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lunes, 25 de febrero de 2019

Los Padres Reformados IV

Juan Calvino

Juan Calvino
teólogo francés
Juan Calvino, bautizado con el nombre de Jehan Cauvin, latinizado como Calvinus (Noyon, 10 de julio de 1509-cantón de Ginebra, 27 de mayo de 1564), fue un teólogo y filósofo francés, considerado como uno de los autores y gestores de la Reforma protestante. Las doctrinas fundamentales de posteriores reformadores se identificarían con él, llamando a estas doctrinas «calvinismo». Los «cinco puntos del calvinismo» surgen de los discípulos de Calvino como contraposición a las doctrinas de los discípulos de Jacobo Arminio. Además, revisó y publicó la Biblia de Ginebra (francesa) en 1564.

Biografía
Juan Calvino nació en Noyon (Picardía, a unos cien kilómetros al norte de París, Francia) y era hijo de Gérard Cauvin y Jeanne Lefranc.​ Fue excelente en sus estudios y muy religioso desde su juventud en 1532.

Sus primeros estudios estuvieron destinados a la carrera eclesiástica. Su formación inicial la recibió en el Collège de la Marche y en el Collège de Montaigne (allí estudiaron también Erasmo de Róterdam e Ignacio de Loyola). El padre de Calvino era abogado y en 1523 envió a Juan, que por entonces tenía catorce años, a la Universidad de París a estudiar humanidades y derecho. A instancias de su padre, que pretendía que Juan siguiera el camino de las leyes, se matriculó en las universidades de Orleans y Bourges donde tuvo por condiscípulo al humanista Andrea Alciato. En 1532, se doctoró en Derecho en Orleans. Durante su paso por los claustros universitarios tomó contacto con las ideas humanistas y reformadas de la teología de Martín Lutero. En abril de 1532, cuando contaba 22 años, publicó un comentario sobre el De clementia de Séneca, trabajo que puso en evidencia sus dotes como pensador.

De acuerdo con una biografía escrita en 1577 por Jérôme-Hermès Bolsec —contrario a las ideas calvinistas sobre la predestinación— siendo joven sacerdote, Calvino habría sido condenado en Noyon por el delito de sodomía, que se castigaba con la hoguera. Sin embargo, la sentencia le habría sido conmutada por la de hierro candente, por lo que habría portado la marca de una flor de lis en el hombro. De acuerdo con Bolsec, años después tendría Calvino también en Ginebra a su adonis, el cual lo habría abandonado después de robarle. La presunta homosexualidad de Calvino persistiría durante siglos, recordada por sus opositores.

Conversión
No se sabe con certeza cuándo ni cómo fue su mudanza, pero el primero de noviembre de 1533 ocurrió un suceso que muestra un cambio drástico en sus convicciones religiosas. El rector de la Universidad de París, Nicolas Cop, amigo de Calvino, pronunció un discurso en ocasión de la apertura del año académico; pero más que eso, fue un sermón que mostraba una clara influencia tanto de Erasmo como de Martín Lutero. En este sermón, Cop defendió la doctrina de la justificación por los méritos de Cristo, a la vez que protestó contra los ataques y persecuciones de que eran objeto los que disentían de la Iglesia de Roma: «Herejes, seductores, impostores malditos, así tienen la costumbre el mundo y los malvados de llamar a aquellos que pura y simplemente se esfuerzan en insinuar el evangelio en el alma de los fieles (...) Ojalá podáis, en ese periodo infeliz, traer la paz a la Iglesia más bien con la palabra que con la espada».

El discurso cayó como una bomba en la universidad y en otros sectores; el Parlamento inició un proceso contra él. Comenzó a correr el rumor de que la mano de Calvino estaba detrás de su redacción. Si Calvino no escribió el discurso, por lo menos lo influyó en tono y contenido, que era muy protestante.[cita requerida] Un mes más tarde, cuando Cop se dirigía al Parlamento para responder el sumario en su contra, un amigo diputado le envió una nota advirtiéndole que debía escapar por su vida, pues el Parlamento era presionado por la Corona para que fuese condenado. Calvino y Cop escapan de París.

Con poco más de veinte años, adoptó los puntos de vista de Lutero: negación de la autoridad de la iglesia de Roma por derecho divino, negando la sucesión apostólica desde el apóstol Pedro, y dando primordial importancia a la Biblia como única regla de fe y conducta («Sola fides, sola Scriptura»), destacando la doctrina de la justificación del hombre por medio de la gracia.

De modo que la conversión de Calvino al protestantismo surge después del discurso de Cop cuando huye de Francia para escribir acerca de teología que terminaría por sistematizar gran parte de la Teología Reformada que comenzó con Martín Lutero.

Calvino en Ginebra
La reforma continuaba en Europa gracias a la labor de algunos reformadores. Tal vez uno de los más extraordinarios fue el pastor de origen francés Guillaume Farel, quien después de ser perseguido y apedreado debido a sus convicciones, logró influir en la expulsión de Ginebra de la Iglesia de Roma. Así, el 21 de mayo de 1536 consiguió en la plaza pública de Ginebra, mediante la institución de la teocracia, que todos aceptaran vivir «según el Evangelio y la palabra de Dios», lo cual le abre las puertas de un poder enorme: el de unir el Evangelio y la palabra de Dios al gobierno, creando así el cantón de Ginebra.

