El triunfo de la divina providencia.
Fresco del palacio Barberini. Roma.
Divina providencia
concepto religioso
La Divina Providencia (pro "antes" videncia "ver/conducir un fin") es el concepto religioso por el cual una divinidad gobierna e influye en el universo, en especial la Tierra para el socorro de la humanidad. Es el dogma del teísmo, en oposición al deísmo que cree en un dios que solo es creador.
Sus seguidores suelen utilizar el término Espíritu Santo, definido como 'realidad divina ' siendo el intermediario entre Dios y la humanidad.
La Divina providencia por lo general viene acompañada con la idea que Dios mismo se quiere dar a conocer a través de un registro histórico donde realiza sus proezas el Tanaj, la Biblia , el Corán por ejemplo.
Etimología
La palabra 'Divina' viene del latín 'divus' y significa procedente de Dios. Divus fue muy conocida en la época romana, los emperadores se veían a sí mismos como la herramienta de Deus (Dios) que hacen su voluntad en la Tierra, inclusive algunos llevaban el título Divi filius (Divino Hijo). La palabra 'Providencia' viene del latín 'providentia' posiblemente acuñada por Cicerón, esta a su vez viene de 'providens' que es el participio presente de prōvideō (antes de lo visto). El prefijo griego 'pro' (πρό) viene de próoida (πρόοιδᾰ “saber de antemano”) y en sánscrito pravindati (प्रविन्दति “anticipar, inventar”), tales como pronóstico o profeta .
En la antigüedad
Ya Platón en el décimo libro de las Leyes afirma la existencia de una idea similar a la divina providencia (Leyes X, 903 b-d): ...el que cuida el universo tiene todas las cosas ordenadas para la salvación y virtud del conjunto, de modo que también cada parte de la multiplicidad padece y hace en lo posible lo que le es conveniente. A cada una de ellas se le han establecido jefes que dirigen continuamente lo que deben sufrir y hacer hasta en el mínimo detalle y hacen cumplir la finalidad del universo hasta en el último rincón...
Aunque con ello el filósofo de Atenas, como fue propio del mundo griego precristiano, no expresa la idea de la providencia, sino del Destino: una instancia suprema impersonal, cuyo designio irrevocable pesa sobre todo lo que existe, incluidos los dioses y los hombres.
De todos modos, el paganismo en la Antigüedad clásica fue gradualmente asumiendo la idea de una providencia o cuidado que los dioses ejercerían sobre las personas; concepto ya presente en los estoicos y que culminará en las Meditaciones de Marco Aurelio. En los siglos II y III, y bajo el influjo de las doctrinas orientales, esta creencia se generaliza: las monedas del Imperio romano en esta época solían incluir el lema Providentia deorum («los dioses tienen cuidado de nosotros»). La postura opuesta la representó el epicureísmo: El filósofo de Samos sostenía que la divinidad, en caso de existir, no intervenía en los asuntos humanos.
Ya en una clave cristiana, afirma San Agustín en el libro octavo de La Ciudad de Dios la existencia de la providencia divina.
En el cristianismo
Una típica definición es la de Juan Damasceno, en Exposiciones de la Fe Ortodoxa, 2,29: "La providencia consiste en la curación ejercitada de Dios en las comparaciones de eso que existe. Representa, por otra parte, divina gracia de esa voluntad a los cuales cada cosa es recta de un justo mandamiento".
Iconografía
Los antiguos pintaban la providencia bajo la figura de una mujer venerable, ya muy entrada en edad, teniendo en una mano el cuerno de la abundancia y en la otra una vara con que marcaba un globo que representaba el mundo en el cual tenía fija su vista.
En el hinduismo
Hay ciertas ramas del hinduismo que enseñan la divina providencia a través del Trimurti (Trinidad hindú) , en ella hay un dios creador (Brahma) , un dios que gobierna y protege (Vishnu) y el dios de la destrucción (Shiva).
África
El pueblo Himba de Namibia practica una forma de panenteísmo monoteísta y adora al dios Mukuru (creador Supremo). Los antepasados fallecidos de los Himba están subordinados a él, actuando como intermediarios entre Dios y la humanidad.
El pueblo igbo practica una forma de monoteísmo llamada Odinani. El odinanismo tiene atributos monoteístas y panenteístas, teniendo un solo Dios como la fuente de todas las cosas. Aunque existe un panteón de espíritus, estos son espíritus menores que prevalecen en Odinani (ángeles).
Uso del término en literatura
El término no solo tiene uso en el campo religioso o teológico, sino también en el campo literario. De hecho en algunos autores la divina providencia actúa como un auténtico personaje que influye en los acontecimientos. Desde el punto de vista de las soluciones narrativas es posible compararla al "Deus ex machina" del teatro griego, pero generalmente el impacto que tiene sobre el desarrollo de la narración es menos específico e inmediato.
Teodicea
rama de la filosofía cuyo objetivo es la demostración racional de la existencia de Dios mediante razonamientos, así como la descripción análoga de su naturaleza y atributos
La teodicea (del griego θεός -dios- + δίκη -justicia-) es la rama de la teología natural que se centra en la cuestión del problema del mal; esto es, en buscar y proporcionar una explicación racional al hecho de que Dios permita el mal en el mundo.
Objetivo
Estudia el problema que resulta al considerar la compatibilidad entre la presencia del mal y el sufrimiento en el mundo con la existencia de Dios. Es estudiada en teología natural o filosofía de la religión.
Historia
En el período 1600 - 900 a. C. de la Antigua Babilonia, la «Teodicea babilónica» fue escrita en arcilla.
En Grecia alrededor de 271 a. C. se planteaba la «Paradoja de Epicuro»: ¿Es que Dios quiere prevenir el mal, pero no es capaz? Entonces no es omnipotente.
¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces es malévolo. ¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De dónde surge entonces el mal? ¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? Entonces, ¿por qué llamarlo Dios?
En el siglo XVIII el término «teodicea» fue utilizado por el filósofo alemán Gottfried Leibniz como título de una de sus obras, Ensayo de Teodicea. Acerca de la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, si bien Leibniz se refería con «teodicea» a cualquier investigación cuyo fin fuera explicar la existencia del mal y justificar la bondad de Dios. Leibniz, con este ensayo, no justifica la existencia de un Dios filosófico aconfesional, sino del Dios de los cristianos, con su visión del hombre, del mal y del mundo.
Hamartiología
rama de la teología cristiana que se ocupa del estudio de los pecados
La hamartiología (en griego antiguo: ἁμαρτία, Hamartia, que significa «errar al blanco» y -λογια, -Logia Iesu) o doctrina del pecado, es una rama de la teología cristiana que se ocupa del estudio de los pecados eternos o pecados imperdonables.
Suscriben la doctrina del pecado original ramas sustanciales de entendimiento hamartiological, incluyendo la Iglesia católica, la presbiteriana, la continental reformada, la reformada bautista y las iglesias pentecostales.
Origen de Hamartiología
Hamartiología se deriva de la palabra griega: hamartía, que significa “errar al blanco, pecado.” De modo que, hamartiología es la doctrina del pecado o estudio del pecado. (Cambron, 2020) En griego, el grupo de palabras relacionado con hamartía es el que lleva en sí el concepto genérico de pecado en el Nuevo Testamento. Con el significado básico de “no dar en el blanco” (como jatta’ חֲטִֽאJuces 20:16 en hebreo que significa Pecado), es un término de amplio significado, que originalmente no tuvo connotación moral alguna.
