Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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lunes, 10 de diciembre de 2012

Los Apóstoles-Origen

Los apóstoles predicando el evangelio por Gustave Dore

Etimologia
Transcripción de la voz griega apoŒstolos, derivada del verbo griego apostello (enviar o despachar). Este verbo se distingue del verbo pempo (otro verbo que significa "enviar") en que involucra la idea de ser enviado con un propósito especial o con autorización oficial. El sustantivo se emplea en el Nuevo Testamento de tres distintas maneras: 

1. Designa un "enviado", "delegado" o "mensajero". En Juan 13.16 la palabra no se transcribe sino se traduce "enviado". En este sentido Cristo es un apóstol de Dios (Hebreos 3:1; cf. Lucas 11:49). Epafrodito es un apóstol de los filipenses (Filipenses 2:25, donde apoŒstolos se traduce "mensajero", igual que en 2 Corintios 8:23). 

2. Designa a un miembro del grupo de los doce que Jesucristo seleccionó para ser de manera especial sus compañeros constantes y los pregoneros iniciales del mensaje del reino de Dios (Mateo 10:1-8; Marcos 3:14s; 6:13-19, 30; Lucas 6:12-16; Hechos 1:26; Apocalipsis 21:14). Parece que prevalecía en la mente del colegio apostólico la idea de que el número de doce debía guardarse intacto. Prueba de esto es el hecho de que, después de la muerte de Judas Iscariote, nombraron a otro que ocupara su lugar (Hechos 1:15-26). En esta ocasión Pedro especificó los requisitos que había que cumplir para ser apóstol: haber sido (1) compañero de Jesús durante su ministerio terrenal y (2) testigo de su resurrección (Hechos 1:21-22). Pablo cumplía el segundo requisito, pero no el primero. Sin embargo, dijo ser apóstol (1 Corintios 9:1s; 2 Corintios 12:12; Galatas 1:1; 1 Timoteo 2:7; 2 Timoteo 1:11). Es interesante notar que la palabra apoŒstolos aparece 79 veces en el Nuevo Testamento y que de ellas 68 se hallan en los escritos de Pablo y Lucas, mientras que en los de Juan no se encuentra ni una. Sin embargo, es en el Evangelio de Juan donde se especifica más claramente el papel particular de los apóstoles después de la muerte de Cristo (17:18; 20:21). Según Juan, el Espíritu Santo les recordará las palabras de Jesús, les "enseñará todas las cosas", les "guiará a toda la verdad", y les "hará saber las cosas que habrán de venir" (14:26; 16:13). Por tanto, las enseñanzas de los apóstoles son la norma para la doctrina y la vida de la iglesia (Hechos 2:42, Pablo da el primer lugar a los apóstoles entre los líderes instituidos en la iglesia (Efesios 4:11) y dice que ella está edificada "sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas" (Efesios 2.20; Galatas 2;9). Jesús anunció que los apóstoles serán jueces en el juicio mesiánico (Mt 19.28) y Apocalipsis declara que sus nombres estarán grabados en los cimientos del muro de la nueva Jerusalén (21.14).

3. Designa en sentido general a maestros y misioneros destacados. Por ejemplo, JACOBO el hermano del Señor (Galatas 1:19), BERNABÉ (Hechos 14:14), TIMOTEO y SILVANO (1 Tesalonicenccs 1:1; 2:6), ANDRÓNICO y JUNIAS (Romanos 16:7). En 1 Corintios 15:5, 7 Pablo evidentemente distingue entre "los doce" (categoría 2, arriba) y "todos los apóstoles" (categoría 3). Juan y Pablo nos advierten que hay quienes pretenden ser apóstoles, pero realmente están "disfrazados" (Apocalipsis 2:2; 2 Corintios 11:5, 13).

En la Historia de la Iglesia
En la religión cristiana, los Apóstoles (en griego: Απόστολος, ‘enviado’)? son los hombres escogidos por Jesúcristo (Mateo 10:1-4; Lucas 6:12-16) para que fueran «pescadores de hombres» (Mateo 4:18-20), es decir, para multiplicar su presencia y propagar su mensaje. Por extensión, el término apóstol ha devenido una expresión utilizada para identificar al propagador de una doctrina o creencia religiosa, e incluso a los individuos que diseminan ideas sociales y políticas.

“19 Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado; y yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).

Si bien está ampliamente aceptado que los doce discípulos que escogió Jesús -a los que se añaden luego Matías y finalmente Pablo de Tarso- fueron los apóstoles originales, no existe consenso entre las diferentes religiones cristianas respecto a qué otras personas, hasta la actualidad, puedan usar este título con la misma autoridad original.

Históricamente, tras la muerte del último Apóstol, la iglesia de Cristo cesó de utilizar el nombre de apóstoles y profetas para describir oficios en la iglesia.  Tras mil novecientos años de ausencia, en las últimas dos décadas se ha vuelto cada vez más popular hablar de apóstoles y profetas como ministerios presentes en la iglesia actual. Se le ha llamado “el movimiento de los cinco ministerios”, basado en Efesios 4:11, en donde el apóstol Pablo dice que Cristo constituyó “a unos como apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros.” El principal líder carismático que impulsó y popularizó grandemente este movimiento es Peter Wagner, ex profesor del seminario teológico de Fuller, y experto en el tema de iglecrecimiento.

Su argumento en la década de 1990, fue que en la iglesia de su tiempo existían evangelistas, pastores y maestros, pero no apóstoles y profetas, por lo que era necesario restaurar estos oficios “perdidos” en la iglesia actual a fin de que la iglesia experimentara el crecimiento y multiplicación que Dios espera de su iglesia. Basándose en Efesios 2:20 “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,” los promotores de este movimiento dicen que la iglesia se ha encontrado sin los fundamentos necesarios por siglos, y que a menos que pongamos los fundamentos correctos de restaurar los oficios de apóstoles y profetas en la iglesia actual, no tendremos éxito como iglesia de Cristo.

Como resultado de las enseñanzas de Peter Wagner en la década de 1990 comenzó un movimiento de pastores y evangelistas que se comenzaron a llamar a sí mismos apóstoles y profetas. Este nuevo título trae consigo un profundo respeto de proporciones bíblicas. El titulo evoca o recuerda los grandes gigantes de la fe en la Biblia. 

Tras la muerte, resurrección y asunción de Jesucristo, la iglesia no tenía un Nuevo Testamento escrito y la única manera de ser un seguidor de Jesucristo era descansar sobre el fundamento de los apóstoles que estuvieron con el Señor. Ellos y sus enseñanzas eran el único acceso que la iglesia tenia a la verdad revelada de Dios bajo el Nuevo Pacto, y a las enseñanzas de Cristo. El Nuevo Testamento se terminó de escribir hasta el año 95 d.C., pero aun, algunas iglesias tardaron más décadas en compilar o coleccionar todos los 27 libros que hoy componen el Nuevo Testamento, escrito por los Apóstoles y por aquellos que fueron sus compañeros. Como resultado del nuevo uso de títulos como Apóstoles y Profetas en la iglesia actual desde su incepción en la década de 1990 ha existido un gran abuso de autoridad y poder en muchas iglesias a manos de estos nuevos supuestos “apóstoles”. Se les ha elevado a muchos de ellos a un status o nivel tal que sus palabras o enseñanzas son consideradas como teniendo tal autoridad espiritual que no pueden ser cuestionadas. “Si el apóstol o el profeta lo dice es la verdad de Dios.” Si el apóstol o profeta cae en pecado de inmoralidad, abuso o robo de fondos no debemos hacer nada al respecto, ni tocarle pues es “el ungido” del Señor.

Desde luego que no podemos generalizar, pero usualmente el titulo de apóstol y profeta conlleva consigo una gran autoridad y estatus espiritual y jerárquico. Es importante analizar lo que la Biblia y la historia de la iglesia de Jesucristo tienen que enseñarnos sobre el verdadero rol y función de estos ministerios. 

