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Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, Judas 1:3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

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jueves, 22 de octubre de 2015

La Biblia X: Génesis/Éxodo

Adán y Eva, de Lucas Cranach el Viejo

El Libro de Génesis
Génesis es el primer libro de la Torá (‘La Ley’ o Pentateuco) y también el primer libro del Tanaj, la Biblia hebrea (conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento). En hebreo los libros del Pentateuco se conocen por su primera palabra, así que para los hebreos este libro es Bereshit ('En el principio').

El nombre génesis proviene del griego γένεσις (/guénesis/), ‘nacimiento, creación, origen’, en Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Génesis 2, 4 »

En hebreo esta palabra «génesis» se dice תּוֹלֵדוֹת (‘generación’) aunque como título del libro se utiliza בְּרֵאשִׁית (/bereshít/), en ʿivrit o hebreo Be reshith son las primeras palabras de la Torá (y por ende del Tanaj) y significan «En (el) Principio» , siguiendo Génesis 1:1).

Autor y Fecha de Composición
El Libro del Génesis no menciona a ningún autor. Muchos estudios académicos están de acuerdo en que tiene varias fuentes, redactadas por varios religiosos, por ejemplo en la época del cautiverio en Babilonia, y que tiene muchos autores (hipótesis documentaria o hipótesis JEDSR).

Durante la mayor parte del siglo XX, los estudios académicos sobre los orígenes del génesis estuvieron dominados por la hipótesis documentaria formulada por Julius Wellhausen a finales del siglo XIX.

Esta hipótesis ve el Génesis como una compilación de fuentes inicialmente independientes:
el texto J, llamado así por su uso del término YHWH (JHWH en alemán) como el nombre de Dios; el texto E, llamado así porque usa Elohim como el nombre de Dios; y
el texto P, o fuente sacerdotal, debido a su preocupación por el sacerdocio de Aarón y los levitas.

Estos textos fueron compuestos de manera independiente entre el 950 y el 500 a. C. y sufrieron numerosos procesos de redacción, culminando en su forma actual alrededor del 450 a. C. Se han identificado varias fuentes adicionales que no se pueden atribuir a ninguno de los tres documentos originales, especialmente Génesis 14 (la batalla de Abraham y los «reyes de Oriente») y la «bendición de Jacob».

La tradición sostiene que Moisés escribió el Pentateuco (los ‘cinco libros’ que contienen al Génesis). Entre los estudiosos medievales esta tradición se mantuvo incuestionada hasta la hipótesis de Wellhausen. En la primera mitad del siglo XX, la ciencia de la arqueología bíblica, desarrollada por William F. Albright y sus seguidores, combinada con la aplicación de nuevos métodos de estudio como la crítica de fuentes y la historia de la tradición, desarrollada por Hermann Gunkel, Robert Alter y Martin Noth, parecen demostrar que las historias del Génesis están basadas en tradiciones orales del II milenio a. C.. Así, a mediados del siglo XX parecía que la arqueología y el mundo académico habían reconciliado la hipótesis de Wellhausen con una versión modificada de la autoría de Moisés.

Este consenso fue roto en los años 70 con la publicación de dos libros: "La historicidad de las narraciones patriarcales" (1974) de Thomas L. Thompson y "Abraham en la historia y la tradición" (1975) de John Van Seter. En ellos se señalaba que la evidencia arqueológica que conectaba al autor del Génesis al II milenio a. C., podría apuntar igualmente al I milenio y que las tradiciones orales no eran tan fácilmente recuperables como Gunkel y otros habían afirmado. Un tercer trabajo, "La fabricación del Pentateuco" (1987) de R. N. Whybray analizaba las asunciones que subyacían en el trabajo de Wellhausen y las consideró ilógicas y poco convincentes, mientras que William G. Dever atacó las bases filosóficas de la arqueología bíblica de Albrightean, argumentando que no era ni deseable ni posible usar la Biblia para interpretar los registros arqueológicos. Actualmente las teorías mayoritarias se pueden dividir en tres grupos:

Revisiones del modelo documental de Wellhausen, de los que el modelo de Friedman es uno de los más conocidos. Modelos fragmentarios, como el de R. N. Whybray, que ven la Torah como el producto de un único autor trabajando a partir de una multitud de pequeños fragmentos más que de extensas fuentes coherentes. Modelos suplementarios como el de John Van Seter, que ve en el Génesis la adición gradual de material a lo largo de muchos siglos por muchos autores.

El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11).

La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.

Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.

En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.

Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy.

En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" (Is. 65. 17; Apoc. 21. 1) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Los Orígenes del Universo y de la Humanidad
La fe de Israel en el Dios creador encontró su máxima expresión literaria en el gran poema de la creación, que ahora figura al comienzo de la Biblia. Una verdad se perfila a lo largo de todo este relato: el universo, con todas las maravillas y misterios que encierra, ha sido creado por el único Dios y es la manifestación de su sabiduría, de su amor y su poder. Por eso, cada una de las cosas creadas es "buena" y el conjunto de ellas es "muy bueno". En ese universo, al hombre le corresponde un lugar de privilegio, ya que Dios lo creó "a su imagen" y lo llamó a completar la obra de la creación.

Pero el relato del origen del universo sirve de prólogo a lo que constituye el principal centro de interés de los once primeros capítulos del Génesis, a saber, el drama de la condición humana en el mundo. Los diversos personajes que se van sucediendo, Adán y Eva, Caín y sus descendientes, los pueblos que intentan edificar la torre de Babel, representan arquetípicamente a la humanidad entera que pretende ocupar el puesto de Dios, constituyéndose así en norma última de su propia conducta. Esta pretensión, en lugar de convertir al hombre en dueño de su destino, hizo entrar en el mundo el sufrimiento y la muerte, rompió los lazos fraternales entre los hombres y provocó la dispersión de los pueblos. En el marco de esta historia, Dios va a realizar su designio de salvación.

Para describir este drama, los autores inspirados no recurrieron a formulaciones abstractas. Lo hicieron por medio de una serie de relatos convenientemente ordenados, de hondo contenido simbólico, que llevan la impronta del tiempo y de la cultura en que fueron escritos. Por eso, al leer estos textos, es imprescindible distinguir entre la verdad revelada por Dios, que mantiene su valor y actualidad permanente, y su expresión literaria concreta, que refleja el fondo cultural común a todos los pueblos del Antiguo Oriente.

Contexto Histórico de Génesis
El contexto inicial para Génesis es la eternidad pasada. Dios en ese entonces, por un acto deliberado y por la Palabra divina, habló e hizo que la creación existiera, la adornó, y finalmente exhaló vida a una masa de polvo que él formó a su imagen para volverse Adán. Dios hizo de la humanidad el punto de coronación de su creación, esto es, sus compañeros quienes disfrutarían de comunión con Él y traerían gloria a su nombre.

El contexto histórico para los primeros acontecimientos en Génesis es claramente mesopotámico. Mientras que es difícil señalar con precisión el momento histórico para el cual este libro fue escrito, Israel primero oyó Génesis en algún momento previo a cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida (1405 a.C.).

Génesis tiene tres contextos geográficos distintos y secuenciales: 1) Mesopotamia (caps. 1-11); 2) la Tierra Prometida (caps. 12-36); y 3) Egipto (caps 37-50). Los marcos de tiempo de estos tres segmentos son: 1) Creación has 2090 a.C.; 2) 2090-1897 a.C; y 3) 1897-1804 a.C. Génesis cubre más tiempo que el resto de los libros de la Biblia combinados.


(Biblia de Estudio NVI p.3)

 Retos de Interpretación
 Entender los mensajes individuales de Génesis que constituyen el plan mayor y propósito del libro no presenta un reto pequeño ya que tanto los relatos individuales como el mensaje general del libro ofrecen importantes lecciones para la fe y las obras. Génesis presenta la creación por fiat divino, ex nihilo, que es, "de la nada". Tres acontecimientos traumáticos de proporciones épicas, específicamente la caída, el diluvio universal y la dispersión de las naciones, son presentados como contexto histórico para entender la historia mundial. Desde Abraham en adelante, el patrón es enfocarse en la redención y bendición de Dios.

Las costumbres de Génesis con frecuencia difieren considerablemente de aquellas de nuestro día moderno. Deben ser explicadas a la luz de su contexto del Oriente Medio. Cada costumbre debe ser tratada de acuerdo al contexto inmediato del pasaje antes que cualquier intento sea hecho por explicarlas basado en costumbres registradas en fuente extra bíblicas o aun en otras partes de las Escrituras.