Otro término que se utiliza para identificar el pecado es ‘’adikía’’ que desde el griego se suele traducir literalmente como “injusticia”, y comprende desde una simple equivocación hasta las violaciones más notables de la ley (Horton, 1996, p. 287). El estudio del pecado abarca diferentes tipos de conceptos que son rescatados del contexto bíblico. Conceptos a los que la teología siempre busca dar respuesta a través de la Hamartiología (Horton, 1996, p 287). Se puede ver que humanidad le da suma importancia a esta área de estudio, ya que se entiende que el pecar, sea cual sea el tamaño del pecado para nosotros, lleva a una consecuencia seria y profunda, muchas veces mayor de la que se puede comprender, partiendo desde la base de que el pecado siempre traerá separación con Dios. La idea del pecado como quebrantamiento de la ley o desorden, se enfrenta en un fuerte contrasta la idea de un Dios personal que trajo orden con su palabra, a existencia un mundo ordenado y bueno. No siempre a las personas les gusta hablar de pecado y tampoco de muerte. Nadie quiere ser llamado una persona mala o malvada, pero bíblicamente se dice que es nuestra naturaleza (Erickson, 1998, p. 578). Podemos decir que en general la humanidad no utiliza este concepto, ya que es más fácil culpar al resto de la humanidad por sucesos sociales, culturales o cualquiera sea el motivo para no sentirse culpable o responsable de sus actos. El estudio del pecado se puede enfocar en variadas metodologías, una de las más importantes es la manera práctica o empírica, donde se busca tomar un grupo de personas contemporáneas o de carácter bíblicos y observar el comportamiento de éstos. (Erickson, 1998, p. 578). La segunda manera de enfocar el estudio del pecado es el método de paradigma, seleccionando un tipo de pecado y establecerlo como un modelo simple y luego ir derivando más pecados. (Erickson, 1998, p. 579). Y la tercera manera de estudiar el pecado es en base de terminología bíblica, donde la mayoría se enfoca en diversos textos de teología, buscando dar mayor concepto y su naturaleza. (Erickson, 1998, p 579).
Concepto de Pecado
Existen diversos conceptos de pecado y se basan generalmente en su causa o naturaleza, ahora bien, podemos rescatar los conceptos más conocidos que son los que abarcaremos a continuación (Erickson, 1998, p 578). Ignorancia γνοια: proviene de un verbo griego que significa “conocer” y del alpha primitiva que juntas dan la palabra ‘’agnóstico’’ que básicamente significa errar. La Biblia enfatiza que se puede pecar siendo ignorante (Erickson, 1998, p 579). Error: en la biblia tenemos varias referencias de que pecar es un error o en su forma literal significa ‘’salirse del camino’’. La frase “errar el blanco” normalmente sugiere un error más que un pecado que se escoge realizar voluntariamente. Pero en la Biblia la palabra sugiere no solo fracaso, sino una decisión de fracasar, un error voluntario y culpable. (Erickson, 1998, p 580) La palabra Pecado aparece aproximadamente seiscientas veces en el Antiguo Testamento. Significa literalmente “atravesar” o “pasar”; en casi todos los casos se utiliza en sentido literal. Sin embargo, en algunos pasajes, la palabra conlleva la idea de transgredir una orden o ir más allá de un límite establecido. En Ester 3:3 se utiliza con una orden terrenal de un rey. Sin embargo, en la mayoría de los casos paralelos, se utiliza para transgresiones a la ley moral de Dios y sus mandamientos.
Las características del pecado
El pecado en cualquiera de sus formas, términos, causas, carácter, resultado y naturaleza; es preferir nuestras propias ideas a la verdad de Dios. Términos que enfatizan el carácter del pecado: errar el blanco, irreligiosidad, transgresión, iniquidad o falta de integridad, rebelión, traición, perversión, abominación.
Términos que enfatizan las causas del pecado: Ignorancia, Error, Falta de atención Términos que enfatizan los resultados del pecado: Agitación o inquietud, Malo o malvado, Culpa, Problema etc La naturaleza esencial del pecado: Sensualidad, Egoísmo, Sustitución de Dios (Erickson, 1998, p 575)
Relación con otras doctrinas bíblicas
La Cristología (doctrina sobre Cristo), se enfrenta a la pregunta de cómo la naturaleza plenamente humana del Hijo de Dios nacido de una virgen, puede estar totalmente libre de pecado. La Soteriología (doctrina de la salvación) debe señalar no solo para qué fue salvada la humanidad, sino también de qué fue salvada. La Pneumatología (doctrina sobre el Espíritu Santo) debe tener en cuenta la convicción y la santificación a la luz de una carne pecaminosa. La Eclesiología (doctrina sobre la Iglesia) debe modelar un ministerio a una humanidad distorsionada por el pecado, tanto dentro como fuera de la Iglesia. El Escatología (estudio de los últimos tiempos) debe describir, y hasta cierto punto defender, el juicio de Dios sobre los pecadores, al mismo tiempo que proclama el final del pecado. Por último, la teología práctica debe tratar de evangelizar, aconsejar, educar, gobernar a la Iglesia, afectar a la sociedad y animar a la santidad a pesar del pecado (Horton, 1996, p. 277).
La Naturaleza de Pecado
Naturaleza de pecado: es una disposición interna inherente que nos inclina hacia los actos y pensamientos equivocados. “No somos pecadores simplemente porque pecamos; pecamos porque somos pecadores”(Erickson, 1998, p 592). Reconocer adecuadamente a Dios es primordial, ya que la idolatría en cualquiera de sus formas es la esencia del pecado que apunta a la sustitución de Dios, en algo o alguien en el lugar supremo que le corresponde, incluyendo escogerse uno mismo. Este concepto se ve apoyado por importantes textos del A.T y N. T. Los Diez mandamientos comienzan con el mandamiento de dar a Dios el lugar que le corresponde.
“No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éx.20:3) es la primera prohibición de la ley. De igual manera, Jesús afirmó que el primer y gran mandamiento es: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mr. 12:30) (ReinaValera, 1960).
El Origen del Pecado
Para brindar respuesta a estas preguntas de cómo y por qué somos pecadores, tenemos como base bíblica donde podemos extraer de la declaración de Pablo en Romanos 5:12-19. “Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron. 13 Es cierto, la gente ya pecaba aun antes de que se entregara la ley; pero no se le tomaba en cuenta como pecado, porque todavía no existía ninguna ley para violar. 14 Sin embargo, desde los tiempos de Adán hasta los de Moisés, todos murieron, incluso los que no desobedecieron un mandamiento explícito de Dios como lo hizo Adán. Ahora bien, Adán es un símbolo, una representación de Cristo, quien aún tenía que venir; 15 pero hay una gran diferencia entre el pecado de Adán y el regalo del favor inmerecido de Dios. Pues el pecado de un solo hombre, Adán, trajo muerte a muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su perdón para muchos por medio de otro hombre, Jesucristo; 16 y el resultado del regalo del favor inmerecido de Dios es muy diferente de la consecuencia del pecado de ese primer hombre. Pues el pecado de Adán llevó a la condenación, pero el regalo de Dios nos lleva a ser declarados justos a los ojos de Dios, a pesar de que somos culpables de muchos pecados. 17 Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo.18 Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos. 19 Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos.” (NTV, 2010)
El origen del pecado radica en el hecho que entró en el mundo a través de Adán por medio de la trasgresión moral de sobra la ley de Dios, al desobedecer, pudiendo escoger no hacerlo como resultado entró la muerte a través de ese pecado, y así la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron. Mediante el pecado de una persona todos nos convertimos en pecadores. Se ha sugerido que en la frase final del versículo 12 Pablo está hablando del pecado personal de todos. Todos nosotros pecamos individualmente y por lo tanto contraemos con nuestra propia acción la misma culpa personal que Adán contrajo con su acción. La frase que se podría traducir es: “de esta manera la muerte entró en todos los hombres, porque todos pecaron.” De acuerdo con el principio de que somos responsables de nuestras propias acciones, el significado sería que todos moriremos porque todos somos culpables, y todos somos culpables porque cada uno de nosotros ha pecado por sí mismo. Para resumir los puntos principales, hemos argumentado que la Biblia, en particular en los escritos de Pablo, sostiene que por el pecado de Adán todas las personas reciben una naturaleza corrupta y que también son culpables a los ojos de Dios. Porque hemos violado la ley moral de Dios. Todos estábamos presentes de forma indiferenciada en la persona de Adán dado que él actuaba como representante de la humanidad junto a Eva. Por lo tanto, no pecó únicamente Adán, sino toda la raza humana. La teoría federal indica que todos estábamos implicados, aunque no de forma personal somos responsables del pecado.
