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Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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domingo, 28 de agosto de 2016

Los Rollos del Mar Muerto III

Ruinas de Qumrán

¿Quiénes eran estos Esenios?
Los esenios eran un movimiento judío, establecido probablemente desde mediados del siglo II a. C., tras la revuelta macabea y cuya existencia hasta el siglo I está documentada por distintas fuentes.
Los Esenios eran una comunidad espiritual de Palestina que se origino en el 300 a. C. Los Rollos de Escrituras encontrados en el Mar Muerto ofrecen testimonio de sus creencias. Las narraciones de los historiadores contemporáneos informaban sobre unas comunidades que observaban unas reglas particulares. Unas comunidades que tenían unas creencias especiales, con conceptos morales distintos y que interpretaban de manera singular las palabras de las antiguas escrituras.  Algunas de las descripciones surgieron por interpretaciones erróneas y por las envidias que provocaban esas gentes ya que, debido a sus facultades especiales estaban capacitados para sanar y tenían poderes mediúmnicos. De ello se puede deducir que las enseñanzas de Jesús y las de los cristianos originales nada tenían que ver con las enseñanzas habituales.

Sus antecedentes inmediatos podrían estar en el movimiento hasideo, de la época de la dominación seléucida (197 a 142 a. C.). Su nombre en hebreo asaim (עשים), esto es "hacedores", ya que ellos decían: "Si laTorah lo dice, lo hacemos", del verbo hacer=laasot (לעשות), y del plural en masculino= im (ים), griego era «εσσηνοι» (essenoi), «εσσαιοι» (essaioi) u «οσσαιοι» (ossaioi).

Sobre el origen de la palabra «esenio» se han tejido varias hipótesis: 
puede provenir del vocablo griego «ὅσιος» (ossios: ‘santo’, ossa: ‘santos’), o ser una referencia al griego hasidei (‘piadosos’), en arameo hesé. Escritos árabes se refieren a ellos como magaritas (‘de las cuevas’).

Aquel nombre de esenios que se habían dado, procedía de la palabra siriaca: Asaya, médicos; en griego, terapeutas; porque su único ministerio, para el público, era el de curar las enfermedades físicas y morales. "Estudiaban con gran cuidado, dice Josefo, ciertos escritos de medicina que trataban de las virtudes ocultas de las plantas y de los minerales" (Referencia: Edouard Schuré. Los grandes iniciados. pag. 318)

Referencias
Durante mucho tiempo fueron conocidos solo por las referencias de autores antiguos, tales como Plinio el Viejo, Flavio Josefo, Filón de Alejandria, Dión Crisóstomo, Hipólito de Ostia y Epifanio de Constanciaaunque para algunos estudiosos, los esenios eran un grupo de ascetas que vivían aislados en comunidades separadas. Probablemente la mayoría de los varios miles de miembros del credo vivían en pueblos y ciudades y una importante comunidad esenia vivía en Jerusalén, en cuyas murallas se encontraba la «puerta de los esenios», que ha sido encontrada ya por los arqueólogos.

Uno de los grupos más estudiados en los últimos años ha sido el de los esenios. Tenemos amplia información acerca de cómo vivían y cuáles eran sus creencias a través de Flavio Josefo, y sobre todo de los documentos en papiro y pergamino encontrados en Qumrán, donde parece que se instalaron algunos de ellos.

Tras la revuelta macabea (166-159 a. C.), que habían apoyado pero cuyos resultados finales no compartieron, se retiraron al desierto para «preparar el camino del Señor», bajo el mando de un nuevo líder, el Maestro de Justicia.

Si esos rollos componían la biblioteca de Qumrán, ¿quiénes residían allí?. El profesor Eleazar Sukenik, que obtuvo tres rollos para la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1947, fue el primero en proponer que habían pertenecido a una comunidad de esenios.

Este grupo era una secta judía de la que hablaron escritores del siglo I a. C., como Josefo, Filón de Alejandría y Plinio el Viejo. El origen exacto de aquel movimiento es motivo de especulación, pero parece que surgió durante el conflictivo período que siguió a la revuelta de los Macabeos, en el siglo II a. C., Josefo se refirió a la existencia de la secta durante esa época cuando detalló las diferencias entre sus creencias religiosas y las de los fariseos y saduceos. Plinio ubicó la comunidad de los esenios cerca del mar Muerto, entre Jericó y En-guedí.

El profesor James VanderKam, especialista en los Rollos del mar Muerto, indica que “los esenios que vivían en Qumrán eran tan solo una pequeña parte del movimiento”, el cual, según Josefo, ascendía a unas cuatro mil personas. Aunque no encaja perfectamente con todos los detalles, la imagen que proyectan los textos de Qumrán parece aproximarse más a los esenios que a cualquier otro grupo judío de la época.

Hay quienes han afirmado que el cristianismo tuvo su origen en Qumrán. Sin embargo, al comparar las creencias religiosas de la secta de Qumrán y las de los cristianos primitivos se ven muchas y llamativas diferencias. Los escritos de Qumrán revelan reglas del sábado muy estrictas y una preocupación casi obsesiva por la pureza ceremonial (Mateo 15:1-20; Lucas 6:1-11). Lo mismo puede decirse de la vida de los esenios al margen de la sociedad, su creencia en el destino y la inmortalidad del alma, la importancia que daban al celibato y las ideas místicas sobre la adoración junto con los ángeles. Todo ello pone de manifiesto que este grupo estaba en total desacuerdo con las enseñanzas de Jesús y las de los cristianos primitivos (Mateo 5:14-16; Juan 11:23, 24; Colosenses 2:18; 1 Timoteo 4:1-3).

Existe muchos mitos y desinformación sobre la comunidad de los Esenios y su papel en la vida y en la formación de Jesús. Eran una comunidad como otras en el variado panorama de las escuelas político-filosóficas en el judaísmo antiguo, pero no una secta de tipo esotérico. Nos ayuda a aclarar este tema el profesor Simone Paganini, que además de participar en el Festival Bíblico de Vicenza, recientemente ha publicado un libro con este tema, “Qumran, las ruinas de la luna”, de los Dehonianos.

Paganini es profesor de hebreo, arameo, exégesis del Antiguo y del Nuevo Testamento y judaísmo antiguo en la universidad local , el profesor Paganini nos habla de una realidad más concreta y, por tanto, más interesante.

 Nosotros conocemos a los esenios por las referencias mencionadas y sobre todo gracias a la historiografía de Giuseppe Flavio o Flavio Josefo, que se ocupa de restituir una imagen del judaísmo a caballo entre el siglo I a. C. y el siglos I d. C.. Él divide la sociedad judía en tres grandes escuelas filosófico-culturales: Los Fariseos, los Saduceos y los Esenios. Flavio Josefo los describe como judíos creyentes que viven en comunidad, dedicados al estudio de las Escrituras, pero también de la medicina y de otras ciencias, algunos casados, otros no y por tanto no la definiremos como una “comunidad monástica”. Lo más interesante es la exclusividad de la fuente, solo Flavio Josefo nos habla de ellos, pero no los Evangelios, al menos no con esa definición.

¿Cómo entran, entonces, en el debate científico?
A partir de 1946 se encuentran en 22 grutas del desierto judío muy cerca del antiguo asentamiento de Qumran, los llamados “manuscritos del Mar Muerto”. En algunas de estas obras se describe una comunidad con características similares a las enunciadas por Josefo con respecto a los Esenios. La comunidad científica de los años ’50 y ’60 comenzó a pensar que podía existir una correlación entre el grupo descrito en los manuscritos –identificado enseguida, pero seguramente de forma equivocada, con los habitantes de Qumran- y el grupo descrito por Flavio Josefo. Hoy, gracias a la profundización de la investigación, se tiene una visión más completa y diferenciada que pone en discusión esta teoría que parecía ser un dato probado.

¿Es decir?
Sintéticamente podemos afirmar que en Qumran no vivían solo los Esenios por tres motivos:

-Los manuscritos no hablan solo de un único grupo, el corpus literario es muy variado para ser producto de una sola corriente de pensamiento.
-Los documentos encontrados no fueron escritos en Qumran. El lugar fue habitado durante 120 años, por un grupo muy pequeño, que no puede, materialmente, haber escrito 1500 documentos. Es más probable que este haya sido el resto de una biblioteca más grande llevada allí para defenderla de la invasión romana. Recordemos que la destrucción del Templo en Jerusalén es del 70 d. C., compatible con el periodo en el que se produjo el asentamiento.

-Finalmente, la investigación nos dice que probablemente Qumran no era otra cosa que una gran “industria agrícola” en la que se producían objetos de cerámica ritualmente pura. En todo caso el en interior del asentamiento no se ha encontrado ni siquiera un fragmento de pergamino escrito.

¿Por qué se habían retirado al desierto, imitando al profeta Isaías?
Una característica específica de los esenios consistía en el rechazo del culto que se hacía en el templo de Jerusalén, ya que era realizado por un sacerdocio que se había envilecido desde la época asmonea. En consecuencia, los esenios optaron por segregarse de esas prácticas comunes con la idea de conservar y restaurar la santidad del pueblo en un ámbito más reducido, el de su propia comunidad.

La retirada de muchos de ellos a zonas desérticas tiene como objeto excluir la contaminación que podría derivarse del contacto con otras personas. La renuncia a mantener relaciones económicas o a aceptar regalos no deriva de un ideal de pobreza, sino que es un modo de evitar contaminación con el mundo exterior para salvaguardar la pureza ritual. Consumada su ruptura con el templo y el culto oficial, la comunidad esenia se entiende a sí misma como un templo inmaterial que reemplaza transitoriamente al Templo de Jerusalén mientras que en él se siga realizando un culto que consideran indigno.

