Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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miércoles, 22 de octubre de 2014

La Biblia V: Cánones IV

La primera página de la versión erasmiana del Nuevo Testamento

Fragmento Muratoriano
El fragmento muratoriano, o fragmento de Muratori, también llamado canon muratoriano es la lista más antigua conocida de libros considerados canónicos del Nuevo Testamento. En la lista figuran los nombres de los libros que el autor consideraba admisibles, con algunos comentarios. Está escrito en latín. Fue descubierto por Ludovico Antonio Muratori (1672-1750) en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, y publicada por él mismo en 1740.

Aunque el manuscrito en que figura el Fragmento Muratoriano data del siglo VII, la lista se ha fechado en torno al año 170, ya que se refiere como reciente al papado de Pío I, muerto en 157 (" Pero el Pastor fue escrito por Hermas en la ciudad de Roma bastante recientemente, en nuestros propios días, cuando su hermano Pío ocupaba la silla del obispo en la iglesia de la ciudad de Roma").

Los libros canónicos mencionados en esta lista son aproximadamente los mismos que se tienen hoy por canónicos neotestamentarios, con algunas variaciones. El Fragmento acepta cuatro evangelios, dos de ellos son Lucas y Juan -falta el principio del manuscrito, donde estarían los nombres de los dos primeros-, los Hechos de los Apóstoles, y 13 epístolas de Pablo (no se menciona la Epístola a los Hebreos). Considera falsificaciones las epístolas supuestamente escritas por Pablo a los laodiceanos y a los alejandrinos. Sólo se mencionan dos epístolas de Juan, sin describirlas. Figuran también en el fragmento como canónicos los apocalipsis de Juan y Pedro, aunque este último con ciertas reservas ("el cual algunos de los nuestros no permiten que sea leído en la iglesia").

Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento (NT) es la segunda parte de la Biblia cristiana. El Nuevo Testamento narra la vida, ministerio, crucifixión y resurrección de Jesucristo, así como los eventos del cristianismo del siglo primero.

Está formado por un conjunto canónico de libros y cartas escritas después de la crucifixión de Jesús, que la tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia, aparta otros textos considerados apócrifos (griego: ἀπό ‘lejos’, κρυφος ‘oculto’; latín: apócryphus). Se le designa como Nuevo Testamento desde Tertuliano en la Iglesia cristiana. Al contrario con el Tanaj hebreo, llamado por los cristianos Antiguo Testamento, los judíos (a excepción de los llamados judíos mesiánicos), no tienen el Nuevo Testamento en común con los cristianos.

Las versiones más antiguas de los textos del Nuevo Testamento, que se conservan, están escritas en el griego denominado koiné (κοινή), la lengua franca en el Mediterráneo Oriental en época romana. La mayoría de los especialistas cree que este fue el idioma en que originalmente se redactaron, aunque algunos libros puedan haberse escrito primero en idioma hebreo o arameo, la lengua semita hablada por Jesús y su entorno.​ Aún hoy existen textos manuscritos fechados como desde el siglo V (cercanos a los más antiguos manuscritos griegos completos) en arameo como la Peshita siríaca, la Harclense y la Curetoniana, pero la mayoría de los estudiosos los consideran traducciones del griego.

Etimología
El uso del término «testamento» proviene del vocablo hebreo berith ('alianza, pacto, convenio o disposiciones entre dos contratantes'), a través del griego diatheké, y del latín testamentum. Algunos autores presentan los nombres Antiguo y Nuevo Testamento con que se designa las dos grandes secciones en que se divide la Biblia cristiana como el resultado de un error de interpretación de la palabra diatheké, que significa: 'deseo' o 'voluntad', y también 'acuerdo’ o 'convenio'.​ Con este criterio diatheké en griego haría referencia al antiguo y al nuevo convenio de Dios con los hombres más que a las Escrituras mismas.

Según otros autores, el término «testamento» proviene de la traducción de la Vulgata y del paso del concepto hebreo al griego, y sería el resultado de una búsqueda consciente.​ Los traductores de la Septuaginta habrían querido evitar que al hablar del berith (la alianza entre Dios e Israel) se entendiera que era un pacto entre iguales. Por eso no usaron el término griego syntheké (que se traduce por 'alianza'), sino que escogieron diatheké, que se traduce por 'testamento' o 'voluntad', que es la obligación de uno solo con respecto a otro que solo recibe beneficios.​ De esta forma destacaron más la disparidad entre las partes (es decir, entre Dios y los hombres). Luego, esa es una de las acepciones de la palabra testamentum, y de la castellana «testamento» (no entendida solo como última voluntad ex mortis, como en el uso coloquial). De allí que las versiones latinas, como la de Jerónimo de Estridón, y la mayoría de las versiones de la Biblia cristiana siguen utilizando el término «testamento» en lugar de «alianza» para referirse al Antiguo Testamento (alianza del Sinaí) y al Nuevo Testamento (alianza en la sangre de Cristo).

