Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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jueves, 19 de julio de 2012

El Apocalipsis XXII: El Río de la Vida

Representación del Fleuve de Vie, el «Río de la Vida», del Libro de Apocalipsis, Beato de Urgel, (f°198v-199), c. siglo X.

Apocalipsis: El río de la vida

38. El río de la vida (22:1)

(Ap. 22:1) Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. {2} En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. {3} Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, {4} y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. {5} No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. {6} Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

En el jardín del Edén el hombre se volvió como Dios, conociendo el bien y el mal, pero fue cortado del árbol de la vida. Se volvió su propio Dios y su fuente de vida estaba dentro de él en vez de provenir de Dios, lo que resultó en futilidad y vacío. Como resultado de este vacío, la gente llena sus vidas con cosas, placeres e ídolos. Aquí, en Ap. 22, encontramos ahora a Dios y al Cordero, como la fuente de vida del hombre. El hombre ya no está cortado de la vida de Dios, como lo fueron Adán y Eva. El hombre podía comer del árbol de la vida y vivir para siempre porque Dios vive para siempre. Jesús dijo, "esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado" (Jn. 17:3). Conocer a Dios es conocerlo en forma íntima, como Adán la conoció a Eva. A los malvados Jesús les dijo, "nunca os conocí; apartaos de mí" (Mt. 7:23).

v. 1 - Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero - Las provisiones y alimentos de los ciudadanos de la nueva Jerusalén se describen ahora. Este versículo nos recuerda el río que regaba el Jardín del Edén (Gn. 2:10). La figura viene de la visión de Ezequiel (Ez. 47:1 ff.). El río del agua de vida simboliza la vida eterna. La fuente del agua de la vida ya ha sido mencionada en 21:6. Ahora se ha vuelto un río y el don gratuito del agua de la vida aparece de nuevo en 22:17. En énfasis está en que la vida eterna es un don gratuito. El agua de vida fluye del trono de Dios y del Cordero, que son la fuente de toda vida (Jn. 5:26). En Sal. 46:4 dice, "del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo". El agua de vida es Cristo mismo. Él es la fuente del agua que produce vida eterna (Jn. 4:14). Podría haber una conexión con el mar de vidrio semejante al cristal ante el trono en 4:6. La expresión "diáfana como un cristal" se usa también de la nueva Jerusalén en 21:11.

v. 2 - En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones - Esta ciudad tiene una gran calle. La gran ciudad donde fueron muertos los dos testigos también tenía una calle (11:8), sólo que está es de oro, transparente como vidrio (21:21). Los mártires caminarán sobre esta calle por la eternidad. En Is. 35:8 es llamada un camino, "y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él". "Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido" (Is. 35:10). El río de vida, cuya fuente es Cristo, riega el árbol de la vida y le da vida eterna a todo el que come su fruto (Gn. 3:22). Esto nos trae de vuelta al Génesis; Jesús es el árbol de la vida en Génesis, y es ahora el árbol de vida en Apocalipsis. Él es el principio y el fin.

De nuevo volvemos a nuestro estado anterior a la caída gracias a nuestro representante, el Cordero que fue muerto. El hombre ya no está vedado del árbol de la vida como lo fue en el jardín después que hubo pecado (Gn. 3:22). Él puede comer del árbol y vivir para siempre porque el fruto del árbol imparte vida eterna. Las doce cosechas de fruto que dan fruto cada mes indica abundancia. El número doce podría corresponder a las doce tribus o a los doce apóstoles, pero más probablemente es una provisión constante. El árbol consigue el agua del río del agua de la vida, así que es el árbol de la vida (Ez. 47:12). En la carta a la iglesia en Éfeso, Dios le promete al que venciere que "le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios" (2:7). Así, la nueva Jerusalén es también el paraíso de Dios. Es un nuevo Jardín del Edén. En 22:14 aquellos que lavan sus vestiduras también tienen el derecho al árbol de la vida y pueden pasar por las puertas de la ciudad. En 22:19, si alguna quita de las palabras de este libro de profecía, "Dios quitará su parte del libro de la vida" ("Dios le quitará su parte en el árbol de la Vida", BJ - "Dios le quitará su parte del árbol de la vida", VP). Las hojas son para la sanidad de las naciones que están dentro de la Nueva Jerusalén (21:24). Tal vez Juan tenía en mente una cataplasma. De nuevo se está refiriendo a Ez. 47:12, "su fruto será para comer, y su hoja para medicina".

v. 3 - Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán - No habrá ninguna maldición adánica que involucre a la humanidad en un trabajo doloroso y en la muerte. También vedó a la humanidad del Jardín del Edén y del árbol de la vida que le permitiría vivir por siempre (Gn. 3:17-24). La maldición es ahora revocada para que la humanidad pudiera tomar del fruto del libro de la vida y vivir por siempre. El trono de Dios y del Cordero no está en el cielo remoto sino en la tierra, en la Nueva Jerusalén. La morada de Dios es con el hombre. El cielo se ha mudado a la tierra. En vez del trabajo doloroso Sus siervos lo servirán como también lo sirvieron en la tierra anterior (1:6, 5:10, 7:15). Compare con 5:13, "Al que está sentado en el trono, y al Cordero". Habrá bastante para hacer en el cielo: "sus siervos le servirán".

v. 4 - y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes - Ver el rostro de Dios le fue negado a Moisés (Ex. 33:20). Ver el rostro de Dios es disfrutar de Su favor (Job 33:26, Sal. 17:15, 67:1) y es una recompensa para los puros de corazón (Mt. 5:8). Ver el rostro de Dios es ser como Él. Los santos serán transformados a su semejanza (2 Cor. 3:18, 1 Jn. 3:2). Su nombre sobre sus frentes es una vez más una referencia al sello y a los 144.000 que representan a los redimidos (3:12, 14:1). El sello indica posesión e intimidad.

v. 5 - No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos - Una reiteración de 21:23-25. La presencia continua del Señor será su luz, así que no habrá más noche. La noche es abolida porque está asociada con el mal. La luz está asociada con lo bueno. Jesús fue traicionado de noche. La noche es cuando se comete el pecado (Rom.13:12, 1 Tes. 5:5-8). Los santos son hijos de luz (1 Tesalonicences 5:5). Dios mismo vive en la luz inalcanzable (1 Tim. 1:16). Compare a los que reinan por siempre con el destino de los que siguen a la bestia y que son atormentados día y noche por siempre. Así como cuando las séptima trompeta sonó se anunció que Cristo reinará por siempre (11:15), los santos que lo sirven reinarán con Él por siempre (1 Tes. 4:17). Los que permanecen fieles reinarán con Él (2 Tim. 2:12). Compare la recompensa de los que vencieron en Laodicea: se sentarán con Jesús en Su trono (3:21). Porque Él reina por siempre, también lo harán los santos. Ver Jn. 14:19, "porque yo vivo, vosotros también viviréis". Ver también Dn. 7:18.

v. 6 - Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto - El ángel resalta el hecho de que estas palabras asombrosas son fieles y verdaderas, como lo hizo Dios en 21:5. Esto repite 1:1 donde Dios ha enviado a su ángel para mostrar a sus siervos "las cosas que deben suceder pronto". Esto es nuevamente una de las claves de Apocalipsis. "Pronto" significa el sentido bíblico de "Vengo pronto". Un verdadero profeta profetiza de acuerdo con el Espíritu Santo más que los su propio espíritu le está diciendo (2 Pedro 1:21). Este cuadro del cielo es verdadero, es confiable, vale la pena morir por él. Este es el cuadro del cielo, "cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Cor. 2:9). Es el lugar preparado para nosotros por Jesús (Jn. 14:2-3).

