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Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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martes, 27 de agosto de 2019

El Anglicanismo II: La Iglesia

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Iglesia de Inglaterra
iglesia cristiana protestante de Inglaterra y madre de la Comunión Anglicana

La Iglesia de Inglaterra (en inglés, Church of England), también llamada la Iglesia anglicana, es la Iglesia protestante mayoritaria en Inglaterra y actúa como «madre» y «primera antigüedad» de la Comunión anglicana. Es también Iglesia-miembro fundadora de la Comunión de Porvoo y origen del anglicanismo.

Teología y sociología
En creencias y prácticas, la Iglesia de Inglaterra mezcla diversas formas y tradiciones: en algunas de sus congregaciones, la adoración y la liturgia son muy parecidas a las que practica la Iglesia católica occidental desde el Vaticano II (véase High Church), pero en otras es difícil distinguir entre las formas propiamente anglicanas y las expresiones de otros cuerpos evangélicos (véase Low Church). La constitución anglicana afirma, sin embargo, muchas creencias teológicamente conservadoras, su expresión litúrgica de adoración es también muy tradicional y su organización se basa en la conveniencia de conservar una jerarquía episcopal histórica de arzobispos, obispos y diócesis.

En la opinión de muchos, la Iglesia de Inglaterra se distingue especialmente por tener como principal herencia su amplitud de criterio y su liberalidad. Por ello actualmente, sus creencias y prácticas se diferencian cada vez más de las Anglo-Católicas, que siguen acentuando la liturgia y los sacramentos, y no los servicios centrados en la prédica, ni aquellos donde se incorporan testimonios de vida a la manera evangélica ni menos aquellas reuniones de avivamiento propias de carismáticos y pentecostales. Pero esta “broad church" de Inglaterra (Iglesia amplia) hace frente de esta manera a los emergentes desafíos doctrinales que el desarrollo de la sociedad moderna trae consigo, tales como los conflictos con respecto a la ordenación sacerdotal de mujeres (aceptada en 1992 y ejercida en 1994), o la disputa sobre la situación del clero homosexual no aceptado por la gran mayoría anglicana. En julio de 2005 este tipo de divisiones emergió con más fuerza cuando el Sínodo General votó el procedimiento para permitir, a mediano plazo, la consagración de mujeres como obispos, lo que produjo que en febrero de 2006 el mismo Sínodo votara de forma abrumadora a favor de una exploración adicional que permitiera también establecer un esquema institucional que facultara a cada parroquia la decisión autónoma de no aceptar una obispo mujer y optar por un hombre en su lugar.

Gobierno y administración
El Reverendísimo Justin Welby es el centésimo quinto Arzobispo de Canterbury desde marzo de 2013.
La cabeza espiritual de la Iglesia de Inglaterra es el Arzobispo de Canterbury, que es además Obispo Primado de toda Inglaterra y Metropolitano de la Provincia de Canterbury. Es también foco de unidad para la Comunión anglicana, fraternidad mundial de Iglesias nacionales y regionales independientes que le reconocen como primero entre sus pares. Justin Welby, un exejecutivo de la industria petrolera, fue nombrado el 9 de noviembre de 2012 105.º Arzobispo de Canterbury. Por su parte, el monarca británico (actualmente Carlos III) ostenta el título constitucional de “Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra”.

La Iglesia de Inglaterra posee un cuerpo legislativo, el Sínodo General. Las resoluciones del Sínodo deben ser aprobadas (pero no enmendadas) por el Parlamento del Reino Unido antes de recibir el consentimiento real y convertirse en parte de la ley inglesa. La Iglesia posee también su propio sistema judicial, conocido como Las Cortes Eclesiásticas, que forman parte del sistema judicial británico y tienen facultades especiales en lo referente al cuidado de las iglesias y sus cementerios y a la disciplina del clero.

Además de Inglaterra propiamente tal, la jurisdicción de la Iglesia de Inglaterra se extiende a la Isla de Man, las Islas del Canal y algunas parroquias del condado galés de Flintshire. En años recientes, congregaciones expatriadas en territorio continental europeo han formado la denominada Diócesis en Europa.

Nombramientos
Todos los rectores y vicarios de la Iglesia de Inglaterra son propuestos por patrocinadores, que pueden ser individuos privados, cuerpos corporativos (tales como catedrales, universidades o fideicomisos), por un obispo o por alguien designado por la Corona. No obstante, ningún clérigo puede ser nombrado ni ser instalado en una parroquia sin prestar el Juramento de lealtad a Su majestad ("Oath of Allegiance to Her Majesty"), y el Juramento de Obediencia Canónica ("Oath of Canonical Obedience") en todas las cosas legales y honestas al obispo. Luego, suele ser el archidiácono quien instala al recién nombrado en la posesión de su cargo (incluyendo iglesia y casa clerical). Más abajo en la jerarquía eclesiástica, los curatos son designados por los rectores y vicarios antes señalados, pero si se trata solo de un "sacerdote a cargo", entonces lo puede hacer el obispo directamente, tras consultas con el patrocinador respectivo. Algunos clérigos catedralicios, sin embargo, son designados por la Corona (dependiendo de la catedral que se trate), otros por el Obispo, por el Deán o por el Capítulo de la catedral respectiva.

El proceso de designar a los obispos diocesanos es democrático y es más complejo, y es supervisado por un cuerpo llamado Comité de Nombramientos ("Crown Nominations Committee") y por el primer ministro del Reino Unido (que actúa en nombre de la Corona) para su correcta consideración.

Historia
Según la tradición, el cristianismo llegó a Gran Bretaña en el siglo I o siglo II,durante el cual el sur de Gran Bretaña se convirtió en parte del Imperio Romano. La evidencia histórica más temprana del cristianismo entre los británicos nativos se encuentra en los escritos de los primeros padres cristianos como Tertuliano y Orígenes en los primeros años del siglo III. Se sabe que tres obispos romano-británicos, entre ellos Restituto, estuvo presente en el Concilio de Arlés en 314. Otros asistieron al Concilio de Serdica en 347 y el de Ariminum en 360, y un número de referencias a la iglesia en la Britania romana se encuentran en los escritos de los padres cristianos del siglo IV. Se cree que Pelagio era oriundo de Gran Bretaña y él fue el iniciador de la corriente teológica que lleva su nombre, el pelagianismo, que se oponía a la doctrina del pecado original interpretada por Agustín de Hipona.

Mientras que el cristianismo se estableció durante mucho tiempo como la religión de los británicos en el momento de la invasión anglosajona, los británicos cristianos hicieron poco progreso en la conversión de los recién llegados de su paganismo nativo. En consecuencia, en 597, el Papa Gregorio I envió al prior de la Abadía de San Andrés (más tarde canonizado como Agustín de Canterbury) desde Roma para evangelizar a los anglos. Este evento es conocido como la misión gregoriana y es la fecha que la Iglesia de Inglaterra generalmente marca como el comienzo de su historia formal. Con la ayuda de los cristianos que ya residían en Kent, Agustín estableció su iglesia en Canterbury, la capital del Reino de Kent, y se convirtió en el primero de la serie de arzobispos de Canterbury en 598. Un arzobispo posterior, el griego Teodoro de Tarso, también contribuyó a la organización del cristianismo en Inglaterra. La Iglesia de Inglaterra ha estado en existencia continua desde los días de San Agustín, con el arzobispo de Canterbury como su cabeza episcopal. A pesar de las diversas interrupciones de la Reforma y la Guerra Civil Inglesa, la Iglesia de Inglaterra se considera a sí misma como la misma iglesia que fue organizada más formalmente por Agustín.

Mientras que algunas prácticas cristianas celtas fueron cambiadas en el Sínodo de Whitby, el cristiano en las islas británicas estuvo bajo la autoridad papal desde los primeros tiempos. La reina Bertha de Kent estaba entre los cristianos en Inglaterra que reconocieron la autoridad papal antes de que Agustín llegara, y los cristianos célticos realizaban el trabajo misionero con la aprobación papal mucho antes del sínodo de Whitby.

Hereford es una de las 43 catedrales de la iglesia; muchos tienen historias que se remontan a siglos atrás.

El Sínodo de Whitby estableció la fecha romana para la Pascua y el estilo romano de tonsura monástica en Inglaterra. Esta reunión de los eclesiásticos con las costumbres romanas con los obispos locales fue convocada en 664 en el doble monasterio de Santa Hilda de Streonshalh (Streanæshalch), más tarde llamado Abadía de Whitby. Fue presidido por el rey Oswiu,que no participó en el debate, pero tomó la decisión final. El fallo final se decidió a favor de la tradición romana porque San Pedro tiene las llaves de la puerta del Cielo.

La Iglesia de Inglaterra surge de la Iglesia católica al separarse de ella el 3 de noviembre de 1534 mediante el Acta de Supremacía, durante el reinado de Enrique VIII. Una separación teológica se venía gestando en medio de la Iglesia británica a través de movimientos como el de los Lolardos, pero la Reforma Inglesa ganó verdadero sustento político cuando Enrique VIII quiso "anular" su matrimonio con Catalina de Aragón (de acuerdo al Derecho canónico). Bajo presión del sobrino de Catalina, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos V, el papa Clemente VII, inicialmente favorable a la solicitud, la rechazó y, finalmente, el rey Enrique VIII, aunque teológicamente católico devoto (proclamado "Defensor de la Fe" por sus ataques al luteranismo), decidió convertirse en Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra para asegurar la anulación de su matrimonio.

Enrique mantuvo una fuerte preferencia por la liturgia católica tradicional durante su reinado. Los reformadores protestantes no pudieron realizar prácticamente ningún cambio en las doctrinas y prácticas de la Iglesia de Inglaterra bajo su mandato. Pero durante el reinado de su hijo, Eduardo VI (1547-1553), la Iglesia llegó a ser teológicamente protestante aunque fuese solo hasta retornar a la Iglesia católica durante el reinado de la reina María I en 1555 (que fue apodada por sus detractores como "María la Sanguinaria" - Bloody Mary). El establecimiento, bajo el gobierno de Isabel I (a partir de noviembre de 1558) de una Iglesia de Inglaterra claramente protestante, pero moderada (pues reconocía su herencia católica y apostólica), permitió consolidarla legalmente (conforme al Estado y parte de él) y permitirle acomodar dentro de su comunión a una amplia gama de posiciones teológicas, lo cual ha sido, desde entonces, una de sus características esenciales.

Debe mencionarse la persecución y el martirio de sacerdotes y fieles católicos para imponer y después mantener la nueva religión (ver mártires de Inglaterra y Gales y Mártires Irlandeses)

Asuntos sociales
La Iglesia de Inglaterra, desde el año 1993, ha ordenado sacerdotisas. En 2015, la Iglesia aprobó de la consagración de las mujeres obispas y la primera obispa de la denominación es la Rev. Libby Lane. En cuanto a la sexualidad humana, también como en la Comunión Anglicana entera, ha existido un gran debate. Oficialmente, la Iglesia de Inglaterra solamente oficia matrimonios heterosexuales. Sin embargo, desde el 2005 se permiten las uniones civiles célibes para los clérigos homosexuales.[6]​ Algunas congregaciones anglicanas han ofrecido una bendición o una ceremonia de oración para las parejas homosexuales. El 2016, la Iglesia de Inglaterra de nuevo se ha dedicado a debatir el matrimonio en el Sínodo General.

Iglesias relacionadas
La Iglesia de Inglaterra tiene una Iglesia hermana en Irlanda, la Iglesia de Irlanda, que también experimentó reformas durante el siglo XVI. Pero a diferencia de lo ocurrido en Inglaterra, la mayor parte de la población no estuvo de acuerdo con estos cambios y prefirió adherirse a la Iglesia Católica Romana. Sin embargo, la Iglesia de Irlanda conservó su situación de Iglesia oficial en esa nación hasta 1871. En la actualidad se sigue organizando y considerando a sí misma como una Iglesia para toda Irlanda.

En Escocia, la Iglesia de Escocia es reconocida legalmente como la "Iglesia nacional" aunque su situación legal no funciona de la misma manera que el de la Iglesia de Inglaterra. La Iglesia de Escocia posee un sistema de gobierno de tipo Presbiteriano. Una pequeña Iglesia Anglicana existe también en Escocia, denominada Iglesia Episcopal Escocesa, que está en completa comunión con la Iglesia de Inglaterra. Su historia es complicada, incluyendo períodos de promoción oficial y también de persecución. A causa de su asociación con el Jacobitismo tuvo también que funcionar algún tiempo de manera clandestina.

Cuando la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América se independizó de la Iglesia de Inglaterra tras la Guerra de Independencia, los líderes ingleses no creyeron que fuese legalmente posible la consagración de nuevos obispos anglicanos a quienes no se requiriese el juramento habitual de lealtad a la corona británica. Por lo tanto, fueron los obispos "no juramentados" de la entonces no reconocida Iglesia Episcopal Escocesa quienes consagraron a los primeros obispos estadounidenses, hasta que una nueva legislación posibilitó que la Iglesia de Inglaterra relajara su política al respecto.

La Iglesia de Gales, previamente una parte de la Iglesia de Inglaterra, se separó de ella en 1920 y al mismo tiempo se transformó en miembro independiente de la Comunión anglicana.