Temas históricos y teológicos
En este libro de principios. Dios se reveló a sí mismo y un amanera de ver la vida a Israel que contrastaba, algunas veces fuertemente, con la manera de ver la vida por parte de los vecinos de Israel. El autor no hizo intento por defender la existencia de Dios o por presentar una discusión sistemática de su persona y obras. En lugar de esto, el Dios de Israel se distinguió a sí mismo claramente de los supuestos dioses de sus vecinos. Fundamentos teológicos son revelados los cuales incluyen a Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios Espíritu Santo, el hombre, pecado, redención, pacto, promesa, Satanás y los ángeles, reino, revelación, Israel, juicio y bendición.

Génesis 1-11 (historia primitiva) revela los orígenes del universo, esto es, los principios del tiempo y el espacio y muchos de los inicios en la experiencia humana, tales como el matrimonio, la familia, la caída, el pecado, la redención, el juicio y las naciones. Génesis 12-50 (historia patriarcal) le explicó a Israel cómo llegaron a existir como una familia cuyo linaje podía ser rastreado a Haber (de aquí los "hebreos"; Génesis 10:24, 25) y aun remontándose más atrás a Sem, el hijo de Noé (de aquí los "semitas"; Génesis 10:21). El pueblo  de Dios llegó a entender no solo su linaje e historia familiar, sino también los orígenes de sus instituciones, costumbres, idiomas y diferentes culturas, especialmente experiencias humanas básicas tales como el pecado y la muerte.

Debido a que se estaban preparando para entrar a Canaán y expulsar a los habitantes cananeos de sus hogares y propiedades, Dios reveló el contexto de sus enemigos. Además, necesitaban entender la base de la guerra que estaban a punto de declarar a la luz de la inmoralidad de matar, coherente con los otros cuatro libros que Moisés estaba escribiendo (Éxodo, Levíticos, Números y Deuteronomio). Finalmente, la nación judía entendería una porción selecta de historia anterior y el contexto inaugural de Israel como una base mediante la cual vivirían en sus nuevos principios bajo el liderazgo de Josué en la tierra que había sido previamente prometida a sus ancestro patriarca original: Abraham.

Génesis 12:1-3 estableció un enfoque primario es las promesas de Dios a Abraham. Esto estrechó su perspectiva del mundo entero de naciones en Génesis 1:11 a una pequeña nación, Israel, a través de quien Dios progresivamente llevaría a cabo su plan redentor. Esto afirmó la misión de Israel de ser una "luz de las naciones"  (Is. 42:6). Dios prometió tierra, descendientes (simiente) y bendición. Esta promesa triple se volvió, a su vez, en la base del pacto con Abraham (Gn. 15:1-20). El resto de las Escrituras registra el cumplimiento de estas promesas.

A una escala más grande, Génesis 1-11 establece un mensaje singular de la persona y obras de Dios. En la secuencia de los latos que constituyen estos capítulos de las Escrituras, un patrón emerge el cual revela la gracia abundante de Dios conforme respondió a la desobediencia deliberada de la humanidad. Sin excepción alguna, en cada relato Dios aumentó la manifestación de su gracia. Pero también sin excepción, el hombre respondió con una rebelión pecaminosa mayor. En palabras bíblicas, mientras más abundó el pecado, más abundó la gracia de Dios (cp. Ro. 5:20).

Un tema final tanto de importancia teológica como histórica aparta a Génesis de otros libros de las Escrituras, en que el primer libro de la Biblia se corresponde de cerca con el libro final. En el libro de Apocalipsis, el paraíso que fue perdido en Génesis será recuperado. El apóstol Juan claramente presentó los acontecimientos registrados en su libro como resoluciones futuras a los problemas que comenzaron como resultado de la maldición en Génesis 3. Su enfoque se encuentra en los efectos de la caída al deshacer de la creación y la manera en la que Dios libra a la creación del efecto de la maldición. En las propias palabras de Juan: "Y no habrá más maldición" (Ap. 22:3). No es sorprendente que, en el capítulo final de la Palabra de Dios, los creyentes se hallarán de regreso en el Huerto del Edén, el paraíso eterno de Dios, comiendo del árbol de la vida (Ap. 22:1-14). En ese tiempo participarán vestidos de túnicas lavadas en la sangre del Cordero (Ap. 22:14).

Vista Panorámica de Génesis
“Génesis” es la palabra griega para “origen” o “comienzo”. Los hebreos al Génesis lo llaman “Bereshit,” que es la primera palabra del libro. Ellos también nombran a los libros del Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio y Lamentaciones, de acuerdo a la primera palabra de cada uno de esos libros.

Génesis proporciona una introducción apropiada a la Biblia. Es un libro de comienzos: el universo físico, las plantas, los animales y la vida humana; además de muchas ideas claves de la Palabra de Dios.

Génesis traza el inicio de la obra redentora de Dios con la humanidad. Después que Adán y Eva pecaron, la redención llegó a ser absolutamente necesaria. En Génesis 3:15, el lector se da cuenta que el Redentor vendría de “la simiente de la mujer.” El enfoque se reduce a la familia de Sem (Gn 9:26, 27), y luego a la familia de Abraham (Genesis 12:3). La línea del Mesías continuaría por la línea de Isaac, y después por la línea de Jacob. El enfoque en Génesis se estrecha aún más a la familia de Judá.

De los ocho pactos más importantes en las Escrituras (véase Los Pactos), cuatro se encuentran en Génesis: el Edénico, el Adámico, el de Noé y el de Abraham. En cada uno de estos casos, Dios prueba a sus hijos respecto a algún aspecto de su voluntad; cada vez, el hombre falla la prueba.

Desde los tiempos bíblicos, los primeros cinco libros de la Biblia se han tratado como un todo y son llamados la “ley” o el “Pentateuco” (que consiste de cinco rollos). Moisés es el autor del Pentateuco (Ex 17:14; 24:4, 7; 34:27; Nm 33:1, 2; Dt 31:9; Jos 1:7, 8; 8:32, 34; 22:5; 1 R 2:3; 2 R 14:6; 21:8; Esd 6:18; Dn 9:11–13; Mal 4:4; Mt 19:8; Mr 12:26; Jn 5:46, 47; 7:19; Ro 10:5).

Génesis es la introducción lógica y necesaria al Pentateuco. Este libro se compone de once documentos: Un relato introductorio de los días de la creación, seguido por diez secciones, que comienzan con, “Estas son las generaciones de…” El material de Génesis se divide en dos partes naturales: los primeros once capítulos tratan cuatro acontecimientos claves: La creación, la caída, el diluvio y la torre de Babel con la resultante dispersión de los habitantes a través del mundo. Los cap. 12 al 50 tratan la historia de cuatro personajes claves: Abraham, Isaac, Jacob y José.
Referencias Proféticas.

Muchos temas del Nuevo Testamento tienen sus raíces en Génesis. Jesucristo es la Simiente de la mujer que destruiría el poder de Satanás (Génesis 3:15). En cuanto a José, el plan de Dios para el bien de la humanidad a través del sacrificio de Su Hijo, fue destinado para bien, aunque aquellos que crucificaron a Jesús lo hicieron por maldad. Noé y su familia son los primeros de muchos remanentes descritos en la Biblia. A pesar de las adversidades y las difíciles circunstancias, Dios siempre preserva para Sí Mismo a un remanente fiel. El remanente de los israelitas regresó a Jerusalén después de la cautividad en Babilonia; Dios preservó a un remanente a través de todas las persecuciones descritas en Isaías y Jeremías, un remanente de 7000 sacerdotes fue escondido de la ira de Jezabel; Dios promete que un día, un remanente de judíos se convertirá a su verdadero Mesías (Romanos 11). La fe manifestada por Abraham sería el don de Dios y la base de la salvación tanto de judíos como de gentiles (Efesios 2:8-9; Hebreos 11).

Importancia en la Biblia
La importancia teológica del Génesis es enorme. En este libro se aclaran cuestiones como el origen del mundo, el pecado original del hombre, la imagen de Dios, la progresiva depravación del género humano y la promesa de la victoria final de la simiente de la mujer. Describe no solamente la necesidad de la salvación de la humanidad, sino también su realización en los comienzos. Funde la historia general de la humanidad con la de los patriarcas: «Benditas en ti todas las familias» (12.3).

Pablo más tarde habría de explicar que estas promesas fueron dadas antes que la Ley (Gl 3). La historia de Abraham subraya especialmente la fe en la promesa; la de Jacob y Esaú, la elección divina; la de José, la providencia divina.

Libro de Exodo
El Éxodo es el segundo libro de la Biblia. Se trata de un texto tradicional que narra la esclavitud de los hebreos en el antiguo Egipto y su liberación a través de Moisés, quien los condujo hacia la Tierra prometida.