Composición del Nuevo Testamento
La composición del Nuevo Testamento canónico se fijó poco a poco en los primeros siglos del nuevo movimiento. La lista más antigua se supone redactada hacia el año 170. La lista actual fue publicada originalmente por Atanasio de Alejandría en 370 y consagrada como canónica en el Tercer Concilio de Cartago de 397. Sin embargo, las disputas sobre la composición del canon no cesaron. Martín Lutero cuestionó la pertinencia de incluir la Epístola de Santiago, la Epístola de Judas, la Epístola a los Hebreos y el Apocalipsis de Juan o Libro de la Revelación; aunque finalmente, a diferencia de los deuterocanónicos del Antiguo Testamento, no fueron nunca rechazados. Sin embargo, la canonización de 2 Pedro, 2 Juan, 3 Juan, Santiago y Judas, así como de Hebreos y Apocalipsis, sigue siendo tema de debate. El Nuevo Testamento comprende los cuatro Evangelios canónicos, los Hechos de los Apóstoles, las epístolas de Pablo de Tarso, siete epístolas de diversa atribución y el Apocalipsis, como se puede observar en el esquema que se encuentra a continuación. Comprende, en total, 27 libros en el canon de la Iglesia Católica Romana, aceptado por la mayoría de las Iglesias de la Reforma. La Iglesia Siria solo acepta 22 libros en su canon. Libros como 1 y 2 de Clemente, el libro de la Alianza, el Octateuco y otros, han sido motivo de disputas, y se encuentran canonizados por parte de otras iglesias Católicas Ortodoxas.
OrdenLibroAbreviaturaNº Capítulos
1Evangelio de MateoMt28
2Evangelio de MarcosMc16
3Evangelio de LucasLc24
4Evangelio de JuanJn21
5Hechos de los ApóstolesHch28
6Epístola a los RomanosRom16
7Primera Epístola a los Corintios1 Cor16
8Segunda Epístola a los Corintios2 Cor13
9Epístola a los GálatasGal6
10Epístola a los EfesiosEf6
11Epístola a los FilipensesFlp4
12Epístola a los ColosensesCol.4
13Primera Epístola a los Tesalonicenses1 Ts5
14Segunda Epístola a los Tesalonicenses2 Ts3
15Primera Epístola a Timoteo1 Tim6
16Segunda Epístola a Timoteo2 Tim4
17Epístola a TitoTit3
18Epístola a FilemónFlm1
19Epístola a los HebreosHeb13
20Epístola de SantiagoSto5
21Primera Epístola de San Pedro1 P5
22Segunda Epístola de San Pedro2 P3
23Primera Epístola de San Juan1 Jn5
24Segunda Epístola de San Juan2 Jn1
25Tercera Epístola de San Juan3 Jn1
26Epístola de San JudasJud.1
27Apocalipsis de San JuanAp22
Los manuscritos del Nuevo Testamento
Según Robert W. Funk, fundador del Jesus Seminar (‘seminario de Jesús’), existen muchas variantes en los distintos manuscritos griegos del Nuevo Testamento que han llegado hasta la actualidad; algunas son variantes menores sin trascendencia, pero también hay cambios significativos. Él asegura: Se ha estimado que hay más de 70.000 variantes significativas en los manuscritos griegos del Nuevo Testamento. Tal montaña de variaciones ha sido reducida a un número manejable por las ediciones críticas modernas que ordenan, evalúan y eligen entre la miríada de posibilidades. Las ediciones críticas del Nuevo Testamento griego utilizadas por eruditos son, de hecho, creaciones de los críticos textuales y editores. No son idénticas a ninguno de los manuscritos antiguos sobrevivientes. Son una composición de muchas versiones distintas.

Los textos maestros se clasifican según criterio en "texto mayoritario recibido" o "Receptus" y "Texto Crítico". El primero prioriza las variaciones mayoritarias y tradicionales sin importar su antigüedad, se basa en la compilación iniciada por Erasmo. El segundo prioriza las lecturas más antiguas según criterio de jerarquía temporal, basándose en los textos más antiguos encontrados, aun recientemente, como el códice Sinaítico (costumbre seguida en las obras críticas de textos clásicos seculares). La vigésima séptima edición Nestlé-Aland es el texto maestro refinado más reciente y base para las traducciones vernáculas modernas.

Cánones del Nuevo Testamento

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Notas de la tabla
  1. El crecimiento y desarrollo del canon bíblico armenio es complejo; los libros neotestamentarios extra-canónicos aparecen en listas y recensiones canónicas históricas que son distintas a esta tradición o, cuando existen en otros lugares, nunca alcanzaron el mismo estatus. Algunos de los libros no están listados en esta tabla; estos incluyen la Oración de Eutalio, el Reposo de San Juan Evangelista, la Doctrina de Addai, una lectura del Evangelio de Santiago, los segundos cánones apostólicos, las Palabras de Justo, Dionisio Areopagita, la Predicación de Pedro y un Poema de Ghazar. (Varias fuentes también mencionan adiciones indefinidas al canon armenio de los evangelios de Marcos y Juan. Estas pueden referirse a las adiciones generales—Marcos 16:9–20 y Juan 7:53–8:11—discutidas en otras partes de estas notas.) Una posible excepción a la exclusividad canónica es el Segundo Canon Apostólico, que comparte una fuente común—las Constituciones apostólicas—con ciertas partes del canon más amplio del Nuevo Testamento de la tradición ortodoxa Tewahedo. Los Hechos de Tadeo fueron incluidos en el canon bíblico de Gregorio de Tatev.​ Hay cierta incertidumbre sobre si las listas del canon armenio incluyen la Doctrina de Addai o los relacionados Hechos de Tadeo. Además, la correspondencia entre el rey Abgar V y Jesucristo, que se encuentra en varias formas, incluyendo dentro de la Doctrina de Addai y los Hechos de Tadeo, a veces aparece por separado (ver lista). La Oración de Eutalio y el Reposo de San Juan Evangelista aparecen en el apéndice de la Biblia Zohrab armenia de 1805.  Algunos de los libros mencionados anteriormente, aunque se encuentran en listas canónicas, no han sido descubiertos como parte de ningún manuscrito bíblico armenio.
  2.  Aunque ampliamente considerado no canónico, el Evangelio de Santiago obtuvo una aceptación litúrgica temprana en algunas iglesias orientales y sigue siendo una fuente importante para muchas de las tradiciones del cristianismo relacionadas con María, la madre de Jesús.
  3. El Diatessaron, la armonía de los evangelios de Taciano, se convirtió en un texto estándar en algunas iglesias de habla siríaca hasta el siglo V, cuando dio paso a los cuatro evangelios separados encontrados en la Peshitta.
  4. Partes de estos cuatro libros no se encuentran en las fuentes antiguas más fiables; en algunos casos, se cree que son adiciones posteriores y, por lo tanto, no han aparecido históricamente en todas las tradiciones bíblicas. Son las siguientes: Marcos 16:9–20, Juan 7:53–8:11, el Comma Johanneum, y partes de la versión occidental de Hechos. En diversos grados, se han hecho ocasionalmente argumentos a favor de la autenticidad de estos pasajes, especialmente del del Evangelio de Juan.
  5. Skeireins, un comentario sobre el Evangelio de Juan en lengua gótica, fue incluido en la Biblia de Ulfilas. Hoy en día solo existe en fragmentos.
  6. Los Hechos de Pablo y Tecla y la Tercera Epístola a los Corintios son partes de la mayor narrativa de los Hechos de Pablo, que forma parte de un catálogo esticométrico del canon del Nuevo Testamento encontrado en el Codex Claromontanus, pero que solo ha sobrevivido en fragmentos. Parte del contenido de estas secciones individuales puede haberse desarrollado por separado.
  7.  Estas cuatro obras fueron cuestionadas o "contradichas" por Martín Lutero, y él cambió el orden de su Nuevo Testamento para reflejar esto, pero no las dejó fuera, ni lo ha hecho ningún cuerpo luterano desde entonces. Las Biblias luteranas alemanas tradicionales todavía se imprimen con el Nuevo Testamento en este orden "luterano" cambiado. La gran mayoría de los protestantes aceptan estas cuatro obras como totalmente canónicas.
  8. La Peshitta excluye 2 Juan, 3 Juan, 2 Pedro, Judas y Apocalipsis, pero ciertas Biblias de las tradiciones siríacas modernas incluyen traducciones posteriores de esos libros. Aún hoy, el leccionario oficial seguido por la Iglesia Ortodoxa Siríaca y la Iglesia Asiria de Oriente presenta lecciones solo de los veintidós libros de la Peshitta, la versión a la que se recurre para la resolución de cuestiones doctrinales.
  9. La Epístola a los Laodicenses está presente en algunas traducciones y tradiciones occidentales no católicas romanas. De especial interés es la inclusión de la epístola en la traducción al inglés de John Wycliffe, y el uso que le dieron los Cuáqueros hasta el punto de que produjeron una traducción e hicieron súplicas por su canonicidad, véase Annotations de Poole, sobre Col. 4:16. La epístola es, sin embargo, ampliamente rechazada por la gran mayoría de los protestantes.
  10. El Apocalipsis de Pedro, aunque no está listado en esta tabla, se menciona en el Fragmento Muratoriano y es parte de un catálogo esticométrico del canon del Nuevo Testamento encontrado en el Codex Claromontanus. También fue muy valorado por Clemente de Alejandría.
  11.  Otros escritos conocidos de los Padres Apostólicos no listados en esta tabla son los siguientes: las siete Epístolas de Ignacio, la Epístola de Policarpo, el Martirio de Policarpo, la Epístola a Diogneto, el fragmento de Cuadrato de Atenas, los fragmentos de Papías de Hierápolis, las Reliquias de los Ancianos preservadas en Ireneo, y el Credo de los Apóstoles.
  12. Aunque no están listadas en esta tabla, las Constituciones apostólicas fueron consideradas canónicas por algunos, incluidos Alexius Aristenus, Juan de Salisbury, y en menor medida, Grigor Tat`evatsi. Incluso se clasifican como parte del canon del Nuevo Testamento dentro del cuerpo de las propias Constituciones; además, son la fuente de una gran parte del contenido en el canon más amplio de la Tewahedo Ortodoxa.
  13. Estos cinco escritos atribuidos a los Padres Apostólicos no se consideran actualmente canónicos en ninguna tradición bíblica, aunque algunos los valoran más que otros. No obstante, su autoría temprana y su inclusión en códices bíblicos antiguos, así como su aceptación en diversos grados por diversas autoridades tempranas, requiere que sean tratados como literatura fundamental para el cristianismo en su conjunto.
  14. El Clemente etiópico y el Didascalia etiópico son distintos y no deben confundirse con otros documentos eclesiásticos conocidos en Occidente por nombres similares.
Manuscritos
Papiros
Los manuscritos completos más antiguos del Nuevo Testamento son los códices pergaminos Sinaítico y Alejandrino, pero en cuanto a papiros, de data anterior existen cerca de cien papiros fragmentados (algunos caben en la palma de una mano).