La Iglesia de Inglaterra se encuentra en completa y total comunión con otras Iglesias en la Comunión Anglicana, y separadamente con los otros signatarios de la Comunión de Porvoo. La Iglesia de Inglaterra tiene también membresía plena en la Conferencia de Iglesias Europeas.

Iglesias hermanadas con la Iglesia de Inglaterra
Todas las provincias de la Comunión anglicana son independientes, cada una con su propio Obispo o Arzobispo Primado y su propia estructura de gobierno. Estas provincias pueden tomar la forma de Iglesias nacionales (por ejemplo, en Canadá, Uganda o Japón) o agrupar un cierto número de naciones (tales como Indias Occidentales, África Central, Sudeste de Asia o Cono Sur de América). Las provincias de la Comunión anglicana, en orden alfabético, son las siguientes:

Iglesia Anglicana de la Región Central de América
Iglesia Anglicana de México
Provincia Anglicana del Cono Sur de América
Provincia Anglicana de Chile
Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil
Provincia de la Iglesia Anglicana del Congo
Iglesia Episcopal de Hong Kong
Iglesia Anglicana en Aotearoa, Nueva Zelandia y Polinesia
Iglesia Anglicana de Australia
Iglesia Anglicana de Burundi
Iglesia Anglicana del Canadá
Iglesia Anglicana de Kenia
Iglesia Anglicana de Corea
Iglesia Anglicana de Papúa Nueva Guinea
Iglesia Anglicana de África Meridional
Iglesia Episcopal de Tanzania
Iglesia en la Provincia de las Indias Occidentales
Iglesia en Gales
Iglesia de Bangladés
Iglesia de Inglaterra
Iglesia de Irlanda
Iglesia de Nigeria
Iglesia del Norte de India
Iglesia de Pakistán
Iglesia del Sur de India
Iglesia de la Provincia de África Central
Iglesia de la Provincia de Melanesia
Iglesia de la Provincia de Myanmar
Iglesia de la Provincia de Ruanda
Iglesia de la Provincia del Sudeste de Asia
Iglesia de la Provincia del Océano Índico
(Iglesia de la Provincia de África Occidental
Iglesia de Uganda
Iglesia Episcopal en Jerusalén y Medio Oriente
Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América
Iglesia Episcopal de las Filipinas
Iglesia Episcopal del Sudán
Comunión Anglicana en Japón
Iglesia Episcopal Escocesa
Iglesia de Inglaterra diócesis de Europa (Toda Europa excepto Reino Unido e Irlanda.)
Además, hay ocho Iglesias extraprovinciales, cinco de las cuales están bajo la autoridad del arzobispo de Canterbury como arzobispo metropolitano.

The Anglican Church of Bermuda (Iglesia Anglicana de las Bermudas)
Iglesia Episcopal de Cuba (bajo un Concilio Metropolitano)
The Parish of the Falkland Islands (Parroquia de las Islas Malvinas)
Igreja Lusitana Católica Apostólica Evangélica (Iglesia Lusitana Católica Apostólica Evangélica) (Portugal)
Iglesia Española Reformada Episcopal
The Church of Ceylon (Iglesia de Ceilán) (Sri Lanka)
Iglesia Filipina Independiente.
Iglesia Orden Religiosa San José (Colombia).

Además está asociadas las Iglesias que pertenecen a la Unión de Utrecht, las cuales no están bajo la autoridad del arzobispo de Canterbury como arzobispo metropolitano, pero si reconocen muchos de los acuerdos en común:

Iglesia Católica Antigua de los Países Bajos (Holanda, Bélgica y Luxemburgo)
Diócesis Católica de viejos católicos en Alemania (Alemania)
Iglesia Católica (Antigua) de Suiza (Suiza)
Iglesia Católica Antigua de Austria (Austria)
Iglesia Católica Antigua en la República Checa (República Checa y Eslovaquia)
Iglesia Católica de Polonia (Polonia) (Iglesia Antigua con sede en Polonia, se separó de la PNCC)
Iglesia Española Reformada Episcopal (España)
Iglesia Lusitana Católica Apostólica Evangélica (Portugal)
Dependiente de las Iglesias y las comunidades bajo la jurisdicción de la IBK:
Misión Católica Vieille-en-Franc (Francia)
Chiesa Cattolica en Italia-Vetero (Italia)
Iglesia Católica Antigua en Suecia y Dinamarca (Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia)

También están asociadas todas las Iglesias que pertenecen a la Comunión de Porvoo, salvo las que pertenecen oficialmente a la Comunión Anglicana que en vez de ser asociadas son Iglesias de pleno derecho de la Comunión Anglicana:

La Iglesia de Inglaterra
La Iglesia de Irlanda
La Iglesia Episcopal Escocesa
La Iglesia de Gales
La Iglesia Nacional de Islandia (Iglesia Evangélica Luterana de Islandia)
La Iglesia de Noruega
La Iglesia de Suecia (antiguamente Iglesia oficial)
La Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia
La Iglesia Evangélica Luterana Estonia
La Iglesia Evangélica Luterana de Lituania
La Iglesia Lusitana Católica Apostólica Evangélica (Portugal)
La Iglesia Española Reformada Episcopal

Otras Iglesias que participan como observadoras son:

La Iglesia del Pueblo Danés (Dinamarca)
La Iglesia Evangélica Luterana de Letonia

Emblema de la Comunión Anglicana
La Comunión anglicana utiliza la Rosa de los vientos como su símbolo o emblema, representando así su alcance mundial y naturaleza descentralizada. Sobre ella figura, tal como en un escudo de armas eclesiástico, la mitra episcopal; en el centro aparece una Cruz de San Jorge conmemorando los orígenes de la Comunión Anglicana en la Iglesia de Inglaterra. El lema en griego, Ἡ ἀλήθεια ἐλευθερώσει ὑμᾶς (“La verdad os libertará”) es una cita del Evangelio según San Juan 8,32. Este emblema fue diseñado por Edward Nason West, canónico de la catedral de San Juan el Divino en la ciudad estadounidense de Nueva York.

Situación financiera
La Iglesia de Inglaterra, aunque es la Iglesia oficial de ese país, no recibe ninguna financiación directa del gobierno británico. Las donaciones constituyen su fuente más importante de recursos financieros, aunque también se sustenta fuertemente de las rentas originadas por sus variadas dotaciones históricas. Hacia el año 2005, la Iglesia de Inglaterra estimó sus egresos​ totales en alrededor 900 millones de libras esterlinas.

Históricamente, las parroquias recaudaron y administraron individualmente la mayor parte de los recursos de la Iglesia, es por ello que el salario de los clérigos variaba según la abundancia financiera de cada parroquia, y algunas de ellas se hicieron especialmente apetecidas. Algunas diócesis también han administrado activos considerables: La diócesis de Durham, por ejemplo, poseyó tal abundancia de recursos y de poder político, que su obispo fue conocido como Príncipe-Obispo. Desde la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, la Iglesia de Inglaterra ha hecho esfuerzos notables por igualar la situación financiera de sus diócesis y parroquias. El clero, por ejemplo, recibe en la actualidad estipendios estándares pagados desde los fondos diocesanos. Mientras tanto, la Iglesia movió la mayoría de sus ingresos a la inversión en activos rentables (en el pasado a bienes inmobiliarios y tierras, más recientemente al mercado accionario y financiero) y liberó completamente al clero individual y a los obispos del cuidado de estos asuntos para entregarlos a un cuerpo de Comisiones de la Iglesia, que utiliza estos recursos para solventar también una amplia gama de gastos no parroquiales, incluyendo las pensiones del clero y los costos del mantenimiento de catedrales y palacios episcopales. Estos fondos de inversiones[10]​ ascienden a casi 4000 millones de libras y generan rentas por unos 164 millones de libras cada año (datos de 2003), alrededor de un quinto de las rentas totales de la Iglesia.

Las Comisiones de la Iglesia entregan recursos financieros en calidad de concesión a las parroquias locales, pero la mayor parte de la carga financiera por el mantenimiento de las iglesias y el trabajo parroquial local todavía se sostiene en la parroquia y la diócesis respectiva, que resuelve sus necesidades con donaciones. Las donaciones directas a la Iglesia (sin incluir herencias) alcanzan alrededor de 460 millones de libras por año, mientras que los fondos de reserva de las parroquias y diócesis generan otros 100 millones de libras. Los fondos recaudados en parroquias locales explican casi todo este dinero donado, y la mayor parte de ellos permanecen en la parroquia, de modo que los recursos disponibles para las parroquias todavía varían enormemente, según el monto de donaciones que pueda recaudar.

La mayor parte de las parroquias entregan una parte de sus ingresos a la diócesis respectiva a manera de 'cuota', y aunque este pago no es algo obligatorio, las diócesis lo animan fuertemente y planifican sus presupuestos incluyéndolos; las parroquias generalmente sólo se abstienen de pagar cuando son incapaces de recaudar los fondos suficientes o, a veces, como un acto de protesta específico. Si bien el pago de los gastos diocesanos corre por cuenta de los fondos diocesanos, esos fondos también proporcionan la paga del clero y los gastos de alojamiento (los cuales totalizan alrededor de 260 millones de libras por año considerando a todas las diócesis), lo cual significa que, finalmente, las condiciones de vida del clero dependen todavía, hasta cierto punto, del financiamiento específico de cada parroquia.

La catedrales vieja y nueva de Coventry. La catedral nueva fue construida junto a las ruinas de la vieja, que fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial.
Aunque es rica en activos fijos, la Iglesia de Inglaterra tiene que ocuparse y mantener sus millares de iglesias por toda la nación—la parte del león de la herencia arquitectónica de Inglaterra. Como el número de congregantes se encuentra actualmente detenido en niveles relativamente bajos y las cuentas de mantenimiento aumentan mientras los edificios se hacen cada vez más viejos, muchas de estas iglesias no pueden autosustentarse económicamente. A este problema se añade el hecho de que, por su importancia histórica y arquitectónica, se hace difícil venderlas. En las últimas décadas, las catedrales y otras iglesias famosas han resuelto algunos de sus costos de mantenimiento gracias a concesiones de organizaciones tales como la English Heritage (Patrimonio Inglés); pero la mayoría de las pequeñas iglesias parroquiales dependen enteramente de sus congregaciones y de las recaudaciones benéficas locales (el gobierno, sin embargo, proporciona una cierta ayuda bajo la forma de deducciones impositivas, por ejemplo, un reembolso del 100% del IVA para los gastos por renovaciones a los edificios religiosos).

Además de los edificios consagrados, la Iglesia controla numerosos edificios ancilares unidos o asociados a las iglesias, incluyendo un buen número de residencias clericales, así como vicarías y rectorías. También se deben considerar las residencias episcopales (llamadas palacios) para cada uno de los 114 obispos de la Iglesia de Inglaterra. En algunos casos, este nombre es enteramente conveniente, pues, edificios como el Palacio de Lambeth del Arzobispo de Canterbury en Londres o el Viejo Palacio de Canterbury ("Old Palace") tienen dimensiones verdaderamente palaciegas, al igual que otros, como el Castillo de Auckland del Obispo de Durham, que tiene 50 habitaciones, un enorme salón de banquetes y 12 hectáreas de jardines y parques. Sin embargo, muchos obispos consideran inapropiados los antiguos palacios para las necesidades y formas de vida actuales, y sus "palacios episcopales" son casas comunes y corrientes de cuatro dormitorios. Muchas diócesis que han conservado grandes palacios emplean buena parte del espacio para oficinas administrativas, mientras los obispos y sus familias viven en departamentos pequeños dentro del palacio. En los últimos años, algunas diócesis también han aprovechado el espacio sobrante y la grandeza de sus palacios para alquilarlos como centros de conferencias.

Los tres magníficos palacios episcopales mencionados anteriormente - Palacio de Lambeth, Viejo Palacio Canterbury y el Castillo de Auckland - sirven en su mayor parte como oficinas para la administración de la Iglesia y salas de conferencias, y solo en menor grado para residencia personal de un obispo. El tamaño de las casas episcopales se ha venido contrayendo fuertemente y sus presupuestos para personal de servicio y eventos sociales han llegado a ser una fracción minúscula de su nivel decimonónico.

Arzobispo de Canterbury
primado de la Iglesia de Inglaterra
El arzobispo de Canterbury o de Cantórbery (en inglés, archbishop of Canterbury; en latín, Archiepiscopus Cantuariensis) es el primado de la Iglesia de Inglaterra y líder espiritual de la Comunión anglicana; se le considera primus inter pares y de este modo su posición jerárquica es meramente simbólica y nominal.

El actual arzobispo es Justin Welby, quien fue entronizado en la catedral de Cantórbery el 21 de marzo de 2013. Welby habría sido —de continuar la Iglesia de Inglaterra en comunión con la Iglesia de Roma— el centésimo quinto en una línea que se remonta más de 1400 años a Agustín de Cantórbery, el «Apostle to the English», enviado desde Roma en el año 597. Welby sucedió a Rowan Williams.