Otras posturas Teológicas del origen del pecado
EL Pelagianismo; Plagiom Monje siglo IV (360-420): Desarrolla la idea creacionista del alma y la idea del libre albedrío niega la existencia del pecado original, falta que habría afectado solo a Adán, por tanto, la humanidad nacía libre de culpa y una de las funciones del bautismo, es limpiar ese supuesto pecado, (quedaba así sin sentido). Además, defendía que la gracia no tenía ningún papel en la salvación, solo era importante obrar bien siguiendo el ejemplo de Jesús.
El Arminianismo: Jacobo Arminio Teólogo (1560 al 1609) y Pastor reformado holandés: sostiene que recibimos de Adán una naturaleza corrupta. Comenzamos la vida sin rectitud. Por lo tanto, todos los humanos somos incapaces, sin ayuda divina especial, de cumplir los mandamientos espirituales de Dios. Esta incapacidad es física e intelectual, pero no volitiva.
El Calvinismo: Juan Calvino, Teólogo, Ministro y Escritor Reformador protestante Pastor y Abogado (1509 al 1564): En términos generales, la posición calvinista sobre este tema es la de que hay una conexión definida entre el pecado de Adán y todas las personas de todos los tiempos. En cierta manera, su pecado no es simplemente el pecado de un individuo aislado, sino también nuestro pecado.
Por tanto, mientras que desde el punto de vista de Pelagio, Dios no atribuía a los humanos ni una naturaleza corrupta ni culpa, y desde el punto de vista arminiano Dios les atribuía una conducta corrupta pero no de culpabilidad (Erickson, 1998 p 646)
Los Resultados del Pecado
El pecado trae consigo efectos importantes en la relación entre el pecador y los pecadores y Dios entre las cuales están: la desaprobación de parte de Dios, la culpabilidad, la muerte (física, espiritual y eterna). Además es importante considerar que el pecado trae esclavitud, huida de la realidad, la negociación del pegado, el autoengaño, insensibilidad, el egoísmo y la inquietud. (Erickson, 1998, p 590-591) Podemos comprender que es inherente a Dios oponerse en forma rotunda al pecado y que al igual que en principio con Adán y Eva, la introducción del pecado produjo un quiebre en la relación cercana entre el hombre y Dios como consecuencia de que el Hombre escogiera estar del lado opuesto a Dios con la desobediencia provocando con esto la Ira de Dios como expresa en Romanos 1:18 ‘’Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad’’. El pecado no es solamente algo malo, si no también algo equivocado que viola los estándares que Dios quiere y que por esto merece un castigo. Trae culpa el irrumpir en la creación con actos que desaprueba el creador mismo, que nos puso como administradores sobre la creación. Algunos concluyen que al ser hechos a imagen de Dios, el pecado en el hombre corrompe esa imagen de Dios, por lo que es merecedor de castigo.
Otra consecuencia es la muerte como señala Romanos 6:23 ‘’Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro’’. Pero ¿a qué muerte se refiere? ¿Muerte física, muerte espiritual o muerte eterna?. En realidad son las tres distintas pero se relacionan entre sí. En cuanto a la muerte física algunas corrientes postulan que nuestra naturaleza en realidad fue creada para ser eterna, sin muerte física, pero que esta se introdujo luego del pecado basándose en génesis 2:17. Otros creen que nuestra naturaleza física siempre fue diseñada para perecer al igual que las demás criaturas. Siendo la muerte espiritual a la que hace referencia este versículo tras ver que Adán y Eva no murieron inmediatamente luego de pecar. El pecado era algo posible, pero luego de la introducción del pecado se convirtió en algo real.
En cuanto a la muerte espiritual, entendemos que dice relación con esta separación con Dios como consecuencia de que un Dios perfectamente santo no puede relacionarse con el pecado. Es así que el pecado se transforma en el motivo o muralla que nos aleja de Dios. La muerte eterna por otra parte, se considera como la extensión de la vida espiritual, es decir si una persona llega a su muerte física, pero vivo espiritualmente (según la explicación antes mencionada), esa condición espiritual se hace permanente para ambos resultados: vida eterna o muerte eterna. Al reunir todas las características de estos tres tipos de muerte comprendemos que se relacionan entre sí. Cristo venció la muerte física con su resurrección física, venció la muerte espiritual al no cometer pecado y al limpiar los pecados que nos separaban de Dios (el pago del pecado de la humanidad), eliminando el distanciamiento y nos aseguró que luego de la muerte física, la vida espiritual continúa eternamente junto a él cuando creemos que Jesús cumplió el propósito designado.
El pecado siempre afectará nuestra relación con Dios y otros, simplemente por ser opuesto a su santidad. Otra de las consecuencias del pecado es la esclavitud: El pecado tiende a convertirse en un hábito que trae como efecto el cometer otro pecado, como por ejemplo cuando Caín mató a Abel, luego mintió diciendo que no sabía dónde estaba y así tantos otros. Se produce junto con la esclavitud la búsqueda de huir de la realidad, pasar por alto u omitir las consecuencias, se busca huir de la conciencia del pecado para no enfrentarlo. Comúnmente el pecado viene acompañado de negación del mismo y se puede manifestar en búsqueda de evadir responsabilidades, siendo una de las forma el admitir el pecado pero responsabilizar a otro como Adán culpó a Eva por haberlo hecho comer del fruto a pesar de ambos haber sido advertido. Otras formas de negar el pecado es cambiándole el nombre a términos como enfermedad, ignorancia, entre otros.
Toda forma de justificación del pecado o culpar a otro, nos aleja del arrepentimiento genuino convirtiéndonos en negociadores comenzando a creer realmente que es lo correcto. A lo que se le llama Autoengaño, volviéndonos cada vez menos sensibles a nuestra conciencia del pecado y haciéndonos más egoístas. Pero esta pérdida de conciencia del pecado. Termina en un punto en donde el pecado ya no logra saciarnos o mantenernos tranquilos, el pecado nunca logra la paz. Y así como poco a poco vamos admitiendo nuevas formas de pecado en nuestra vida hasta que podemos convertirnos vez tras vez en personas en que el pecado pasó de ser separación entre el hombre y Dios a afectarnos en nuestra vida social. A nivel social se manifiesta como: competitividad, dificultad para identificarse con los demás, el rechazo de la autoridad y la incapacidad para amar. El efecto del egoísmo causado por el pecado trae consigo el individualismo y la pérdida de capacidad de ponernos en el lugar de la otra persona, poner nuestros intereses por sobre el bienestar común, nos volvemos vanagloriosos porque pasamos a hacer las cosas por conseguir bienestar o metas propias. Cuesta ver a los demás como superiores por lo tanto incluso se pierde el sentido de autoridad. Finalmente nuestro centro que pertenecía a Dios, el Dios de amor, fue ocupado por uno mismo, dificultando o incluso perdiendo la capacidad de amar. El pecado al poseer una extensión tan amplia que acapara cada espacio de nuestra existencia.
