Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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sábado, 3 de septiembre de 2022

La Teología Cristiana III

Cabeza de Cristo, del artista Nikolai Koshelev

Teología católica
estudio de las doctrinas de la Iglesia católica
La teología católica es aquella desarrollada en el seno de la Iglesia católica. La teología católica estudia la relación entre Dios y la humanidad tomando como base tres fuentes: la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio.

También se puede definir la teología católica como la correcta comprensión de la doctrina y las enseñanzas católicas, y es el resultado de las santas vidas vividas por todos sus santos, especialmente los más bendecidos con los dones de la teología, remontándose hasta su fundador, su Señor y Salvador, Jesucristo. Se basa en el canónico La escritura y la Sagrada Tradición, interpretadas con autoridad por el Magisterio vivo y auténtico de la Iglesia católica. Este artículo sirve como introducción a varios temas de la teología católica, con enlaces a los lugares donde se encuentra una cobertura más completa.

Las principales enseñanzas de la Iglesia católica discutidas en los primeros concilios de la iglesia se resumen en varios credos, especialmente el Credo Niceno (Niceno-Constantinopolitano) y el Credo de los Apóstoles. Desde el siglo XVI la Iglesia ha producido catecismoss que resumen sus enseñanzas; el gran Catecismo del Concilio de Trento publicado entonces, hasta que en 1992, la Iglesia católica publicó el oficial Catecismo de la Iglesia católica. La Iglesia católica entiende que la Tradición viva de la Iglesia contiene lo esencial de su doctrina sobre la fe y la moral y está protegida del error, a veces mediante enseñanza definida infaliblemente, siendo su Fuente última Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.​ La Santa Iglesia cree en la Revelación guiada por el Espíritu Santo a través de la Sagrada Escritura, desarrollada en la Sagrada Tradición y enteramente enraizada en el depósito de la fe original, dejado por Nuestro Señor a los Apóstoles. Este Depósito de Fe desarrollado es protegido por el "Magisterio" o Colegio de Obispos en concilios ecuménicos supervisados por el Santo Padre,​ comenzando con el Concilio de Jerusalén (c. 50). El más reciente fue el Concilio Vaticano II (1962 a 1965).Dos veces en la historia un Santo Padre definió un dogma tras consultar con todos los obispos pero sin convocar un concilio formal, ya que la Verdad que expresaba era algo ya aceptado desde hacía tiempo por los Fieles. Definirlo oficialmente, fue como decir, sí, ya ha sido la creencia principal de la Fe Católica durante siglos: pero ahora lo decimos con un 100% de certeza.

El culto católico formal se ordena por medio de la liturgia, regulada de modo admirable por el Magisterio Docente, en obediencia a la expresión, "Lex Orandi, Lex Credendi": " la ley de la oración es la ley de la creencia". - Así como uno ora, así formará su creencia. La celebración del Santo Sacrificio de la Misa, la Eucaristía, uno de los siete sacramentos católicos, es el centro del culto católico. Es la creencia inquebrantable y la verdad de que Jesucristo, el "Pan de Vida, bajado del cielo", está real y efectivamente presente en las especies de pan y vino, la Eucaristía La Iglesia ejerce el control sobre formas adicionales de oración personal y devoción, incluyendo el Rosario, Vía Crucis, y Adoración eucarística, declarando que todos los que realmente practican la Fe Católica deben obtener grandes bendiciones, dones espirituales, como la humildad y la confianza en el Señor de la recepción adecuada de la Eucaristía. (Recepción adecuada significa, no estar en estado de pecado mortal).[8]​ La Iglesia católica está formada por el clero ordenado (formado por el obispo, el sacerdocio, y el diaconía), los laicos, y aquellos como monjes y monjas que viven una vida consagrada bajo sus constituciones, todos tratando de vivir sus vidas complaciendo a Dios en primer lugar.

Según el Catecismo, que recoge los más de 20 siglos de Fe vivida en Jesucristo, éste instituyó siete sacramentos y los confió a la Iglesia católica. Estos son Bautismo, Confirmación (Crismación), la Eucaristía, la Penitencia, la Unción de los enfermos, el Orden sagrado y el Matrimonio. Otras obras, como la República Dominicana, Marie-Dominique Chenu, Karl Rahner, un defensor de un "giro antropológico" de Hans Urs von Balthasar, quien exhortó a la Iglesia a renovarse a sí misma, preparó el terreno al Concilio Vaticano II, que provocó un intenso debate sobre la relación con la realidad terrena y de los problemas de la secularización, además de determinar un ecumenismo más pronunciado. Lo que ayudó a la llamada "teología de la esperanza" fue una profundización de la naturaleza escatológica del cristianismo en el sentido progresivo del término. Dicha "teología de la esperanza" hizo propios los elementos políticos y utópicos y le siguieron, con diferentes configuraciones, la teología de la liberación, construida en América del Sur, quien dio la bienvenida gran parte de la ideología marxista del sistema, la teología negra africana.

