Zorobabel y su familia, incluyendo a su nieto Eliachim. Fresco de Miguel Ángel.
Esdras
Esdras (hebreo: עזרא, Ezra;1 fl. 480–440 BC), también llamado Esdras el escriba (hebreo: עזרא הסופר, Ezra ha-Sofer) y Esdras el sacerdote en el Libro de Esdras. Según la Biblia hebrea, volvió del cautiverio de Babilonia y reintrodujo la Torá en Jerusalén (Esdras 7–10 y Neh 8). Según I Esdras, una traducción griega del Libro de Esdras, todavía en uso en la Iglesia ortodoxa, era también sumo sacerdote.Su nombre puede ser una abreviación de Azaryahu, "Dios ayuda". En la Septuaginta Ezra se convierte en Esdras (Ἔσδρας), lo mismo que en latín.
El Libro de Esdras describe cómo condujo a un grupo judíos exiliados desde Babilonia hasta su hogar en Jerusalén (Esdras 8.2-14), donde se dice que les obligó a la observancia de la Torá, y a limpiar la comunidad de matrimonios mixtos.
Libro canónico y apócrifos
Según las distintas colecciones de libros de las diferentes comunidades creyentes, existen diversos libros atribuidos al escriba Esdras, que podrían resumirse así
En la Biblia hebrea
Los libros canónicos Libro de Esdras y Libro de Nehemías son las fuentes más antiguas sobre la actividad de Esdras, mientras que muchos de los otros libros escritos sobre Esdras son trabajos literarios posteriores, dependientes de los canónicos.
Libro de Esdras-Nehemías
Los libros de Esdras y Nehemías formaban originariamente un solo rollo. Más tarde, los judíos dividieron este rollo y lo llamaron Esdras I y II. Las Biblias hebreas modernas llaman a los dos libros, «Esdras y Nehemías», como también lo hacen otras traducciones modernas de la Biblia. Algunas partes del Libro de Esdras (4:8 a 6:18 y 7:12-26) fueron escritas en arameo, pero la mayoría está en idioma hebreo. Esdras era experto en ambas lenguas. Esdras, un descendiente de Seraiah, el sumo sacerdote, estaba viviendo en Babilonia, cuando en el séptimo año de Artajerjes I (~ 457 a. C.), rey de Persia, el rey le envió a Jerusalén a enseñar las leyes de Dios a cualquiera que no las conociese. Esdras condujo a un gran número de exiliados, de vuelta a Jerusalén, donde descubrió que los judíos se habían casado con mujeres no-judías. Al ver esto, rompió sus vestiduras y confesó los pecados de Israel ante Dios, y luego se enfrentó a la oposición de algunos de sus compatriotas para purificar a la comunidad y disolver los matrimonios pecaminosos. Algunos años después, Artajerjes envió a Nehemías (un noble judío de su servicio personal) a Jerusalén, como gobernador, con la tarea de reedificar las murallas de la ciudad. Una vez que fue completada esta tarea, Esdras leyó la Ley de Moisés a la asamblea de los israelitas, y el pueblo y los sacerdotes entraron en un pacto para mantener la ley y separarse de los restantes pueblos.
Nehemías
Nehemías (hebreo נְחֶמְיָה Ne'hemya, «Yavé ha consolado») es una figura de la cautividad de Babilonia, y el retorno a Sion, cuya historia está consignada en el Tanaj y la Biblia. Está considerado como el principal artífice de la reconstrucción de las murallas de Jerusalén, como el autor del Libro de Nehemías. Fue gobernador de la provincia de Judea entre el 445 a.C. - 433 a.C. aproximadamente.
Elementos biográficos
De Susa a Jerusalén
Mientras se desempeñaba como copero en Susa, con el rey aqueménida Artajerjes I1 o bien con Artajerjes II2), se entera de un informe alarmante de Hanani, uno de sus hermanos sobre la desolación que reina en Jerusalén.34 El duelo que embarga a Nehemías resulta tan evidente, que el rey se interesa por sus problemas, y le permite, quizá con la intercesión de la reina, o de la reina madre, visitar Jerusalén, en calidad de tirshatha (« virrey») de la provincia de Yehoud, bajo dominio persa. Nehemías, llega en el vigésimo año del reinado de Artajerjes, provisto de un firmán que le autoriza a proveerse de madera para la reconstrucción de las murallas. Su llegada a Jerusalén en 445 a. C., contraría grandemente a Sanballat el horonita, gobernador de Samaria, y a Tobías el amonita, gobernador de Amón;5 su oposición, así como la de Guechem el árabe va aumentando cuando se enteran de los proyectos de Nehemías.
La reconstrucción de la muralla
La reconstrucción de la muralla de Jerusalén había sido emprendida varias veces, antes de Nehemías, pero los intentos habían fracasado. Después de haber inspeccionado Jerusalén por la noche, para obrar con la máxima discreción, instruyó a la familia sacerdotal, y a cuarenta y dos familias de diversas localidades judías para reconstruir las diversas puertas y torres, así como los tramos de muralla entre las puertas y edificios.7 Sin embargo, los ánimos de los enemigos de los judíos se encendieron, y emprendieron varias tentativas de intimidación; algunos judíos, incluso, aliados con los enemigos de Nehemías, les disuadieron de proseguir los trabajos. Nehemías hizo armarse a los albañiles, instalando atalayas.8 A pesar de la magnitud de la tarea, ésta se acabó, según el relato bíblico en cincuenta y dos días.
El relato de la construcción, así como el de las ceremonias de inauguración, parecen haber sido consignados varios años después de los acontecimientos descritos.
Las reformas de Nehemías
Tan pronto como se terminó la construcción, Nehemías se dedicó a las reformas políticas.
La primera fue restituir sus tierras a aquéllos a los que tuvieron que desprenderse de ellas para pagar sus deudas. Esta medida, que anulaba toda consideración hacia las propiedades legalmente adquiridas, se aplicó con relativa facilidad. Sin embargo, poco después, Nehemías hubo de hacer frente a varias tentativas de asesinato y de descrédito alentadas por sus enemigos, entre los cuales destacaban el falso profeta Shemaya y la falsa profetisa Noadiya.
Nehemías inició a continuación una encuesta sobre la genealogía de los residentes en Jerusalén, a fin de separar a los extranjeros. A este efecto, se hizo remitir una copia del rollo de las familias retornadas a Sion con el gobernador Zorobabel. El relato hace un paréntesis, sin describir las medidas adoptadas, ni la acogida que tuvieron. Se desprende, según otros pasajes del Libro de Nehemías, que los matrimonios mixtos habían sido frecuentes, incluso en la familia del sumo sacerdote, que se había aliado conyugalmente con Tobías el amonita. Parece pues, que Nehemías, no queriendo alienarse a las capas humildes del pueblo, que había conquistado con su reforma anterior, suspendió sus investigaciones.
El resto de sus reformas, parece ser de naturaleza religiosa, secundando a Esdras en su reinstauración de la ley mosaica, en particular, respectos al sabbat. También instituyó un sistema de impuestos para el mantenimiento del Templo y su culto, a pesar de la oposición que suscitaron sus decretos. Una vez establecidas sus reformas, Nehemías volvió a Susa o a Ecbatana.
Después de su regreso a Jerusalén, en el curso del cual completó su encuesta genealógica, Nehemías se lamentó de la decadencia en la que había caído Jerusalén, durante su ausencia de dos años. (Algunos sitúan en este intervalo el ministerio de Malaquías1). No se conoce nada de su historia más allá de este punto; probablemente murió en Jerusalén a edad avanzada. Se desconocen el lugar de su muerte y de su sepultura.
Nehemías fue el último gobernador nombrado por la corte de Persia: la provincia de Yehoud será, en efecto, anexionada a la satrapía de Celesiria, y gobernada por un sumo sacerdote nombrado por los sirios.