Desde la época de Agustín hasta el siglo XVI, los arzobispos de Cantórbery estaban en plena comunión con la Sede de Roma y generalmente recibían el palio del papa. Durante la Reforma anglicana, la Iglesia de Inglaterra se separó de la autoridad del papa. Thomas Cranmer se convirtió, después de la Reforma anglicana en 1533, en el primer titular de este oficio; mientras que Reginald Pole fue el último católico en la posición, sirviendo desde 1556 a 1558 durante la Contrarreforma.​ En la Edad Media hubo una variación considerable en los métodos de nominación del arzobispo de Cantórbery y otros obispos. En varias ocasiones, la elección fue hecha por los cánones de la catedral de Cantórbery, el papa o el rey de Inglaterra. Desde la Reforma anglicana, la Iglesia de Inglaterra ha sido más explícitamente una iglesia estatal y la elección es legalmente la de la Corona británica; hoy está hecho por el monarca británico reinante con el consejo del primer ministro británico, quien a su vez recibe una lista de dos nombres de un comité ad hoc llamado Comisión de Nominaciones de la Corona.
  • Se trata del obispo diocesano de la Diócesis de Canterbury, el condado de Kent y el extremo noreste de Surrey. Fundado en 597, es el obispado más antiguo[cita requerida] de la Iglesia de Inglaterra y de todo el Reino Unido.
  • Es el metropolitano de la provincia de Cantórbery, que ocupa los dos tercios meridionales de Inglaterra.
  • Como primado de toda Inglaterra, es la primera personalidad religiosa de la Iglesia de Inglaterra. Ocupa un papel importante en las ceremonias religiosas, como las coronaciones. Sin embargo, el monarca inglés es oficialmente gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra.
  • Como jefe espiritual de la Comunión anglicana, es reconocido como primus inter pares (‘primero entre iguales’) de todos los primados del anglicanismo. Esto no es equivalente a lo que en la Iglesia católica es el papa. El arzobispo de Cantórbery no tiene potestad de régimen en las otras treinta y siete provincias de la Comunión anglicana.
El arzobispado de Cantórbery fue creado por el papa, siendo san Agustín de Canterbury el primer arzobispo. Otros arzobispos ilustres fueron san Anselmo de Canterbury o santo Tomás Becket. Rowan Williams fue el centésimo cuarto arzobispo de Cantórbery desde 2002 hasta 2012.

Comunión anglicana
La Comunión anglicana es una afiliación mundial de Iglesias anglicanas en plena comunión con la Iglesia de Inglaterra y específicamente con su primado, el arzobispo de Canterbury. Con noventa y ocho millones de miembros, la Comunión anglicana es la tercera comunión cristiana más grande del mundo, tras la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. La expresión «Comunión Anglicana» fue utilizada por primera vez por un obispo estadounidense enviado en 1847 a Constantinopla como representante de la Iglesia episcopal ante las iglesias orientales. Luego se empleó en la primera Conferencia de Lambeth en 1867.

La condición de estar en plena comunión significa que todos los ritos efectuados en una Iglesia son reconocidos por la otra. Algunas de estas Iglesias se reconocen explícitamente como anglicanas, expresando en su nombre su vínculo con Inglaterra (Ecclesia Anglicana significa la «Iglesia de Inglaterra» en latín),​ otras, tales como las Iglesias episcopales estadounidenses y escocesas, o la Iglesia de Irlanda, prefieren utilizar un nombre distinto. Cada iglesia tiene su propia doctrina y liturgia, basadas, en la mayoría de los casos, en las de la Iglesia de Inglaterra; a su vez, cada iglesia tiene su propio sistema legislativo y política episcopal, bajo la dirección de un primado local (obispo moderador, arzobispo, obispo presidente, u otra nominación).

El arzobispo de Canterbury, jefe religioso de la Iglesia de Inglaterra, no tiene ninguna autoridad formal fuera de su jurisdicción, pero es reconocido como jefe simbólico de la Comunión anglicana mundial. Entre los otros primados, él es un primus inter pares, o «primero entre iguales».​ Si se compara al arzobispo de Canterbury con otros líderes religiosos, como el papa católico, por ejemplo, esto es debido únicamente a su papel prominente y figuración en los medios de comunicación, puesto que no posee ninguna autoridad formal fuera de su provincia. No obstante, las Iglesias no se pueden considerar parte de la Comunión anglicana a menos que estén en completa comunión con él.

Aunque no se consideren miembros, algunos cuerpos no anglicanos (ni por origen ni por tradición) han entrado en comunión con la Comunión anglicana en su totalidad o con alguna de sus Iglesias constitutivas en particular.

Existe también un número de comunidades de origen y tradición anglicana que, sin embargo, se han separado de una Iglesia miembro de la Comunión anglicana. Han dejado así, por ejemplo, de estar en comunión con Canterbury, aunque pueden estar en comunión con alguna otra provincia individual de la Comunión. No obstante, estos cuerpos se autodefinen como anglicanos y son referidos como anglicanos por el arzobispo de Canterbury. Muchos son parte del Movimiento Anglicano de Continuación.

Elementos y factores de unión de la Comunión anglicana
La Comunión anglicana no tiene ningún tipo de existencia legal oficial o estructura de gobierno que pudiera ejercer alguna forma de autoridad sobre las Iglesias con membresía en ella. Hay una Oficina de la Comunión Anglicana en Londres, bajo el amparo del arzobispo de Canterbury, pero cumple solamente un rol organizador y de soporte. En lugar de estructuras y normativas, la Comunión se encuentra ligada por una historia compartida, expresada en su eclesiología, en sus políticas y en su ethos; y también por su participación en órganos consultivos internacionales.

Eclesiología, política y ethos
Tres elementos han sido importantes en mantener la Comunión anglicana unida: primero, la estructura eclesial compartida por las Iglesias, manifestada en una política episcopal mantenida por la sucesión apostólica de sus obispos y el ejercicio del gobierno sinodal; segundo, el principio de la fe expresada en adoración, confiriendo mucha importancia a la aprobación de buenos libros de oración y otros textos litúrgicos; y tercero, los documentos históricos y la teología estandarizada que han influenciado la tradición de la Comunión.

Originalmente, la Iglesia de Inglaterra era única y confiaba su unidad e identidad a su propio devenir histórico, a su estructura legal y episcopal tradicional, y a su situación como Iglesia oficial del Estado inglés. Como tal, el anglicanismo ha sido desde sus inicios un movimiento explícitamente episcopal, una característica que ha sido vital en el mantenimiento de la unidad, transmitiendo el papel del episcopado que manifiesta visiblemente catolicidad y ecumenismo.

Desde temprano en su reforma, la Iglesia de Inglaterra produjo un libro de oración en vernáculo, llamado Libro de Oración Común. A diferencia de otras tradiciones cristianas, el anglicanismo nunca ha sido gobernado por un magisterio ni supeditado a un teólogo fundador, tampoco ha necesitado formular un resumen doctrinal más allá de los credos (tal como la Confesión de Fe de Westminster en la Iglesia presbiteriana). En su lugar, el anglicanismo ha recurrido al ya mencionado Libro de Oración Común y a sus vástagos como guía teológica y de práctica. Esto ha tenido como efecto inculcar en el anglicanismo el principio del denominado lex orandi, lex credendi (“la ley de la oración es la ley de la creencia”) como fundamento de identidad y confesión anglicana.

El prolongado conflicto desarrollado durante el siglo XVII entre protestantes radicalizados, de un lado, y católicos que querían reconocer la supremacía absoluta del papa, por otro, dio lugar a una Iglesia que era deliberadamente vaga con respecto a sus principios doctrinales, destacando el desarrollo de parámetros de "desviación tolerable" dentro de la Iglesia. Estos parámetros fueron articulados lo más claramente posible en las varias anotaciones incluidas en los sucesivos Libros de Oración, así como en los Treinta y nueve artículos. Estos artículos, aunque nunca vinculantes, han tenido gran influencia en el ethos de la Comunión anglicana, un ethos reforzado por su interpretación y extensión a manos de tempranos e influyentes teólogos, tales como: Richard Hooker, Lancelot Andrewes, John Cosin, y otros.

Con la expansión del anglicanismo fuera de las islas británicas, la Comunión buscó establecer nuevos vehículos de unidad. La primera expresión importante de esta búsqueda fueron las Conferencias de Lambeth para todos los obispos de la Comunión, convocadas por primera vez en 1867 por el arzobispo de Canterbury Charles Thomas Longley. Desde el principio, estas reuniones nunca intentaron desplazar o disminuir la autonomía de las emergentes provincias de la Comunión, sino “discutir asuntos de interés práctico, y pronunciar lo que juzgamos conveniente en resoluciones que puedan servir como guías seguras para la acción futura”. Una de las primeras resoluciones de influencia duradera de esta conferencia fue con respecto al denominado Cuadrilátero Chicago-Lambeth de 1888, un intento por proporcionar bases para la discusión de una reunión con las Iglesias católica y ortodoxa, que tuvo, sin embargo, el efecto indirecto de establecer claramente cuatro parámetros específicos de la identidad anglicana. Esos cuatro principios son:
  • Las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, "contienen todas las cosas necesarias para la salvación", y constituyen la regla y máxima norma de fe.
  • El Credo de los Apóstoles, como Símbolo Bautismal, y el Credo Niceno son declaraciones suficientes de la Fe Cristiana.
  • Los dos sacramentos "ordenados por Cristo mismo" -Bautismo y Cena del Señor- deben ser administrados con el uso indefectible de las palabras de su institución, hecha por Cristo, y los elementos ordenados por Él.
  • Debe reivindicarse el episcopado histórico, adaptado localmente a las diversas necesidades de las naciones y pueblos llamados por Dios a la unidad de su Iglesia.
Instrumentos de unidad
La Comunión anglicana no tiene ninguna organización jurídica internacional. El arzobispo de Canterbury cumple un rol estrictamente simbólico y unificador, y los tres organismos internacionales de la Comunión son sólo consultivos y de colaboración, sus resoluciones no tienen ningún efecto legal en las provincias independientes de la Comunión. Tomados en su conjunto, sin embargo, estos cuatro elementos funcionan como verdaderos “instrumentos de unidad”, donde todas las Iglesias que participan de la Comunión concurren. En orden de antigüedad, están:
  • El arzobispo de Canterbury (Ab origine) que cumple funciones como jefe espiritual de la Comunión, es el foco de su unidad, puesto que ninguna Iglesia demanda calidad de miembro en la Comunión sin estar en comunión con él. El actual titular es Justin Welby. La Conferencia de Lambeth (reunida por primera vez en 1867) es la más antigua instancia internacional de consulta. Es un foro para los obispos de la Comunión, donde refuerzan su unidad y manifiestan el carácter colegiado del episcopado. Sirve también para discutir asuntos de mutua preocupación y para aprobar resoluciones que sirvan como puntos de referencia para las decisiones de cada provincia. Se reúne cada diez años y la invitación es hecha por el arzobispo de Canterbury.
  • El Consejo Consultivo Anglicano (reunido por primera vez en 1971) fue creado por una resolución de la Conferencia de Lambeth de 1968, y se reúne habitualmente cada tres años. Al Consejo concurren representantes del episcopado, del clero y del laicado elegidos por las treinta y ocho provincias. Este cuerpo posee una secretaría permanente, la Oficina de la Comunión Anglicana, de la cual el arzobispo de Canterbury es presidente.
  • La Reunión de los Primados (reunida por primera vez en 1979) es la instancia más reciente de consulta y deliberación internacional. Fue convocada por primera vez por el arzobispo Donald Coggan como un foro para el “pensamiento pausado, la oración y la consulta profunda”.
Puesto que no hay autoridad obligatoria en la Comunión anglicana, estos cuerpos internacionales son sólo un vehículo de consulta y persuasión. Es por ello que, en años recientes, se han desarrollado fuertes debates sobre la necesidad o no de tener una postura común en ciertas áreas de doctrina, disciplina, adoración y ética. El ejemplo más notable de estos desacuerdos ha sido la objeción, por parte de algunas provincias de la Comunión (particularmente de África, Asia y América hispana) al cambio de rol de los homosexuales en las Iglesias norteamericanas (por ejemplo, la bendición de matrimonios entre personas del mismo sexo, la ordenación y consagración de gays y lesbianas no célibes), y al proceso mediante el cual esos cambios fueron emprendidos. Los que se oponen a estos cambios, los condenan como contrarios a las Escrituras, unilaterales, y tomados sin el acuerdo previo de la Comunión. En respuesta, la Iglesia episcopal en los Estados Unidos (ECUSA, por sus siglas en inglés) y la Iglesia anglicana del Canadá han señalado que estas acciones: habían sido emprendidas después de una reflexión teológica muy larga y basada en las Escrituras; estaban legalmente de acuerdo con sus propios cánones y constituciones; y se habían resuelto tras extensas consultas con las provincias de la Comunión.

La Reunión de los Primados votó para solicitar a estas dos provincias que retiraran a sus delegados de la reunión 2005 del Consejo Consultivo Anglicano, y Canadá y los Estados Unidos decidieron asistir a la reunión pero sin ejercer su derecho a voto. No se ha expulsado ni suspendido a estas provincias, puesto que no existe ningún mecanismo en esta asociación voluntaria para suspender o expulsar a una provincia independiente de la Comunión. Puesto que la calidad de miembro se basa en la comunión de una provincia con el arzobispo de Canterbury, la posibilidad de expulsión requeriría del arzobispo una denegación de su comunión con las jurisdicciones afectadas. Conforme a una sugerencia del Informe de Windsor, Williams estableció un grupo de trabajo para examinar la viabilidad de un Pacto Anglicano (Anglican Covenant) que articule, de alguna manera, las condiciones para estar en comunión.