Papiro Rylands
El papiro Rylands (P52) es el más antiguo de los manuscritos que se han encontrado de los cuatro evangelios canónicos. Se descubrió en el desierto de Egipto. Se publicó en 1935. Contiene algunos versículos del capítulo 18 del evangelio de Juan (Juan 18,31-33.37-38). Según el estudio grafológico es anterior al año 150 (suele datarse hacia 125-130 d. C).

Papiro Magdalena Gr 17
Fue encontrado en una tienda de antigüedades en Luxor (Egipto) a finales del siglo XIX. Fue adquirido por un sacerdote llamado Charles Bousfield Huleatt, quien tras su muerte donó el papiro al Magdalen College de Oxford, donde pasó a denominarse Gr 17. (suele datarse de 200 d. C)

Papiros Bodmer II
Se trata de papiros descubiertos por M. Martin Bodmer. Del conjunto de cuatro papiros Bodmer (P66, P72, P73, P74) que se conservan en la Biblioteca de Cologny, en Ginebra, destaca el P66. Encontrado en Egipto y datado hacia el año 200, contiene catorce capítulos del evangelio de Juan.

Por su parte, los papiros Bodmer 14 y 15, conocidos como P75, fueron descubiertos también en Egipto en 1956 y están datados del año 175 al 225 d. C.. Contienen cerca de la mitad de los Evangelios de Lucas y de Juan, a saber:
  • Lucas 3:18-22, 33-38; 4:1-2:34-44; 5:1-10, 37-39; 6:1-4, 10-49; 7:1-32, 35-39, 41-43, 46-50; 8:1-56; 9:1-2, 4-62; 10:1-42; 11:1-54; 12:1-59; 13:1-35; 14:1-35; 15:1-32; 16:1-31; 17:1-15, 19-37; 18:1-18; 22:4-42, 45-71 (no aparecen 22:43-44); 23:1-56; 24:1-53
  • Juan 1:1-16a; 16b-51; 2:1-25; 3:1-36; 4:1-54; 5:1-3a; 5:5-47; 6:1-71; 7:1-52; 8:12-59; 9:1-41; 10:1-42; 11:1-45, 48-57; 12:3-50; 13:1-10; 14:8-31; 15:1-10.
P75 constituye el manuscrito más antiguo que mantiene unidos a dos Evangelios. Esto fue interpretado por diferentes escrituristas como una demostración de que, para las primeras comunidades cristianas, los Evangelios formaban una unidad. Pertenecieron a la Fundación Bodmer de Cologny (Ginebra). En 2007, fueron donados a la Biblioteca Apostólica Vaticana donde se conservan actualmente.​

Papiros Chester Beatty
Son tres papiros (P45, P46 y P47) escritos antes del año 250 d. C.. Contienen fragmentos de las epístolas de Pablo, del Apocalipsis y de los evangelios.
  • P45: Contiene fragmentos de los cuatro evangelios canónicos y de los Hechos de los apóstoles.
  • P46: Contiene epístolas de Pablo: Romanos 1‑2; Corintios; Efesios; Gálatas; Filipenses; Colosenses; 1‑2 Tesalonicences.
  • P47: Contiene un fragmento del libro de Apocalipsis (9:10—17:2).
Pergaminos
Códice Vaticano Data de mediados del siglo IV.
Códice Sinaítico De mediados del siglo IV.
Códice Alejandrino Del siglo V
Códice de Efrén Del siglo V.
Códice Bezae Del siglo V. Solo contiene los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles. El texto de los Hechos difiere algo de otras versiones.
Códice Freer Del siglo V. Solo contiene los Evangelios.