La Universidad de París fue durante el siglo XIII el centro teológico de Occidente.

Partes de la teología católica
  • Teología fundamental
  • Categoría: Historia de la teología cristiana (común a otras denominaciones cristianas)
  • Teología sacramental
  • Teología dogmática
  • Teología patrística
  • Teología bíblica
  • Teología catequética
  • Teología espiritual
  • Teología pastoral
  • Teología moral
  • Teología litúrgica
  • Homilética
  • Exegética
  • Mariología
Liturgia católica
Para la Iglesia católica, la liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo que es realizado por los bautizados por medio de los sacramentos. El Concilio Vaticano II define la liturgia como "la cumbre a la que tiende toda la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza​".

Definición
Liturgia católica, en sentido general objetivo, es lo mismo que culto público de la Iglesia y puede definirse como "el conjunto de acciones, fórmulas y cosas con que, según las disposiciones de la Iglesia católica, se da culto público a Dios". En un sentido más teológico puede definirse como "todo culto público del Cuerpo místico de Jesucristo, o sea de la Cabeza y de sus miembros" o como "el ejercicio del Sacerdocio de Jesucristo por la Iglesia" (Pío XII, Mediator Dei). Es también parte de la Sagrada Tradición.

En el Magisterio de la Iglesia, la palabra liturgia se usa por primera vez en el breve Inter Gravissimas (1832) de Gregorio XVI. Sin embargo, se usará regularmente sólo desde el pontificado de San Pío X, a inicios del siglo XX. La palabra liturgia se usa también como ciencia litúrgica, o sea, el conocimiento científico y sistemático del culto público en cuanto lo ha ordenado y prescrito la Iglesia.

Objeto
Funciones litúrgicas
Funciones extralitúrgicas o -funciones eclesiásticas
Funciones paralitúrgicas

Caracteres
a) público
b) interno y externo
c) jerárquico

División
  • Por razón del ministro:
a) pontifical
b) sacerdotal
  • Por razón del fin:
a) latréutica
b) sacramental
  • Por el objeto:
a) sacramentaria
b) salmódica
  • Por el origen y el lugar
a) liturgias orientales: Antioquenos, greco-eslavos, armenios y copto
b) liturgia occidental o liturgia latina: liturgia romana y liturgias galicanas

Actualmente existen 23 ritos litúrgicos católicos en total, entre latinos y orientales.

Fuentes de la liturgia
  • Fuentes constitutivas:
a) Jesucristo
b) el Romano pontífice
c) la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
d) los obispos
e) La costumbre
  • Fuentes cognoscitivas:
a) libros litúrgicos
b) el Código de derecho canónico
c) Decretos de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Historia de la liturgia
Los humanistas del siglo XVI entendían por Liturgia el conjunto de acciones que la Iglesia ha ejercido en la historia como culto oficial, naciendo así la ciencia litúrgica, esto es, el estudio sistemático de las celebraciones de la Iglesia. De esta manera, en el siglo XVII la palabra liturgia adquiere un nuevo significado con matiz jurídico, refiriéndose a las normas y principios de toda celebración eclesial, es decir a las rúbricas (llamadas así porque en los libros litúrgicos estaban escritas en color rojo, ruber en latín).

El Movimiento litúrgico
Odo Casel ofrece una definición: “la acción ritual de la obra salvífica de Cristo, o sea, la presencia, bajo el velo de los signos, de la obra divina de la redención”. Aunque la definición resulta muy semejante a las posteriores del magisterio católico, no tuvo buena acogida debido a las controversias suscitadas en ámbito teológico por su noción de misterio relacionado con los cultos mistéricos antiguos. En la Mediator Dei el Papa ofrece un esbozo de definición: “el culto público que nuestro Redentor, Cabeza de la Iglesia, tributa al Padre celestial y el que la sociedad de los fieles tributa a su Fundador, y, por medio de Él, al Eterno Padre: y, para decirlo todo brevemente, constituye el culto público íntegro del Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, de la cabeza y de sus miembros”. Uno de los padres redactores del texto de la Constitución Sacrosanctum Concilium, el P. Cipriano Vagaggini aporta también una definición: “La liturgia es el conjunto de signos sensibles de cosas sagradas, espirituales, invisibles, instituidos por Cristo o por la Iglesia, eficaces, cada uno a su modo, de aquello que significan y por los cuales Dios (el Padre por apropiación), por medio de Cristo, cabeza de la Iglesia y sacerdote, en la presencia del Espíritu Santo, santifica a la Iglesia, y la Iglesia, en presencia del Espíritu Santo, uniéndose a Cristo, su cabeza y sacerdote, por su medio rinde como cuerpo culto a Dios (el Padre por apropiación)”.