Cautiverio de Babilonia
Se conoce con el nombre de Cautiverio de Babilonia o Cautividad en Babilonia al período que comprende desde el año 586 hasta 537 a. C. en el que parte considerable de los hebreos que habitaban el sureño Reino de Judá estuvieron exiliados en Babilonia, comenzando la deportación y el exilio de los judíos inmediatamente después de la toma de Jerusalén y la destrucción del Templo por Nabucodonosor II y finalizando con el supuesto edicto del rey persa Ciro de 538 a. C. que permitió el regreso de los judíos a sus tierras de origen en el año siguiente
Cautiverios hebreos en Mesopotamia
Gran parte de los hebreos que habitaban tanto en el Reino de Israel como en el Reino de Judá conocieron el exilio seguido de un cautiverio en Mesopotamia.
Cautiverio israelita en Asiria. Los habitantes del norteño Reino de Israel lo conocieron a partir de 722 a. C.,5 cuando el Reino de Israel hubo caído en manos asirias; fueron deportados a Nínive, perdiéndose luego el rastro de las diez tribus norteñas.
Cautiverio judío en Babilonia. Los habitantes del sureño Reino de Judá lo conocieron a partir de 586 a. C., luego de haber caído en manos neobabilónicas; ellos fueron subsecuentemente deportados a Babilonia.
Según la interpretación providencialista los miembros de las diez tribus del Reino de Israel merecieron peor suerte que aquella conocida por las dos tribus del Reino de Judá. Significativamente, ambas comunidades habían oportunamente sido advertidas por los grandes profetas del periodo, Elías e Isaías, respectivamente.
Exilio y cautiverio en la Biblia
Las principales fuentes acerca de lo sucedido son el Segundo Libro de Crónicas y el Segundo Libro de Reyes, finalizando ambos con el Exilio. Esdras comienza con el Exilio y narra lo sucedido luego de éste, con Nehemías, y los profetas Jeremías y Ezequiel quienes lo experimentan el uno en Jerusalén y el otro en Babilonia, y las Lamentaciones que dan testimonio de la catástrofe acontecida, en tanto que Ageo y Zacarías viven el regreso, del que los Salmos hacen explícitamente referencia. El Exilio es por consiguiente de gran importancia en el texto bíblico.
Acerca del Cautiverio en Babilonia, expresa el texto bíblico: En aquel tiempo los servidores de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén; y la ciudad fue sitiada.... Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén: a todos los magistrados, a todos los guerreros valientes (un total de diez mil cautivos), y a todos los herreros y artesanos. No quedó nadie, excepto la gente más pobre del pueblo de la tierra.... El rey de Babilonia proclamó rey en lugar de Joaquín a su tío Matanías, y cambió su nombre por el de Sedequías. 2 Reyes 24:10-17 (Versión Reina Valera)
La deportación sucedió en dos fases, una ya en torno a 597 a. C., que afectó a las clases altas, y otra, más general, en 586 a. C., a raíz de la destrucción de Jerusalén.
Esto sucedió a causa de la cólera de Yahveh contra Jerusalén y Judá, hasta que los arrojó de su presencia. Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia. 2 Reyes: 24:20 (Versión Biblia de Jerusalén)
La liberación por Ciro significó la vuelta de muchos judíos a Israel, pero la mayoría engrosó la Diáspora o dispersión de las comunidades judías fuera de la Tierra Santa, que ya entonces era numerosa en lugares tales como Egipto.
Cautiverio judío en Babilonia (586 a 537 a. C.)
En 931 a. C., luego de la división de lo que otrora había sido reino unido de Israel, los hebreos se encontraron en una posición política débil, prisioneros del juego político de las potencias extranjeras de la Antigüedad, en especial del creciente poderío de los asirios. En 721 a. C., el reino del norte fue aniquilado por las fuerzas asirias.
El reino de Judá obtuvo una considerable prórroga, gracias a la guerra que se libró entre Asiria y Babilonia. Mas en 587 a.C., Nabucodonosor II conquistó Jerusalén, destruyó su Templo y puso fin a la independencia de los hebreos.
A pesar de que se suele considerar al Cautiverio de Babilonia como un destierro total del pueblo hebreo, el traslado de población sólo afectó a las clases altas hebreas. Los conquistadores de Israel tenían interés en impedir que resurgiera allí un poder político fuerte, y para eso, "importaron" por la fuerza a la clase dirigente capaz de liderar una posible revuelta. El bajo pueblo, por su parte, no fue mayormente afectado por estos traslados forzosos.
La pérdida de su independencia nacional fue un enorme trauma para los hebreos, quienes como defensa psicológica dieron el paso del antiguo Yahvismo nacionalista a la religión moderna del judaísmo. Asimismo incubaron las primeras esperanzas mesiánicas, y creyeron que Yahveh los estaba poniendo a prueba para oportunamente producir un milagroso cambio en las circunstancias, que traería consigo el final de los tiempos y el restablecimiento de la independencia judía.10
A pesar de todos ello, el grupo de hebreos exiliados prosperó. La suerte de los hebreos en Babilonia es narrada por textos bíblicos tales como los libros de Daniel y Ester. Ambos sugieren que los hebreos alcanzaron altas posiciones entre los mesopotámicos. También habrían tomado contacto con las prácticas idolátricas de los babilonios que son descritas con detalle en el libro de Baruc (secretario o escriba del profeta Jeremías). Se trata de una carta (capítulo 6) que Jeremías dictó a Baruc para comunicársela a los judíos antes de ser deportados con el fin de prevenirles de dichas prácticas que Yahvé consideraba contrarias al monoteísmo y por tanto pecaminosas. Consistían en figuras de oro, de plata y de madera hechas por artesanos y orfebres a grandes precios, llevadas a hombros, con lámparas, con coronas en la cabeza, con lujosos vestidos de púrpura, revestidas de oro, tomadas por dioses y seguidas por delante y detrás por multitudes que los adoraban, esperando que les dieran prosperidad y protección.
El año 538 a. C., el rey persa Ciro el Grande conquistó Babilonia y destruyó su imperio, autorizando en 537 a. C. a los hebreos a regresar a la tierra de Israel. Le dio a Jerusalén un estatuto semiautónomo, posiblemente para tener un "estado tapón" que le sirviera de parapeto contra el por entonces creciente poder de Egipto.
Pero, si bien Ciro el Grande autorizó a los judíos a regresar a su tierra nativa, una importante comunidad judía permaneció en Babilonia desde entonces. En Jerusalén, el Templo fue reconstruido por Zorobabel. Los israelitas consiguieron mantener un estatuto semi-independiente hasta el fin del Imperio Persa, en 332 a .C.
Copero
Copero era un oficial o encargado de alto rango en las cortes reales, cuya tarea era servir las bebidas en la mesa. A causa del temor constante a las conspiraciones e intrigas, esta persona debía ser considerada totalmente digna de confianza para poder mantener su posición. Debía proteger la copa del rey ante el riesgo de envenenamientos, por lo que se requería, a veces, probar un poco de vino antes de servirlo.
Sus relaciones de confianza con el rey, a menudo les granjeaba una posición de gran influencia y era muy valorada, por lo que fueron pocos los elegidos a lo largo de la historia. Los requisitos para obtener el trabajo no se llevaban a cabo a la ligera, valorándose y apreciando además de su porte, su modestia, laboriosidad y coraje. Se encuentran coperos en la mitología y la religión, donde los dioses a veces tenían alguno.
Coperos en la Biblia
En la Biblia son mencionados varias veces. Este oficio es mencionado por primera vez en el Génesis 40:1, donde la palabra hebrea es traducida, a veces, no sólo como "copero", sino también como "escanciador" o "mayordomo". La frase: El faraón se enojó contra sus dos eunucos, el "jefe de los coperos" y... (Génesis 40:2) concuerda con el hecho de que podían existir varios coperos bajo el mando de un jefe. Nehemías (cf. Nehemías 1:11) fue el pequeño niño judío, cautivo y exiliado en Persia hasta que los medos y los persas derrotaron a los sucesores del rey Nabucodonosor II y tomaron el control de su imperio, incluyendo todos los cautivos de guerra. Nehemías llegó a la posición de más alto rango de palacio, el de copero del rey Artajerjes I, el nuevo rey de Persia. Su posición puso su vida en riesgo todos los días pero le dio autoridad y un salario importante. Artajerjes le tuvo en gran estima, como se muestra en (Nehemías 2:2 y siguientes). Su capacidad financiera (Nehemías 5:8,10,14,17) indicaría que esta ocupación era muy lucrativa.