Según se desprende de otro texto encontrado en Qumrán, (la Regla de la Guerra), se llamaban a sí mismos Los Hijos de la Luz, se habían retirado para purificarse, y esperaban volver a Jerusalén “al final de los tiempos”, después de haber vencido a Los Hijos de las Tinieblas.

Los Miembros de la Comunidad
Si alguien deseaba ser miembro de la comunidad (yahad) debía ser instruido, aceptado y luego pasar dos años de prueba para ingresar definitivamente. A los que hacían el juramento y entraban en la comunidad se les exigía una vida entera de estudio de la Ley, humildad y disciplina. No volvían a jurar, pues estaban obligados a decir siempre la verdad. Sus bienes pasaban a ser parte de toda la comunidad y, al igual que los frutos del trabajo personal, se distribuían según las necesidades de cada uno, dejando una parte para auxiliar a pobres, viudas, huérfanos, mujeres solteras de edad, desempleados, forasteros y esclavos fugitivos que, sin ser integrantes de la comunidad, requirieran ayuda. Se imponía también la observancia de un estricto código de disciplina, cuya base era la corrección fraterna mutua. Por lo general, las mujeres no eran aceptadas dentro de la comunidad, y los hombres practicaban el celibato toda su vida, aunque según Josefo, una parte de los esenios sí permitían el matrimonio y entre las normas de Qumrán se reconoce claramente la opción de casarse, pero se exige monogamia estricta para todas las personas, incluso los reyes. Administraban la interpretación última de la Ley que había sido revelada a su fundador, a quien se hace referencia en sus escritos como el Maestro de Justicia. Este personaje, del que se especula más gracias a los manuscritos del mar Muerto, actuó hacia el 150 a. C. y se habría opuesto al sumo sacerdote
Jonatán Macabeo, hermano de Judas Macabeo, al considerar que había abandonado la fidelidad a Dios.

Sus seguidores marcharon a Qumrán, sitio que los integrantes de la comunidad llamaron Damasco.
La arqueología muestra que la ocupación de Qumrán fue intensa del 103 al 76 a. C., durante los reinados de Aristóbulo I Alejandro Janeo, quienes persiguieron cruelmente a sus opositores.

El esenismo no se limitó a Qumrán. Se sabe que en el siglo I en Jerusalén había un barrio esenio. Muchos esenios ―unos 4000, según Flavio Josefo―, vivían en las ciudades, de una forma particular, pacifista, en comunidad de bienes, manifestando su doctrina.
Según este autor, parte de los esenios no se casaban, pero otros por el contrario sí lo hacían. Entre estos últimos estaban los de Qumrán, que debían contraer matrimonio a la edad de 20 años.
La comunidad de Qumrán se autosostenía con los trabajos agrícolas. En las ruinas es notable el número de depósitos de agua. Estos eran imprescindibles para las necesidades físicas de la comunidad en medio del desierto, pero también desempeñaban una parte importante de su ritual, que incluía numerosos lavados. Algunos han supuesto que, como los terapeutas egipcios, dentro de sus leyes y deberes los esenios eran vegetarianos, pero no hay absolutamente nada que indique tal cosa en los rollos de Qumrán. Se ha especulado con que Jesús de Nazaret y Juan el Bautista tenían relación con ellos o incluso pertenecían al credo:

Parece que Juan el Bautista y tal vez también Jesús y su familia fueron cercanos a esta comunidad. En cualquier caso, en los manuscritos de Qumrán hay múltiples puntos de contacto con el mensaje cristiano. No puede descartarse que Juan el Bautista viviera un tiempo en esta comunidad y haya recibido en ella, en parte, su formación religiosa.

Entre ellos se ha querido ver el germen del cristianismo y Ernest Renán llegó a escribir que «el cristianismo fue en gran medida el esenismo triunfante». Quienes niegan la relación entre Jesús y los esenios citan una referencia en el evangelio de Juan 10:22-23, donde habla que Jesús asistió a la Fiesta de la Dedicación (o Jánuca), de la cual se cree que los esenios no participaban, por considerar dicha fiesta ilegal, ya que no era ordenada por la Tanaj. Sin embargo, Jesús estaba en Jerusalén desde dos meses antes, cuando había ido a la Fiesta de las Tiendas (Juan 7:2-10). Respecto a si Jesús perteneció a la congregación de los esenios o compartió sus puntos de vista, se sabe por los evangelios sinópticos que es posible que Jesús haya celebrado la Pésaj (Pascua Judía) en la fecha indicada en el calendario seguido en Qunram, ya que los mismos indican claramente que la última cena fue una celebración de Pascua (Mateo 26:17-19, Marcos 14:12-16, Lucas 22:7-15) y además que la unción de Betania ocurrió dos días antes de la fiesta de los panes sin levadura y la Pascua (Marcos 14:1-9), mientras que el evangelio de Juan indica que la unción de Betania fue seis días antes de la Pascua (Juan 12:1) y Jesús murió el día anterior a la Pascua oficial (Juan 16:31). La Biblia, sin embargo, no menciona el término «esenio»; tampoco se ha encontrado una fuente histórica en hebreo o arameo que designe a alguna comunidad o credo con el nombre griego de «esenios», y los rollos de Qumrán usan designaciones como «comunidad de los santos», «congregación de los pobres» y «asamblea de los numerosos».

¿Eran esenios quienes residían en Qumrán?
Si esos rollos componían la biblioteca de Qumrán, ¿quiénes residían allí? El profesor Eleazar Sukenik, que obtuvo tres rollos para la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1947, fue el primero en proponer que habían pertenecido a una comunidad de esenios.

Este grupo era una secta judía de la que hablaron escritores del siglo I a. C., como Josefo, Filón de Alejandría y Plinio el Viejo. El origen exacto de aquel movimiento es motivo de especulación, pero parece que surgió durante el conflictivo período que siguió a la revuelta de los Macabeos, en el siglo II a. C., Josefo se refirió a la existencia de la secta durante esa época cuando detalló las diferencias entre sus creencias religiosas y las de los fariseos y saduceos. Plinio ubicó la comunidad de los esenios cerca del mar Muerto, entre Jericó y En-guedí.

El profesor James VanderKam, especialista en los Rollos del mar Muerto, indica que “los esenios que vivían en Qumrán eran tan solo una pequeña parte del movimiento”, el cual, según Josefo, ascendía a unas cuatro mil personas. Aunque no encaja perfectamente con todos los detalles, la imagen que proyectan los textos de Qumrán parece aproximarse más a los esenios que a cualquier otro grupo judío de la época.

Hay quienes han afirmado que el cristianismo tuvo su origen en Qumrán. Sin embargo, al comparar las creencias religiosas de la secta de Qumrán y las de los cristianos primitivos se ven muchas y llamativas diferencias. Los escritos de Qumrán revelan reglas del sábado muy estrictas y una preocupación casi obsesiva por la pureza ceremonial (Mateo 15:1-20; Lucas 6:1-11). Lo mismo puede decirse de la vida de los esenios al margen de la sociedad, su creencia en el destino y la inmortalidad del alma, la importancia que daban al celibato y las ideas místicas sobre la adoración junto con los ángeles. Todo ello pone de manifiesto que este grupo estaba en total desacuerdo con las enseñanzas de Jesús y las de los cristianos primitivos (Mateo 5:14-16; Juan 11:23, 24; Colosenses 2:18; 1 Timoteo 4:1-3).

Controversias
En el siglo XIX, los esenios fueron popularizados por los escritos del espiritista Allán Kardec (1804-1869) y la teósofa Madame Blavatsky (1831-1891).

Estudios divulgados entre 1995 y 2009, particularmente los relacionados con el profesor Norman Golb (de la Universidad de Chicago) y la Dra. Rachel Elior (de la Universidad Hebrea de Jerusalén), sugieren que los manuscritos del Mar Muerto (o rollos de Qumrán) no fueron escritos por los esenios, sino por sacerdotes saduceos expulsados del templo de Jerusalén. Para Elior, los saduceos, un credo descendiente del sumo sacerdote Sadoc que ungió a Salomón como rey, son los verdaderos autores de los rollos de Qumrán, los mismos que pertenecieron al Templo y se trasladaron al Mar Muerto con la intención de protegerlos. Rachel Elior también afirma que los Esenios fueron introducidos por el historiador Flavio Josefo, mientras que no existe mención alguna de los Esenios en los manuscritos del Mar Muerto; a la vez que no se encuentra testimonio histórico de los Esenios en fuentes hebreas o arameas. Considera atípico que personas que hubiesen coexistido en vida comunitaria de manera parca y frugal ―contrario a la ley de la Torá― no aparezcan mencionados en fuentes hebreas o griegas. La autoría saducea de los rollos del Mar Muerto ha sido refutada por varios expertos, ya que las reglas de Qumran y el Documento de Damasco exigen explícitamente la comunidad de bienes como requisito de ingreso, lo cual era opuesto a las prácticas saduceas. Los qumranitas se designaban como «los pobres», mientras los saduceos pertenecían a la crema de la sociedad rica y aristocrática. Aunque los autores de los rollos encontrados reclaman su origen sacerdotal y por tanto un origen común con los saduceos, también denuncian que el Templo fue contaminado por la corrupción de los sacerdotes que quedaron allí, por lo cual es imposible que fueran estos últimos al huir quienes hayan preservado los rollos. Durante los años de control saduceo del Templo (del 134 al 76 a. C.), bajo los reinados de Juan Hircano, Aristóbulo I Alejandro Janneo, los autores de los rollos fueron severamente perseguidos; por lo tanto es claro que no eran saduceos, sino sus contradictores.

La angelología, así como la insistencia de los diversos rollos en seguir el calendario solar del Libro de los jubileos y del Primer Libro de Henoc, excluyen también la posibilidad de una autoría saducea.