Iglesias unidas
Las Iglesias unidas en el subcontinente indio están integradas por anglicanos y por otros grupos protestantes y se formaron en 1970 a partir de la división de la Iglesia anglicana de la India, Pakistán, Birmania y Ceilán. Además de ser parte de la Comunión anglicana son miembros de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, y las dos Iglesias indias también del Consejo Metodista Mundial. Desde 1978 las Iglesias del Norte y Sur de la India y la Iglesia siro-malankara de Mar Thoma forman la Comunión de Iglesias en la India.
  • La Iglesia del Sur de la India: unió a 14 diócesis anglicanas de los estados de Andhra Pradesh, Karnataka, Kerala y Tamil Nadu y de los territorios de las Islas Andamán y Nicobar y Laquedivas en la India (a formarse el estado de Telangana quedó también incluido) y a los de la diócesis de Sri Lanka, con la Iglesia Unida del Sur de la India (formada por congregacionales y presbiterianos), y el distrito del Sur de la India de la Iglesia metodista. 
  • La Iglesia del Norte de la India: unió a los anglicanos del resto de los estados de la India con la Iglesia unida del Norte de la India (formada por congregacionales y presbiterianos), las Iglesias bautistas del Norte de la India (bautistas británicos), metodistas (de las conferencias británicas y australianas) y discípulos de Cristo. La Iglesia de los Hermanos en la India se retiró de la unión en 2006.
  • La Iglesia de Pakistán: unió en 1970 a anglicanos de la Iglesia anglicana de la India, Pakistán, Birmania y Ceilán con presbiterianos de la Iglesia de Escocia, metodistas unidos y luteranos. La mayoría de sus fieles son anglicanos.
  • La Iglesia de Bangladés: se formó en 1974 por división de la Iglesia de Pakistán.
Acuerdo de Bonn
A partir del Acuerdo de Bonn de 1931 las Iglesias vétero católicas de la Unión de Utrecht (de la Conferencia Internacional de Obispos Católicos Antiguos) están en plena comunión con la Comunión anglicana: 
  • Iglesia católica antigua de los Países Bajos (2 diócesis en Holanda, Bélgica y Luxemburgo)
  • Diócesis católica de los viejos católicos en Alemania (1 diócesis en Alemania)
  • Iglesia católica cristiana de Suiza (1 diócesis en Suiza)
  • Iglesia católica antigua de Austria (1 diócesis en Austria)
  • Iglesia católica antigua en la República Checa (1 diócesis en República Checa y Eslovaquia)
  • Iglesia católica polaca (3 diócesis en Polonia)
  • Misión vétero católica francófona (1 misión en Francia dependiente de la Conferencia Internacional de Obispos Católicos Antiguos)
  • Iglesia católica antigua de Croacia (1 misión en Croacia dependiente de la Conferencia Internacional de Obispos Católicos Antiguos)
  • Iglesia católica antigua en Suecia y Dinamarca (1 misión en Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia dependiente de la Conferencia Internacional de Obispos Católicos Antiguos)
El Acuerdo de Bonn incluye también a partir de 1965 a:
  • Iglesia filipina independiente (Filipinas)
  • Iglesia española reformada episcopal (España)
  • Iglesia lusitana católica apostólica evangélica (Portugal)
Desde 2005 la Unión de Utrech está también en plena comunión con la Iglesia de Suecia.
 
Comunión de Porvoo
La Comunión de Porvoo es un acuerdo de plena comunión firmado en 1994 por Iglesias anglicanas y luteranas de Europa:

La Iglesia episcopal escocesa
La Iglesia de Noruega
La Iglesia de Suecia
La Iglesia evangélica luterana estonia
La Iglesia evangélica luterana de Lituania
Desde 1995
La Iglesia de Inglaterra
La Iglesia de Irlanda
La Iglesia en Gales
La Iglesia nacional de Islandia
La Iglesia evangélica luterana de Finlandia
Desde 2001
La Iglesia lusitana católica apostólica evangélica (Portugal)
La Iglesia española reformada episcopal
Desde 2010
La Iglesia del Pueblo Danés (Dinamarca)​
Desde 2014
La Iglesia evangélica luterana letona en el extranjero
La Iglesia luterana en Gran Bretaña
Iglesias que participa como observadora:
La Iglesia evangélica luterana de Letonia (desde 1994)

Historia
La Comunión anglicana es un concepto relativamente reciente. Desde que la Iglesia de Inglaterra (que hasta el siglo XX incluía a la Iglesia en Gales) rompió su comunión con el catolicismo durante el reinado de Enrique VIII, ha pensado de sí misma no como una nueva fundación, sino que como una continuación reformada de la antigua “Iglesia inglesa” y reafirmado los derechos de esa iglesia. Pero tal fenómeno fue por bastante tiempo algo claramente local. De esta manera, los únicos integrantes de lo que hoy conocemos como Comunión anglicana a mediados del siglo XVIII eran la Iglesia de Inglaterra, su estrechamente ligada Iglesia hermana, la Iglesia de Irlanda (que también rompió con el papa bajo Enrique VIII), y la Iglesia episcopal escocesa, que a fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII era parcialmente clandestina (sospechosa de simpatías jacobitas).

Sin embargo, la enorme expansión del Imperio británico durante los siglos XVIII y XIX llevó a la Iglesia consigo. Por eso, desde el principio, todas las iglesias coloniales estuvieron bajo jurisdicción del obispo de Londres, pero tras la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, las parroquias de ese nuevo país independiente encontraron necesario romper formalmente con una Iglesia cuyo Gobernador supremo era (y sigue siendo) el Monarca británico. De esa manera, formaron sus propias diócesis y su propia iglesia nacional, la Iglesia episcopal en los Estados Unidos de América, en un proceso de separación, por lo demás, bastante amistoso.

En aquella misma época, los países que seguían siendo colonia británica conservaban sus vínculos con la Corona. Por ello, la Iglesia de Inglaterra comenzó a designar obispos coloniales. En 1787 se nombró a un obispo de Nueva Escocia con jurisdicción extraordinaria sobre toda la Norteamérica británica; al mismo tiempo se designaron varios otros obispos en ciudades del actual Canadá. En 1814 fue nombrado un obispo para Calcuta; en 1824 fue enviado el primer obispo a las Indias Occidentales y en 1836 también a Australia. Antes de 1840 había solamente diez obispos coloniales en la Iglesia de Inglaterra, pero incluso este comienzo tan pequeño facilitó grandemente el desarrollo del anglicanismo alrededor del mundo. En 1841 se instaló un “Consejo Colonial Diocesano” y pronto se crearon muchas más diócesis.

Con el tiempo, llegó a ser natural agrupar estas diócesis en provincias y designar a un obispo metropolitano para cada una. Aunque al principio este sistema se estableció en muchas colonias del Imperio, hacia 1861 fue habitual que, a menos que se dispusiera específicamente lo contrario, la Iglesia de Inglaterra tuviera apenas la misma posición legal que cualquier otra iglesia. Así, un obispo colonial anglicano y su diócesis poseían una naturaleza jurídica completamente diferente de sus contrapartes en la metrópoli. Con el tiempo, los obispos vinieron a ser designados más bien localmente que desde Inglaterra, y los sínodos nacionales comenzaron, finalmente, a poseer una legislación eclesiástica independiente de Inglaterra.

Un paso crucial en el desarrollo de la comunión moderna estuvo en la organización de las Conferencias de Lambeth, con las discusiones que allí se han desarrollado. Estas conferencias demostraron que obispos de Iglesias dispares podían manifestar la unidad de la Iglesia en su colegialidad episcopal, a pesar de la ausencia de lazos legales universales. Algunos obispos estuvieron inicialmente poco dispuestos a concurrir, temiendo que la reunión se declarase un consejo con poder legislativo para la Comunión anglicana; pero estos temores se disiparon con el tiempo y al aprobarse resoluciones de tipo sólo consultivo. Las Conferencias de Lambeth han sido convocadas aproximadamente cada diez años desde 1878 (que fue la segunda conferencia), y permanece como la convocatoria más visible de toda la Comunión.

Controversias
Un efecto de la "autoridad dispersa" de la Comunión anglicana ha sido que el conflicto y la controversia se han levantado con cierta regularidad a lo largo de su historia, sobre todo con respecto a los efectos que prácticas y doctrinas divergentes de una parte de la Comunión han tenido en otras. Las disputas que se dieron antaño en el seno de Iglesia de Inglaterra se pudieron tratar legislativamente en aquel reino, pero como la Comunión anglicana se extendió a nuevas naciones y culturas dispares, tales controversias se fueron multiplicando e intensificando sin posibilidad de resolución legislativa. Estas controversias han sido generalmente de dos tipos: litúrgicas y sociales.

La primera controversia notable se desarrolló en torno a la influencia creciente del anglo-catolicismo manifestado en el llamado ritualismo, controvertido desde fines del siglo XIX y hasta principios del siglo XX. Más tarde, el rápido cambio social y la disolución de la hegemonía cultural británica sobre sus antiguas colonias alimentaron las disputas con respecto al papel de las mujeres, los parámetros de matrimonio y divorcio, y la práctica de la anticoncepción y el aborto. Más recientemente, los desacuerdos con respecto a la homosexualidad han tensado la unidad de la Comunión así como sus relaciones con otras denominaciones cristianas. De manera simultánea a los debates sobre teología social y ética, la Comunión ha debatido la revisión del Libro de Oración y los fundamentos para lograr la comunión plena con Iglesias no anglicanas.

Relaciones ecuménicas
El interés anglicano por el diálogo ecuménico se remonta a tiempos de su reforma y a sus diálogos tanto con Iglesias ortodoxas como luteranas durante el siglo XVI. En el siglo XIX, con el surgimiento del Movimiento de Oxford, se generó una mayor preocupación por el reencuentro de las Iglesias de "confesión católica". Este deseo de trabajar por el logro de la plena comunión con otras denominaciones cristianas condujo al desarrollo del Cuadrilátero Chicago-Lambeth, aprobado por la tercera Conferencia de Lambeth en 1888. Los cuatro puntos (suficiencia de la Escritura, los credos históricos, los dos sacramentos dominicales y el episcopado histórico) fueron propuestos como base para la discusión, aunque fueran con frecuencia tomados como línea de fondo no negociable para el reencuentro.

Consejo Mundial de Iglesias
El diálogo ecuménico ha sido particularmente fructífero en tres ámbitos. El primero es el Consejo Mundial de Iglesias y sus precursores, en los cuales los anglicanos estuvieron siempre implicados, desde el principio. Los representantes anglicanos estuvieron especialmente involucrados en el desarrollo de la fecunda declaración de la comisión Orden y Fe: "Bautismo, Eucaristía y Ministerio", que procuró el desarrollo de puntos en común con respecto a estas cuestiones, y han estado asimismo en el centro del proceso para desarrollar trabajos más recientes en la comisión "Naturaleza y Misión de la Iglesia".

Iglesia católica
El segundo ámbito fructífero de preocupación ecuménica ha sido con la Iglesia católica. La hostilidad a largo plazo entre estas dos comuniones ha minado las perspectivas de diálogo. La "emancipación" católica en el Reino Unido alivió un poco la tensión, pero la respuesta de Roma al Cuadrilátero Chicago-Lambeth, articulada en la bula papal de 1896 "Apostolicae Curae", declaró las órdenes anglicanas como nulas y sin valor legal. El acercamiento se logró finalmente en 1966, con la visita del arzobispo Michael Ramsey al papa Pablo VI. Al año siguiente, se estableció la Comisión Internacional Anglicana-Católica Romana (ARCIC por sus siglas en inglés: Anglican-Roman Catholic International Commission). Su primer proyecto se centró en la autoridad de las Escrituras, y la Comisión ha producido desde entonces nueve declaraciones concordadas. La primera fase de la ARCIC terminó en 1981 con la publicación del informe final: "Aclaraciones sobre la Autoridad en la Iglesia" (Elucidations on Authority in the Church). La segunda fase transcurrió entre 1983 y 2004, año en que fue publicada una declaración concordada referida a la "teología Mariana", y se espera una tercera fase. En 2000, tras una reunión entre obispos anglicanos y católicos en Mississauga (Canadá), una nueva comisión fue establecida, la Comisión Internacional Anglicana Católica Romana para Unidad y Misión (International Anglican Roman Catholic Commission for Unity and Mission), para promover la cooperación práctica entre anglicanos y católicos, y la recepción de los frutos del diálogo teológico.

A pesar de la productividad de estas discusiones, el diálogo se ha dificultado tras los acontecimientos en algunas provincias de la Comunión anglicana, principalmente con respecto a la ordenación de mujeres e incluso la ordenación episcopal de personas homosexuales no célibes (el caso de Gene Robinson). El papa Juan Pablo II hizo una Provisión Pastoral para un pequeño número de parroquias de clero episcopal que se han convertido a la Iglesia católica. Hay aproximadamente media docena de estas parroquias de "uso anglicano", llamadas así porque se les ha permitido el uso temporal de una adaptación católica del Libro de Oración Común, aunque no el Libro Episcopal de Oración Común propiamente tal (utilizado por las parroquias de la ECUSA). Además, existe una jurisdicción de las Iglesias Anglicanas de Continuación denominada Comunión Anglicana Tradicional, que procura conseguir plena comunión con Roma reteniendo, no obstante, su fe y prácticas tradicionales.

