Bautismo
rito de iniciación en la fe cristiana
El bautismo (romanización, baptó o baptizó; significado: ‘«lavar» o «sumergir»’) es un rito de adopción y admisión al cristianismo casi invariablemente asociado con el uso de agua.
Para distintas Iglesias cristianas tales como la católica, ortodoxa, algunas protestantes históricas como la anglicana, entre otras, el bautismo se considera un sacramento. Para los anabaptistas y el fundamentalismo cristiano, por su parte, es considerado una «ordenanza de Cristo».
Formas de administrar el bautismo
En general existen tres formas de administrar el bautismo:
- Bautismo por inmersión: era la forma primitiva generalizada, y pervive en la etimología de la propia palabra bautismo.
- Bautismo por ablución o derramamiento: consiste en el derramamiento de agua sobre la cabeza.
- Bautismo por aspersión: consiste en salpicar con agua. Esta es una forma utilizada solamente por aquellas Iglesias que practican el bautismo por ablución, cuando por alguna razón no es posible hacer un derramamiento de agua.
La Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y las Iglesias protestantes reformadas, bautizan bebés por ablución.
El bautismo por inmersión se suele aplicar en Iglesias protestantes, como las bautistas y evangélicas, además de en otras denominaciones cristianas, como La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los Testigos de Jehová e Iglesia adventista del séptimo día. También se practica en la Iglesia ortodoxa y en menor medida dentro de la Iglesia católica.
A partir del primer Concilio de Nicea (325 d. C.), la ceremonia (acto) de la inmersión o ablución es obligatoriamente triple, y el rito (palabras) del bautismo propiamente dicho, se centra en la invocación de la Trinidad sobre la persona que ha de ser bautizada (candidato o bautizando), con variantes según el rito de cada Iglesia:
«Es bautizado el siervo de Dios (nombre...) en el nombre del Padre, Amén, y del Hijo, Amén, y del Espíritu Santo, Amén», como ejemplo del rito bizantino de la Iglesia ortodoxa y otras orientales.
«(Nombre...), Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.», es el ejemplo básico del cristianismo occidental y la Iglesia ortodoxa.
Algunas iglesias protestantes aplican el bautismo únicamente con la fórmula «En el nombre de Jesús». Este es un punto de discusión teológica que tiene que ver con el concepto de si creen o no en la Trinidad.
Teología del sacramento (católico)
Institución
La inmersión en agua se practicaba para la purificación legal. Los esenios practicaban este tipo de ablución purificadora que, para ellos, era también moral, como han podido demostrar sus piscinas rituales en Qumram.
Entre los fariseos del siglo I se extendió la costumbre de sumergir en agua a los prosélitos tras la circuncisión, rito que implicaba la capacidad del neófito para acceder a los sacrificios y participar en el culto del Templo. Juan el Bautista asumió este rito dándole el sentido de medio para la conversión (cf. Mc 1 4) y purificación del pecado. Esto implicaba que el templo ya no era el único lugar para la obtención de la expiación.
Tanto los escritores del Nuevo Testamento como algunos Padres de la Iglesia descubren en el Antiguo Testamento algunas figuras, prototipos, cuadros, simbolismos o tipos del bautismo:
- Las aguas sobre las que aleteaba el Espíritu Santo (cf. Gn 1:2)
- El agua del arca de Noé (cf. 1 P 3:20-21)
- La circuncisión (cf. Col 2:11-12)
- El paso del Mar Rojo (cf. 1 Co 10:2)
- La curación del leproso Naamán por bañarse en el embalse Jordán (2 reyes 5:14)
La Iglesia católica considera el bautismo que administraba Juan el Bautista como prefiguración inmediata de lo que considera un sacramento. Según el evangelio, el Bautista tenía conciencia de que el rito que realizaba era un anuncio del que vendría (cf. Mc 1 8). Jesús no solamente se sometió al bautismo de Juan, sino que también llamó «bautismo» a su pasión y muerte (Mc 10 38 y paralelos).
El Concilio de Trento declaró que el bautismo de Cristo era diverso del de Juan. Y en el decreto Lamentabili, el Santo Oficio aclaró que el sacramento del bautismo no se puede considerar como un rito evolucionado de los usados por las religiones antiguas o por el judaísmo.
Desarrollo del rito
En el Nuevo Testamento se habla de una inmersión en el agua, acompañada de unas palabras y que requiere la fe del bautizando (cf. Hch 8 36-37). Sin embargo, hubo teólogos en los primeros siglos que negaron la necesidad del agua o del bautismo. Contra ellos escribió Ireneo en su obra 'Adversus Haereses' I:21) y Tertuliano en su obra 'De Baptismo'I). Pero la expresión más clara está en Agustín: «¿Qué es el bautismo? Es una ablución de agua con la palabra. Quita el agua y ya no hay bautismo» (Comentario al evangelio de Juan Tratado 15:4).