Siglos V a XV
La Vulgata de san Jerónimo aparece en el año 382.
Recensión de Bizancio, a principios del siglo V: Da lugar a la versión koiné.
La Peshitta siríaca se escribe en el siglo V.
La versión armenia, del siglo V.
Las copias de los monasterios.

Siglos XV-XIX
La Políglota de Alcalá, del cardenal Cisneros, se forma entre los años 1502 1522. La versión de Erasmo de Róterdam se escribe en 1516 revisando solo seis manuscritos. Estas dos versiones son fusionadas por Robert Estienne. La cuarta edición de esta publicación es la utilizada, a partir de Teodoro de Beza hasta finales del siglo XIX.

Desde el siglo XIX
Se descubre el códice sinaítico (K. Tischendorf, 1859). Los códices Sinaiticus y Vaticanus dan lugar a los textos actuales.

Tercer Concilio de Cartago
En el año 397 el papa Siricio convoca el tercer concilio de Cartago donde se impone la vulgata (traducción de la Biblia al latín vulgar realizada por Jerónimo del 382-405) y finalmente se edita el Nuevo Testamento.

Traducción al español
Por siglos la Biblia fue el libro de mayor distribución en España, habiendo disponibles copias manuscritas en latín y, por varios siglos, hasta en la lengua gótica. Diversas historias bíblicas, salterios (o salmos), glosarios, relatos morales y obras similares se convirtieron en libros de mayor venta de la época. Copistas adiestrados reprodujeron concienzudamente exquisitos manuscritos bíblicos. Aunque a 20 escribas les tomaba todo un año producir un solo manuscrito de primera clase, muchas Biblias latinas y millares de comentarios sobre la Biblia latina circulaban en España para el siglo XV. Cuando el idioma español empezó a desarrollarse, surgió interés en tener la Biblia en el lenguaje vernáculo. Para el siglo XII la Biblia se tradujo al romance o español antiguo, el lenguaje que hablaba la gente común. Posteriormente la disidencia entre valdenses, lolardos y husitas hizo que por precaución a la herejía, la Iglesia prohibiera la traducción de la Biblia en lengua romance (Concilio de Toulouse, Francia, 1229). Por los siguientes doscientos años la única Biblia católica oficial publicada en España —aparte de la Vulgata latina— fue la Políglota complutense, la primera Biblia políglota, patrocinada por el cardenal Cisneros. Sólo se imprimieron 600 ejemplares. Contenía el texto bíblico en hebreo, arameo, griego y latín.

A principios del siglo XVI Francisco de Enzinas, hijo de un rico terrateniente español, empezó a traducir el Nuevo Testamento al español mientras todavía era un joven estudiante. Luego consiguió que se imprimiera su traducción en los Países Bajos, y en 1544 trató de obtener la autorización real para distribuirla en España, la cual le fue rechazada y terminó acusado ante la inquisición. Pocos años más tarde se imprimió una edición revisada de esa traducción en Venecia, Italia, la que Julián Hernández introdujo secretamente en Sevilla, siendo prendido y posteriormente ejecutado por herejía.

Sólo posteriormente se empezó a traducir la Biblia entera a lengua vernácula castellana con la Obra de Casiodoro de Reina (Biblia del Oso 1568-1569),
por parte del protestantismo, y Felipe Scío de San Miguel (1790) Félix Torres Amat (1823) en el catolicismo.

Brit Jadashá
Brit Jadashá o Brit Hadashá es el término hebreo para el Nuevo Testamento. Etimológicamente, Brit proviene de la palabra hebrea «pacto», y Jadashá del vocablo «renovado» o «nuevo». También se le ha llamado Brit HaJadashá, siendo Ha el artículo definido «el», «la», «los» o «las» (en este caso haciendo la función de un «el»).

La diferencia entre el Nuevo Testamento cristiano y el Brit HaJadashá, es que este último incluye palabras hebreas intercaladas. Por ejemplo, en lugar de decir Jesucristo, dice Yeshúa HaMashíaj, o en vez de decir: Apóstol Pablo, dice: Shaliaj Shaúl o Rabí Shaúl. Algunos cristianos afirman que los usuarios del término Brit Jadashá pretenden hebraizar a los cristianos (o cristianizar a los judíos). A pesar de eso, el término Brit Jadashá es muy recomendado por las congregaciones judías mesiánicas. Una de las razones fundamentales de la crítica de los apologetas cristianos acerca de quienes promueven el uso del término Brit Jadashá (Pacto Renovado) en vez de Nuevo Testamento, es que no existe actualmente ningún manuscrito antiguo neotestamentario escrito en hebreo, pero si más de 5000 pergaminos neotestamentarios completos escritos en griego común o koiné. De manera que quienes afirman que el Brit Jadashá es una “traducción literal” de los manuscritos antiguos neotestamentarios hebraicos, están errando en su apreciación. Solo existen manuscritos antiguos del Tanaj (Antiguo Testamento) en hebreo y arameo. Mientras que todos los pergaminos antiguos del Nuevo Testamento están en griego koiné. Los académicos concuerdan que los idiomas de la Biblia son el hebreo y arameo para el AT, y el griego para el NT.

El término Brit Jadashá es utilizado por el Movimiento de los Nombres Santos, Nuevos Judíos, o Judaizantes. Ellos promueven descontinuar el uso de la Biblia (especialmente el Nuevo Testamento) de origen gentil o greco-romano, por ser una traducción de los manuscritos griegos (ya que consideran que los manuscritos fueron manipulados y tergiversados por escribas helenistas, destruyendo así los manuscritos riginales hebreos neotestamentarios). Debido que los nombres como Jesús, Cristo, Jesucristo, Iglesia, y Espíritu Santo (entre otros), son de origen griego, los miembros del Movimiento de los Nombres Santos consideran estos términos como «nombres profanos» Por eso, en sus versiones neotestamentarias hebraicas literales, utilizan «Yeshúa» en vez de Jesús, «Kejilá» en vez de Iglesia, «Ruaj Ja Kodesh» en vez de Espíritu Santo, etc.
 