Se mencionan además en el Libro Primero de los Reyes 10:5 y en el Libro Segundo de las Crónicas 9:4 donde, entre otras evidencias del esplendor real, se indica haber impresionado a la reina de Saba con la gloria de Salomón.
Pero en otros casos (Libro de Isaías 36:2): Y el rey de Asiria envió al "Rabshakeh" de Laquis a Jerusalén... donde el título de "Rabshakeh", que una vez se pensó que significaba "jefe de los coperos", se da ahora una traducción diferente como "jefe de oficiales" o "príncipes" (BDB debajo de la palabra). Behemot, citado en el Libro de Job, bestia o demonio de los instintos, los placeres de la mesa y el vientre, es el Gran Copero de los infiernos.
Coperos en la antigüedad
Hacia 721 a. C., en la corte de los reyes asirios, el jefe de los coperos o Gran Copero (rab shaqé) era el encargado de presentar la copa real en las ceremonias oficiales.
Los reyes macedonios, incluido Alejandro Magno, estaban rodeados de coperos. Esta función estaba reservada a los hijos de la nobleza. El copero macedonio más famoso fue Yolas, hijo de Antípatro, al que un rumor acusaba del envenenamiento de Alejandro.
Zorobabel
Zorobabel (en hebreo, זְרֻבָּבֶל, Zərubbāvel; griego: ζοροβαβελ, Zŏrobabel) personaje bíblico, nieto de Joaquín y líder de los judíos exiliados que retornaron de Babilonia. Según el Nuevo Testamento es uno de los antepasados de Jesús. En el reinado de Ciro, condujo el primer grupo de judíos (42.360 personas según la Biblia) que regresaron a Judá después del cautiverio babilónico, fue, también, quien puso los cimientos del Segundo templo en Jerusalén. Según el historiador musulmán Ya'qubi, Zorobabel recuperó la Torá y los libros de los Profetas, hecho que el judaísmo atribuye a Esdras.1
Etimología del nombre
Zorobabel en hebreo, puede ser una contracción de Zərua‘ Bāvel (en hebreo, זְרוּעַ בָּבֶל), que significa "semilla de Babilonia", refiriéndose a un niño concebido y nacido en Babilonia, o bien de Zərûy Bāvel (en hebreo, זְרוּי בָּבֶל), que significaría, "el expulsado de Babilonia".
Zorobabel en la Biblia hebrea
Hijo de Salathiel
La Biblia Hebrea lista a Salathiel como el segundo hijo del Rey Jechônías (Primer libro de Crónicas 3:17). El Neo-rey babilónico Nabucodonosor II exilia a Jechônías de Babilonia y mata al último rey de Judá, tío de Jechônías, el Rey Sedecías. Potencialmente, Salathiel se convertiría en el heredero legítimo al trono, si la monarquía de David hubiese sido restablecida.
La Biblia hebrea tiene textos contrarios en cuanto a si Zorobabel es hijo de Salathiel o de Pedaía. Varios textos explícitamente llaman "Zorobabel al hijo de Salathiel " (Esdras 3:2, Nehemías 12:1, Hageo 1:1,12,14). Sorprendentemente, un texto hace Zerubbabel un sobrino de Salathiel (Primer libro de Crónicas 3:17-19): El rey Jeconiah es el padre de Salathiel y Pedaía, entonces Pedaía es el padre de Zorobabel.
Varias especulaciones se crearon para mostrar cómo ambas genealogías podrían ser verdaderas. Una sugiere que Salathiel muriera sin niños y por lo tanto Pedaiah, su hermano, se casó con su viuda, según la ley judía -levirato- en cuanto a la herencia (Deuteronomio 25:5-6). Si es así, Zerubbabel sería el hijo legal de Salathiel, pero el hijo biológico de Pedaiah.
La otra especulación afirma que el título de "hijo de Salathiel" no hace referencia a un hijo biológico, sino de ser un miembro del "hogar" de Salathiel (en hebreo, בית, bet). El término hebreo: "padre" (en hebreo, אב, av), puede referirse a un padre de familia, similar al término latino paterfamilias. En este sentido, un hombre que es el "padre" de un hogar, hace referencia a que sea el "padre" de sus propios hermanos biológicos, sobrinos y sobrinas, o cualquier otra persona que cohabitate en su "hogar". Zorobabel (y posiblemente su padre Pedaiah) podría ser llamado "hijos de éste" si vivían en el hogar de Salathiel.
Tal vez ambas especulaciones podrían ser ciertas. Zorobabel podría ser el hijo legal de Salathiel y, por tanto, también un miembro de su hogar. En particular, si Salathiel no tenía hijos biológicos, Zerubabbel como hijo jurídico de Salathiel sería el heredero de la familia y por tanto nuevo "padre" con más autoridad que los demás miembros de la familia.
Sin embargo, otra simplemente especulación sugiere que el texto que identifica a Zorobabel como un hijo de Pedaiah podría ser un error escribal. Ocurre en una parte del texto donde el hebreo parece no congruente y, posiblemente, ilegible (Primer libro de Crónicas 3:16-21).2 La mención esperada de Salathiel de ser un "padre" parece accidentalmente omitido, y, por tanto, sus hijos se confunden con los de Pedaiah. Puede haber otros problemas con estos versos también.
En cualquier caso, los textos donde Zorobabel se llama "hijo de Salathiel" tienen un contexto que es abiertamente político y parece que Zorobabel hace hincapié en el potencial de la demanda real al trono de la dinastía davídico, por ser el sucesor de Salathiel. Zorobabel se entiende como el sucesor legal de Salathiel, con el título de Zorobabel paralelo al el título de sumo sacerdote Jeshua, "hijo de Jozadak", que hace hincapié en Jeshua de la reclamación correspondiente a la dinastía de sumosacerdotes, descendiente de Aarón. Por lo tanto, con un descendiente de David y el otro de Aarón, estos dos funcionarios tienen la autoridad divina para reconstruir el Templo.
En la Biblia Kadosh (traducción del original al español) En 1 Crónicas 3:19 deja claro que Zorobabel (Zerubavel) era hijo de Salathiel (Hb. Shealtiel).
Zorobabel y Sheshbazar
En la Enciclopedia Judía se considera si la posible identificación de Zorobabel con Sheshbazzar, quien podría ser "el príncipe de Judá" y líder del primer gran grupo de exiliados hebreos que regresan a Jerusalén.
Zorobabel en otros textos
-Receptor de un apocalipsis según el Séfer Zorobabel (Apocalipsis de Zorobabel, siglo VII). Apocalipsis de Zorobabel.
-Desempeña un papel importante en el último trabajo de Sholem Asch titulado El Profeta.3 Allí se lo presenta como el "Príncipe de Judá" en Tierra Santa. Es uno de los constantes seguidores y mejores amigos del profeta Isaías y desciende de la dinastía davídica.
Zorobabel en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, Zorobabel es mencionado en el Evangelio de Mateo, en la genealogía de Jesús, es allí que se dice es el hijo de Salathiel (del griego Salathiel). Zorobabel se volvió a mencionar en la genealogía de Jesús de Nazaret registradas en el Evangelio de Lucas, verso 3:27, dice que él es el hijo de Salathiel.
Según las distintas colecciones de libros de las diferentes comunidades creyentes, existen diversos libros atribuidos al escriba Esdras, que podrían resumirse así
# | Texto masorético | Biblias en español | Vulgata | Septuaginta | Versiones eslavas | Versión etíope | Nombres alternativos | ||
1 | Ezra | Esdras | 1 Esdras | 2 Esdras B΄ Έσδρας | 1 Esdras | Esdras-Nehemías | Esdras-Nehemías | ||
2 | Nehemyah | Nehemías | 2 Esdras | Nehemías | |||||
3 | no existe | 1 Esdras (apócrifo) | 3 Esdras (apéndice) | 1 Esdras A΄ Έσδρας | 2 Esdras | 2 Esdras | Esdras griego | ||
4 | 2 Esdras (apócrifo) | 2 Esdras (apéndice) | no existe | 3 Esdras | Ezra Sutuel | (Cap. 3–14) | 4 Esdras o Apocalipsis de Esdras | Esdras latino | |
5 | no existe | (Cap. 1–2) | 5 Esdras | ||||||
6 | (Cap. 15–16) | 6 Esdras |
Los libros canónicos Libro de Esdras y Libro de Nehemías son las fuentes más antiguas sobre la actividad de Esdras, mientras que muchos de los otros libros escritos sobre Esdras son trabajos literarios posteriores, dependientes de los canónicos.