Solución para el Pecado
Para abordar la solución al pecado es importante considerar la visión que se tenga sobre cuál es la causa el pecado. De esta manera la solución al pecado estará dada por la eliminación o negación de esto que lo causa. Si eliminamos el gatillante, eliminamos el resultado que es en este caso el pecado. La mirada evangélica según Erickson radica en que los seres humanos somos pecadores por naturaleza y el mundo en que nos desenvolvemos nos induce a pecar. El ser humano es incapaz de escapar al pecado por sí mismo. Por lo tanto, la solución solo se produce gracias a una alteración sobrenatural que contrarresta el poder de la tentación, esto gracias a la intervención divina que permitirá una conversión personal y regeneración del ser humano que hará posible una relación con Dios y por consecuencia inherente una vida cristiana plena. (Erickson, 1998 pp 612 y 613)
Esto tiene total cumplimiento en la expiación de la humanidad a través de la muerte de Jesucristo en la cruz relatado en la Biblia. “quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte. ¡y muerte de cruz!’’ (Filipenses 2:6-8) (NVI, 2010)
“Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.’’ (1 Pedro 2:24) (NVI, 2010)
Existen varios postulados que buscan resolver la interrogante de la solución al pecado según lo que entendemos que lo origina:
1-. Idea de Tennant y la Naturaleza animal: A partir de la Teoría del origen de las especies de Charles Darwin surgió con especial fuerza la influencia en el posible origen del pecado y su posterior desarrollo gradual de conciencia moral a través del proceso de la evolución. Si consideramos que partimos la evolución siendo animales con impulsos más fuertes que hemos ido controlando a medida que evolucionamos, la causa del pecado son los instintos y el comportamiento de herencia animal dada en un período de responsabilidad moral, la solución sería la negación y control de estos impulsos y su canalización adecuada. Esto nos indicaría que la evolución de nuestra raza iría por el camino correcto.
2-. Idea de Niebuhr y la Ansiedad por la finitud: si la causa del pecado surge por la ansiedad o vértigo que produce el ser finitos y querer aspirar a más, a través de la libertad. Refiere que hay dos dimensiones en este ámbito, uno es religioso, manifestado como rebelión contra Dios y el otro es moral, manifestada en injusticia humana para con los demás. Algunos de los argumentos de esta idea es el relato de Isaías 14:12-15 que habla sobre la ambición de Lucifer que lo llevó al pecado, al igual que Adán en el relato de Génesis 3:5. Ambos como factor común el querer ir más allá. La solución en este caso sería aceptar nuestras limitaciones y poner nuestra confianza en Dios, pero esta conversión no sería totalmente genuina porque busca modificar una actitud innata del ser por nuestros propios medios.
3-. Idea del Tillich y el Alejamiento existencial: si la causa del pecado proviene de un alejamiento existencial que pareciera estar en las criaturas, la solución sería"cambiar de actitud", buscaríamos ser más conscientes de nuestra existencia y la de otros seres creados, lo que no implica necesariamente una conversión verdadera.
4-. Idea de la Teología de la liberación: si la causa del pecado está dada por la opresión y desigualdades en cuanto a posesiones y poder. Esta teoría elimina la idea del pecado como rompimiento de relación personal con Dios sino más bien, visualiza el pecado a partir de una estructura social y económica, es la negación de humanidad al otro a partir de injusticias, la solución sería eliminarlas a través de la realización de acciones políticas y económicas para cambiar este orden de la sociedad y eliminar el pecado. 5-. Idea de Elliot: si la causa del pecado es provocada por la competitividad individualista que nos enseña la sociedad, la solución está dada por la educación, para conseguir aprendizaje no competitivo del desarrollo en sociedad. (Erickson, 1998, p. 596 -610) y (Horton 1996 pág. 271)
Conclusiones
La hamartiología, o estudio del pecado, ha sido un tema presente en la mayoría de las generaciones y culturas en la humanidad, acogiendo diversos significados. Dentro del mundo cristiano se ha estudiado en profundidad no tan solo para comprender el plan creado por Dios para rescatarnos de las consecuencias del pecado, sino también para comprender su origen, significado e implicancias y poder entender nuestra responsabilidad frente a él y buscar así evitarlo. Si en algo coincidimos en el desarrollo del documento es que independiente de sus diversos significados, consecuencias y naturaleza, para nosotros significa escoger la opción diferente a la verdad de Dios o sustituirlo por nuestros deseos. Dios conoce nuestra naturaleza y es así como se preocupa de revelarse a sí mismo a través de la Biblia, y que recordemos constantemente que debemos amarlo por sobre todas las cosas. Sabiendo que significará un trabajo para nosotros. Existen diversas posturas del origen del pecado en la humanidad e independiente de la discusión de si heredamos simplemente el pecado de Adán o si somos pecadores desde nuestras propias responsabilidades, es bueno considerar que debemos buscar la santidad de todas maneras, y esto como necesidad de afinarnos con la naturaleza santa de Dios que rechaza inherentemente el pecado, evitando también las transformaciones negativas que este trae en nosotros en cadena como negación o evasión del mismo, egoísmo, mentira, entre tantos otros. Lo más maravilloso de estudiar el pecado, es recordar que el amor suficiente de Dios trae solución a algo que nos separa de él. No solo nos revela lo que agrada o no su corazón, sino que también nos entregó la solución que ninguno de nosotros pudo conseguir por sí mismo.
Espiritualidad
término filosófico y teológico
El término espiritualidad (del latín spiritus, espíritu), depende de la doctrina, escuela filosófica o ideología que la trate, así como del contexto en que se utilice.
En un sentido amplio, significa la condición espiritual. Hay autores que lo consideran una dimensión más de la persona, como la dimensión biológica o social. Referido a una persona, es la disposición principalmente moral, psíquica o cultural, que posee quien tiende a investigar y desarrollar las características de su espíritu. Esta decisión implica habitualmente la intención de experimentar estados especiales de bienestar, como la salvación o la liberación. Se relaciona asimismo con la práctica de la virtud.
Prácticas espirituales
En cierto sentido es posible hablar de prácticas espirituales sin estar específicamente bajo lo que habitualmente consideramos una religión organizada, aunque generalmente no dejan de ser prácticas tradicionales.
En el occidente se relacionó habitualmente el término con doctrinas y prácticas religiosas, especialmente en la perspectiva de la relación entre el ser humano y un ser superior (Dios), así como con las doctrinas relacionadas con la salvación del alma, aunque actualmente se ha ampliado mucho su uso, y no son éstas las únicas formas en que se hace uso del término.
Se dice también de estilos o formas de vida que incluyen perspectivas relacionadas con el ámbito espiritual y sus prácticas, buscando, por ejemplo, la liberación. Otros enfoques diferentes también son posibles: (iniciación, rito).
Igualmente, puede entenderse sin referencia alguna a ningún ser superior o exterior al ser humano, utilizándose el término para referirse a una "espiritualidad atea", o "sin dios".
En la filosofía
Lo aquí reseñado no tiene ninguna relación entre filosofía y espiritualidad, en especial lo de budismo Zen. Algunos puntos de vista filosóficos, utilizan el término para hacer referencia a la oposición entre materia y espíritu, o entre interioridad y exterioridad.
Sin embargo, por el contrario, la postura filosófica de los practicantes del budismo Zen concibe la "unidad" de los opuestos: Un filósofo, Nishida Kitaro (...) también se entregó a la práctica Zen, de la que destiló su concepción filosófica de la "unidad" de los opuestos (espacio y tiempo, espíritu y materia, autoconciencia y conciencia objetiva, individuo y mundo). Michiko Yusa, Religiones de Japón, 2006
En las artes
A veces también, en el ámbito literario, el término obedece sólo a aspectos estéticos y estilísticos.
Desarrollo del sentido de la espiritualidad
Períodos clásico, medieval y moderno temprano
Bergomi detecta "una forma ilustrada de espiritualidad no religiosa" en la antigüedad tardía.
Las palabras traducibles como "espiritualidad" empezaron a surgir en el siglo V y solo entraron en uso común hacia el final de la Edad Media. En un contexto bíblico el término significa estar animado por Dios. El Nuevo Testamento ofrece el concepto de ser impulsado por el Espíritu Santo, en contraposición a vivir una vida en la que se rechaza esta influencia.