El 20 de octubre de 2009 la Santa Sede dio a conocer la aprobación dada por Benedicto XVI para la creación de una estructura canónica, un ordinariato personal, para acoger a los anglocatólicos que quisieran incorporarse a la plena comunión con la Iglesia católica. El entonces arzobispo de Canterbury y primado de la Comunión anglicana, Rowan Williams, y el arzobispo de Westminster, Vicent Gerard Nichols, primado de los católicos en Inglaterra, emitieron un comunicado en el que se señalaba este gesto como un signo del fin de los tiempos de incertidumbre y un fruto del diálogo ecuménico.​ Las disposiciones de Benedicto XVI se dieron a conocer en la Constitución Apostólica Anglicanorum cœtibus, del 4 de noviembre de 2009.

Iglesias luteranas
Otro ámbito fructífero de diálogo ecuménico se ha dado con varias Iglesias luteranas. En 1994, se constituyó la Comunión de Porvoo, incluyendo a las iglesias de la Comunión anglicana en Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda, Portugal y España en plena comunión con las iglesias luteranas de Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia, Estonia y Lituania. En el 2001, la Iglesia anglicana del Canadá y la Iglesia evangélica luterana en Canadá lograron la plena comunión,​ como hicieron también la Iglesia episcopal en los Estados Unidos de América (ECUSA) y la Iglesia evangélica luterana en América (ELCA).

Además, acuerdos de plena comunión han sido alcanzados entre varias provincias eclesiásticas más pequeñas, sobre todo con denominaciones católicas, como la Iglesia católica antigua tras el Acuerdo de Bonn de 1931.

Iglesias ortodoxas
El diálogo ha sido fructífero así mismo con las Iglesias ortodoxas. La Comisión Internacional de Diálogo Teológico Anglicano-Ortodoxo fue establecida en 1999, añadiéndose al trabajo de comisiones ya establecidas anteriormente y que habían publicado una síntesis de su trabajo en la "Declaración de Dublín". Posteriormente, también se estableció la Comisión Internacional Anglicana Ortodoxa Oriental en el 2001, para el diálogo con aquellas Iglesias ortodoxas que no están en comunión con el Patriarca de Constantinopla.

Otras Iglesias
El diálogo con Iglesias protestantes además de las luteranas ha dado igualmente buenos resultados. Sin embargo, algunos movimientos hacia la plena comunión han fracasado, entre la Iglesia anglicana del Canadá y la Iglesia Unida del Canadá, por ejemplo, así como entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia metodista de Gran Bretaña debido, expresamente, a la cuestión del episcopado válido, más específicamente, al reconocimiento de la sucesión apostólica. Esto, así como las posturas anglicanas ante ciertas cuestiones sociales, han dificultado también el diálogo entre anglicanos y algunas denominaciones evangélicas. Con todo, han prosperado una variedad de informes preparados por comisiones bilaterales que describen teologías y prácticas convergentes; tal fue el caso de "Conversaciones sobre el Mundo 2005" (Conversations around the World), un informe sobre conversaciones entre representantes de la Comunión anglicana y la Alianza Bautista Mundial.

Sucesión apostólica
La Comunión anglicana comparte la creencia de quienes tienen como válida la sucesión apostólica, considerandose a sí mismos como un elemento de dicha sucesión. La Iglesia católica discrepa de la Comunión anglicana en este asunto al considerar el papa León XIII, en la bula de 1896 Apostolicae curae, que dicha sucesión fue rota por los anglicanos debido a considerar nulas las ordenaciones anglicanas por deficiencias de forma,[18]​ pero el patriarca de Constantinopla de la Iglesia ortodoxa aceptó en 1922 como válida la sucesión apostólica en la Comunión anglicana a pesar de no estar en comunión con ella.

sábado, 17 de agosto de 2019

El Anglicanismo I: Origen

Catedral de Canterbury 

Anglicanismo
denominación cristiana protestante nacida en el siglo XVI, a instancias de Enrique VIII de Inglaterra
No debe confundirse con Anglicismo.

El anglicanismo es la rama del protestantismo surgida en Inglaterra, en el siglo XVI, y tiene su origen en la Reforma anglicana. Podría definirse como la fe, práctica y espíritu de las Iglesias que son miembros de la Comunión anglicana, es decir, Iglesias en plena comunión con el arzobispo de Canterbury.​ Con todo, el anglicanismo tiene profundas raíces en el pasado: Rowan Williams describió el Anglicanismo como lo que le ocurrió a la Iglesia de Inglaterra, Gales e Irlanda durante la reforma del siglo XVI y posteriormente. Lo medular de la fe de los anglicanos se encuentra en la Biblia, los Treinta y nueve artículos de la fe cristiana, y el Libro de Oración Común, los cuales resumen la enseñanza de la Iglesia de los primeros cinco siglos y rechazan tanto la evolución posterior de la Iglesia católica como las simplificaciones del unitarismo. Recientemente, con las divisiones sobre temas doctrinales y morales, se ha extendido a grupos fuera de la Comunión anglicana (ver lista parcial).

Diferentes ramas anglicanas
  • Comunión anglicana
-Movimiento anglicano de Continuación
-Comunión Anglicana Tradicional
Iglesia católica anglicana (tradicionalista)
  • Iglesia Episcopal Reformada
Orígenes del término «anglicanismo»
El término «anglicanismo» se usó por primera vez en 1838.​ Deriva del adjetivo «anglicano» que, a contar del siglo XII, se encuentra en documentos haciendo parte de la frase en latín ecclesia anglicana. En aquel período esta significaba Iglesia inglesa, es decir, aquella parte de la iglesia occidental o latina que existía en Inglaterra. El adjetivo se usó como sinónimo de «inglés» hasta el siglo XVIII cuando empezó a adquirir matices teológicos que definían la postura religiosa de la Iglesia de Inglaterra frente a los católicos y los calvinistas. De allí, se extendió a las Iglesias trasplantadas por ingleses a otros países durante el período de la expansión colonial y esto determinó el sentido de la palabra anglicanismo.

Esbozo histórico
Hasta 1547
El cristianismo llegó tempranamente a las islas británicas: tres obispos británicos asistieron al Concilio de Arles en 314. La Iglesia sufrió una serie de contratiempos durante las invasiones paganas que pusieron fin a la civilización y cultura romana en Inglaterra y expulsaron a los cristianos a Gales e Irlanda. La fe cristiana recuperó terreno en el siglo VII como consecuencia de misioneros célticos de Irlanda quienes evangelizaron el norte Inglaterra y de una misión romana que llegó a Canterbury en el sureste del país en 597. En 664 las Iglesias de tradición celta aceptaron la jurisdicción papal. Durante casi novecientos años, la Iglesia de Inglaterra formaba parte de la iglesia latina aunque hubo tensiones en el siglo XVI sobre la manera en que el papado ejercía su jurisdicción en desmedro de los ingleses y hacia fines del mismo siglo cuando Juan Wyclif(fe).

A comienzo del siglo XVI, al igual que en otras partes de Europa, mucha gente influyente comenzó a exigir la reforma administrativa, legal y moral de la Iglesia.​ Entre las causas de este movimiento figura el Renacimiento que proporcionó a los críticos nuevos instrumentos intelectuales.

Reforma anglicana (1547-1625)
Guerra civil y sus secuelas (1625-1714)
La Comunión anglicana
La Comunión anglicana, una fraternidad amplia de 40 provincias autónomas de dependencia mutua que están en plena comunión con el arzobispo de Canterbury, es una de las comuniones cristianas más numerosas del mundo, con aproximadamente 98 millones de miembros.

La Comunión anglicana se considera parte plena de la Iglesia cristiana: una, santa, católica y apostólica, y se considera católica y reformada.

Para muchos anglicanos, representa también una forma del catolicismo no papal, y para otros, una forma de protestantismo sin figuras fundadoras tales como Martín Lutero o Juan Calvino.

Pero en la línea del anglicanismo clásico, los planteamientos del teólogo isabelino del siglo XVI Richard Hooker en Essays on ecclesiastical polity siguen expresando la identidad anglicana como prudente combinación entre estas dos tradiciones cristianas, una "vía media" entre ambas, mediante una aplicación equilibrada de tres criterios esenciales de fe y ética:
  • La Sagrada Escritura,
  • la Tradición apostólica
  • la Razón.
Así, con algunas diferencias de énfasis doctrinal y litúrgico, las iglesias de la comunión anglicana mantienen su unidad a través, principalmente, de la comunión sacramental con el arzobispo de Canterbury y la celebración de la liturgia conforme a las diferentes versiones autorizadas del Libro de Oración Común.

Valores y características destacadas
En 1888 la Conferencia de Lambeth propuso como base para la reunión de las Iglesias cuatro elementos conocidos comúnmente como el Cuadrilátero de Lambeth:

1. Las Santas Escrituras de los Testamentos Antiguos y Nuevos como 'conteniendo todas las cosas necesarias por la salvación', como la regla y norma última de la fe.
2. El Credo Apostólico como credo bautismal; el Credo Niceno, como definición suficiente de la fe cristiana.
3. Los dos Sacramentos ordenados por Cristo mismo —Bautismo y la Eucaristía— administrados sin falta con las palabras de institución de Cristo, y de los elementos ordenados por él.
4. El episcopado histórico, adaptado localmente —en cuanto a sus métodos administrativos— a las variadas necesidades de las naciones y pueblos llamados por Dios a la unidad de su Iglesia. Estos cuatro elementos resumen lo medular de la fe anglicana y se comprenderían a la luz de la tríada: Escritura, Tradición y Razón, que servirían como triple criterio para discernir la fe y la ética del cristiano.

Entre los anglicanos no existe una veneración de santos propiamente dicha; antes bien, en la medida en que la Iglesia, como Pueblo de Dios, es Santa, todos sus miembros bautizados lo son, no por sus merecimientos morales, sino en virtud de su vocación. Sin embargo, la Iglesia honra a Dios y le da gracias «por la Gracia depositada en sus santos, que han sido luces del mundo en su propia generación»; de esta manera, es posible honrar, dentro de la liturgia, y con arreglo a un Calendario Eclesiástico, a los bautizados que han sido héroes de la fe.

En las iglesias anglicanas existen diversas imágenes de Cristo, la Virgen María y los santos: iconos, retablos, conjuntos escultóricos y, sobre todo, vitrales; sin embargo, en los ambientes anglicanos suele establecerse una clara diferencia entre utilizar imágenes en el culto (práctica generalmente aceptada), a rendir culto, de cualquier índole, a las imágenes. Este criterio distingue al anglicanismo tanto de las tradiciones protestantes, y el ortodoxas, en lo que al tratamiento de las imágenes religiosas se refiere. La misa anglicana o Servicio de Comunión tiene muchos elementos parecidos a la misa católica ordinaria, y al igual que esta incluye una Epíclesis (o sea, una invocación al Espíritu Santo).

La dignidad humana y la igualdad entre todas las personas forman parte fundamental de los valores anglicanos. Así lo muestran las modernas redacciones de los votos bautismales en las diversas provincias de la Comunión, y también el ejemplo de arzobispos anglicanos destacados, como el ugandés Janani Luwum, reconocido como mártir del siglo XX, o el sudafricano Desmond Tutu, luchador incansable por la justicia en un país dominado por una de las formas más severas de discriminación racial, el «apartheid». En medio de esta discriminación, el Arzobispo Tutu no solo luchó por los derechos de los africanos, sino que ayudó a mantener la paz desterrando el odio, siendo galardonado por ello con el Premio Nobel de la Paz en 1984.

Otro ejemplo de expresión de estos valores del anglicanismo se observa en que, en la mayoría de las provincias anglicanas, es canónicamente posible, desde la década de 1970, la Ordenación de mujeres al diaconado, al presbiteriado y al episcopado, lo cual, no obstante, no ha dejado de crear amplia discusión entre las Iglesias de esta Comunión. La primera mujer consagrada al episcopado fue Barbara Clementine Harris, como Obispa Sufragánea de Massachusetts (Estados Unidos de América), en 1990.

La actitud de los anglicanos ante la homosexualidad es también un asunto espinoso que ha provocado, en su seno, serias confrontaciones en todo ámbito, desde la repulsión hasta la más amplia aceptación. Aunque las Iglesias anglicanas, a lo largo de su historia, no se han caracterizado por una inclinación a las discusiones acaloradas ni a las declaraciones sobre moral sexual (de hecho, su clero ha sido libre, en todas partes, desde el siglo XVI, para contraer matrimonio, mantenerse célibe o vivir en soltería), dos hechos históricos, en la primera década del siglo XXI, han disparado el debate sobre la relación entre homosexualidad y cristianismo: La autorización para la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo por parte de la diócesis de New Westminster, de la Iglesia anglicana del Canadá, y la elección y consagración de Gene Robinson como obispo de la diócesis de New Hampshire, de la Iglesia episcopal en los Estados Unidos, puesto que Robinson había declarado oficialmente su condición homosexual ante su diócesis.

Doctrina sobre la Iglesia e instrumentos de unidad
Para los anglicanos, la mínima expresión de la Iglesia en el mundo es la diócesis, es decir, la reunión de las personas bautizadas (laicos y clérigos), que forman parte del Cuerpo Místico de Cristo en una determinada área territorial, bajo la guía pastoral de un Obispo.