39. Vengo pronto (22:7)

(Ap. 22:7) ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. {8} Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. {9} Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. {10} Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. {11} El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. {12} He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. {13} Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. {14} Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. {15} Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. {16} Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. {17} Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

v. 7 - ¡He aquí, vengo pronto! - Jesús viene pronto. Amén. Esto se repite dos veces más. Así como Apocalipsis comenzó con una referencia a la Segunda Venida, termina con tres referencias más. En la primera referencia, 1:7, hay un lamento por la gente del mundo, pero en los versículos finales hay una esperanza bendita del cielo para la iglesia.

v. 7 - Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro - La sexta de las siete bendiciones asociadas con este libro. Esta es similar a la primera bendición en 1:3 en que el lector es alentado para guardar en su corazón lo que está escrito en él. El libro es básicamente pastoral, para alentar a la iglesia a través de su dura experiencia. Por lo tanto, es un trabajo práctico más que teórico acerca del futuro. Los que guardan las palabras de la profecía en este libro heredarán lo que se acaba de describir. Compare con las bendiciones de las bienaventuranzas.

v. 8 - Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas - Juan usa la frase "Yo Juan" también al principio del libro (1:9). Juan, una vez más, enfatiza el hecho que oyó y vio estas cosas; no las inventó. La primera vez que Juan cae al pie del ángel para adorarlo fue después de la escena de la gran multitud cantando Aleluya a Dios y bendiciendo a los invitados a la cena de las bodas del Cordero, y la confirmación del ángel de que estas eran palabras verdaderas de Dios (19:1-10). De nuevo Juan ve visiones impactantes del cielo, y de nuevo el ángel confirma que estas palabras son fieles y verdaderas. Jesús anuncia que Él viene pronto y Juan está tan sobrecogido por estas visiones que intenta adorar al ángel que le trajo estas visiones a él.

v. 9 - Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios - Esta es la segunda vez que Juan adora al ángel. La primera vez fue cuando el ángel confirmó que estas eran las verdaderas palabras de Dios (19:9). En ambas ocasiones es reprendido porque el ángel es su consiervo y a Juan se le dice que adore a Dios. La orden del ángel a Juan, como ha sido para la humanidad (14:7), es de adorar a Dios. Este es un tema del libro. La mayoría de la humanidad prefiere adorar a la bestia, y al hacerlo eligen el lago de fuego. Aquí hemos visto que Juan es considerado como un profeta por el ángel. Los profetas tienen preeminencia sobre los apóstoles en este libro, tal vez porque el libro es una profecía (1:3, 22:7, 10, 18-19). Los siervos de Dios son los que guardan las palabras de este libro y heredan sus bendiciones.

v. 10 - Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca - Las palabras de esta profecía no están selladas porque las cosas profetizadas ocurrirán pronto. Esto se enfatiza también en 1:1 y 22:6. Compare con Daniel, a quien se le dice que selle las palabras del rollo porque el tiempo está lejano (Dn. 12:4). La intención es que conozcamos y entendamos el mensaje de Apocalipsis, aun cuando haya partes que son oscuras.

v. 11 - El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía - El tiempo para el arrepentimiento ha pasado. La humanidad ha tomado una decisión sobre la tierra, sea para bien o para mal, y está grabada en piedra por la eternidad. Ver también Dn. 12:10, Ez. 3:27.

v. 12 - He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra - Una vez más Jesús mismo enfatiza su Segunda Venida, trayendo recompensas con Él (Is. 40:10, 62:11-12). Las recompensas son para los que vencieron en las cartas a las siete iglesias. Ver también Mt. 5:12 que trata con las recompensas para aquellos que son perseguidos, y Mt. 16:27 donde se recompensa a cada persona de acuerdo con lo que ha hecho cuando Él venga. Esto enfatiza nuevamente la responsabilidad personal. Ver también Sal. 62:11, Prov. 19:17, 24:12, Rom. 2:6, Ap. 20:13. El libro no es sólo una profecía; es una carta que enfatiza la vida piadosa, la fidelidad y la paciencia, junto con las recompensas para los que viven de esta forma. Su recompensa ha sido descrita recién, en las secciones anteriores.

v. 13 - Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último - "El Alfa y la Omega" es una repetición de 1:8, 21:6, donde es usado claramente para Dios. "El principio y el fin" es usado para Jesucristo en 1:17 y 2:8 y para Dios en Is. 44:6, 48:12. "El primero y el último" es usado para Dios en 21:6. Sólo en este versículo está enfatizado tres veces. En las versiones anteriores es enfatizado una y dos veces, respectivamente. Alfa y Omega son la primera y la última letra del alfabeto griego, lo que significa el principio y el fin de la historia (y todo lo que hay en el medio). Él es el Principio porque no hay principio antes de Él, ya que Él existe por la eternidad. Él aplica esto a sí mismo; es un atributo divino. Este versículo es una de las pruebas más fuertes de la deidad de Cristo en la Biblia. Es significativo que viene sólo 9 versículos antes del fin de la Biblia. Compare con Melquisedec (Heb. 7:1) que es "sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre" (Heb. 7:3).

v. 14 - Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad - Esta es la última de las siete bendiciones en el libro y nos recuerda Ap. 7:14 donde lavan sus ropas en la sangre del Cordero, es decir reciben perdón por sus pecados por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. Tener derecho al árbol de la vida es tener vida eterna. Ello sólo pueden entrar a la ciudad por la puerta para recibir el árbol de la vida. La puerta es Jesús (Jn. 10:7-11) que es la perla de gran precio (Mt. 13:45). La ciudad es la Nueva Jerusalén, en el cielo. La única respuesta al pecado del hombre es encontrar perdón por la sangre que es mediante la muerte sacrificial de Cristo en la cruz. Cada persona que quiere entrar a la ciudad debe hacerlo por la puerta (Jesús) y para tener vida eterna debe lavar primeramente sus ropas en la sangre del Cordero (7:14).

v. 15 - Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira - Nada impuro se permite que entre en la ciudad (1 Cor. 6:9-10, Gal. 5:19-21, Col. 3:5-6, Is. 35:8, 52:1), porque es una ciudad santa, la ciudad de Dios, sino sólo los que están escritos en el libro de la vida del Cordero (ver Ap. 20:15, 21:8, 27). La frase "que ama y hace mentira" tipifica la marca de la bestia, es decir sobre la frente (ama mentira) y sobre la mano (hace mentira). La tabla más abajo compara las distintas listas en Apocalipsis.