Libro de Esdras-Nehemías
Los libros de Esdras y Nehemías formaban originariamente un solo rollo. Más tarde, los judíos dividieron este rollo y lo llamaron Esdras I y II. Las Biblias hebreas modernas llaman a los dos libros, «Esdras y Nehemías», como también lo hacen otras traducciones modernas de la Biblia. Algunas partes del Libro de Esdras (4:8 a 6:18 y 7:12-26) fueron escritas en arameo, pero la mayoría está en idioma hebreo. Esdras era experto en ambas lenguas. Esdras, un descendiente de Seraiah, el sumo sacerdote, estaba viviendo en Babilonia, cuando en el séptimo año de Artajerjes I (~ 457 a. C.), rey de Persia, el rey le envió a Jerusalén a enseñar las leyes de Dios a cualquiera que no las conociese. Esdras condujo a un gran número de exiliados, de vuelta a Jerusalén, donde descubrió que los judíos se habían casado con mujeres no-judías. Al ver esto, rompió sus vestiduras y confesó los pecados de Israel ante Dios, y luego se enfrentó a la oposición de algunos de sus compatriotas para purificar a la comunidad y disolver los matrimonios pecaminosos. Algunos años después, Artajerjes envió a Nehemías (un noble judío de su servicio personal) a Jerusalén, como gobernador, con la tarea de reedificar las murallas de la ciudad. Una vez que fue completada esta tarea, Esdras leyó la Ley de Moisés a la asamblea de los israelitas, y el pueblo y los sacerdotes entraron en un pacto para mantener la ley y separarse de los restantes pueblos.
Nehemías
Nehemías (hebreo נְחֶמְיָה Ne'hemya, «Yavé ha consolado») es una figura de la cautividad de Babilonia, y el retorno a Sion, cuya historia está consignada en el Tanaj y la Biblia. Está considerado como el principal artífice de la reconstrucción de las murallas de Jerusalén, como el autor del Libro de Nehemías. Fue gobernador de la provincia de Judea entre el 445 a.C. - 433 a.C. aproximadamente.
Elementos biográficos
De Susa a Jerusalén
Mientras se desempeñaba como copero en Susa, con el rey aqueménida Artajerjes I1 o bien con Artajerjes II2), se entera de un informe alarmante de Hanani, uno de sus hermanos sobre la desolación que reina en Jerusalén.34 El duelo que embarga a Nehemías resulta tan evidente, que el rey se interesa por sus problemas, y le permite, quizá con la intercesión de la reina, o de la reina madre, visitar Jerusalén, en calidad de tirshatha (« virrey») de la provincia de Yehoud, bajo dominio persa. Nehemías, llega en el vigésimo año del reinado de Artajerjes, provisto de un firmán que le autoriza a proveerse de madera para la reconstrucción de las murallas. Su llegada a Jerusalén en 445 a. C., contraría grandemente a Sanballat el horonita, gobernador de Samaria, y a Tobías el amonita, gobernador de Amón;5 su oposición, así como la de Guechem el árabe va aumentando cuando se enteran de los proyectos de Nehemías.
La reconstrucción de la muralla
La reconstrucción de la muralla de Jerusalén había sido emprendida varias veces, antes de Nehemías, pero los intentos habían fracasado. Después de haber inspeccionado Jerusalén por la noche, para obrar con la máxima discreción, instruyó a la familia sacerdotal, y a cuarenta y dos familias de diversas localidades judías para reconstruir las diversas puertas y torres, así como los tramos de muralla entre las puertas y edificios.7 Sin embargo, los ánimos de los enemigos de los judíos se encendieron, y emprendieron varias tentativas de intimidación; algunos judíos, incluso, aliados con los enemigos de Nehemías, les disuadieron de proseguir los trabajos. Nehemías hizo armarse a los albañiles, instalando atalayas.8 A pesar de la magnitud de la tarea, ésta se acabó, según el relato bíblico en cincuenta y dos días.
El relato de la construcción, así como el de las ceremonias de inauguración, parecen haber sido consignados varios años después de los acontecimientos descritos.
Las reformas de Nehemías
Tan pronto como se terminó la construcción, Nehemías se dedicó a las reformas políticas.
La primera fue restituir sus tierras a aquéllos a los que tuvieron que desprenderse de ellas para pagar sus deudas. Esta medida, que anulaba toda consideración hacia las propiedades legalmente adquiridas, se aplicó con relativa facilidad. Sin embargo, poco después, Nehemías hubo de hacer frente a varias tentativas de asesinato y de descrédito alentadas por sus enemigos, entre los cuales destacaban el falso profeta Shemaya y la falsa profetisa Noadiya.
Nehemías inició a continuación una encuesta sobre la genealogía de los residentes en Jerusalén, a fin de separar a los extranjeros. A este efecto, se hizo remitir una copia del rollo de las familias retornadas a Sion con el gobernador Zorobabel. El relato hace un paréntesis, sin describir las medidas adoptadas, ni la acogida que tuvieron. Se desprende, según otros pasajes del Libro de Nehemías, que los matrimonios mixtos habían sido frecuentes, incluso en la familia del sumo sacerdote, que se había aliado conyugalmente con Tobías el amonita. Parece pues, que Nehemías, no queriendo alienarse a las capas humildes del pueblo, que había conquistado con su reforma anterior, suspendió sus investigaciones.
El resto de sus reformas, parece ser de naturaleza religiosa, secundando a Esdras en su reinstauración de la ley mosaica, en particular, respectos al sabbat. También instituyó un sistema de impuestos para el mantenimiento del Templo y su culto, a pesar de la oposición que suscitaron sus decretos. Una vez establecidas sus reformas, Nehemías volvió a Susa o a Ecbatana.
Después de su regreso a Jerusalén, en el curso del cual completó su encuesta genealógica, Nehemías se lamentó de la decadencia en la que había caído Jerusalén, durante su ausencia de dos años. (Algunos sitúan en este intervalo el ministerio de Malaquías1). No se conoce nada de su historia más allá de este punto; probablemente murió en Jerusalén a edad avanzada. Se desconocen el lugar de su muerte y de su sepultura.
Nehemías fue el último gobernador nombrado por la corte de Persia: la provincia de Yehoud será, en efecto, anexionada a la satrapía de Celesiria, y gobernada por un sumo sacerdote nombrado por los sirios.
Cautiverio de Babilonia
Se conoce con el nombre de Cautiverio de Babilonia o Cautividad en Babilonia al período que comprende desde el año 586 hasta 537 a. C. en el que parte considerable de los hebreos que habitaban el sureño Reino de Judá estuvieron exiliados en Babilonia, comenzando la deportación y el exilio de los judíos inmediatamente después de la toma de Jerusalén y la destrucción del Templo por Nabucodonosor II y finalizando con el supuesto edicto del rey persa Ciro de 538 a. C. que permitió el regreso de los judíos a sus tierras de origen en el año siguiente
Cautiverios hebreos en Mesopotamia
Gran parte de los hebreos que habitaban tanto en el Reino de Israel como en el Reino de Judá conocieron el exilio seguido de un cautiverio en Mesopotamia.
Cautiverio israelita en Asiria. Los habitantes del norteño Reino de Israel lo conocieron a partir de 722 a. C.,5 cuando el Reino de Israel hubo caído en manos asirias; fueron deportados a Nínive, perdiéndose luego el rastro de las diez tribus norteñas.
Cautiverio judío en Babilonia. Los habitantes del sureño Reino de Judá lo conocieron a partir de 586 a. C., luego de haber caído en manos neobabilónicas; ellos fueron subsecuentemente deportados a Babilonia.
Según la interpretación providencialista los miembros de las diez tribus del Reino de Israel merecieron peor suerte que aquella conocida por las dos tribus del Reino de Judá. Significativamente, ambas comunidades habían oportunamente sido advertidas por los grandes profetas del periodo, Elías e Isaías, respectivamente.