Cada obispo es el sacerdote principal de su iglesia diocesana, preside por derecho la Santa Eucaristía, ordena y consagra a los diáconos, a los presbíteros (esto siempre en unión de dos o más presbíteros que imponen las manos junto con él), y a otros obispos (igualmente, en unión de dos o más obispos). El Obispo preside ex officio todos los cuerpos canónicos o de facto instituidos dentro de su diócesis, y que están integrados por clérigos y laicos debidamente elegidos por el sínodo o convención, pero no puede ponerse por encima de la Constitución y Cánones de su diócesis ni de su Provincia eclesiástica o Iglesia autónoma.

De acuerdo con la tradición católica, todos los obispos anglicanos tienen el mismo rango (son iguales entre sí), salvo las diferencias funcionales entre los obispos diocesanos y sus ayudantes, los obispos sufragáneos y coadjutores; pero todos son considerados sucesores de los apóstoles y, en cuanto tales, comparten, de manera colegiada, el liderazgo de la Comunión anglicana (tal cosa como la "Iglesia anglicana", no existe sino a nivel de denominación provincial).

Un obispo anglicano actúa siempre, al menos de derecho, con la participación del clero y los laicos en todas las decisiones trascendentales, a través de los sínodos o convenciones diocesanas (anuales) o provinciales (generalmente trienales), siendo los obispos los pastores principales.

Aunque los anglicanos reconocen que el repudio a la autoridad del papa iniciada por Enrique VIII de Inglaterra condujo a la Iglesia de Inglaterra a existir efectivamente como entidad completamente separada de Roma, también reconocen su continuidad con respecto a la medieval Iglesia Pre Reforma. Completamente aparte de sus distintivas costumbres y liturgia (por ejemplo el Rito de Sarum) el entramado organizacional de la Iglesia de Inglaterra estaba ya establecido al momento de efectuarse el Sínodo de Hertford (entre 672 y 673), cuando todos los obispos ingleses fueron capaces, por primera vez, de actuar como un cuerpo, bajo la dirección del Arzobispo de Canterbury. El efecto del Estatuto Restrictivo de Apelaciones (Act in Restraint of Appeals) de 1533 y del Acta de Supremacía (Acts of Supremacy) de 1534, promulgados por Enrique VIII fue, simplemente, declarar que la Corona de Inglaterra era «la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, llamada Ecclesia Anglicana», y que el Obispo de Roma no tenía ninguna «mayor jurisdicción en Inglaterra que cualquier otro obispo extranjero». El desarrollo posterior de los Treinta y nueve artículos y la promulgación de los Estatutos de Uniformidad (Acts of Uniformity) culminaron en el Acuerdo Religioso Isabelino que dio lugar a una Iglesia que era a la vez católica y Reformada con el monarca inglés (luego británico) como su Gobernador supremo.

El Anglicanismo en contexto ecuménico
El Anglicanismo está presente principalmente en los países de trasfondo cultural británico, como las antiguas colonias inglesas en América (Canadá, los Estados Unidos y parte de las Antillas), así como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, algunos países del Sureste de Asia, y de África.

Durante el reinado de la reina Isabel I de Inglaterra, catorce obispos fueron depuestos de sus sedes episcopales, excepto la diócesis de Llandaff (luego pasaría a formar parte de la Iglesia inglesa). La sede de Canterbury estaba vacante. Surgió la cuestión de cómo obtener una consagración que preservara inquebrantable la Sucesión Apostólica, ya que el Obispo de Llandaff rehusó oficiar la consagración del Nuevo Arzobispo de Canterbury. Matthew Parker había sido elegido por Isabel I para ocupar dicha sede.

En el "Book of Common Prayers" se reformaron las fórmulas de consagración episcopal, quitando las que aluden a la intención consagratoria (esencial al Sacramento). Por esto, los Obispos no son de sucesión apostólica por doble motivo: los ordenados por Parker, porque él no lo era válidamente (fue 'nombrado' no 'ordenado'), y los 'consagrados' según el Common Prayer, por carecer el rito de su ordenación de intención consagratoria manifiesta.

Los teólogos anglicanos sostienen que la Comunión anglicana conserva la sucesión apostólica, también conocida como episcopado histórico, elemento fundamental de catolicidad. Sin embargo, esta afirmación no está libre de polémicas. En efecto el papa León XIII en la Bula Apostolicae curae de 1896, tras un estudio canónico, teológico y sacramental sobre las formas rituales utilizadas en la Iglesia anglicana, decidió desconocer la validez de las órdenes sagradas conferidas con el rito anglicano. Singularmente, la Iglesia ortodoxa —especialmente el Patriarcado de Antioquía—, expresó en 1922 que consideraba las órdenes anglicanas como equiparables a las de la Iglesia de Roma y las otras Iglesias orientales.

Entre 2007 y 2009, numerosos obispos y fieles anglocatólicos de la TAC (Comunión Anglicana Tradicional) que no están en comunión con Canterbury han pedido la entrada en la Iglesia católica, por lo que el 4 de noviembre de 2009, el papa Benedicto XVI publicó la Constitución apostólica Anglicanorum cœtibus, que ofrece una normativa general que regule la institución y la vida de los ordinariatos personales para aquellos fieles anglocatólicos que desean entrar corporativamente en la comunión plena con la Iglesia católica.

Las Iglesias de la Comunión anglicana, han sido pioneras en el ecumenismo: el diálogo fraternal, teológico, y de cooperación social entre los cristianos de diversas Iglesias y denominaciones, así como también en el diálogo interreligioso. La conferencia de Edimburgo que, en 1910, reunió a varias denominaciones evangélicas, contó también con la activa presencia organizativa de la Iglesia de Inglaterra. Cuando en 1948 se fundó el Consejo Mundial de Iglesias, con sus filiales por varias partes del mundo, los anglicanos de todo el mundo fueron los primeros en responder y comprometerse en este diálogo.

Desde mediados del siglo XX, los anglicanos han estado dispuestos a proyectos de unidad cristiana que han supuesto su desaparición como denominación, en bien de una unidad más amplia con otros cristianos. Estos son los casos de las llamadas Iglesias Unidas, como: Bangladés, Pakistán, Norte de la India, sur de la India; estas Iglesias se han organizado ante la necesidad de ofrecer un testimonio de unidad a los no-cristianos, las comunidades involucradas han llegado a importantes acuerdos, aceptando simultáneamente la práctica del bautismo de niños así como el de adultos, y un ejercicio episcopal no gubernativo.

Existen Iglesias Unidas en Canadá y Australia, de las cuales las Iglesias anglicanas de esos países no han entrado a formar parte, pero a las que apoyan ampliamente y con las cuales mantienen programas conjuntos. Las Iglesias del Norte y sur de la India, Bangladés y Pakistán, no son provincias anglicanas, pero están en comunión con la familia anglicana, y sus obispos tienen asiento en la Conferencia de Lambeth.

Divisiones organizativas
Para los anglicanos, la mínima expresión de la Iglesia en el mundo es la diócesis, es decir, la reunión de las personas bautizadas (laicos y clérigos), que forman parte del Cuerpo Místico de Cristo en una determinada área territorial, bajo la guía pastoral de un Obispo.

Dentro de la Iglesia anglicana, se pueden distinguir tres clases de anglicanos, en lo que respecta su acercamiento a las doctrinas bíblicas, católicas y liberales:

  • Iglesia alta (High Church): El círculo más conservador de la Iglesia anglicana y cercano principalmente a la aristocracia inglesa, el cual preserva conceptos católicos en lo que respecta al culto y al ecumenismo. Su principal reflejo dentro del culto es la aceptación de los siete sacramentos católicos, las imágenes icónicas del catolicismo (no las veneran pero tampoco prohíben que otros miembros lo hagan), y el marcado ecumenismo con la Iglesia católica, de ahí los famosos anglocatólicos.
  • Iglesia baja (Anglicanos Evangélicos o Low Church): El círculo más reformado de la Iglesia anglicana, ligado con la historicidad directa de la reforma de Latimer, y los posteriores reformados como Owen, Chadwick y Ryle, y parte de los llamados "puritanos" que llegaron a establecer la colonia británica en Norteamérica que pasaría a ser Estados Unidos, de allí se separaron algunas de ellas en las llamadas "Iglesias episcopales". Estos círculos son los más apegados a los 39 artículos y al libro de oración común tradicional, no se identifican tanto con los católicos y hacen mayor énfasis en la herencia protestante del anglicanismo, como parte del cristianismo histórico, apostólico, católico (entiéndase por universal, que la iglesia de Cristo está en todas las partes de la tierra) y reformado. Muchos son de tendencia calvinista, y apegados a los preceptos reformados como las cinco solas (Sola Escritura, Sola Gracia, Sola Fe, Solo Cristo, Solo a Dios sea la gloria), y el famoso TULIP, o los cinco puntos del calvinismo. El actual Arzobispo de Canterbury, Rev. Justin Welby, se identifica como Evangélico.
  • Liberales: No es un círculo aparte, solo para temas de ordenamiento lo podemos considerar de esa manera. Estos liberales son aquellos que han realizado las últimas modificaciones y aperturas en la iglesia anglicana, sobre todo en la misma Inglaterra y en países como Canadá, EE. UU, Australia, que no quiere decir que todas las Iglesias anglicanas de estos países sean liberales. Están a favor de la apertura al ministerio femenino (designación de presbíteros, pastores y arzobispos femeninos), el ordenamiento homosexual, el casamiento homosexual y una fuerte tendencia a ideas socialistas.
Críticas
Las principales críticas y disyuntivas en la Iglesia anglicana corresponden a los problemas entre los bandos conservadores y liberales (minoría) en torno al acceso de mujeres y de personas abiertamente homosexuales al Sacramento del orden sagrado. Mientras los primeros (conservadores) rechazan la ordenación de mujeres y de homosexuales, argumentando razones teológicas y morales, los restantes (liberales) promueven la idea, señalando la necesidad de una equidad entre hombres y mujeres. Debido a esto, se ha creado un clima muy exaltado dentro de la Comunión anglicana, creándose así un profundo quiebre dentro de esta institución.

Reforma anglicana
reforma de la iglesia de Inglaterra por Enrique VIII en el siglo XVI
La Reforma anglicana o reforma inglesa es una serie de acontecimientos ocurridos en Inglaterra en el siglo XVI que culminaron con la separación de la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia católica y con la emancipación de la autoridad papal. Es parte de la reforma protestante que ocurrió en muchos países de Europa.

El desencadenante de la Reforma inglesa fue el deseo del rey Enrique VIII de obtener la nulidad de su matrimonio. Lo que comenzó como una disputa política y no teológica, tuvo profundas consecuencias tanto políticas como teológicas. Tras la separación de Roma, por el Acta de Supremacía Real, el monarca se convirtió en jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, que devino en una Iglesia nacional independiente de Roma.

Siguieron en Inglaterra muchos años de disputas teológicas, que a la postre llevaron a la guerra civil. El resultado fue el establecimiento de una Iglesia oficial del Estado y el reconocimiento gradual de varias otras iglesias y movimientos religiosos, incluyendo la Iglesia católica.

Inglaterra estuvo junto a Roma durante casi mil años, antes de que ambas iglesias se separaran en 1534, durante el reinado de Enrique VIII. La separación teológica se venía gestando en el seno de la Iglesia británica por medio de movimientos como el de los Lolardos, pero la reforma inglesa ganó verdadero apoyo político cuando Enrique VIII quiso anular su matrimonio con Catalina de Aragón (de acuerdo al Derecho canónico). Bajo presión del sobrino de Catalina, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos V, el papa Clemente VII, inicialmente favorable a la solicitud, la rechazó, por lo que el rey Enrique VIII, aunque teológicamente un católico devoto (proclamado "Defensor de la Fe" por su refutación del luteranismo), decidió convertirse en Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra para asegurar la anulación de su matrimonio.

Enrique mantuvo una fuerte preferencia por la liturgia católico-romana tradicional durante su reinado, de modo que los reformadores protestantes no pudieron realizar prácticamente ningún cambio en las doctrinas y prácticas de la Iglesia de Inglaterra bajo su mandato. Pero bajo el gobierno de su hijo, Eduardo VI (1547-1553), la iglesia sí llegó a ser teológicamente protestante aunque fuese solo hasta retornar a la Iglesia católica durante el reinado de la reina María I en 1555 (que fue apodada por sus detractores como "María la Sanguinaria" - Bloody Mary). El establecimiento, bajo el gobierno de Isabel I (a partir de 1558) de una Iglesia de Inglaterra claramente protestante, pero moderada (pues reconocía su herencia católica y apostólica), permitió consolidarla legalmente (conforme al Estado y parte de él) y permitirle acomodar dentro de su comunión a una amplia gama de posiciones teológicas, lo cual ha sido, desde entonces, una de sus características esenciales.