En el siglo XI este significado cambió. "Espiritualidad" comenzó a denotar el aspecto mental de la vida, en oposición a los aspectos materiales y sensuales de la vida, "la esfera eclesiástica de la luz contra el mundo oscuro de la materia". En el siglo XIII, la "espiritualidad" adquirió un significado social y psicológico. Socialmente denotaba el territorio del clero: "lo eclesiástico contra las posesiones temporales, lo eclesiástico contra la autoridad secular, la clase clerical contra la clase secular". Psicológicamente, denotaba el ámbito de la vida interior: "la pureza de los motivos, los afectos, las intenciones, las disposiciones interiores, la psicología de la vida espiritual, el análisis de los sentimientos". En los siglos XVII y XVIII se distinguía entre formas superiores e inferiores de espiritualidad: "Un hombre espiritual es aquel que es cristiano 'más abundante y profundo que los demás'". La palabra también se asoció con el misticismo y el quietismo, y adquirió un significado negativo.
Espiritualidad moderna
Las nociones modernas de espiritualidad se desarrollaron a lo largo de los siglos XIX y XX, mezclando las ideas cristianas con las tradiciones del esotérico occidental y elementos de las religiones asiáticas, especialmente de la India, cuyo gran impulso lo dio el movimiento Hippie en los años 60 mezclando creencias tradicionales y sustancias como la ayahuasca (usado en la actualidad en la New Age) y otros alucinógenos. La espiritualidad se desvinculó cada vez más de las organizaciones e instituciones religiosas tradicionales. A veces se asocia hoy con movimientos filosóficos, sociales o políticos como el liberalismo, la teología feminista y la política verde.
Trascendentalismo y universalismo unitario
Ralph Waldo Emerson fue un pionero de la idea de la espiritualidad como un campo distinto. Fue una de las principales figuras del trascendentalismo, un movimiento del protestante liberal de principios del siglo XIX, que tenía sus raíces en el romanticismo inglés y alemán, la crítica bíblica de Johann Gottfried Herder y Friedrich Schleiermacher, el escepticismo de Hume, y neoplatonismo. Los trascendentalistas hacían hincapié en un enfoque intuitivo y experiencial de la religión. Siguiendo a Schleiermacher, se tomó como criterio de verdad la intuición individual de la verdad. A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, aparecieron las primeras traducciones de textos hindúes, que también fueron leídos por los trascendentalistas, e influyeron en su pensamiento. También apoyaron las ideas del universalista y del unitarista, lo que condujo al universalismo unitario, la idea de que también debe haber verdad en otras religiones, ya que un Dios amoroso redimiría a todos los seres vivos, no sólo a los cristianos.
Teosofía, antroposofía y filosofía perenne
Una de las principales influencias en la espiritualidad moderna fue la Sociedad Teosófica, que buscaba "enseñanzas secretas" en las religiones asiáticas. Ha influido en las corrientes modernistas de varias religiones asiáticas, sobre todo en el Neo-Vedanta, el renacimiento del Budismo Theravada y el modernismo budista, que han asumido las nociones occidentales modernas de experiencia personal y universalismo y las han integrado en sus conceptos religiosos. Una segunda influencia relacionada fue la antroposofía, cuyo fundador, Rudolf Steiner, estaba especialmente interesado en desarrollar una genuina espiritualidad occidental, y en las formas en que dicha espiritualidad podría transformar instituciones prácticas como la educación, la agricultura y la medicina. De forma más independiente, la ciencia espiritual de Martinus fue una influencia, especialmente en Escandinavia.
La influencia de la tradiciones asiáticas en la espiritualidad moderna occidental también fue fomentada por la filosofía perenne, cuyo principal proponente Aldous Huxley estaba profundamente influenciado por Swami Vivekananda, el neohinduismo y el universalismo, y la difusión del bienestar social, la educación y los viajes en masa después de la Segunda Guerra Mundial.
Neo-Vedanta
Una importante influencia en la espiritualidad occidental fue el Neo-Vedanta, también llamado neo-hinduismo y el Universalismo Hindú, una interpretación moderna del hinduismo que se desarrolló en respuesta al colonialismo occidental y al orientalismo. Pretende presentar el hinduismo como un "ideal homogeneizado del hinduismo" con el Vedanta Advaita como doctrina central. Debido a la colonización de Asia por el mundo occidental, desde el siglo XIX se produjo un intercambio de ideas entre el mundo occidental y Asia, que también influyó en la religiosidad occidental. El unitarismo, y la idea del universalismo, fueron llevados a la India por los misioneros, y tuvieron una gran influencia en el neohinduismo a través del Brahmo Samaj de Ram Mohan Roy y el Brahmoismo. Roy intentó modernizar y reformar el hinduismo, a partir de la idea del universalismo. Este universalismo fue popularizado, y llevado a occidente como neo-Vedanta, por Swami Vivekananda.
"Espiritual pero no religioso"
Después de la Segunda Guerra Mundial, la espiritualidad y la religión teísta se desconectaron cada vez más, y la espiritualidad se orientó más hacia la experiencia subjetiva, en lugar de "los intentos de situar el yo en un contexto ontológico más amplio". Se ha desarrollado un nuevo discurso en el que se mezclan la psicología (humanista), las tradiciones místicas y esotéricas y las religiones orientales, para alcanzar el verdadero yo mediante la auto-revelación, la libre expresión y la meditación.
La distinción entre lo espiritual y lo religioso se hizo más común en la mente popular a finales del siglo XX con el auge del secularismo y el advenimiento del movimiento New Age. Autores como Chris Griscom y Shirley MacLaine lo exploraron de numerosas maneras en sus libros. Paul Heelas señaló el desarrollo dentro de los círculos de la Nueva Era de lo que denominó "espiritualidad de seminario": ofertas estructuradas que complementan la elección del consumidor con opciones espirituales.
Entre otros factores, la disminución del número de miembros de las religiones organizadas y el crecimiento del secularismo en la mundo occidental han dado lugar a esta visión más amplia de la espiritualidad. El término "espiritual" se utiliza ahora con frecuencia en contextos en los que antes se empleaba el término "religioso". Tanto los teístas como los ateos han criticado esta evolución.
Teología mística cristiana
desarrollo de prácticas y teorías místicas en la fe cristiana
La teología mística cristiana es una de las ramas de la teología cristiana caracterizada por la búsqueda apofática de una experiencia personal, unitiva y amorosa con Dios. También comprende el conjunto de disciplinas ascéticas y meditativas encaminadas a tal fin. También se la conoce como teología negativa.
Hasta el siglo VI, la práctica de lo que hoy se denomina misticismo se designaba con el término contemplatio, c.q. theoria, de Contemplación] (Latín; Griego θεωρία, theoria), "mirar", "contemplar", "ser consciente de" Dios o lo Divino. El cristianismo adoptó el uso de la terminología griega (theoria) y latina (contemplatio, contemplación) para describir diversas formas de oración y el proceso de llegar a conocer a Dios.
Las prácticas contemplativas abarcan desde la simple meditación orante de las Sagradas Escrituras (es decir, la Lectio Divina) hasta la contemplación de la presencia de Dios, que da lugar a la Theosis (unión espiritual con Dios) y a las visiones extáticas de la unión mística del alma con Dios. En la práctica contemplativa se distinguen tres etapas, a saber, la catarsis (purificación), la contemplación propiamente dicha y la visión de Dios.
Las prácticas contemplativas ocupan un lugar destacado en la Ortodoxia oriental y la Ortodoxia oriental, y han cobrado un renovado interés en el cristianismo occidental.
Etimología
Theoria
El Griego theoria (θεωρία) significaba "contemplación, especulación, un mirar, cosas miradas", de theorein (θεωρεῖν) "considerar, especular, mirar", de theoros (θεωρός) "espectador", de thea (θέα) "una vista" + horan (ὁρᾶν) "ver". Expresaba el estado de ser un espectador. Tanto el griego θεωρία como el latín contemplatio significaban principalmente mirar las cosas, ya fuera con los ojos o con la mente.