Al enterarse Farel de que Calvino en su viaje a Saboya pernoctaba en Ginebra, lo visitó donde se hospedaba y lo convenció de que permaneciese en Ginebra para realizar la obra que Farel reconocía superior a sus fuerzas. Calvino, de 26 años, era ya reconocido en toda Europa por su obra recién publicada y que trataba sobre el asentamiento institucional del cristianismo reformado.

Calvino se establece en Ginebra como lector de la Santa Escritura en la iglesia de San Pedro. Pero Calvino y Farel no se limitaron a la obra en Ginebra. A finales de septiembre de 1536 viajaron a la ciudad de Lausana, donde se encontraba Pierre Viret (íntimo amigo de Calvino) trabajando como pastor. La razón de su viaje era participar en un debate auspiciado por la ciudad de Berna, con el propósito de decidir cuál religión habría de predominar en los territorios circundantes que Berna había conquistado del Duque. Viret y Farel serían los exponentes del lado protestante (se suponía que Calvino no tomaría parte activa en la discusión); y de los 174 sacerdotes que aceptaron la invitación del lado católico, solo cuatro participaron en el debate.

La catedral de Lausana se abarrotó de personas. Cinco diputados de Berna acudieron para darle un carácter oficial al asunto; contaron con secretarios que debían copiar la discusión palabra por palabra. Farel fue el primero en hablar; durante una semana presentó diez tesis que eran rebatidas por el lado católico, quienes acusaron a los protestantes de ignorar la tradición de los primeros padres de la iglesia sobre el asunto de la presencia de Cristo en la Eucaristía. «Si conocierais lo que los padres dijeron, veríais que vuestra posición es falsa y condenada». Calvino se sintió exasperado por esa declaración.

Las horas que había pasado estudiando los primeros padres de la iglesia, cuando era estudiante en París, le fueron de gran ayuda. Se levantó y empezó a refutar al orador católico. Con asombrosa memoria empezó a citar a San Cipriano, Tertuliano, San Juan Crisóstomo, San Agustín y muchos otros. No se limitaba a mencionar el autor, sino que Calvino identificaba y citaba el libro y el capítulo en el cual el Padre de la Iglesia había escrito sobre tal tema. Argumentaba de una forma intachable. Cuando terminó, la multitud estaba muy excitada. El pueblo se apretujaba y aclamaba con entusiasmo al joven orador desconocido.

Un fraile franciscano alzó la voz diciendo que esta era la verdadera doctrina. Pidió a Dios que le perdonara sus pecados por haber estado enseñando y siguiendo los falsos dogmas de Roma durante tantos años. Muchos otros estuvieron de acuerdo con él, a pesar de que no se expresaron en forma tan efusiva. En los meses que siguieron, ciento veinte sacerdotes y ochenta monjes de los distritos circundantes se sumaron a la confesión reformada luterana, que había pasado a ser la religión oficial en tales territorios.

Mientras, en Ginebra, Calvino se había convertido en el principal colaborador de Guillermo Farel en la tarea de proseguir en el proceso de reforma. Para tales fines, en noviembre de 1536 Calvino presentó ante el Consejo una confesión de fe de veintiún artículos que el pueblo debía aceptar bajo juramento. A mediados de enero de 1537, los dos predicadores presentaron otro documento en el que pedían cuatro reformas básicas para la Iglesia de Ginebra:

1. Que nadie participase de la Eucaristía si no es con verdadera piedad y genuina reverencia. «Por tal razón y a fin de mantener la integridad de la Iglesia, es necesaria la disciplina». Calvino también pedía que la Eucaristía se celebrara con más frecuencia.
2. Que se reformaran las leyes concernientes al matrimonio según la Palabra, «ya que el Papa las ha confundido de tal modo, dictando decretos a su antojo».
3. Que los niños fuesen catequizados por sus padres, y que en ciertas ocasiones del año comparecieran ante los pastores para asegurarse de que en verdad aprendían la Palabra de Dios.
4. Que el pueblo participara en los servicios de adoración cantando salmos. «Hay salmos que deseamos sean cantados en la iglesia. Si se adopta la reforma, la gente tendrá que cantar en las iglesias. No han cantado durante siglos. Ni siquiera han entendido el latín cantado por los sacerdotes».

El consejo aceptó sin problemas los últimos tres puntos; pero el asunto de la excomunión era otra cosa. Los magistrados se resistían a «cambiar lo que ellos consideraban como tiranía clerical católica por un nuevo yugo protestante». Calvino, por su parte, se sentía cada vez más decepcionado por el estado moral del pueblo.

La tensión llegó a tal punto que el Consejo de la ciudad ordenó a Farel y a Calvino que dejasen de predicar; pero ambos desobedecieron y se negaron a administrar el sacramento, por lo que el Consejo decidió expulsarlos de Ginebra. El 25 de abril de 1538, Calvino y Farel abandonaron la ciudad.