En el judaísmo, el libro del Éxodo forma parte del canon, encontrándose contenido en la Torá y formando uno de los cinco libros del Pentateuco, que forman la primera parte de la Biblia hebrea.2​ En el cristianismo, el libro del Éxodo también forma parte del canon y se encuentra en el Antiguo Testamento.

Origen y empleo del término “Éxodo”
Éxodo proviene del latín exŏdus, y éste del griego ἔξοδος, éxodos, que significa ‘salida’.

En el judaísmo, el texto tradicional es conocido en hebreo como Shemot (שׁמות), término cuyo significado literal es ‘nombres’.

Es en la Septuaginta donde se lo titula Éxodos. Al realizarse la traducción al latín, se adoptó dicho nombre, que fue entonces expresado como exŏdus. Las diferentes transformaciones en la grafía, necesarias según cada idioma, dieron lugar al término “Éxodo”.

Naturaleza y propósito del libro
El principal propósito del Éxodo es mantener vivo en la memoria del pueblo hebreo el relato fundacional de dicho grupo como nación: a partir de la salida de Egipto, una vez libre y dirigiéndose hacia la Tierra Prometida, el pueblo israelita adquirió por primera vez conciencia de su unidad étnica, filosófica, religiosa y nacional, dado que el Libro del Éxodo se refiere a la esclavitud de los hebreos en Egipto y la epopeya que condujo a liberarlos de tal condición, haciendo de ellos un grupo libre, con identidad nacional propia y a su vez provisto de Ley.6​ Significativas, en este contexto fue aquello que Moisés dijo al pueblo israelita:

« Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Yahvé os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado. Vosotros salís hoy en el mes de Abib.7​ [...] Harás esta celebración en este mes. Siete días comerás pan sin leudar, y el séptimo día será fiesta para Yahvé. Por los siete días se comerán los panes sin levadura, y no se verá contigo nada leudado, ni levadura [...]. Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Yahvé hizo conmigo cuando me sacó de Egipto. Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Yahvé esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Yahvé de Egipto. Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año ». Éxodo 13:3-10.

A partir del citado pasaje bíblico que el pueblo de Israel ha considerado —y aún considera— su obligación el narrar el relato del Éxodo a lo largo de cada celebración pascual.9​ Ello tiene lugar cada Séder de Pésaj, cuando el pueblo de Israel lee y rememora los contenidos que se encuentran expresados en la Hagadá pascual.

El Libro del Éxodo establece también las bases de la liturgia y del culto del pueblo Israel; el libro en cuestión está a su vez dominado en toda su extensión por la figura del patriarca Moisés, quien se desempeñó como líder, conductor y legislador del pueblo de Israel.

El Libro del Éxodo no es exclusivamente narrativo, sino que contiene también leyes, himnos y oraciones.

Contenidos del relato tradicional
"La historia comienza con un pueblo esclavizado en medio de la idolatría egipcia y termina con un pueblo redimido morando en la presencia de Dios". Opresión en Egipto 1:1-11:10.

Esclavitud en Egipto 1:1-22
Preparación del Libertador 2:1-4:31
Lucha contra el opresor 5:1-11:10

2. Liberador de Egipto 12:1-14:31

Redención por sangre 12:1-51
Institución de la pascua 12:1-28
La décima plaga: muerte de los primogénitos 12:29-51
Redención mediante la poderosa ayuda divina 13:1-14:31
Consagración de los primogénitos 13:1-16
Cruce del mar Rojo 13:17- 14:31

3. Educación de los redimidos en el desierto 15:1-18:27

Canto triunfal de los redimidos 15:1-21
Los redimidos puestos a prueba 15:22-17:16
Prueba amarga 15:22-27
Hambre 16:1-36
Sed 17:1-7
El conflicto 17:8-16
Gobierno de los redimidos 18:1-27

4. “Consagración de Los Redimidos en el Sinaí” 19:1-34-35

Aceptación de la Ley 19:1-31:18
Directivas dadas a Moisés 19:1-25
Los mandamientos de carácter moral 20:1-26
Las ordenadas de carácter social 21:1-24:11
Reglamentos de carácter religioso 24:12-31-18
Infracción de la Ley 32:1-14
El becerro de oro 32:1-14
Rompimiento de las tablas 32:15-35
Restauración de la Ley 33:1-34:35
Visión renovada 33:1-34:35
Las segundas tablas 34:1-35

5. La adoración de los redimidos en el tabernáculo, sacerdocio y ritual 38:1-40:38

Ofrendas y obreros para el tabernáculo 35:1-40:38
Construcción del tabernáculo y nombramiento de quienes participaron 36:1-39:43
Se erige el tabernáculo y desciende la gloria divina 40:1-38

Tematica
CapítuloTemas
1-2Esclavitud
14Persecución
8-9-10-11“Los juicios de Dios”
4-Fe
6-16-17-23(v20)-33-34“Promesas de Dios”
12-20 a 25-35“Mandatos de Dios”
34(v27).“Comunión con Dios”
3(v5) y 36(v8)Lugar Santo

Simboligia
CapítuloSímbolo
1(v14).Barro
14Azul
9(v32).Trigo
30(v17)-Bronce
12(v7).Sangre
16(v13).Maná
34(v27).Oro
25(v10).Arca
26(v32).Madera de Acacia
36(v8).Tabernáculo
34(v1).Tablas de Piedra

Autoría
Tradicionalmente, tanto judíos como cristianos atribuyen el libro del Éxodo, así como también todos los demás libros del Pentateuco, a Moisés.

Hipótesis documentaria. Según la así denominada hipótesis documentaria, los principales autores de este trabajo habrían sido los grupos de la tradición yavista, elohísta, sacerdotal y deuteronomista. La hipótesis documentaria estima que la poética Canción del mar y el Código del pacto (escrito en prosa) son trabajos originalmente independientes de autores pero de algún modo asociados a los grupos ya indicados. En esta hipótesis, los elohístas son identificados como únicos responsables del episodio del becerro de oro, y la tradición sacerdotal es autora de las instrucciones para crear el tabernáculo, las vestimentas y objetos rituales, así como de la descripción de la creación de los mismos. Tres autores o equipos de escritores tradicionales son a su vez también autores de cada una de las partes del código de la ley: la tradición elohísta, del Pacto; la sacerdotal, del decálogo ético; y la yavista, del decálogo de rituales. La hipótesis documentaria sostiene que las demás partes del libro del Éxodo emergieron a partir de versiones entremezcladas de la tradición yavista, elohísta y sacerdotal. La reconstrucción de las historias en esas fuentes, aplicando esta hipótesis, tiende a identificar diferencias y variaciones entre segmentos narrativos diversos.

Leyenda e historicidad
El tradicional relato que presenta el libro del Éxodo es conocido por los judíos hasta hoy en términos de leyenda pascual: durante la celebración de la pascua judía se lee la Hagadá (הגדה "relato") de Pésaj. Para muchos es un hecho histórico que conmemoran.

Los investigadores y científicos prácticamente no disponen de evidencia para corroborar o sustentar lo narrado, por eso, desde un punto de vista historiográfico crítico, el libro del Éxodo constituye antes que nada una narración de carácter religioso y cultural, un legendario mito fundacional, en el que los eventos relatados no deben ser interpretados como hechos reales, sino como una semblanza poética y una epopeya nacional identitaria de considerable valor simbólico.

Aun así, la posible historicidad del evento ha dado lugar a diferentes teorías especulativas. Una de ellas, por ejemplo, sostiene que los hebreos no habrían sido dejados en libertad sino que habrían sido expulsados de Egipto. Según esta teoría, el tema en cuestión se encontraría ligado a la expulsión de los hicsos, evento descrito en la literatura egipcia.

La situación se complica además debido a que la tradición hebrea ha sido inicialmente y durante varios siglos una tradición de corte oral, de la que por el momento sólo se conocen documentos escritos que datan del siglo VIII antes de la Era Común.

Existe también la así denominada “hipótesis de los dos éxodos”. Ante la ausencia de pruebas arqueológicas sobre el éxodo de los israelitas, algunos investigadores suponen que la tradición hebrea podría estar basada en fragmentos o restos de hechos reales y plantean la posibilidad de que haya ocurrido más de una salida de grupos semíticos desde Egipto en dirección a Canaán.

Hay quienes a su vez suponen que el éxodo pudo haber tenido lugar en tiempos de Amenhotep IV, a quien se conoce también como “Akenatón”. Entre ellos se destaca Sigmund Freud, quien expresa tal convicción en su obra Moisés y el monoteísmo (1934-1939).18​ Freud sostiene que la conexión monoteísta entre Akenatón y Moisés es sugerente y bien podría constituir una solución para el enigma que emana del libro del Éxodo.