A la muerte de los Apóstoles, la Iglesia cristiana dejo de usar el titulo de Apóstol para describir un oficio en La Iglesia. Tras la muerte del último apóstol, el Apóstol Juan, la historia de la iglesia es muda a personas ocupando estos títulos de apóstol y profeta de entre los siervos de Dios, mucho menos  con el sentido o función de ser fundamentos de la iglesia como pretenden establecer los promotores de este movimiento de reciente creación. Aseguramos esto porque no se habla ya más de estos oficios en el gran numero de escritores cristianos que escribieron dentro de los primeros cuatrocientos años de la iglesia compuesto por pastores, obispos, y defensores de la fe, a quienes se les ha denominado Padres de la Iglesia. No vemos estos oficios en los escritos de hombres como Clemente de Roma (90 d.C.), Policarpo (140 d.C.) (Discípulo del apóstol Juan), Irineo (180 d.C.) (Discípulo de Policarpo), Ignacio de Antioquia (115 d.C.), Clemente de Alejandria (180 d.C.), Orígenes (200 d.C.), Tertuliano (220 d.C.), Agustín (400 d.C.), Jerónimo (400 d.C.), entre otros.

Además de ellos existen muchos escritores y teólogos medievales que escribieron entre el siglo V al XIII d. C., y numerosos escritores, pastores y teólogos de la Reforma, hombres como Martin Lutero, Ulrico Zwinglio, Juan Calvino, y hombres de Dios que escribieron desde la reforma hasta nuestros días, como John Bunyan, Matthew Henry, Jonathan Edwards, John Wesley, D.L. Moddy, Charles Spurgeon, entre muchos otros. Muchos de ellos dan testimonio particular a que el oficio de apóstol como fundamento de la iglesia de Cristo es reservado exclusivamente a los doce que estuvieron con Jesús. Hablan de los apóstoles y profetas como algo del pasado.

Veamos algunos ejemplos de los que escribieron sobre este tema del oficio de apóstol y profeta, aquellos que nos precedieron y nos transmitieron la fe:

“Estudien  por lo tanto, para ser establecidos en las doctrinas del Señor y de los apóstoles.” Ignacio de Antioquia (año 105 d.C.)

“Si alguien venia que había escuchado a los ancianos, yo les preguntaba específicamente acerca de lo que habían dicho: sobre lo que dijo Andrés o Pedro, Felipe, Tomas, Santiago, Juan, Mateo, o cualquier otro de los discípulos del Señor.” Papias (año 120 d.C.) (Note que para este año los líderes de la iglesia buscaban saber lo que dijeron los 12 apóstoles del Señor no buscaban a otros supuestos apóstoles vivos entre ellos)

“de hecho, el espera que confiemos en El así como lo hacemos con los profetas y apóstoles, quienes tenían autoridad.” Orígenes (año 245 d.C.). Note el énfasis en el pasado, ellos los apóstoles tenían autoridad. Ya no había otros apóstoles tras la muerte de Juan, el último apóstol.

“...Por lo tanto, abandonemos las acciones vanas de muchos y sus falsas enseñanzas, y volvamos a la palabra que nos ha sido entregada desde el principio, siendo sobrios en la oración.......” Epístola de Policarpo a los Filipenses 7:2 (años antes del 140 d.C.)

 “... Porque ni yo, ni hombre alguno, puede seguir la sabiduría del bienaventurado y glorioso Pablo, el cual, cuando estuvo entre vosotros, enseñó cara a cara a los hombres de aquel día la palabra de verdad con cuidado y certeza; y cuando estuvo ausente, os escribió una carta, en la cual, si la escudriñáis con diligencia, podréis ser edificados en la fe que se os ha dado.” Epístola de Policarpo a los Filipenses 3:2

“No os mando nada, cosa que hicieron Pedro y Pablo. Ellos eran apóstoles, yo soy un reo.” Epístola de San Ignacio a los Romanos 4:3 (año 115 d. C.)

“Siendo así que os amo, os trato con blandura, aunque es posible que escriba de modo más estricto en su favor; pero no creí que tuviera competencia para hacerlo, y que, siendo un reo, os dé ordenes como si fuera un apóstol.” Epístola de San Ignacio a los Trallianos 3:3 (115 d. C.)

“Los Apóstoles recibieron el evangelio para nosotros del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado por Dios. Así pues, Cristo viene de Dios, y los apóstoles de Cristo. Por tanto, los dos vienen de la voluntad de Dios en el orden designado. Habiendo recibido el encargo, pues, y habiendo sido asegurados por medio de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y confirmados en la palabra de Dios con plena seguridad por el Espíritu Santo, salieron a proclamar las buenas nuevas de que había llegado el reino de Dios.” (y así salieron a predicar el evangelio y designaron a las primicias de sus labores: obispos y diáconos). San Clemente de Roma (95 a.C.) Carta a Los Corintios, Capitulo 42

“Miremos a los buenos apóstoles: ...Pedro y Pablo en sus sufrimientos” Clemente de Roma 5:2 (año 95 d.C.

“En los apóstoles del Señor poseemos nuestra autoridad. Porque ellos mismos no introdujeron nada nuevo, sino que fielmente entregaron a las naciones aquello que recibieron de Cristo. Por lo que si aun un ángel predica un evangelio distinto, sea maldito.” Tertuliano (197 d.C.)

“Porque si esa doctrina ha existido desde el principio, teniendo a los apóstoles como sus autores, entonces seria evidente que aquella doctrina que nos hubiese sido dada desde los apóstoles seria aquella que se mantendría como un sagrado deposito en las iglesias de los apóstoles (las que ellos fundaron). Tertuliano (año 207 d.C.)

“En aquel tiempo (después de la asunción), sus apóstoles eran once. A ellos fue añadido Matías, en el lugar de Judas el traidor. Posteriormente Pablo fue añadido. Entonces fueron dispersados por toda la tierra predicando el evangelio tal como el Señor les ordeno. Por los siguientes 25 años (hasta los inicios del emperador Nerón), se ocuparon en establecer los fundamentos de la iglesia en cada provincia y ciudad.”  Lactancio (año 320 d.C.)

Los doce apóstoles
Según el Nuevo Testamento, los doce apóstoles definitivos fueron aquellos que no abandonaron a Jesús cuando este les indicó que debían comer su cuerpo y beber su sangre, simbolizados por el vino y el pan en la Santa Cena, para alcanzar la vida eterna.

La palabra “discípulo” significa “aprendiz” o “seguidor”. La palabra “apóstol” se refiere a “uno que es enviado”. Mientras Jesús estuvo en el mundo, los doce fueron llamados discípulos. Los 12 discípulos siguieron a Jesucristo, aprendieron de Él, y fueron entrenados por Él. Después de la resurrección y ascensión de Jesús, Él envió fuera a sus discípulos para convertirse en Sus testigos (Mateo 28:18-20; Hechos 1:8). Entonces ellos fueron conocidos como los doce apóstoles. Sin embargo, aún cuando Jesús estaba todavía en el mundo, los términos “discípulos” y apóstoles” fueron utilizados indistintamente, mientras eran entrenados y enviados por Jesús. Juan 6:66-70.

Ellos fueron, en orden de elección:
*Simón, hijo de Jonás o Juan (Simón bar Jonah o Šim`ôn bar-Yônâ) (Mateo 16:18), renombrado por Jesús como Pedro (Marcos 3:16). También conocido como Simón bar Jochanan (arameo) o Simón Pedro. Pedro es mencionado frecuentemente en el Nuevo Testamento -- en los Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles, y en las Epístolas de San Pablo. Su nombre aparece 182 veces.
Lo único que sabemos de su vida antes de su conversión es que nació en Betsaida, junto al lago de Tiberíades y se trasladó a Cafarnaum, donde junto con Juan y Santiago, los hijos del Zebedeo, se dedicaba a la pesca. Existe evidencia para suponer que Andrés (el hermano de Pedro) y posiblemente Pedro fueron seguidores de Juan el Bautista, y por lo tanto se habrían preparado para recibir al Mesías en sus corazones. Imaginamos a Pedro como un hombre astuto y sencillo, de gran poder para el bien, pero a veces afligido un carácter abrupto y tempestivo que habría de ser transformado por Cristo a través del sufrimiento. 