Exilio en Estrasburgo
Portada de Institución de la religión cristiana.
Al salir de Ginebra los dos se dirigieron a Berna, la cual envió una delegación a Ginebra para tratar de resolver el asunto. Las discusiones no llegaron a nada, por lo que Calvino y Farel tomaron rumbo hacia Basilea, a unos 200 km, llegando a finales de mayo de 1538. En una carta que Calvino envió a un amigo le daba a conocer lo difícil que fue aquel viaje. Muy pronto, Farel recibió una invitación de urgencia a la ciudad de Neuchatel, que había aceptado la reforma. Calvino, habiéndose quedado solo en Basilea, fue invitado por algunos pastores de Estrasburgo a que aceptara el pastorado de una iglesia de refugiados franceses. Ahora, con veintinueve años, pasó tres años en Estrasburgo, donde sirvió como pastor hasta 1541, disfrutando de un tiempo de mucha tranquilidad y sosiego. Allí se dedicó a escribir, componiendo un himnario con 18 salmos, el credo apostólico con música, diecisiete capítulos de su libro Institución de la religión cristiana, un estudio sobre la Carta a los romanos, entre otros. El francés que usó en su segunda edición de sus Instituciones fue hermoso y pulido, tanto que Calvino ha venido a ser conocido como padre del francés moderno, del mismo modo que Lutero por su traducción de la Biblia ha sido llamado padre del alemán moderno.

En 1539, Calvino contrajo matrimonio con Idelette de Bure, una viuda que tenía un hijo y una hija de su matrimonio anterior con un anabaptista en Estrasburgo. Calvino e Idelette tuvieron un hijo que murió a las dos semanas de nacer. Idelette murió en 1549.

Retorno a Ginebra
Durante su estancia en Estrasburgo, la situación en Ginebra se tornaba cada vez peor, de tal manera que el Concilio General de la Ciudad le pidió a Calvino que retornara como pastor. Calvino recibió la carta estando en la ciudad de Worms, donde había sido enviado por la ciudad de Estrasburgo como representante en cuatro Dietas convocadas de nuevo por el emperador Carlos V, entre los años 1539 al 1541 (allí Calvino desarrolló una muy buena amistad con Philipp Melanchthon que duró 24 años, hasta la muerte de este). Al leer la carta, Calvino estalló en llanto. «Preferiría cien otras muertes antes que aquella cruz, sobre la cual tendría que morir mil veces al día». Era una decisión muy difícil para él, pero después de 10 meses de mucha lucha, decidió regresar.

Calvino regresó a Ginebra el 13 de septiembre de 1541 para no salir de allí nunca más. Al subir al púlpito por primera vez, abrió su Biblia en el mismo versículo que continuaba en su exposición que quedó suspendida tres años antes. Predicaba varias veces el domingo y, durante algunas semanas, todos los días. Durante este tiempo un hombre llamado Denis Raquenier comenzó a tomar notas de los sermones de Calvino en taquigrafía para su propio provecho; su labor fue tan precisa y completa (casi no dejaba escapar palabra), que gracias a ese esfuerzo contamos hoy con una inmensa cantidad de sus sermones.

En 1551, tuvo una disputa teológica con el médico y teólogo ex-dominico francés Jérôme-Hermès Bolsec. Bolsec se había manifestado como contrario a la idea de predestinación, defendida por Calvino, en una discusión pública con Jean de Saint André. Bolsec no sabía que entre el público se encontraba Calvino en persona, y este se levantó para refutar punto por punto las tesis del médico. Tras la discusión, Bolsec fue arrestado por orden de Calvino, y tras el juicio condenado al exilio, al considerar el tribunal que su punto de vista no se podía calificar como herejía, y que por tanto no merecía un castigo mayor.

En 1553, Miguel Servet publicó su obra Christianismi restitutio. Servet ya había mantenido años antes un intercambio de cartas con Calvino, en las que Servet le instaba a que rechazase el dogma de la Santísima Trinidad. Había leído el libro de Calvino y había realizado anotaciones muy críticas en sus márgenes, devolviendo la copia corregida a Calvino, lo que desagradó mucho al reformador. En una carta dirigida a Farel en 1546, afirmaba que, si Servet ponía los pies en Ginebra, «no saldría vivo». Calvino suspendió ese intercambio epistolar considerando las ideas de Servet como heréticas, y cuando más tarde se publicó Christianismi restitutio, sin el consentimiento de Calvino, se hicieron llegar a la Inquisición francesa, por medio de su ayudante De Trye, algunas de las cartas que le había remitido el español. Ese año fue detenido por la Inquisición de Lyon, interrogado y encarcelado en Vienne; el 7 de abril logró evadirse y partió en dirección a Italia. Durante su camino, hizo escala en Ginebra, donde el 13 de agosto fue reconocido en la iglesia donde predicaba Calvino y fue detenido y juzgado por herejía.

El consejo ginebrino instigó el juicio en contra de Miguel Servet por herejía (por su negación de la Trinidad y por su defensa del bautismo a la edad adulta). Consultados los cantones de Zúrich, Schaffhausen, Berna y Basilea, el acusado fue condenado y sentenciado a morir en la hoguera. Fue quemado junto con sus libros el 27 de octubre de 1553 en la plaza de Champel.