Ap. 9:20

Ap. 21:8

Ap. 22:15

Idolatría

Idólatras

Idólatras

Asesinato

Asesinos

Asesinos

Artes mágicas

Practican artes mágicas

Practican artes mágicas

Inmoralidad sexual

Sexualmente inmorales

Sexualmente inmorales

Robo

Cobardes

Incrédulos

Viles

Mentirosos

Mentira


v. 16 - Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias - Este testimonio vino de Jesús por medio de su ángel y es para las iglesias, es decir las iglesias de Jesucristo, la comunidad de los santos (cf. 1:1, 10:1).

v. 16 - Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana - Él es el comienzo y el cumplimiento de la profecía. Para "raíz y linaje de David" ver Is. 11:1. La estrella de la mañana es mencionada en 2 Pedro 1:19 y es una recompensa para los que vencen en Tiatira (2:28).

v. 17 - Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente - Tanto el Espíritu y la iglesia están involucrados en la invitación del evangelio. La Iglesia habla y el Espíritu lo hace efectivo. Dos testigos son requeridos para asegurar la verdad de este libro, el Espíritu y la esposa. Este es el ofrecimiento final de salvación. La salvación de Dios es el don gratuito de Dios (Rom. 5:15-17, 6:23) y es ofrece a los que están sedientos (Is. 55:1, Jn. 7:37-38). Este es un recordatorio bienvenido del evangelio en un libro lleno de juicio. Es también adecuado para terminar el último libro de la Biblia. Deja en claro que Dios no está en contra de que la gente obtenga la vida eterna (ver 1 Tim. 2:1-6, Jn. 3:16). Jesús dice que a nadie que venga a Él lo echará fuera (Jn. 6:37).

40. Advertencia (22:18)

(Ap. 22:18) Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. {19} Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

v. 18-19 - Aquí tenemos una advertencia solemne en contra de alterar las palabras de esta profecía. Este libro es la Palabra de Dios y no debe ser alterada. En 1:1 vemos que el autor es Dios. Este es un recordatorio de Dt. 4:2 donde Moisés, mientras le daba la ley a los israelitas, les ordena que no agreguen ni quiten nada de los mandamientos. Ver también Dt. 12:32, 29:20, Prov. 30:6, Jer. 26:2.

41. Bendición final (22:20)
(Ap. 22:20) El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. {21} La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

v. 20 - El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús - Jesús mismo testifica acerca de la verdad de esta profecía. De nuevo, sí, Jesús viene pronto. "Amén, Ven, Señor Jesús" repite Juan. Equivale al arameo maranatha (Nuestro Señor Ven) de 1 Cor. 16:22. La Segunda Venida de Jesús ha sido uno de los grandes temas de este libro y aparece en el primer capítulo (1:7) como en el último. Este es un recordatorio de que el tiempo está cerca y que debemos estar preparados. Ver la bendición del que guarda las palabras de esta profecía en 22:7.

v. 21 - La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén - Esta es la bendición final para el pueblo de Dios. Complementa el saludo de 1:4 en donde la gracia y la paz vienen del Señor y del Espíritu a las siete iglesias. Una vez más, un recordatorio de que la salvación es por gracia y gracia sola. Amén.

Agua de vida (cristianismo)
En el cristianismo, el término Agua de Vida/Agua de la Vida (en griego antiguo: ὕδωρ ζωῆς, hydōr zōēs) se utiliza en el contexto de agua viva; las referencias específicas aparecen en el libro de Apocalipsis (Apocalipsis 21:6 y 22:1), así como en el Evangelio de Juan. En estas referencias, el término «Agua de Vida» se refiere al Espíritu Santo.

Los pasajes que componen Juan 4:10-26 en ocasiones son denominados como el Discurso del Agua de la Vida. Estas referencias en el Evangelio de Juan también se interpretan como el Agua de Vida.

El término se utiliza asimismo cuando se vierte el agua durante las oraciones bautismales, orando por el Espíritu Santo, por ejemplo: «Dale el poder para convertirse en el agua de la vida».

El libro del Apocalipsis
La referencia al Agua de Vida en Apocalipsis 21:6 aparece en el contexto de la Nueva Jerusalén y afirma:

Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

En Apocalipsis 22:1, Juan escribe:

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

La referencia de Apocalipsis es interpretada como el Espíritu Santo. El Catecismo de la Iglesia Católica, 1137, lo considera «uno de los más bellos símbolos del Espíritu Santo».

El tema común de la sed del Agua de Vida en el Libro del Apocalipsis y el Evangelio de Juan se puede resumir de la siguiente manera:

Apocalipsis 21:6Juan 7:37Juan 4:14
... Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida... Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba... el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

El uso del término Agua de Vida en Apocalipsis 20 es parte del «tema de la vida» en el libro de Apocalipsis. Otros casos son el Libro de la Vida en Apocalipsis 21:27 y el Árbol de la Vida en Apocalipsis 22:2, 22:14 y 22:19.​ John R. W. Stott relaciona este tema a la vida eterna con Juan 17:3: «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado».

En el Evangelio de Juan
En el Evangelio de Juan algunas referencias al agua, como en Juan 4:15, se identifican tradicionalmente como el Agua de la Vida siendo el Espíritu Santo.

Los pasajes que componen Juan 4:10-26, y se relacionan con la mujer samaritana, en ocasiones son denominados como el Discurso del Agua de Vida. Estas referencias en el Evangelio de Juan también se interpretan como el Agua de Vida.​ El Discurso del Agua de Vida es el segundo de los siete discursos en el Evangelio de Juan, que forman pares con los siete signos en ese evangelio.

Otro discurso, llamado el Discurso del Pan de Vida, aparece en Juan 6:22-59. Por su parte, cada uno de los discursos sobre el Agua de la Vida y el Pan de Vida son ejemplos clave de «discursos temáticos individuales» en el Evangelio de Juan. Sin embargo, estos dos discursos en el Evangelio de Juan se complementan entre sí para formar el tema «Cristo como la Vida».