Textus Receptus
Textus Receptus, término en latín que significa "texto recibido", es el nombre por el cual se conoce el texto griego del Nuevo Testamento editado por Erasmo de Róterdam (Desiderius Erasmus) e impreso por primera vez en 1516 y luego, corregido, en 1519, 1522, 1527 y 1533. Este texto representa a un conjunto de manuscritos en lengua griega del Nuevo Testamento, de los cuales los más antiguos datan aproximadamente del siglo X, y son la base de muchas traducciones clásicas de la Biblia, como la versión Reina-Valera en español como diferentes traducciones en otros idiomas (versiones anteriores a 1881). Buenaventura y Abrahán Elzevir, introdujeron el término 'textus receptus' como parte del prefacio a su edición del texto en 1633.1​ No debe confundirse con el Texto masorético, del Antiguo Testamento en hebreo.

Historia
Primera edición
A partir de 1512 Erasmo comenzó a trabajar para la impresión una edición latina del Nuevo Testamento, para lo cual recopiló variados manuscritos de la Vulgata y para corregir su traducción se apoyó en manuscritos griegos. En abril de 1515 acordó con el impresor Johann Froben la publicación de su traducción latina y de un texto griego que le sirviera como base. A partir de julio de 1515, usó siete manuscritos para realizar la edición griega: los Minúsculos 1eap, 1rK, 2e, 2ap, 4ap, 7p y 817.

Para cada libro del Nuevo Testamento comparó al menos tres o cuatro de los manuscritos, excepto en el Apocalipsis, que solamente estaba en uno de los manuscritos y desgraciadamente a éste le faltaba la última hoja con seis versos. Decidió retraducir este final del latín al griego, tomándolo de la variante textual libro vitae de la Vulgata, que en Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Apocalipsis 22, 19». Biblia versión Reina-Valera. en lugar de decir απο του ξυλου ("del árbol") dice απο βιβλου ("del libro"), una lectura que no se encuentra en ningún manuscrito griego. En algunos otros casos también incorporó el texto de la Vulgata Latina, como por ejemplo en Hechos 9:5-6. Esto sumado al hecho de que los manuscritos en los que se basó representan una forma tardía del texto bizantino hizo necesario un gran progreso hasta llegar al grado de restablecimiento del texto griego tal como lo exponen hoy los textos maestros más modernos [como ser el de Nestle-Aland, Merk, Bover, entre otros]. Estos últimos toman como base manuscritos mucho más tempranos, como ser el Códice Sinaitico (siglo IV) o el Códice del Vaticano 1209 (siglo IV), tomando en cuenta otros como el Papiro 46 (cuya datación es cercana al año 200 de nuestra era) o el Papiro 75 (Siglo III), entre tantos otros. La impresión comenzó el 2 de octubre de 1515 y terminó el 1 de marzo de 1516, publicada con el título de Novum Instrumentum omne. La versión en griego, la primera impresa en la historia, contenía sin embargo varios errores tipográficos.

Segunda edición
La segunda edición, corregida en 440 sitios, apareció en 1519 y utilizó también en manuscrito griego conocido como Minúsculo 3 o Codex Cosendocensis. Estaba titulada como Testamentum y contenía también la nueva traducción latina de Erasmo. López de Zúñiga reprochó a Erasmo que en su texto faltaba la parte de 1 Juan 5, ahora conocida como Coma Juanina, Erasmo respondió que no la había encontrado en ningún manuscrito griego. Erasmus prometió insertarla en ediciones futuras con la condición de que se encontrase un solo manuscrito griego con esa frase. La segunda edición fue utilizada por Lutero para su traducción de la Biblia al alemán.

Otras ediciones de Erasmo
La Tercera edición, de 1522, difería de la anterior en 118 lugares e incluyó la cláusula añadida conocida como Coma Juanina, ya que posteriormente fue encontrada en un único manuscrito de elaboración tardía del siglo XVI, la Minúscula 61, aunque Erasmo expresó sus dudas sobre su autenticidad en sus «Anotaciones».

En la Cuarta edición de 1527, Erasmo mejoró su texto usando la Políglota complutense y en el libro del Apocalipsis introdujo 90 modificaciones. En el resto del texto esta edición sólo difería de la tercera en 20 lugares. Se imprimió en tres columnas paralelas, que contenían el texto griego, la versión latina de Erasmo y la VulgataEn noviembre de 1533 Juan Ginés de Sepúlveda envió a Erasmo una descripción del antiguo manuscrito vaticano, informándole de que difería del texto que él había editado en 365 lugares a favor de la Vulgata. En otra carta que envió a Erasmo en 1534Sepúlveda le informó que los manuscritos griegos estaban alterados a partir de la Vulgata.

La Quinta edición de Erasmo fue publicada en 1535, un año antes de su muerte. Dejó de lado la Vulgata. Del resto, esta edición difería de la cuarta sólo en 4 lugares.

Ediciones posteriores
Robert Estienne, conocido como Stephanus, un impresor de París, publicó el Nuevo Testamento griego en cuatro ocasiones, en 1546, 1549, 1550 1551, la última en Ginebra. Las dos primeras están entre los textos griegos más bellos conocidos, y conocida como O mirificam. La tercera edición incluye un instrumental crítico en el que manuscritos citados se refieren al texto, marcados por símbolos (de α para ις). Usó la Polyglotta Complutense (simbolizada por α) y 15 manuscritos griegos. Entre éstos se incluyó el Códice de Beza, el Códice Regius y los Minusculos 4, 5, 6, 2817, 8 y 9. Significó el primer paso hacia la moderna crítica textual y se conoce como la Editio Regia. La edición de 1551 contiene la traducción latina de Erasmo y la Vulgatae introdujo por primera vez la división del Nuevo Testamento en versículos. La tercera edición de Estienne fue utilizada por Theodore Beza, quien la editó nueve veces entre 1565 y 1604. En el aparato crítico de su segunda edición entre los manuscritos utilizados incluyó el Codex Claromontanus y el Nuevo Testamento siríaco publicado por Emmanuel Tremellius en 1569.

Diferencias con las versiones modernas
El lector de habla hispana puede remitirse a la Biblia Paralela (publicada por Editorial Vida) para contrastar una versión [Reina Valera 1960] de las Sagradas Escrituras traducida del Textus Receptus con otra [Nueva Versión Internacional] basada en ediciones modernas del texto griego ( ver Comprendamos cómo se formó la Biblia de Neil R. Lightfoot, Editorial Mundo Hispano, págs. 208, 209, 211 y 212).