Muchos luteranos que escaparon de Francia, de Escocia y de Inglaterra, huyeron hacia Ginebra, con lo que, en poco tiempo, la población se duplicó, a más de veinte mil personas. Entre los protestantes escoceses se encontraba John Knox, quien llegó a decir de la Iglesia en Ginebra que era la más perfecta escuela de «Cristo que alguna vez haya habido en la tierra desde los días de los apóstoles». Durante su estancia allí, Knox formó parte de un equipo que publicó la llamada Biblia de Ginebra, para el pueblo de habla inglesa. Fue la primera Biblia con notas teológicas al margen, muchas de las cuales no eran más que una extensión del ministerio de predicación de Calvino. Esta vino a ser la versión predominante entre los puritanos ingleses durante los próximos cien años, y fue la Biblia que los peregrinos del Mayflower llevaron a América.

Ginebra se convirtió en una escuela de preparación de cuadros. La academia de Ginebra se estableció en 1559 y, para el tiempo en que el sucesor de Calvino, Teodoro de Beza, se retiró, se habían formado allí unos mil seiscientos aspirantes para el ministerio. De igual manera, inspirada por la visión de Calvino, Ginebra se convirtió en un núcleo misionero muy importante. Este esfuerzo produjo resultados, sobre todo en Escocia (con John Knox) y en Francia. En 1555 solo había una iglesia Reformada organizada en Francia. Siete años más tarde eran cerca de dos mil, algunas de ellas de un tamaño considerable. Durante la década de 1560, más de dos millones de franceses pertenecían a tales iglesias (en una población de veinte millones).

No fue este un tiempo de paz para Calvino. Aparte de todas las aflicciones físicas que padecía, Calvino era atacado por los miembros del partido de los libertinos, quienes se vanagloriaban de su vida licenciosa, pero al mismo tiempo pretendían participar de la Eucaristía, algo que Calvino nunca permitió. En cierta ocasión, un miembro de este partido, Philibert Berthelier, fue excomulgado por su promiscuidad sexual y, por lo tanto, se le prohibió participar de la Eucaristía. El Concilio de la Ciudad revocó la decisión, de modo que Berthelier se apareció en la iglesia con hombres armados con espada y dispuestos a pelear. Calvino descendió del púlpito, se interpuso entre la turba y la mesa de la Comunión, y les dijo: «Pueden quebrar estas manos, pueden cortar estos brazos, pueden tomar mi vida, mi sangre es vuestra, pueden derramarla; pero nunca me forzarán a dar las cosas santas al profano y deshonrar esta mesa de mi Dios». Los libertinos no tuvieron más remedio que salir de la iglesia.

Calvino falleció a los cincuenta y cuatro años, en mayo de 1564, en brazos de Teodoro de Beza, su sucesor. Su cuerpo fue expuesto al público pero ante la afluencia de visitantes, los reformadores temieron ser acusados de promover la veneración de santos, por lo que fue enterrado al día siguiente en una tumba anónima, en el cementerio de los Reyes de Ginebra. Se desconoce la ubicación de la tumba, pero se colocó una piedra funeraria en el siglo XIX para marcar la ubicación considerada como su lugar de descanso.

Testamento de Calvino
Ante la proximidad de su muerte, Calvino redactó su testamento:

Doy testimonio de que vivo y me propongo morir en esta fe que Dios me ha dado por medio de Su Evangelio, y que no dependo de nada más para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí. De todo corazón abrazo Su misericordia, por medio de la cual todos mis pecados quedan cubiertos, por causa de Cristo, y por causa de Su muerte y padecimientos. Según la medida de la gracia que me ha sido dada, he enseñado esta Palabra pura y sencilla, mediante sermones, acciones y exposiciones de esta Escritura. En todas mis batallas con los enemigos de la verdad no he empleado sofismas, sino que he luchado la buena batalla de manera frontal y directa.

Calvino mantuvo su salario de cien coronas y rehusó aceptar más. Después de vivir cincuenta y cuatro años, solo dejó trescientas coronas a sus herederos, además de su biblioteca, que se vendió a gran precio. Cuando abandonó Estrasburgo para volver a Ginebra, quisieron darle los privilegios de ciudadano libre de su ciudad y el salario de un prebendado, que le había sido asignado. Aceptó lo primero, pero rehusó lo segundo. Llevó consigo a uno de sus hermanos a Ginebra, pero no se esforzó porque se le diera un puesto honorífico. Cuidó de la honra de la familia de su hermano, consiguiéndole la libertad de una mujer adúltera y licencia para que pudiera casarse otra vez. Sus enemigos cuentan que le hizo aprender el oficio de encuadernador de libros, en lo que trabajó luego toda su vida.

Su nombre figura en el Calendario de Santos Luterano, conmemorado el 26 de mayo, y el 28 de mayo por la Iglesia episcopal de EE. UU.

Teodoro de Beza
teólogo francés
Teodoro de Beza o Théodore de Bèze (Vézelay, 24 de junio de 1519-Ginebra, 13 de octubre de 1605) fue un humanista y teólogo calvinista francés. Tradicionalmente se le considera una de las figuras más prominentes, junto a François Hotman, Duplessis-Mornay y Johannes Althusius, de los llamados pensadores monarcómanos protoliberales.

