que se llaman todavía hoy las aldeas de Jaír, en el país de Galaad.» (Jueces 10: 4)

El texto bíblico señala asimismo que fue sepultado en Camón, siendo sucedido por Jefté.

Jefté
Es un personaje bíblico, juez de Israel por seis años,1 miembro de la tribu de Gad, hijo de Galaad.2 En el Libro de los Jueces se le muestra guiando a los israelitas a la batalla contra los amonitas, y como resultado de un voto, termina sacrificando a su hija.

Los israelitas habían vuelto a adorar a Baal y Astaroth, lo que despertó la ira de Dios, el Dios de los judíos, que los hizo que comenzara una guerra entre ellos y los filisteos y los amonitas (Jue. 10 6-7).4
Hijo de Galaad, Jefté fue desheredado y expulsado por sus medio hermanos, por lo que se trasladó a la región de Tob (según la traducción actual de los manuscritos arameos, el lugar donde estaba Jefté se llamaba Tauta). Sin embargo Los ancianos de Galaad intentaron convencerlo que los liderara en la guerra contra los amonitas, iniciada poco tiempo antes, a lo que Jefté se negó, a menos que después de la guerra conservara la posición de liderazgo, cosa que los ancianos aceptaron (Jueces 11:1-11). Jefté, luego de haber amenazado a los amonitas juró que el primero que atraviese la puerta de mi casa para salir a saludarme después de mi victoria sobre los amonitas, será para Yahveh y lo sacrificaré por el fuego (Biblia Latinoamericana) o cualquiera que me saliere a recibir de las puertas de mi casa, cuando volviere de los Amonitas en paz, será de Jehová, y le ofreceré en holocausto (Reina Valera).

Luego ganó la batalla con facilidad (Yahveh los puso en sus manos). Al volver victorioso, lo sale a recibir su única hija (Jueces 11:34). Él se lamenta (rasga sus vestiduras), pues no puede echarse atrás en su promesa. Su hija le dice que debe honrar su promesa. Le pide a su padre llorar su virginidad por dos meses, y vuelve a cumplir el voto (Jueces 11:32-40). Interprentando literalmente lo que dice la biblia, a diferencia del sacrificio no realizado de Abraham (impedido por un ángel), el de Jefté sí fue consumado.

Sacrificio de su hija
Según Voltaire, esta historia es un vestigio de los antiguos sacrificios judíos,6 mientras que otros sostienen que Jefté sólo ofreció la vida de su hija al servicio de Yahveh, y que ella se mantuvo virgen toda la vida a pesar de que la biblia estipula la ejecución del acto del holocausto.7
Hay fuentes, como por ejemplo la Enciclopedia Católica,8 que interpretan que tal comportamiento sería normal dado el salvajismo de la población y la falta de respeto a la ley mosaica por parte de la mayoría de los judíos en ese momento, además de apuntar la existencia de otros votos contemporáneos al Dios de los judíos de similar carácter bárbaro.

Hipótesis de Bullinger
Ethelbert William Bullinger explica que el prefijo hebreo "ו" que es traducido en el verso 31 como "y" también podía significar "o" para los hebreos, comenta que hay abundantes versos bíblicos donde dicho prefijo es traducido como "o".9 (Ejemplos de la traducción del prefijo como "o": Génesis 41:44, Éxodo 20:4, Números 16:14, Deuteronomio 3:24, 2 Samuel 3:29, 1 Reyes 18:10, etc.)
De esta manera el texto explicaría que la niña sería dedicada a Jehová y no ofrecida en holocausto, pues Jefté eligiría entre dos opciones.

Este verso apropiadamente traducido sería: «cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová o lo ofreceré en holocausto». Jueces 11:31.

De esta manera cobraría más sentido el final del relato donde sólo se indica que la hija de Jefté nunca conoció varón, y no muestra indicios de un asesinato o de holocausto: Pasados los dos meses volvió a su padre, quien cumplió el voto que había hecho. La hija de Jefté nunca conoció varón. Jueces 11:39

Hay un ejemplo claro en Números 8:11 de cuando Aarón ofrece los Levitas a Jehová; cual el propósito del ofrecimiento. Cuando se ofrecía un cordero en ofrenda quemada el sacerdote no podía participar de ella comiendo una parte del animal, como sí podía hacerlo en los otros tipos de sacrificios de corderos: La ofrenda quemada era una dedicación total para el Dios de los judíos. El voto que haría pues Jefté no sería el de matar y quemar en sacrificio al primero que le saliera a recibir de su casa cuando volviera victorioso, lo que él habría prometido según Bullinger sería dedicar enteramente al dios de los judíos a esa primera persona que lo saliera a recibir, dedicándola solamente al servicio de Dios. Esto no es congruente con otros versos bíblicos que indican impunidad por sacrificio humano. Según la explicación extraída de algunos estudios bíblicos, Jefté no habría prometido matar y quemar a nadie, sino dedicar dicha persona al servicio de Yahveh y, por lo tanto, entre las normas establecidas por éste y la actitud de Jefté, habría que suponerse que no hay controversia para los creyentes.