Nuestro primer encuentro con Pedro es a principios del ministerio de Jesús. Mientras Jesús caminaba por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés, echar la red al agua. Y los llamó diciendo: Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. (Mateo 4:19). Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Un poco después, aprendemos que visitaron la casa en la que estaba la suegra de Pedro, sufriendo de una fiebre la cual fue curada por Jesús. Esta fue la primera curación atestiguada por Pedro, quien presenciará muchos milagros más durante los tres años de ministerio de Jesús, siempre escuchando, observando, preguntando, aprendiendo.

Profesión de fe de Pedro¿El primer Papa?
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo , hizo esta pregunta a sus discípulos: "13 ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?" 14 Ellos dijeron: "Unos, que Juan el Bautista, otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas." 15 Díceles el: "Y vosotros ¿quién decís que soy yo?" 16 Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" 17 
Replicando Jesús dijo: "Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos. Mateo 16:13-20.

La enseñanza de la Escritura, tomada en contexto, en ninguna parte declara que él estaba en autoridad sobre los otros apóstoles o sobre la iglesia (teniendo primacía) Ver Hechos 15:1-23Gálatas 2:1-14; 1 Pedro 5:1-5. Tampoco es enseñado que el obispo de Roma, o ningún otro obispo, debía tener la primacía sobre la iglesia. La Escritura ni siquiera registra explícitamente que Pedro aún estuviera en Roma. Antes bien, solo hay una referencia en la Escritura sobre Pedro escribiendo desde de
“Babilonia”, un nombre que algunas veces se aplicaba a Roma; (1 Pedro 5:13) Primordialmente sobre esto y el histórico surgimiento de la influencia del Obispo de Roma es de donde procede la enseñanza de la Iglesia Católica Romana, sobre la supremacía del Obispo de Roma. Sin embargo, la Escritura enseña que la autoridad de Pedro era compartida por los otros apóstoles (Efesios 2:19-20) y la autoridad de “atar y desatar” atribuida a él fue del mismo modo compartida por las iglesias locales, no solo por sus líderes. Dar las llaves significa entregar la autoridad sobre la Iglesia con el poder de gobernar, de permitir y prohibir. Pero no se trata de un gobierno como los del mundo sino en función de servicio por amor: "el mayor entre vosotros sea el último de todos y el servidor de todos" (Mateo 23:11). (ver Mateo 18:15-19; 1 Corintios 5:1-13; 2 Corintios 13:10; Tito 2:15; 3:10-11).

Cristo resucitado es el fundamento de la Iglesia: "porque nadie puede poner otro fundamento que el que está ya puesto, que es Jesucristo" 1 Corintios 3:10. Sin embargo, el mismo Jesús quiso que su Iglesia tuviese un fundamento visible que serán Pedro y sus sucesores. Jesús presenta la vocación singular de Pedro en la imagen de roca firme. Pedro= Petros= Quefá= Piedra= Roca. Es el primero que Jesús llama y lo nombra roca sobre la cu al construirá su Iglesia.

Recordemos algunos de los episodios Bíblicos en los que aparece Pedro. (Mateo 14:22-31).

Pedro siempre figura entre los tres mas allegados a Jesús. Fue elegido con Santiago y Juan, para subir al monte Tabor donde ocurrió la Transfiguración. Aquí contempló la Gloria del Señor y escuchó la proclamación de Dios: (Mateo 17:1-5). Después bajaron a Jerusalén donde Jesús comenzó a preparar a sus discípulos para el fin de su ministerio en la tierra. Pedro llevó a Jesús aparte y comenzó a reprenderlo porque no quería aceptar un fin tan terrible como la cruz. Al estar todos reunidos en la Última Cena, Pedro declaró su lealtad y devoción con estas palabras: Aunque todos pierdan su confianza, yo no. E insistió: Me quedaré contigo aunque tenga que dar la vida. Con inmensa tristeza Jesús le contestó: Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo por segunda vez, me negarás tres veces;

Al desenvolverse esta trágica noche se realizó esta profecía. Cuando los soldados llevaron a Jesús a los judíos, Pedro se quedó en el patio y tres veces lo acusaron de ser discípulo de Jesús. El lo negó las tres veces. En aquel mismo momento, cantó el gallo por segunda vez y Pedro empezó a llorar.
 Pedro es un pecador arrepentido. Cristo lo perdona y confirma su elección. Pregunta a Pedro: "¿Me amas más que éstos?" (Juan 21:15). Pedro afirma tres veces su amor. Jesús entonces le dice "Apacienta mis ovejas". Signo de su misión como pastor universal de la Iglesia. Su ministerio se sostendrá gracias al poder de Cristo, quien ora por el. "He rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Cuando te conviertas, confirma a tus hermanos" (Lucas 22:32). Es Cristo el Buen Pastor quien confiere su poder de perdonar, consagrar, enseñar y dar testimonio. Su capacidad de conversión quizás sea lo que hace su historia ejemplar para nosotros pecadores. Pedro cayó muy bajo en la noche que negó al Señor. Después se arrepintió y ascendió hasta llegar a obispo de Roma, mártir, y lo vemos a la cabeza de los Apóstoles. Fue Pedro quien tomó la iniciativa de elegir uno que tomara el lugar de Judas y quien realizó el primer milagro. Un mendigo le pidió limosna. Pedro le dijo que no tenía dinero, pero en el nombre de Jesús Nazareno le mandó levantarse y andar. El mendigo, curado de su mal hizo lo que le mandó Pedro.

La expansión del cristianismo atrajo persecuciones en las que fue martirizado San Esteban y muchos de los convertidos se esparcieron o escondieron. Los Apóstoles permanecieron firmes en Jerusalén donde los líderes judíos eran sus peores perseguidores. Pedro decidió predicar en las aldeas circundantes y cada vez mas lejos. En Samaria donde predicó y realizó milagros, Simón, un mago, le ofreció dinero para que le enseñara el secreto de sus poderes. Pedro lo reprendió fuertemente y le dijo: Quédate con tu dinero, que te pudras con él, porque has pensado que los dones de Dios se pueden comprar. Por su sinceridad, Pedro inevitablemente tuvo muchos conflictos con las autoridades judías, hasta dos veces los jefes de los sacerdotes lo mandaron arrestar. Nos dice la Escritura que fue milagrosamente desencadenado y librado de la prisión e impresionó a los demás Apóstoles al llegar repentinamente donde ellos moraban. Pedro después predicó en los puertos marítimos de Joppa y Lydda, donde conoció hombres de diferentes razas y en Cesarea donde se convirtió el primer gentil, Cornelio.

Fue obispo de Antioquía y después pasó a ser obispo de Roma donde fue martirizado durante el reinado de Nerón alrededor del año 67, el mismo año que San Pablo. Así lo estiman tres Padres de la Iglesia: San Ireneo, San Clemente de Alejandría y Tertuliano. Fue sepultado en lo que hoy es el Vaticano donde aun se encuentran su restos bajo el altar mayor de la basílica de San Pedro. Esto ha sido comprobado en los encuentros arqueológicos y anunciado por Pío XII al concluir el año santo de 1950.

Martirio de Pedro
Pedro murió crucificado. El no se consideraba digno de morir en la forma de su Señor y por eso lo crucificaron con la cabeza hacia abajo. El lugar exacto de su crucifixión fue guardado por la tradición. Muy cerca del circo de Nerón, los cristianos enterraron a San Pedro. Las palabras de Jesús se cumplen textualmente. Mateo 16:18.

Hay testimonios arqueológicos de la necrópolis con la tumba de San Pedro, directamente bajo el altar mayor. Esta ha sido venerada desde el siglo II.  Un edículo (un edificio pequeño, en particular, un templete que puede servir como tabernáculo o relicario ) de 160 d. C.  en el cual puede leerse en griego "Pedro está aquí". Se han encontrado muchos escritos en las catacumbas que unen los nombres de Pedro y Pablo, mostrando que la devoción popular a estos grandes Apóstoles comenzó en los primeros siglos. Pinturas muy antiguas nos describen a Pedro como un hombre de poca estatura, energético, pelo crespo y barba. En el arte sus emblemas tradicionales son un barco, llaves y un gallo.

*Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo. 
También conocido por el nombre Jacobo.
Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret.

Recibieron de Cristo el nombre "Boanerges", significando hijos del trueno, por su impetuosidad.
En los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo. Fue uno de los tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y luego Jesús le invitó, también con Pedro y Santiago, a compartir mas de cerca Su oración en el Monte de los Olivos.

Una Tradición evangelizadora
Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva.  Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La Leyenda Aurea de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del Apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los "Siete Convertidos de Zaragoza". Las cosas cambiaron cuando la Virgen Santísima se apareció al Apóstol en esa ciudad, aparición conocida como la Virgen del Pilar. Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los corazones a la evangelización de España.

Santiago y la Virgen María
Santiago Apóstol preparó el camino para la Virgen María en España y también preparó su llegada al "Nuevo Mundo". El es el Apóstol de la Virgen María, también es conocido como el Apóstol de la Paz.

En 1519, Cortes llegó a Veracruz, y en La antigua construyó la primera Iglesia dedicada a Santiago Apóstol en el continente Americano. También en 1521, cuando México fue conquistada, Cortes construyó una Iglesia en las ruinas de los Aztecas que al igual fue dedicada a Santiago Apóstol. 

Su Muerte
En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41 d.C. (día en que la liturgia actual celebra La Anunciación). Según una leyenda, su acusador se arrepintió antes que mataran a Santiago por lo que también fue decapitado. Santiago es conocido como "el Mayor", distinguiéndolo del otro Apóstol, Santiago el Menor. La tradición también relata que los discípulos de Santiago recogieron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia (extremo norte-oeste de España).  Su restos mortales están en la basílica edificada en su honor en Santiago de Compostela. En España, Santiago es el mas conocido y querido de todos los santos. En América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol en Chile, República Dominicana, Cuba y otros países.

*Andrés, hermano de Pedro y ex discípulo de Juan el Bautista.
Andrés, nacido en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano (Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste. La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad. Fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue crucificado en Acaya. 

Discípulo de Juan Bautista
Cuando Juan el Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

Apóstol de Jesús
Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús. Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de EI.

Al año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio. También se le menciona a propósito de la multiplicación de los panes (Juan 6:8-9) y de los gentiles que querían ver a Jesús (Juan 12:20-22)

Después de Pentecostés
Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".

Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en Grecia, la cosa no es absolutamente cierta.

En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó como obispo a su discípulo Staquis (Romanos 14:9). El origen de esa tradición es un documento falso, en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue San Metrófanes, en el siglo IV).

Martirio
El género de muerte de Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.
En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.

*Juan, el menor de los doce, también hijo de Zebedeo (por tanto, hermano de Santiago el Mayor). Jesús llamó a ambos Bo-aner'ges, lo que significa 'hijos del trueno'. (Marcos 3:17)
El discípulo amado

Juan el Evangelista, a quien se distingue como "el discípulo amado de Jesús" y a quien a menudo le llaman "el divino" (es decir, el "Teólogo") sobre todo entre los griegos y en Inglaterra, era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba el oficio de pescador. Junto con su hermano Santiago, se hallaba Juan remendando las redes a la orilla del lago de Galilea, cuando Jesús, que acababa de llamar a su servicio a Pedro y a Andrés, los llamó también a ellos para que fuesen sus Apóstoles. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago el sobrenombre de Boanerges, o sea "hijos del trueno" (Lucas 9:54), aunque no está aclarado si lo hizo como una recomendación o bien a causa de la violencia de su temperamento.

Se dice que Juan era el más joven de los doce Apóstoles y que sobrevivió a todos los demás. 
Es el único de los Apóstoles que no murió martirizado.

En el Evangelio que escribió se refiere a sí mismo, como "el discípulo a quien Jesús amaba", y es evidente que era de los mas íntimos de Jesús. El Señor quiso que estuviese, junto con Pedro y Santiago, en el momento de Su transfiguración, así como durante su agonía en el Huerto de los Olivos. En muchas otras ocasiones, Jesús demostró a Juan su predilección o su afecto especial.
Por consiguiente, nada tiene de extraño desde el punto de vista humano, que la esposa de Zebedeo pidiese al Señor que sus dos hijos llegasen a sentarse junto a Él, uno a la derecha y el otro a la izquierda, en Su Reino.

Juan fue el elegido para acompañar a Pedro a la ciudad a fin de preparar la cena de la última Pascua y, en el curso de aquella última cena, Juan reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús y fue a Juan a quien el Maestro indicó, no obstante que Pedro formuló la pregunta, el nombre del discípulo que habría de traicionarle. Es creencia general la de que era Juan aquel "otro discípulo" que entró con Jesús ante el tribunal de Caifás, mientras Pedro se quedaba afuera. Juan fue el único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre", le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya. Entre todos los hijos adoptivos de la Virgen María, San Juan fue el primero. Tan sólo a él le fue dado el privilegio de llevar físicamente a María a su propia casa como una verdadera madre y honrarla, servirla y cuidarla en persona.

Gran testigo de la Gloria del Maestro
Cuando María Magdalena trajo la noticia de que el sepulcro de Cristo se hallaba abierto y vacío, Pedro y Juan acudieron inmediatamente y Juan, que era el más joven y el que corría más de prisa, llegó primero. Sin embargo, esperó a que llegase Pedro y los dos juntos se acercaron al sepulcro y los dos "vieron y creyeron" que Jesús había resucitado.

A los pocos días, Jesús se les apareció por tercera vez, a orillas del lago de Galilea, y vino a su encuentro caminando por la playa. Fue entonces cuando interrogó a San Pedro sobre la sinceridad de su amor, le puso al frente de Su Iglesia y le vaticinó su martirio. San Pedro, al caer en la cuenta de que San Juan se hallaba detrás de él, preguntó a su Maestro sobre el futuro de su compañero:

«Señor, y éste, ¿qué?» (Juan 21:21) Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.» (Juan 21:22) 

Debido a aquella respuesta, no es sorprendente que entre los hermanos corriese el rumor de que Juan no iba a morir, un rumor que el mismo Juan se encargó de desmentir al indicar que el Señor nunca dijo: "No morirá". (Juan 21:23).

Después de la Ascensión de Jesucristo, volvemos a encontrarnos con Pedro y Juan que subían juntos al templo y, antes de entrar, curaron milagrosamente a un tullido. Los dos fueron hechos prisioneros, pero se les dejó en libertad con la orden de que se abstuviesen de predicar en nombre de Cristo, a lo que Pedro y Juan respondieron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios. No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»
(Hechos 4:19-20)

Después, los Apóstoles fueron enviados a confirmar a los fieles que el diácono Felipe había convertido en Samaria. Cuando Pablo fue a Jerusalén tras de su conversión se dirigió a aquellos que "parecían ser los pilares" de la Iglesia, es decir a Santiago, Pedro y Juan, quienes confirmaron su misión entre los gentiles y fue por entonces cuando San Juan asistió al primer Concilio de Apóstoles en Jerusalén. Tal vez concluido éste, San Juan partió de Palestina para viajar al Asia Menor.

Efeso
Ireneo, Padre de la Iglesia, quien fue discípulo de San Policarpo, quién a su vez fue discípulo de San Juan, es una segura fuente de información sobre el Apóstol.  San Ireneo afirma que este se estableció en Efeso después del martirio de Pedro y Pablo, pero es imposible determinar la época precisa. De acuerdo con la Tradición, durante el reinado de Domiciano, Juan fue llevado a Roma, donde quedó milagrosamente frustrado un intento para quitarle la vida. La misma tradición afirma que posteriormente fue desterrado a la isla de Patmos, donde recibió las revelaciones celestiales que escribió en su libro del Apocalipsis.