Biografía
Primeros años
Teodoro de Beza nació en Vézelay, en Borgoña, Francia. Su padre, Pierre de Beze, gobernador real de Vézelay, descendía de una distinguida familia borgoñesa; Su madre, Marie Bourdelot, era conocida por su generosidad. El padre de Beza tenía dos hermanos; Nicolás, que fue miembro del Parlamento en París; y Claude, que fue abad del monasterio cisterciense de Froimont en la diócesis de Beauvais. Nicolás, que no estaba casado, durante una visita a Vézelay estaba tan contento con Teodoro que, con el permiso de sus padres, lo llevó a París para educarlo allí. Desde París, Teodoro fue enviado a Orleans en diciembre de 1528 para recibir las enseñanzas del famoso maestro alemán Melchior Wolmar. Fue recibido en la casa de Wolmar, y el día en que tuvo lugar fue celebrado después como un segundo cumpleaños. El joven Beza pronto siguió a su maestro a Bourges, llamado por la duquesa Margarita de Angulema, hermana de Francisco I. En ese momento, Bourges era el foco del movimiento de la Reforma protestante en Francia. En 1534, después de que Francisco I emitiera su edicto contra las innovaciones eclesiásticas, Wolmar regresó a Alemania. Beza, de acuerdo con el deseo de su padre, regresó a Orleans para estudiar derecho y pasó allí cuatro años (1535-39). El estudio de las leyes tenía poco atractivo para él; Disfrutó más con la lectura de los clásicos, especialmente Ovidio, Catulo y Tibulo. Recibió el grado de licenciado en derecho el 11 de agosto de 1539 y, como su padre lo deseaba, fue a París, donde comenzó a practicar. Para apoyarlo, sus parientes obtuvieron para él dos beneficios, los ingresos de los cuales ascendían a setecientas coronas de oro al año; y su tío le había prometido convertirlo en su sucesor. Beza pasó dos años en París y ganó una posición prominente en círculos literarios. Para escapar de las muchas tentaciones a las que estuvo expuesto, con el conocimiento de dos amigos, en el año 1544 se comprometió con una joven de ascendencia humilde, Claudine Denoese, a la que prometió casarse con ella tan pronto como las circunstancias lo permitieran.

En 1548 publicó una colección de poesía latina, Juvenilia, que lo hizo famoso y fue considerado uno de los mejores escritores de poesía latina de su tiempo. Hay quienes han advertido contra la búsqueda de detalles biográficos en sus escritos. Philip Schaff argumentó años más tarde que era un error «leer entre sus líneas lo que nunca tuvo la intención de poner allí» o imaginar «delitos de los que no era culpable ni siquiera en el pensamiento». Poco después de la publicación de su libro enfermó y su enfermedad, según se dijo, le hizo ver sus necesidades espirituales. Poco a poco llegó a aceptar la salvación en Cristo, que levantó sus espíritus. Luego resolvió cortar sus conexiones con la época y se fue a Ginebra, la ciudad suiza que servía de refugio para los franceses evangélicos (adherentes del movimiento de Reforma), a donde llegó con Claudine el 23 de octubre de 1548. Profesor en Lausana Fue recibido por Juan Calvino, quien ya lo había conocido en la casa de Wolmar. Beza no tenía una ocupación inmediata, por lo que fue a Tubinga para ver a su antiguo profesor Wolmar. En su camino, visitó a Pierre Viret en Lausana, quien llevó a cabo su nombramiento como profesor de griego en la academia allí establecida en noviembre de 1549. Beza encontró tiempo para escribir un drama bíblico, El sacrificio de Abraham, en el que contrastaba el catolicismo con el protestantismo, y el trabajo fue bien recibido. El texto de algunos versos incluye instrucciones para la interpretación musical, pero la música no ha sobrevivido. Después de la muerte de Clément Marot en 1544, Juan Calvino le pidió que completara sus traducciones métricas francesas de los Salmos. Treinta y cuatro de sus traducciones fueron publicadas en la edición de 1551 del Psalterio de Ginebra y seis más fueron agregadas en ediciones posteriores.

Casi al mismo tiempo publicó Passavantius, una sátira dirigida contra Pierre Lizet, expresidente del Parlamento de París, e impulsor principal de la "cámara ardiente" (chambre ardente), quien en ese momento (1551), era abad de San Víctor, cerca de París, y había publicado varios escritos polémicos. De un carácter más serio fueron dos controversias en las que Beza estuvo involucrado en este momento. La primera hacía referencia a la doctrina de la predestinación y la controversia de Calvino con Jérome-Hermès Bolsec. La segunda en relación con la quema de Miguel Servet en Ginebra el 27 de octubre de 1553. En defensa de Calvino y los magistrados de Ginebra, Beza publicó, en 1554, la obra De haereticis a civili magistratu puniendis (traducida al francés en 1560).