Según W. E. Vine, el tema «Cristo como la Vida» se refiere a Juan 5:26, donde Jesús dice: «Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo», lo que refleja la afirmación de que Jesús tiene el poder de dar la vida, basada en su relación con el Padre Eterno.


viernes, 13 de julio de 2012

El Apocalipsis XXI: Nuevos Cielos y Nueva Tierra

La Nueva Jerusalén por Gustavo Doré 1865


Apocalipsis: Nuevos cielos y nueva tierra

Escena 8: Jerusalén, la esposa

Nuevos cielos y nueva tierra (21:1)
La nueva Jerusalén (21:9)
El río de la vida (22:1)
Vengo pronto (22:7)
Advertencia (22:18)
Bendición final (22:20)

36. Nuevos cielos y nueva tierra (21:1)

(Ap. 21:1) Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. {2} Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. {3} Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. {4} Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron, {5} y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe: porque estas palabras son fieles y verdaderas. {6} Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le dará gratuitamente de la fuente de agua de la vida. {7} El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. {8} Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

El Génesis comienza con el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra. Aquí, en los dos últimos capítulos del último libro de la Biblia, encontramos un nuevo comienzo al hacer Dios todo nuevo. Hay muchos paralelos con los primeros capítulos de Génesis: hay un nuevo cielo y una nueva tierra, encontramos un manantial, un río y el árbol de la vida. Así como Dios trajo a Eva y se la presentó a Adán, aquí encontramos a la esposa descendiendo del cielo, vestida hermosamente para su esposo. Dios mismo mora con el hombre, así como caminaba con Adán en el fresco del día. Hay algunas diferencias: el hombre mora en una ciudad más que en un jardín. La descripción de un nuevo cielo y nueva tierra en donde vive la esposa finaliza con una descripción de la segunda muerte y aquellos que van ahí

Wilcock señala que hay una conexión cercana entre este pasaje, que actúa como resumen, y el resto del libro:

1. 21:2=21:1--21 La ciudad de Dios - la nueva Jerusalén
2. 21:3=21:22-27 La morada de Dios - la nueva Jerusalén
3. 21:4, 5a=22:1-5 El mundo de Dios renovado - el río y el árbol de la vida
4. 21:5b=22:6-10 La palabra de Dios validada - estas palabras son fieles y verdaderas
5. 21:6a=22:11-15 La obra de Dios completada
6. 21:6b, 7=22:16, 17 La bendición final de Dios
7. 21:8=22:18, 19 La maldición final de Dios

Las bendiciones escatológicas de las bienaventuranzas también se encuentran en Ap. 21 y 22.

Mt. 5:3 - "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" cf. Ap. 21:1
Mt. 5:4 - "Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación" cf. Ap. 21:4
Mt. 5:5 - "Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad" cf. Ap. 21:1
Mt. 5:6 - "Bienaventurados lo que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" cf. Ap. 21:26-27
Mt. 5:7 - "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"
Mt. 5:8 - "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios" cf. Ap. 22:4
Mt. 5:9 - "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" cf. Ap. 21:7
Mt. 5:10 - "Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos" cf. Ap. 21:1
Mt. 5:11 "Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. {12} Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros" (todo Ap. 21 y 22, cf. 2:8).

v. 1 - Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más - Esto sigue inmediatamente detrás de la escena del juicio donde el diablo, la bestia y el falso profeta, y todos cuyos nombres no estaban en el libro de la vida son consignados al lago de fuego y la tierra y el cielo huyen de Su presencia (20:11). Un nuevo cielo y una nueva tierra son prometidos por primera vez a Isaías en una descripción asombrosa en 65:17-25 y 2 Pedro 3:12, donde habla de la destrucción de la tierra y un nuevo cielo y tierra donde mora la justicia. El primer cielo se refiere a este universo actual, sin la tierra (cf. 2 Pedro 3:12). Este es un nuevo principio, así como en Gn. 1:1 Dios creó los cielos y la tierra, ahora hay una creación completamente nueva. La vieja creación ha sido liberada de su cautividad a la descomposición y ha sido traída a la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Rom. 8:19-22). La palabra "nuevo" (gr. kaine) significa nuevo en calidad, fresco, más que reciente o nuevo en tiempo (gr. neos) (Johnson). Esta tierra actual con su pecado, dolor y sufrimiento no es nuestra morada permanente. Vemos en esto y en secciones futuras la recompensa celestial para los que fueron perseguidos (Mt. 5:10-12).

v. 1 - y el mar ya no existía más - El mar es uno de siete males que Juan dice que ya no son más. Los otros son la muerte, el llanto, el clamor, el dolor (v. 4), la maldición (22:3), y la noche (22:5) (Morris). Ya no hay mar porque el mundo y la gente ya no son más (17:15)

En Apocalipsis el mar está muy conectado a la gente del mundo y su juicio, así que no tiene lugar en el nuevo orden de las cosas. La bestia también sale del mar, haciendo que den vueltas los pueblos y naciones, es decir el fermento político (xxxx), y la prostituta se sentó sobre muchas aguas, representando a pueblos, multitudes, naciones y lenguas. El mar es también el recipiente de las plagas asociadas con la segunda trompeta y la segunda copa. Is. 57:20 compara a los malvados al mar embravecido que no puede descansar. El mar es la fuente de bestia satánica (13:1) y el lugar de los muertos (20:13) y no es apropiado para la nueva tierra (Johnson). Las tormentas, la muerte y la destrucción asociados con el mar no encajan con la calma y la paz de la Nueva Jerusalén, el paraíso de Dios. Que no haya ningún mar en el nuevo orden contrasta con el lago de fuego donde moran los malvados.

v. 2 - Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido - Esta es la segunda vez que encontramos una referencia a la Nueva Jerusalén como descendiendo del cielo, de Dios. La Nueva Jerusalén es mencionada por primera vez en 3:12, donde ser una parte permanente de ella (una columna) será la recompensa para los que vencen. Es aludida como la ciudad sin cimientos en Heb. 11:10-16 y Heb. 12:22-23. La Nueva Jerusalén es la ciudad celestial que estaba buscando Abraham (Heb. 11:10). Sin el resto de la iglesia él no sería perfecto (Heb. 11:40) ni podríamos serlo nosotros. La Nueva Jerusalén es una ciudad santa. Nada impuro entrará en ella (Is. 52:1, Ap. 21:27). La Ciudad Santa es una expresión para la Jerusalén terrenal (Neh. 11:1, Mt. 4:5, 27:53), pero en Apocalipsis la Jerusalén terrenal persigue a los santos (11:8). La Nueva Jerusalén es también el monte de Sion, la ciudad de Dios (Sal. 48, Is. 4:3, 35:8-10, 51:11, 60:14-22, Joel 3:17). En Gal. 4:25-26 Pablo comenta "mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre" y la contrasta con "la Jerusalén actual, pues ésta, junto con todos sus hijos, está en esclavitud."