Según The Interpreter’s Dictionary of the Bible, los esenios eran aún más exclusivos que los fariseos y «a veces podían ser más farisaicos que estos mismos». Sin embargo, mientras los fariseos, para salvar una propiedad, permitían que en sábado se sacara de un pozo a una res accidentada («vosotros» Mateo 12:11), pero se oponían a curar a las personas en sábado, los esenios en cambio se oponían a rescatar una vaca de un pozo el sábado, pero a la vez si se trataba del accidente de una persona un sábado, exigían quitarse las ropas y rescatar con ellas a quien fuera que hubiera caído al agua, inmediatamente, el mismo sábado. (Documento de Damasco XI:12-15). 

¿Estaba Jesús entre los Esenios?
Hoy día son numerosas las escuelas esotéricas y muchísimos seguidores de la Nueva Era que sostienen que Jesús fue esenio, pero tras el descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto, ¿puede seguirse afirmando eso? ¿Acaso existen pruebas de que Jesucristo era esenio o tales pruebas son sólo hipótesis sin base?. Aunque el trasfondo religioso o teológico, y apocalíptico, de los esenios es el mismo del pueblo judío y el de Jesùs, hay notables diferencias entre el pensamiento de Jesucristo, sus ordenanzas rituales y las doctrinas y las prácticas esenias. Las diferencias encontradas son tantas y tan esenciales que se ha concluido entre los eruditos del tema que Jesús no fue miembro de la Comunidad de Qumran ni de ninguna otra rama del esenismo del siglo I. El problema ahora lo tendrán las escuelas rosacruces, teosóficas y otras, que por más de 140 años han afirmado que Jesús sí fue esenio. Autores famosos como Eduardo Shuré con Los Grandes Iniciados, han quedado descalificados por los descubrimientos de los manuscritos de Qumran. Pero como los errores tardan en morir, se observa que muchos seguirán repitiendo como papagayos la monserga de que Jesús sí era un maestro esenio aunque los documentos digan lo contrario.

¿Por qué estos manuscritos son importantes? ¿Cuál es su relación con los Evangelios?
Simone Paganini nos dice: Los manuscritos son importantes porque nos ayudan a entender a la sociedad judía en el periodo inmediatamente precedente a la descripción de los Evangelios. Jesús interpreta la Ley como un “Rabí” de su tiempo, o al menos en línea con algunas de las escuelas de pensamiento. Su interpretación es ciertamente innovadora y radical, como por ejemplo, sobre el matrimonio, cuando ablole la practica del repudio, pero la actividad de interprete no es nueva, losEvangelios son, también, documentos históricos que nos permiten reconstruir no sólo las biografías, sino también la sociedad de la época. Todos los escritos del Mar Muerto son antecedentes a la escritura del Evangelio, hay algunas semejanzas pero son mucho más importantes las diferencias. Las semejanzas están relacionadas con bases teológicas similares, así como las referencias escriturales.

Las diferencias son mucho más profundas: los Esenios de Flavio Josefo eran un grupo cerrado de solo judíos. Mientras que la comunidad “de Jesús” era abierta: abierta a los no judíos y a toda una categoría considerada impura por el judaísmo (pescadores, prostitutas, leprosos). Los Esenios estaban cerrados para conservar la pureza y la salvación, la comunidad que está al lado de Jesús es abierta, incluso para Pablo la circuncisión no era esencial para la salvación. Por tanto los años de “vacío”, que van desde que Jesús adolescente está en el Tempo y el inicio de la predicación pública,

¿No los pasó en una comunidad esenia?
Jesús tuvo contacto con los fariseos y los saduceos, pero los Evangelios no hablan de Esenios. La vida de Jesús se desarrolla en Galilea, los Esenios tenían su centro principal en Jerusalén. En la cultura literaria antigua si no se dice una cosa es porque no se la considera esencial. El “vacío” de sucesos se atribuye a la no esencialidad de ese periodo, no hay ningún ocultamiento esotérico, los contactos formativos no fueron fundamentales. Es necesario deshacer esta especie de “mito”. Los Evangelistas no querían esconder nada y no presentan una doctrina esotérica.

¿Y Juan Bautista?
Juan Bautista vivía en el desierto. De él tenemos testimonios bíblicos y extra bíblicos y esto es muy importante porque también de él tenemos la certeza de su existencia histórica. Es una figura carismática que lleva a una innovación: el perdón de los pecados individuales con el bautismo. Todavía hoy esto no existe en el judaísmo ortodoxo. En el judaísmo está la ceremonia del Yom Kippur que es un momento de expiación colectiva, del pueblo en su conjunto. En el judaísmo existía el lavado ritual con el que se quitaba la impuridad ritual. También los Esenios hacían esto, con gran frecuencia, pero no se trata de un rito comparable al del Bautista. Los Esenios vivían en condiciones de pureza ritual muy estricta. Juan, sin embargo, no estaba interesado en la observancia de estos preceptos. Sobre todo porque sale de la Tierra Prometida, superando el Jordán sale de la autoridad de Jerusalén, una cosa inconcebible para la interpretación esénica: no hay salvación lejos de la Tierra de Abraham. Ya sea Jesús que el Bautista viven su ser  judíos de una forma distinta a los demás, lo quieren reformar, quieren destacar elementos que habían sido olvidados o poco considerados, pero no lo quieren superar o abolir.

¿Vivían cristianos juntos con esenios y luego se separaron?
El hecho es que Pablo escribió que fue al Desierto y volvió a Damasco, completando tres años.

Gálatas 1:17-18
17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. 18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; 

Tiempo de iniciación y prueba de los Esenios, tanto según Flavio Josefo como según los Manuscritos del Mar Muerto (1QS VI 14-23): el primer año como tiempo de iniciación e instrucción para la afiliación provisional y luego dos años de prueba.

Los Esenios de Damasco, como la oposición galilea y los Celotas de Masada, enfatizaron su disidencia celebrando las fiestas religiosas con un calendario diferente al oficial: el antiguo hebreo, de origen cananeo o amonita (Morgenstern 1955), dispuesto en El Libro de los JubileosEl Libro de Enoc, 4Q 327 y el "Rollo del Templo" (una serie de disposiciones para las fiestas y sacrificios).

Así, Jesús celebró su última cena en Pésaj según el calendario de Damasco (Jaubert 1957; ver: Mateo 26:17-20; Marcos 14:12-17; Lucas 22:7-14). Era un martes por la noche según nuestro punto de vista o el inicio del miércoles según el punto de vista judío y no un jueves como dice la tradición. Luego, Jesús murió el día (miércoles o tal vez un jueves) en cuya noche se celebraba la cena de la Pascua oficialista (Juan 18:28, 39; Juan 19:31) según el calendario lunar (de origen babilónico-griego), rechazado por la Comunidad de Qumrân y por los Rollos.

Jesús habría sido así el Cordero sacrificado para la Pascua oficial, pero él celebró la Pascua según el calendario Esenio, que además es el mismo que siguen la mayoría de los libros del Tanaj, por ejemplo Ezequiel (no así Ester que no ha sido encontrado en Qumrán).

Como demostró Jaubert (1953), el calendario Esenio era el observado por los redactores sacerdotales de las Crónicas y por el Pentateuco y, se usó en Judea durante toda la época de la hegemonía Persa y según Barthélemy (1955), hasta que comenzó la época Helénica. Las disputas por el calendario no estaban aisladas de las cuestiones más candentes de la época, sino que simbolizaban el debate sobre el seguimiento a la voluntad de Dios en la vida social y política. Así, el Libro de los Jubileos no se limita a proclamar un calendario, sino que abiertamente ataca a la monarquía y dice (11:2) que la corrupción de los descendientes de Noé se hizo evidente porque propiciaron el dominio de un hombre sobre los otros, establecieron la monarquía e hicieron la guerra de una nación contra otra. Gira en torno al Jubileo, institución socioeconómica que expresa el amor mutuo que Dios quiere entre el pueblo y afirma (23:21) que quienes son movidos por la riqueza y la avaricia no invocan a Dios con justicia y verdad (ver Juan 4:23 y 4Q176). El descubrimiento y estudio de obras antes desconocidas que eran propiedad de la comunidad de Qumrán en las proximidades del mar Muerto, han puesto en evidencia que el Documento de Damasco provino de esa comunidad y que debiera ser clasificado con la literatura de Qumrán. Entre los Rollos del Mar Muerto aparecen fragmentos de este Documento, a los cuales se ha llamado Fragmentos sadoquitas.

El Maestro de Justicia
En los manuscritos de los esenios se mencionaba la figura de un jefe carismático llamado el Maestro de Justicia, quien había recibido la revelación de los Textos Sagrados y, de forma escatológica, conduciría a esta comunidad a la victoria “al final de los tiempos”.

¿Era Jesús el Maestro de Justicia?. ¿Acaso no coincidían los 17 años que se pierden de la vida de Jesús con su estancia entre los esenios?

El célebre periodista e historiador Edmund Wilson coqueteó con esta idea en su célebre libro sobre los manuscritos de Qumrán. Pero se dejó llevar por el periodismo más que por el rigor. La respuesta de los expertos es rotunda: Jesús no convivió con los Esenios. Los textos de Qunram no mencionan a Jesús porque son anteriores a él. La comunidad (para algunos, secta) de los esenios sí vivió en tiempos de Jesús, como confirma el historiador Flavio Josefo, coetáneo de Jesucristo. Pero sus textos se escribieron antes y no tienen ninguna relación con el Nuevo Testamento.

Con frecuencia se trató de identificar a Jesús de Nazaret con el Maestro de Justicia que fundó la congregación Esenia autora de los manuscritos, pero el nombre de Jesús no se menciona allí ni una sola vez, ni siquiera mediante alusión o clave y tanto los análisis de la antigüedad de los rollos encontrados, como los estudios arqueológicos y el análisis histórico muestran que el Maestro de Justicia vivió a comienzos del siglo II a. C.