En la Didaché (capítulo VII) se habla de una celebración con inmersión en agua, pero también de un rito por el que se derramaba tres veces agua sobre la cabeza del neófito. Hipólito habla de una celebración que seguía al catecumenado y que tras oraciones, preguntas y exorcismos, sometía al candidato a una inmersión en el agua. Sin embargo, es difícil que incluso en la Iglesia primitiva se hayan dado casos de bautismo por inmersión únicamente. Si según los Hechos de los apóstoles, tras la predicación de Pedro fueron tres mil las personas que se bautizaron resulta muy difícil pensar que todos se hayan arrojado al agua. Según Cipriano, algunos enfermos eran bautizados seguramente por aspersión o infusión (echar agua sobre el que se bautiza, generalmente en la cabeza).
Así con el paso del tiempo el bautismo por inmersión fue abandonado paulatinamente (debido a la costumbre de bautizar a los niños lo más pronto posible) y el de aspersión se usó muy poco dadas las dudas sobre la efectiva ablución. El Código de derecho canónico de 1983 indica que el bautismo se ha de administrar por inmersión o por infusión, de acuerdo con las normas establecidas por cada Conferencia episcopal (cf. núm. 854).
Elementos teológicos
Aunque la terminología, distinguiendo la materia y la forma del sacramento, ha sido abandonada por el Catecismo de Juan Pablo II, todavía resulta útil para describir los diversos elementos que concurren para la validez del sacramento:
Materia
La materia remota del sacramento del bautismo es el agua verdadera y natural, y lo mismo da si es fría o caliente. Simboliza la regeneración a la vida espiritual porque es el principio de la vida natural. Indica purificación y vida nueva. El agua usada en la celebración del sacramento ha de estar bendita o bendecirse durante el rito. La materia próxima con tres modalidades que son consideradas válidas: la inmersión, el derramamiento y la aspersión.
Forma
En Occidente la forma es «Yo te bautizo en el nombre...». En Oriente en cambio y queriendo subrayar la eficacia del sacramento independiente del ministro se usa: «El siervo de Dios, es bautizado...». También se discutió si era necesaria la mención a la Trinidad o bastaba bautizar en nombre del Señor Jesús. El Concilio de Florencia de 1439 al igual que el Concilio de Trento declaró la necesidad de la fórmula trinitaria, teniendo en cuenta las palabras de Jesús: «... Y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».
Es de notar que en épocas recientes se han visto dentro de la Iglesia católica clérigos que innovaron con otras formas bautismales y que han llegado a poner en duda la validez con la que el sacramento fue administrado. Un caso reciente se observó con la Declaración de la Congregación para la doctrina de la fe del 1 de febrero de 2008 en el que se declaró que los bautismos administrados bajo la fórmula «I baptize you in the name of the Creator, and of the Redeemer, and of the Sanctifier» (Te bautizo en el nombre del Creador, y del Redentor, y del Santificador) y «I baptize you in the name of the Creator, and of the Liberator, and of the Sustainer» (Te bautizo en el nombre del Creador, y del Liberador, y del Sustentador) son absolutamente inválidas y que en esos casos debe administrarse el sacramento con la fórmula trinitaria tradicional.
Es responsabilidad de los padres, de los padrinos y del ministro que se imponga al bautizando un nombre propio del sentir cristiano.
Ministro
En cuanto al ministro del sacramento, se consideran ministros ordinarios el obispo, el presbítero y el diácono. Si el ministro ordinario estuviera impedido por algún motivo, el catequista u otro destinado para esta función puede administrarlo. Ahora bien, en caso de necesidad, cualquier persona puede hacerlo, siempre que con este rito quiera cumplir lo que desea la Iglesia a través de él. El código de derecho canónico recomienda que el párroco ofrezca al obispo la posibilidad de bautizar a los adultos mayores de catorce años.
Sujeto
Cualquier persona puede acceder al bautismo. En caso de ser un adulto, este debe manifestar su deseo de recibir el bautismo y haberse instruido previamente acerca de la fe cristiana y de las obligaciones que contrae, mediante un período de catecumenado.
El bautismo de niños es una práctica muy antigua en la Iglesia católica y está confirmada textualmente en escritos del siglo II en adelante de autores tales como Ireneo de Lyon, Orígenes, Hipólito de Roma, Cipriano de Cartago, Gregorio Nacianceno, Juan Crisóstomo, Basilio el Grande y san Agustín de Hipona. Quienes lo cuestionan también suelen cuestionar la teología del pecado original. Ahora bien, no se suele permitir el bautismo de niños que son hijos de no cristianos a menos que estos lo soliciten o que el niño se encuentre en peligro de muerte. El código de derecho canónico de 1983 (canon 868) indica además las siguientes condiciones para el bautizo de niños:
El consentimiento de los padres o al menos de uno de ellos (o de quienes hacen las veces de padres)
La esperanza fundada de que el bautizando será educado en la religión católica. Si esto no se da, ha de diferirse explicando la dificultad a los padres.