Maravillosas revelaciones celestiales
Después de la muerte de Domiciano, en el año 96, San Juan pudo regresar a Efeso, y es creencia general que fue entonces cuando escribió su Evangelio. El mismo nos revela el objetivo que tenía presente al escribirlo. "Todas estas cosas las escribo para que podáis creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que, al creer, tengáis la vida en Su nombre". Su Evangelio tiene un carácter enteramente distinto al de los otros tres y es una obra teológica tan sublime que, como dice Teodoreto, "está más allá del entendimiento humano el llegar a profundizarlo y comprenderlo enteramente". La elevación de su espíritu y de su estilo y lenguaje, está debidamente representada por el águila que es el símbolo de Juan el Evangelista. También escribió el Apóstol tres epístolas:
-a la primera se le llama Católica, ya que está dirigida a todos los otros cristianos, particularmente a los que él convirtió, a quienes insta a la pureza y santidad de vida y a la precaución contra las artimañas de los seductores. 
-Las otras dos son breves y están dirigidas a determinadas personas: una probablemente a la Iglesia local, y la otra a un tal Gayo, un comedido instructor de cristianos. A lo largo de todos sus escritos, impera el mismo inimitable espíritu de caridad. No es éste el lugar para hacer referencias a las objeciones que se han hecho a la afirmación de que Juan sea el autor del cuarto Evangelio.

Predicando la Verdad y el amor
Los más antiguos escritores hablan de la decidida oposición de San Juan a las herejías de los ebionitas y a los seguidores del gnóstico Cerinto. En cierta ocasión, según Ireneo, cuando Juan iba a los baños públicos, se enteró de que Cerinto estaba en ellos y entonces se devolvió y comentó con algunos amigos que le acompañaban: "¡Vámonos hermanos y a toda prisa, no sea que los baños en donde está Cerinto, el enemigo de la verdad, caigan sobre su cabeza y nos aplasten!".

Dice Ireneo que fue informado de este incidente por el propio Policarpio el discípulo personal de San Juan. Por su parte, Clemente de Alejandría relata que en cierta ciudad cuyo nombre omite, Juan vio a un apuesto joven en la congregación y, con el íntimo sentimiento de que mucho de bueno podría sacarse de él, lo llevó a presentar al obispo a quien él mismo había consagrado. "En presencia de Cristo y ante esta congregación, recomiendo este joven a tus cuidados". De acuerdo con las recomendaciones de San Juan, el joven se hospedó en la casa del obispo, quien le dio instrucciones, le mantuvo dentro de la disciplina y a la larga lo bautizó y lo confirmó. Pero desde entonces, las atenciones del obispo se enfriaron, el neófito frecuentó las malas compañías y acabó por convertirse en un asaltante de caminos. Transcurrió algún tiempo, y Juan volvió a aquella ciudad y pidió al obispo: "Devuélveme ahora el cargo que Jesucristo y yo encomendamos a tus cuidados en presencia de tu iglesia".

El obispo se sorprendió creyendo que se trataba de algún dinero que se le había confiado, pero San Juan explicó que se refería al joven que le había presentado y entonces el obispo exclamó: "¡Pobre joven! Ha muerto". "¿De qué murió, preguntó Juan. "Ha muerto para Dios, puesto que es un ladrón" , fue la respuesta. Al oír estas palabras, el anciano Apóstol pidió un caballo y un guía para dirigirse hacia las montañas donde los asaltantes de caminos tenían su guarida. Tan pronto como se adentró por los tortuosos senderos de los montes, los ladrones le rodearon y le apresaron. "¡Para esto he venido!", gritó San Juan. "¡Llevadme con vosotros!" Al llegar a la guarida, el joven renegado reconoció al prisionero y trató de huir, lleno de vergüenza, pero Juan le gritó para detenerle: "¡Muchacho! ¿Por qué huyes de mí, tu padre, un viejo y sin armas? Siempre hay tiempo para el arrepentimiento. Yo responderé por ti ante mi Señor Jesucristo y estoy dispuesto a dar la vida por tu salvación. Es Cristo quien me envía". El joven escuchó estas palabras inmóvil en su sitio; luego bajó la cabeza y, de pronto, se echó a llorar y se acercó a San Juan para implorarle, según dice Clemente de Alejandría, una segunda oportunidad. Por su parte, el Apóstol no quiso abandonar la guarida de los ladrones hasta que el pecador quedó reconciliado con la Iglesia.

Aquella caridad que inflamaba su alma, deseaba infundirla en los otros de una manera constante y afectuosa. Dice San Jerónimo en sus escritos que, cuando San Juan era ya muy anciano y estaba tan debilitado que no podía predicar al pueblo, se hacía llevar en una silla a las asambleas de los fieles de Efeso y siempre les decía estas mismas palabras: "Hijitos míos, amaos entre vosotros . . . " Alguna vez le preguntaron por qué repetía siempre la frase, respondió San Juan: "Porque ése es el mandamiento del Señor y si lo cumplís ya habréis hecho bastante".

Juan murió pacíficamente en Efeso hacia el tercer año del reinado de Trajano, es decir hacia el año cien de la era cristiana, cuando tenía la edad de noventa y cuatro años, de acuerdo con San Epifanio. Según los datos que nos proporcionan San Gregorio de Nissa, el Breviarium sirio de principios del siglo quinto y el Calendario de Cartago, la práctica de celebrar la fiesta de San Juan el Evangelista inmediatamente después de la de Esteban, es antiquísima. En el texto original del Hieronymianum, (alrededor del año 600 P.C.), la conmemoración parece haber sido anotada de esta manera: "La Asunción de San Juan el Evangelista en Efeso y la ordenación al episcopado de Santo Santiago, el hermano de Nuestro Señor y el primer judío que fue ordenado obispo de Jerusalén por los Apóstoles y que obtuvo la corona del martirio en el tiempo de la Pascua". Era de esperarse que en una nota como la anterior, se mencionaran juntos a Juan y a Santiago, los hijos de Zebedeo; sin embargo, es evidente que el Santiago a quien se hace referencia, es el otro, el hijo de Alfeo.
La frase "Asunción de San Juan", resulta interesante puesto que se refiere claramente a la última parte de las apócrifas "Actas de San Juan". La errónea creencia de que San Juan, durante los últimos días de su vida en Efeso, desapareció sencillamente, como si hubiese ascendido al cielo en cuerpo y alma puesto que nunca se encontró su cadáver, una idea que surgió sin duda de la afirmación de que aquel discípulo de Cristo "no moriría", tuvo gran difusión aceptación a fines del siglo II. Por otra parte, de acuerdo con los griegos, el lugar de su sepultura en Efeso era bien conocida y aun famosa por los milagro que se obraban allí.

El "Acta Johannis", que ha llegado hasta nosotros en forma imperfecta y que ha sido condenada a causa de sus tendencias heréticas, por autoridades en la materia tan antiguas como Eusebio, Epifanio, Agustín y Toribio de Astorga, contribuyó grandemente a crear una leyenda. De estas fuentes o, en todo caso, del pseudo Abdías, procede la historia en base a la cual se representa con frecuencia a San Juan con un cáliz y una víbora. Se cuenta que Aristodemus, el sumo sacerdote de Diana en Efeso, lanzó un reto a San Juan para que bebiese de una copa que contenía un líquido envenenado. El Apóstol tomó el veneno sin sufrir daño alguno y, a raíz de aquel milagro, convirtió a muchos, incluso al sumo sacerdote. En ese incidente se funda también sin duda la costumbre popular que prevalece sobre todo en Alemania, de beber la Johannis-Minne, la copa amable o poculum charitatis, con la que se brinda en honor de San Juan. En la ritualia medieval hay numerosas fórmulas para ese brindis y para que, al beber la Johannis-Minne, se evitaran los peligros, se recuperara la salud y se llegara al cielo. San Juan es sin duda un hombre de extraordinaria y al mismo tiempo de profundidad mística. Al amarlo tanto, Jesús nos enseña que esta combinación de virtudes debe ser el ideal del hombre, es decir el requisito para un hombre plenamente hombre.  Esto choca contra el modelo de hombre machista que es objeto de falsa adulación en la cultura, un hombre preso de sus instintos bajos. Por eso el arte tiende a representar a San Juan como una persona suave, y, a diferencia de los demás Apóstoles, sin barba.  Es necesario recuperar a San Juan como modelo: El hombre capaz de recostar su cabeza sobre el corazón de Jesús, y precisamente por eso ser valiente para estar al pie de la cruz como ningún otro. Por algo Jesús le llamaba "hijo del trueno". Quizás antes para mal, pero una vez transformado en Cristo, para mayor gloria de Dios.