Según William Johnston, hasta el siglo VI la práctica de lo que hoy se denomina misticismo se designaba con el término contemplatio, c.q. theoria.[4] Según Johnston, "[t]anto la contemplación como el misticismo hablan del ojo del amor que está mirando, contemplando, consciente de las realidades divinas."
Varios estudiosos han demostrado similitudes entre la idea griega de theoria y la idea indian de darśana (darshan), entre ellos Ian Rutherford y Gregory Grieve.
Misticismo
"Misticismo" deriva del griego μυω, que significa "ocultar", y su derivado μυστικός, mystikos', que significa "un iniciado". En el mundo helenístico, un "mystikos" era un iniciado de una religión mistérica. "Místico" se refería a rituales religiosos secretos y el uso de la palabra carecía de referencias directas a lo trascendental.
En el cristianismo primitivo, el término mystikos se refería a tres dimensiones, que pronto se entrelazaron, a saber, la bíblica, la litúrgica y la espiritual o contemplativa. La dimensión bíblica se refiere a la interpretación "oculta" o alegórica de las Escrituras. La dimensión litúrgica se refiere al misterio litúrgico de la Eucaristía, la presencia de Cristo en la Eucaristía. La tercera dimensión es el conocimiento contemplativo o experiencial de Dios.
Definición de misticismo
El teólogo Bernard McGinn define el misticismo cristiano como: [L]a parte, o elemento, de la creencia y la práctica cristianas que concierne a la preparación para, la conciencia de, y el efecto de [...] una presencia directa y transformadora de Dios.
McGinn sostiene que "presencia" es más exacto que "unión", ya que no todos los místicos hablaban de unión con Dios, y puesto que muchas visiones y milagros no estaban necesariamente relacionados con la unión.
Presencia frente a experiencia
McGinn también argumenta que deberíamos hablar de "conciencia" de la presencia de Dios, en lugar de "experiencia", ya que la actividad mística no trata simplemente de la sensación de Dios como un objeto externo, sino más ampliamente de
...nuevas formas de conocer y amar basadas en estados de conciencia en los que Dios se hace presente en nuestros actos interiores.
William James popularizó el uso del término "experiencia religiosa" en su libro de 1902 Las variedades de la experiencia religiosa. También ha influido en la comprensión del misticismo como una experiencia distintiva que suministra conocimiento.
Wayne Proudfoot remonta las raíces de la noción de experiencia religiosa al teólogo alemán Friedrich Schleiermacher (1768-1834), quien sostenía que la religión se basa en un sentimiento de lo infinito. Schleiermacher utilizó la noción de experiencia religiosa para defender la religión de la creciente crítica científica y laica. Fue adoptada por muchos estudiosos de la religión, de los cuales William James fue el más influyente.
Transformación interpersonal
El énfasis de McGinn en la transformación que se produce a través de la actividad mística se relaciona con esta idea de "presencia" en lugar de "experiencia":
Es por ello que la única prueba que el cristianismo ha conocido para determinar la autenticidad de un místico y su mensaje ha sido la transformación personal, tanto por parte del místico como -especialmente- por parte de aquellos a los que el místico ha afectado.
Parsons señala que el énfasis en la "experiencia" va acompañado de un favorecimiento del individuo atómico, en lugar de la vida compartida en la comunidad. Tampoco distingue entre la experiencia episódica y el misticismo como proceso que se inserta en una matriz religiosa total de liturgia, escritura, culto, virtudes, teología, rituales y prácticas.
Richard King también señala la disyuntiva entre "experiencia mística" y justicia social: La privatización del misticismo -es decir, la creciente tendencia a situar lo místico en el ámbito psicológico de las experiencias personales- sirve para excluirlo de cuestiones políticas como la justicia social. El misticismo se ve así como una cuestión personal de cultivo de estados interiores de tranquilidad y ecuanimidad que, en lugar de buscar la transformación del mundo, sirven para acomodar al individuo al statu quo mediante el alivio de la ansiedad y el estrés.
Construcción social
La experiencia mística no es simplemente una cuestión entre el místico y Dios, sino que a menudo está determinada por cuestiones culturales. Por ejemplo, Caroline Bynum ha demostrado cómo, a finales de la Edad Media, los milagros que asistían a la toma de la Eucaristía no eran simplemente simbólicos de la historia de la Pasión sino que servían para reivindicar la ortodoxia teológica del místico, al demostrar que éste no había caído presa de ideas heréticas, como el rechazo del mundo material por parte del catarismo, contrario a la enseñanza ortodoxa de que Dios se encarnó y permaneció sin pecado. Así, la naturaleza de la experiencia mística podía adaptarse a las cuestiones culturales y teológicas particulares de la época.
La vía mística
En la explicación de la vía mística hay diferencias entre los distintos autores que pueden atribuirse a la dispersión geográfica y temporal de los místicos, la variedad personal de la experiencia mística y el grado de formación teológico de los mismos. Para esta parte se sigue fundamentalmente a San Juan de la Cruz, por ofrecer una de las exposiciones más completas y claras.
Presencia transformadora de Dios
El teólogo Bernard McGinn define el misticismo cristiano como: [L]a parte, o elemento, de la creencia y la práctica cristianas que concierne a la preparación para, la conciencia de, y el efecto de [...] una presencia directa y transformadora de Dios.
McGinn sostiene que "presencia" es más exacto que "unión", ya que no todos los místicos hablaban de unión con Dios, y puesto que muchas visiones y milagros no estaban necesariamente relacionados con la unión.
Presencia frente a experiencia
McGinn también argumenta que deberíamos hablar de "conciencia" de la presencia de Dios, en lugar de "experiencia", ya que la actividad mística no se trata simplemente de la sensación de Dios como un objeto externo, sino más ampliamente de
...nuevas formas de conocer y amar basadas en estados de conciencia en los que Dios se hace presente en nuestros actos interiores.
William James popularizó el uso del término "experiencia religiosa" en su libro de 1902 Las variedades de la experiencia religiosa. También ha influido en la comprensión del misticismo como una experiencia distintiva que suministra conocimiento.
Wayne Proudfoot remonta las raíces de la noción de experiencia religiosa al teólogo alemán Friedrich Schleiermacher (1768-1834), quien sostenía que la religión se basa en un sentimiento de lo infinito. Schleiermacher utilizó la noción de experiencia religiosa para defender la religión de la creciente crítica científica y laica. Fue adoptada por muchos estudiosos de la religión, de los cuales William James fue el más influyente.
Transformación interpersonal
Resurrección de Jesús, Matthias Grünewald
El énfasis de McGinn en la transformación que se produce a través de la actividad mística se relaciona con esta idea de "presencia" en lugar de "experiencia":
Es por ello que la única prueba que el cristianismo ha conocido para determinar la autenticidad de un místico y su mensaje ha sido la transformación personal, tanto por parte del místico como -especialmente- por parte de aquellos a los que el místico ha afectado.
Parsons señala que el énfasis en la "experiencia" va acompañado de un favorecimiento del individuo atómico, en lugar de la vida compartida en la comunidad. Tampoco distingue entre la experiencia episódica y el misticismo como proceso que se inserta en una matriz religiosa total de liturgia, escritura, culto, virtudes, teología, rituales y prácticas.
Tradicionalmente, la mística es un camino de tres vías o etapas: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva.
Vía purgativa
La vía purgativa consiste en la purgación de la memoria, entendida como potencia del alma, para limpiarla de los apegos sensitivos que provienen del cuerpo. En palabras de San Juan de la Cruz:
Hay que perder el gusto por el apetito de las cosas.
El apetito como tal no tiene por qué ser malo pero sí lo es el apego o gusto que provoca en la memoria, porque la impide orientarse plenamente hacia Dios. La privación corporal y la oración son los principales medios purgativos. El estado en que se sume la memoria se llama esperanza.