Existen por otra parte otras tantas hipótesis acerca del tema, algunas contemplan olas migratorias que pudieron haber dado lugar no solo a uno sino a varios éxodos. Sea como fuere, la “hipótesis de los dos éxodos” acaso responda mejor que otras a lo ocurrido en términos históricos al sugerir diferentes restos recogidos por la tradición oral hebrea que, con el paso del tiempo, fueron entremezclándose y por último se fusionaron, dando lugar a la narración del libro del Éxodo.

Éxodo entendido como leyenda literaria
En La Biblia desenterrada, Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman plantean la inexistencia del éxodo hebreo.19​ En 2006, Finkelstein afirmó: «El éxodo no existió», sosteniendo que bajo la lupa de las indagaciones arqueológicas no hay prueba ninguna del éxodo; que décadas de búsquedas en Kadesh (Barnea) no arrojaron ningún resultado absoluto, a lo que se suma la completa inexistencia de evidencias egipcias —quienes, según él, eran fabricadas por “excelentes cronistas”—, y sobre todo —sostiene Finkelstein— porque la arqueología contradice sistemáticamente a la Biblia en este tema: hay evidencias de que en Canaán, (la Tierra Prometida), existían ya asentamientos protoisraelíes desde mucho antes que las posible fechas del Éxodo desde Egipto. En otras palabras, Finkelstein propone que no existió ninguna conquista comandada por el guerrero israelita Josué, sino que Canaán fue invadido pacíficamente varios siglos antes de Josué por parte de nómadas extranjeros protohebreos cuando el declive de las ciudades-estado cananeas.

Éxodo como hecho histórico
Se han planteado diferentes puntos de vista respecto a la historicidad del Éxodo considerándose la falta de registros, evidencia arqueológica y otros tantos factores. Se originaron también distintas críticas y teorías especulativas que difieren del relato bíblico original. Una de las teorías que se plantearon tenía que ver con la tremenda presencia militar egipcia que seguía la ruta costera del Mediterráneo hasta Canaán.20​ Esta teoría quedó descartada debido a que no guardaba concordancia a lo relatado en la Biblia, ya que en el texto se indica que los hebreos no siguieron la ruta del Mediterráneo, no fuera que se echaran atrás cuando vieran el ejército (Éxodo 13:17-18).

Otra crítica que se suele hacer es la falta de registros egipcios sobre el hecho, aunque es posible que los egipcios hayan tenido un documento escrito sobre ello, el egiptólogo británico Kenneth Kitchen manifestó ante este hecho que los enormes archivos de papiro que estuvieron almacenados en el antiguo Egipto se encuentran desaparecidos: "En el fango del delta del Nilo, embebido de agua, no hay papiro que sobreviva (mencione o no a los hebreos fugitivos)... En otras palabras, dado que los archivos oficiales del s. XIII a.C. procedentes de ciudades situadas en la parte este del delta del Nilo se han perdido al cien por ciento, no podemos esperar que contengan menciones de los hebreos o de cualquier otro pueblo."

Datación y cronología
Datos aportados por el relato bíblico
Según el libro bíblico del Génesis la familia del patriarca Jacob salió desde el valle de Beerseba en Canaán (Gen 46:5) y bajo el amparo de José, hijo del patriarca hebreo Jacob y primer ministro en Egipto,21​ los hebreos se establecieron en el valle de Gosén, en la región llamada Ramesés (Gen 47:6), y allí se multiplicaron.22​ José murió a la edad de ciento diez años (Gén:50:26), la esclavitud de los hebreos en el Antiguo Egipto comenzó tiempo después, más en un período aún indeterminado.

La ciudad egipcia de la cual salen los israelitas en el Éxodo también es llamada Ramesés, y según la tradición bíblica, se trató de unos 600.000 varones (sin contar a las mujeres, niños y ancianos, ni tampoco a las personas no hebreas que los acompañaron). Ramesés podría ser la actual Qantir en el Bajo Egipto, en la tierra de Gosén, donde vino a morar la familia de Jacob bajo el amparo de José y donde se multiplicaron los hebreos en aquellos tiempos (Gén: 47:1). Desde Sucot, los hebreos y quienes les acompañaban salieron a Etam, a la entrada del desierto (Éxodo, 13:20) y fueron a acampar a Pi-hahirot, "entre Migdol y el Mar de cañas (Yam Zuf: Mar Rojo) hacía Baal-Zefón".

En Génesis 15:13 aparece un relato en el que Dios le indica a Abraham que su descendencia morará en tierra ajena, y que una nación extranjera les afligiría, esto por un período de 400 años. Según la redacción de este pasaje tales 400 años pueden referirse tanto a la experiencia de ser forasteros como al período de esclavitud que empezó mucho después de la muerte de José en Egipto. En Éxodo 12:40 se indica que se cumplieron 430 años exactos de la "morada de los hijos de Israel en Egipto" el mismo día en que se liberó al pueblo hebreo mediante Moisés.

En Gálatas 3:17 el autor de la epístola señala que la Ley llegó a existir 430 años después de que Dios hiciera un pacto con Abraham y su descendencia, lo que parece dar a entender un punto de vista en que los 430 años incluyen la morada de Abraham en Canan. Esta opinión existía en el siglo I d.C, la Septuaginta tradujo este pasaje: “Pero la morada de los hijos de Israel que ellos (el códice Alejandrino, s. V d.C, añade "y sus padres moraron") en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán fue de cuatrocientos treinta años de duración”. El pentateuco samaritano también dice: “en la tierra de Canaán y en la tierra de Egipto”. De igual manera, Josefo escribió en Antigüedades judías, Libro II, capítulo 15, párr. 2: “Salieron de Egipto en el mes de xánticus (el mes macedonio que Josefo equiparó al mes de Nisán),... cuatrocientos treinta años después de la llegada de nuestro antepasado Abram a Canaán”. (Obras completas de Flavio Josefo, por L. Farré, 1961, tomo 1, p. 168.) Así, según esta opinión presente en el siglo I los 430 años se cuentan desde el tiempo en que Abrahán cruzó el Éufrates camino de Canaán hasta el tiempo en que los israelitas salieron de Egipto.

Posteriormente en la Biblia se explica que el Templo de Salomón se construyó alrededor de 480 años después de la salida de Egipto (Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «1Reyes 6, 1 ». Biblia; traducción Reina-Valera

Hipótesis basadas en la historia egipcia
La datación de la composición cronológica del libro del Éxodo es dificultosa y, para alcanzar una certeza razonable, es necesario relacionar los eventos en él narrados con la historia del Antiguo Egipto. Ha habido muchos intentos por ajustar las fechas de los eventos acontecidos en este libro para precisarlos de acuerdo al calendario gregoriano. Estas tentativas raramente toman en cuenta las siguientes consideraciones:

la intrincadas relaciones cronológicas correspondientes para con el calendario hebreo, que es luni-solar y posee sus propios criterios, que de hecho no son ni necesariamente coincidentes ni fácilmente adaptables a aquellos solares que rigen tanto al egipcio como al gregoriano;
el nombre o identidad del faraón de esa época: dado que en el Libro del Éxodo se lo denomina meramente "faraón"; las fechas de descripciones no bíblicas de los diferentes pueblos semitas que pudieron haber abandonado Egipto;
o la fecha que los arqueólogos e historiadores establecen para la destrucción de Jericó.
Pero, en general, se tiende a suponer que una correcta identificación del Faraón mencionado en el Éxodo sería la clave para establecer la cronología apropiada para el Éxodo. Algunos, sin embargo, cuestionan las evidencias arqueológicas que sostienen la fecha del Éxodo y la fecha de la conquista de Canaán, pero los asentamientos conocidos más antiguos de israelitas no aparecen hasta el 1230 a. C., mucho después que los muros de Jericó fueran destruidos, además de la falta de evidencia de un Éxodo de tamaña magnitud, y la ausencia de evidencia de un asentamiento en el desierto del Sinaí o Arabia. Tampoco hay evidencia de la conquista militar de Canaán.