A continuación veremos algunas de las diferencias que podemos encontrar entre el Textus Receptus (con todas las características de manuscritos del siglo XIV XV -The Text of the New Testament and Introduction to the Critical Editions and to the Theory and Practice of Modern Textual Criticism de Kurt Aland Barbara Aland, Eerdmans Publishing, pág. 4-) y textos más modernos (confeccionados sobre manuscritos que llegan incluso a principios del siglo II -el Papiro 52 se data como cercano al 125 d. C.-). Para la cita del Textus Receptus lo exponemos tal como aparece en Novum Testamentum Textus Stephanici A.D. 1550. En cuanto al texto moderno que nos servirá de ejemplo es The Greek New Testament cuarta edición revisada editado por Sociedades Bíblicas Unidas.

Mateo 6:4
Textus Receptus: οπως η σου η ελεημοσυνη εν τω κρυπτω και ο πατηρ σου ο βλεπων εν τω κρυπτω αυτος αποδωσει σοι εν τω φανερω.

Reina-Valera 1960: "para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público."

The Greek New Testament (SBU): ὅπως ᾖ σου ἡ ἐλεημοσύνη ἐν τῷ κρυπτῷ· καὶ ὁ πατήρ σου ὁ βλέπων ἐν τῷ κρυπτῷ ἀποδώσει σοι.

Nueva Versión Internacional: "para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará."

1 Juan 5:7-8
Textus Receptus: οτι τρεις εισιν οι μαρτυρουντες εν τω ουρανω ο πατηρ ο λογος και το αγιον πνευμα και ουτοι οι τρεις εν εισιν και τρεις εισιν οι μαρτυρουντες εν τη γη το πνευμα και το υδωρ και το αιμα και οι τρεις εις το εν εισιν

Reina-Valera 1960: "Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan."

The Greek New Testament (SBU): ὅτι τρεῖς εἰσιν οἱ μαρτυροῦντες, τὸ πνεῦμα καὶ τὸ ὕδωρ καὶ τὸ αἷμα, καὶ οἱ τρεῖς εἰς τὸ ἕν εἰσιν.

Reina Valera Actualizada (Editorial Mundo Hispano): "Porque tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres concuerdan."

Nos damos cuenta que algunas diferencias entre el Textus Receptus y las ediciones críticas modernas son importantes. Esto ha llevado a que el Textus Receptus tenga defensores y detractores. Sus defensores lo llaman también "Majority Text" o Texto Mayoritario, Texto de la Mayoría. Esto se debe a que la mayoría de los manuscritos griegos presentan la forma bizantina del texto -recordemos que esta es la misma que la del Textus Receptus-. Esto parecería suficiente razón creer en una superioridad del Textus Receptus sobre los textos modernos. Sin embargo, este dato por sí solo no implica que el texto sea más fiel, es decir, más cercano al original, a la autógrafa. ¿Por qué decimos esto?. Bueno, toda esa gran cantidad de manuscritos podrían ser copias (directa e indirectamente) de un solo manuscrito. La gran similitud entre los manuscritos bizantinos nos debería hacer pensar en esta posibilidad. Además al momento de determinar lo confiable de un manuscrito debemos considerar cuan cercana al original es tal copia. Recordemos que las ediciones críticas modernas consideran también manuscritos varios siglos más antiguos que los que conforman el llamado Texto Mayoritario.

Vale recordar que el nombre técnico que reciben los escritos originales es Autógrafa y que es a las copias en el idioma original a las que se denomina manuscritos. La autógrafa original de los textos bíblicos no existe, pero si manuscritos de gran antigüedad, siendo los más importantes en lo que refiere a las Escrituras Hebreoarameas, a inicios del siglo XXI los Manuscritos del Mar Muerto o Escritos de Qumram (que son manuscritos del Antiguo Testamento).

Defensa del Texto Recibido
Edward Hills fue el primer crítico textual que defendió al Texto Recibido. Parte de la defensa de la superioridad del tipo textual bizantino del Nuevo Testamento, realizada a finales del siglo XIX por J. W. Burgon y Edward Miller, valora los trabajos de
ErasmoStephanus Beza y además se centra en exponer diversos argumentos doctrinales. Aunque otros expertos han defendido el Texto Recibido, algunos parten de argumentos fundamentalmente doctrinales no están reconocidos como críticos textuales (por ejemplo Theodore Letis, David Hocking) o sus obras no están en un nivel erudito (por ejemplo Terence H. Brown o D. A. Waite).

Wilbur Norman Pickering ha hecho un completo resumen de los argumentos que desde el punto de vista de la crítica textual permiten defender el Texto Recibido y el tipo de texto bizantino en que se basa. Sin embargo, la debilidad de los argumentos de Wilbur Norman Pickering han sido puestos en evidencia por el Dr. Daniel B. Wallace, profesor de griego y de Nuevo Testamento del Dallas Theological Seminary.​

Novum Instrumentum
Novum Instrumentum o también conocido como Novum Instrumentum omne es el primer Nuevo Testamento publicado en griego (1516), preparado por Erasmo de Róterdam (1469-1536) e impreso por Johann Froben (1460-1527) en Basilea. Aunque el primer Nuevo Testamento en griego que se imprimió fue la Biblia políglota complutense (1514), ésta fue la segunda en publicarse (1522). La edición de Erasmo fue la base para la mayoría de las traducciones modernas del Nuevo Testamento en los siglos XVI-XIX.

Primera edición
En 1512, Erasmo había estado en negociaciones con el impresor Badius Ascensius para que publicase en París la Vulgata de Jerónimo de Estridón y una nueva edición de los Adagia. Las negociaciones no tuvieron éxito y Erasmo no continuó sus contactos con Badius. En esa época, Erasmo no pensaba en el Nuevo Testamento griego. No es seguro cuándo decidió Erasmo preparar su edición del mismo, pero, en una visita a Basilea en agosto de 1514, se puso en contacto con Johann Froben. Muchos estudiosos creen que Froben había oído hablar de la próxima edición española de la Biblia políglota e intentaba adelantarse al proyecto de Alcalá (por ejemplo, S. P. Tregelles). Algunos, sin embargo, dudan de que ésta fuese la motivación de Froben (por ejemplo, Bruce Metzger), ya que ninguna evidencia lo sostiene. Probablemente incluyó el texto griego para probar la superioridad de su versión latina. El siguiente encuentro tuvo lugar en abril de 1515 en la Universidad de Cambridge. Como resultado, en julio del mismo año Erasmo viajó a Basilea y comenzó a trabajar. No llevó consigo ningún manuscrito griego y esperaba encontrar algunos en Basilea.