Vía iluminativa
La vía iluminativa consiste en la elevación del entendimiento hacia Dios, entendido como potencia del alma. Una vez limpio el entendimiento de toda relación con las criaturas queda vacío para entregarse a la sabiduría oscura o sabiduría secreta que se sabe sin necesidad de entender, experiencia que en la mística se llama Fe.
Vía unitiva
La vía unitiva consiste en la purificación de la voluntad, entendida como potencia del alma. En ella el alma alcanza el grado más perfecto de la unión con Dios, ya que ha vaciado su propia voluntad, lo más suyo para entregarla a Dios. Es el grado más perfecto de la caridad.
Orígenes
La idea de las realidades místicas se ha mantenido ampliamente en el cristianismo desde el siglo II d. C., refiriéndose no simplemente a las prácticas espirituales, sino también a la creencia de que sus rituales e incluso sus escrituras tienen significados ocultos ("místicos").
El vínculo entre misticismo y visión de la Divinidad fue introducido por los primeros Padres de la Iglesia, que utilizaron el término como adjetivo, como en teología mística y contemplación mística. En siglos posteriores, especialmente cuando la apologética cristiana comenzó a utilizar la filosofía griega para explicar las ideas cristianas, el neoplatonismo se convirtió en una influencia en el pensamiento y la práctica mística cristiana a través de autores como Agustín de Hipona y Orígenes.
Antecedentes judíos
La espiritualidad judía en el período anterior a Jesús era muy corporativa y pública, basada sobre todo en los servicios de culto de las sinagogas, que incluían la lectura e interpretación de las Escrituras hebreas y la recitación de oraciones, y en las fiestas principales. Así, la espiritualidad privada estaba fuertemente influenciada por las liturgias y por las Escrituras (por ejemplo, el uso de los Salmos para la oración), y las oraciones individuales a menudo recordaban acontecimientos históricos tanto como sus propias necesidades inmediatas.
De especial importancia son los siguientes conceptos:
- Biná (entendimiento), y Chokhmah (sabiduría), que provienen de años de lectura, oración y meditación de las escrituras;
- Shejiná, la presencia de Dios en nuestra vida diaria, la superioridad de esa presencia sobre la riqueza terrenal, el dolor y la nostalgia que surgen cuando Dios está ausente; y el aspecto femenino y nutritivo de Dios;
- la ocultación de Dios, que proviene de nuestra incapacidad para sobrevivir a la revelación plena de la gloria de Dios y que nos obliga a buscar conocer a Dios a través de la fe y la obediencia;
- el "misticismo de la Torá", una visión de las leyes de Dios como la expresión central de la voluntad de Dios y, por tanto, como objeto digno no sólo de obediencia, sino también de meditación amorosa y estudio de la Torá; y
- pobreza, un valor ascético, basado en la expectativa apocalíptica de la inminente llegada de Dios, que caracterizó la reacción del pueblo judío al verse oprimido por una serie de imperios extranjeros.
En la mística cristiana, Shejiná se convirtió en misterio, Dáat (conocimiento) pasó a ser gnosis, y la pobreza se convirtió en un componente importante del monacato.
Influencias griegas
El término theoria fue utilizado por los antiguos griegos para referirse al acto de experimentar u observar, y luego comprender a través del nous'.
Las influencias del pensamiento griego son evidentes en los primeros místicos cristianos y en sus escritos. Platón (428-348 a. C.) es considerado el más importante de los filósofos antiguos, y su sistema filosófico proporciona la base de la mayoría de las formas místicas posteriores. Plotino (c. 205 - 270 d. C.) proporcionó la base no cristiana del neo-platónico para gran parte del misticismo cristiano, judío e islámico.
Platón
Para Platón, lo que el contemplativo (theoros) contempla (theorei) son las Formas, las realidades subyacentes a las apariencias individuales, y quien contempla estas realidades atemporales y espaciales se enriquece con una perspectiva de las cosas ordinarias superior a la de la gente corriente. Felipe de Opus veía la theoria como la contemplación de los astros, con efectos prácticos en la vida cotidiana similares a los que Platón veía que se derivaban de la contemplación de las Formas.
Plotino
En las Enéadas de Plotino (c.204 /5-270 EC), fundador del neoplatonismo, todo es contemplación (theoria) y todo se deriva de la contemplación. La primera hipóstasis, el Uno, es la contemplación (por el nous, o segunda hipóstasis) en que "se vuelve sobre sí mismo en el sentido más simple, sin implicar complejidad o necesidad"; este reflejarse sobre sí mismo emana (no crea) la segunda hipóstasis, el Intelecto (en griego Νοῦς, Nous), que Plotino describe como "contemplación viva", siendo "actividad autorreflexiva y contemplativa por excelencia", y el tercer nivel hipostático tiene theoria. El conocimiento de Lo Uno se alcanza a través de la experiencia de su poder, una experiencia que es contemplación (theoria) de la fuente de todas las cosas.
Plotino estaba de acuerdo con la distinción sistemática de Aristóteles entre contemplación (theoria) y práctica (praxis): la dedicación a la vida superior de la theoria requiere abstenerse de la vida práctica, activa. Plotino explicó: "El punto de la acción es la contemplación. ... La contemplación es, pues, el fin de la acción" y "Tal es la vida de la divinidad y de los hombres divinos y bienaventurados: desprendimiento de todas las cosas de aquí abajo, desprecio de todos los placeres terrenales, huida de los solitarios hacia lo Único."
Iglesia primitiva
Escritos neotestamentarios
Las Escrituras cristianas, en la medida en que son la narrativa fundacional de la Iglesia cristiana, proporcionan muchas historias y conceptos clave que adquieren importancia para los místicos cristianos de todas las generaciones posteriores: prácticas como la Eucaristía, el bautismo y el Padre Nuestro se convierten en actividades que adquieren importancia tanto por sus valores rituales como simbólicos. Otros relatos de las Escrituras presentan escenas que se convierten en el centro de la meditación: la Crucifixión de Jesús y sus apariciones tras su Resurrección son dos de las más centrales para la teología cristiana; pero la concepción de Jesús, en la que el Espíritu Santo eclipsa a María, y su Transfiguración, en la que se revela brevemente en su gloria celestial, también se convierten en imágenes importantes para la meditación. Además, muchos de los textos cristianos se basan en fundamentos espirituales judíos, como chokhmah, shekhinah.
Pero los distintos escritores presentan imágenes e ideas diferentes. Los Evangelios sinópticos (a pesar de sus muchas diferencias) introducen varias ideas importantes, dos de las cuales están relacionadas con las nociones greco-judaicas de conocimiento, gnosis, por ser actos mentales: la pureza de corazón, en la que queremos ver a la luz de Dios; y la arrepentimiento, que implica permitir que Dios nos juzgue y luego nos transforme. Otra idea clave que presentan los sinópticos es el desierto, que se utiliza como metáfora del lugar donde nos encontramos con Dios en la pobreza de nuestro espíritu.
El Evangelio de Juan se centra en la gloria de Dios en su uso de la imaginería de la luz y en su presentación de la Cruz como un momento de exaltación; también ve la Cruz como el ejemplo del amor ágape, un amor que no es tanto una emoción como una voluntad de servir y cuidar a los demás. Pero al hacer hincapié en el amor, Juan desplaza el objetivo del crecimiento espiritual del conocimiento/gnosis, que presenta más en términos de las ideas del Estoico sobre el papel de la razón como principio subyacente del universo y como principio espiritual dentro de todas las personas. Aunque Juan no sigue la noción estoica de que este principio hace posible la unión con lo divino para la humanidad, es una idea que desarrollan escritores cristianos posteriores. Las generaciones posteriores también oscilarán entre seguir a los sinópticos en su énfasis en el conocimiento o a Juan en su énfasis en el amor.