Viajes en nombre de los protestantes
En 1557, Beza se interesó especialmente por los valdenses de Piamonte, Italia, que estaban siendo acosados por las autoridades francesas. En su nombre, fue con Guillermo Farel a Berna, Zúrich, Basilea y Schaffhausen, luego a Estrasburgo, Mömpelgard, Baden y Göppingen. En Baden y Göppingen, Beza y Farel hicieron una declaración con respecto a los puntos de vista de los valdenses sobre el sacramento el 14 de mayo de 1557. La declaración escrita establecía claramente su posición y fue bien recibida por los teólogos luteranos, pero fue fuertemente desaprobada en Berna y Zúrich. En el otoño de 1558, Beza emprendió un segundo viaje con Farel a Worms a través de Estrasburgo con la esperanza de lograr la intercesión de los príncipes evangélicos del imperio en favor de los hermanos perseguidos en París. Con Melanchthon y otros teólogos reunidos en el Coloquio de Worms, Beza propuso la unión de todos los cristianos protestantes, pero Zúrich y Berna rechazaron decididamente la propuesta. Informes falsos llegaron a los príncipes alemanes de que las hostilidades contra los hugonotes en Francia habían cesado y que no se había enviado ninguna embajada a la corte de Francia. Como resultado, Beza emprendió otro viaje con Farel, Johann Franz Buddeus y Gaspard Carmel a Estrasburgo y Fráncfort, donde se decidió el envío de una embajada a París.

Estancia en Ginebra
A su regreso a Lausana, Beza se sintió muy perturbado. En unión con muchos ministros y profesores de la ciudad y el país, Viret pensó finalmente en establecer un consistorio y en introducir una disciplina eclesial que debería aplicar la excomunión, especialmente en la celebración de la comunión. Pero el bernés, entonces en control de Lausana, no tendría un gobierno de iglesia calvinista. Esto causó muchas dificultades, y Beza pensó que lo mejor era establecerse en Ginebra en 1558. Aquí se le dio la cátedra de griego en la academia de reciente creación, y después de la muerte de Calvino también la de teología. También se vio obligado a predicar. Completó la revisión de la traducción de Pierre Olivetan del Nuevo Testamento, que comenzó algunos años antes. En 1559, emprendió otro viaje en interés de los hugonotes, esta vez a Heidelberg. Casi al mismo tiempo, tuvo que defender a Calvino contra Joachim Westphal en Hamburgo y Tilemann Heshusius. Más importante que esta actividad polémica fue la declaración de Beza de su propia confesión. Originalmente, fue preparado para su padre en la justificación de sus acciones y publicado en forma revisada para promover el conocimiento evangélico entre los compatriotas de Beza. Fue impreso en latín en 1560 con una dedicación a Wolmar. Se publicó una traducción al inglés en Londres 1563, 1572 y 1585. También se emitieron traducciones al alemán, neerlandés e italiano.

Eventos entre 1560-63
Mientras tanto, las cosas tomaron tal forma en Francia que parecía posible el futuro más feliz para el protestantismo. El rey consorte de Navarra, Antonio de Borbón, cediendo a las urgentes peticiones de los nobles evangélicos, declaró estar dispuesto a escuchar a un prominente maestro de la Iglesia. Beza, un noble francés y director de la academia en la metrópolis del protestantismo francés, fue invitado al castillo de Nérac, pero no pudo plantar la semilla de la fe evangélica en el corazón del rey. En el año siguiente, 1561, Beza representó a los evangélicos en el Coloquio de Poissy, y de una manera elocuente defendió los principios de la fe evangélica. El coloquio fue sin resultado, pero Beza como jefe y defensor de todas las congregaciones reformadas de Francia fue venerado y odiado al mismo tiempo. La reina insistió en otro coloquio, que se inauguró en St. Germain el 28 de enero de 1562, once días después de la proclamación del famoso edicto de enero, que otorgaba importantes privilegios a los de la fe reformada. Pero el coloquio se rompió cuando se hizo evidente que el partido católico se estaba preparando (después de la Masacre de Vassy, el 1 de marzo) para derrocar al protestantismo. Beza apresuradamente emitió una carta circular (25 de marzo) a todas las congregaciones reformadas del imperio, y fue a Orléans con el líder hugonote Conde y sus tropas. Era necesario proceder de forma rápida y enérgica. Pero no había soldados ni dinero. A petición de Conde, Beza visitó todas las ciudades hugonotes para obtener ambas. También escribió un manifiesto en el que argumentaba la justicia de la causa reformada. Como uno de los mensajeros para recolectar soldados y dinero entre sus correligionarios, Beza fue designado para visitar Inglaterra, Alemania y Suiza. Fue a Estrasburgo y Basilea, pero se encontró con el fracaso. Luego regresó a Ginebra, donde llegó al 4 de septiembre. Apenas había estado allí catorce días cuando D'Andelot lo llamó una vez más a Orléans. La campaña fue cada vez más exitosa; pero la publicación del desafortunado decreto de pacificación que Conde aceptó (12 de marzo de 1563) llenó de horror a Beza y a toda la Francia protestante.

Sucesor de Calvino
Durante veintidós meses, Beza estuvo ausente de Ginebra, y los intereses de la escuela y de la Iglesia allí y, especialmente, la condición de Calvino hicieron necesario que regresara, ya que no había nadie que ocupara el lugar de Calvino, que estaba enfermo e incapaz de trabajar. Calvino y Beza hicieron arreglos para realizar sus tareas conjuntamente en semanas alternas, pero la muerte de Calvino ocurrió poco después (27 de mayo de 1564). Por supuesto, Beza fue su sucesor. Hasta 1580, Beza no solo fue moderador de la Compañía de Pastores, sino también el alma real de la gran institución de aprendizaje en Ginebra que Calvino había fundado en 1559, y que consistía en un gimnasio y una academia. Mientras vivió, a Beza le interesaba la educación superior. El joven protestante durante casi cuarenta años atestó su sala de conferencias para escuchar sus conferencias teológicas, en las que expuso la ortodoxia calvinista más pura. Como consejero, fue escuchado por magistrados y pastores. Fundó una escuela de derecho en Ginebra en la que François Hotman, Jules Pacius y Denys Godefroy, los más eminentes juristas del siglo, dieron conferencias a su vez (cf. Charles Borgeaud, L'Academie de Calvin, Ginebra, 1900).

