Sana Doctrina

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, Judas 1:3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

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lunes, 26 de octubre de 2009

Jesucristo IV: Crucifixión-Sepultura

La Oscuridad en la Crucifixión por Gustav Dore

El Lugar de la Calavera
Los Evangelios llaman a este lugar el lugar de la calavera o el lugar del craneo o el Gólgota en Arameo "Golgotha"; en Griego "Kránion" "Calavera", a partir de lo cual llegamos a Calvario, de la raíz latina "calva", la piel que recubre el cráneo sin cabello. La ubicación exacta del lugar es desconocida porque el general Tito, hijo mayor del Emperador Romano Vespasiano, destruyó a Jerusalén en el año 70 a. C. y por 60 años la ciudad permaneció en ruinas. Pocos cristianos regresaron a vivir allí, y los que lo hicieron, serían niños cuando huyeron de la ciudad, y a su regreso, no podrían haber reconocido ningún lugar, debido a la completa destrucción. Las Escrituras solamente indican que la tragedia ocurrió en las afueras del muro de la ciudad, en un lugar prominente, que se podía ver desde lejos. Se encontraba más o menos cerca de una puerta de la ciudad, y cerca de una carretera que evidentemente pasaba a través de la puerta y por delante del lugar de la ejecución. Nuestro término común Monte no se usa. Monte empezó a ser usado solamente en el siglo IV, cuando sacaron la roca que lo rodeaba, dejando la roca de la crucifixión aislada, pequeña y redonda colina de unos 6 m de altura. Simplemente se lo menciona como un lugar llamado Gólgota para indicar el sitio en que se levantó la cruz y la vecina propiedad rural de José de Arimatea:

Evangelio de Mateo 27:33 Llegaron a un lugar llamado Gólgota (que significa la Calavera)

Evangelio de Marcos 15:22 Trajeron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa el lugar de la Calavera)

Evangelio de Lucas 23:33 Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, allí lo crucificaron, junto con los criminales uno a su derecha y el otro a su izquierda

Evangelio de Juan Juan 19:17 Llevando su propia cruz, fue hasta el lugar de la Calavera (que en arameo se llama Gólgota)

- Los Evangelios también afirman que en el sitio había un jardín:

Evangelio de Juan 19:41 Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.

Este jardín del Gólgota se encontraba fuera de la ciudad pero suficientemente cerca como para permitir que los que por allí pasaban pudieran leer el cartel (titulus) preparado por Pilato y atado a la cruz:

Evangelio de Juan 19:20 Muchos judíos leyeron este cartel, ya que el lugar en que Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y estaba en Arameo, Latín y Griego

La Crucifixión
Este Metodo de muerte probablemente se originó en Asiria; fue utilizado sistemáticamente por los persas del Imperio aqueménida durante el siglo VI a. C, ya que consideraban sagrado el fuego y la tierra por lo que suspender al reo ejecutado desde postes era la forma más apropiada de disponer de sus restos. Alejandro Magno copió este sistema y lo introdujo en los países del este del Mediterráneo en el siglo IV a.C, y los fenicios cartagineses lo introdujeron en Roma en el siglo III a. C durante las guerras púnicas. Hay evidencias de que los piratas capturados eran crucificados en el puerto de Atenas alrededor del siglo VIII d. C. Algunos teólogos cristianos, basándose en Pablo de Tarso, han interpretado una alusión a la crucifixión en el Deuteronomio 21:22-23, aquí se refiere a “ser colgado de un árbol”, pero puede también ser asociado con linchamiento o ahorcamiento tradicional. Sin embargo, la tradición judía del Talmud permitía cuatro métodos de ejecución: apedreamiento, hoguera, estrangulamiento y decapitación; pero la crucifixión estaba prohibida en la ley judía. Se cree que Alejandro Magno ejecutó a 2000 sobrevivientes del sitio de la ciudad fenicia de Tiro, así como al doctor que no pudo salvar la vida de su amigo Hefestión. Algunos historiadores aseguran que Alejandro también crucificó a Calístenes, su historiador y biógrafo oficial, por objetar su adopción de la ceremonia persa de adoración real. En la ciudad hispana de Cartago, Nova, la crucifixión fue establecida como método de ejecución, que era aplicada a los generales que sufrían una gran derrota. La Crucifixión es un método antiguo de ejecución, donde el condenado es atado o clavado en una cruz de madera o entre árboles o en una pared, y dejado allí hasta su muerte. Esta forma de ejecución fue ampliamente utilizada en la Roma Antigua y en culturas vecinas del Mediterráneo; La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta el 337 d. C, después de que el cristianismo fue legalizado en el Imperio Romano en el 313 favorecido por el emperador Constantino, pero antes de que se convirtiera en la religión oficial del imperio. Aparentemente el primer uso que se conoce de la crucifixión fue entre los persas. Alejandro y sus generales introdujeron la práctica al mundo mediterráneo, a Egipto y a Cartago. Tras la conquista romana sobre los cartaginenses aprendieron esta técnica de ellos y, como ocurrió con casi todo lo que los romanos hicieron, rápidamente desarrollaron un alto grado de eficiencia y habilidad en ejecutarlo. En la literatura antigua se describen varias innovaciones y modificaciones. Solo unas pocas tienen alguna importancia aquí. La porción vertical de la cruz, o "stipes", podía tener el travesaño o "patíbulo" colocado dos o tres pies debajo de la parte superior. Esta es la que consideramos hoy como el formato típico de la cruz, llamada cruz latina.

Instrumento de Ejecución
La forma del instrumento empleado en las crucifixiones podía ser muy variada. Flavio Josefo describe múltiples torturas y posiciones en que Tito crucificó a los rebeldes durante la primera gran revuelta judía (70 d. C.). Josefo escribió que los romanos “fuera de si -de ira y odio- se divertían clavando a sus prisioneros en diferentes posturas (allon allói skhémati)”. Al principio los persas fijaba al reo tan sólo a una estaca vertical, llamada en latín crux simplex”. Esta era la construcción disponible más sencilla de torturar y matar a los criminales. Los Romanos añadieron posteriormente travesaños de madera atados en la parte superior del poste o estaca formando una T (crux commissa), y también la forma más familiar entre los cristianos (crux immissa). Otras formas comunes eran en forma de X o de Y. Los escritos más antiguos que relatan la crucifixión del Cristo describen la forma de la cruz en forma de la letra T (la letra griega tau) o compuesta de un poste (stipes o palus), con un travesaño (patibulum) sujetado por medio de una clavija en la parte superior.