Vaticano II
Fue el XXI Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica, con el fin de hacer un aggiornamento o actualización de la Iglesia. Como fruto de ese concilio, se promulgó la Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium el 5 de diciembre de 1963, en la que se decretan nuevas leyes litúrgicas. En esta constitución se considera la Liturgia como fons et culmen (manantial y cumbre) de la vida de la Iglesia y como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. La Liturgia retoma un gran valor para la vida eclesial y se dejan en segundo término las cuestiones jurídicas, recalcando la importancia de la participación comunitaria de manera plena, consciente y activa. A partir de entonces se ha reformado y modificado toda la liturgia católica, a fin de que cada acto litúrgico refleje esta percepción.

En esta constitución se introduce el concepto de liturgia dentro del movimiento de la historia de la salvación más que como parte de la virtud de la religión. Se inserta pues en el misterio de Cristo. Una vez contextualizado el culto, el concilio ofrece una definición: “Se considera la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia” (SC 7 y también Catecismo de la Iglesia Católica número 1070).

La reforma litúrgica
El 29 de junio de 2022, el Papa Francisco publicó su Carta Apostólica "Desiderio desideravi" sobre la formación litúrgica del Pueblo de Dios.

Teología moral
La teología moral es la comprensión científica y la exposición sistemática de cuanto concierne a la vida de los fieles en Cristo dentro de la comunidad eclesial bajo la guía autorizada de los obispos.

Doctrina
La doctrina son las verdades que fueron siendo reveladas y desarrolladas a través de los siglos.

Teología fundamental
La teología fundamental es una disciplina de la Teología católica en investigación y docencia.

Las áreas de la teología fundamental
Es función de la teología fundamental el presentar desde el punto de vista de la razón los fundamentos y las características de la fe cristiana, analizando sus condiciones y desarrollando las diferencias esenciales con respecto a otras visiones del mundo y otras religiones.

Sus orígenes se encuentran en las apologías de los primeros siglos del cristianismo y en la Apologética. La denominación se empezó a utilizar en el siglo XIX. En el siglo XXI se estudia teología fundamental de la misma manera que antes apologética con dos enfoques: en Alemania desde la búsqueda de la Verdad y la de Roma, que busca estructurar, fundamentar a la persona desde la propuesta de sentido "dar razón de tu esperanza a todo aquel que te la pida" (1Pe.3,15). También se estudia la materia orígenes cristianos.

Teología dogmática
parte de la teología que trata de las verdades teóricas de la fe, relativas a Dios y sus obras
Teología dogmática es la parte de la teología que trata de las verdades teóricas de la fe, relativas a Dios y sus obras, especialmente la teología oficial reconocida por un cuerpo de iglesia organizado, como la Iglesia católica o la Iglesia Reformada Neerlandesa. A veces, la apologética o teología fundamental, se llama "teología dogmática general", distinguiéndose de la teología dogmática propiamente dicha, que se denomina entonces "teología dogmática especial". Sin embargo, según el uso actual, la apologética ya no es tratada como parte de la teología dogmática, sino que ha alcanzado la categoría de ciencia independiente, siendo vista en general como la introducción a los fundamentos de la teología dogmática.

El término "teología dogmática" llegó a ser más ampliamente utilizado después de la Reforma protestante, y se usó para designar los artículos de fe que la Iglesia había formulado oficialmente. Un buen ejemplo de teología dogmática es el que los dogmas o declaraciones doctrinales que fueron formulados por los concilios de la iglesia primitiva que trataron de resolver los problemas teológicos y de adoptar una postura en contra de las enseñanzas heréticas. Estos credos o dogmas que salieron de los concilios de la iglesia fueron considerados fuentes de autoridad, obligando a todos los cristianos, porque la Iglesia oficialmente los confirmó. Uno de los propósitos de la teología dogmática es que un cuerpo de iglesia puede formular y comunicar la doctrina que se considera esencial para la cristiandad y que si la deniega, se constituye en herejía.

Definición
La teología dogmática puede definirse como la exposición científica de toda la doctrina teórica acerca de Dios mismo y su actividad exterior, basado en los dogmas de la Iglesia. La teología dogmática hace hincapié en la importancia de la verdad propuesta, por encima de la experiencia, o las percepciones sensoriales.