Acontecimientos después de 1564
Como sucesor de Calvino, Beza tuvo mucho éxito, no solo en el desempeño de su trabajo sino también en dar paz a la Iglesia en Ginebra. Los magistrados se habían apropiado completamente de las ideas de Calvino, y la dirección de los asuntos espirituales, cuyos órganos eran los "ministros de la palabra" y "el consistorio", se fundó sobre una base sólida. No surgió ninguna controversia doctrinal después de 1564. Las discusiones se referían a cuestiones prácticas, sociales o eclesiásticas, como la supremacía de los magistrados sobre los pastores, la libertad de predicación y la obligación de los pastores de someterse a la mayoría de la Compañía. Beza no forzó su voluntad sobre sus asociados, y no tomó medidas severas contra colegas imprudentes o temerarios, aunque a veces tomó sus casos en la mano y actuó como mediador; y, sin embargo, a menudo experimentó una oposición tan extrema que amenazó con renunciar. Aunque estaba inclinado a tomar parte de los magistrados, sabía cómo defender los derechos y la independencia del poder espiritual cuando surgía la ocasión, sin embargo, sin otorgarle una influencia tan preponderante como lo hizo Calvino. Beza no creía prudente que la Compañía de Pastores tuviera una cabeza permanente. Convenció a la Compañía para que solicitara al Consejo pequeño que tuviera términos limitados para el puesto de moderador. En 1580, el Consejo acordó una presidencia rotativa semanal. Su actividad fue genial. Medió entre la compañía y la magistratura. este último continuamente le pedía consejo incluso en cuestiones políticas. Mantuvo correspondencia con todos los líderes del partido reformado en Europa. Después de la masacre del día de San Bartolomé (1572), utilizó su influencia para dar a los refugiados una acogida hospitalaria en Ginebra. En 1574, escribió su De jure magistratuum (Derecho de los magistrados), en el cual protestó enfáticamente contra la tiranía en asuntos religiosos, y afirmó que es legítimo que un pueblo se oponga a una magistratura indigna de una manera práctica y si es necesario usar armas. y deponerlos. Sin ser un gran dogmático como su antecesor, ni un genio creativo en el ámbito eclesiástico, Beza tenía cualidades que lo hicieron famoso como humanista, exegeta, orador y líder en asuntos religiosos y políticos, y lo calificó para ser el guía de los calvinistas en toda Europa. En las diversas controversias en las que se sintió atraído, Beza mostró a menudo un exceso de irritación e intolerancia, de lo cual Bernardino Ochino, pastor de la congregación italiana en Zúrich (a causa de un tratado que contenía algunos puntos objetables sobre la poligamia), y Sebastian Castellio en Basilea (debido a sus traducciones de la Biblia en latín y francés) tuvo que sufrir especialmente.

Beza continuó manteniendo las relaciones más estrechas con la Francia reformada. Fue el moderador del sínodo general que se reunió en abril de 1571 en La Rochelle y decidió no abolir la disciplina eclesiástica o reconocer al gobierno civil como jefe de la Iglesia, como exigían el ministro de París, Jean Morel y el filósofo Pierre Ramus; también decidió confirmar de nuevo la doctrina calvinista de la Cena del Señor (por la expresión: "sustancia del cuerpo de Cristo") contra el zwinglianismo, que provocó una disputa entre Beza y Ramus y Heinrich Bullinger. En el año siguiente (mayo de 1572) tomó una parte importante en el sínodo nacional de Nîmes. También le interesaron las controversias sobre la Confesión de Augsburgo en Alemania, especialmente después de 1564, sobre la doctrina de la Persona de Cristo y la Santa Cena, y publicó varias obras contra Westphal, Hesshusen, Selnecker, Johannes Brenz y Jakob Andrea. Esto hizo que fuera odiado por todos aquellos que se adhirieron al luteranismo en oposición a Melanchthon, especialmente después de 1571.

El coloquio de Montbéliard
El último conflicto polémico de importancia que Beza encontró con los luteranos fue en el Coloquio de Montbéliard, del 14 al 27 de marzo de 1586, al que había sido invitado por el conde luterano Federico de Württemberg por deseo de los residentes francófonos y reformados así como por los nobles franceses que habían huido a Montbéliard. Por supuesto, la unión intencionada que era el propósito del coloquio no se llevó a cabo; sin embargo, provocó serios desarrollos dentro de la Iglesia Reformada. Cuando se publicó la edición de los actos del coloquio, tal como fue preparado por Jakob Andrea, Samuel Huber, de Burg, cerca de Berna, que pertenecía a la facción luterana del clero suizo, se ofendió tanto por la doctrina supralapsaria de predestinación propuesta en Montbéliard, de Beza y Musculus, consideró que era su deber denunciar a Musculus ante los magistrados de Berna como un innovador en la doctrina. Para ajustar el asunto, los magistrados organizaron un coloquio entre Huber y Musculus (2 de septiembre de 1587), en el que el primero representaba el universalismo, el segundo el particularismo, de la gracia. Como el coloquio no tuvo resultados, se organizó un debate en Berna, del 15 al 18 de abril de 1588, en el que la defensa del sistema de doctrina aceptado se puso al principio en manos de Beza. Los tres delegados de los cantones helvéticos que presidieron el debate declararon al final que Beza había fundamentado la enseñanza propuesta en Montbéliard como la ortodoxa, y Huber fue despedido de su cargo.