La iglesia se menciona claramente aquí como la Nueva Jerusalén y como la esposa. En 19:7 la esposa se refiere a los santos. La iglesia es conocida como la esposa. En Ef. 5:25-27 las esposas deben amar a sus esposas, así como Cristo ama a la iglesia. Cristo es claramente el esposo. En 19:7 se refiere al casamiento del Cordero. Más adelante encontramos al Cordero entronizado dentro de la ciudad (21:3) y reinan por siempre jamás. Las vírgenes representan a la iglesia en la parábola de las diez vírgenes que están esperando al novio, que es Cristo (Mt. 25:1). La Nueva Jerusalén es descrita nuevamente como la novia, la esposa del Cordero, en 21:9-10. La iglesia tiene que salir del cielo de Dios, porque la iglesia fue Su idea desde el principio hasta el fin, y Él es el que la purifica y la prepara. La Nueva Jerusalén debe ser contrastada a la prostituta vestida de púrpura y escarlata que se sienta sobre la bestia, y es la ciudad mundana de Babilonia, que es de la tierra. Como novia está ataviada hermosamente para su esposo. En 19:8 encontramos que el lino fino, brillante y limpio, le fue dado para que use, lo que representa las obras justas de los santos. También encontramos más adelante que en la descripción de la Nueva Jerusalén ella brilló con la gloria de Dios (v. 11), está adornada con todo tipo de piedra preciosa (v. 19) y perlas (v. 21) y oro (v. 18). Hay un paralelo con Gn. 2:21-22, donde Eva fue hecha de la costilla de Adán y traída por Dios a Adán. Aquí encontramos a la iglesia, que fue formada por la sangre de Cristo, con su costado atravesado en la cruz. Ahora encontramos a Su novia viniendo de Dios, preparada para su esposo.

v. 3 - Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios - Esta voz es la de Dios que habla más adelante en v. 5. El versículo habla de la comunión íntima entre Dios y Su pueblo, una intimidad que todo el mundo anhela y que se ve más adelante cuando Sus siervos ven el rostro de Dios (22:4). Que Dios more con el hombre es el objetivo del evangelio, el cumplimiento del pacto de Dios con el hombre y Su plan de salvación. Lo lleva al hombre a antes de su caída (Gn. 3:8) cuando Dios y el hombre caminaban juntos en el jardín. Sólo que aquí Satanás no está presente para tentar a la humanidad. Es un nuevo comienzo a la vida que continuará por la eternidad sin la posibilidad de otra caída. La ciudad es la misma que ve Ezequiel en Ez. 48:35. El pacto para ser nuestro Dios se encuentra en muchos lugares de las Escrituras, comenzando con Abraham (Gn. 17:7) y encontrando su cumplimiento en Apocalipsis (Gn. 17:7, Ex. 20:2, Lev. 26:11-12, Dt. 5:2, Jer. 24:7, 30:22, 31:33, Ez. 11:20, 37:27, Zac. 10:10, 13:9, 2 Cor. 6:16, 1 Tes. 4:17, 5:10). Hay un juego de palabras aquí con la morada (gr. skene) de Dios y "él morará con ellos" (skenoo), porque skenoo es la forma verbal de skene. Además, la palabra morada es traducida normalmente como tabernáculo, lo que aludía al tabernáculo terrenal donde se suponía que moraba Dios. El cielo ha venido a la tierra. Dios morará con el hombre en la nueva tierra.

v. 4 - Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron - Así como Él vive con Su pueblo, Él podrá enjugar cada lágrima de sus ojos. Esté versículo ha tocado una cuerda en el pueblo de Dios a lo largo de las edades. Habla del ser más profundo del hombre. Lloramos en esta vida, pero en la próxima vida Dios mismo enjugará nuestras lágrimas, así como una madre limpia las lágrimas de su hijo. La maldición del dolor (Gn. 3:17) y la muerte (Gn. 2:17) han sido revocados. Es el cumplimiento de Is. 25:8, 35:10, 51:11, 65:19. El viejo orden de dolor y sufrimiento han pasado al desaparecer la vieja tierra y el viejo cielo (2 Pedro 3:12-13). El nuevo cielo y la nueva tierra será el hogar de la justicia y ya no habrá dolor más muerte ni dolor. Esto es una reformulación de Ap. 7:15-17 en términos negativos. La inversa de estos negativos será la vida, el gozo, la risa y la alegría eternos.

v. 5 - y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe: porque estas palabras son fieles y verdaderas - Dios está haciendo todo nuevo, así como hace una nueva tierra y un nuevo cielo (v. 1). Todo es nuevo; un nuevo cielo y una nueva tierra, pero es distinto a la situación del Edén porque ya no está Satanás para tentar a la humanidad. La tierra será poblada con personas que han escogido la justicia ante el mal. El pueblo de Dios ha sido comprado con la sangre de Jesús. Is. 65:17 nos dice que "de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento". El viejo orden de las cosas ha pasado completamente hasta de nuestras memorias. Dios hace esta declaración y le dice a Juan que escriba las próximas declaraciones porque las palabras de Dios son fieles y verdaderas (cf. 14:4, 19:9, 22:6). Este nuevo orden de creación es tan bueno que vale la pena morir por él en esta vida (1 Cor. 15:19), porque hay una vida mejor después de la muerte para los santos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Se quiere que entendamos que este mundo, con su dolor y sufrimiento, no durará para siempre. Hay algo mejor para esperar.