Origen del término
El término "teología dogmática" se cree que apareció por primera vez en 1659, en el título de un libro de L. Reinhardt. A. M. Fairbairn sostiene que fue la fama de Petau la que dio curso a la nueva acuñación del término, y aunque la misma frase u otras relacionadas se han utilizado en repetidas ocasiones por escritores de menos influencia, desde Reinhard y Andreas Essenius, F. Buddeus (Institutiones theol. Dogmat., 1723; Compendio, 1728) han dado la supremacía a la expresión. Noel Alexandre, el teólogo galicano, posiblemente la introdujo en la Iglesia católica (1693 Theologia dogmatica et moralis).

Las autoridades católica y protestante están de acuerdo en que la expresión está conectada con la nueva costumbre de distinguir la dogmática de la ética cristiana o la teología moral, aunque Albert Schweitzer niega esto de Reinhard. En otra dirección, los dogmas y la teología dogmática también fueron contrastados con las verdades de la razón y la teología natural.

Teología espiritual
La teología espiritual es aquella parte de la teología católica que, a partir de los datos revelados y de la experiencia espiritual de los santos, indaga la vida espiritual: su concepto, los modos de progreso desde los inicios hasta la cumbre de la perfección mística.

Fuentes
En primer lugar, la Sagrada Escritura donde se encuentran los fundamentos, es decir, lo que Dios ha querido mostrar de sí mismo y su pedagogía con las almas, los ejemplos de algunas personas en la vivencia de las virtudes y de su relación con Dios. También se encuentra en la Escritura un buen compendio de oraciones y plegarias. En segundo lugar, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia que son intérpretes de lo que la Revelación contiene. En tercer lugar, los escritos de los santos especialmente de los místicos. A modo de enumeración no exhaustiva se podrían citar: San Agustín de Hipona, San Bernardo de Claraval, Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura de Fidanza, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Sales, San Alfonso María de Ligorio, Santa Teresa de Lisieux, etc.

Otras fuentes secundarias son las vidas de los santos y el estudio de los fenómenos religiosos de las demás religiones.

Contenidos
Aun cuando el objeto de la teología espiritual es la misma vida espiritual y la santidad, existen discrepancias entre los teólogos acerca de las partes del tratado o del orden de los contenidos.

Tanquerey separa su tratado en dos partes: los principios (que contiene elementos más especulativos) y las “tres vías” que muestran el camino de ascenso a la santidad desde un punto de vista más práctico. Por su parte, Garrigou-Lagrange en su libro Las tres edades de la vida interior propone cinco partes: las fuentes de la vida interior y su finalidad, la purificación del alma, los progresos del alma, la unión de las almas perfectas con Dios y las gracias extraordinarias. Royo Marín divide el estudio en cuatro partes: los principios fundamentales de la vida cristiana, el organismo sobrenatural y la perfección cristiana, el desarrollo normal de la vida cristiana y los fenómenos místicos extraordinarios.

Teología pastoral
La teología pastoral es la reflexión sobre la acción eclesial, como puerta de entrada a la comunicación (predicación y enseñanzas de sana doctrina) y en la vida cotidiana (mandamientos, ética cristiana y todas las actividades pastorales) de las verdades acumuladas en el estudio de las Sagradas Escrituras y de la teología sistemática y dogmática.

En la invitación de Cristo (Jn 21, 15-19) la Iglesia como comunión fraternal (pueblo de Dios) y jerárquica cuida de sus miembros. Ella es el cuerpo de Cristo. Como pastor (Cristo con San Pedro : "apacienta a mis ovejas") refleja la manera de despertar a la experiencia de Dios y de vivir en lo cotidiano la unión a Cristo y las verdades de la fe. Esto es la ‘teología pastoral’.

En la práctica
Concretamente la teología pastoral reflexiona esto:
  • El despertar a la fe y formación cristiana (como adaptarse a diferentes grupos: niños, adolescentes, marginados o en situación irreguliar, etc).
  • La vida litúrgica y sacramental de las comunidades cristianas.
  • El acompañamiento psicológico, moral y espiritual de las personas.
  • La atención especial a las personas y grupos con especiales dificultades particulares (enfermos y moribundos, personas ancianas, refugiados, drogadictos, marginados, etc).
  • La lucha por el respeto de los derechos humanos, la paz y la justicia social.
  • La iglesia como comunidad sanadora y terapéutica, a través del amor fraternal, en aspectos de sanidad interior, guerra espiritual, liberación espiritual y restauración espiritual
  • La dimensión misionera de las comunidades cristianas con la introducción del evangelio en otros lugares, culturas y/o naciones.
Historia
La acción eclesial y la ‘teología pastoral’ datan del origen de la Iglesia, por supuesto. Algunos padres de la Iglesia han contribuido eminentemente como Juan Crisóstomo (347-407) y el papa Gregorio Magno (540-604). Su aspecto de ‘reflexión sistemática’ es sin embargo más reciente, en relación con otras áreas de la teología. La Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo, del Concilio Vaticano II ha contribuido significativamente al desarrollo de las investigaciones en teología pastoral.