Exilio y cautiverio en la Biblia
Las principales fuentes acerca de lo sucedido son el Segundo Libro de Crónicas y el Segundo Libro de Reyes, finalizando ambos con el Exilio. Esdras comienza con el Exilio y narra lo sucedido luego de éste, con Nehemías, y los profetas Jeremías y Ezequiel quienes lo experimentan el uno en Jerusalén y el otro en Babilonia, y las Lamentaciones que dan testimonio de la catástrofe acontecida, en tanto que Ageo y Zacarías viven el regreso, del que los Salmos hacen explícitamente referencia. El Exilio es por consiguiente de gran importancia en el texto bíblico.
Acerca del Cautiverio en Babilonia, expresa el texto bíblico: En aquel tiempo los servidores de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén; y la ciudad fue sitiada.... Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén: a todos los magistrados, a todos los guerreros valientes (un total de diez mil cautivos), y a todos los herreros y artesanos. No quedó nadie, excepto la gente más pobre del pueblo de la tierra.... El rey de Babilonia proclamó rey en lugar de Joaquín a su tío Matanías, y cambió su nombre por el de Sedequías. 2 Reyes 24:10-17 (Versión Reina Valera)
La deportación sucedió en dos fases, una ya en torno a 597 a. C., que afectó a las clases altas, y otra, más general, en 586 a. C., a raíz de la destrucción de Jerusalén.
Esto sucedió a causa de la cólera de Yahveh contra Jerusalén y Judá, hasta que los arrojó de su presencia. Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia. 2 Reyes: 24:20 (Versión Biblia de Jerusalén)
La liberación por Ciro significó la vuelta de muchos judíos a Israel, pero la mayoría engrosó la Diáspora o dispersión de las comunidades judías fuera de la Tierra Santa, que ya entonces era numerosa en lugares tales como Egipto.
Cautiverio judío en Babilonia (586 a 537 a. C.)
En 931 a. C., luego de la división de lo que otrora había sido reino unido de Israel, los hebreos se encontraron en una posición política débil, prisioneros del juego político de las potencias extranjeras de la Antigüedad, en especial del creciente poderío de los asirios. En 721 a. C., el reino del norte fue aniquilado por las fuerzas asirias.
El reino de Judá obtuvo una considerable prórroga, gracias a la guerra que se libró entre Asiria y Babilonia. Mas en 587 a.C., Nabucodonosor II conquistó Jerusalén, destruyó su Templo y puso fin a la independencia de los hebreos.
A pesar de que se suele considerar al Cautiverio de Babilonia como un destierro total del pueblo hebreo, el traslado de población sólo afectó a las clases altas hebreas. Los conquistadores de Israel tenían interés en impedir que resurgiera allí un poder político fuerte, y para eso, "importaron" por la fuerza a la clase dirigente capaz de liderar una posible revuelta. El bajo pueblo, por su parte, no fue mayormente afectado por estos traslados forzosos.
La pérdida de su independencia nacional fue un enorme trauma para los hebreos, quienes como defensa psicológica dieron el paso del antiguo Yahvismo nacionalista a la religión moderna del judaísmo. Asimismo incubaron las primeras esperanzas mesiánicas, y creyeron que Yahveh los estaba poniendo a prueba para oportunamente producir un milagroso cambio en las circunstancias, que traería consigo el final de los tiempos y el restablecimiento de la independencia judía.10
A pesar de todos ello, el grupo de hebreos exiliados prosperó. La suerte de los hebreos en Babilonia es narrada por textos bíblicos tales como los libros de Daniel y Ester. Ambos sugieren que los hebreos alcanzaron altas posiciones entre los mesopotámicos. También habrían tomado contacto con las prácticas idolátricas de los babilonios que son descritas con detalle en el libro de Baruc (secretario o escriba del profeta Jeremías). Se trata de una carta (capítulo 6) que Jeremías dictó a Baruc para comunicársela a los judíos antes de ser deportados con el fin de prevenirles de dichas prácticas que Yahvé consideraba contrarias al monoteísmo y por tanto pecaminosas. Consistían en figuras de oro, de plata y de madera hechas por artesanos y orfebres a grandes precios, llevadas a hombros, con lámparas, con coronas en la cabeza, con lujosos vestidos de púrpura, revestidas de oro, tomadas por dioses y seguidas por delante y detrás por multitudes que los adoraban, esperando que les dieran prosperidad y protección.
El año 538 a. C., el rey persa Ciro el Grande conquistó Babilonia y destruyó su imperio, autorizando en 537 a. C. a los hebreos a regresar a la tierra de Israel. Le dio a Jerusalén un estatuto semiautónomo, posiblemente para tener un "estado tapón" que le sirviera de parapeto contra el por entonces creciente poder de Egipto.
Pero, si bien Ciro el Grande autorizó a los judíos a regresar a su tierra nativa, una importante comunidad judía permaneció en Babilonia desde entonces. En Jerusalén, el Templo fue reconstruido por Zorobabel. Los israelitas consiguieron mantener un estatuto semi-independiente hasta el fin del Imperio Persa, en 332 a .C.
Copero
Copero era un oficial o encargado de alto rango en las cortes reales, cuya tarea era servir las bebidas en la mesa. A causa del temor constante a las conspiraciones e intrigas, esta persona debía ser considerada totalmente digna de confianza para poder mantener su posición. Debía proteger la copa del rey ante el riesgo de envenenamientos, por lo que se requería, a veces, probar un poco de vino antes de servirlo.
Sus relaciones de confianza con el rey, a menudo les granjeaba una posición de gran influencia y era muy valorada, por lo que fueron pocos los elegidos a lo largo de la historia. Los requisitos para obtener el trabajo no se llevaban a cabo a la ligera, valorándose y apreciando además de su porte, su modestia, laboriosidad y coraje. Se encuentran coperos en la mitología y la religión, donde los dioses a veces tenían alguno.
Coperos en la Biblia
En la Biblia son mencionados varias veces. Este oficio es mencionado por primera vez en el Génesis 40:1, donde la palabra hebrea es traducida, a veces, no sólo como "copero", sino también como "escanciador" o "mayordomo". La frase: El faraón se enojó contra sus dos eunucos, el "jefe de los coperos" y... (Génesis 40:2) concuerda con el hecho de que podían existir varios coperos bajo el mando de un jefe. Nehemías (cf. Nehemías 1:11) fue el pequeño niño judío, cautivo y exiliado en Persia hasta que los medos y los persas derrotaron a los sucesores del rey Nabucodonosor II y tomaron el control de su imperio, incluyendo todos los cautivos de guerra. Nehemías llegó a la posición de más alto rango de palacio, el de copero del rey Artajerjes I, el nuevo rey de Persia. Su posición puso su vida en riesgo todos los días pero le dio autoridad y un salario importante. Artajerjes le tuvo en gran estima, como se muestra en (Nehemías 2:2 y siguientes). Su capacidad financiera (Nehemías 5:8,10,14,17) indicaría que esta ocupación era muy lucrativa.
Se mencionan además en el Libro Primero de los Reyes 10:5 y en el Libro Segundo de las Crónicas 9:4 donde, entre otras evidencias del esplendor real, se indica haber impresionado a la reina de Saba con la gloria de Salomón.
Pero en otros casos (Libro de Isaías 36:2): Y el rey de Asiria envió al "Rabshakeh" de Laquis a Jerusalén... donde el título de "Rabshakeh", que una vez se pensó que significaba "jefe de los coperos", se da ahora una traducción diferente como "jefe de oficiales" o "príncipes" (BDB debajo de la palabra). Behemot, citado en el Libro de Job, bestia o demonio de los instintos, los placeres de la mesa y el vientre, es el Gran Copero de los infiernos.
Coperos en la antigüedad
Hacia 721 a. C., en la corte de los reyes asirios, el jefe de los coperos o Gran Copero (rab shaqé) era el encargado de presentar la copa real en las ceremonias oficiales.
Los reyes macedonios, incluido Alejandro Magno, estaban rodeados de coperos. Esta función estaba reservada a los hijos de la nobleza. El copero macedonio más famoso fue Yolas, hijo de Antípatro, al que un rumor acusaba del envenenamiento de Alejandro.