La forma común usada en tiempos de Jesús era la cruz "tau", con forma de "T"
En esta cruz el patíbulo se ubicaba en una ranura en lo alto del madero vertical. Hay excelente evidencia arqueológica de que fue en este tipo de cruz que crucificaron a Jesús. El madero vertical generalmente permanecía enterrado en el lugar de ejecución. El condenado era obligado a cargar el patíbulo, que aparentemente pesaba 50 Kg., desde la prisión hasta el lugar de ejecución. Sin tener ninguna prueba histórica o bíblica, sin embargo, los pintores del medioevo y del renacimiento nos han dado una imagen de Cristo cargando toda la cruz. Muchos pintores y escultores de crucifijos también cometen el error de mostrar los clavos atravesándole las palmas de las manos. Los relatos históricos de los romanos y el trabajo experimental han demostrado que los clavos eran clavados entre los pequeños huesos de las muñecas. Los clavos a través de la palma de la mano cortarían y se safarian entre los dedos, al sostener el peso de un cuerpo humano. Esta mala interpretación pudo haber venido de un error de comprensión en las palabras de Jesús a Tomas: "Mira mis manos". Los anatomistas antiguos y modernos, sin embargo, siempre han considerado que la muñeca es parte de la mano.

- Plauto (254-184 a. C.) habla de este patíbulum: “Preveo que estáis condenado a morir fuera de las puertas, en esa posición: Con las manos extendidas y clavadas al patíbulo”. Miles Gloriosus, 359-360.
- Dionisio de Halicarnaso (siglo I a. C.) describe esta antigua práctica: “Los hombres a quienes se les ordena llevar al esclavo a su castigo, habiendo extendido sus manos las atan a un pedazo de madera extendido por su pecho y hombros hasta sus muñecas, siguiéndolo, desgarrando su desnudo cuerpo por los latigazos”. Antigüedades Romanas, 7.69.1-2.
- Séneca (4 a. C. al 65 d. C.) también refiere: “Se esforzaban por soltarse de sus cruces, a las que cada uno estaba clavado de sus manos [...] ¡Algunos de ellos llegaron hasta a escupir sobre los espectadores desde sus propios patíbulos!. De Vita Beata, 19.3

Comienzo de la Crucifixión
Se le ofreció a Jesús vino mezclado con mirra, una suave mezcla analgésica para aliviar el dolor. Rehusó la bebida.A Simón se le ordenó dejar el patíbulo en el suelo y derribaron a Jesús de espaldas con sus hombros contra la viga. El legionario le palpó la hendidura por delante de la muñeca y perforó con un pesado clavo cuadrado de hierro forjado la muñeca clavándolo en la madera. Se pasó rápidamente al otro lado y repitió la operación, cuidando de no extender demasiado el brazo permitiéndole cierta flexión y movimiento. El patíbulo era luego alzado y calzado al tope del madero vertical y el "título" donde se leía "Jesús de Nazaret, Rey de los judíos", fue clavado en su lugar. El pie izquierdo era presionado hacia atrás contra el derecho. Con ambos pies extendidos con los pies hacia abajo, se clavaba un clavo a través de ambos arcos dejando las rodillas flexionadas moderadamente. La victima estaba ahora crucificada.

En la Cruz
Cuando Jesús lentamente se deslizó hacia abajo hasta colgar, con el mayor peso depositado en los clavos de las muñecas, un dolor ardiente agudísimo se disparo a lo largo de los dedos y hacia arriba por los brazos hasta explotar en el cerebro. Los clavos de las muñecas presionaban los nervios medios que son fibras nerviosas troncales que atraviesan el centro de la muñeca y de la mano. Al empujarse hacia arriba para evitar este tormento por estiramiento, colocaba todo su peso sobre el clavo que atravesaba los pies. Nuevamente se producía una agonía de dolor ardiente al desgarrar el clavo los nervios entre los huesos metatárcicos de los pies.

A este punto se producía otro fenómeno: al fatigarse sus brazos, grandes oleadas de calambres le pasaban por los músculos engarrotandolos en un profundo dolor punzante que no cedía.Con estos calambres se producía la incapacidad de impulsarse hacia arriba. Al colgar de los brazos los músculos pectorales, grandes músculos del pecho, se paralizaban y los músculos intercostales, pequeños músculos entre las costillas, no podían actuar. Se podía inhalar aire a los pulmones pero no se podía exhalar. Jesús luchaba por elevarse para tener al menos un pequeño respiro. Finalmente el nivel de dióxido de carbono de los pulmones y del torrente sanguíneo aumentaba y los calambres se atenuaban parcialmente. En forma espasmódica Jesús podía elevarse hacia arriba para exhalar e inhalar oxigeno vivificante. Fue sin duda en estas ocasiones que pronunció las siete breves oraciones que fueron registradas. La primera mirando a los soldados romanos jugándose su manto de una sola pieza a los dados: "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen". Sufrió horas de dolor ilimitado, ciclos de calambres que producían desgarradoras torceduras, asfixia parcial intermitente y dolor ardiente al desgarrársele tejido de su espalda lacerada debido a su movimiento hacia arriba y hacia abajo contra el rugoso madero de la cruz.

Después empezó otra agonía: Un dolor profundo como si se le hundiera el pecho, mientras el pericardio (la bolsa que rodea el corazón), lentamente se llenaba de suero y comenzaba a comprimir el corazón, dando como resultado una falla cardíaca y el deceso del santo de los santos, el que nunca peco, murió por los pecadores, pero al Tercer Día Resucito.

Ubicación de los Clavos
En la cultura popular existe la creencia (posiblemente derivada de leer literalmente la descripción del evangelio de Juan de que las heridas de Cristo estaban “en las manos”), de que el condenado era clavado ahí, sin embargo documentos históricos refieren que los clavos estaban en las "χείρ", palabra griega que generalmente se traduce como mano, que se refiere desde brazo hasta mano, mientras que si se quiere describir específicamente la mano se escribe "ἄκρην οὔτασε χεῖρα". Una posibilidad que no requiere que además hubiese sido atado es de que los clavos se insertaron justo debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo (el radio y el cúbito). Los clavos también pudieron haber sido colocados a través de la muñeca, en el espacio entre los huesos del carpo. La palabra utilizada en los evangelios χείρ traducida como “mano” es utilizada también en Hechos 12:7 donde se narra que las cadenas de Pedro cayeron de “sus manos” siendo que éstas debieron de estar colocadas en sus muñecas. Esto muestra que el uso semántico de χείρ es mucho más amplio que el español mano o el inglés hand, y puede que los clavos estuviesen situados en la muñeca. Un experimento realizado por un documental del canal de National Geographic titulado “Quest For Truth: The Crucifixion” (Búsqueda de la verdad: La crucifixión) mostró que una persona puede ser suspendida por la palma de su mano. Clavar los pies a un lado de la cruz libera esfuerzo en las muñecas depositando la mayor parte del peso en la parte baja del cuerpo. Otra posibilidad sugerida por Frederick Zugibe es de que los clavos pudieron haber sido colocados entrando en la palma, en la base del dedo pulgar y salió por la muñeca, pasando por el túnel carpiano. Una ménsula o supedaneum atado en la cruz, probablemente para quitar el peso del cuerpo de las muñecas es incluida constantemente en representaciones de la crucifixión de Jesús, pero esto no es mencionado en fuentes antiguas. Estas, sin embargo, documentan un pequeño asiento en la parte frontal de la cruz (sedile).