v. 6 - Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le dará gratuitamente de la fuente de agua de la vida - "Hecho está": el plan redentor de Dios está completado, así como Jesús dijo "Consumado es" cuando completó Su obra redentora. Él ha restaurado todas las cosas a su lugar debido. Todas las causas del mal han sido tratadas y la justicia reina. De la misma forma que completó Su obra de creación en el séptimo día (Gn. 2:2), ahora ha completado Su obra de restauración. Contraste el uso de las palabras "hecho está" (gegonan) con su uso en relación al juicio en 16:17 (Johnson). Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin (Is. 44:6). Esta es la segunda vez que se usa esta expresión. La primera vez fue en 1:8, "Yo soy el Alfa y la Omega", y la última en 22:13, "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último". En la primera declaración sólo de declara esta verdad; en la segunda vez es repetido dos veces de una forma distinta; la tercera vez, se lo repite tres veces en distintas formas. El agua de la vida es gratis; esta es la gracia libre de Dios, que se repite más adelante en 22:17. Esto es un alivio bienvenido en un libro tan lleno de juicio, pero nos recuerda la disposición de Dios para cualquiera que quiere un lugar en la nueva tierra Él está dispuesto a dárselo libremente (Rom. 8:32). Al que está sediento, Dios satisfará esa sed del agua de la vida. Esto se promete también en Is. 55:1-3. Hay una alusión aquí al agua que regaba la tierra en Gn. 2:6. El versículo reitera lo que ya ha sido dicho en 7:17, donde "el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos". Mientras Jesús estuvo sobre la tierra Él les prometió a los sedientos que venían a Él y creyeron en Él que ríos de agua vida saldrían de dentro de ellos (Jn. 4:14, 7:37-39). Estaba hablando del Espíritu Santo que sería derramado sobre ellos en Pentecostés (Hch. 2:33). Mientras que el libro nos está mostrando aquí a la iglesia en su estado ideal en el cielo, es también cierto que el Espíritu Santo es dado al individuo como garantía o adelanto de su herencia (Ef. 1:13-14) en el cielo (1 Pedro 1:4). Más adelante en el libro el manantial se vuelve el río del agua de la vida (22:1). Así como el dador del agua de la vida vive por siempre, así pasará con el receptor. El árbol de la vida por el cual el hombre podría vivir por siempre está regado por el río de la vida (22:2, cf. Gn. 3:22).

v. 7 - El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo - El que venciere es el título del pueblo de Dios. Ver la herencia de siete partes del los vencedores en las siete cartas a las siete iglesias. Aquellos que vencen, como Jesús venció (3:21), heredarán todo esto, refiriéndose a los seis versículos anteriores, en contraste con lo que heredan los cobardes en el próximo versículo. La herencia es mencionada muchas veces en el Nuevo Testamento (Ef. 1:14, Col. 3:32, Stg. 2:5, 1 Pedro 1:4). Aquí, en la segunda parte del versículo, hay una referencia a ser hijo, lo que enfatiza la relación personal entre el creyente y Dios. Dios estableció su pacto con Abraham para ser su Dios y el Dios de sus descendientes (Gn. 17:7). Si pertenecemos a Cristo somos descendientes de Abraham y herederos de la misma promesa (Gal. 3:29). Esto encuentra su cumplimiento final en Apocalipsis (Mounce).

v. 8 - Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda - Note el contraste de los cobardes que están en el lago de fuego con los vencedores del versículo anterior (ver también los vencedores en 2:11), que tienen el derecho de beber de la fuente del agua de vida (ver también el río de vida en 22:1). Los cobardes son también los que no se arrepintieron cuando fueron afligidos por las primeras plagas de las trompetas (9:20-21). Compare esta lista de pecadores con la de Pablo en 1 Cor. 6:9-19 y Gal. 5:19-21. Son los impuros que nunca entrarán en la Nueva Jerusalén. Sólo los que están en el libro de la vida del Cordero pueden entrar (21:27). La intención es contrastar la segunda muerte con la vida eterna de los que beben del agua de la vida. Sólo los que están en el libro de la vida del Cordero evitan la segunda muerte (20:14-15). Es el opuesto a la experiencia de los vencedores en v. 4. La segunda muerte es un lugar de muerte, llanto, dolor y lágrimas. Debe notarse que el plan de redención de Dios ha hecho posible para los hombres evitar la segunda muerte a través de la muerte representativa de Jesucristo. El infierno fue creado para el diablo y sus ángeles, pero al final Apocalipsis deja en claro que los hombres adoran a Dios o al diablo a través de sus secuaces. Aquellos que adoran al diablo y siguen sus caminos como se detalla en este versículo se unirán a él inevitablemente. En particular, de esta lista los dos rasgos que más caracterizan al diablo son asesino y mentiroso (Jn. 8:44). En 13:14 encontramos a la bestia de la tierra engañando a los habitantes de la tierra, y en 20:8 encontramos al diablo engañando a las naciones.

37. La nueva Jerusalén (21:9)

(Ap. 21:9) Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. {10} Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, {11} teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. {12} Tenía un muro grande y alto con doce puertas: y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; {13} al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas. {14} Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. {15} El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. {16} La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. {17} Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel. {18} El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio; {19} y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; {20} el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. {21} Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio. {22} Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. {23} La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. {24} Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. {25} Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. {26} Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. {27} No entrará a ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

La esposa fue descrita antes (21:2) y es descrita ahora con mayor detalle. La novia, la Nueva Jerusalén, la Iglesia, es la ciudad santa porque el pueblo de Dios es un pueblo santo. Acá vemos a la Iglesia como Dios la ve en su forma completa final. Cuando Cristo aparezca la verdadera gloria de la iglesia será revelada. Ver Col. 1:27, 3:4 para una descripción de la iglesia como Dios la ve. La Nueva Jerusalén es la ciudad de Dios donde Dios mismo vive junto con el Cordero y Su pueblo. Algunos ven que esto se relaciona con el iglesia en su forma ideal ahora más que en el futuro (Milligan). Sin embargo, el pasaje anterior describe un nuevo orden de cosas que va en contra de su argumentación. También la Nueva Jerusalén describe las recompensas para aquellos que vencen en las siete iglesias, lo cual es claramente futuro. Sin embargo, la iglesia ahora es la esposa en preparación, mientras que acá vemos a la esposa completamente preparada y, por lo tanto, perfecta, sin mancha ni arruga. Deberíamos esperar ver aspectos de la Nueva Jerusalén que son verdaderos en la iglesia idealmente ahora. Deberíamos notar también que no hay ninguna mención acá ni de los seres vivientes ni de los ancianos que fueron mencionados por última vez en 19:4, cuando fue juzgada la gran prostituta. Si los ancianos simbolizan la iglesia ideal, entonces no hay ninguna necesidad de ellos acá porque la iglesia glorificada es descrita como la nueva Jerusalén.

v. 9 - Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero - Éste es supuestamente el mismo ángel que le mostró a Juan el castigo de la gran prostituta (17:1) y que ahora le muestra a Juan la novia y su herencia, en contraste con el castigo de la prostituta. Ya hemos visto en v. 2 que la esposa es presentada como la "la santa ciudad, la nueva Jerusalén desciende del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido". Aquí el esposo es presentado como el Cordero. Ahora se nos mostrará la esposa con mayor detalle. La esposa del Cordero contrasta con la prostituta que se sienta sobre la bestia.

v. 10 - Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios - Juan es llevado en el Espíritu a un monte grande y alto para conseguir una nueva perspectiva de la esposa, y ve a la Nueva Jerusalén descendiendo del cielo y de Dios (3:12, 21:2) Compara esto a cuando fue llevado en el Espíritu para ver a la mujer sobre la bestia (17:3). Estaba también en el Espíritu en 1:10 y 4:2. Ezequiel tuvo una experiencia similar a Juan cuando fue llevado a una montaña muy alta donde vio algunos edificios que parecía como una ciudad y vio a un hombre con una vara de medir (Ez. 40:1 ff.). Mucho de la visión de Juan en Ap. 21 y 22 contiene detalles que se encuentran en Ezequiel 40-48.