Enfrentamiento de ideas religiosas en el siglo XVI
Inglaterra comenzó el siglo XVI como una nación católica romana. El catolicismo romano enseñaba que las personas contritas podían cooperar con Dios para su salvación realizando buenas obras (ver sinergismo). La gracia de Dios fue dada a través de los siete sacramentos: Bautismo, Confirmación, Matrimonio, Orden Sagrada, Unción de los Enfermos, Penitencia y Eucaristía. La Eucaristía se celebraba durante la Misa, el acto central del culto católico. En este servicio, un sacerdote consagraba el pan y el vino para que se convirtieran en el cuerpo y la sangre de Cristo a través de la transubstanciación. La iglesia enseñó que, en nombre de la congregación, el sacerdote ofreció a Dios el mismo sacrificio de Cristo en la cruz que proveyó expiación por los pecados de la humanidad.​ La Misa era también una ofrenda de oración por la que los vivos podían ayudar a las almas del purgatorio.​ Si bien la penitencia eliminó la culpa asociada al pecado, el catolicismo enseñó que aún quedaba una pena. Se creía que la mayoría de las personas terminarían sus vidas con estas penas insatisfechas y tendrían que pasar un tiempo en el purgatorio. El tiempo en el purgatorio podía reducirse mediante indulgencias y oraciones por los muertos, que eran posibles gracias a la comunión de los santos.

Lolardy anticipó algunas enseñanzas protestantes. Derivado de los escritos de John Wycliffe, un teólogo y traductor de la Biblia del siglo XIV, Lollardy enfatizó la primacía de las Escrituras y enfatizó la predicación sobre la Eucaristía, considerando que esta última no es más que un memorial.​ Aunque perseguidos y muy reducidos en número e influencia en el siglo XV,​ los lolardos se mostraron receptivos a las ideas protestantes.

Los humanistas del Renacimiento, como Erasmo (que vivió en Inglaterra durante un tiempo), John Colet y Tomás Moro, pidieron un retorno ad fontes ("volver a las fuentes") de la fe cristiana, las Escrituras tal como se entienden a través de la erudición textual y lingüística. y quería que la Biblia estuviera disponible en lengua vernácula. Los humanistas criticaron las llamadas prácticas supersticiosas y la corrupción clerical, mientras enfatizaban la piedad interna sobre el ritual religioso. Algunos de los primeros líderes protestantes pasaron por una fase humanista antes de abrazar el nuevo movimiento.

La Reforma protestante fue iniciada por un monje alemán llamado Martín Lutero. A principios de la década de 1520, las opiniones de Lutero eran conocidas y discutidas en Inglaterra. El punto principal de la teología de Lutero era la justificación por la fe sola en lugar de las buenas obras. Desde este punto de vista, el favor inmerecido de Dios es la única forma en que los humanos pueden ser justificados; no se puede lograr ni ganar con una vida recta. En otras palabras, la justificación es un regalo de Dios recibido a través de la fe.

Si Lutero estaba en lo cierto, entonces la Misa, los sacramentos, los actos de caridad, las oraciones a los santos, las oraciones por los muertos, la peregrinación y la veneración de las reliquias no median el favor divino. Creer lo contrario sería superstición en el mejor de los casos e idolatría en el peor. Los primeros protestantes describieron las prácticas católicas como la confesión a los sacerdotes, el celibato clerical y los requisitos para ayunar y cumplir los votos como una carga y una opresión espiritual. Según los protestantes, el purgatorio no solo carecía de base bíblica, sino que el clero también fue acusado de aprovechar el miedo al purgatorio para ganar dinero con las oraciones y las misas. Los católicos respondieron que la justificación por la fe sola era una "licencia para pecar".​

La publicación del Nuevo Testamento en inglés de William Tyndale en 1526 ayudó a difundir las ideas protestantes. Impresa en el extranjero y contrabandeada al país, la Biblia de Tyndale fue la primera Biblia en inglés que se produjo en masa; probablemente había 16.000 copias en Inglaterra en 1536. La traducción de Tyndale fue muy influyente y formó la base de todas las traducciones posteriores al inglés. Un ataque a la religión tradicional, la traducción de Tyndale incluyó un epílogo que explica la teología de Lutero de la justificación por la fe, y muchas opciones de traducción fueron diseñadas para socavar las enseñanzas católicas tradicionales. Tyndale tradujo la palabra griega charis como favor en lugar de gracia para restar importancia al papel de los sacramentos que dan gracia. Su elección del amor en lugar de la caridad para traducir ágape restó importancia a las buenas obras. Al traducir el verbo griego metanoeite al inglés, Tyndale usó arrepentirse en lugar de hacer penitencia. La primera palabra indicaba una vuelta interna a Dios, mientras que la última traducción apoyaba el sacramento de la confesión.

Las ideas protestantes eran populares entre algunas partes de la población inglesa, especialmente entre académicos y comerciantes con conexiones con la Europa continental.​ El pensamiento protestante fue mejor recibido en la Universidad de Cambridge que en Oxford. Un grupo de estudiantes de Cambridge con mentalidad reformista (conocidos por el apodo de "Pequeña Alemania") se reunió en la taberna White Horse a mediados de la década de 1520. Sus miembros incluían a Robert Barnes, Hugh Latimer, John Frith, Thomas Bilney, George Joye y Thomas Arthur.

No obstante, el catolicismo inglés era fuerte y popular a principios del siglo XVI, y aquellos que las simpatías protestantes mantenidas siguieron siendo una minoría religiosa hasta que intervinieron los acontecimientos políticos.​ Como herejes a los ojos de la iglesia y el estado, los primeros protestantes fueron perseguidos. Entre 1530 y 1533, Thomas Hitton (primer mártir protestante de Inglaterra), Thomas Bilney, Richard Bayfield, John Tewkesbury, James Bainham, Thomas Benet, Thomas Harding, John Frith y Andrew Hewet murieron quemados. William Tracy fue condenado póstumamente por herejía por negar el purgatorio y afirmar la justificación por la fe, y su cadáver fue desenterrado y quemado.

Reforma enriquista
Controversia por la anulación de su matrimonio
Enrique VIII accedió al trono inglés en 1509 a la edad de 17 años. Hizo un matrimonio dinástico con Catalina de Aragón, viuda de su hermano Arturo, en junio de 1509, justo antes de su coronación el día de mediados de verano. A diferencia de su padre, que era reservado y conservador, el joven Enrique parecía el epítome de la caballería y la sociabilidad. Se trataba de un ferviente católico, que acudía a hasta cinco misas por día (excepto durante la temporada de caza); de "mente poderosa pero poco original", se dejó influenciar por sus asesores de quienes nunca estuvo separado, de noche o de día. Por lo tanto, era susceptible a quien tenía el oído.

Esto contribuyó a un estado de hostilidad entre sus jóvenes contemporáneos y el Lord Canciller, el cardenal Thomas Wolsey. Mientras Wolsey le haya orientado, el catolicismo romano de Enrique estaba seguro: en 1521, había defendido a la Iglesia Católica Romana de las acusaciones de herejía de Martin Luther en un libro que escribió, probablemente con considerable ayuda del obispo conservador de Rochester John Fisher —Entementó la defensa de los siete sacramentos, por los cuales fue galardonado con el título de "Defensor de la Fe" (defensor de Fidei) por el Papa León X.​ (Los sucesivos monarcas ingleses y británicos han retenido este título al presente, incluso después del anglicano La Iglesia se separó del catolicismo romano, en parte porque el título fue reconferido por el Parlamento en 1544, después de la división). Los enemigos de Wolsey en la corte incluían a aquellos que habían sido influenciados por ideas luteranas, entre los cuales era la atractiva y carismática Ana Bolena.

Ana llegó a la corte en 1522 como Dama de Honor para la Reina Catalina, después de haber pasado algunos años en Francia siendo educada por la Reina Claudia de Francia. Era una mujer de "encanto, estilo e ingenio, con voluntad y salvajismo que la convirtió en un partido para Enrique". Ana era una distinguida conversadora francesa, cantante y bailarina. Fue culto y es la autora disputada de varias canciones y poemas. Por el año 1527, Enrique quería que su matrimonio con Catalina se anule. Ella no había producido un heredero masculino que sobrevivió más de dos meses, y Enrique quería que un hijo asegurara la dinastía Tudor. Antes de que el padre de Henry (Enrique VII) ascendiera al trono, Inglaterra había sido acosada por una guerra civil por reclamos rivales a la corona inglesa. Henry quería evitar una incertidumbre similar sobre la sucesión. Catalina del único hijo sobreviviente de Aragón fue la princesa María.

Enrique afirmó que esta falta de un heredero masculino era porque su matrimonio estaba "arruinado en los ojos de Dios". Catherine había sido la esposa de su difunto hermano y, por lo tanto, estaba en contra de las enseñanzas bíblicas que Enrique se casara con ella (Levítico 20:21); Se había necesitado una dispensación especial del Papa Julio II para permitir la boda en primer lugar. Enrique argumentó que el matrimonio nunca fue válido porque la prohibición bíblica era parte de la ley divina inquebrantable, e incluso los papas no podían prescindir de ella. En 1527, Enrique le pidió al Papa Clemente VII que anule el matrimonio, pero el Papa se negó. Según la Ley Canon, el Papa no pudo anular un matrimonio sobre la base de un impedimento canónico previamente dispensado. Clemente también temía la ira del sobrino de Catalina, el rey del Sacro Emperador Romano Carlos V, cuyas tropas a principios de ese año habían partido a Roma y habían tomado brevemente al Papa prisionero.

La combinación del "escrúpulo de conciencia" de Enrique y su cautivación de Ana Bolena hicieron su deseo de librarse de su reina convincente.​ La acusación de su Canciller Cardenal Wolsey en 1529 por Praemunire (tomando la autoridad del papado por encima de la Corona) y la posterior muerte de Wolsey en noviembre de 1530 en su camino a Londres para responder un cargo de alta traición dejó a Enrique abierta a las influencias de las Los partidarios de la reina y las influencias opuestas de quienes sancionaron el abandono de la lealtad romana, por quien una anulación no era más que una oportunidad.

Acciones contra la Iglesia
En 1529, el rey convocó al Parlamento para lidiar con la anulación y otras quejas contra la Iglesia. La Iglesia Católica era una institución poderosa en Inglaterra con una serie de privilegios. El rey no pudo gravar ni demandar al clero en los tribunales civiles. La iglesia también podría otorgar santuario de fugitivos, y muchas áreas de la ley, como la ley de familia, fueron controladas por la iglesia. Durante siglos, los reyes habían intentado reducir el poder de la iglesia, y la Reforma inglesa fue una continuación de esta lucha de poder.

El Parlamento de Reforma se sentó de 1529 a 1536 y reunió a los que querían una reforma pero que no estaban de acuerdo qué forma debería tomar. Hubo abogados comunes que se molestaron en los privilegios del clero para convocar a laicos a sus tribunales eclesiásticos, y hubo quienes habían sido influenciados por el luteranismo y eran hostiles a la teología de Roma. El canciller de Enrique, Tomas Moro, sucesor de Wolsey, también quería una reforma: quería nuevas leyes contra la herejía. El abogado y miembro del Parlamento Thomas Cromwell vio cómo el Parlamento podría usarse para avanzar en la supremacía real sobre la Iglesia y nuevas creencias protestantes.

Inicialmente, el parlamento aprobó una legislación menor para controlar las tarifas eclesiásticas, el pluralismo clerical y el santuario.​ En el asunto de la anulación, ningún progreso parecía posible. El Papa parecía tener más miedo al emperador Carlos V que a Enrique VIII. Ana, Cromwell y sus aliados deseaban simplemente ignorar al Papa, pero en octubre de 1530 una reunión de clérigos y abogados informó que el Parlamento no podía empoderar al Arzobispo de Canterbury para que actuara contra la prohibición del Papa. Enrique así resolvió intimidar a los sacerdotes.​

Después de haber acusado por primera vez a ocho obispos y otros siete clérigos de Praemunire, el rey decidió en 1530 proceder contra todo el clero por violar el estatuto de Praemunire 1392, que prohibió la obediencia al Papa o cualquier gobernante extranjero. Enrique VIII quería que el clero de la provincia de Canterbury pagara £ 100,000 por su perdón; Esta fue una suma igual al ingreso anual de la Corona.​ Esto fue acordado por la convocatoria de Canterbury el 24 de enero de 1531. Quería que el pago se extendiera durante cinco años, pero Enrique VIII se negó. La convocatoria respondió retirando su pago por completo y exigió a Enrique cumplir ciertas garantías antes de que le dieran el dinero. Enrique rechazó estas condiciones, acordando solo el período de pago de cinco años. El 7 de febrero, se le pidió a Convocation que aceptara cinco artículos que especificaron que:
  • El clero reconoce a Enrique como el "único protector y el jefe supremo de la iglesia y el clero inglés"
  • El rey fue responsable de las almas de sus sujetos
  • Los privilegios de la Iglesia se mantuvieron solo si no rayan de la prerrogativa real y las leyes del reino
  • El rey perdonó al clero por violar el estatuto de Praemunire
  • Los laicos también fueron perdonados.
En el parlamento, el obispo Fisher defendió a Catalina y al clero, insertando en el primer artículo la frase "en lo que respecta a la Palabra de Dios". El 11 de febrero, William Warham, arzobispo de Canterbury, presentó la redacción revisada a la convocatoria. El clero debía reconocer que el rey era "Protector singular, Señor Supremo e incluso, en lo que respecta a la Ley de Cristo, jefe supremo de la Iglesia y Clero inglés". Cuando Warham solicitó una discusión, hubo silencio. Warham luego dijo: "El que está en silencio parece consentir", a lo que un obispo respondió: "Entonces todos estamos en silencio". La convocatoria otorgó su consentimiento a los cinco artículos del rey y al pago del 8 de marzo de 1531. Más tarde, la convocatoria de York acordó lo mismo en nombre de la provincia del Clero de York. Ese mismo año, el Parlamento aprobó la Ley de Perdón al Clero 1531.