Padrinos
Normalmente se da un padrino al bautizado. Su función es asistir en su iniciación cristiana al adulto que se bautiza, y, cuando quien va a recibir el bautismo es un niño, presentarlo juntamente con los padres y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.
La edad mínima para ser padrino es de 16 años. Ha de ser católico, haber recibido los sacramentos de la eucaristía y de la confirmación, y llevar una vida acorde a la fe cristiana.
Efectos
Los efectos del sacramento según la teología católica son: el perdón de los pecados (se perdona el pecado original, todos los pecados personales y las penas temporales que merezca por ellos), la unión con Cristo dada por el carácter sacramental, el don del Espíritu Santo, el ser hijo adoptivo de Dios Padre y el integrarlo como miembro de la Iglesia. Además de esto, en la Iglesia Primitiva, Ireneo de Lyon expresa que el Nuevo Nacimiento es un efecto del bautismo, e Hipólito de Roma, Cipriano de Cartago, e incluso Lucas el Evangelista, relaciona recibir el Don del Espíritu Santo al sacramento de la Confirmación o Crisma, si bien el Crisma o Confirmación estaba relacionado íntimamente con el bautismo.
Teología del rito de iniciación (en la Reforma)
La Reforma involucró una idea distinta de sacramento (dado que para Lutero y sus seguidores estos no producen eficazmente la gracia). De ahí que las denominaciones dependientes de ella se fueran alejando progresivamente de la práctica del bautismo de niños y fueran dando progresiva importancia a la celebración como rito de iniciación. Se dan las siguientes reflexiones dentro de la Reforma:
Martín Lutero (Wittenberg, Alemania, 1520): El Bautismo efectúa perdón de los pecados, redime de la muerte y del mal, da la salvación eterna y la gracia divina. Lutero mantiene el bautismo infantil: «Enseñamos también que se deben bautizar los niños y que por este Bautismo son ofrecidos a Dios y reciben la gracia de Dios». La salvación estaría en la Palabra de Dios que está en el agua y unida a ella.
Ulrico Zuinglio (Zúrich, Suiza, 1523): rechaza el bautismo para alcanzar la salvación. La salvación se da antes del bautismo, el cual es solo un símbolo.
Juan Calvino (Ginebra, Suiza, 1564): rechaza el bautismo de Zuinglio y el de Martín Lutero. El bautismo es medio normal de la salvación, pero no es necesario. La fe es más importante que el bautismo
Anabaptistas (Zúrich, Suiza, 1525): con ideas de Zuinglio. Rebautizaban a la gente por derramamiento de agua como símbolo externo de una salvación previamente recibida por la fe y se oponían al bautismo infantil, aplicándolo solamente a los adultos.
Desde 1608, surgen denominaciones cristianas provenientes de la Reforma que subrayan de manera especial el bautismo. Estas son las Iglesias llamadas bautistas. Las únicas denominaciones protestantes que mantienen el bautismo infantil son la luterana, la calvinista, la presbiteriana, la anglicana, la metodista, la morava, la Iglesia Unida de Cristo, la Iglesia del Nazareno y la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, las demás hacen el bautismo de adultos. En las iglesias evangélicas adhiriéndose a la doctrina de la iglesia de creyentes, el bautismo del creyente está reservado para los creyentes adultos por inmersión en agua, después de un nuevo nacimiento.[48] Para los bebés, hay una ceremonia llamada presentación de niño.
Otros sentidos
En el lenguaje coloquial
Como en la ceremonia del bautismo se escoge el nombre del niño, el concepto de «bautizar» o de «bautismo» ha tomado por extensión el sentido de poner nombre a algo. De esta manera, se puede hablar, por ejemplo, de bautizar un barco o un edificio. Asimismo, puede referirse a «una primera vez», por ejemplo, la primera vez que se entra en combate (bautismo de fuego) o la primera herida que se recibe en combate (bautismo de sangre).
Bautismo civil
En algunos países existe una ceremonia civil de bienvenida al recién nacido conocida con varios nombres tales como acogimiento civil, apadrinamiento civil, bautismo civil, ceremonia civil de imposición de nombre, o bautismo republicano (este último por haber sido instaurado en Francia poco después de la Revolución Francesa).
Se trata de una alternativa secular al sacramento católico, despojada de cualquier matiz religioso.
Ceremonia
El término ceremonia se refiere a un acto solemne que se lleva a cabo según normas o ritos establecidos. En su sentido más básico es un ritual. Proviene del bajo latín ceremonia y del latín clásico caeremonia/Caerimonia: rito religioso, veneración o reverencia. Deriva a su vez del latín Caere (condición/nombre de antigua ciudad etrusca) y Monia / Munus (estado del ser/espectáculo público).