Causas de Muerte
El tiempo necesario para alcanzar la muerte va de horas hasta varios días, dependiendo exactamente del método empleado, el estado de salud de la persona crucificada y circunstancias ambientales. Algunos investigadores creyeron que la muerte podía producirse como resultado de una “rotura del corazón”, debido a la historia bíblica del agua y la sangre que fluye de la herida de Cristo. Otra teoría, del cirujano Pierre Barbet establece que la causa típica de la muerte en la cruz era la asfixia. Experimentos en voluntarios desde 1980, realizados por el doctor Frederick Zugibe de la Universidad de Columbia, han revelado que cuando alguien se encuentra suspendido con los brazos de 60° a 70° desde la vertical, aun teniendo menor dificultad para respirar que con los brazos en posición directamente sobre su cabeza, experimenta un dolor e incomodidad que crece rápidamente, pudiendo sobrevenir la muerte en cuestión de minutos u horas según si tuviera una base para apoyar los pies. Zugibe asegura que el crurifragium, era utilizado solo como “golpe de gracia”, causando un shock traumático severo o causando embolia grasa, pero de ninguna manera induciendo la muerte por asfixia. Hoy se cree que la muerte en una cruz podía suceder por múltiples razones, como shock Hipovolémico, debido a la hemorragia causada por los azotes y los clavos; o sepsis generalizada por las heridas infectadas. También podía suceder por la combinación de una serie de otras causas como deshidratación, insolación, cansancio crónico, que eventualmente podían llevar a un paro cardíaco, etc. Era posible, sin embargo, sobrevivir a la crucifixión y existen registros de algunos sobrevivientes. El historiador Josefo describe que encontró a dos de sus amigos crucificados. Él rogó por ellos y se les concedió el indulto, uno de ellos murió y el otro logró recuperarse. Todos estamos familiarizados con los detalles finales de la ejecución de Jesús. Para que no se profanase el sábado, los judíos solicitaron que se diera fin a los condenados y fueran sacados de las cruces. El método común de terminar una crucifixión era por "crurifragio" (cruris: piernas y fragere: romper) o sea la fractura de los huesos de las piernas. Esto le impedía a la victima empujarse hacia arriba y la tensión de los músculos del pecho no se podía aliviar: la asfixia sobrevenía con rapidez. Las piernas de los dos malhechores fueron fracturadas, pero cuando los soldados se acercaron a Jesús vieron que esto era innecesario. Aparentemente para asegurarse doblemente de que estaba muerto, el soldado le clavó la lanza entre las costillas hacia arriba a través del pericardio llegando al corazón.

Evangelio de Juan 19:34 Inmediatamente brotaron sangre y agua.

De modo que se produjo un escape del fluido acuoso de la bolsa que rodea el corazón y la sangre del interior del corazón. Esta es una evidencia post-mortem bastante concluyente de que Jesús murió, no de la muerte común de crucifixión -por asfixia- sino de falla cardiaca, debido al espasmo y compresión del corazón por el liquido acumulado en el pericardio.

El Intercambio hecho en la Cruz

Jesús fue Castigado para que nosotros fuésemos perdonados (Isaías 53:4-5).
Jesús fue Herido para que nosotros fuésemos sanados (Isaías 53:4-5).
Jesús fue hecho Pecado con nuestra pecaminosidad para que nosotros fuésemos hechos justos con su justicia (Isaías 53:10 2 Corintios 5:21).
Jesús Murió nuestra muerte para que nosotros pudiesemos recibir su vida (Hebreos 2:9).
Jesús fue hecho Maldición para que nosotros pudiésemos entrar en la bendición (Gálatas 3:13-14).
Jesús sufrió nuestra Pobreza para que nosotros pudiésemos compartir su abundancia (2 Corintios 8:9 / 9:8).
Jesús soportó nuestra Vergüenza para que nosotros pudiésemos compartir su gloria (Mateo 27:.35-36, Hebreos 12:2 / 2:9).
Jesús soportó nuestro Rechazo para que nosotros tuviésemos aceptación con el Padre (Mateo 27:46- 51 / Efesios 1:5-6).
Jesús fue Cortado por muerte para que nosotros fuésemos unidos a Dios eternamente (Isaías 53:8 / 1 Corintios 6:17). Nuestro viejo hombre fue muerto en El, para que el nuevo hombre pudiese venir a la vida en nosotros (Romanos 6:6 / Colosenses 3:9-10).

Y Los Redimidos deben decir:

Libro de los Salmos 107:2 Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del poder del enemigo,...

- Mi cuerpo es un templo para el Espíritu Santo (1 Corintios 6:19).
- Redimido=Comprado por precio (Efesios 1:7).
- Limpiado (1 Juan 1:7).
- Santificado Por la Sangre de Jesús (Hebreos 13:12).
- Mis miembros, las partes de mi cuerpo, son instrumentos de justicia (Romanos 6:13).
- Entregados a Dios para su servicio y para su gloria.
- El diablo no tiene cabida en mí, no tiene poder sobre mí, no tiene cuentas pendientes contra mí. Todo - Ha sido pagado por la sangre de Jesús (Romanos 3:23-25 / 8:33-34).
- Yo venzo a Satanás por la sangre del cordero y por la palabra de mi testimonio menospreciando mi - Vida hasta la muerte (Apocalipsis 12:11).
- Mi cuerpo es para el Señor y el Señor es para mi cuerpo (1 Corintios 6:13).

La profecía del Salmo 22:14 se estaba cumpliendo: Soy derramado como agua y todos mis huesos están descoyuntados; mi corazón es como cera; se derrite en medio de mis vísceras.

El Titulus y la Inscripción
En la crucifixión romana, el título (titulus) era una tablilla que tenía por función especificar el motivo de la condena: generalmente precedía al condenado de camino al lugar de ejecución, o se la colgaba de su cuello. Aunque no eran imprescindibles, las inscripciones eran habituales, y existía cierta liberalidad en la redacción, al punto de permitirse burlas o ironías mordaces. Fuera del Nuevo Testamento, existen muchas constancias de la existencia de tal práctica, citada por diferentes historiadores. En la tablilla constaba su nombre, eventualmente su lugar de residencia, y la causa por la que había sido condenado. En todos los casos, el objetivo era desalentar a otros a cometer el mismo crimen. En el caso de Jesús de Nazaret, solo el Evangelio de Juan menciona la existencia de un título propiamente dicho. Pero los cuatro evangelios canónicos concuerdan en que el cargo conducente a la condena de Jesús a muerte de cruz se hallaba especificado en el sitio mismo de la crucifixión. Además de los cuatro evangelios canónicos, la inscripción también es apuntada por el Evangelio de Pedro 4:11, un texto apócrifo datado del siglo II: «Cuando enderezaron la cruz, escribieron sobre ella: "Este es el rey de Israel"». En el Evangelio de Juan, la inscripción aparece redactada en tres lenguas: en hebreo (que Wikenhauser y Brown, entre otros, sugieren podría ser el arameo, la lengua del país, ya que el Evangelio de Juan suele aludir al idioma arameo como "hebreo"), en latín —la lengua oficial—, y en griego koiné —la lengua conocida en todo el mundo de entonces y en que se escribió el mismo Evangelio de Juan. El pasaje del Evangelio de Juan gana en solemnidad con la indicación de la escritura en tres lenguas. Jesús no reniega de ese título (Juan 18:37) pero precisa que su reino no es de este mundo (Juan 18:36), de modo que no se trata de un título cuya área de incumbencia coincida con la del César.