La esposa es la Nueva Jerusalén. En contraste, Juan vio a la prostituta desde la perspectiva de un desierto. Que Juan sea llevado a una gran montaña para ver a la Nueva Jerusalén enfatiza la grandeza de la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén es llamada la "ciudad de Dios" en 3:12. En Heb. 12:22 dice que hemos venido "al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo". La montaña es probablemente una alusión al monte Sion, uno de los montes sobre los que está construida Jerusalén y desde donde uno puede ver la ciudad.

La idea de la ciudad es que es la comunidad de los elegidos de Dios, en contraste con la comunidad del mundo. Otra metáfora del Nuevo Testamento para la iglesia es una casa o edificio en donde mora Cristo (Ef. 2:19-22, 1 Pedro 2:4-5, Heb. 3:6), siendo la idea que la iglesia es el hogar o familia de Dios (1 Tim. 3:15, Gal. 6:10, Ef. 3:14-15, 1 Pedro 4:17). En la enseñanza del Nuevo Testamento hay mucho énfasis en cómo el pueblo de Dios debería comportarse unos con otros: estar dedicados unos a otros (Rom. 12:10), honrarse unos a otros (Rom. 12:10), vivir en armonía unos con otros (Rom. 12:16), amarse unos a otros (Rom. 13:8), aceptarse unos a otros (Rom. 15:7), servirse unos a otros (Gal. 5:13), perdonarse unos a otros (Col. 3:13), alentarse unos a otros (1 Tes. 5:11), etc.

v. 11 - teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal - El jaspe hace recordar la descripción de Dios sobre Su trono en 4:3. La Nueva Jerusalén, que es la Iglesia, brilla con la gloria de Dios porque Dios está en ella (ver v. 22, 23). La gloria de Dios resplandeciendo sobre Su pueblo es descrita en Is. 58:8 y 60:1. Is. 61:10 se refiere al creyente como la esposa que se adorna a sí mismo con joyas (ver también la descripción de la ciudad en vs. 19-21.

v. 12 - Tenía un muro grande y alto con doce puertas: y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel - Las puertas son guardadas por ángeles (Is. 62:6) y muros altos para que nada impuro pudiera entrar (v. 27) y comer del libro de la vida, así como el libro de la vida fue guardado por ángeles después que cayó Adán (Gn. 3:24). El gran muro alto es similar al efecto de gran abismo que separa a los justos de los malos (Lc. 16:26). Esta descripción de la ciudad viene de Ez. 48:30-35. Aquí están los nombres de las doce tribus de Israel sobre las puertas, que representan a la iglesia del Antiguo Testamento. La salvación viene de los judíos (Jn. 4:22) y en forma suprema de Jesús, que nació como judío y es la puerta para las ovejas (Jn. 10:7). La salvación es para los judíos (Jn. 4:22). La única forma de entrar a la ciudad es a través de la puerta y Jesús es la puerta (cf. la perla en v. 21). Dios ha preparado la Nueva Jerusalén para los santos del Antiguo Testamento como Abraham, que "anhelaba una patria mejor, esto es, celestial" (Heb. 11:13-16). Más adelante en v. 14 vemos que los cimientos tienen los nombres de los doce apóstoles sobre ellos. Muestra que la iglesia está compuesta de los santos del Antiguo Testamento (judíos) y del Nuevo Testamento (gentiles).

v. 13 - al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas - Ver la descripción similar dada por Ezequiel (Ez. 48:30-35, "el nombre de la ciudad desde aquél día será Jehová-sama [Jehová allí]"). Es su morada. Estas puertas tenían también los nombres de las doce tribus de Israel sobre ellas. Las puertas se enfrentan entre sí en cada una de las cuatro direcciones cardinales, indicando que los que están dentro vienen de todas partes de la tierra (cf. 5:9, 7:9, 21:26).

v. 14 - Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero - Note el paralelo llamativo con Ef. 2:19-22, la iglesia, edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, y "en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor". La nueva Jerusalén es la concreción de este versículo. La Nueva Jerusalén es a la vez el Antiguo Testamento (doce tribus de Israel, v. 12) y la iglesia del Nuevo Testamento (edificado sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, v. 14) edificada para ser la morada en donde vive Dios (Ef. 2:22). La iglesia se ha convertido en una, tanto gentil como judía, cumpliendo Ef. 2:15. Los santos del Antiguo y Nuevo Testamento, como oró Jesús (Jn. 17:23).

v. 15 - El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro - En 11:1 a Juan se le dio una vara para medir y se le dijo que midiera el templo de Dios y contara los adoradores que estaban ahí. Se le dijo que no midiera el patio exterior porque había sido dado para los gentiles que pisotearían la ciudad santa por 42 meses. En la descripción de la Nueva Jerusalén que es la ciudad santa (21:2) las puertas tienen los nombres de las doce tribus de Israel y los cimientos tienen los nombres de los doce apóstoles. No tiene ningún templo porque Dios y el Cordero son su templo (21:22). Podemos ver ahora que la medición anterior era para medir o contar a los santos. La medición aquí indica la perfección y forma de la Nueva Jerusalén. El oro de la vara para medir indica el costo y la pureza de la Nueva Jerusalén.

v. 16 - La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales - Note que el único otro cubo en la Biblia era el Lugar Santísimo, en el templo de Salomón, que estaba cubierto de oro (1 Reyes 6:20), "El lugar santísimo... tenía veinte codos de largo, veinte de ancho, y veinte de altura; y lo cubrió de oro purísimo; asimismo cubrió de oro el altar de cedro". La ciudad es cuadrada como la ciudad descrita por Ezequiel (Ez. 48:30-35), cuyas doce puertas tenían los nombres de las tribus de Israel (Rubén, Judá, Leví, José, Benjamín, Dan, Simeón, Isacar, Zabulón, Gad, Aser y Naftalí), cada uno con tres puertas. El nombre de la ciudad es JEHOVÁ ALLÍ, cf. 21:3, 21:22, 22:3, en donde Dios morará con Su pueblo. Ez. 43:16 también describe el hogar del altar como doce codos cuadrados por doce codos. La medición del templo en 12:1 fue también una especie de censo porque se le dijo que contara los adoradores que estaban allí. Aquí encontramos otra medición que da la cantidad de 12.000, lo que también ocurre en el censo de las doce tribus en 7:5. Las dimensiones aquí, 12.000 estadios de largo, ancho y altor enfatiza que es completamente perfecto. Horton hace la observación interesante que si estas mediciones fueran tomadas literalmente tendrían lados de 2200 km de largo y si contuviera veinte mil millones de personas cada uno tendría un espacio cúbico de 800 m de largo.