En la biblioteca de los dominicos tomó en préstamo algunos. Utilizó siete manuscritos, identificados como sigue:
ManuscritoContenidoFecha
Minúsculo 1eapEl NT entero excepto el ApocalipsisSiglo XII
Minúsculo 1rKApocalipsisSiglo XII
Minúsculo 2eEvangeliosSiglo XII
Minúsculo 2apHechos y EpístolasSiglo XII
Minúsculo 4apEpístolas de PabloSiglo XV
Minúsculo 7pEpístolas de PabloSiglo XII
Minúsculo 817EvangeliosSiglo XV

Los manuscritos 1eap 1rK se los prestó a Erasmo Johannes Reuchlin. El restó los tomó prestados de los dominicos. Es significativo el hecho de que no emplease el Codex Basilensis, que se hallaba en la Universidad de Basilea y estaba accesible para
Erasmo. Éste tuvo, pues, tres manuscritos de los Evangelios y de los Hechos de los Apóstoles; cuatro de las Epístolas paulinas, pero sólo un manuscrito del Apocalipsis. Para cada libro del Nuevo Testamento comparó tres o cuatro manuscritos excepto en el caso del último, el Apocalipsis. Desgraciadamente, el manuscrito de éste no estaba completo: le faltaba la última hoja, que contenía los últimos seis versículos del libro. En lugar de postergar la publicación con vistas a buscar otro manuscrito, decidió traducir los versículos faltantes del latín al griego, tomándolos de la Vulgata. Incluso en otras partes del libro del Apocalipsis y otros libros del Nuevo Testamento introdujo Erasmo material traducido al griego por él, tomado de la VulgataF. H. A. Scrivener hizo notar que en Apocalipsis 17:4 creó una palabra griega nueva, ακαθαρτητος (en vez de τα ακαθαρτα). No existía en griego la palabra ακαθαρτητος.​ En Apocalipsis 17:8, utilizó καιπερ εστιν («y sin embargo es...») en vez de και παρεσται (y vendrá). En Hechos 9:6, la pregunta que Pablo pregunta en el momento de su conversión en el camino de DamascoΤρέμων τε καὶ θαμβὣν εἲπεν κύριε τί μέ θέλεις ποιῆσαι («y, tembloroso y asombrado dijo: ¿Señor, qué quieres que yo haga?») se incorporó tomándola de la Vulgata.

La impresión comenzó el 2 de octubre de 1515 y se terminó en muy breve plazo, el 1 de marzo de 1516. Se hizo con grandes prisas, con errores tipográficos, y se tituló de manera inusual: Novum Instrumentum omne, diligenter ab Erasmo Rot. Recognitum et Emendatum, non solum ad Graecam veritatem verum etiam ad multorum utiusq; linguae codicum eorumq; veterum simul et emendatorum fidem, postremo ad probatissimorum autorum citationem, emendationem et interpretationem, praecipue, Origenis, Chrysostomi, Cyrilli, Vulgarij, Hieronymi, Cypriani, Ambrosij, hilaryj, Augustini, una cum annotatines, quae lectorem doceant, quid qua ratione mutatum sit.

Este título, en especial las palabras: Novum Instrumentum ... Recognitum et Emendatum, significan: Nuevo Testamento... revisado y mejorado. El título tiene que hacer referencia al texto latino de la Vulgata, no a ningún texto griego, pues en ese momento no había ninguna edición impresa del Nuevo Testamento griego en circulación. En la dedicatoria al Papa León X, Erasmo dice: Yo notaba que esa enseñanza que constituye nuestra salvación había que tenerla en una forma mucho más pura y viva si se buscaba en el manantial principal y se tomaba de las fuentes auténticas en vez de estanques y riachuelos. Y, así, he revisado todo el Nuevo Testamento (según lo llaman) contrastándolo con el modelo del original griego... He añadido anotaciones propias, con vistas a, en primer lugar, mostrar al lector los cambios que he realizado y por qué; en segundo lugar, para desenredar y explicar cualquier cosa que pueda ser complicada, ambigua u oscura.

Era una edición bilingüe; el texto en griego estaba en la columna izquierda; el latino, en la derecha; y resulta evidente que el texto griego no era el objetivo principal de esta edición, sino que lo era el texto latino de la
Vulgata.

Segunda edición
La recepción de la primera edición fue ambigua; en cuestión de tres años se realizó una segunda. En ésta se empleó el término más familiar Testamentum en lugar de Instrumentum. Por otro lado, en la segunda edición (1519) Erasmo usó también el manuscrito Minúscula 3 (todo el NT excepto el Apocalipsis; siglo XII). Se cambió el texto en unos 400 lugares, corrigiéndose la mayoría de los errores tipográficos, aunque no todos. Se añadieron algunos nuevos errores de lectura al texto. En esta edición, además, Erasmo
sustituyó el texto de la Vulgata de Jerónimo por su propia traducción, más elegante. La traducción latina obtuvo una buena recepción. Después de esta edición, Erasmo se implicó en diversas polémicas y controversias. En particular, diversas objeciones a las «Anotaciones» llegaron desde las universidades de Cambridge y de Oxford.

López de Zúñiga, conocido como Stunica, uno de los editores de la Políglota complutense de Ximenes, reprochó a Erasmo que en su texto faltaba parte de 1 Juan 5:7-8 (la Coma Juanina). Erasmo respondió que no la había encontrado en ningún manuscrito griego. Stunica contestó a su vez que los manuscritos latinos eran más fiables que los griegos. En 1520, el arzobispo de York, Edward Lee, acusó a Erasmo de promover el arrianismo.​ Erasmus prometió que insertaría la Comma Johanneum en ediciones futuras a condición de que se encontrase un solo manuscrito griego con ese pasaje. Otro ataque vino en 1521 de parte de Paulus Bombasius, el prefecto de la Biblioteca Vaticana, ya que Erasmo, en el texto griego, se alejaba de las lecturas habituales de la Vulgata. Informó a Erasmo de que en la Biblioteca Vaticana se conservaba una copia sumamente antigua de las Escrituras (el Codex Vaticanus). Envió dos extractos del manuscrito que contenían 1 Juan 4:1-3 5:7-11, pero sin incluir la Comma. La segunda edición constituyó una de las bases de la traducción al alemán de Lutero.