Aun así han sido propuestos varios faraones y dinastías para el Éxodo, cubriendo tales posibilidades hasta dos siglos de diferencia:

Amosis I (1550-1525 a.C.), que cae en el siglo XVI a. C. y tiene el soporte de los semíticos en tiempos de los hicsos coincidiendo con el período de la expulsión de los Hicsos, aunque esto contradice algunos aspectos clave narrados en la Biblia. Este vínculo entre los israelitas y los Hicsos ya fue propuesto por Flavio Josefo en el siglo I d.C.
Tutmosis I (muerto sin descendencia masculina el año 1492 a. C.), Tutmosis III o Amenhotep II de la Dinastía XVIII ―siglo XV a. C.. También se ha considerado ese siglo por parte de autores como Hans Goedicke, egiptólogo de la Universidad Johns Hopkins, que cree que las plagas de Egipto pudieron haber coincidido con la erupción de la isla de Tera (Santorini) en 1477 a.C.
Ramsés II o Merenptah de la Dinastía XIX ―1279-1213 a.C.―. Hay quienes creen que esta hipótesis concuerda con los recientes descubrimientos arqueológicos en Tell el-Daba y Jericó. Esta hipótesis se sustenta principalmente en el nombre de la ciudad de almacenamiento que los israelitas fueron obligados a construir, una de las cuales se denominó Ramsés, y junto a Pitom son ubicables en los tiempos de Ramsés II. La ciudad o localidad en que vivían los israelitas en el delta del Nilo es llamada también Ramesés: (Éxodo 12,37: “Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños...” Números 33,3: “De Ramesés salieron en el mes primero, a los 15 días del mes primero...” Números 33,5: “Salieron pues, los hijos de Israel de Ramesés y acamparon en Sucot”.

Si se acepta esta última hipótesis, el faraón opresor inicial habría sido Seti I, cuyo gobierno tuvo lugar entre 1294 y 1279 a.C., y el Éxodo se habría desarrollado durante el reinado de Ramsés II (quien gobernó Egipto entre 1279 y 1213 a.C), considerándose en términos de investigación el año 1250 a.C.

Cálculo de la fecha del comienzo del Éxodo
La Biblia no menciona por su nombre al faraón del Éxodo, ni da fecha exacta al Éxodo. En Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «1Reyes 6, 1 ». Biblia; traducción Reina-Valera, se lee que el rey Salomón comenzó a construir el templo de Jerusalén en el cuarto año de su reinado, «480 años después que los hijos de Israel salieron de Egipto». La caída de Jerusalén ante el rey babilonio Nabucodonosor II sucedió aproximadamente en el año 586 a. C. El período de los reyes de Israel y Judá es difícil de determinar, pero a partir del relato paralelo del Primero y el Segundo libro de los reyes transcurren aparentemente 390 años hasta la muerte del rey Salomón; y otros 37 años adicionales abarcados por el gobierno de Salomón (incluyendo el cuarto año de su gobierno), daría la fecha de 1013 a. C. para la edificación del primer Templo de Jerusalén, de lo que puede deducirse que 480 años antes implicaría que la fecha del Éxodo habría sido en año 1493 a. C. (o 1513 a. C., si se data la caída de Jerusalén en el año 607 a.C., tomando al pie de la letra la duración de 70 años del exilio en Babilonia y la desolación del país mencionados en 2 Crónicas 36:21; Jeremías 25:11; 29:10; Zacarías 7:5 y Daniel 9:2).

Sin embargo, considerando la complicada cronología de los reyes de Judá e Israel, Enciclopedia judaica castellana expresa que:

Para la fijación absoluta de las fechas se dispone del eclipse solar del epónimo Isid-Seti-Igbi, ocurrido el 13 de junio del 809 a.C., o sea 91 años después de la batalla de Cancor, en vida de Ajab, y 78 años después del envío, por Yehu, de tributos a Salmanasar III de Nínive. Las tablillas epónimas y la crónica babilonia sitúan la caída de Samaria en enero del 721 a.C. Los dos eclipses del año 7 de Cambises (523-522 a.C.) establecen la fecha del advenimiento de Nabucodonosor en mayo o junio del 605 a.C., y la de la liberación de Joaquín por Evilmerodac, hijo de aquel, en el 25 o 27 de adar, o sea el domingo 29 de febrero o el martes 2 de marzo del 561 a.C..

De ello resulta que el cuarto año del reinado de Salomón debería haber sido el año 967 a. C. Por lo tanto, la fecha de Éxodo fue el 1447 a. C. (967 + 480), cuando gobernaba Tutmosis III o Amenofis II, si bien por el momento se desconoce cualquier tipo de documento o resto arqueológico que confirme tal acontecimiento. Desde el plano de la creencia, el judaísmo ortodoxo, por su parte, ubica el inicio del Éxodo del pueblo de Israel el 15 de Nisán de 2448, fecha que se corresponde en el calendario gregoriano con el año 1313 a.C. Dado que la Biblia indica que los hebreos partieron de la ciudad llamada Ramesés y a hacia Sucot, ciudades que son datadas en el siglo XIII a.C., durante el período en que Ramsés II gobernaba Egipto, en el campo de la investigación se considera el año 1250 a.C. H.W.F. Saggs observa en sus escritos académicos que:

La mención de la ciudad de Ramesés en Éxodo 1:11 en tanto que localidad de almacenaje, construida en parte por los esclavos israelitas, ofrece de hecho un indicio cronológico, dado que [hoy] es sabido que Ramsés II construyó una ciudad, Per-Ramsés [i.e., Pi-Ramsés], la cual se corresponde con el nombre proporcionado por la Biblia. Ello tiende a posicionar la esclavitud [de los hebreos] en Egipto y su salida de ese país en el siglo XIII a.C.

Ruta emprendida, según el relato bíblico
En el relato bíblico se expone que, después de atravesar el Mar Rojo, los hebreos se adentraron en el desierto de Shur o Etam, y tres días después llegaron a Mara. En este lugar, la unidad del pueblo hebreo empezó a resentirse y hubo quienes murmuraron y, a pesar de los hechos que habían visto de Dios, se opusieron a Moisés (Éxodo, 15:24).

Desde Mara se trasladaron a Elim, un oasis de doce fuentes de agua, desde este lugar se adentraron el desierto de Sin en dirección al monte Sinaí orillando el mar Rojo; ya habían transcurrido dos meses desde la partida de Egipto. Aquí se verifica el evento del maná proporcionado por Dios.

Ya en el desierto de Sin, la congregación se trasladó desde locaciones como Dofca y Alús. En Refidim ―cerca del monte Horeb, en el desierto de Parán, un lugar sin agua― combatieron por primera vez como pueblo contra los amalequitas, venciéndoles (Éxodo, 17:13). En este lugar, Moisés golpeó una roca con su vara e hizo brotar agua potable.

Desde Refidim, el pueblo hebreo entró al desierto del Sinaí y acamparon en las postrimerías del monte Sinaí o del monte Horeb a los 90 días de haber salido de Egipto. En este lugar, Moisés pudo ver a Yahvé, quien le entregó los Diez Mandamientos. Además constituyó el sacerdocio de Aarón (o sacerdocio levítico), las primeras leyes civiles y religiosas en el pueblo judío, adicionalmente se construyó el primer Tabernáculo, el Arca de la Alianza. (Éxodo, 25:10). En este lugar permanecieron dos años y dos meses. Al salir del Sinaí, el pueblo de Israel estaba regido en todo aspecto legal, civil, moral y religioso (Éxodo, 10:11).

Desde el Sinaí partieron al desierto de Parán y habitaron en Kibrot-hataava (Éxodo, 11:35) para trasladarse a Hazerot, en pleno desierto. Desde este lugar, Moisés asignó a doce espías para que reconocieran la tierra de Canaán (Éxodo, 13) desde el monte Neguev (en el desierto del mismo nombre). Mientras tanto, la congregación avanzó a Ritma y de allí a Rimón-Peres.

La tierra de Canaán reconocida estaba habitada por jebuseos, anacitas, amalequitas, amorreos y cananeos.

La información conseguida en cuarenta días, fue mal recibida por la congregación, dado que diez de los doce espías incitaron a murmuraciones en contra de sus líderes, lo que provocó una funesta rebelión en el pueblo en contra de Yahvé debido a que pensaban que Dios los estaba llevando a la muerte ante gente aparentemente más poderosa que los mismos israelitas (Números 14) y muchos pugnaron por volver a Egipto.

Yahvé maldijo a los diez espías, quienes fallecieron de plaga (Números, 14:36) y además condenó al pueblo de Israel a perderse durante cuarenta años en el desierto del Neguev. Solo Caleb y Josué fueron autorizados a salir del desierto y adentrarse en Canaán (Números 14:30). Israel intenta rebelarse ante la condena en el desierto pero son derrotados por los amorreos liderados por el rey de Edom y los obligan a permanecer entre Cades, el desierto de Moab y el Neguev y allí permanecen casi 40 años. Aarón fallece en el monte Hor (Números, 20:22-29).