*Felipe de Betsaida
Felipe era de Betsaida. Fue el que anunció a Natanael que había encontrado al Mesías.
Interviene en el episodio de los peregrinos griegos, gentiles piadosos, que desean ver a Jesús. Es también el que pide al Señor, en el cenáculo, que le muestre al Padre.

*Bartolomé, hijo de Talemai, llamado también Natanael de Caná.
Bartolomé es uno de los 12 Apóstoles (Mateo 10.3). 

El apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Bartolomé es la misma persona que Natanael, mencionado en el Evangelio de San Juan, donde nos dice que era de Caná. (Juan 21:2). Los Hechos de los Apóstoles mencionan también su presencia en Pentecostés (1:13).

Según la tradición, después de la ascensión del Señor, predicó el Evangelio en la India, donde recibió la corona del martirio. 

Felipe dice a Natanael que han encontrado al Mesías esperado. Natanael al principio duda al saber que Jesús es de Nazaret.  Felipe insistió: «Ven y lo verás.» (v.46).  Es entonces que ocurre el encuentro entre Jesús y Natanael.

"Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
-Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?»
-Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
-Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
-Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.» (Juan 1:47-51).

Según la Martiriología Romana, Bartolomé predicó en la India y en Armenia, donde murió mártir. Todavía con vida le arrancaron la piel  y fue decapitado por el Rey Astyages en Derbend. Según la tradición este martirio ocurrió en Abanopolis, en la costa occidental del Mar Caspio, después de haber predicado también en Mesopotamia, Persia y Egipto.   

Según Eusebius, Pantenus de Alejandría (Siglo II) encontró en la India un Evangelio de San Mateo atribuido a Bartolomé y escrito en hebreo. Dicho evangelio es apócrifo y fue condenado en el decreto de Pseudo-Gelasius.

Las reliquias de Bartolomé, según una tradición, fueron enterradas en la isla de Lipara y eventualmente fueron trasladadas a Benevento, Italia y después a Roma donde ahora están en la Iglesia de Bartolomé, en la "Isola San Bartolomeo" del río Tiber. Se dice que la Reina Emma, la esposa del Rey Canute entregó uno de sus brazos a Canterbury en el siglo XI.

En la iconografía se le representa con barba, un libro y un cuchillo (utilizado en su martirio).

*Tomás, también llamado Dídimo o Mellizo.
Tomás era judío, y probablemente galileo humilde pescador de oficio. Tuvo la felicidad de seguir a Cristo que lo hizo apóstol en el año 31. Tomás es conocido entre los demás apóstoles por su incredulidad, que se desvaneció en presencia de Cristo resucitado; él proclamó la fe pascual de la Iglesia con estas palabras: «¡Señor mío y Dios mío!» Nada sabemos con certeza acerca de su vida, aparte de los indicios que nos suministra el Evangelio. Se dice que evangelizó la India. No podemos olvidar que el respondió a favor de Jesús, dispuesto a ir a Jerusalén a pesar de saber que los Fariseos planeaban su muerte. Santo Tomás dijo: "Vamos también nosotros para morir con él". Así de ardiente era el amor de este discípulo por su maestro, aún antes del descenso del Espíritu Santo. Siendo uno de los doce Apóstoles escogidos por Jesús (cf. Mateo 3:10) es recordado por muchos porque no aceptó el testimonio de sus compañeros sobre la visita que recibieron de Jesús resucitado.

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» (Juan 20:24).

Tomás, como muchos hoy, pensó que lo que decían era producto de histeria.  Ellos habían caído, pensaba, en creer a las mujeres. Y cuanto mas ellos insistían, más el lo negaba, haciéndose ver como el mas "equilibrado" y "sensato" entre ellos.

26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. (Juan 20:26-27).

La respuesta de Juan es una poderosa profesión de fe en la divinidad, la cual repetimos antes de comulgar: Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» (Juan 20:28).

Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» (Juan 20:29).

Debemos reconocer que, como Tomás, todos hemos pecado. Nos cuesta aceptar que Jesús es Dios que ha venido a la tierra. Pero Tomás se humilló y reconoció al Señor.  Mas tarde dio su vida muriendo mártir por El. Por eso es tan buen ejemplo para nosotros.
Ya durante la vida terrena de Jesús, Tomás había dado ejemplo a los otros, haciéndose disponible y dándoles ánimos en momentos difíciles: Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.» Juan 11:16

Recordamos también que fue una pregunta de Tomás la que dio lugar a que Jesús se revelase como Camino, Verdad y Vida: Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. (Juan 14:5-6)

Después de la venida del Espíritu Santo, Tomás comisionó a Tadeo para que bautizara e instruyese a Abgar, rey de Edessa. Según Eusebio este rey escribió a Jesús invitándolo a visitar su reino y ser curado de una enfermedad que le afligía. Cristo en respuesta le dijo que debía cumplir con la tarea para la que fue enviado y después regresar a Aquel que lo había enviado, pero que después de su ascensión el enviaría a uno de sus discípulos a sanarlo y dar vida a el y su familia. Esta promesa de nuestro Señor fue cumplida por Santo Tomás, quien envió a Tadeo, no solamente a sanar a este rey sino también para plantar la semilla de la fe en esta nación.

Se sabe que en su labor apostólica, Tomás, predicó en Persia y sus alrededores, se menciona también India y Etiopía. Se cree que Santo Tomás sufrió el martirio en la costa de Coromandel, India, donde su cuerpo fue descubierto, con ciertas marcas de que fue muerto con lanzas y ese tipo de muerte es tradición en los países del Este. Se sabe que su cuerpo fue trasladado a Edessa, donde fue enterrado en los grandes sepulcros donde también se hallaban San Pedro, San Pablo y San Juan.

Los apóstoles eran malos y condenado a los ojos del mundo, ninguno recomendable por su nacimiento, riqueza, amigos o habilidades. Y aunque estaban completamente destituídos de cualquier virtud por la que los hombres pagan altos precios, fueron escogidos por Cristo, hechos sus amigos, alcanzando la plenitud con sus gracias y santa caridad, y exaltados en su dignidad espiritual de príncipes de su reino y jueces de este mundo.

*Mateo, el publicano o recaudador de impuestos, llamado también Leví.
Mateo es llamado por dos Evangelistas: Levi, ambos nombres son de origen Judíos. El último lo obtuvo antes de su conversión, el otro lo tomo después, para mostrar la renuncia a su profesión y que era un hombre nuevo. Hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaun, en el lago de Galilea.

Fue por profesión un publicano, o colector de impuestos para los Romanos. Entre los Judíos, estos publicanos fueron mas infames y odiosos porque esta nación los miraba como enemigos de su privilegio de libertad natural que Dios les había dado, y como personas manchadas por su conversación frecuente y asociación con los paganos, y la esclavización sobre sus compatriotas. Los Judíos los aborrecían universalmente, veían sus propiedades o dinero como fortunas de ladrones , les prohibieron su comunión y participación en su actividades religiosas, al igual que de todos eventos de la sociedad cívica y de comercio. Tertuliano esta ciertamente equivocado cuando afirma que solo los gentiles fueron empleados en este oficio sórdido como San Jerónimo demuestra en varios pasajes de los evangelios. Y es cierto que San Mateo fue Judío, aunque un publicano.