Evangelio de Juan 18:36-37
36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. 37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. 

Los evangelios terminan por manifestar la realeza de Jesús, incluso a través de los gestos mismos que lo vilipendian. El título de «rey de los judíos» aparece sólo en boca de los gentiles o paganos (magos de Oriente, Poncio Pilato, soldados romanos) mientras que los líderes judíos prefieren la denominación de «rey de Israel» (Mateo 27:42; Marcos 15:32). Pero desde la perspectiva de Poncio Pilato, el vocablo «rey» (independientemente de que sea «de los judíos» o «de Israel») resulta un término sensible por sus connotaciones de posible rebelión contra el Imperio romano.

I.N.R.I.
Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: «Salud, rey de los judíos». Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, en arameo, "lugar del cráneo" "lugar de la calavera". Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cirene, obligado por los romanos. Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos», que a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum), literalmente ‘Jesús de Nazaret, rey de los judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones. Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: «Elí, Elí, lemá sabactani», que ―según los Evangelios de Mateo y Marcos― en arameo significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?. Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios. También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al «discípulo a quien amaba» (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre). Las letras “INRI” son las iniciales, un monograma o un acrónimo del título en latín que Poncio Pilato mando que se escribiera en tono de burla en una tabla o en una tablilla como explicación de la causa de la condena de Jesús a muerte de cruz en la parte superior (Juan 19:19). El latín era el idioma oficial del Imperio Romano. La frase, que aparece en una placa o tablilla llamada «título» (titulus), varía ligeramente en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento:

Evangelio de Mateo 27:37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. 

Evangelio Marcos 15:26 Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS. 

Evangelio de Juan Lucas 23:38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. 

Evangelio de Juan 19:19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 

Las palabras eran "Iesus Nazarenvs Rex Ivdaeorvm." El latín usa la letra “I” en vez de la “J”, y la “V” en vez de la “U” (por ejemplo, Jesus Nazarenus Rex Judaeorum). La traducción al español es: "Jesús de Nazareth, Rey de los Judíos"Para la mayoría de los historiadores y biblistas, la presencia de esta inscripción o titulus de condena de Jesús de Nazaret —presente de forma unánime en los cuatro evangelios canónicos— constituye uno de los datos más sólidos del carácter histórico de su pasión. En hebreo la frase es ישוע הנצרת ומלך היהודים (Yeshúa' HaNatserat Mélej HaYehudim'). La Iglesia, en sus comienzos, adoptó las primeras letras de cada palabra de esta inscripción (INRI) como un símbolo. A través de los siglos, INRI ha aparecido en muchas pinturas de la Crucifixión.

Evangelio de Juan 19:19-22 
19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 20 Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. 21 Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. 22 Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.  

Aparece en el Nuevo Testamento de la Biblia Cristiana, en los Evangelios de Mateo (27:37), Marcos (15:26); Lucas (23:38) y Juan (19:19). Muchos crucifijos y otras imágenes de la crucifixión incluyen una placa, llamada "título", que lleva las letras I.N.R.I., ocasionalmente grabado directamente en la cruz, y usualmente arriba de la figura de Jesús.

Otros FALSOS Significados

- La definición Falsa que ha dado la Iglesia Catolica. INRI: Institucion Nacional del Regimen Impio, no obstante que la sigla "institución..." resulta muy improbable que haya sido escrita en perfecto castellano como en el texto aludido, al cual le faltaban más de mil años para constituirse, en la península ibérica en todo caso y jamás en Judea.
- Otros dicen INRI (ignis natura renovatur integram) por el fuego se renueva incesantemente la naturaleza.
-El esoterismo dice que INRI significa "Iammim" (El Agua), "Nour" (El Fuego), "Rouahh" (El Aire) y "Iabescheh" (La Tierra)lo cual es un invento, ya que fue mucho después de Jesucristo, que se utiliza estas siglas en los círculos masones.
-I.N.R.I. (Igne Nitrium Roris Invenitur). El significado de esta respuesta es algo que depende del tipo de rito en el que estes, desde el punto de vista Hermetico, en ciencias ocultas, lo puedes descubrir en el autor oswald wirth, el significado propiamente dicho, es ALQUIMICO, y no masonico. te daras cuenta en el grado correspondiente, sin embargo,una cosa es que sea mason y otra muy diferente es que los masones manejen la alquimia.
INRI (Iustom Necar Reges Impios) en castellano es exterminacion de gobiernos reyes e impios, esto significa en latin clasico, no hay otra verdad, son palabras e iniciales de muerte.

Eloi Eloi Lama Sabactani: Dios mío, Dios mío, por qué me has desamparado
Este fue el grito de angustia, del Cristo crucificado. Por qué tenía que sufrir, si nunca había El fallado. Por qué tenía que morir, si El no tenía pecado. Por qué sufrir El la angustia, y sentirse abandonado. Si obediente hasta la muerte, El se había conservado. Porque no era por El, que allí se hallaba colgado. Porque no era Su pecado, lo que había Dios juzgado. Porque moría en el lugar, de todo hombre malvado. Y era yo quien en el madero, debió encontrarse enclavado. Toda la pena y dolor, que Jesús había pasado. La pasó porque me amó, y así cargó mis pecados. Que cuando Dios lo miró, miró en El todo el pecado. Y toda aquella maldad, de este mundo depravado. Que de Dios y Su Palabra, ya se había olvidado. Y a placeres mundanales, sin límite se había entregado. Pero Jesús en Su cuerpo, la condena había cargado. Para que el mundo pudiera, del pecado ser salvado. Por eso fue que Jehová, lo había desamparado. Porque no lo vio a Él, si no a este mundo malvado. Porque Jesús en el madero, nos había suplantado. Murió víctima inocente, y por nuestra culpa angustiado. Pero El se ofreció a sí mismo, como un Cordero inmolado. Así que muriendo El, no fuéramos condenado. Y así el plan de salvación, en la cruz fue consumado. Y por la fe y el bautismo, ahora hay perdón de pecados. Que Uno muriera por todos, nos deja maravillados. Y que vivamos por El, deja al mundo trastornado. Pero el mensaje de vida, ahí no se había terminado. Pues El que murió por nosotros, también ha resucitado. No lo detuvo el lugar, donde lo habían sepultado. Porque no encontró la muerte, en Jesús ningún pecado. Por el poder del Espíritu, del polvo se ha levantado. Y a la diestra de Dios Padre, se halla Cristo coronado.