Últimos días
Después de ese tiempo, la actividad de Beza se limitó cada vez más a los asuntos de su hogar. Su esposa Claudine había muerto sin hijos en 1588 después de cuarenta años de matrimonio, pocos días antes de ir a la Disputa de Berna. Contrató, por consejo de sus amigos, un segundo matrimonio con Catharina del Piano, una viuda genovesa, para tener una compañera de ayuda en sus últimos años. Hasta su sexagésimo quinto año disfrutó de una excelente salud, pero después de eso se hizo perceptible un hundimiento gradual de su vitalidad. Estuvo activo en la enseñanza hasta enero de 1597. La experiencia más triste en sus viejos tiempos fue la conversión del rey Enrique IV al catolicismo, a pesar de sus más serias exhortaciones (1593). En 1596, los jesuitas de Alemania, Francia, Inglaterra e Italia difundieron un informe falso de que Beza y la Iglesia de Ginebra habían regresado al seno de Roma, y Beza respondió en una sátira que mostraba que todavía poseía su antiguo fuego de Pensamiento y vigor de la expresión. Murió en Ginebra. No fue enterrado, como Calvino, en el cementerio general, Plain-Palais (porque los Savoyards habían amenazado con secuestrar su cuerpo en Roma), sino en dirección a los magistrados, en el monasterio de St. Pierre.

Nuevo testamento en griego de Beza
No menos importancia son las contribuciones de Beza a la erudición bíblica. En 1565 publicó una edición del Nuevo Testamento griego, acompañada en columnas paralelas por el texto de la Vulgata y una traducción propia (ya publicada desde 1556). Se agregaron anotaciones, también publicadas anteriormente, pero ahora las enriqueció y amplió enormemente. En la preparación de esta edición del texto griego, pero mucho más en la preparación de la segunda edición que publicó en 1582, Beza pudo haber recurrido a la ayuda de dos manuscritos muy valiosos. Uno se conoce como el Codex Bezae o Cantabrigensis, y más tarde fue presentado por Beza a la Universidad de Cambridge, donde permanece en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge; el segundo es el Codex Claromontanus, que Beza había encontrado en Clermont-Ferrand (ahora en la Bibliothèque Nationale de France en París). Sin embargo, no fue a estas fuentes que Beza estaba principalmente endeudado, sino más bien a la edición anterior del eminente Robert Estienne (1550), basada en gran medida en una de las ediciones posteriores de Erasmo. Las labores de Beza en esta dirección fueron sumamente útiles para quienes vinieron después. Lo mismo puede afirmarse con la misma verdad de su versión latina y de las copiosas notas con las que se acompañó. Se dice que el primero ha sido publicado más de cien veces. Aunque algunos sostienen que el punto de vista de Beza sobre la doctrina de la predestinación ejerció una influencia excesivamente dominante sobre su interpretación de las Escrituras, no hay duda de que agregó mucho a una comprensión clara del Nuevo Testamento.

Obras teológicas
Pero todos estos estudios humanísticos e históricos son superados por sus producciones teológicas (contenidas en Tractationes theologicae). En estos Beza aparece como el alumno perfecto o el alter ego de Juan Calvino. Su visión de la vida es determinista y la base de su pensamiento religioso es el reconocimiento de la predestinación como un efecto de la voluntad absoluta, eterna e inmutable de Dios, de modo que incluso la caída de la raza humana lo manifiesta. Lo esencial del plan divino del mundo de Beza, en forma tabular, aclara a fondo los puntos de vista religiosos que emanaba un modo de pensamiento supralapsario fundamental. Esto lo añadió a su altamente instructivo tratado "Summa totius Christianismi".

"De vera excommunicatione and Christiano presbyterio" de Beza (1590), escrita como respuesta a "Explicatio gravissimae quaestionis utrum excommunicatio de Thomas Erastus", contribuyó con una importante defensa del derecho de las autoridades eclesiásticas (y no a las autoridades civiles) a excomulgar.

Obras
  • Poemata Varia, sin año, versos ligeros inspirados en Ovidio y Catulo y dirigidos a la juventud que sus detractores le reprocharon muy a menudo haber compuesto; confesó que él era el primero en lamentarlo.
  • 1550: Abraham sacrifiant, tragedia de tema bíblico.
  • 1574: Du droit des Magistrats sur leurs sujets, escrito monarcómano en el cual justifica el derecho de los hugonotes a resistir a la tiranía.
  • 1580: Histoire ecclésiastique des Églises Réformées de France, en la que se propone la idea de ley fundamental.
  • 1581: Chrestiennes Meditations, donde se medita sobre los salmos penitenciales. Están escritas en forma de paráfrasis, género literario muy desarrollado en el siglo XVI