Otra cosa es la evidencia real de que algunas enseñanzas de los manuscritos son similares o antecedentes teológicos de las aparecidas posteriormente en el Evangelio de Juan y otros libros del Nuevo Testamento. Se puede afirmar entonces que los manuscritos y especialmente la corriente espiritual y el testimonio de vida de los esenios autores del Manuscritos del Mar Muerto fueron una fuente del cristianismo primitivo y prepararon en el desierto el camino de Jesús. La propia vida de Juan el Bautista en las cercanías de Qumrán, podría llegar a interpretarse como un elemento que preparó el camino para el mensaje del nazareno.

Diferencias entre Jesús y los Esenios

No tocar Muertos
Las normas levíticas que seguían rigurosamente los esenios les impedían tocar a los muertos, fueran cadáveres de animales o de personas, pues se contaminarían con esa acción, tanto en sentido material como espiritual (ver Números 19:11-22). Sin embargo, Jesús toca los cadáveres de aquellos que va a resucitar de modo habitual, sin temor a contaminarse ritual ni espiritualmente. Ver a ese respecto la resurrección de la Hija de Jairo y la resurrección del hijo de la Viuda de Naín. (Respectivamente Marcos 5:40-43 y Lucas 7:11-15).

Baños Rituales
Los esenios se bañaban religiosamente tres veces al día, para sacarse del cuerpo toda impureza ritual y espiritual que les impidiera participar de sus ritos sagrados en el comedor de la comunidad y en sus ceremonias de invocación de ángeles, a Dios y en sus ritos de iniciación, todos los días. Y si faltaban a sus obligaciones para con la hermandad y para con sus superiores eran privados de su derecho a participar de esos baños sacros de purificación, y tampoco podían usar sus túnicas blancas. Pero Jesús impuso a sus seguidores un solo baño ritual iniciático, para nacer del agua y del espíritu, una sola y definitiva ceremonia de bautismo para ser discípulo del Señor. Lo demás era cuestión de higiene de cada uno y de sus posibilidades de conseguir agua.

El Mesias esperado
Los esenios esperaban para el futuro, no a un mesías, sino a tres mesías, a saber:

-Un mesías rey y guerrero,
-Un segundo mesías profeta y
-Un tercero, el mesías sacerdote.

En cambio Jesús en el Nuevo Testamento aparece como rey, profeta y sacerdote. Las tres funciones encarnadas en su sola persona.

Además, esos mesías no eran ungidos sufrientes, sino seres triunfantes, que no expiaban personalmente el pecado con su sufrimiento. En cambio, Jesús se identificó con el Siervo sufriente descrito por el profeta Isaías 52-53. y pagó con su muerte por los pecados de los hombres.

Para los esenios el o los mesías eran hombres de carne, tocados y escogidos por el Espíritu Santo para cumplir sus funciones en el seno de la comunidad israelita, pero nunca eran seres divinos o de origen divino u hombres sobrenaturales, unificados con Dios, o encarnaciones de Dios. En cambio la persona de Jesucristo es de origen divino, un avatar al estilo hindú, una encarnación divina en forma de hombre. (Avatar: "el que desciende").

Por eso es que Jesús nos dice en el evangelio de Juan 6:51 que él es el pan vivo que descendió del cielo para la salvación del mundo. Y en otros textos del mismo evangelio de Juan, Jesús nos dice que él salió o emanó de Dios, y que a él debe volver. (Ver Evangelio de Juan 16:27-28 y Juan 17:8).

Un Solo Pueblo
A diferencia de los cristianos, los esenios excluían de la comunidad a los locos, a los endemoniados, a los cojos, a los ciegos, a los inválidos, a los niños, y a los lisiados, y el pan y el vino que compartían era sólo para los iniciados en la secta. Y, además, la predicación es sólo para los miembros de la comunidad y jamás se predicaba en público a todas las gentes.

En cambio, en el evangelio de Lucas 14:16 -24, por ejemplo, Jesús narra la parábola de la gran cena, en la que los invitados no quisieron asistir, entonces el dueño de casa dijo a su criado: ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad y trae a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y aún había lugar en la gran casa. Entonces el Señor de la casa dijo: ve por los caminos y los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.

El Sábado
Los esenios eran particularmente rigurosos respecto de las normas de respeto por el sabat, como día de reposo absoluto, no andaban mas de 200 metros, ni trabajaban, ni cocinaban en ese sagrado día. Solo oraban, alababan a Yahvè desde la puesta del sol, y leían las santas Escrituras en dicho día.
Pero en cambio Jesús era liberal respecto del sábado, respetando su espíritu pero violaba todas las formalidades acostumbradas que seguían en aquel tiempo los judíos. Se atrevía a hacer milagros en día sábado, permitía que sus discípulos caminaran y trabajaran por comer en día sábado, y, lo peor es que agregaba una horrible blasfemia. Afirmaba que EL ERA SEÑOR DEL SÁBADO, Y QUE EL SABADO HABIA SIDO HECHO PARA EL HOMBRE Y NO EL HOMBRE PARA EL SABADO. Asì puede leerse en Mateo 12:8-14, 12:1-8, Marcos 2:27 y en Lucas 6,6-11.

El Templo
Otra cuestión, no menor, es que Jesús desarrollo casi toda su misión apostólica alrededor del Templo de Jerusalen, visitándolo con frecuencia desde niño, y al ver conductas inapropiadas en el atrio del santuario, las reprendió enérgicamente y purifico el lugar con un látigo en sus manos.

También predico muchas veces a sus puertas, y nunca pidió a sus seguidores que se apartaran de visitar el templo. En cambio, los Esenios, guiados por el Maestro de Justicia, se apartaron para siempre del santuario nacional, negándose a enviar ofrendas o a visitarlo en fechas sagradas obligatorias para todo judío piadoso. Pensaban que solo al final de los tiempos, tras la batalla final entre los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas, el templo sería purificado y restituido a sus sagradas funciones.

La actitud positiva de Jesús respecto del Templo fue seguida rigurosamente por sus discípulos, Juan y Pedro, por ejemplo, en la narración de los Hechos de los Apóstoles. Tal conducta fue seguida con rigor incluso por Pablo. Eso muestra cuan diferente es la actitud y la conducta de Jesús y los apóstoles respecto de la que seguían los esenios. Cuando el Templo fue destruido por los Romanos en el año 70 d. C. los seguidores de Jesús se hicieron independientes de esa costumbre y se esparcieron por la cuenca del Mediterráneo igual que hicieron los Judíos que huían de la catástrofe nacional y de la matanza.

Los Sacerdotes
Como corolario puede agregarse que la fraternidad esenia es una organización liderada por sacerdotes levitas, desde el principio hasta el fin. Todos sus mas altos dirigentes deben ser hijos o descendientes de Levi y de Aaron. En cambio el sacerdocio dentro de la iglesia primitiva es algo que depende del llamado de Dios y de los videntes o profetas de la comunidad, quienes llaman y nombran para esas funciones a cualquier hombre, sea o no hijo de Levi o de Aaron, el mismo Cristo no es hijo o descendiente de sacerdotes, como si lo es su primo Juan. Y a Jesús le corresponde el sacerdocio supremo, según la epístola a los Hebreos. A pesar de ser hijo de Judà, a ellos, por ser descendientes de David, les corresponde el poder político, no el sacerdocio.

Siete poderosas razones que nos indican claramente que Jesús no fue un esenio. Y si alguien, a pesar de lo dicho sigue creyendo en esa hipótesis, que escriba siete poderosas razones que demuestren con los documentos del Mar Muerto y con la Biblia en la mano que Jesús si fue un maestro esenio.

Ademas, los textos de Qumran nunca nombran a Jesús de Nazaret, ni se copian in extenso en las páginas del Nuevo Testamento. Y si se encuentran algunas frases semejantes a los contenidos de esos documentos arqueològicos es simplemente por tener un tronco cultural-religioso común con el judaísmo de la época, no por paternidad literaria o espiritual directa. Un grupo ultrafariseo y ultramosaico como los esenios tiene poca relación o ninguna, con la actitud amplia e independiente de Jesús de Nazaret, respecto de Moisès y sus reglamentos levíticos rigurosos.

En diversos lugares de los Evangelios Jesús se desmarca de Moisès, para poner énfasis en cuestiones de fondo e interiores respecto a la exterioridad de los mandamientos del profeta legislador. Sobre el divorcio, el lavado de manos, el trabajar o caminar o hacer el bien en el día sábado, los alimentos impuros, etc, Jesús es claramente contrario a Moisès y se enfoca en el Génesis, o en el sentido común, o en el sentido interior de la observancia de la ley. Les reprocha a los judíos su dureza de corazón y les destaca la importancia de no ser un reino dividido, que comete adulterio en el sus corazones, aunque si se abstienen de practicarlo en los hechos. Que se lavan las manos rigurosamente pero no se han lavado por dentro del alma.

Los Esenios odian a sus enemigos, pero Jesús insta a perdonarlos pues El Padre hace llover sobre buenos y malos y hace salir su sol sobre justos y pecadores. E insiste en que cada criatura racional es deudor frente a Dios, por sus muchos pecados de cada día, que Dios perdona y ejerce su misericordia y su providencia salvífica sobre todos los seres y no solo sobre el pueblo judío solamente.

La biblioteca de Qumran contiene un libro de astrología con predicciones de diversos tipos referidas a personas, pero Jesús jamas avala tal doctrina en sus predicas y parábolas. En los evangelios solo se menciona la astrología tangencialmente en el episodio de los reyes magos que buscan a Jesús para adorarlo porque han visto su estrella en oriente. Es tan solo un marco circunstancial y un signo material de origen divino importante para otros seres, no para el ni para su familia.