Cuando se cumplieron los 40 años, y hubo fallecido toda la generación adulta, la generación precedente pudo por fin entrar a Canaán teniendo como líder a Josué (Deuteronomio, 2:14 -24). Yahvé no autorizó a Moisés a entrar a Canaán y solo le permitió observar la tierra de la herencia desde el monte Pisga o Nebo (Deuteronomio, 3:27 y Deuteronomio, 32: 48-52) para fallecer en este mismo lugar y ser enterrado en Moab.

Sentido religioso
Judaísmo
La salida de Egipto y la revelación del monte Sinaí son dos hechos fundacionales en la historia del pueblo Israel. Significativamente, ambos son narrados en el libro bíblico del Éxodo. Según el judaísmo, el milagro de la liberación del pueblo hebreo demuestra y confirma al pueblo de Israel como el pueblo elegido por Yahveh y dicha liberación es a su vez determinante en el establecimiento de la liturgia yahvista.

Cristianismo
Para los cristianos, la celebración de la primera Pascua prepara el camino para la resurrección cristiana. La formación del Pueblo de Dios es el antecedente de la Iglesia como asamblea y reunión de fieles a través de la liturgia.

El Nuevo Testamento reinterpreta muchos de los acontecimientos del Éxodo: Pablo de Tarso insiste en esto de manera especial (1.ª Corintios, 10:2-4), y luego compara el pasaje del mar Rojo con el bautismo y la eucaristía (1.ª Corintios, 79:8). En el Evangelio de Juan se compara al mesías Jesucristo con Moisés, y Cristo opone el maná al “pan de la vida”. En más de una ocasión se ha hecho notar el paralelismo de la estructura del Éxodo con este evangelio, especialmente en los primeros capítulos.

Por último, en la Epístola a los hebreos se concibe la muerte como el éxodo de la vida hacia la Tierra Prometida del Cielo, el sacerdocio cristiano como el hebreo, el sacrificio de Cristo como el del Sinaí y la antigua alianza como la nueva, es sacramentada con la sangre de Jesús.

Continua en La Biblia XI: Levíticos/Números/Deuteronomio
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domingo, 11 de octubre de 2015

La Torre de Babel

La Torre de Babel, Grabado de Gustave Dore

La Torre de Babel (en hebreo: מגדל בבל‎ Migdal Babel; y en griego antiguo Πύργος τῆς Βαβέλ, Pirgos tēs Babel).

Ubicación
El nombre deriva probablemente del acadio Bab-il («Puerta de Dios»), traducción a su vez del nombre original Sumerio de Babilonia: Ka-dingirra(k). 

De acuerdo con el relato bíblico, y el nombre de la ciudad derivaría del verbo hebreo balbál («confundir»), puesto que allí sería donde Dios confundiera las lenguas de los hombres. Sin embargo, es comúnmente aceptado que esta no es sino una más de las numerosas etimologías populares.

Babel es el nombre hebreo bíblico por el que se conoce a la ciudad mesopotámica de Babilonia. De acuerdo con el Génesis, se trata de la primera de las cuatro ciudades originales del reino fundado por Nemrod, el poderoso cazador delante de Jehová. 

Según esta misma narración, estaba situada en «una llanura en la tierra de Sinar» donde se llevó a cabo un intento infructuoso de erigir una torre de altura suficiente para alcanzar el cielo: la célebre torre de Babel.

Según arqueólogos esta torre escalonada pudo haber tenido de entre 60 y 90 metros de altura.
Varios Arqueólogos occidentales durante 4 siglos intentaron  ubicar esta famosa torre bíblica, la buscaron en la zona del actual Irak, en Akar Quf en el Oeste de Bagdad, y en Birs Nimrud en donde están situadas las ruinas de la antigua Borsippa, ubicada cerca de los restos de la antigua Babilonia. Robert Koldewey, encontró una estructura en 1913 en la ciudad de Babilonia que el identifico como la torre de Babel.

Libro de Génesis 11:1-9
1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; 

Herodoto
Se conserva una muy interesante y detallada descripción de este zikkurratu (zigurat) en los escritos de Heródoto, llamado el «Padre de la Historia», quien visitó Babilonia.

En medio de cada uno de los dos grandes cuarteles en que la ciudad se divide, hay levantados dos alcázares. En el uno está el palacio real, rodeado con un muro grande y de resistencia, y en el otro un templo de Júpiter Belo con sus puertas de bronce. Este templo, que todavía duraba en mis días, es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de él se va fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y otro de espesor. Sobre esta se levanta otra segunda, después otra tercera, y así sucesivamente hasta llegar al número de ocho torres. Alrededor de todas ellas hay una escalera por la parte exterior, y en la mitad de las escaleras un rellano con asientos, donde pueden descansar los que suben. En la última torre se encuentra una capilla, y dentro de ella una gran cama magníficamente dispuesta, y a su lado una mesa de oro. No se ve allí estatua ninguna, y nadie puede quedarse de noche, fuera de una sola mujer, hija del país, a quien entre todas escoge Dios, según refieren los Caldeos, que son sus sacerdotes.

Hoy solo se conservan ruinas de ella ya que su construcción fue hecha con materiales muy sensibles a la intemperie.

Construcción
No se sabe exactamente cuándo fue construido Etemenanki, la torre de Babel, pero probablemente existía antes del reino de Hammurabi (hacia 1792-1750  a. C.). Hasta hace poco se pensaba que la Torre de Babel, la mítica construcción mencionada en la Biblia cuyos restos fueron hallados en 1913 en Akar Quf por el arqueólogo Robert Koldewey, medía 90 metros de altura. Pero un nuevo estudio realizado por el historiador español Juan Luis Montero, de la Universidad de A Coruña, sugiere que era de 60 metros de altura.

La hipótesis se basa en que en Mesopotamia no existió ningún edificio macizo de 90 metros construido con adobe, material que no soportaría una altura de esa envergadura, como tampoco el suelo arcilloso de Babilonia aguantaría la tensión de una torre de 700.000 toneladas de peso, según el investigador. El experto murciano investigó además otros zigurats de adobe llegando a la conclusión de que la altura no supera nunca el 70 por ciento de su base, y en el caso de Babel la base era de 90 metros. 

Montero propone una Torre de Babel de 400.000 toneladas de peso, levantada con 25 millones de piezas de adobe y ladrillo, con 60 metros de altura distribuidos en seis terrazas de 48 metros de altura total y un templo en la cumbre de 12 metros, al que se accedía por rampas organizadas en zigzag en la fachada principal, o bien distribuidas en espiral, y de una anchura de 3 metros.

La base de esta torre habría sido un cuadrado de 92 metros de lado, y su altura original habría sido aumentada en tiempos de Nabopolasar y Nabucodonosor II (605-592 a. C.), para hacerla una digna exponente de su poderío y grandeza. Cálculos basados en otras excavaciones arqueológicas determinaron que esta torre escalonada pudo haber tenido entre 60 y 90 m de altura.Se estima que la construcción más antigua de la «Casa de la Fundación del Cielo y de la Tierra» se construyó durante el III milenio a. C.

Después del diluvio, Dios le ordenó a la humanidad, "Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra." (Génesis 9:1). La humanidad decidió hacer exactamente lo contrario: "Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra." (Génesis 11:4). La humanidad decidió construir una gran ciudad y congregarse todos allí. Ellos decidieron construir una gigantesca torre como símbolo de su poder, para hacerse un nombre (Génesis 11:4). Esta torre es recordada como la torre de Babel.

Dios para evitar el éxito de la edificación, hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes idiomas y así se dispersaron por toda la Tierra.

Destrucción
Esta torre fue destruida por los Arameos y por los Asirios. La ciudad de Babilonia fue destruida en 689 a. C. por SenaqueribRey Asirio, quien dice haber destruido el Etemenanki (interpretado como «la mansión de lo alto entre el cielo y la tierra.»)

La ciudad fue restaurada por los reyes neobabilónicos. Tardó 88 años en ser reconstruida. Su característica central era el templo de Marduk (Esagila), para el cual estaba relacionado el zigurat Etemenanki

Esta fue reconstruida varias veces por los Babilonios como el príncipe caldeo, Nabopolasar y Nabucodonosor II.

En los tiempos de Nabopolasar y Nabucodonosor II, la base de esta construcción habría sido un cuadrado de 92 metros de lado y su altura habría sido aumentada. Los 7 pisos del zigurat alcanzan una altura de 91 metros y contiene un templo en la cima, de este modo se hacia una digna exponente de su poderío y grandeza. 

Las Lenguas

Libro de Génesis 11:6-9
6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra. 