Zorobabel
Zorobabel (en hebreo, זְרֻבָּבֶל, Zərubbāvel; griego: ζοροβαβελ, Zŏrobabel) personaje bíblico, nieto de Joaquín y líder de los judíos exiliados que retornaron de Babilonia. Según el Nuevo Testamento es uno de los antepasados de Jesús. En el reinado de Ciro, condujo el primer grupo de judíos (42.360 personas según la Biblia) que regresaron a Judá después del cautiverio babilónico, fue, también, quien puso los cimientos del Segundo templo en Jerusalén. Según el historiador musulmán Ya'qubi, Zorobabel recuperó la Torá y los libros de los Profetas, hecho que el judaísmo atribuye a Esdras.1
Etimología del nombre
Zorobabel en hebreo, puede ser una contracción de Zərua‘ Bāvel (en hebreo, זְרוּעַ בָּבֶל), que significa "semilla de Babilonia", refiriéndose a un niño concebido y nacido en Babilonia, o bien de Zərûy Bāvel (en hebreo, זְרוּי בָּבֶל), que significaría, "el expulsado de Babilonia".
Zorobabel en la Biblia hebrea
Hijo de Salathiel
La Biblia Hebrea lista a Salathiel como el segundo hijo del Rey Jechônías (Primer libro de Crónicas 3:17). El Neo-rey babilónico Nabucodonosor II exilia a Jechônías de Babilonia y mata al último rey de Judá, tío de Jechônías, el Rey Sedecías. Potencialmente, Salathiel se convertiría en el heredero legítimo al trono, si la monarquía de David hubiese sido restablecida.
La Biblia hebrea tiene textos contrarios en cuanto a si Zorobabel es hijo de Salathiel o de Pedaía. Varios textos explícitamente llaman "Zorobabel al hijo de Salathiel " (Esdras 3:2, Nehemías 12:1, Hageo 1:1,12,14). Sorprendentemente, un texto hace Zerubbabel un sobrino de Salathiel (Primer libro de Crónicas 3:17-19): El rey Jeconiah es el padre de Salathiel y Pedaía, entonces Pedaía es el padre de Zorobabel.
Varias especulaciones se crearon para mostrar cómo ambas genealogías podrían ser verdaderas. Una sugiere que Salathiel muriera sin niños y por lo tanto Pedaiah, su hermano, se casó con su viuda, según la ley judía -levirato- en cuanto a la herencia (Deuteronomio 25:5-6). Si es así, Zerubbabel sería el hijo legal de Salathiel, pero el hijo biológico de Pedaiah.
La otra especulación afirma que el título de "hijo de Salathiel" no hace referencia a un hijo biológico, sino de ser un miembro del "hogar" de Salathiel (en hebreo, בית, bet). El término hebreo: "padre" (en hebreo, אב, av), puede referirse a un padre de familia, similar al término latino paterfamilias. En este sentido, un hombre que es el "padre" de un hogar, hace referencia a que sea el "padre" de sus propios hermanos biológicos, sobrinos y sobrinas, o cualquier otra persona que cohabitate en su "hogar". Zorobabel (y posiblemente su padre Pedaiah) podría ser llamado "hijos de éste" si vivían en el hogar de Salathiel.
Tal vez ambas especulaciones podrían ser ciertas. Zorobabel podría ser el hijo legal de Salathiel y, por tanto, también un miembro de su hogar. En particular, si Salathiel no tenía hijos biológicos, Zerubabbel como hijo jurídico de Salathiel sería el heredero de la familia y por tanto nuevo "padre" con más autoridad que los demás miembros de la familia.
Sin embargo, otra simplemente especulación sugiere que el texto que identifica a Zorobabel como un hijo de Pedaiah podría ser un error escribal. Ocurre en una parte del texto donde el hebreo parece no congruente y, posiblemente, ilegible (Primer libro de Crónicas 3:16-21).2 La mención esperada de Salathiel de ser un "padre" parece accidentalmente omitido, y, por tanto, sus hijos se confunden con los de Pedaiah. Puede haber otros problemas con estos versos también.
En cualquier caso, los textos donde Zorobabel se llama "hijo de Salathiel" tienen un contexto que es abiertamente político y parece que Zorobabel hace hincapié en el potencial de la demanda real al trono de la dinastía davídico, por ser el sucesor de Salathiel. Zorobabel se entiende como el sucesor legal de Salathiel, con el título de Zorobabel paralelo al el título de sumo sacerdote Jeshua, "hijo de Jozadak", que hace hincapié en Jeshua de la reclamación correspondiente a la dinastía de sumosacerdotes, descendiente de Aarón. Por lo tanto, con un descendiente de David y el otro de Aarón, estos dos funcionarios tienen la autoridad divina para reconstruir el Templo.
En la Biblia Kadosh (traducción del original al español) En 1 Crónicas 3:19 deja claro que Zorobabel (Zerubavel) era hijo de Salathiel (Hb. Shealtiel).
Zorobabel y Sheshbazar
En la Enciclopedia Judía se considera si la posible identificación de Zorobabel con Sheshbazzar, quien podría ser "el príncipe de Judá" y líder del primer gran grupo de exiliados hebreos que regresan a Jerusalén.
Zorobabel en otros textos
-Receptor de un apocalipsis según el Séfer Zorobabel (Apocalipsis de Zorobabel, siglo VII). Apocalipsis de Zorobabel.
-Desempeña un papel importante en el último trabajo de Sholem Asch titulado El Profeta.3 Allí se lo presenta como el "Príncipe de Judá" en Tierra Santa. Es uno de los constantes seguidores y mejores amigos del profeta Isaías y desciende de la dinastía davídica.
Zorobabel en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, Zorobabel es mencionado en el Evangelio de Mateo, en la genealogía de Jesús, es allí que se dice es el hijo de Salathiel (del griego Salathiel). Zorobabel se volvió a mencionar en la genealogía de Jesús de Nazaret registradas en el Evangelio de Lucas, verso 3:27, dice que él es el hijo de Salathiel.
I Libro de Crónicas
I Crónicas (hebreo, דִּבְרֵי הַיָּמִים א, "Divrei Hayamim Álef", «Los anales de los días»), también llamado 1 Crónicas, Primer Libro de las Crónicas y Primer Libro de los Paralipómenos (Παραλειπομένων, Paralipomenōn, «Sobre lo omitido») es un libro bíblico del Antiguo Testamento. En la Biblia cristiana se halla ubicado entre II Reyes y II Crónicas, mientras que en el Tanaj hebreo se encuentra en el penúltimo lugar.
El propósito de I Crónicas es dar una lectura del pasado a la vista del presente y así unificar el pueblo de Dios, rastrear las raíces del rey David y de las doce tribus, y enseñar que la verdadera adoración debe ser el centro de la vida nacional e individual.
Acerca del nombre
La Septuaginta y la Vulgata latina dan a ambos libros de las Crónicas el nombre de Paralipómenos, que significa «Lo omitido» o «Adicional»,1 pues incorpora libremente referencias a textos complementarios; además, tiene una nueva visión de los hechos narrados en Reyes y Samuel, enfatizando en el rey David como modelo de rey unificador del pueblo de Israel.
División del libro original
Al igual que en el caso de Samuel, Reyes y Esdras-Nehemías, lo que en su origen fue un solo libro ha sido dividido más tarde y artificialmente en dos obras. La razón de estas divisiones era, seguramente, convertir el enorme texto del libro original en dos rollos de menores dimensiones y por lo tanto más fáciles de manejar. Por eso, este libro y II Crónicas deben considerarse partes de uno solo.
Asimismo, debe señalarse que I y II Crónicas forman una clara unidad temática y estilística con Esdras y Nehemías.
Autor y época
El autor de I Crónicas es completamente desconocido, aunque la tradición judía lo atribuye al escriba Esdras, posiblemente en razón de las similitudes de vocabulario y estilo con el libro de su nombre.
Su pensamiento demuestra que ha estudiado la doctrina y reflexionado largamente sobre ella de la mano de excelentes maestros judíos.
Escribió su libro a finales del siglo IV o en la primera mitad del III a.C.