v. 17 - Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel - El equivalente más cercano son los 144.000 en Ap. 7:4. Es decir 12 x 12, que es el equivalente al Antiguo Testamento x Nuevo Testamento. Esto enfatiza una vez más la naturaleza completa de la iglesia.

v. 18 - El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio - El oro refleja la pureza y el valor de la Iglesia. Es transparente como el vidrio, para que la gloria de Dios pueda brillar a través de la ciudad. El jaspe representa la gloria de Dios (21:11). Semejante al vidrio limpio enfatiza la falta de imperfecciones o defectos, es decir la santidad de la iglesia (cf. Ef. 5:27).

v. 19 - y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa - En v. 14 los cimientos tenían los nombres de los doce apóstoles sobre ellos. Aquí están decorados con piedras preciosas (Is. 54:11). El templo de Salomón también estaba adornado con piedras preciosas (2 Cr. 3:6). El efod que el sumo sacerdote usaba estaba decorado con cuatro filas de tres piedras preciosas (Ex. 28:21), uno por cada una de las doce tribus. Cada una tenía el nombre de la tribu grabada sobre ella, y esto era para recordarle que estaba haciendo de mediador por cada una de las doce tribus. Así que no sólo los cimientos tienen los nombres de los doce apóstoles sobre ellos, sino que también tienen los nombres de las doce tribus, indicando la naturaleza completa de la iglesia. Las piedras preciosas aquí y las perlas y el oro en v. 21 pueden ser contrastados con la mujer resplandeciente con oro, piedras preciosas y perlas (17:4). Una es una esposa fiel; la otra, una prostituta adúltera.

v. 19-20 - y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; {20} el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista - Los signos del zodíaco tienen exactamente estas piedras asociadas, pero en el orden inverso.

v. 21 - Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio - Las perlas son objetos de gran precio pero también son hechas a través del sufrimiento del molusco. La idea es que la única forma de entrar en la ciudad es a través del sufrimiento de Cristo en la cruz. Jesús se llama la puerta en Jn. 10:7-11. No hay otra forma de entrar a la ciudad; los muros son demasiado altos. La Gran Calle de la Nueva Jerusalén se menciona también en 22:2 y a lo largo de la calle fluía el río del agua de la vida. La gran calle está en contraste con la calle de la gran ciudad done yacen los cuerpos de los dos testigos (11:8). En el templo de Salomón los sacerdotes caminaban sobre oro (1 Reyes 6:30).

{19} y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; {20} el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. {21} Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio. {22} Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. {23} La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

v. 22 - Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero - La forma terrenal del templo ya no es necesario porque Dios mismo morará con Su pueblo (21:3). Dios vivirá con, y caminará entre, sus santos. Vemos aquí la concreción de 2 Cor. 6:16, "Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" y una realización literal de Ef. 2:22, "en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu". Esto muestra que hemos dado toda la vuelta desde Génesis, cuando Dios caminaba con Adán, el tabernáculo en el desierto, el templo de Salomón, y el templo dentro del individuo, hasta Dios morando de nuevo con el hombre. La fe se ha convertido en ver (alabado sea el Señor).

v. 23 - La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera - Contraste la luz aquí con la caída de Babilonia la prostituta, "luz de lámpara no alumbrará más en ti" (18:23). Esta idea se encuentra en Is. 60:19 y es repetida más adelante en Ap. 22:5. La gloria de Dios se ve a través de Jesús que es la lámpara, el resplandor de la gloria de Dios (2 Cor. 4:4, Heb. 1:3). La idea del Cordero como su lámpara viene de la imagen de la iglesia como un candelero (1:20). Jesús es la lámpara, la iglesia es la portadora de la lámpara, mostrándolo a Jesús al mundo. Nota: la palabra usada para lámpara acá y en 18:23 y 22:5 es luchnos, que es una lámpara portátil (usa aceite y mecha) normalmente puesta en un soporte (gr. luchnia) que es traducido como candelero y usado para las siete iglesias y los dos testigos (11:4). Compare con Mt. 5:15, "ni se enciende una luz (luchnos) y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero (luchnia) y alumbra a todos los que están en la casa". Jesús es la verdadera luz (Jn. 1:9) y es la luz de la nueva Jerusalén (ver Jn. 8:12).

v. 24 - Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella - Los ciudadanos de la ciudad de Dios son descritos ahora. Este versículo es una referencia a Is. 60:33 (ver también Sal. 72:10). Los redimidos vienen de toda nación (7:9) así que se mencionan naciones acá. Esto no debe ser tomado para implicar el universalismo que va en contra de todo el tenor del libro. Sólo la gloria y honor de las naciones serán traídos (21:26). Todo lo que es impuro no entrará (21:27).

v. 25 - Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche - Normalmente las puertas de una ciudad se cierran de noche para proteger a sus habitantes. Hay un día continuo por la presencia continua del Cordero, así que no habrá noche y habrá una seguridad perfecta (Is. 60:11, Zac. 14:11). Las puertas son guardadas por ángeles para impedir que entre nada impuro (21:12). Hay una seguridad perfecta ya que no habrá ladrones (Mt. 6:20). Estos estarán fuera de la ciudad.

v. 26 - Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella - Como en el verso anterior, la idea viene de Is. 60:11, "tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti los reyes". Ver también Rom. 2:7 donde dice "vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad". En contraste, nada impuro entrará (v. 27).

v. 27 - No entrará a ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero - El nuevo cielo y la nueva tierra será un hogar de justicia (2 Pedro 3:12-13). Los malos no entrarán (Is. 52:1, 35:8-10). Esto está de acuerdo con la enseñanza de Pablo de que los malos no heredarán el reino de Dios (1 Cor. 6:9, Gal. 5:19). Sólo aquellos que lavan sus vestiduras tienen el derecho de entrar por las puertas de la ciudad (22:14), es decir los que han sido limpiados por la sangre de Jesús. Aquellos que están en el libro de la vida del Cordero son los que han vencido (3:5) y no han tenido sus nombres borrados del libro de la vida. Hay ángeles en las puertas y grandes muros altos para evitar que lo impuro entre en la ciudad (21:12). En contraste a los impuros que nunca entrarán en la ciudad, los seguidores del Cordero en 14:4-5 se mantuvieron puros; no se encontró mentira en sus labios. Son irreprensibles.