En la Biblioteca de Los Esenios no se halla ningún documento sobre medicina, excepto lo que ya traen los propios textos de la biblia sobre códigos sanitarios y alimenticios, ni sobre procedimientos de sanación oculta. Por lo tanto el Jesús taumaturgo y prolífico curador de diversas dolencias humanas no obtuvo su conocimiento entre esos monjes judíos. O los supo por revelación directa, como Mikao Usui, el creador del Reiki, o estudio en otra parte, tal vez entre los llamados Terapeutas egipcios, que tenían su sede cerca de Alejandrìa, según el testimonio de Filòn.

Profundizando un poco mas en este rubro, en un libro rosacruz de Amorc, llamado La Vida Mística de Jesús, se afirmaba que el Señor no había muerto en la cruz del patíbulo, sino que solo se había desvanecido, y que tras bajarlo de la cruz en la tarde del viernes santo los esenios se lo habían llevado a su monasterio y lo habían reanimado con medicinas tradicionales y poderes ocultos. Sin embargo esa afirmación carece de toda base, tanto desde el punto de vista fisiológico de lo que sucede en una crucifixiòn, como del rigor de la historia de los suplicios romanos, que comprobaban objetivamente de la muerte de sus ajusticiados, como por la ausencia total de conocimientos especiales de medicina, que caracterizaba a los esenios.

Otros aspectos secundarios del culto esenio que marcan diferencia con los cristianos y con Jesucristo tiene que ver con los ángeles y con el culto al sol. Los qumranianos al amanecer miran hacia el oriente y ruegan al astro rey para que aparezca, y no se orientan hacia el santuario de Jerusalen al elevar sus oraciones rituales, como es lo propio de las devociones judías tradicionales, y de la kibla musulmana, que al comienzo de las predicas de Mahoma eran hacia Jerusalen y que después se mudo hacia la mekka.

Justamente los cristianos primitivos se orientaban para orar mirando hacia Jerusalen, lo mismo que queda registrado en el libro del Apocalipsis de Juan 2-3, en que se menciona las siete ciudades de Asia, de ese magno libro, si uno las sitúa en el mapa de Turquia de Hoy o de la Anatolia de esa época, observamos que las ciudades dibujan una línea que apunta hacia Jerusalen, no hacia la salida del sol. El mismo fenómeno se observa en las catedrales medievales europeas construidas por los masones, todas tienen el altar mayor apuntando hacia Jerusalen. Sòlo los Brahmanes y los Parsis tienen un ritual semejante de orientación al sol para hacer algunas de sus devociones. Eso marca una notable diferencia entre Cristianos y esenios.

Respecto de los los ángeles, Jesús les menciona, pero no autoriza un culto especial de invocación a ellos y a sus nombres, como lo hacen los esenios. Diferencias que, añadidas a las que ya hemos anotado nos fuerzan a concluir que ni Jesús ni los discípulos de Cristo se dejaron influir por el pensamiento y las doctrinas esenias. De lo dicho solo nos queda reafirmar que quienes sigan aseverando la pertenencia de Jesús a la secta esenia lo hacen de un modo irracional y romántico, en contra de toda la evidencia recogida por los especialistas en la materia.

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lunes, 15 de agosto de 2016

La Biblia XIII: Libros Poéticos I


El Diablo cubre de Pústulas a Job por William Blake (1820)

El Libro de Job
Job (hebreo אִיּוֹב, Iyov) es un libro bíblico del Antiguo Testamento. En la Biblia (Reina-Valera) se encuentra después del Libro de Ester y antes del Libro de los Salmos, en la Nácar-Colunga figura como el primero de los Libros Sapienciales, ubicado entre II Macabeos y el libro de los Salmos; mientras que en el Tanaj hebreo, aparece entre los Proverbios y Cantar de los Cantares.

Lugar en la Biblia
En la Biblia hebrea se le encuentra en dos lugares. Sea entre el Libro de los Salmos y el de Proverbios sea tras este último dentro del mismo grupo de tres. En las versiones cristianas del Antiguo Testamento también se dan variantes: las versiones siríacas lo ponen entre el Pentateuco y el libro de Josué (indicando con ello su supuesto carácter histórico) y la Vulgata al inicio de los libros llamados “didácticos”.

Autor y datación
Su autor es desconocido, aunque la tradición lo atribuye a Moisés, el cual posiblemente conociera a Job durante su huida del Bajo Egipto. Si este fuera el caso, Job era un habitante de la península arábiga, situada al este del imperio. Aunque algunos de estos especialistas datan el libro entre el año 500 a. C. y el año 250 a. C., su cita en antiguos manuscritos judíos descartan tal opción.

Popularmente se considera que este fue escrito alrededor del año 3500  a. C.. Dada la perfección formal del escrito se piensa normalmente en la época de oro de la literatura judía, es decir, entre los siglos X y VIII a. C.). Charles Pfeiffer, tomando en cuenta los arameísmos presentes en el texto lo data con posterioridad, es decir, hacia el final de la monarquía judía. Por otro lado, la problemática tratada habla de una datación incluso posterior, por lo menos tras las deportaciones y en tiempos del profeta Malaquías: entre el 538 y el 330 a. C..

El autor es anónimo pero de gran finura religiosa y conocimientos. El apéndice que añade la traducción de los LXX afirma que Job vive en Uz, entre los confines de Idumea y Arabia. Aun cuando la temática del libro es unitaria, hay diversos indicios de una composición más compleja, como por ejemplo, la variación en el uso de los nombres divinos (Yahveh, Saddai, Eloah, Elohím). Sin embargo, se mantiene a lo largo de la obra el uso coherente (por ejemplo, Job solo usa una vez el nombre “Yahveh” en el prólogo y en una expresión corriente). Al parecer las arengas de Elihú resultan ser añadidos debido a su forma de razonamiento y a que el discurso anterior y posterior ni siquiera lo toman en cuenta.

¿El Autor Moisés?
Desde tiempos antiguos el libro fue y es tenido en alta estima, puesto que el sufrimiento y los chascos inexplicables han sido y son siempre la suerte del hombre, y el ejemplo de Job le ha servido de esperanza, solaz y ánimo en la desgracia. La dramática forma dialogada y las imágenes gráficas del libro son fascinantes, aun en las traducciones. Como pieza literaria fácilmente merece un lugar entre los grandes clásicos de todos los tiempos. Una antigua tradición judía, no unánime, atribuye el libro a Moisés, aunque los eruditos modernos han sugerido a Eliú, a Salomón y a Esdras como posibles autores. Para asignar la autoría del libro a Moisés, se sugieren las siguientes razones.

-Moisés peregrinó en Madián (Éxodo 2:15), que tal vez se hallaba cerca de la tierra de Uz; ésta parece haber estado en la tierra de Edom o cerca de ella (Lamentaciones 4:21). Así, durante su peregrinaje por Madián, Moisés se habría familiarizado con Job, con sus descendientes o con quienes lo conocieron personalmente.
-Siendo versado en "toda la sabiduría de los egipcios" y "poderoso en sus palabras y obras" (Hechos 7:22), Moisés indudablemente poseía la capacidad literaria para escribir esta obra maestra de la poesía. En años recientes han aparecido textos en escritura alfabética semítica del mismo período de Moisés en la región por donde éste anduvo, destruyendo la posición crítica de que la escritura no era conocida en sus tiempos. El fuerte sabor árabe que satura la narración de Job, unida a las alusiones a la vida y costumbres egipcias que resaltan en el libro, señalan a un autor que estuvo personalmente al corriente de ambas culturas.
-El concepto de Dios como Creador, reflejado en los capitulos 38-41, armoniza con la narración del Génesis escrita por Moisés.
-Además, ciertas palabras que se encuentran en el libro de Job aparecen también en el Pentateuco, pero muy raramente en otros libros del Antiguo Testamento. Una ilustración notable es Shaddai , "el Todopoderoso", que aparece 31 veces en Job y 6 veces en Génesis, y sólo 8 veces en todo el resto del Antiguo Testamento. Palabras que aparecen en Job el Pentateuco, pero en ninguna otra parte son: {âjû, "pradera"; tenû'âh, "oposición", "asombro"; nêts, un ave inmunda, pâlîl, "juez"; yârat, "arrojar". Véase Antiguo Testamento.

Los argumentos contra la autoría mosaica de Job, sobre la base de diferencias de estilo al compararlo con otros escritos de Moisés, no pueden ser tomados en serio en vista de la gran diferencia de contenido. El argumento de que Job se parece a la así llamada "literatura sapiencial" de un período posterior de ningún modo impide que pudiera existir ese tipo de escritos en épocas muy anteriores. Los datos históricos en el libro, aunque muy escasos, implican claramente que Job fue una persona real, a cuya experiencia se ha añadido un informe inspirado del trasfondo sobrenatural de la tragedia que le ocurrió.

Temática
Es evidentemente el sufrimiento del inocente Job. Ya desde la más remota Antigüedad los pensadores se han enredado en el espinoso problema del hombre bueno que sufre y del malo feliz. Incluso Platón se preocupó del asunto y le dio una formulación precisa, aunque sin encontrarle una solución que no chocara contra la filosofía y la moral. Varios mitos griegos se refieren a temas parecidos: Prometeo es culpable, pero la enormidad de su castigo lo rebela; Edipo Rey sufre el castigo de los dioses por un pecado que él no era consciente de estar cometiendo; Hércules no ha pecado, pero los puños de los dioses terminan por aplastarlo. Es este, precisamente, el tema que trata el libro de Job: el protagonista es un hombre religioso, bueno y justo, a quien Dios permite que Satanás someta a numerosas y espantosas pruebas. Mientras Job sufre bajo las acechanzas del Mal, tres buenos amigos intentan consolarlo, tratando de convencerlo de que si sufre es por culpa de sus propios pecados. Job se enoja y se defiende, pues él sabe que eso es un infundio y rechaza ese argumento con energía. Cuando aparece un cuarto amigo que explica que el sufrimiento templa al alma y al espíritu, Job continúa quejándose. Por último, Yahvéh en persona se hace presente, reprende a Job por no haber aceptado Su voluntad y por sus quejas, y devuelve al protagonista a su antigua felicidad.