Sepultura
La última información que deducimos de los Evangelios es que la tumba en la que el Señor fue depositado pertenecía a José de Arimatea.

Evangelio de Mateo 27:59-60
José tomó el cuerpo, lo envolvió en una tela limpia de lino y lo puso en su propia tumba nueva

En el evangelio de Mateo (27:57) se dice que José de Arimatea era un discípulo de Jesús.La crítica moderna tiende a analizar como contradictorios los relatos evangélicos, y encuentra el de Marcos como el más probable. También según Marcos, José de Arimatea se limita a cumplir con los requisitos mínimos de la ley judía, envolviendo el cuerpo en un paño, sin mencionar su lavado o unción. Esto se interpreta como una consecuencia de un episodio previo a la crucifixión, narrado en Marcos 14:3-9: una mujer extiende perfume sobre Jesús, lo que sería una premonición de la preparación de su cuerpo para el entierro, aún en vida. El último de los evangelios, el de Juan, difiere del de Marcos en este punto, reflejando cómo José de Arimatea (al que también se describe como discípulo), da a Jesús un entierro honorable; en cuyo proceso es asistido por Nicodemo, quien compra una mixtura de mirra y aloe, aromas propios del ropaje de los entierros según la costumbre judía de la época. Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea, solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la misma tarde del viernes en que había muerto, y lo depositó, envuelto en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca. Cubrió el sepulcro con una gran piedra. En los cuatro evangelios se recoge que, en la tarde del día de la crucifixión, José de Arimatea solicita a Pilatos el permiso para recoger el cuerpo de Jesús. Tras conseguirlo, se dirige al Gólgota, donde el cadáver de Cristo seguía en la cruz, lo desclava y lo desciende (escena del Descendimiento), envolviéndo en un lienzo (el que la tradición identifica con el mantel de la Santa Cena y que se habría conservado como reliquia: la Síndone de Turín). Hay significativas diferencias entre los cuatro evangelios entre el considerado más temprano (Evangelio de Marcos) y el considerado más tardío (Evangelio de Juan). Según el Evangelio dMateo (no se menciona en los otros evangelios), al día siguiente, los «príncipes de los sacerdotes y los fariseos» pidieron a Pilato que colocase frente al sepulcro una guardia armada, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado. Pilato accedió. El evangelio de Mateo (27:66) menciona que la tumba se aseguró poniendo sobre la piedra un sello y apostando una guardia. Muy importante es el papel de las Santas Mujeres o Tres Marías, a las que también se denomina miróforas ("portadoras de la mirra"), tanto en el entierro como en la resurrección (pues son las que descubren la tumba vacía). En el de Marcos, José de Arimatea no aparece descrito como uno de los seguidores de Jesús, sino como un judío piadoso que desea asegurarse que su cadáver sea enterrado de acuerdo con la ley judía, que no permite que se les deje expuestos de noche. El historiador judío Flavio Josefo describe cómo los judíos consideraban tan importante esta ley que incluso los cuerpos de los criminales crucificados debían ser descolgados y enterrados antes de la puesta de sol. Los Evangelios afirman también que cerca de la "Calavera" en donde Jesús fue crucificado había una tumba nueva empotrada en la roca:

Evangelio de Mateo 27:59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una limpia tela de lino y lo puso en su propia tumba nueva que él había cavado en la roca


Evangelio de Lucas 23:53 Entonces él lo bajó (de la cruz), lo envolvió en una tela de lino y lo puso en una tumba que había sido cavada en la roca, que aún nadie había sido depositado allí

La entrada a la tumba fue sellada con una piedra grande:

Evangelio de Mateo 27:60 Arrastró una piedra grande hasta ponerla delante de la entrada a la tumba y se retiró.

Lea también: El Evangelio de Marcos 16:1-4 y el Evangelio de Lucas 24:1-2.

¿Como era la Tumba?
Los Evangelios también dan una descripción del interior de la tumba. A partir de esa descripción algunos estudiosos deducen que la tumba podría haber sido del tipo arcosolio y no del tipo de tumbas kokhim (con forma de horno). Esto se deduce del relato dado por Arculfo. Esto es lo que el Evangelio dice con respecto a este espacio:

Evangelio de Juan 20:11-12
11 María se quedó de pie y llorando fuera de la tumba. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro de la tumba 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar en el cual el cuerpo de Jesús había estado, uno en la cabecera y el otro a los pies.

Evangelio de Marcos 16:5 Entrando en el sepulcro, vieron un joven, sentado a su derecha, vestido con una vestidura blanca, y tuvieron miedo. 

Aquí concluye la información acerca del lugar de la crucifixión y del entierro del Señor tal y como la encontramos en los Evangelios. Mirando el monumento actual resulta difícil imaginar el aspecto de este lugar casi 2000 años antes. Cristianos piadosos de todas las épocas han edificado encima de este lugar varios monumentos y construcciones que han ayudado a transformar por completo el área vacía fuera de las murallas de la ciudad de Jerusalén en el siglo I. Resulta incomprensible su transformación sin tener mentalmente en cuenta la transformación de la arquitectura de la totalidad de Jerusalén. También debemos tener presente que a partir del siglo IV, este sitio se ha convertido en el punto central de la historia de Palestina. Fue el lugar de muchas y largas guerras entre el poderío de Cristianos y Musulmanes. Para lograr comprender a fondo la topografía de este lugar nos hace falta la ayuda de los detallados estudios arqueológicos llevados a cabo por el difunto P. Virgilio Corbo, ofm. Sus descubrimientos fueron publicados por la Editorial Franciscana de Jerusalén en una obra de tres volúmenes titulada "El Santo Sepulcro de Jerusalén" (Jerusalén, 1981-1982). Fue la persona a quien se le confió el trabajo arqueológico en varias áreas de este Monumento y que se llevó a cabo a través de múltiples etapas debido a la complejidad del edificio. Hoy en día no nos resulta posible contemplar la ubicación del Calvario y de la Tumba excavada en la roca; podemos, sin embargo, formarnos una visión casi exacta de la topografía del lugar.

Significado teológico
Pablo el apóstol recoge el tema de la tumba de Cristo en la primera epístola a los corintios 15:3-4, donde incluye la interpretación de que el ser enterrado y resucitar al tercer día es un cumplimiento de las profecías del Viejo Testamento. Estas palabras constituyen una de las más antiguas partes del credo, que hay quien considera pre-paulinas. El entierro de Cristo se menciona específicamente en el Credo de los Apóstoles ("fue crucificado, muerto y sepultado"). El Catecismo de Heidelberg pregunta "¿Por qué fue enterrado?", respondiendo "Su enterramiento testifica que murió realmente". El Catecismo de la Iglesia Católica señala que el misterio del Sábado Santo, cuando Cristo yace en la tumba, revela el gran sabbath del descanso de Dios tras el cumplimiento de la salvación del hombre, que trae paz al universo entero; y que la estancia de Cristo en la tumba constituye un vínculo real entre su estado "pasible" (capaz de padecimientos) anterior a su muerte y su estado "glorioso" posterior a su resurrección.