Tercera edición
En la tercera edición del texto griego de Erasmo, de 1522, se incluyó la Coma Juanina, ya que posteriormente se había encontrado un único manuscrito en griego del siglo XVI que la contenía (Minúscula 61), aunque Erasmo había expresado sus dudas sobre la autenticidad del pasaje en sus «Anotaciones». La tercera edición difería de la segunda en 118 lugares.

Juan Ecolampadio y Gerbelius, los subeditores de Erasmo, insistieron en que éste introdujese más lecturas del manuscrito Minúscula 1 en la tercera edición, pero, según Erasmo, el texto de este códice estaba alterado a través de los manuscritos latinos y tenía solamente un valor secundario. Esta edición la utilizó Robert Estienne en sus ediciones del Nuevo Testamento Griego de 1546 1549.

Cuarta y quinta edición
Poco después de la publicación de su tercera edición, Erasmo había visto la Políglota complutense, y empleó su texto para mejorar el suyo propio. En el libro del Apocalipsis, alteró unos noventa pasajes en la cuarta edición (1527). Exceptuando el Apocalipsis, esta edición sólo difería de la tercera en unos veinte lugares. Se imprimió en tres columnas paralelas, que contenían el texto griego, la versión latina de Erasmo y la Vulgata.

En noviembre de 1533, antes de la aparición de la quinta edición, Sepúlveda envió a Erasmo una descripción del antiguo manuscrito vaticano, informándole de que difería del texto que él había editado en 365 lugares a favor de la Vulgata.11​ En otra carta que envió a Erasmo en 1534, Sepúlveda le informó de que los manuscritos griegos estaban alterados a partir de la VulgataEn la quinta edición de Erasmo, publicada en 1535, el año antes de su muerte, se dejó de lado la Vulgata. Según Mill, esta edición difería de la cuarta sólo en cuatro lugares. Las ediciones cuarta y quinta no fueron tan importantes como la tercera en la historia del texto del Nuevo Testamento. La demanda popular de Nuevos Testamentos en griego condujo a un aluvión de ediciones autorizadas y no autorizadas a comienzos del siglo XVI, casi todas las cuales se basaban en la obra de Erasmo e incorporaban sus particulares lecturas, aunque, de modo típico, también introducían cierto número de cambios menores propios.

Impugnación
Hasta el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de Jerónimo conocida como «la Vulgata» (proveniente del latín vulgar) que incorporaba tanto el canon judío como aquellos escritos de la Septuaginta. 

Cuando reformadores protestantes impugnaron el canon católico, este canon, el de la Septuaginta y de la Vulgata fue nuevamente confirmado, por medio de una declaración dogmática, definida en la cuarta sesión del I Concilio de Trento, del 8 de abril de 1546, reconociendo más claramente la canonicidad de algunas escrituras cuestionadas por Lutero, que desde ese mismo siglo comenzaron a ser llamados
Deuterocanónicos (concepto introducido por Sixto de Siena). Las definiciones doctrinales del Concilio de Trento no fueron reconocidas ni asumidas por muchos protestantes, surgidos a partir del siglo XVI, ni por distintas denominaciones vinculadas al protestantismo surgidas a partir del siglo XIX.

Durante la Reforma protestante, algunos reformadores canónicos propusieron diferentes listas de las que se encuentra actualmente en uso en la Iglesia de Roma. Aunque no sin debate, la lista de los libros del Nuevo Testamento vendría a seguir siendo la misma, sin embargo, en el Antiguo Testamento los textos presentes en la Septuaginta cayó de favor. En el momento en que vendría a ser eliminado de la mayoría de los cánones protestantes. Martín Lutero
cuestionó la necesidad de mantener los libros
«apócrifos» junto a los del canon judío y los agrupó como un apéndice edificante al final de su traducción al alemán de la Biblia. Por lo tanto, en un contexto católico estos textos se denominan libros Deuterocanónicos, mientras que en un contexto protestante que se hace referencia como libros Apócrifos, la etiqueta se aplica a todos los textos excluidos del canon bíblico que estaban en la Septuaginta. Cabe señalar también, que tanto católicos como protestantes describen algunos otros libros, como el Libro de los hechos de Pedro, como 
apócrifos. En el siglo XVI los diferentes movimientos de la Reforma protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros; para menguar este problema se definió el principio llamado «sola escritura», que significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana.

Actualmente, los libros que no son considerados
canónicos por católicos y ortodoxos, reciben el nombre de libros apócrifos a su vez, esos mismos libros suelen ser denominados pseudoepígrafos por los protestantes, que, habitualmente, respetan también el nombre de Deuterocanónicos (literalmente, ‘del segundo canon’) para aquellos que han recibido reconocimiento canónico de católicos y ortodoxos (en general, son libros escritos originalmente en griego, incluidos en la traducción al griego de la Biblia judía conocida como la Septuaginta o de los LXX). No obstante, algunas corrientes protestantes fundamentalistas insisten en conservar el nombre de apócrifos para los libros Deuterocanónicos. Con todo, hay que señalar, que los primeros cristianos no usaban la Biblia hebrea, sino que usaban la Septuaginta o de los LXX por cuanto varios de los nuevos cristianos fueron judíos de cultura griega, como por ejemplo,
Pablo de Tarso, Esteban, y los evangelistas Lucas y
Marcos. Por lo tanto, el Antiguo Testamento
protestante de hoy tiene 39 libros, el número varía del número de los libros en el Tanaj (aunque no en contenido) a causa de un método diferente de la división. También varía el orden y el nombre de los libros, mientras que la Iglesia católica romana reconoce a 46 libros como parte del Antiguo Testamento canónico. Así pues, las versiones católicas de la Biblia constan de 73 escritos, en tanto que las más de las versiones protestantes solo contienen 66. Sin embargo, las Biblias de los anabaptistas, luteranos, anglicanos y episcopalianos, incluyen
los Deuterocanónicos, si bien bajo el rubro de «apócrifos»; ya que los consideran «lectura edificante», pero no canónica. Las versiones ortodoxas, por su parte, incluyen 76 libros en total.

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