Contenido
A. Las genealogías (1:1 - 9:442).
B. La muerte del rey Saúl (10:1-143).
C. El reino de David (11:1 - 22:14).
D. El templo y los levitas (22:2 - 27:345).
E. Los últimos años de la vida del rey David (28:1 - 29:306).
Los Libros de las Crónicas hacen una relación histórica de los eventos más importantes del pueblo judío desde los orígenes hasta el decreto de Ciro el Grande que pone en libertad a los hebreos luego del Cautiverio en Babilonia.
I Crónicas en particular narra el período comprendido desde los orígenes hasta la muerte de David. Cuenta la historia desde Adán hasta Saúl en su primera mitad (cap. 1-97) y luego la de David (cap. 10-298).
Diferencias con los Libros de los Reyes
Las Crónicas se diferencian de los Reyes en el sentido de que el Cronista ha preferido contar la historia de su pueblo pero poniendo en primer plano los asuntos de la religión. No logra esto mediante la confrontación documental sino más bien comparando cada episodio con los otros libros.
La verdadera intención del autor de I Crónicas parece ser justificar teológicamente las soluciones que los maestros postexílicos dieran a graves problemas religiosos y políticos; la manera de hacer esto es presentar al rey David como modelo perfecto de personalidad judía, refiriendo todo lo que David fue, hizo y dijo a los orígenes mosaicos de la Ley.
Las Crónicas están, por lo tanto, relacionadas con la enseñanza o midrásh, cuya técnica educativa fue siempre analizar el remoto pasado para explicar las realidades del presente.
Utilización de las fuentes
I Crónicas es un libro sumamente dependiente de sus fuentes, especialmente los Reyes. A veces las cita textualmente, pero otras se toma grandes libertades a fin de relatar los hechos de frente a sus objetivos pedagógicos.
Independientemente de ello, la prosa del Cronista es muy rico: abrevia largos párrafos antiguos, moderniza la gramática y el estilo, omite repeticiones, desplaza y ubica correctamente ciertos acontecimientos y agrega su propia verba florida en numerosos puntos del texto.
Sin embargo, supedita todo su trabajo al abrazo de la doctrina, la cual, evidentemente, conoce a la perfección.
Sin embargo, llevado por su fe entusiasta, le gusta ampliar las cifras, y deforma a veces la realidad para dar mayor fuerza a sus tesis.
Sentido religioso
Si se tiene en cuenta el hecho de que en el momento en que se escriben las Crónicas la mayoría de los judíos viven en la Diáspora, entonces queda muy claro que la intención del Cronista es exaltar la unidad del judaísmo.
I Crónicas nos conduce por las genealogías, intentando demostrar que el davidismo se extiende hasta los tiempos contemporáneos (cap. 39). La genealogía de Saúl se corta en el Exilio y la de los sacerdotes principales se interrumpe también y no continuará sino en Nehemías 12:10.
II Libro de Crónicas
II Crónicas (hebreo, דִּבְרֵי הַיָּמִים ב, Divrei Hayamim Bet, «Los anales de los días B»), también llamado 2 Crónicas, Segundo Libro de las Crónicas y Segundo Libro de los Paralipómenos (Β' Παραλειπομένων, Paralipomenōn, «Sobre lo omitido») es un libro bíblico del Antiguo Testamento. En la Biblia católica se halla ubicado entre I Crónicas y Esdras, en tanto es el último libro del Tanaj hebreo.
Acerca del nombre
La Septuaginta y la Vulgata latina dan a ambos libros de las Crónicas el nombre de Paralipómenos, que significa "Lo omitido", pues incorpora libremente referencias a textos complementarios; además, tiene una nueva visión de los hechos narrados en Reyes y Samuel, enfatizando en el Rey David como modelo de Rey Unificador del pueblo de Israel.
División del libro original
Al igual que en el caso de Samuel, Reyes y Esdras-Nehemías, lo que en su origen fue un solo libro ha sido dividido más tarde y artificialmente en dos obras. La razón de estas divisiones era, seguramente, convertir el enorme texto del libro original en dos rollos de menores dimensiones y por lo tanto más fáciles de manejar. Por eso, este libro y I Crónicas deben considerarse partes de uno solo.
Asimismo, debe señalarse que I y II Crónicas forman una clara unidad temática y estilística con Esdras y Nehemías
Autor y época
El autor de II Crónicas es completamente desconocido, aunque la tradición judía lo atribuye al escriba Esdras, posiblemente en razón de las similitudes de vocabulario y estilo con el libro de su nombre.
Su pensamiento demuestra que ha estudiado la doctrina y reflexionado largamente sobre ella de la mano de excelentes maestros judíos. Escribió su libro a fines del siglo IV o en la primera mitad del III a.C.
Contenido
Los Libros de las Crónicas hacen una relación histórica de los eventos más importantes del pueblo judío desde los orígenes hasta el decreto de Ciro el Grande que pone en libertad a los hebreos luego del Cautiverio en Babilonia.
II Crónicas en particular narra el período comprendido entre la muerte de David y la liberación final. Cuenta la historia de cada rey de manera muy esquemática y no exhaustiva, indicando en general: nombre del padre, nombre de la madre, duración del reinado, sucesor, lugar de la sepultura, principales acontecimientos y sincronía de cada uno de los reyes de Judá.
Diferencias con los Libros de los Reyes
Las Crónicas se diferencian de los Reyes en el sentido de que el Cronista ha preferido contar la historia de su pueblo pero poniendo en primer plano los asuntos de la religión. No logra esto mediante la confrontación documental sino más bien comparando cada
La verdadera intención del autor de II Crónicas parece ser justificar teológicamente las soluciones que los maestros postexílicos dieran a graves problemas religiosos y políticos; la manera de hacer esto es presentar al rey David como modelo perfecto de personalidad judía, refiriendo todo lo que David fue, hizo y dijo a los orígenes mosaicos de la Ley.
Las Crónicas están, por lo tanto, relacionadas con la enseñanza o midrash, cuya técnica educativa fue siempre analizar el remoto pasado para explicar las realidades del presente.
Utilización de las fuentes
II Crónicas es un libro sumamente dependiente de sus fuentes, especialmente los Reyes. A veces las cita textualmente, pero otras se toma grandes libertades a fin de relatar los hechos de frente a sus objetivos pedagógicos.
Independientemente de ello, la prosa del Cronista es muy rico: abrevia largos párrafos antiguos, moderniza la gramática y el estilo, omite repeticiones, desplaza y ubica correctamente ciertos acontecimientos y agrega su propia verba florida en numerosos puntos del texto. Sin embargo, supedita todo su trabajo al abrazo de la doctrina, la cual, evidentemente, conoce a la perfección.
Sentido religioso
Si se tiene en cuenta el hecho de que en el momento en que se escriben las Crónicas la mayoría de los judíos viven en la Diáspora, entonces queda muy claro que la intención del Cronista es exaltar la unidad del judaísmo.
Presenta la comunidad davídica como continuadora y heredera de la sociedad mosaica y no vacila en hablar de una alianza entre Dios y David (Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «2 Crónicas 13, 5». Biblia; traducción Reina-Valera, en los mismos términos en que el Éxodo (Biblia) habla de la alianza entre Dios e Israel (Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Éxodo». Biblia; traducción Reina-Valera.
Continua en La Biblia XVI: Los Evangelios I
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I Crónicas (hebreo, דִּבְרֵי הַיָּמִים א, "Divrei Hayamim Álef", «Los anales de los días»), también llamado 1 Crónicas, Primer Libro de las Crónicas y Primer Libro de los Paralipómenos (Παραλειπομένων, Paralipomenōn, «Sobre lo omitido») es un libro bíblico del Antiguo Testamento. En la Biblia cristiana se halla ubicado entre II Reyes y II Crónicas, mientras que en el Tanaj hebreo se encuentra en el penúltimo lugar.
El propósito de I Crónicas es dar una lectura del pasado a la vista del presente y así unificar el pueblo de Dios, rastrear las raíces del rey David y de las doce tribus, y enseñar que la verdadera adoración debe ser el centro de la vida nacional e individual.
Acerca del nombre
La Septuaginta y la Vulgata latina dan a ambos libros de las Crónicas el nombre de Paralipómenos, que significa «Lo omitido» o «Adicional»,1 pues incorpora libremente referencias a textos complementarios; además, tiene una nueva visión de los hechos narrados en Reyes y Samuel, enfatizando en el rey David como modelo de rey unificador del pueblo de Israel.