Su oficio dice haber consistido particularmente en acumular costumbres de comodidades que vinieron por el Genesareth o Tiberias, y un peaje que los pasajeros pagaban al venir por agua; San Marco dice que San Mateo mantuvo su oficio de cobro de peaje alado del lago, donde el se sentaba. Jesús, habiendo últimamente curado un paralítico famoso, salio de Cafarnaúm, y camino sobre los bancos del lago o mar de Genesareth, enseñando las personas que le seguían. Aquí el observó a Mateo que realizaba su trabajo de cobro de peaje a quien el llamo a venir y a seguirle. El hombre era rico, disfrutaba de un sueldo lucrativo, era un hombre sabio y prudente, y entendía perfectamente lo que seguir a Jesús le costaría. Pero el no tuvo miramientos y dejo todos sus intereses y relaciones para hacerse un discipular del Señor. No sabemos si el ya estaba relacionado con la persona o doctrina de nuestro Salvador, especialmente como estaba cerca de Cafarnaúm, y su casa parece haber sido en la ciudad, donde Cristo había vivido por algún tiempo, había predicado y hechos muchos milagros, por lo cual el estaba en algún medido preparando a recibir la impresión que el llamado de Jesús había hecho sobre el.

Jerónimo dice que un cierto aire de majestad brillaron en la continencia de Nuestro Divino Redentor, y traspaso su alma y lo atrajo fuertemente. Este apóstol, a la primera invitación, rompió todas ataduras; dejo sus riquezas, su familia, su preocupaciones del mundo, sus placeres, y su profesión. Su conversión fue sincera y perfecta. Mateo nunca regreso a su oficio porque era una profesión peligrosa, y una ocasión de avaricia, opresión, y extorsión. Mateo, al convertirse, para mostrar que no estaba descontento con su cambio, pero que lo miraba como su mas gran felicidad, entretuvo a Nuestro Señor y sus discípulos en una gran comida en su casa a donde invito sus amigos, especialmente los de su ultima profesión, como si esperaba que por medio de la divina conversación de Nuestro Salvador, ellos también quizás sean convertidos.

Después de la ascensión de Nuestro Señor, Mateo predicó por varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Un poco antes de la dispersión escribió su evangelio, o pequeña historia de Nuestro Bendito Redentor. Que la compilo antes de su dispersión aparece no solo porque fue escrito antes de los otros evangelios, sino también el Apóstol Bartolomé se llevo una copia con el a la India, y la dejo allí. San Mateo escribo su evangelio para satisfacer los conversos de Palestina. El Evangelio de San Mateo desciende a un detalle mas particular y completo en las acciones de Cristo que los otros tres, pero desde el Capitulo V al XIV el frecuentemente se distingue de los otros en la serie de su narrativos, ignorando el orden del tiempo, para que esas instrucciones que tienen mas afinidad una con la otra, estén relacionadas juntas. Este evangelista mas bien enfoca sobre las lecciones de moralidad de Nuestro Salvador, y describe su temporal o generación humana, en que las promesas hechas a Abraham y David respecto al nacimiento del Mesías de su semilla fueron realizados; tal argumento inducía de manera particular a los Judíos para que creyeran en el.

Mateo, después de haber hecho una gran cosecha de almas en Judea, fue a predicar la fe a las naciones barbaras e incivilizadas del Este. El era una persona muy devota a la contemplación celestial y llevaba una vida austera, usando una dieta muy rigurosa; pues no comía carne en vez satisfacía su apetito con hierbas, raíces, semillas. San Ambrosio dice que Dios le abrió el País de los Persas. Rufinus y Sócrates nos dicen que el llevo el evangelio a Etiopía, significando probablemente las partes Sur y Este de Asia. San Paulino menciona que el terminó su curso en Parthia. Venantus Fortunatus relata que el sufrió el martirio en Nudubaz, una ciudad en esas partes. Dorotheus dice que el fue honorablemente enterrado en Hierapolis en Porthia. Sus reliquias fueron traídas al Oeste, Papa Gregorio VII, en una carta al Obispo de Salerno en 1080, testifica que fueron guardados en una iglesia que tenia el nombre de la ciudad. Todavía están en este lugar.

Predicó entre los judíos por 15 años, incluyendo posiblemente a los judíos de Etiopía, Africa. Murió mártir.

*Santiago el Menor, también conocido como Santiago, hijo de Alfeo.
Apóstol, pariente de Jesús. Llamado "el Menor" para distinguirlo del otro Apóstol Santiago, el hermano de Juan. Fue el primer obispo de Jerusalén y desarrolló una intensa actividad misionera. Murió mártir en Jerusalén hacia el año 62. Es autor de una de las Epístolas Católicas que lleva su nombre. 

*Judas Tadeo. En algunos manuscritos de Mateo, el nombre «Lebbaeus» ocupa su lugar o es llamado Judas, hermano de Santiago (Lucas 6:16).

Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mateo 10:3, Marco 3:18). No sabemos cuando ni como entró a formar parte de los discípulos. Lucas le llama "Judas de Santiago" (Hechos 1:13). Juan aclara: "Judas, no el Iscariote" (Juan 14:22).  Esta distinción es necesaria dado a que el Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús.

"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe". El Apóstol Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva "¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero el hermano de Santiago y de Judas?".

Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que El y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14:22-23)
No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo. Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son, hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". 
Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, 25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.".

*Simón el Cananeo, el Celador o Zelote (guerrillero).
El apóstol Simón, también llamado el Zelote, es uno de los doce apóstoles. Antes de unirse a Jesús habría pertenecido al grupo de los zelotes, que luchaban contra Roma. Predicó en Egipto, Libia y, posiblemente, en Persia. Murió como mártir en la costa de Mar Negro cerca del Cáucaso, en el territorio de la actual Abjasia.

Simón recibe un epíteto que cambia en las cuatro listas: mientras Mateo y Marcos le llaman «cananeo», Lucas le define «Zelote». "Cananeo" muchas veces se interpreta como un gentilicio, indicativo de que Simón era de Canaán, lo que parece raro, considerando que todos los apóstoles habrían sido naturales de esa macro-región (que abarca Galilea, Judea, Samaria, Transjordania y Líbano), por lo que difícilmente se podría considerar un rasgo distintivo de Simón o fuente de su apelativo. Por otro lado, "cananeo" podría corresponder una transposición al griego de la palabra hebrea que designa a los zelotes: qanaim. Los zelotes, como lo habría sido este Simón, eran los miembros una facción religiosa y política, fundada hacia el año 6 d.C, por Judas el Galileo (a quién en el texto Hechos de los Apóstoles el miembro del sanedrín Gamaliel menciona como un ejemplo de falso mesías). Los zelotes son considerados como el ala más radical e integrista del judaísmo del siglo I. El historiador de fines de ese siglo, Flavio Josefo responsabiliza a su intransigencia nacionalista de la destrucción del segundo templo de Jerusalén por las tropas romanas comandadas por Tito, alrededor del año 70.

Martirio
En el año 75 en tierras de Asia menor fue aserrado por en medio por predicar y liberar a una sacerdotisa pagana de un demonio

*Judas Iscariote
También es referido como «Judas, hijo de Simón» (Juan 6:71; Juan 13:26). 
Judas, a causa de su traición a Jesús, se ahorcó (de acuerdo a Mateo 27:5 y Hechos 1:18) y a raíz de esto se escogió a Matías en su lugar.

*Matías, el sucesor de Judas, elegido a la suerte en el Monte de la sangre (Hechos 1:12-26).
Siguió a Jesús "desde que este fue bautizado hasta su ascensión". Por este motivo, cuando Judas Iscariote desertó y hubo necesidad de completar el número de los doce Apóstoles, Pedro lo propuso para que se uniera al grupo apostólico y "se convirtiera en testigo de la resurrección" del Señor. (Cf. Hechos 1:15-26) 

"(Matías), después de Pascua, fue elegido en lugar del traidor. En la Iglesia de Jerusalén se presentaron dos a la comunidad, y después sus hombres fueron echados a suerte: « José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y Matías.» (Hechos l:23).