En sus cartas, Paul también se centra en las actividades mentales, pero no de la misma manera que los sinópticos, que equiparan la renovación de la mente con el arrepentimiento. En cambio, Pablo ve la renovación de nuestras mentes como algo que ocurre cuando contemplamos lo que Jesús hizo en la Cruz, lo que nos abre a la gracia y al movimiento del Espíritu Santo en nuestros corazones. Como Juan, Pablo está menos interesado en el conocimiento, prefiriendo enfatizar lo oculto, el "misterio" del plan de Dios revelado a través de Cristo. Pero el debate de Pablo sobre la Cruz difiere del de Juan en que trata menos de cómo revela la gloria de Dios y más de cómo se convierte en la piedra de tropiezo que hace que nuestras mentes vuelvan a Dios. Pablo también describe la vida cristiana como la de un atleta, que exige práctica y entrenamiento para conseguir el premio; escritores posteriores verán en esta imagen una llamada al prácticas ascéticas.
Padres apostólicos
Los textos atribuidos a los Padres apostólicos, los primeros textos posbíblicos de que disponemos, comparten varios temas clave, en particular la llamada a la unidad frente a las divisiones internas y la percepción de la persecución, la realidad de los carismas, especialmente la profecía, las visiones y la gnosis cristiana, entendida como "un don del Espíritu Santo que nos permite conocer a Cristo" a través de la meditación de las Escrituras y de la Cruz de Cristo. (Esta comprensión de la gnosis no es la misma que la desarrollada por los gnósticos, que se centraban en el conocimiento esotérico que sólo está al alcance de unas pocas personas pero que les permite liberarse del mundo maligno.) Estos autores también discuten la noción de los "dos caminos", es decir, el camino de la vida y el camino de la muerte; esta idea tiene raíces bíblicas, encontrándose tanto en el Sermón de la Montaña como en la Torá. Los dos caminos se relacionan entonces con la noción de pureza de corazón, que se desarrolla contraponiéndola al corazón dividido o doble y vinculándola a la necesidad de ascetismo, que mantiene el corazón íntegro/puro. La pureza de corazón era especialmente importante dada la percepción del martirio, que muchos escritores discutían en términos teológicos, viéndolo no como un mal, sino como una oportunidad de morir de verdad por amor a Dios, el ejemplo supremo de la práctica ascética. El martirio también podía verse como algo simbólico en sus conexiones con la Eucaristía y con el bautismo.
La Theoria permitió a los Padres percibir profundidades de significado en los escritos bíblicos que escapan a un enfoque puramente científico o empírico de la interpretación. Los Padres antioquenos, en particular, veían en cada pasaje de las Escrituras un doble sentido, literal y espiritual. Como señala Frances Margaret Young, "Mejor traducido en este contexto como un tipo de " insight", theoria era el acto de percibir en la redacción y la "historia" de las Escrituras un significado moral y espiritual," y puede considerarse una forma de alegoría.
Mística alejandrina
La contribución alejandrina a la mística cristiana se centra en Orígenes (c. 185 - c. 253) y Clemente de Alejandría (150-215 d. C.). Clemente fue uno de los primeros humanista cristiano que defendió que la razón es el aspecto más importante de la existencia humana y que la gnosis (no algo que podamos alcanzar por nosotros mismos, sino el don de Cristo) nos ayuda a encontrar las realidades espirituales que se ocultan tras el mundo natural y dentro de las escrituras. Dada la importancia de la razón, Clemente subraya la apatheia como una ordenación razonable de nuestras pasiones para vivir dentro del amor de Dios, que se ve como una forma de verdad. Orígenes, que ejerció una influencia duradera en el pensamiento cristiano oriental, desarrolla aún más la idea de que las realidades espirituales pueden encontrarse a través de lecturas alegóricas de las Escrituras (en la línea de la tradición aggadah judía), pero centra su atención en la Cruz y en la importancia de imitar a Cristo a través de la Cruz, especialmente mediante el combate espiritual y el ascetismo. Orígenes subraya la importancia de combinar intelecto y virtud (theoria y praxis) en nuestros ejercicios espirituales, recurriendo a la imagen de Moisés y Aarón guiando a los israelitas por el desierto, y describe nuestra unión con Dios como el matrimonio de nuestras almas con Cristo el Logos, utilizando la imaginería nupcial del Cantar de los Cantares. El misticismo alejandrino se desarrolló junto al Hermetismo y el Neoplatonismo, por lo que comparten algunas de las mismas ideas, imágenes, etc. a pesar de sus diferencias.
Filón de Alejandría (20 AEC - c. 50 EC) fue un filósofo helenístico judío que fue importante para conectar las Escrituras hebreas con el pensamiento griego, y por tanto con los cristianos griegos, que luchaban por comprender su conexión con la historia judía. En particular, Filón enseñó que la interpretación alegórica de las Escrituras hebreas proporciona acceso a los verdaderos significados de los textos. Filón también enseñó la necesidad de unir el enfoque contemplativo de los estoicos y esenios con las vidas activas de virtud y adoración comunitaria que se encuentran en el platonismo y los terapéuticos. Utilizando términos que recuerdan a los platónicos, Filón describió el componente intelectual de la fe como una especie de éxtasis espiritual en el que nuestro nous (mente) se suspende y el Espíritu de Dios ocupa su lugar. Las ideas de Filón influyeron en los cristianos de la escuela alejandrina Cristianos, Clemente, y Orígenes, y a través de ellos, a Gregorio de Nisa.
Monasticismo
Padres del Desierto
Inspirados por las enseñanzas y el ejemplo de Cristo, hombres y mujeres se retiraron a los desiertos de Uadi Natrun donde, bien como individuos solitarios o como comunidades, vivieron vidas de austera sencillez orientadas a la oración contemplativa. Estas comunidades constituyeron la base de lo que más tarde se conocería como monacato cristiano.
Antropología espiritual de la mística
La mística se basa en la idea de las tres potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad. Esta idea que ya se encuentra en Platón pasa al cristianismo donde es enriquecida, relacionándola con las tres personas de la Trinidad. San Buenaventura en el Itinerario de la mente hacia Dios considera la memoria como facultad imagen del Padre, el entendimiento como facultad imagen del Hijo y la voluntad como facultad imagen del Espíritu Santo.
Historia
Los primeros místicos
Los primeros místicos van en paralelo con el Neoplatonismo, influyendo y tirando unos de otros. Esta sinergia encuentra una primera cima en la obra del Pseudo Dionisio, cuyos tratados: De los nombres de Dios, Las jerarquías y Teología Mística establecen las diferencias entre la vía afirmativa o catafática y la vía negativa o apofática.
La mística centroeuropea
La mística española del siglo XVI
La mística franciscana
La mística carmelita
La mística jesuita
Grandes místicos
- San Pablo de Tarso (siglo I)
- San Juan Apóstol y Evangelista (siglo I)
- Padres del Desierto (siglo IV)
- Pseudo Dionisio (siglo V/VI)
- Santa Hildegarda (1098-1179)
- San Buenaventura (1218-1274)
- Santa Ángela de Foligno (1248-1309)
- Maestro Eckhart (1260-1328)
- Gregorio Palamás (1296-1359)
- Juan Taulero (1300-1361)
- Enrique Susón (1300-1366)
- Brígida de Suecia (1303-1373)
- Santa Catalina de Siena (1347-1380)
- San Ignacio de Loyola (1491-1556)
- Santa Teresa de Jesús (1515-1582)
- San Juan de la Cruz (1542-1591)
- Angelus Silesius (1624–1677)
- Miguel de Molinos (1628–1697)
- Emanuel Swedenborg (1688–1772)
- Santa Bernadette Soubirous (1844-1879)
- San Carlos de Foucauld (1858-1916)
- Beata Concepción Cabrera de Armida (1862-1937)
- Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897)
- Beata María del Divino Corazón Droste zu Vischering (1863-1899)
- Beata Alejandrina de Balazar (1904-1955)
- Padre Pío de Pietrelcina (1887-1968)
Prácticas
Hesicasmo
Herejías místicas
Quietismo
Continua en La Teología Cristiana VI
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