Ibzán
Fue un Juez de Israel, sucesor de Jefté. Ibzán llegó a ser padre de 30 hijos y 30 hijas, proporcionando además 30 esposas a sus vástagos varones. Falleció luego de ejercer como jefe de la nación por siete años, y fue sepultado en su ciudad natal: Belén (probablemente se trate de Belén de Zabulón). (Jueces 12:7-10; Josue 19:10, 14, 15).

Elón
("Roble" o "Fuerte"), fue un Juez de Israel, sucesor de Ibsán o Ibzán de Belén. Legisló Israel durante diez años, 1073 - 1063 a. C; murió y fue sepultado en Ajalón, tierras de Zabulón (Jueces 12:11). Fue sucedido por Abdón, anteúltimo juez mencionado en el libro homónimo del Antiguo Testamento.

Abdón
("Siervo") fue uno de los Jueces de Israel en la época que media entre la conquista de Canaán por parte de los israelitas, y la implantación de la monarquía judaica. Proveniente del tronco de Efraín, Abdón aparece en el Jueces 12:13-15, donde se cita que era hijo de Hillel el piratonita. Gobernó Israel durante ocho años, siendo el anteúltimo Juez mencionado en el libro. Fue sucedido por Sansón.

Sanson
Sanson es un nombre proveniente del hebreo tiberiano que significa '[el que] sirve [a Elohim]'. Dicho nombre también es a veces asociado con la idea de pertenecer a la luz, significando "del Sol", posiblemente para proclamar el que su portador era radiante y poderoso. Se conoce en árabe como Shama'un. Sansón fue uno de los últimos jueces israelitas antiguos y se le menciona en el Tanaj. Su quehacer se describe en el Libro de los Jueces, entre los capítulos 13 y 16.

Sansón se caracterizó por poseer una figura recia y una fuerza extraordinaria para combatir contra sus enemigos y llevar a cabo actos heroicos, inalcanzables para la gente común: luchar sin más armas que sus propias manos contra un león, acabar con todo un ejército con sólo una mandíbula de burro y hasta derribar un templo filisteo con su propia fuerza.

Etimología de su nombre
Según la Biblia, el nombre Sansón proviene de la palabra hebrea shemesh (שמש). Ambas significan 'sol' y son frecuentes en los nombres propios de diversos pueblos de origen mesopotámico. A tres kilómetros al sur de Zora, el pueblo natal de Sansón (Jueces 13:2), se encontraba la ciudad de Bet-Shemesh (Casa del Sol, siglo XII a. C.).

En la Biblia
Los israelitas habían vuelto a adorar a Baal y Aserá y ,por esto, Yahveh Elohim, Dios , los entregó en manos de los filisteos por 40 años. Un ángel de Yahveh se apareció a Manoa, de la tribu de Dan, en la ciudad de Zora, y a su mujer (Hatzlelponi), que era estéril. El ángel les predijo que su hijo liberaría a Israel de los filisteos. Según él, la futura madre no debía tomar ni vino ni sidra ni comer nada impuro, y el hijo que nacería no debía cortarse el cabello. Siendo joven, Sansón deja su pueblo para visitar las ciudades filisteas, donde se enamora de una mujer de la ciudad de Timnat, con quien decide contraer matrimonio, a pesar de la oposición de sus padres, que prefieren una joven israelita. Esta decisión se presenta como parte de un plan de Yahveh para atacar a los filisteos. De camino a la petición de mano, es atacado por un león, al que mata.

Yendo a la boda, observa entre los huesos del león un enjambre de abejas con miel, la cual prueba y luego ofrece a su padre. En la fiesta de boda organizada por Sansón, el héroe propone a treinta mozos filisteos un acertijo; si lo resuelven, les daría treinta piezas de lino fino y otros tantos vestidos. Si no, ellos le harían el mismo regalo a Sansón. Tenían los siete días que duraba la fiesta para resolverlo. El acertijo es el siguiente: «Del que come salió comida, y del fuerte salió dulzura». El enigma es una referencia al león que mató y la miel que de él salió. Como sólo Sansón estaba presente en esa lucha, los treinta mozos no pueden obtener respuesta durante tres días. Al cuarto día, se dirigen a su mujer, amenazándola con prenderle fuego a ella y a la casa de su padre si no descubre la solución. Ante los lloros de su esposa, Sansón decide al séptimo día contarle la respuesta, y ella se la da a sus paisanos. Antes de la puesta de Sol de ese séptimo día, los filisteos le hablan: «¿Qué hay más dulce que la miel, qué hay más fuerte que el léon?». Sansón responde: «Si no hubieseis arado con mi novilla, no habríais adivinado mi acertijo»