Origen de las ceremonias
El ser humano tiene conciencia de sí mismo y de los demás. La habilidad cognitiva para entender que los otros seres humanos poseen sus propios estados mentales es lo que los psicólogos del desarrollo llaman desarrollar una teoría de la mente respecto a los congéneres. Esta habilidad cognitiva de los seres humanos está detrás del hecho de que estos atribuyan frecuentemente intenciones y propósitos a los fenómenos naturales y sociales de diversas maneras: el animismo es la atribución de animacidad a objetos, otras formas de religión incluyen la personalización de fenómenos naturales incontrolables, pero necesarios para su vida y supervivencia. En su casi nulo entendimiento de ellos - el calor, la lluvia, los relámpagos, las estrellas en el cielo, la luna, los temblores, la tierra que daba frutos - las gentes de la Prehistoria y de la Edad Antigua entendieron que había que observar algunas normas de respeto hacia ellos, darles un trato exclusivo, diferente que a las demás cosas. La personalización de ciertos fenómenos fue el origen del desarrollo de la creencia en entidades o seres superiores a los hombres que controlan dichos hechos. La actitud de reverencia hacia los propios fenómenos naturales y los seres que presuntamente los controlaban llevó al desarrollo espontáneo de ceremonias con congraciamiento con ellos.
La Ceremonia, es en sí misma, una actitud exclusiva hacia determinado acontecimiento, muchas de ellas basadas en las tradiciones culturales y también basadas en rituales cuyo sentido es hacer de una cosa o acontecimiento cotidiano algo especial, que conlleve un mayor grado de respeto. Así las ceremonias han abarcado a todas y cada una de las culturas y sus creencias.
Según el pensamiento ilustrado moderno, derivado del humanismo renacentista, este sentido de respeto hacia la divinidad, por la exclusividad que ciertos grupos pretenden adjudicarle a sus propias creencias, se ve opacado y contradice sus propias enseñanzas, argumentando que los demás grupos y sus creencias existirían en igualdad de derechos, al menos para ese Dios que se ostenta.
Ceremonias con enfoque religioso
Una ceremonia es el signo exterior o manifestación de los sentimientos del corazón. Tal parece ser la etimología de este término. Se deriva de ker, cor, el corazón y de moneo, advertir, dar a conocer.
Enfoque bíblico o judeocristiano
Desde el principio de los tiempos en que el hombre no había recibido otras lecciones que las de Dios, le hicieron ofrendas y sacrificios; le elevaron votos, levantaron altares, los consagraron con efusiones de aceite y perfumes, juraron por su santo nombre, le tomaron por testimonio de sus alianzas, usaron de purificaciones, comieron en común la carne de las víctimas, etc. Así es como la historia santa nos pinta la religión de los patriarcas.
Moisés prescribió los ritos que debían observar los judíos. Las leyes ceremoniales fueron unidas a sus leyes civiles. Mas este ceremonial no era absolutamente nuevo para ellos. Una parte había sido ya practicada por sus padres. En vano el caballero Marsham, Spencer y otros, decían que la mayor parte de las ceremonias judías eran copiadas de las de los egipcios. Los patriarcas usaron de ellas para honrar a Dios antes que los egipcios las profanasen con la idolatría. Un gran número de estos ritos tendía a preservar a los judíos de las supersticiones de sus vecinos.
Jesucristo instituyó por sí mismo una parte de las ceremonias cristianas y dejó a los apóstoles el cuidado de establecer las demás. Desde los tiempos apostólicos, aun en medio de las persecuciones, vemos ya una liturgia, sacramentos, un clero, una jerarquía. En el siglo IV, cuando la iglesia tuvo libertad para practicar su culto públicamente, la liturgia se puso por escrito mas se había recibido por tradición de los apóstoles. En las diferentes iglesias de Oriente y Occidente, en las lenguas griega, siriaca y latina se encontró con la misma en cuanto a su esencia.
Bajo la ley de Moisés los ritos religiosos estaban destinados a persuadir a los judíos que Dios es no solo el único Señor de la naturaleza, sino el soberano legislador, el fundador y el padre de la sociedad civil, el árbitro de las naciones que dispone de su suerte como le place, las recompensa con la prosperidad o las castiga con las desgracias. La mayor parte de las ceremonias judías eran otros tantos monumentos de los hechos milagrosos que probaban la misión de Moisés, la protección especial de Dios sobre su pueblo, la certeza de las promesas que Dios le había hecho. Debían, pues, tener a los judíos en guardia contra el error general de los demás pueblos, respecto a los dioses locales, indígenas y nacionales a los que ofrecían sus inciensos. Sus profetas dicen que Dios que no ha prescrito a los judíos esa multitud de ceremonias más que para reprimir su inclinación a la idolatría. Ezeq. c. 22, y. 3 y sig.; Jerem. c. 7, f. 22. Estos mismos profetas repitieron muchas veces a los judíos que el culto ceremonial no puede agradar a Dios sino en tanto que es la expresión de los sentimientos del corazón.
Ceremonias cristianas
En el cristianismo las ceremonias ponen continuamente a la vista un Dios santificador de las almas que por medio de Jesucristo, su hijo, ha protegido a los libres del pecado y de la condenación; que por medio de gracias continuas provee a todas las necesidades del alma, que ha establecido entre todos los hombres, de cualquier nación que sean una sociedad religiosa universal que se conoce como comunión de los santos.