Peregrinación
La Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén se levantó sobre el lugar venerado tradicionalmente. En el siglo XIX se descubrió a las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén un lugar que algunos grupos protestantes y peregrinos comenzaron a considerar que era más probable como lugar de enterramiento de Cristo: la llamada tumba del jardín. En 1980 se descubrió la tumba de los diez osarios, entre los que hay uno denominado de Yehshúah Bar Yoshef ("Jesús, hijo de José").

Continua en Jesucristo V: La Resurrección-La Ascensión
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sábado, 17 de octubre de 2009

Jesucristo III: La Entrada Triunfal-La Vía Dolorosa

Cristo desmaya bajo la Cruz por Gustav Dore

La Entrada Triunfal
Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta Zacarías.

Libro del Profeta Zacarias 9:9
He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de carga

Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como «hijo de David» (según el Evangelio de Lucas, fue aclamado solo por sus discípulos). En los evangelios de Lucas y de Juan, Jesús es aclamado como rey. Según los evangelios sinópticos, a continuación fue al Templo de Jerusalén, y expulsó de allí a los cambistas y a los vendedores de animales para los sacrificios rituales, el Evangelio de Juan, en cambio, sitúa este episodio al comienzo de la vida pública de Jesús, y lo relaciona con una profecía sobre la destrucción del Templo y otros acontecimientos futuros.

Unción en Betania y Última Cena
En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer. Según los sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como Última Cena. En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos, diciendo «Tomad y comed, este es mi cuerpo» y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: «Bebed de él todos, porque esta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados». Profetizó también, según los sinópticos, que no volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de Dios.

En el Getsemaní
Fue en Getsemaní, un huerto que de acuerdo con el Nuevo Testamento estuvo Jesús orando la noche en que iba a ser entregado por Judas para ser crucificado. El nombre 'Getsemaní' aparece en los evangelios (Mateo 26:36 y Marcos 14:32). Esta palabra viene del arameo “Gath – Smane “, que significa "prensa de aceite". El lugar está ubicado en la ciudad de Jerusalén, más específicamente en el Monte de los Olivos. Jesús se dirigió al huerto donde acostumbraba a reunirse con sus discípulos a orar y por su mente cruzó la agonía que sufriría hasta la muerte. Lo más dramático no es ser flagelado, azotado o cualquier otro calificativo con que se quiera expresar el sufrimiento físico de Jesús, porque al fin y al cabo al estar en esa situación el cuerpo entra en estado de shock y comienza a asumir todo el impacto y el rigor del castigo. Lo más impresionante es tener la capacidad intelectual y mente abierta para saber lo que le esperaba sin poder hacer nada más que cumplir la voluntad que su amado Padre le ha encomendado. De ahí que cobren tanta importancia sus palabras: "Oren constantemente para no caer en la tentación, porque el Espíritu está dispuesto, pero la carne es débil".

Hematidrosis
La causa de la Hematidrosis es un intenso estrés que provoca en el organismo una descarga del sistema nervioso vegetativo simpático (reacción de alarma o estrés), que entre otros efectos cardiovasculares y metabólicos, cursa con una fuerte vaso-constricción cutánea y abdominal (lo que desplaza un gran volumen de sangre). El sentido de este proceso es que el organismo se prepara para el peligro llevando toda la sangre a órganos vitales (corazón y cerebro). Esto hace que aumente mucho la presión arterial, y se activa en el organismo una descarga simpática colinérgica vasodilatadora que provoca una gran sudoración para perder volumen y así disminuir la presión. Entonces sucede que toda la sangre que ha sido expulsada del intestino y de la superficie cutánea se dirige a donde hay vasodilatación, a las glándulas sudoríparas, el tejido no soporta la presión y la sangre se extravasa saliendo al exterior en el sudor. y se produce la coloracion de tejidos con el pigmento de sangre, es asi que entonces bajo esa  gran "stress" emocional, los vasos capilares pequeños de las glándulas sudoríparas pueden romperse y de esta manera mezclarse sangre con sudor. Solamente este proceso hubiera podido producir debilidades marcadas y posiblemente el shock. Por profesión, Lucas, el autor de los libros del Nuevo Testamento, el Evangelio de Lucas y Hechos de los Apostoles, era un médico. Sus escritos muestran que estaba familiarizado con el lenguaje técnico de los colegios médicos griegos de Asia Menor. Por ejemplo, de los cuatro escritores del evangelio, solamente el médico Lucas hizo referencia a la mala experiencia de Jesús como “agonía” (griego agonía). A causa de esta agonía en cuanto a las cosas que iban a suceder, leemos que durante la oración de Jesús, “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44). Solamente Lucas hizo referencia al sudor (idros) de Jesús, un término muy usado en el lenguaje médico, y solamente Lucas hizo referencia a que el sudor de Jesús consistía de grandes gotas de sangre (thromboi jaimatos)—una condición médica a la que Aristóteles y Teofrasto aludieron (Hobart, 1882, pp. 80-84). El término griego thromboi (de donde obtenemos la palabra “trombo”, “trombina”, et.al.) hace referencia al coágulo de la sangre (Nicoll, s.d., 1:631; Vincent, 1887,1:425). El erudito en Biblia Richard Lenski comentó acerca del uso de este término: ‘Como gotas de sangre’, thromboi, significa que la sangre se mezcló con el sudor y espesó los glóbulos tanto que estos cayeron al suelo como pequeños coágulos que no simplemente mancharon la piel” (1961, p. 1077). La palabra griega josei (“era...como”) hace referencia a la condición, no a una comparación, como el erudito en griego Henry Alford observó: Parece claro que la intención del Evangelista fue expresar la idea que el sudor era (no se sentía como, sino era como gotas de sangre; estaba teñido de sangre,—porque así entiendo el término josei, como algo que distingue las gotas muy teñidas con sangre, de la sangre pura... Suponer que solamente se sentía como gotas de sangre (¿por qué no gotas de cualquier otra cosa? Y ¿gotas de sangre de qué, y de donde?) es nulificar la fuerza de la oración, y hacer que la inserción de jaimatos no solamente sea superflua sino también absurda (1874, 1:648, itálicas en original; cf. Robertson, 1934, p. 1140).