Los sobrevivientes del Diluvio universal, a fin de «hacerse célebres» y «evitar ser dispersados» sobre la superficie de la Tierra iniciaron la construcción de una torre que «llegara hasta el Cielo». Puesto que al trabajar todos los hombres juntos en un mismo fin haría que consiguiesen todo aquello que se propusiesen, Dios decidió confundir sus lenguas (es decir, inventar los distintos idiomas) para que ya no se entendieran entre sí y no pudieran seguir colaborando.

Dios confundió las lenguas de la humanidad para que ya no se pudiesen comunicar con los demás (Génesis 11:7). El resultado fue que las personas se congregaron con otras personas que hablaron el mismo idioma y luego fueron juntos y se establecieron en otras partes del mundo (Génesis 11:8-9). Dios confundió las lenguas en la torre de Babel para hacer cumplir Su orden que la humanidad se difundiera por el mundo entero, Génesis 9:1.

Algunos maestros de la Biblia creen también que Dios creó las diferentes razas de la humanidad en la torre de Babel. Esto es posible, pero no se enseña en el texto bíblico. Parece más probable que las diferentes razas existían antes de la torre de Babel y que Dios confundió las lenguas, al menos parcialmente, basado en las diferentes razas. Desde la torre de Babel, la humanidad se dividió basado en el idioma (y posiblemente la raza) y se establecieron en varias partes del mundo.

Génesis 10:5, 20 y 31 describen los descendientes de Noé esparciéndose sobre la tierra "por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones." ¿Cómo es posible esto, ya que Dios no confundió las lenguas hasta la torre de Babel en Génesis 11? Génesis 10 registra los descendientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. Enumera a sus descendientes durante varias generaciones. Con la larga esperanza de vida de la época (véase Génesis 11:10-25), las genealogías en Génesis 10 probablemente cubren varios cientos de años. El relato de la torre de Babel, en Génesis 11:1-9, proporciona más detalles sobre el tiempo cuando los idiomas estaban confusos. Génesis 10 nos habla de diferentes idiomas. Génesis 11 nos dice cómo se originaron los diferentes idiomas.

En el Libro del Profeta Jeremías 51.41 se habla de un rey de Sesac (ששך, Sheshakh), que se identifica generalmente como una codificación atbash (método muy común de cifrado (criptografía) del alfabeto hebreo) para no nombrar Babilonia (בבל, Babel) por su nombre, a fin de evitar problemas políticos.

Babilonia aparece también largamente mencionada en el Libro del Profeta Isaías y en el Apocalipsis, identificada como fuente de lascivia y soberbia, llegando a ser descrita como «La Gran Ramera».

El Nuevo Testamento de la Biblia, se termina redondeando la historia de la dispersión de las lenguas hecha en el Génesis con el relato de la torre de Babel. En el libro de Hechos de los Apóstoles (2.1-41) se hace mención al descenso del Espíritu Santo y la restauración del hombre. Esta restauración se manifestó en el Pentecostés con el milagro del "hablar en lenguas". Si en el principio el hombre terminó confundido, ahora esa confusión se supera en el entendimiento mutuo que hay en las personas que se encuentran con el Señor. El milagro del "hablar en lenguas" del Pentecostés refleja que el amor de Dios es el nuevo idioma que permite a los hombres entenderse mutuamente. El hombre ya no debe buscar la confrontación contra Dios o contra su prójimo, porque Dios es amor y al contrario, al identificarse con Él, es posible que todos nos podamos encontrar y nos podamos entender.

Confirman que existió un solo idioma antes de la Torre de Babel
Los antepasados de Europa y Asia hablaron un un lenguaje común hace unos 15.000 años, sugiere una investigación reciente.

Mediante el uso de un software avanzado, investigadores británicos consiguieron determinar, que algunas palabras cambiaron muy poco en el transcurso del tiempo, lo que comprueba la existencia de una gran familia de lenguas, que unifica los siete grupos de Eurasia, hasta ahora considerados los más antiguos, afirma Marcos Pagel, profesor de Biología Evolutiva y experto en lenguaje, según publica Live Science.

"Podimos rastrear ecos del lenguaje de hace 15.000 años atrás, que corresponde a aproximadamente el final de la última edad de hielo", dijo el coautor del estudio Mark Pagel, de la Universidad de Reading, en el Reino Unido.

La idea de un lenguaje humano universal se menciona en la Biblia, en el que la humanidad hablaba una lengua común, pero fueron castigados después de tratar de construir la Torre de Babel. Fue desde entonces que surgieron los diferentes idiomas que hoy existen.

Los lingüistas basaron sus investigaciones en la existencia de sonidos similares entre palabras, que determina que tienen un origen ancestral común. En estudios anteriores, Mark Pagel, demostró la evolución de 7.000 lenguas actualmente habladas en el planeta, analizando el uso del lenguaje y por qué  algunas palabras desaparecieron.

"La manera como usamos ciertas palabras en el lenguaje cotidiano es, de alguna manera, común a todas las lenguas de la humanidad. Descubrimos que los sustantivos, pronombres y adverbios son reemplazados con menos frecuencia, es decir, una vez cada 10.000 años o más", afirmó Pagel.

Expuso como ejemplo palabras como: "yo", "nosotros", "usted" y "mamá", que pertenecen dentro de las 50 palabras que se han conservado durante siglos y que ahora siguen presentes en diferentes familias lingüísticas, que parecían no tener relación entre sí.

Hay 700 idiomas contemporáneos, que compartirían el mismo origen. Ellos “descienden de una lengua única, utilizado por el hombre por 15.000 años”, explicó Pagel, que publicó su estudio científico recientemente y fue reconocido por la Academia Británica de Ciencias.

Pagel resalta que todavía es necesario otros estudios para saber realmente cómo fue esa "lengua original" que la Biblia menciona. 

Nimrod

Libro de Genesis 10:8-10
8 Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. 9 Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. 10 Y fue el comienzo de su reino Babel,...

Nimrod o Nemrod, quien fue el primero en hacerse rey después del Diluvio, y a quien la Biblia identifica como un poderoso cazador opuesto a Dios, es señalado como el verdadero gestor de la idea de llevar a cabo esta enorme empresa. Algunos han intentado identificarlo con Sharrukin o Sargón I de Akkad, el fundador del primer Imperio Semita (Acadio) de que se tiene memoria. Otros creen ver en este vigoroso cazador la figura del dios Asirio, Ninurta, dios de la guerra y de la caza que, como Nimrod, se placía en cazar a sus enemigos.

Varias ruinas preservan el nombre de Nemrod, y también aparece en la midrash. La tradición lo presenta como un tirano impío que construyó la Torre de Babel. Dice la tradición que al no disponer de piedra para la construcción, se dedicaron a fabricar ladrillos y como tampoco contaban con cal y entonces usaron betún como argamasa.

La mención que en la Biblia se hace de Nimrod, es bastante limitada en el ámbito socio-económico actual. Según la "hipótesis documental" del origen de la Biblia, son los escritores de la Tradición yahvista quienes hacen la más antigua mención de Nemrod que se conoce hasta hoy, y que data del año 950 a. C. 

Sin embargo, para aquellos que consideran a Moisés como el autor del libro del Génesis, la referencia es aún mucho más antigua, entre el año 1480 a. C. y el 1450 a. C.

Es descrito como hijo de Cush, nieto de Cam, bisnieto de Noé; y como "el primero que llegó a ser poderoso en la tierra" y un "poderoso cazador en oposición a Dios".

También se menciona en 1 Crónicas y en el libro del profeta Miqueas, capítulo 5, verso 6.

Nimrod se dice que fue el fundador del primer reino formado después del Diluvio Mundial y, por ende, el primer rey que existió. El Génesis señala que edificó Babel, Urhuk, Akkad y Calneh en la región sur de Mesopotamia, y Nínive, Resen, Rehoboth-Ir y Calach en el Norte.

Judíos y cristianos han interpretado las palabras "delante del Señor" en la frase "osado cazador delante del Señor", como indicativo de rebelión. Por otro lado, la mayoría de los expertos aseveran que las palabras "delante del Señor" significan sólo eso, "delante del Señor", y que no son de ninguna manera un indicativo del carácter o actitud de Nimrod. Sin embargo, esas mismas palabras se usan con frecuencia en la Biblia para referirse al carácter y el proceder de los individuos como por ejemplo con los reyes de Israel:

"Y Asa hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David su padre." (1 Reyes 15: 11) 

"Y Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a reinar sobre Israel... E hizo lo malo ante los ojos del Señor..." (1 Reyes 15: 25, 26)

Otro dato que crea conflicto es que Nemrod, siendo descendiente de Cam, reinara sobre territorio de Sem. Pero esa aparente contradicción desaparece si se toma en cuenta que no es hasta que Dios confunde las lenguas de la gente que ocurre la división territorial mencionada. Antes de los eventos de la Torre de Babel, la mayor parte de la humanidad estaba conglomerada en un mismo sitio. Incluso uno de los objetivos de la Torre era precisamente ese, el que todos pudieran vivir juntos como una sola nación, sin ser esparcidos sobre la faz de la tierra (Génesis 11: 4).