Así, en el cristianismo, lo mismo que en las dos épocas anteriores, las ceremonias son:
- Un monumento de los hechos que prueban la divinidad de la religión; se celebra en sus fiestas el nacimiento, los milagros, los padecimientos, la muerte, la resurrección de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo. Se remonta a la misma fecha de los acontecimientos y fue establecido por testigos oculares.
- Es una profesión de fe de las enseñanzas de Jesucristo que marcha a la par de la Sagrada Escritura y determina su sentido: las ceremonias del bautismo enseñan la corrupción de la naturaleza humana por el pecado; las de la liturgia atestiguan la presencia de Jesucristo; el signo de la cruz representa los misterios de la Santísima Trinidad, de la Encarnación y de la Redención, etc.
- Son otras tantas lecciones de moral que enseñan los deberes del cristiano, advierten las virtudes que se deben practicar y los vicios hay que evitar.
1. el ceremonial del bautismo es un cuadro de las obligaciones del cristiano
2. el del matrimonio un catecismo sobre los deberes mutuos de los esposos
3. el del orden una instrucción para los sacerdotes
4. las bendiciones de la Iglesia predican el reconocimiento y la sumisión hacia Dios, el uso moderado de los bienes de este mundo, etc.
4. Las ceremonias son unos lazos de las sociedades que reúnen a los fieles al pie de los altares, que aproximan las condiciones desiguales, que contribuyen a suavizar las costumbres y al reposo de la sociedad
1. el matrimonio y el bautismo aseguran la conservación y educación de los hijos, el estado y los derechos del ciudadano
2. las exequias a los difuntos se han establecido no solo para atestiguar el dogma de la resurrección futura sino para seguridad de los vivos: es una precaución contra las muertes clandestinas y por consiguiente contra el homicidio
3. la penitencia y la confesión previenen del pecado
4. la comunión coloca a todos en la misma mesa
5. etc.
Cuando un dogma católico ha sido atacado por los herejes, la Iglesia ha hecho de él una profesión más expresa en su culto y ha multiplicado las fórmulas que le expresaban. Así, como el misterio de la Santísima Trinidad fue atacado desde luego por los gnósticos, los sabelianos, los arrianos, los tracedomanos, etc., la Iglesia, para atestiguar su fe a las tres personas divinas, ha adoptado en todo el número de tres: de aquí el Kyrie repetido tres veces en honor de cada una; el Trisagio o tres veces santo, la triple inmersión por el bautismo, la doxología colocada al fin de cada salmo, etc.
Los defensores de la ortodoxia han opuesto:
- a los arrianos, los cánticos de los fieles
- a los pelagianos, las oraciones del oficio divino
- a los berengarios, la adoración de la Eucaristía, etc.
Ceremonias protestantes
Los protestantes más extremos dicen que las ceremonias de la Iglesia son supersticiones nuevas desconocidas por los primeros fieles, un manantial infalible de errores para el pueblo, un efecto de la ambición de los sacerdotes. Por consiguiente, las han quitado y proscrito llamando reforma a este cambio. Otros dicen que son restos del judaísmo. Pero dando a luz la liturgia en el siglo IV parece que no se hizo más que redactar por escrito lo que había sido practicado en los tres siglos anteriores porque el Apocalipsis manifiesta ya el plan de la liturgia tal como San Justino la representó en el siglo II y San Cirilo de Jerusalén en el III. Esto es lo que ha demostrado el abate Renaudoten los tomos 1 y 5 de la Perpetuidad de la Fe y después de él el P. Lebrun.
Desde la reforma protestante, la iglesia católica hizo el culto de la Eucaristía más pomposo, la invocación de la Santísima Virgen y de los santos más frecuente, la liturgia más majestuosa. Las tres principales corrientes protestantes no están de acuerdo acerca de las ceremonias que era preciso separar o conservar:
- los calvinistas casi las han suprimido todas; no han conservado más que el bautismo y la cena, desterrando todos los ritos antiguos
- los luteranos han conservado algunas más y si hubiese estado en la mano de Lutero tendrían mayor número más se vio obligado a ceder a algunos otros reformadores: así escribía en 1538 a Guillermo Prawest, su amigo.
- Los anglicanos, más moderados, son los que menos se separaron de ellas
Los protestantes conservaron de las ceremonias las reuniones de religión y el canto, el bautismo, que es una purificación o una lustración, la cena, que es una comida religiosa, las fiestas, los ayunos solemnes, la imposición de las manos, las exequias a los difuntos. Se ponen de rodillas para orar y algunos hacen la señal de la cruz.
Crítica a las ceremonias católicas
Algunos autores han creído que no había en las ceremonias nada de moral ni de misterioso, que todas se fundaban sobre razones físicas e históricas. Según su opinión, se emplea el incienso para eliminar los malos olores, los cirios para disipar las tinieblas de la noche, los diferentes gestos para hacer alusión a las palabras que se pronuncian, etc. Este es el sistema que siguió Don Claudio Vert en su Explicación literal e histórica de las ceremonias de la Iglesia.