Concluimos que se debe entender literalmente la terminología que el escritor del evangelio usa para hacer referencia a la angustia mental severa que Jesús experimentó, que Su sudor se tornó sangriento (cf. Robertson, 1930, 2:272). Al investigar la literatura médica podemos ver que, aunque se debe reconocer que esta condición es rara, ha sucedido. A esta condición se hace referencia comúnmente como hematidrosis o hemohidrosis (Allen, 1967, pp. 745-747), y causa excreción de sangre o pigmento de la sangre en el sudor. Bajo condiciones de gran estrés emocional, se pueden romper los pequeños capilares en las glándulas sudoríparas (Lumpkin, 1978), mezclando por ende la sangre con la transpiración. Se ha reportado esta condición en casos extremos de estrés (vea Sutton, 1956, pp. 1393-1394). Durante los últimos años del siglo XX, se estudiaron 76 casos de Hematidrosis, y se los clasificaron en categorías de acuerdo a factores causativos (Holoubek y Holoubek, 1996). Se descubrió que el temor agudo y la contemplación mental intensa eran las causas más frecuentes. Aunque la cantidad de pérdida de sangre generalmente es mínima, la hematidrosis también causa que la piel llegue a estar extremadamente delicada y frágil (Barbet, 1953, pp. 74-75; Lumpkin, 1978), lo cual hubiera hecho que los maltratos físicos de Cristo fueran incluso más dolorosos. Por medio de estos factores se puede ver que incluso antes que Jesús enfrentara la tortura de la cruz, ya había sufrido más allá de lo que muchos de nosotros jamás sufriremos. Su conocimiento penetrante de la naturaleza atroz del pecado, sus efectos destructivos y letales, la pena y el dolor que causa y la medida extrema necesaria para lidiar con el pecado, convirtió la pasión de Cristo en un evento más allá de nuestro entendimiento.

Arresto
La tarde del primer día de las fiestas de los panes sin levaduraJesús y sus 12 discípulos celebraron la pascua con una cena. Ahí, Jesús anunció que uno de ellos lo iba a traicionar. Después de haber cenado, el grupo fue al Monte de los Olivos. Es aquí, durante esta escena tarde en la noche, que empezamos a entender el sufrimiento humano de Jesús. Cuando llegaron al huerto de Getsemaní, pidió a sus discípulos que se mantuvieran orando mientras subió a un lugar aparte con Pedro, Jacobo y Juan. Estos tres discípulos vieron a un Jesús muy angustiado. Quizás nunca lo habían visto en esa condición de tristeza profunda.

Evangelio de Mateo 26:38 
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 

Fue sincero con ellos y les dijo como se sentía. Se alejó un poco más y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente. Algunas versiones dicen que cayó al piso. Con el corazón cargado oró:

Evangelio de Mateo 26:39-42
Y39 endo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: 40 ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? , les dijo. 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

Jesús sabía que los próximos días iban a ser de inmenso dolor. Hasta los profetizas habían dado detalles de la tortura que tendría que soportar y de los clavos que entrarían en su cuerpo. En su naturaleza humana no pudo resistir el golpe al corazón, a la mente, al cuerpo, y por esta razón oraba para que Dios estuviera con él.

Lucas 22:44 dice que "Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra".

En la soledad de Getsemaní Jesús pudo haber tomado el chance de escapar, de huir y librar su propia vida. Si lo hubiese hecho, ¿Qué, entonces, hubiese pasado con nosotros? Jesús fue obediente a la voluntad de Dios, se levanto después de orar y regreso a los discípulos, los cuales encontró de nuevo durmiendo. Dijo:

Evangelio de Mateo 26:45
Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.

Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un momento de fuerte angustia con respecto a su destino, aunque decidió acatar la voluntad de Dios. En ese momento Judas apareció con guardias y un grupo de gente armada listos para tomar al Mesías en custodia. Se acercó a Jesús y con un beso lo saludo. Esa era la señal que había acordado con los líderes que organizaron el arresto. Fue de esta forma que Judas, uno de los 12 discípulos, traicionó a Jesús. Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata. Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.

Juicio
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. En el Evangelio de JuanJesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había profetizado. A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido y criminal, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.

El Sufrimiento
El pesado patíbulo de la cruz fue atado sobre sus hombros. La procesión del condenado Cristo, dos malhechores y el grupo de ejecución de soldados romanos encabezados por un centurión comenzó su lenta marcha por la ruta que hoy conocemos como "la Vía Dolorosa". A pesar de los esfuerzos de Jesús para caminar erguido, el peso del madero junto con el espasmo producido por la perdida de sangre era demasiado. Tropezó y cayo clavándose el tosco madero en la piel lacerada y músculos del hombro. Trato de levantarse pero los músculos humanos habían sido llevados mas allá de su tolerancia. El centurión, ansioso de proseguir con la crucifixión, eligió a un fornido africano del norte que miraba, llamado Simón de Cirene, para llevar la cruz. Jesús lo seguía sangrando aún y transpirando el frío y pegajoso sudor del espasmo. La marcha de unos 600 metros desde el Fuerte Antonia al Gólgota fue finalmente completada y el prisionero volvió a ser desnudado excepto por el taparrabo que se les permitía a los judíos.

Por la Vía Dolorosa
La Vía Dolorosa es una calle de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Dicha calle se ha tomado, tradicionalmente, como parte del itinerario que tomó Cristo, cargando con la Cruz, camino de su crucifixión. En la misma se encuentran marcadas nueve de las 15 estaciones del Viacrucis. Las restantes estaciones se encuentran dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Es un importante foco de peregrinaje. La Vía Dolorosa, el camino que recorrió Jesús desde el lugar donde le sentenció Poncio Pilatos hasta el Gólgota, significa "camino de los dolores". El hermoso canto que comienza diciendo "En una lejana colina..." ha llevado a muchos a imaginarse este último camino como una escena bucólica y tranquila, un camino que discurre quizás entre viejos olivos hasta lo alto de una montaña donde unas cruces descarnadas contrastan con el cielo. Sin embargo, al caminar por la verdadera calle de la Jerusalén Vieja que recibe el nombre de "Vía Dolorosa" se disipan estas imágenes, pero afortunadamente se sustituyen por otras más profundas que le acercarán a aquellos momentos que siempre ha atesorado en su interior. Es posible que esta calle sea ruidosa y esté llena de vendedores tratando de llamar su atención y pregonando sus mercancías. Viejos edificios de piedra se elevan a ambos lados, y en lugar de un paseo por el campo bordeado de árboles hay unos escalones de piedra que suben por la ciudad y que parecen interminables. En ocasiones, los visitantes cristianos se sorprenden al darse cuenta de que esto no es nuevo; de hecho, es exactamente lo que habría visto Jesús aquel viernes. Era la semana de Pascua; Jerusalén era un hervidero de peregrinos. Muchos habrían apartado la vista por miedo a los romanos. De hecho, éstos obligaron a Simón de Cirene a llevar la cruz (Marcos 15:21). Desde que los cristianos comenzaron a llegar a la Ciudad Santa, han recorrido el último camino de Jesús. Al menos durante los mil últimos años es el mismo por el que pasan los actuales visitantes. Con el tiempo, los relatos sagrados se fueron materializando en puntos concretos: las estaciones del Vía Crucis.