Para 1532, Cromwell fue responsable de administrar negocios gubernamentales en la Cámara de los Comunes. Es autor y presentó a los Comunes la súplica contra los Ordenados, que era una lista de quejas contra la Iglesia, incluidos los abusos de poder y la autoridad legislativa independiente de la Convocación. Después de aprobar los Comunes, la súplica se presentó al rey como una petición de reforma el 18 de marzo.​ El 26 de marzo, la Ley de restricción condicional de Annates ordenó que el clero no pagara más del cinco por ciento de los ingresos de su primer año (Annates) a Roma.

El 10 de mayo, el rey exigió la convocatoria que la iglesia renuncie a toda la autoridad para hacer leyes.​ El 15 de mayo, la convocatoria renunció a su autoridad para hacer la ley canónica sin asentimiento real, la llamada sumisión del clero. (El parlamento posteriormente dio a esta fuerza legal con la sumisión de la Ley del Clero). Al día siguiente, más resignado como Lord Canciller. Esto dejó a Cromwell como el primer ministro de Enrique. (Cromwell nunca se convirtió en canciller). Su poder vino, y estaba perdido, a través de sus relaciones informales con Enrique VIII).

Separación de Roma
El arzobispo Warham murió en agosto de 1532. Enrique quería que Thomas Cranmer, un protestante en el que se podía confiar en oponerse al papado, para reemplazarlo. El Papa aprobó a regañadientes el nombramiento de Cranmer, y fue consagrado el 30 de marzo de 1533. En este momento, Enrique VIII se casó en secreto con una Ana embarazada. El inminente nacimiento de un heredero dio una nueva urgencia a anular su matrimonio con Catalina. Sin embargo, una decisión continuó retrasándose porque Roma fue la autoridad final en todos los asuntos eclesiásticos.​ Para abordar este tema, el Parlamento aprobó la Ley en restricción de apelaciones, que prohibieron las apelaciones a Roma sobre asuntos eclesiásticos y declaró que: Este reino de Inglaterra es un imperio, por lo que ha sido aceptado en el mundo, gobernado por un jefe supremo y rey que tiene la dignidad y la propiedad real de la corona imperial de la misma, a quien un cuerpo político compacto de todos Las personas divididas en términos y por nombres de espiritualidad y temporalidad, deben limitar y tener a Dios una obediencia natural y humilde.

Esto declaró a Inglaterra un país independiente en todos los aspectos. El historiador inglés Geoffrey Elton calificó a esta Ley como un "ingrediente esencial" de la "Revolución Tudor" en el sentido de que expuso una teoría de la soberanía nacional. Cranmer ahora pudo otorgar una anulación del matrimonio a Catalina como requirió Enrique, pronunciando el 23 de mayo el juicio al que el matrimonio de Enrique con Catalina estaba en contra de la ley de Dios.​ El Papa respondió excomulgando a Enrique el 11 de julio de 1533. Ana dio a luz a luz a una niña, la Princesa Isabel, el 7 de septiembre de 1533.

En 1534, el Parlamento tomó más medidas para limitar la autoridad papal en Inglaterra. Un nuevo acto de herejía aseguró que nadie pudiera ser castigado por hablar contra el Papa y también hizo que fuera más difícil condenar a alguien de herejía; Sin embargo, los sacramentarios y los anabaptistas continuaron siendo perseguidos enérgicamente. La Ley en restricción absoluta de Annates prohíbe a todos los Annates a Roma y también ordenó que si Cathedrals rechazara la nominación del rey para el obispo, Praemunire les gustaría castigar. El acto de las primeras frutas y décimas transfirió los impuestos sobre los ingresos eclesiásticos del Papa a la Corona. La Ley sobre el penante de Peter y las dispensaciones prohibieron el pago anual por parte de los terratenientes de Peter's Pence al Papa, y transfirió el poder para otorgar dispensaciones y licencias del Papa al Arzobispo de Canterbury. Esta ley también reiteró que Inglaterra no había "no era superior bajo Dios, sino solo su gracia" y que la "corona imperial" de Enrique había sido disminuida por "los usurpaciones y exacciones irrazonables y poco caritativas" del Papa.​

El primer acto de la supremacía convirtió a Enrique en jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra y ignoró cualquier "uso, costumbre, leyes extranjeras, autoridad extranjera [o] receta".​ En caso de que esto se resistiera, el Parlamento aprobó la Ley de Treasons 1534, lo que hizo que fuera una gran traición castigada por la muerte para negar la supremacía real. Al año siguiente, Tomas Moro y John Fisher fueron ejecutados bajo esta legislación. Finalmente, en 1536, el Parlamento aprobó la Ley contra la autoridad del Papa, que eliminó la última parte de la autoridad papal aún legal. Este era el poder de Roma en Inglaterra para decidir disputas sobre las Escrituras.

Reforma eduardiana
Cuando Enrique VIII murió en 1547, su hijo de nueve años, Eduardo, heredó el trono. Debido a que Eduardo recibió una educación humanista protestante, los protestantes tenían altas expectativas y esperaban que fuera como Josías, el rey bíblico de Judá que destruyó los altares e imágenes de Baal.​ Durante los siete años del reinado de Eduardo, un establecimiento protestante implementaría gradualmente los cambios religiosos que fueron "diseñados para destruir una iglesia y construir otra, en una revolución religiosa de la despiadada minuciosidad".

Inicialmente, sin embargo, Eduardo era de poca cuenta políticamente. El poder real estaba en manos del Consejo de Regencia, que eligió a Edward Seymour, primer duque de Somerset, para ser Lord Protector. El protestante Somerset siguió la reforma vacilante al principio, en parte porque sus poderes no eran sin respuesta. Los seis artículos seguían siendo la ley de la tierra, y se emitió una proclamación el 24 de mayo tranquilizando a las personas contra cualquier "innovación y cambios en la religión".

Sin embargo, Seymour y Cranmer planeaban promover la reforma de la religión. En julio, se publicó un libro de homilías, desde el cual todos los clérigos predicarían los domingos. Las homilías eran explícitamente protestantes en su contenido, condenando reliquias, imágenes, cuentas de rosario, agua bendita, palmas y otras "supersticiones papistas". También contradecía directamente el libro del rey al enseñar "Estamos justificados solo por la fe, libremente y sin obras". A pesar de las objeciones de Gardiner, quien cuestionó la legalidad de evitar tanto el parlamento como la convocatoria, la justificación por fe se había convertido en una enseñanza central de la iglesia inglesa.

Mártires protestantes durante la reforma anglicana
Los protestantes fueron ejecutados en Inglaterra bajo leyes de herejía durante los reinados de Enrique VIII (1509-1547), que a partir de 1534 ejecutó a un gran número de católicos que se negaron a aceptarle como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, y María I (1553-1558). Los cristianos radicales (anabaptistas o puritanos) también fueron ejecutados, aunque en un número considerablemente inferior, durante los reinados de Eduardo VI (1547-1553), Isabel I (entre 1559 y 1603, decenas de católicos fueron igualmente ejecutados por traición) y Jacobo I (1603-1625), siendo los excesos de este periodo registrados en la obra El libro de los mártires, de John Foxe.

Los protestantes de Inglaterra y Gales eran ejecutados bajo una legislación que castigaba a cualquier persona declarada culpable de herejía contra el catolicismo. Pese a que el castigo común para aquellos acusados de traición en aquel entonces era ser ahorcado, arrastrado y descuartizado, la ley adoptó el castigo de morir quemado en la hoguera para todos los condenados, siendo 284 personas ejecutadas mediante este método, según fuentes contemporáneas, durante los cinco años que duró el reinado de María Tudor.

Contexto histórico
Reforma anglicana
La reforma anglicana había puesto fin al gobierno católico en Inglaterra, afianzando la supremacía real sobre la Iglesia de Inglaterra y disolviendo algunas instituciones eclesiásticas, como monasterios y capellanías. 1547 fue un año importante para la reforma anglicana al acceder al trono Eduardo VI, primer monarca protestante. El rey murió a los 15 años de edad, subiendo al trono su sobrina Juana Grey, también protestante, quién sería depuesta nueve días después, el 19 de julio de 1553, por la medio hermana católica de Eduardo, María Tudor. 

Persecuciones contra los protestantes (1553-1558)
En 1553 la relación entre la Iglesia anglicana y Roma fue restaurada con la subida al trono de María I. Su derogación de todas las políticas religiosas de Eduardo VI dejó a los protestantes tres opciones: el exilio, la conversión o la muerte.  Los protestantes se opusieron a las acciones de la reina, con muchos de ellos exiliándose y varios cientos de disidentes muriendo en la hoguera, lo que le valió el apelativo de «María la sanguinaria» («Bloody Mary»).​ Se cree que al menos 284 personas fueron ejecutadas por motivos religiosos durante las persecuciones, siendo 56 de ellas mujeres,​ mientras que 34 murieron en prisión. 

Las también llamadas «persecuciones marianas» empezaron con cuatro clérigos protestantes,  ofreciendo la obra El libro de los mártires un registro de las ejecuciones, las cuales se extendieron más allá del objetivo inicial (el alto clero). Numerosos comerciantes fueron igualmente quemados en la hoguera así como hombres y mujeres casados y gente joven, muriendo en la hoguera en al menos una ocasión una pareja y su hija.  La cifra de 300 víctimas en las persecuciones marianas fue aportada por Foxe​ y, posteriormente, por Thomas Brice en su poema The Regester.

Inquisición inglesa
Pese a lo sangriento de las persecuciones, las acusaciones de herejía eran asuntos de carácter legal, siendo los juicios presididos por obispos adheridos a un estricto protocolo legal bajo el Consejo Privado (siendo el más notable Edmund Bonner) y con el beneplácito del parlamento.  María tuvo dificultades a la hora de formar un Consejo eficiente, el cual llegó a contar con más de 40 hombres y nunca llegó a funcionar como fuente de asesoramiento político, aunque sí como fuerza policial y refuerzo de la uniformidad religiosa.  Durante la sesión que restauró el poder del papa, el parlamento reinstauró también las leyes de herejía;  desde el 20 de enero de 1555, Inglaterra estuvo en poder de castigar legalmente a aquellos juzgados y declarados culpables de herejía contra la Iglesia Católica. 

Este hecho supuso una forma de establecer la culpabilidad o inocencia de los acusados de herejía en un juicio abierto (un proceso en el que las autoridades laicas empleaban el reclamo «ovejas descarriadas» y sentaban a la vez un precedente para la enseñanza católica).  Si el acusado era declarado culpable, primero se lo condenaba a la excomunión, siendo posteriormente entregado a las autoridades seculares para ser ejecutado.  Los registros oficiales de los procesos judiciales se limitan, entre otros, a acusaciones formales y sentencias; los documentos en los que se basaron los historiadores en lo referente al contexto y detalles de los juicios fueron los escritos por los propios acusados o sus partidarios. 

Ejecución de John Rogers
Antes de la subida de María al trono, Foxe, uno de los pocos clérigos de su época que estaba en contra de ejecutar en la hoguera incluso a los herejes más obstinados, se había aproximado al Real Capellán y predicador protestante John Rogers para interceder por Joan Bocher, una mujer anabaptista sentenciada a morir quemada en 1550,  si bien Rogers rechazó ayudarla debido a que estaba a favor de la quema de herejes, declarando que dicho método de ejecución era «bastante leve» en comparación con el grave crimen que suponía la herejía.  Irónicamente, en cuanto María asumió el poder y restauró el catolicismo en Inglaterra, Rogers habló con vehemencia en contra del nuevo orden, motivo por el que fue acusado de herejía y quemado en la hoguera.

Legado
En el transcurso de las persecuciones, Foxe elaboró una lista compuesta por 312 personas que fueron quemadas o ahorcadas por motivos religiosos o murieron o enfermaron en prisión: tres de ellas fueron conmemoradas con un memorial gótico en Oxford, aunque hay numerosos memoriales repartidos por toda Inglaterra. Del mismo modo, las víctimas de las persecuciones son conocidas localmente como «mártires marianos».

La Comunión anglicana considera santos a los ingleses ejecutados durante la reforma. Su festividad es el 4 de mayo.

Procedimientos póstumos
  • William Tracy, de Toddington, Gloucestershire («esquire honorable»): exhumado y quemado en la hoguera en 1532.​
  • John Tooley (pollero): exhumado y quemado en la hoguera el 4 de junio de 1555.
  • James Trevisam: muerto el 3 de julio de 1555 y convocado póstumamente a aparecer ante el obispo.
  • Catherine, esposa de Pedro Mártir Vermigli: exhumada en 1556 en Cambridge.
  • Martín Bucero (teólogo): exhumado y quemado en la hoguera el 6 de febrero de 1557 en Cambridge.
  • Paul Fagius (lector de hebreo): exhumado y quemado en la hoguera el 6 de febrero de 1557 en Cambridge.
  • Joan Seaman: entierro rechazado en Mendlesham a principios de 1558.
  • John Glover (caballero): se ordenó su exhumación «alrededor del final de la reina María».
  • William Glover: entierro rechazado en Wem, Shropshire, en septiembre de 1558.
  • Edward Burton: entierro rechazado en Shrewsbury el 15 de enero de 1559.