Mosheim dice, como los calvinistas, que Jesucristo no instituyó más que dos ceremonias, el bautismo y la cena. Mosheim confiesa que los apóstoles instituyeron muchas ceremonias y que los progresos del cristianismo hicieron esta institución necesaria. Mas él traía de hacer sospechosos los motivos que se propusieron los sucesores de los apóstoles. Dice que en el siglo II se establecieron muchas ceremonias nuevas:
- por condescendencia con los indios y los paganos que estaban acostumbrados a un culto exterior pomposo y a fin de atraerlos más fácilmente al cristianismo
- para refutar la acusación de ateísmo que los paganos hacían a los cristianos porque no veían en estos últimos ningún aparato de religión
- porque de los judíos se sacaron los términos de pontífice, sacerdotes, levitas, sacrificio, altar, etc.
- a fin de imitar los misterios del paganismo que inspiraban respeto por la religión
- para conformarse al gusto de los orientales que gustaban enseñar de una manera simbólica y misteriosa
- para contemporizar las antiguas preocupaciones de los prosélitos judíos y paganos. Hist. Crist. Proleg., c. 2, §. 5, y ver. 2, §. 36; Inst. maj. saec. 1ª, parte 2ª, c. 4, §.7; Hist. eccles. del siglo II, 2ª parte, c. 4, §. 1.° y sig., etc.
Cree que en el siglo III el número de ceremonias se aumentó también porque los padres de la Iglesia adoptaron las ideas de Pitágoras y Platón relativas al poder de los demonios sobre el cuerpo y las almas. De aquí nacieron según él los exorcismos y los demás ritos del bautismo, las bendiciones de los alimentos y de las demás cosas usuales, la estimación por las mortificaciones y la continencia, las penitencias rigurosas impuestas a los pecadores escandalosos, el horror a los excomulgados, etc. Dice que el número de las ceremonias inventadas en el siglo IV parecía ya excesivo a San Agustín. Epist. 55 ad. Januar. c.19, núm. 35.
Se opone a las conjeturas de Mosheim la adhesión que las iglesias fundadas por los apóstoles en las diferentes partes del mundo conservaban por las lecciones de sus fundadores la profesión que hacen los padres más antiguos de atenerse a lo que los apóstoles habían establecido y la imposibilidad de introducir al mismo tiempo un uso nuevo en las iglesias de Egipto, Arabia, Siria, Persia, Asia menor, Grecia, Italia, las Galias, España y las costas del África: durante, las persecuciones del segundo y tercer siglo había muy poca relación entre estas sociedades diferentes.
En los escritos de los padres del segundo y tercer siglo, en las obras de los apologistas lejos de hallar ningún vestigio de condescendencia hacia las preocupaciones y hábitos de los judíos o de los paganos, vemos todo lo contrario, una afectación marcada por parte de estos escritores de atacar de frente las ideas y nociones del paganismo y del judaísmo y oponer a ellas las que los cristianos recibieron de Jesucristo y de los apóstoles. Se pueden comparar sobre este punto las apologías de San Justino, de Tertuliano, de Minucio Félix, de Orígenes, etc. Por una parte los protestantes objetan el silencio de estos escritores en relación con las ceremonias de que hablan los autores del siglo IV. Por otra suponen que fueron aquellos doctores silenciosos o sus contemporáneos quienes las establecieron y se han avergonzado de enseñar a los paganos lo que se hacía en la Iglesia cristiana por condescendencia hacia ellos. Se presume que los padres y los cristianos del segundo y tercer siglo formaron su creencia sobre los libros del Nuevo Testamento más que sobre la doctrina de los filósofos paganos.
Ceremonias sin enfoque religioso
Las diferentes culturas y religiones fueron imponiendo la mayoría de los rituales que componen cada una de las ceremonias que subsisten hasta la actualidad. Sin embargo, en la medida en que una parte de la población mundial no profesa ninguna religión y otra parte ha quedado relegada a la participación en los rituales de ciertas religiones, por haber perdido esta aptitud, se han ido gestando nuevas ceremonias, denominadas «laicas», cuyas formas pueden contener rituales tradicionales más su contenido difiere de la temática religiosa, adquiriendo relevancia el rito de que se trate (por ejemplo, en las ceremonias nupciales, la temática que subyace es el amor, la pareja, la familia, su historia, etc.).
Ablución
purificación ritual realizada en algunas ceremonias religiosas
Una ablución (latín ablutio, "me lavo; lavado") es una purificación ritual de algunas partes del cuerpo antes de algunos actos religiosos.
El agua es un símbolo de purificación en muchas de las principales religiones:
- En el cristianismo, el agua se utiliza para el bautismo (bautismo deriva del griego baptizo, lavar, sumergir), rito de admisión a la Iglesia cristiana, tanto en aspersión como en inmersión parcial o total por el pastor o sacerdote durante el rito del bautismo no durante el culto y no durante la misa.