Género literario y estilo
Para algunos creyentes, el libro de Job es real y verdadero así como los demás libros de la biblia; para otros, el libro es considerado poético.

Estructura
Consta de un inicio y un final bastante breves en prosa. El grueso del libro (es decir, del capítulo 3 al 42) es un poema. El poema a su vez se divide en los tres discursos de los amigos de Job (Elifaz, Bildad y Zofar) con sus correspondientes réplicas. Sigue luego otro discurso, esta vez de Elihú y los dos de Yahveh.

El libro de Job consta de cinco secciones bien diferenciadas:

Un prólogo en prosa (capítulos 1 y 2)
Una serie de discursos dramáticos que tienen lugar entre Job y tres de sus amigos, Elifaz, Bildad y Zofar (capitulos 3-31)
Un diálogo entre Job y Elihú, un cuarto amigo (capítulos 32-37)
Discursos de Dios "desde el seno de la tempestad" (capitulos 38-41)
Un breve epílogo en prosa (capitulos 42).

El problema de la retribución en el libro de Job
Las argumentaciones de Elifaz tienen los siguientes pasos: el inocente no puede morir, el pecado es siempre castigado, Dios ve faltas en todos (incluido Job). El castigo que Job recibe es por tanto, correctivo. Las de Bildad hablan de la diversa suerte que espera al justo y al inicuo. Y las de Zofar van por el mismo lado de las faltas que son castigadas incluso si son inconscientes (cf. Job 11, 5-12).
Job se defiende afirmando continuamente su inocencia. Sin embargo, llega a afirmar una cierta arbitrariedad que dirigiría la actuación de Dios y a la que no hay manera de oponerse. Elihú por su parte afirma que Dios prueba a los justos con sufrimientos para educarlos y forzar en ellos el clamor confiado en Dios salvador. La respuesta de Yahveh da a entender que no entra en el debate precisamente por su trascendencia. Se sabe que hay una respuesta pero Dios no la ha revelado todavía y muestra ante todo la sabiduría de su creación como prueba de que ninguna arbitrariedad hay en su actuar sino un designio misterioso que en su momento se dará a conocer.

Problemas filosóficos y teológicos planteados
Desde el punto de vista de la mentalidad judía, el problema que ofrece el libro de Job es complicadísimo. Para el judío, todo el Bien y todo el Mal proviene de Dios, porque Él ha creado todo. Dios, al mismo tiempo, es completamente justo y observa una moralidad completa. ¿Cómo es posible que someta a Job a la aparente injusticia que se narra en el libro?. Correspondió, entonces, estudiar la forma en que Dios opera Su justicia. La respuesta de los libros bíblicos es que:

-Dios ejerce la justicia en el mundo real, y
-Dios ejerce la justicia en forma colectiva.

En tiempos antiguos, los hebreos no creían en una vida de ultratumba, y por lo tanto tampoco en premios o castigos después de la muerte. Estos conceptos se presentan por primera vez en Macabeos y en el Libro de Sabiduría. Si bien los fallecidos gozan en el Sheol de una especie de "semivida", en el Infierno de los antiguos judíos no se discriminaba a los buenos de los malos. Dios, por lo tanto, manifiesta su justicia en este mundo. Por otra parte, la convicción de que la deidad ejerce la justicia sobre toda la comunidad deriva naturalmente de la estructura social de clanes que dominaba la vida de los judíos primitivos. También reside aquí la fuerte solidaridad que aglutina a los judíos (sufren juntos las penas y disfrutan juntos la bonanza). Todos los libros sagrados obedecen a esta filosofía, que es muy visible en el Deuteronomio, en Josué, en Jueces, Samuel y en 1 Reyes.

Recién en Ezequiel aparece entre los israelitas el concepto de responsabilidades, premios y castigos individuales. El problema, pues, se convierte en insoluble desde el punto de vista de Job. No está sufriendo por los pecados de los antepasados (una forma primitiva de pecado original) ni por los de sus amigos y vecinos. El diálogo con sus consoladores tiende a ignorar incluso la intervención demoníaca en sus penas. El teólogo judío antiguo trató de justificar los inexplicables sufrimientos de Job a través de algún pecado ya olvidado o de faltas ocultas y nunca relatadas en el libro. Desde un punto de vista más moderno, se retorna a la acción maléfica del Diablo y al concepto del libre albedrío, condición necesaria para que se consume la alianza de Dios con Su pueblo. Si el Demonio no existiese, el Hombre no podría elegir entre el Bien y el Mal (que Job elige parcialmente al increpar a Dios por su dolor). Por estas y otras complejidades, Job ha sido llamado "el libro más difícil del Antiguo Testamento".

Obras parecidas a Job
El tema de Job (el justo que sufre injustamente) fue muy frecuentado posteriormente en la época asiria, babilónica y persa. Las culturas babilónicas, por ejemplo, cuentan la historia de un rey el cual perdió todas sus posesiones y se enfermó. Rogando piadosamente al dios Marduk, el soberano consiguió que se le restituyeran el trono y la salud. Como se ve, este episodio es muy parecido al de Job. El Asiriólogo Samuel Noah Kramer en su libro History Begins at Sumer: Thirty-Nine "Firsts" in Recorded History. (1956), hace una traducción de un texto sumerio en donde demuestra un gran paralelismo con la historia bíblica de Job. El Profesor Kramer apunta que la versión hebrea tiene influencia y deriva, de alguna manera, de la versión predecesora Sumeria. Véase también: Ludlul bel nemeqi

Relaciones con otros libros
Este libro está claramente relacionado con Proverbios y el Eclesiastés. Al leer primero Proverbios y después a Job, se ve que el primero transmite enseñanzas basadas en la pura observación empírica, mientras que el segundo contiene una grave reflexión que desconfía de las soluciones fáciles o de las verdades evidentes. El Eclesiastés es incluso más escéptico. El dolor y el sufrimiento como instrumentos de redención reaparecen en el Libro de Daniel (Daniel 12:1-3) y en Sabiduría 2:5.
La verdadera enseñanza del libro de Job es que se debe mantener la fe incluso en los momentos más penosos y en las circunstancias más injustas, porque eso es lo que Dios espera de nosotros. El autor bíblico no pudo profundizar más en la solución del problema porque no disponía de las teorías de premios y castigos en otra vida, que sólo llegarían más adelante. Por otra parte, el Nuevo Testamento también responde a las angustiosas quejas de Job con dos versículos de San Pablo: Rm. 8:18 y Col. 1:24. En uno se afirma que los sufrimientos, por grandes que sean, palidecerán ante la gloria de la vida eterna y el otro dice que las penas del Hombre no son nada en comparación con los dolores que sufrió Cristo. Además, pueden destacarse las "versiones" realizada por Goethe en su Fausto y la novela Diario de Job de Fernando Savater (1983).

Job
Job (hebreo: איּוב : ı̂yôb; árabe: أيوب, Ayyub) es la principal figura del Libro de Job en la Biblia, donde Job es sometido a una opresiva prueba establecida por un ángel caído, con autorización de Dios, mas ante las dificultades logra demostrar su fidelidad al Creador.

Job es considerado un profeta en las religiones abrahámicas: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. En los textos bíblicos, su historia es narrada en el Libro de Job, tanto en el Tanaj como en el Antiguo Testamento cristiano. En el Corán1​ se hace referencia a la paciencia del profeta Job.

Job era un ganadero muy rico, con 7 hijos y 3 hijas y numerosos amigos y criados. Vivía en "la tierra de Uz", la cual es una ciudad mencionada como parte del reino de Edom.

Satán reta a Dios argumentando que el amor que Job le profesa es por causa de sus bendiciones y no porque realmente lo ame. Yahvé concede a Satán el probar la integridad de Job.

El personaje antagónico, Satán, pone a prueba la integridad de la fidelidad de Job con permiso de Dios. Dios concede esta prueba con una única restricción: que no le quite la vida a Job. A partir de ello, Satán acecha a Job y le causa múltiples desgracias, tales como enfermedades (sarna), el ataque de caldeos y sabeos a sus criados, la muerte de su ganado, la pobreza, el repudio de su mujer e incluso la muerte de sus hijos.

Terminada la prueba, Job ha probado su fidelidad a Dios y, a pesar de todo lo ocurrido, sale triunfante (Job 42), por lo que le es restituida su anterior felicidad y con más del doble de lo que tenía, excepto la vida de sus primeros hijos, aunque tiene siete hijos y tres hijas, repartiendo su cuantiosa herencia entre todos ellos.

Debido a su bondad, paciencia, fidelidad a Dios y legado, Job es un tzadiq para la tradición judía. En el contexto de la tradición católica, Job es considerado santo; la Iglesia católica lo acoge como modelo de santidad y entra en el santoral, siendo festejado el día 10 de mayo.

La Tierra de Uz
La Tierra de Uz (hebreo: עוּץ : ‛ûwts «consulta»). El nombre Uz es un lugar mencionado varias veces en el Antiguo Testamento, principalmente en el Libro de Job.

El Nombre

Es encontrado en las distintas traducciones con el nombre de Uz, Us o Hus. Aparece por primera vez en el Libro de Job 1:1, donde dice: "Hubo un varón en tierra de Uz, llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y apartado del mal." 

El apéndice que añade la traducción de los LXX afirma que Job vive en Uz, entre los confines de Idumea y Arabia. En Génesis 10:23, Uz es el hijo de Aram, descendiente directo de Sem. 

Localización
Uz es algunas veces identificado con el reino de Edom, aproximadamente entre el suroeste de Jordania y el sur de Israel. Esta idea es sostenida por un versículo del Antiguo Testamento, exactamente Lamentaciones 4:21 dice: Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz; Aun hasta ti llegará la copa; te embriagarás, y vomitarás.