Itinerario Tradicional
El itinerario tradicional empieza justo dentro de la Puerta de los Leones (Puerta de San Esteban), cerca de la localización de la antigua Fortaleza Antonia, dirigiéndose hacia el Oeste a través de la ciudad antigua hacia la Iglesia del Santo Sepulcro. Este itinerario está basado en la procesión organizada por los Franciscanos en el siglo XIV. Mientras las señalizaciones de las denominaciones del resto de las diferentes calles hierosolimitanas son traducidas a inglés, hebreo y árabe, el nombre VÍA DOLOROSA es utilizado en los tres idiomas.

Otros itinerarios
Una procesión bizantina el Miércoles Santo empezaba desde lo alto del Monte de los Olivos, deteniéndose en Getsemaní, entrando en la Ciudad Vieja a través de la Puerta de los Leones y proseguía aproximadamente por la actual Vía Dolorosa hasta la Iglesia del santo sepulcro. Alrededor del siglo VIII, algunas estaciones eran hechas siguiendo un camino que atravesaba el sur de la ciudad vieja, a la casa de Caifás en el Monte Sion, hacia el Pretorio, prosiguiendo luego hacia la Iglesia del Santo Sepulcro.

Las XIV estaciones


I Estación
La Primera Estación es cercana al Monasterio de la Flagelación, donde Cristo fue interrogado por Poncio Pilato y posteriormente condenado. Pilato mandó entonces azotar a Jesús. Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto rojo, y acercándose, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!», y lo abofeteab
an. Evangelio de Juan 19:1-3. Aquí está en el Pretorio, donde Pilatos condenó a Jesús y éste tomó la cru(Marcos 15:15). Actualmente hay un convento que ocupa una pequeña parte de esta enorme fortaleza. En sus sótanos hay losas antiguas, conocidas según la tradición como Gábbata (Juan 19:13) o enlosado. Bajo este pavimento hay un gigantesco aljibe construido por Herodes el Grande que seguramente saciaría la sed de los soldados romanos que se burlaron de Jesús (Mateo 27:27-31). Entre las antigüedades, unos 6 metros por debajo de la actual carretera, los visitantes encuentran las estaciones del Vía Crucis modestamente marcadas. Cuando el Ayuntamiento de Jerusalén encontró piedras antiguas durante las labores de mantenimiento que realizó hace algunos años, volvió a pavimentar la actual Vía Dolorosa con ellas, las más adecuadas para mostrar los lugares sagrados a los visitantes cristianos. La capilla construida en los años 1920 donde hubo un edificio erigido por los Cruzados, es ahora llevado por los Franciscanos, posee unas magníficas vidrieras representado a Cristo siendo martirizado en la columna, Poncio Pilatos lavándose las manos y la liberación de Barrabás. Sobre el altar mayor, bajo la cúpula central, se encuentra un mosaico en el que sobre un fondo dorado aparece la Corona de Espinas.

II Estación
Se encuentra cerca de la antigua construcción romana conocida como el Arco del Ecce Homo, en memoria de las palabras pronunciadas por Poncio Pilato, mientras mostraba a Jesucristo al pueblo jerosolimitano. Sólo una parte de este arco triunfal, erigido por Adriano (en el año 135 a. C.) para celebrar la caída de Jerusalén, es visible actualmente. El arco izquierdo, que no ha llegado a nuestros días, formó parte de un monasterio islámico, mientras que el derecho todavía se conserva dentro de la Iglesia del Ecce Homo. Esta iglesia fue construida durante la segunda mitad del siglo pasado en un lugar que poseía restos de antiguas ruinas, como el mencionado arco romano, parte de las fortificaciones y patio de la Fortaleza Antonia e importantes vestigios del pavimento de la calzada romana, el llamado litoestrato. En algunas de las piedras existen signos de un antiguo juego de dados, lo que da soporte a la hipótesis de que se trata del lugar donde los soldados romanos se jugaron las ropas de Jesús.


III Estación
Pasado el Pretorio se encuentra la tercera estación, donde Jesús se cayó con la cruz; la tradición dice que este episodio se repitió, y por eso está marcado mediante otras dos estaciones. Rememora la primera caída de Cristo en su camino a la crucifixión. El lugar viene señalado por una pequeña capilla que pertenece a la Iglesia Católica Armenia. Es un edificio del siglo XIX renovado completamente por soldados católicos de la armada libre polaca durante la Segunda Guerra Mundial.


IV Estación
Es donde Simón tomó la cruz. Cada estación tiene su propia historia: Jesús se encuentra con María, una mujer noble de Jerusalén limpia el sudor de la frente de Jesús, Jesús habla a las mujeres de Jerusalén (Lucas, 23:27-30), El encuentro entre Jesús y su madre se conmemora mediante un pequeño oratorio con una exquisita luneta sobre la entrada, adornada con un bajorrelieve cincelado por el artista polaco Zieliensky. Este encuentro, sin embargo, no aparece en los textos canónicos. Y por último, las estaciones de la crucifixión y el entierro, situada en la antigua Iglesia del Santo Sepulcro. A pesar de (o quizás debido a) su ambiente actual, el entorno de la Vía Dolorosa transmite verdaderamente cómo era Jerusalén tal como la debió de vivir Jesús en esas últimas horas.


V Estación
Una inscripción en el arquitrabe de una puerta indica el lugar del encuentro entre Jesús y Simón de Cirene, que fue quien llevó la pesada cruz de Cristo hasta el monte Gólgota 
(Calvario), el lugar de la crucifixión. Este episodio es recogido en los tres Evangelios sinópticos.

VI Estación 
Una iglesia perteneciente a Griegos Católicos conserva la memoria del encuentro entre Jesús y la mujer Verónica, cuya tumba también puede ser visitada en la misma. La reliquia de este encuentro, en el cual, según la tradición, Verónica limpió el rostro del Señor con un pañuelo de seda, en el que sus facciones quedaron impresas. Actualmente existen diferentes iglesias que aseguran conservar el llamado Santo Rostro.


VII Estación
El lugar de la segunda caída de Jesús y Séptima Estación está señalado con un pilar situado entre la Vía Dolorosa y la pintoresca calle del Mercado.


VIII Estación
En el muro exterior del monasterio griego ortodoxo hay una cruz tallada ennegrecida por el tiempo. Este es el lugar donde se supone que Jesús encontró a las piadosas mujeres, como aparece en el Evangelio según Lucas.


IX Estación
La tercera caída de Jesús es señalada con una columna de la época romana a la entrada del monasterio copto.


Estaciones X, XI, XII,XIII, XIV y XV
Las siguientes Estaciones Penitenciales están situadas dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. y allí ocurre la muerte de Jesucristo.


Leer: Lucas 23:26-33.

Continua en Jesucristo IV: Crucifixión-Sepultura
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