- En el hinduismo, el agua tiene poderes de purificación.
- En el islam, el agua se utiliza para purificar al creyente durante abluciones anteriores a la oración, o Salat.
Las abluciones y la noción de pureza ritual son parte del judaísmo y del islam mientras que el cristianismo casi las ha abandonado.
Abluciones en el judaísmo
En el judaísmo, la ablución es una purificación ritual que puede ser una inmersión de todo el cuerpo o una sencilla aspersión de agua sobre las manos. La Torá prescribía una inmersión total en una fuente natural, un río, o un baño ritual para purificar a las personas o los objetos que se volvieron impuros por un contacto directo o indirecto con unas fuentes de impureza, de las cuales las principales son la sangre y los cadáveres. Existen reglas precisas para las abluciones.
Todos los trabajadores de los servicios del Templo, que necesitaban un estado de pureza ritual, debían lavarse manos y pies con agua.
Abluciones en el cristianismo
El cristianismo no solo retiene de las abluciones su significado simbólico en el rito del bautismo. Según la doctrina elegida, este rito consiste en una inmersión completa que significa la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo en un estanque (Romanos 6:1-11). Es una ordenanza hacia los bautistas judíos de las que Juan el Bautista es el representante más conocido. Como vestigio de la purificación previa a la liturgia por parte de los sacerdotes católicos, perduran en algunas iglesias, en las sacristías o en dependencias específicas, los lavatorios destinados para el lavado de las manos. Algunos de estos son auténticas obras de arte, en muchos casos desconocidas por sus ubicaciones.
Abluciones en el islam
En el islam son dos los tipos de abluciones (tahara): las grandes abluciones (gusle, غسل, lavar) y las pequeñas abluciones (wudu, وضوء, ablución). Estas abluciones están diseñadas para purificar el cuerpo y el alma. El rito religioso puede ser realizado con arena (abluciones secas), o a través de la ropa (por ejemplo, el lavado de los pies se puede hacer a través de los calcetines, o incluso de los zapatos).
Pequeñas abluciones
El wudu debe ser necesariamente realizado por un musulmán/a antes de la oración y la circunvalación, o Tawaf, alrededor de la Kaaba. El islam también recomienda su práctica antes de ir a dormir, leer el Corán, proceder a las grandes abluciones, o invocar a Allah. *Allah=Dios.
Comienzan con la fórmula "Bismillah, Er-Rahman, Er-Rahim.", que significa: "En el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso". Tras ello hay que lavarse, siguiendo un ritual muy específico; las manos, boca, nariz , brazos, cara, cabeza , orejas y pies, mientras se recita la shahada "Confirmo que no hay más dios que Alá, el Único que no tiene asociados y afirmó que Mahoma es Su siervo y Su Mensajero".
Grandes abluciones
El ghusl es el lavado completo del cuerpo. Es obligatorio en particular en el derrame seminal que ocurra estando despierto (debido al placer normal) o dormido (polución nocturna) pero no debido a una enfermedad o al frío o al efecto de una inmersión en agua caliente…), relación sexual, cesación de la menstruación, cesación de los loquios después del parto. La emisión del esperma debido a una enfermedad o al frío o al efecto de una inmersión en agua caliente invalidará solamente la ablución menor (wudû’).
Algunas situaciones en las cuales se recomienda hacer el ghusl: para la oración del viernes (justo antes de irse a la mezquita), para la oración del Aid (las dos fiestas) o cuando uno abraza el islam. Igual que con las pequeñas abluciones, hay que tener cuidado de no desperdiciar el agua y utilizar sólo la cantidad necesaria.
La manera correcta de hacer el ghusl (ablución mayor) es: Ponerse en un lugar limpio (esto es mandûb = recomendado). Lavar las dos manos y limpiar las mancillas. Emitir la intención (niyyah) (de desembarazarse del estado de impureza mayor o de poder cumplir con los actos cultuales (impedidos por el estado de impureza mayor) o de cumplir con la obligación de lavamiento ritual), luego decir: «bismillah» (en el nombre de Allâh) y lavar las partes íntimas (lavar primero el sexo y no volver a tocarlo después (o durante) la ablución menor). Luego realizar la ablución menor normalmente (se puede atrasar el lavamiento de los pies hasta el fin del Ghusl). Luego lavar la cabeza tres veces, cuidando que el agua penetre hasta la raíz de los cabellos (frotando), lavar después las orejas y la barba haciendo bien penetrar el agua adentro (de la barba) (hasta la raíz y la piel, frotando), luego lavar el cuello, los hombros, bajo los brazos y el ombligo (utilizando su dedo para alcanzar el fondo) y después la espalda… Luego lavar el lado derecho del cuerpo y después el izquierdo, la pierna derecha y la pierna izquierda… (pues se recomienda empezar por las partes superiores derechas del cuerpo). Cada parte del cuerpo debe ser friccionada con agua (incluso las partes escondidas como bajo los brazos, el ombligo, detrás de las rodillas, la entrepierna…) pasando bien la mano.