Baja entonces a Ascalón, mata a treinta hombres, a los que roba sus vestidos, y se los da a los mozos. Contrariado, se aleja y llega a casa de su padre. Su esposa es dada a otro hombre. Cuando Sansón quiere verla, su suegro se niega, pero le ofrece la hermana menor de la mujer, más bella. En represalia, el israelita caza a trescientas zorras, atándolas por el rabo de dos en dos, y poniendo una tea entre ambos rabos, suelta a los animales por el campo, haciendo arder todas las cosechas enemigas. A su vez y para vengarse, los filisteos queman a su mujer y la casa del padre de ésta, a lo que Sansón responde dando a una paliza a muchos de ellos. Tras esto, se refugia en la roca de Etán. Mientras tanto, los filisteos acuden a Juda pidiendo que entreguen a Sansón. Tres mil hombres de este pueblo lo encuentran, y prometiéndole no matarlo, lo atan y se disponen a entregarlo. Pero cuando esto iba a ocurrir, Sansón rompe las cuerdas, se libera, y usando la quijada de un asno, mata a mil filisteos. Después de esto, es juez de Israel durante veinte años.

Tras ese tiempo, Sansón huye a Gaza, quedándose en casa de una prostituta. Sus enemigos lo esperan a la entrada de la ciudad para matarlo, pero aprovechando la noche, rompe la puerta y se la lleva al monte en frente de Hebrón. Allí se enamora de Dalila (mujer filistea). Los filisteos, a cambio de monedas de plata, la sobornan (Jueces 16:5, 18) y la incitan a lograr que Sansón le revele el secreto de su fuerza. Sansón la engaña, respondiéndole que sería vencido si lo atasen con siete cuerdas húmedas. Dalila le hace caso y lo ata, pero él rompe las cuerdas fácilmente. La mujer vuelve a preguntarle, a lo que él responde que bastaría con atarlo con cuerdas nuevas para que se convirtiese en un hombre normal. Ella le hace caso y él vuelve a romperlas con facilidad. Dalila insiste en querer saber su secreto, y Sansón vuelve a mentirle, diciéndole que se debilitaría si lo atasen sus siete trenzas con hilos, sujetándolas con clavos. Ella lo intenta y vuelve a fracasar por tercera vez.

Tras mucha insistencia por parte de la mujer, Sansón le confiesa que perderá toda su fuerza si le cortan el cabello. Así lo hace un sirviente y lo deja sin su extraordinaria fuerza. Es de notar que su fuerza se debía al juramento nazareo (Jueces 13:25; 15:18), el cual Sansón mismo había roto al despreciar la Ley divina que prohibía tomar como mujer a una extranjera (Deuteronomio 7:3, 4). Sansón no ignoraba que esa mujer era indigna (Jueces 16:8, 12, 14). Los filisteos terminan capturándolo, le sacan los ojos y lo llevan a Gaza, donde, prisionero, trabaja moliendo grano para sus enemigos. No obstante, su pelo vuelve a crecer, de modo que va recuperando su gran fuerza.

Un día, los jefes filisteos se reúnen en el templo para ofrecer un sacrificio a Dagón, por haber puesto en sus manos a su enemigo. Hacen llamar a Sansón para que los entretenga a ellos y a las tres mil personas que allí había. El israelita pide al joven que lo conducía que lo deje entre las columnas sobre las que descansa el edificio, para poder descansar. Sansón invoca Yahveh: Yahveh!, te lo suplico, acuérdate de mí. Dame fuerzas sólo una vez más, y de un sólo golpe me vengaré de todos los filisteos". Haciendo fuerza sobre las columnas, añadió: "Muera yo con los filisteos". El edificio se vino abajo, de tal forma que mató a más personas al morir de las que había matado durante toda su vida. Sus familiares recuperan su cuerpo y lo entierran cerca de la tumba de su padre, Manoa.

En la cultura israelí
La figura ha tenido un gran papel en la construcción de la memoria colectiva del sionismo. Vladimir Jabotinsky, fundador del sionismo revisionista, describe, en su novela Sansón, a este personaje como un israelita atraído por la cultura filistea que le rodea. Noam Chomsky ha dicho que Israel sufre un "complejo de Sansón", que podría llevarlo a su propia destrucción así como a la de los enemigos árabes. Recientemente, algunas unidades de combate israelíes han sido llamadas "Sansón", e incluso el programa nuclear de ese país fue denominado Opción de Sansón.

Continua en La Biblia XII: Profetas Anteriores II 
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