Algunos sugieren que las conquistas imperiales atribuidas a Nemrod pueden estar basadas en las conquistas del rey asirio Tukulti-Ninurta I (Dalley et al., 1998, p. 67). Alexander Hislop, en su escrito The Two Babylons (Chapter 2, Section II, Sub-Section I) concluye en que Nemrod debe ser reconocido como Ninus, quien según la mitología griega fue un rey de Mesopotamia y esposo e hijo de Semíramis; y también con todas las divinidades de las diferentes culturas del Mediterráneo y con la religión persa de Zoroastro.

otra teoría más antigua lo identifica con Sargón el Grande, abuelo de Naram-Sin, ya que, según la Lista Real Sumeria, ese rey primero edificó Agade (Akkad). La aseveración de la Lista de los Reyes Sumerios de que fue Sargón quien edificó Akkad ha sido muy cuestionada

En definitiva, las leyendas sobre Nimrod son abundantes y contradictorias entre sí. En lo que sí concuerdan todas las tradiciones es en que fue el primer monarca de la historia de la humanidad. Esto pudiera ser una evidencia de que la frase "delante del Señor" en el libro del Génesis identifica a Nimrod como un opositor a Dios, dado que en la Biblia se deja ver que los gobiernos monárquicos no son los favoritos del Dios hebreo (1 Samuel 8), quien muestra preferencia por un orden social sencillo, de estilo patriarcal, que sólo lo reconozca a Él como rey.
Nimrod también se le adjudica la construcción de las primeras metrópolis que existieron en el mundo después del Diluvio, lo que pudiera tomarse como algo opuesto a la voluntad de Dios, quien pareciera preferir que los seres humanos vivieran en el campo en contacto con la naturaleza, y no apiñados en ciudades. Esto sin olvidar que a Caín (personaje negativo por excelencia) se le atribuye la creación de la primera ciudad después de la caída (Génesis 4: 17).

Nimrod Consiguió dominar a todos estos pueblos e introducirlos en la idolatría y el paganismo bajo su reinado. Así fue que dirigió e impulsó la construcción de la gran Torre de Babel que simbolizaba la rebelión del hombre contra el Supremo Hacedor (Torá) 

“Vigoroso cazador delante de Yah" y, por lo tanto, un hombre grande, fuerte y de aspecto feroz. A causa de su poder y habilidad como cazador exitoso de animales salvajes que atacaban a las personas, él se convirtió en un héroe y líder entre la gente de su tribu (Gén. 10:8-9). Igual que muchos otros de su tiempo, él conocía las leyes de su Creador, pero odiaba esas leyes. Se convirtió en jefe del pueblo que se agrupó en la tierra de Senaar. Es probable que hubiese muchas familias a las que no les gustaba el modo en que él les dio órdenes, pero cuando quiera los animales feroces atacaban, Nemrod y sus guerreros peleaban para proteger a la gente del poblado. 
Antes que hubiesen pasado muchos más años, el poblado se había convertido en una ciudad. Era la primera gran ciudad y fue conocida como Babilonia, y el nombre de la ciudad fue Babel o Babilonia (Génesis 10:10).

Aunque la Biblia no lo dice, desde tiempos antiguos la tradición ha considerado a Nimrod como el constructor de la Torre de Babel. Dado que la torre fue edificada en su territorio y durante su reinado, se asume que fue bajo su dirección que la construcción se inició. 
La construccion de la torre es parte de la demostración de rebeldia de este gobernante hacia Dios, severamente enojado aun por el accionar de Dios al enviar diluvio sobre la humanidad, decide que si eleva una construccion que llegue hasta el cielo Dios ya no podra castigarlos como lo hizo, quedando así libres de él y sometiendo al pueblo solo a su voluntad como rey. 
El pueblo acepta esta condicion por la necesidad generada, este lugar les ofrecia alimentos, seguridad y prosperidad, es decir estaban a merced de la necesidad y con sus mentes dispuestas a un nuevo cambio. En castigo a esta rebelión cada pueblo comenzó a hablar en un lenguaje diferente, creándose repentinamente una gran confusión, discordia y lucha entre ellos. Las obras de la Torre se interrumpieron y los sobrevivientes se dispersaron paulatinamente a los confines de la tierra. Nimrod permaneció en Babel con su pueblo, donde continuó con su perversidad. 

De los descendientes de Nimrod y su esposa encontraran mucho material hasta llegar a la idolatria actual. En fin, Nimrod no murio por una roca del cielo, ni por lluvia de fuego, ni castigo divino, simplemente quedo con algunos en su ciudad, el resto se aparto solo. 
Con el tiempo el fin de Babilonia se llevo consigo a quienes quedaron en ella.

Flavio Josefo
El historiador judeo-romano Flavio Josefo en sus Antigüedades judías, narra la historia que se encuentra en la Biblia hebrea y mencionó la Torre de Babel. Él escribió que era Nimrod, que había construido la torre y que Nimrod era un tirano, que trató de apartar a la gente de Dios. En este relato, Dios confundió a la gente en lugar de destruir, porque la aniquilación por medio de la inundación no les había enseñado a ser piadosos.

Y Nebrodes (Nimrond) paulatinamente convirtió su gobierno en una tiranía, viendo que la única forma de quitar a los hombres el temor a Dios era el de atarlos cada vez más a su propia dominación. Afirmó que si Dios se proponía ahogar al mundo de nuevo, haría construir una torre tan alta que las aguas jamás las alcanzarían... La multitud estuvo dispuesta a seguir los dictados de Nebrodes y a considerar una cobardía someterse a Dios. Y levantaron la torre; trabajaron sin pausas y como eran muchos los brazos que intervenían, comenzó a levantarse muy rápidamente. Pero como eran tan gruesa y tan fuerte, que por su gran altura parecía menos de lo que era. Estaba construida por ladrillos cocidos unidos por betún para que no pasara agua. Cuando Dios los vio trabajar como locos decidió no destruirlos por completo, ya que no habían aprendido nada de la destrucción de los pecadores anteriores; provocó, en cambio, la confunsión entre ellos haciéndoles hablar en distintas lenguas para que no se entendieran.
Antigüedades judías (cap. 4: 2-3)

La Tierra de Sinar
Senaar, Sinar o Shinaar (ʃɪ.nɑʔɑr; en hebreo: שִׁנְעָר‎ Šinʻar; Septuaginta en griego: Σεννααρ Sennaar) es la palabra hebrea que se aplica a la llanura aluvial situada en el valle formado por el Tigris y el Éufrates esto es, la Mesopotamia.

En el Libro de Génesis 10:10, se dice que las "cabeceras del reino" de Nimrod, Babel, Erec, Acad y Calne, eran ciudades situadas "en la tierra de Sinar". El versículo Génesis 11:2 señala la llanura de Sinar como el sitio donde se reunieron descendientes de Noé y construyeron la Torre de Babel.

En Génesis 14:1,9el rey Amrafel gobierna Sinar, que se menciona además en Josué 7:21; Isaías 11:11; Daniel 1:2; y Zacarías 5:11, como sinónimo general de Babilonia.

Según la tradicion hebrea fue la tierra donde escogieron asentarse las familias que migraron desde las montañas de Ararat y sus inmediaciones después del Diluvio Universal.

Contexto geográfico
Se trata de una llanura aluvial que depende enteramente de los ríos que la conforman para dar vida a su flora y fauna.

Historia
Las primeras poblaciones de que se tiene noticia cierta son los sumerios, que dieron nombre a este país, llamado en los registros antiguos tierra de Súmer. Aquí florecieron las primeras ciudades de que se tenga noticia, como, por ejemplo, Kadingira (conocida mejor como Babilonia), Sippar, Kish, Borsippa, Uruk, Ur, Eridú, etc.

Posteriormente, ciertas poblaciones semitas, a las que se suele denominar acadios (por la posterior ciudad de Akkad que dio nombre a la región septentrional de la Baja Mesopotamia o tierra de Senaar), se hicieron preponderantes en la región y llegaron a fundar, con Sargón I de Akkad, el primer Imperio semita de que se tenga memoria.

La tierra de Senaar o súmer, quedó dividida en dos regiones: el territorio de Akkad, al norte, y el territorio de Sumeria al sur, pasando la línea divisoria aproximadamente a la altura de la ciudad de Nippur.

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