Abluciones secas
Como es frecuente que no haya agua en el desierto, o por la imposibilidad de la persona a estar en contacto con el agua por razones de salud (maladies), o por otras razones (falta de agua caliente, riesgo para la salud si el agua toca en todo o en parte el cuerpo, etc); el islam ha brindado la oportunidad de abluciones en seco, en sustitución de las grandes y pequeñas, con la condición de que la intención sea purificarse. Es necesario usar un objeto puro, frotarse manos y cabeza y rezar inmediatamente.
Objetos puros: tierra limpia, piedras, nieve, tierra húmeda, o cualquier superficie pura. El enfermo que esté solo puede utilizar una pared de piedra o adobe, o cualquier otra cosa a la que alcance.
Abluciones en la francmasonería
En el grado 5-18 de la francmasonería, se lleva a cabo una ablución en las ceremonias místicas.
Bautismo por inmersión
El bautismo por inmersión es un rito cristiano de bautismo. Se refiere a una experiencia de renovación espiritual, por la que un creyente, después de un nuevo nacimiento, decide ser bautizado por inmersión total en agua, después de una profesión de fe. Es un bautismo asociado con bautismo del creyente y practicado principalmente en el cristianismo evangélico.
Origen
Según algunos teólogos evangélicos, el bautismo de Juan el Bautista en el Jordania y de los apóstoles de Jesucristo así como en la Iglesia primitiva, se practicaba por inmersión, debido a la mención en la Biblia de encontrar abrevaderos para administrarlo.[1] Si no fuera necesaria la inmersión en agua abundante, los discípulos podrían haber llevado agua para bautizar al creyente. Algunos también apuntan a la mención del Evangelio según Marcos donde se dice que Jesucristo salió del agua después de su bautismo. Además, según el griego que es la lengua del Nuevo Testamento, la palabra bautizar viene de baptizo, que significa "empapar" o "sumergir".
Características
El bautismo tiene lugar por inmersión total en agua, después del nuevo nacimiento y la profesión de fe. El creyente es sumergido en agua como símbolo de su muerte espiritual y su resurrección es simbolizada cuando emerge del agua.
Historia
En el siglo XVI, ciertos grupos anabautistas, que llevaron al regreso de la práctica del bautismo del creyente, dispensaron el bautismo por inmersión total. En los años siguientes a los comienzos del movimiento bautista de 1609, este modo se convirtió en la única forma legítima de administración del bautismo en las iglesias del movimiento. El pentecostalismo de 1906 también adoptaría esta creencia.
Aspersión
Se llama aspersión al ritual de rociar agua bendita con el hisopo, y es una de las tres partes del bautismo
Este rito se practicaba entre los judíos, y su origen se remonta hasta Moisés, con citas frecuentes en el Libro de los Números (v.g. Números 19:8-12). Ha pasado del judaísmo a la religión cristiana, desde los tiempos de la Iglesia primitiva (Ezequiel 36:25-26, 1 Corintios 10:2, cf. Salmo 77:16-20). La palabra tiene su origen en la locución latina aspersio que se traduce como rociar. La aspersión se practicaba también en el paganismo con el agua lustral.
San Clemente, papa del siglo I, ordena que se hagan aspersiones con el agua mezclada de aceite. El papa Alejandro I sustituyó la sal al aceite. Esta mezcla de agua y de sal se bendice por medio de oraciones. Ninguna bendición se ha verificado sin aspersión cuando se trata de una cosa porque las personas pueden ser bendecidas sin el agua y sin la sal santificadas. La aspersión más solemne es aquella que se efectúa el domingo antes de la misa parroquial.
La aspersión del agua bendita se hace sobre los cuerpos de los difuntos. Este uso proviene de la más remota antigüedad y se practica en todas partes. Hay lugares de España donde se hace una aspersión en todo el cementerio el día de difuntos. Se hacen también aspersiones en los campos, sobre los muros de una nueva construcción, sobre una nave que aún no se ha lanzado al mar, sobre los campanarios de iglesia, etc.
Es un acto litúrgico que puede realizarse independientemente de cualquier otra ceremonia o que puedo acompañar otros actos litúrgicos, precediéndolos o siguiéndolos. Como ceremonia accesoria vemos que la aspersión del agua bendita va mezclada al rito del Bautismo y de la Extremaunción, termina la bendición nupcial y las últimas ceremonias de la sepultura. Fuera de las ceremonias y de las funciones litúrgicas, los fieles se pueden servir también del agua bendita para entrar en las iglesias y para salir de ellas, al entrar en un nuevo aposento o al salir de él, para bendecir a sus hijos. Estos últimos usos, enteramente privados, son idénticos a la costumbre do que nos habla Tertuliano y que tenían los antiguos cristianos de lavarse las manos al entrar en sus casas y al salir de ellas.
Continua en La Sacramentología II: El Bautismo II