Otras ubicaciones propuestas para Uz incluyen el sur Arabia, especialmente Dhofar; Bashan, entre el sur de Siria y el oeste de Jordania; el este de Petra, en Jordania; o en el suroeste de Uzbekistán.

Edom
Edom (en hebreo, אֱדוֹם‎ ʼĔḏôm(tiberiano), Edom, «Rojo»; en asirio: Udumi; en siriaco: ܐܕܘܡ, ʼedōm) o Idumea (en griego, Ἰδουμαία, Idoumaía; en latín, Idūmaea) era una región del Levante mediterráneo, ubicada al sur de Judea y del mar Muerto, y habitada tradicionalmente por el pueblo semita de los edomitas o idumeos.

La mayor parte de la información que se tiene sobre este pueblo proviene de la Biblia y la arqueología. Se originó durante el Bronce Reciente gracias al cataclismo de los Pueblos del Mar. Cuenta Estrabón que los idumeos eran nabateos segregados por disensiones. Esta información también se puede deducir de la Historia natural de Plinio el Viejo.

Etimología
El término hebreo אֱדוֹם (ʼĔḏôm) significa ‘rojo’, se aplica al color rojo de las lentejas que Jacob le dio a tomar a Esaú, su hermano a cambio de su primogenitura. La Biblia dice al respecto del nombre: cuenta que Edom era un apodo de Esaú (nombre que significa ‘peludo’), al cual además le preparó un «guiso rojo» su hermano menor Jacob a cambio de sus derechos de primogenitura. Por dicho pacto Esaú se habría trasladado a la región que pasaría a llamarse Edom, concretamente al monte Seir (que también significa ‘peludo’), para convertirse en el patriarca de todo el pueblo edomita.

Geografía
Habitualmente se localiza la tierra de Edom en las montañas al este del Uadi Arabá, en la frontera meridional de Jordania e Israel, extendiéndose hasta el norte de la península arábiga. Se trata de una región montañosa y abrupta al sureste del mar Muerto. Su primera capital fue Bozrah, aunque luego Petra (Selah en hebreo) se convertiría en la principal plaza fuerte.7​ Otras ciudades importantes fueron Asiongaber y Elat.

Historia
Mapa del reino de Edom en su periodo de máxima extensión, alrededor del 600 a. C. El área en rojo oscuro muestra la frontera aproximada de la Idumea de época clásica.

Los edomitas ya constituían algún tipo de pueblo durante los siglos XII y XI a. C., época de que se han hallado rastros de la explotación de cobre y hierro. De esta época se han encontrado asentamientos fortificados, que se comunicaban entre sí utilizando señales de fuego. La presencia asiria resultó beneficiosa para Edom tanto económica como políticamente, según sugieren las excavaciones. Al parecer, es durante esta época cuando los edomitas se organizan como reino centralizado por primera vez.

Los siglos VIII a VI a. C. son una época de apogeo y poder, momento en que el reino alcanza su mayor extensión. Tras la conquista babilonia de Judea, los edomitas se asentaron cada vez más al norte, desplazados por los nabateos al sur, que tomaron el control de buena parte del antiguo reino de Edom y establecieron su capital en Petra. Prosperaron en el sur de Canaán hasta que fueron derrotados por Judas Macabeo (163 a. C.) y Juan Hircano (ca. 125 a. C.). Este último los obligó a adoptar las costumbres y religión de los judíos. Tras las conquistas de Pompeyo se incorporaron a la provincia de Judea, que pasó a estar gobernada por la dinastía idumea de los herodianos. Según Flavio Josefo, unos 20 000 idumeos tomaron partido junto a los zelotes en la defensa de Jerusalén durante el asedio romano del año 70 d. C. Esta es una de las últimas menciones históricas a los idumeos como pueblo.

Cultura
Idioma
El idioma edomita estaba estrechamente relacionado con el hebreo bíblico, hasta el punto de considerarse una variedad dialectal. El idioma edomita se conoce solo por un pequeño corpus, mayormente formado por breves inscripciones y óstraca. Se escribía mediante una variante del alfabeto fenicio hasta el siglo VI a. C., cuando pasó a escribirse con el alfabeto arameo.

Literatura
Se ha especulado que el libro de Job, el primero de los libros sapienciales de la Biblia, se escribiera o al menos se originara en la cultura edomita. El Apóstol Pablo en ningún momento esta dando su parecer o su opinión, tal y como si lo hace en 1 Corintios 7, lo que esta escribiendo el Apóstol es un mandato, un mandamiento, ¿dado por quien?, pues por Dios mismo, por medio del Espíritu Santo, ¿porque Pablo da mandatos?, pues justamente porque el era un Apóstol, el no era un hermano nada mas, era el Apóstol, con tal autoridad, y en base a esa autoridad, es que daba mandatos de parte de Dios, ¿usted entiende eso?, si lo entiende, ya no viva de sentires o emociones, Dios no la nombro en ningún momento pastora, el hecho de que haya gente que se acerque a Dios, no es porque Dios la ungió, y usted hable con mucha elocuencia, no se confunda, si no que es porque la misma palabra tiene poder y el Espíritu Santo es el que convence al pecador al arrepentimiento ¿acaso en el mundo, no hay mujeres que hablan hermoso y son lideres, acaso por eso Dios las ungió?, claro que no, entonces, reflexione, ore y obedezca a la palabra de Dios, Dios llamo a la mujer a ser diaconisa, no líder ni ministro, en la biblia no existe machismo, ni feminismo, existe la voluntad de Dios. Que el señor la ilumine.

Sabeos
Los sabeos o sabeanos (en árabe, السبأيون} as-Saba’iyūn) fueron un antiguo pueblo que hablaba una antigua lengua sudarábiga, que vivieron en la tierra bíblica de Saba, hoy Yemen, en el suroeste de la península arábiga.

Historia
Los sabeos eran un pueblo semítico que, en fecha desconocida, entraron a Arabia septentrional desde el norte, marcharon al sur y fundaron el Reino de Saba, en territorio del actual Yemen, unos 370 kilómetros al noroeste de Adén. La civilización sabea comenzó entre los siglos XII a. C. y X a. C. y sus gobernantes son mencionados en las crónicas asirias de finales del siglo VIII a. C. y principios del siglo VII a. C..

El antiguo Reino de Saba estableció su poder a principios del primer milenio a. C. En el siglo I a. C. fue conquistada por los himiaritas, pero después de la desintegración del primer imperio himiarita de los reyes de Saba y de Dhu-Raydan, reapareció el Reino Medio Sabeo a principios del siglo II. Fue finalmente conquistada por los himiaritas a finales del siglo III. Su capital fue Ma'rib. El reino se localizaba a lo largo de la franja de desierto, llamado Sayhad por los geógrafos árabes medievales, y ahora se denomina Ramlat al-Sab`atayn.

En la Arabia meridional se establecieron varios reinos en el antiguo Yemen, con los mineanos al norte en Uadi al-Jawf, los sabeos en la franja suroccidental que se extiende desde la sierra hasta el mar, los qatabanos al este y los hadramitas el este de ellos.

Los sabeos, al igual que los otros reinos yemenitas de la misma época, estaban involucrados en el lucrativo comercio de especias, sobre todo el incienso y la mirra. Los sabeos han dejado una gran cantidad de inscripciones con el monumental alfabeto musnad (Abecedario árabe meridional) y documentos en escritura zabur, que abarcan alrededor de 1300 años de historia y que terminaron con la extinción del reino en el siglo VI.

La Visita de la Reina de Saba a Salomón que aparece en el 1 Libro de los Reyes 10:1: "Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Yahveh, vino a probarle con preguntas difíciles."

Aparecen mencionados en el Libro de Job 1:14-15: "Vino un mensajero donde Job y le dijo: Tus bueyes estaban arando y las asnas pastando cerca de ellos; de pronto, irrumpieron los sabeos y se los llevaron, y a los criados los pasaron a cuchillo."

En el Libro de Isaías 45:14: "Así dice Yahveh: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios."

En el Libro de Ezequiel 23:42: "Y se oyó en ella voz de compañía que se solazaba con ella; y con los varones de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto, y pusieron pulseras en sus manos, y bellas coronas sobre sus cabezas."

En el Libro de Joel 3:8: "y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Yahveh ha hablado."

Y también en la Res Gestae Divi Augusti, donde Augusto dice: "En Arabia, el ejército penetró hasta el territorio de los sabeos y a la ciudad de Mariba."

Sarna
La escabiosis o sarna es una enfermedad de la piel causada por el ácaro parásito Sarcoptes scabiei, llamado comúnmente arador de la sarna. Es una ectoparasitosis de distribución mundial en todas las razas. Es una afección cosmopolita, extremadamente contagiosa, que se observa en particular en las personas que viajan a menudo. Alcanza a todas las capas de la población y constituye una dermatosis muy frecuente y de fácil tratamiento.

Etiología
El causante de esta enfermedad es el "arador de la sarna" o Sarcoptes scabiei que es un ácaro de cuerpo no segmentado, ovoide, con 4 pares de patas. La hembra mide 300-450 micras y el macho 150-250 micras.

Características principales:
Huésped: el humano. Este ácaro no vive más de 2 a 4 días en el ambiente.
Contagio: la enfermedad es fácilmente transmisible por el contacto directo, o a través de fómites (prendas, ropa, sábanas, toallas).
Incubación:
Primoinfestación (personas sin exposición previa al ácaro): 5 a 15 días
Reinfestación (personas que han sido infestadas previamente): 1 a 4 días
La fecundación ocurre en la superficie de la piel. Después de la cópula el macho muere.