De este modo «fue agregado al número de los doce apóstoles» (Hechos 1, 26). No sabemos nada más de él, a excepción de que fue testigo de la vida pública de Jesús (Cf. Hechos 1, 21-22) siéndole fiel hasta el final. Sus reliquias están en Tréveris (Alemania), ciudad de la que es patrono.

Todos ellos eran galileos con excepción de Judas Iscariote, que se presume era de Judea (para algunos Iscariote significaría textualmente isqueriot, «de Queriot» al sur del distrito de Judá); mientras algunos lo interpretan como de Isacar.

Después de la resurrección y ascensión de Jesucristo y tras haberse suicidado Judas Iscariote, los once Apóstoles restantes se reunieron y eligieron a Matías para completar nuevamente el número de doce Apóstoles enviados a las doce tribus de Israel.

Otros apóstoles de la Iglesia
En el Nuevo Testamento y en los Hechos de los Apóstoles, son llamados apóstoles otros personajes, específicamente: Pablo de Tarso y Bernabé. Otros son asimilados al colegio apostólico, como Silas, Timoteo, Tito, Andrónico, Junias.

La Iglesia utiliza el título de apóstol antes del nombre de quienes reciben el servicio de apostolado y están a cargo de la Iglesia y de la expansión del Reino de Dios. Como el término apóstol se refiere a enviado, en ocasiones se agrega la mención de a dónde o a quienes se le envía: Así, el Apóstol Pablo es el Apóstol a los Gentiles, esto es a todos los que no son Judios, es por eso que es el ultimo apostol, "el abortivo" y las cartas que escribió llegan al mundo entero hoy en día, por lo tanto ya no hay mas apóstoles.

¿El Espíritu Santo envío a Bernabe directamente o lo hizo por medio de la iglesia?
Bernabe no era un apóstol en el sentido técnico o exclusivo de la palabra, como si lo fueron de forma exclusiva los 12 apóstoles y Pablo, que eran los lideres, si no que Bernabe era apóstol en el sentido general de la palabra, la cual es un predicador, un evangelizador, enviado por la iglesia, mas no líder de la iglesia, si no sujeto a la iglesia, lo mismo que un evangelizador, cumplen una función misional, los cuales no son los lideres de la iglesia, si no solo sembradores y fundadores de obras nuevas, mas no son enviados por Jesucristo en persona. Pero en el caso de Pablo el ya había sido escogido por Jesucristo en Persona, y solo la iglesia lo confirma al orar por el y enviarlo. Y esto se demuestra en:

Hechos 13:1 HABÍA ENTONCES EN LA IGLESIA que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 MINISTRANDO ÉSTOS al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3 Entonces, habiendo ayunado y orado, LES IMPUSIERON LAS MANOS Y LOS DESPIDIERON. 4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. 

Es claro, los que envían a Pablo y a Bernabe es el presbiterio de la iglesia, los ancianos, los ministros de Dios, confirmados por el Espíritu Santo, no existe eso de Apóstoles del Espíritu Santo, es un invento, porque si fuera así, nadie en la iglesia oraría y enviaría a alguien a la obra, si no que el hermano solo diría, el Espíritu Santo me envió. Pero no, pues los envió por medio de los lideres de la iglesia. Y luego en el siguiente versículo dice: 13:4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, ...Es el resumen de lo que sucedió en los versículos 1, 2 y 3, porque el que hace la obra en la iglesia es el Espíritu Santo, por medio de los lideres que enseñan, que delegan, y envían, y conforme a lo que el mismo inspiro: La Biblia. No Jesucristo en persona. Porque si el Espíritu Santo enviara sin usar a ningún líder, para que envié a alguno a la obra, sucedería lo que hoy vemos, gente egolatra, megalomana, esquizofrenia diciendo: "Dios me dijo", "Jesucristo me ungió como apóstol" "soy pastora", soy profeta".

Efesios 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, ...La palabra dice CONSTITUYO, es una palabra en tiempo pasado, lo mismo que la palabra HABÍA en Hechos 13:1, por eso nadie anula los ministerios, solo el Espíritu Santo lo hizo, luego de la muerte del ultimo Apostol, Juan, por eso el envía por medio de la iglesia, pero siga leyendo hasta el versículo 13 del mismo capítulo 4: Primeramente fue con el objetivo de perfeccionarnos a los gentiles y para la “EDIFICACIÓN ” (cuando usted edifica es sobre una base física y también espiritual). En este caso, Acaso alguien puede agregar más apóstoles y profetas si Dios en toda su magnificencia puso las bases?. Trate de construir algo donde ya está sólidamente construido, se sigue edificando, si, pero con evangelistas, pastores y maestros, está bien claro.
Dios permita crear la convicción en cada uno de nosotros para que esa edificación no sea “mal constituida”.

Un apóstol debe ser testimonio del poder de Dios a través de la realización de señales, prodigios y milagros, y de la predicación del evangelio.

1 Corintios 4:9 Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, ...1 Corintios 15:7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. ...O sea en "ultimo lugar". ¿Porque ultimo lugar?, porque el "constituyo" a algunos ser Apóstoles, y "constituyo", está escrito en tiempo pasado: Efesios 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, ...A esos que Jesucristo se les apareció, no los envió como Apóstoles del cordero, es por eso que cuando Judas ya no estaba, los Apóstoles, eligen a Matias, así que no era  suficiente haber visto "en la carne" y resucitado a Jesucristo, si no que tiene que haber sido enviado directamente por el.

Recordando al último Apóstol, el Apóstol Juan, el único que no murió asesinado, para que se le revelara el Apocalipsis

Apóstol etimológicamente es: “enviado con un mensaje”.

UNA VEZ QUE SE ESCRIBIÓ APOCALIPSIS, se COMPLETO LA DOCTRINA PARA LA IGLESIA Y LA INSPIRACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN EL MINISTERIO DE LOS APÓSTOLES, ahora solo hay MISIONEROS, ya no APÓSTOLES. Ahora solo hay Maestros, que estudian el evangelio y las cartas apostólicas. La iglesia ya no se organiza en Apóstoles. (AH Y Pablo si vió a Cristo resucitado, recuerda que Él lo tumbo del caballo) Un apóstol es aquel se le dio un poder sobre los demonios, autoridad y revelación única para que pusiera los cimientos doctrinales a la iglesia Hechos 2:42, Hechos 2:43.

Un apóstol es aquel que Dios envió para morir en servicio de la Iglesia, TODOS, (Excepto Juan, que Jesús lo guardo para darle el Apocalipsis). Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. 1 Corintios 4:9.

El único nombrado Apóstol por Dios y en presencia de los Apóstoles fue: Y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles. Hechos 1:26 (y esto fue porque Judas se ahorco, y faltaba uno, no!! para que se haga una doctrina) (Ah y Matias si vio al Señor Resucitado)

El ÚLTIMO Apóstol llamado fue Pablo. y fue a DESTIEMPO, como el mismo reconoce: y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí, porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 1 Corintios 15:8

Nótese que él se dice El Ultimo!!. Pablo fue EL ULTIMO. Ni los grandes evangelistas, pastores y predicadores: Wycliffe, Livingstone, Wesly, Tyndale, Knox, Edwards, Whitefield, Moody, Spurgeon, Calvino, Lutero, Etc., ni aún Agustín de Hipona o Atanasio de Alejandria, ni aún Timoteo pastor de Éfeso ordenado por el mismísimo Pablo, o Bernabé, el primer Mártir, SE DIJIERON APOSTOLES!!! ¿Porque? Porque ninguno vio a Cristo resucitado, y ninguno de ellos fue llamado por Cristo personalmente!!!

Cristo es también un Apóstol: Hebreos 3:1. Es decir Cristo fue enviado para dar la doctrina de Dios y morir dando el mensaje. PD: Ah y no caigan en la patraña de los que DISTORSIONAN: Efesios 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros. Que aquí habla Pablo de la 2da Acepción de la palabra (MISIÓN: Mensajero!!! ( Y no de la 1era Acepción de la palabra (TITULO y/o Cargo: APÓSTOL). Somos apóstoles (2da acepción (mensajeros) pero no tenemos el cargo de Apóstol (1era acepción).

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