División del libro original
Al igual que en el caso de Samuel, Reyes y Esdras-Nehemías, lo que en su origen fue un solo libro ha sido dividido más tarde y artificialmente en dos obras. La razón de estas divisiones era, seguramente, convertir el enorme texto del libro original en dos rollos de menores dimensiones y por lo tanto más fáciles de manejar. Por eso, este libro y II Crónicas deben considerarse partes de uno solo.
Asimismo, debe señalarse que I y II Crónicas forman una clara unidad temática y estilística con Esdras y Nehemías.
Autor y época
El autor de I Crónicas es completamente desconocido, aunque la tradición judía lo atribuye al escriba Esdras, posiblemente en razón de las similitudes de vocabulario y estilo con el libro de su nombre.
Su pensamiento demuestra que ha estudiado la doctrina y reflexionado largamente sobre ella de la mano de excelentes maestros judíos.
Escribió su libro a finales del siglo IV o en la primera mitad del III a.C.
Contenido
A. Las genealogías (1:1 - 9:442).
B. La muerte del rey Saúl (10:1-143).
C. El reino de David (11:1 - 22:14).
D. El templo y los levitas (22:2 - 27:345).
E. Los últimos años de la vida del rey David (28:1 - 29:306).
Los Libros de las Crónicas hacen una relación histórica de los eventos más importantes del pueblo judío desde los orígenes hasta el decreto de Ciro el Grande que pone en libertad a los hebreos luego del Cautiverio en Babilonia.
I Crónicas en particular narra el período comprendido desde los orígenes hasta la muerte de David. Cuenta la historia desde Adán hasta Saúl en su primera mitad (cap. 1-97) y luego la de David (cap. 10-298).
Diferencias con los Libros de los Reyes
Las Crónicas se diferencian de los Reyes en el sentido de que el Cronista ha preferido contar la historia de su pueblo pero poniendo en primer plano los asuntos de la religión. No logra esto mediante la confrontación documental sino más bien comparando cada episodio con los otros libros.
La verdadera intención del autor de I Crónicas parece ser justificar teológicamente las soluciones que los maestros postexílicos dieran a graves problemas religiosos y políticos; la manera de hacer esto es presentar al rey David como modelo perfecto de personalidad judía, refiriendo todo lo que David fue, hizo y dijo a los orígenes mosaicos de la Ley.
Las Crónicas están, por lo tanto, relacionadas con la enseñanza o midrásh, cuya técnica educativa fue siempre analizar el remoto pasado para explicar las realidades del presente.
Utilización de las fuentes
I Crónicas es un libro sumamente dependiente de sus fuentes, especialmente los Reyes. A veces las cita textualmente, pero otras se toma grandes libertades a fin de relatar los hechos de frente a sus objetivos pedagógicos.
Independientemente de ello, la prosa del Cronista es muy rico: abrevia largos párrafos antiguos, moderniza la gramática y el estilo, omite repeticiones, desplaza y ubica correctamente ciertos acontecimientos y agrega su propia verba florida en numerosos puntos del texto.
Sin embargo, supedita todo su trabajo al abrazo de la doctrina, la cual, evidentemente, conoce a la perfección.
Sin embargo, llevado por su fe entusiasta, le gusta ampliar las cifras, y deforma a veces la realidad para dar mayor fuerza a sus tesis.
Sentido religioso
Si se tiene en cuenta el hecho de que en el momento en que se escriben las Crónicas la mayoría de los judíos viven en la Diáspora, entonces queda muy claro que la intención del Cronista es exaltar la unidad del judaísmo.
I Crónicas nos conduce por las genealogías, intentando demostrar que el davidismo se extiende hasta los tiempos contemporáneos (cap. 39). La genealogía de Saúl se corta en el Exilio y la de los sacerdotes principales se interrumpe también y no continuará sino en Nehemías 12:10.
II Libro de Crónicas
II Crónicas (hebreo, דִּבְרֵי הַיָּמִים ב, Divrei Hayamim Bet, «Los anales de los días B»), también llamado 2 Crónicas, Segundo Libro de las Crónicas y Segundo Libro de los Paralipómenos (Β' Παραλειπομένων, Paralipomenōn, «Sobre lo omitido») es un libro bíblico del Antiguo Testamento. En la Biblia católica se halla ubicado entre I Crónicas y Esdras, en tanto es el último libro del Tanaj hebreo.
Acerca del nombre
La Septuaginta y la Vulgata latina dan a ambos libros de las Crónicas el nombre de Paralipómenos, que significa "Lo omitido", pues incorpora libremente referencias a textos complementarios; además, tiene una nueva visión de los hechos narrados en Reyes y Samuel, enfatizando en el Rey David como modelo de Rey Unificador del pueblo de Israel.
División del libro original
Al igual que en el caso de Samuel, Reyes y Esdras-Nehemías, lo que en su origen fue un solo libro ha sido dividido más tarde y artificialmente en dos obras. La razón de estas divisiones era, seguramente, convertir el enorme texto del libro original en dos rollos de menores dimensiones y por lo tanto más fáciles de manejar. Por eso, este libro y I Crónicas deben considerarse partes de uno solo.
Asimismo, debe señalarse que I y II Crónicas forman una clara unidad temática y estilística con Esdras y Nehemías
Autor y época
El autor de II Crónicas es completamente desconocido, aunque la tradición judía lo atribuye al escriba Esdras, posiblemente en razón de las similitudes de vocabulario y estilo con el libro de su nombre.
Su pensamiento demuestra que ha estudiado la doctrina y reflexionado largamente sobre ella de la mano de excelentes maestros judíos. Escribió su libro a fines del siglo IV o en la primera mitad del III a.C.
Contenido
Los Libros de las Crónicas hacen una relación histórica de los eventos más importantes del pueblo judío desde los orígenes hasta el decreto de Ciro el Grande que pone en libertad a los hebreos luego del Cautiverio en Babilonia.
II Crónicas en particular narra el período comprendido entre la muerte de David y la liberación final. Cuenta la historia de cada rey de manera muy esquemática y no exhaustiva, indicando en general: nombre del padre, nombre de la madre, duración del reinado, sucesor, lugar de la sepultura, principales acontecimientos y sincronía de cada uno de los reyes de Judá.
Diferencias con los Libros de los Reyes
Las Crónicas se diferencian de los Reyes en el sentido de que el Cronista ha preferido contar la historia de su pueblo pero poniendo en primer plano los asuntos de la religión. No logra esto mediante la confrontación documental sino más bien comparando cada
La verdadera intención del autor de II Crónicas parece ser justificar teológicamente las soluciones que los maestros postexílicos dieran a graves problemas religiosos y políticos; la manera de hacer esto es presentar al rey David como modelo perfecto de personalidad judía, refiriendo todo lo que David fue, hizo y dijo a los orígenes mosaicos de la Ley.
Las Crónicas están, por lo tanto, relacionadas con la enseñanza o midrash, cuya técnica educativa fue siempre analizar el remoto pasado para explicar las realidades del presente.
Utilización de las fuentes
II Crónicas es un libro sumamente dependiente de sus fuentes, especialmente los Reyes. A veces las cita textualmente, pero otras se toma grandes libertades a fin de relatar los hechos de frente a sus objetivos pedagógicos.
Independientemente de ello, la prosa del Cronista es muy rico: abrevia largos párrafos antiguos, moderniza la gramática y el estilo, omite repeticiones, desplaza y ubica correctamente ciertos acontecimientos y agrega su propia verba florida en numerosos puntos del texto. Sin embargo, supedita todo su trabajo al abrazo de la doctrina, la cual, evidentemente, conoce a la perfección.
Sentido religioso
Si se tiene en cuenta el hecho de que en el momento en que se escriben las Crónicas la mayoría de los judíos viven en la Diáspora, entonces queda muy claro que la intención del Cronista es exaltar la unidad del judaísmo.
Presenta la comunidad davídica como continuadora y heredera de la sociedad mosaica y no vacila en hablar de una alianza entre Dios y David (Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «2 Crónicas 13, 5». Biblia; traducción Reina-Valera, en los mismos términos en que el Éxodo (Biblia) habla de la alianza entre Dios e Israel (Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Éxodo». Biblia; traducción Reina-Valera.
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