La hembra se introduce en el estrato córneo de la piel y va desarrollando túneles. La hembra va dejando los huevos a medida que penetra en la piel segrega toxinas que causan reacciones alérgicas,1​ depositando (2 a 3 huevos por día) en total 30 a 50 huevos y finalmente muere en el túnel a las 4 a 6 semanas. Los huevos eclosionan y las larvas emergen a la superficie de la piel, se transforman en ninfas en 3 a 8 días, y posteriormente en adultos en 12-15 días. Las formas contagiosas son la ninfa y los adultos.

Cuadro clínico
El principal síntoma es la picazón insistente, que se intensifica durante las noches y con el calor. El picor está causado por la reacción alérgica del cuerpo al parásito, que se manifiesta con pequeños granos, ampollas y pequeñas úlceras con costras. No causa fiebre, a menos que exista infección.

Las lesiones más frecuentes son las pápulas eritematosas y las costras hemáticas, estas últimas, productos del rascado, sin embargo, las lesiones más típicas y que son de gran ayuda para el diagnóstico son los surcos, líneas grisáceas y sinuosas de 1 a 15 mm de largo, que son el reflejo exterior de una galería excavada en la epidermis por la hembra con el fin de desovar, y las vesículas perladas, del grosor de una cabeza de alfiler, producidas por la secreción del parásito. Estas lesiones, que predominan en las muñecas, las caras laterales de los dedos y de las manos, los codos y las nalgas, se extienden a todo el cuerpo. Algunas localizaciones son electivas, y no necesariamente siempre presentes: en el varón, el prepucio y el glande (chancro escabioso); en la mujer, la areola (fuera de la lactancia, las lesiones bilaterales de ambas mamas hacen pensar en la sarna); en el niño y el lactante, la planta de los pies.

La escabiosis puede ir acompañada por lesiones inducidas por microbios (piodermitis, linfangitis, etc.). Por su parte, en las personas sin infecciones microbianas de este tipo, no se traduce más que por un mínimo de síntomas y no es pruriginosa. No obstante, es igualmente contagiosa.

Clasificación
Sarna mitis
Sarna nodular
Sarna noruega (en inmunodeprimidos): forma muy contagiosa, se produce una infestación masiva, miles de hembras están presentes siendo lo habitual 10 a 20 hembras.

Tratamiento
La sarna es tratada con escabicidas, que deben aplicarse por todo el cuerpo, no solo las partes infectadas, ya que no se sabe exactamente la localización del parásito, puesto que si son adultos se pueden extender por todo el cuerpo. Entre los escabicidas más usados están la permetrina, el lindano, el benzoato de bencilo, el crotamitón y el bálsamo de El Salvador (ver Myroxylon pereirae). Se debe tener especial cuidado a la hora de aplicar el tratamiento, evitando las mucosas y esparciendo el producto por todos los pliegues de la piel, los espacios interdigitales y la zona que queda entre las uñas y la piel, dado que el parásito puede usar estas zonas como reservorios. El tratamiento dura de 3 a 5 días si es realizado de manera adecuada y es necesario repetir la aplicación una semana después por otros 3 días. Algunos accidentes graves han ocurrido cuando personas se aplican Lindano de manera inadecauda. Este acaricida y pesticida sólo puede aplicarse en una dilución y posología controlada por un facultativo[cita requerida]. Esta enfermedad es muy contagiosa y por lo tanto el tratamiento lo deben hacer todas las personas que habitan en la misma casa. El ácaro puede vivir hasta treinta horas en la ropa y el cabello y por lo tanto la ropa debe desinfectarse, ya sea pasándola por agua hirviendo o bien exponiéndola al sol durante cuatro horas.

El tratamiento por vía oral se realiza con Ivermectina 0.6% a 200 μg/kg de peso, 1 gota por kg, dosis única. Se repite una segunda dosis dos semanas después si persiste. Está contraindicada en el embarazo y en la lactancia.

Sarna en animales
La sarna puede presentarse en un considerable número de especies de animales domésticos y salvajes. Los ácaros que causan estas infestaciones (acariasis) son de diferentes especies y subespecies de sarna según sea el caso.3​ Estas subespecies pueden infestar a los animales o los seres humanos que no son sus hospedadores habituales, pero este tipo de infecciones no duran mucho.3​ Los animales infectados de sarna sufren picazón severa e infecciones secundarias de la piel. A menudo pierden peso y su salud se vuelve frágil.

La forma de sarna más frecuentemente diagnosticada en animales domésticos es la sarna sarcóptica, que se encuentra en los perros. Su agente causal es el ácaro de la sarna del género Psoroptes. Las aves de corral infectadas por sarna sufren lo que se conoce como la "sarna de pierna".

Los animales domésticos que se han vuelto ferales y no tienen cuidados veterinarios son frecuentemente afectados con sarna y una serie de otras enfermedades. Se ha observado que los animales no domésticos pueden también sufrir de la sarna. Los gorilas, por ejemplo, se sabe que son susceptibles a la infección a través del contacto con los objetos utilizados por los seres humanos.

Elifaz Temanita
Uno de los tres compañeros de Job. (Job 2:11.) Era temanita, tal vez descendiente del núm. 1 y por lo tanto descendiente de Abrahán y pariente lejano de Job. Tanto él como sus descendientes alardearon de su sabiduría. (Jeremías 49:7.) Elifaz sobresale entre los tres “consoladores” como el más importante e influyente, lo que parece indicar que también era el de más edad. Habla en primer lugar en los tres turnos del debate, y sus discursos son los más largos.

El razonamiento de Elifaz en su primer discurso fue el siguiente: “¿Quién que sea inocente ha perecido jamás? ¿Y dónde jamás han sido raídos los rectos?”. Por lo tanto, la conclusión que saca es que Job debe haber cometido algún acto inicuo para recibir el castigo de Dios. (Job 4, 5.) En su segunda recriminación, Elifaz ridiculiza la sabiduría de Job: “¿Acaso una persona sabia misma responderá con conocimiento lleno de viento, o llenará su vientre del viento del este? [...] ¿Qué entiendes, que no esté también con nosotros?”. Insinúa que Job “trata de mostrarse superior” “sobre el Todopoderoso”. Concluye su segundo vilipendio de las virtudes del justo Job, tildándole de apóstata, de vivir en tiendas de soborno y de hombre lleno de engaño. (Job 15.) Por último, atormenta a Job por tercera vez, acusándole falsamente de toda clase de delito: extorsión, retener el agua y el pan de los necesitados y oprimir a las viudas y a los huérfanos. (Job 22.)

Después de la segunda diatriba de Elifaz, Job responde bien: “¡Todos ustedes son consoladores molestos! ¿Hay término para palabras llenas de viento?”. (Job 16:2, 3.) Al final de los debates, Jehová mismo se dirige a Elifaz: “Mi cólera se ha enardecido contra ti y tus dos compañeros, porque ustedes no han hablado acerca de mí lo que es verídico, como mi siervo Job”. Se le dice a Elifaz que deben ofrecer un sacrificio, y que entonces Job orará a favor de ellos. (Job 42:7-9.)

Bildad suhita
Uno de los tres compañeros de Job, llamado el suhita, descendiente de Súah, un hijo de Abrahán y Queturá. (Job 2:11; Génesis 25:2; 1 Crónicas 1:32.) Fue el segundo en hablar en los tres debates, y en líneas generales prosiguió con el mismo tema que había iniciado Elifaz. Sus discursos fueron más cortos y mordaces, aunque no hasta el grado de los pronunciados por Zofar. Fue el primero en considerar a los hijos de Job culpables de mal proceder y, por tanto, merecedores de la calamidad que les había acaecido. Con razonamiento mal orientado, planteó la siguiente ilustración: tal como el papiro y las cañas se secan y mueren cuando carecen de agua, lo mismo ocurre con “todos los que olvidan a Dios”. La afirmación en sí misma era verídica, pero resultaba totalmente equivocado aplicarla a un hombre temeroso de Dios como Job. (Job 8.) Al igual que Elifaz, Bildad relacionó equivocadamente las aflicciones de Job con las penalidades que les sobrevenían a los inicuos. Dio a entender que el pobre Job ‘no tendría posteridad ni descendencia’. (Job 18.) En su tercer y breve discurso, argumentó que el hombre es “una cresa” y “un gusano” y, por lo tanto, inmundo delante de Dios. Aquí concluyeron las palabras de “consuelo” de los tres compañeros de Job. (Job 25.) Finalmente, Bildad y sus dos compañeros recibieron instrucciones divinas de que ofrecieran un sacrificio quemado, en tanto que Job habría de orar a favor de ellos. (Job 42:7-9.)

Zofar naamatita
Uno de los tres “compañeros” de Job, concretamente el naamatita. (Job 2:11.) Zofar fue el tercero en hablar en el debate que mantuvieron con Job. Su línea de razonamiento general siguió la de Elifaz y Bildad; acusó a Job de iniquidad y le dijo que abandonase sus prácticas pecaminosas. (Job 11, 20.) Pero después de dos turnos, Zofar desistió; ya había pronunciado su denunciación y no tenía nada que añadir en el tercer turno. Al final, Jehová ordenó que él y sus compañeros ofrecieran un gran sacrificio y que Job orara a favor de ellos. (Job 42:7-9.)


Respuesta a Job
Respuesta a Job (en alemán Antwort auf Hiob) es una obra de 1952 de Carl Gustav Jung que aborda las implicaciones morales, mitológicas y psicológicas del Libro de Job. Fue publicado inicialmente como Antwort auf Hiob (Zürich, 1952) y traducido al inglés (Londres, 1954).

Contenido
Jung considera el Libro de Job un hito en el desarrollo del "drama divino", contemplándose por primera vez la crítica de Dios (Gotteskritik).

La autora Joyce Carol Oates, en su revista "Legendary Jung" (de su colección de ensayos The Profane Art), considera Respuesta a Job la obra más importante de Jung.

Continua en La Biblia XIII: Libros Poéticos II
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