Teología moral
rama de la teología que enseña la moral en base a la religión
La teología moral es una rama de la teología que trata del bien y el mal en el comportamiento humano. La mayoría de las religiones tienen un componente moral (se habla pues de la moral religiosa en contraposición con la moral secular). En las religiones, desde el punto de vista teológico y en la medida en que la ética se deriva de verdad revelada de las fuentes divinas, la ética se estudia como una rama de la teología. Muchos, especialmente en los círculos cristianos, hicieron famosa —a pesar de que no es un principio formulado originariamente por ellos— la Regla de oro, que enseña a la gente a "tratar a los demás como usted quiera ser tratado". Es un denominador común en muchos de los principales códigos morales y las religiones.

La ética cristiana radica en la práctica del bien y de las buenas obras, tal como lo manda Jesucristo en el Evangelio. Por otra parte, el bien o el buen obrar está presente de modo intrínseco en la persona misma, que según la enseñanza cristiana fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Cabe resaltar que en la cultura luterana de los países nórdicos se cree que el hombre no es bueno en sí mismo y que necesita a Dios para librarse de su mal obrar.

La ética en la Biblia
La ética en el Antiguo Testamento
Los libros del Antiguo Testamento reflejan una rica variedad de creencias y condiciones, desde su principio como pastores de tribus nómadas hasta la vida en ciudad, desde un clan henoteísta a la ética del monoteísmo y sus profetas. La Biblia, entendida como un todo, no permite ver sus enseñanzas sobre ética bíblica como una sola unidad. Aun así, con un estudio minucioso, se puede descubrir un variado número de temas éticos.

Enunciados prescriptivos, por ejemplo, son encontrados en todas partes, al igual que temas como la santificación, las relaciones de alianza con Dios o la propia comunidad religiosa.

Dios como ejemplo y suprema bondad
Desde una perspectiva teísta, Dios es la máxima bondad, por tanto, es la plenitud del bien, del ser y del poder. Por esto todo lo que Dios hace es bueno y como Jesucristo es Dios, podemos decir que todo lo que Jesucristo hace es bueno. Entonces, una acción es mejor (más bondad) cuanto más se asemeja a lo que Jesucristo haría, y es peor (menos bondad) entre más se aleja a lo que Jesucristo haría. Por todo esto, se propone que debemos seguir a Jesucristo siguiendo su ejemplo: "Actúa como Jesucristo actuaria" (Filipenses 2:5). Podemos recordar también que la autentica felicidad consiste en hacer el bien, entonces Dios es la felicidad, y el camino para llegar a ella es seguir el ejemplo de Jesucristo actuando como él mismo actuaría. Esta es una reflexión sobre la teología moral, viendo a Dios como la máxima bondad.

Homilética
Homilética (del griego homiletikos, reunión, y homileos, conversar) es en teología la aplicación de los principios generales de la retórica, específicamente en la predicación pública.

Definiciones
Homilética es una rama de la teología pastoral, la cual se encarga del estudio del sermón o discurso religioso. Trata de manera principal sobre la composición, reglas de elaboración, contenidos, estilos y correcta predicación del sermón. Nos enseña cómo presentar, con elegancia y estilo, un discurso religioso. Puede decirse, por lo tanto, que la homilética es el arte y la ciencia de predicar. Además del sermón, la homilética incluye otros tipos de discursos religiosos, que por lo general son formas de exposiciones más complejas y elaboradas para compartir los diferentes contenidos de la fe.

La predicación o sermón homilético fue la principal forma de comunicar la fe utilizada por Cristo durante su ministerio terrenal. Sus apóstoles continuaron utilizándola con grandes resultados, según ha quedado registrado en el libro de Hechos de los Apóstoles. Durante la época apostólica de la Iglesia cristiana, el apóstol Pablo fue sin dudas el más destacado y prolífero predicador evangélico. En épocas modernas, la homilética recibe grandes aportes gracias a la obra de destacados autores y evangelistas, entre ellos: Juan Wesley, Charles H. Spurgeon y Dwight L. Moody, cuyos escritos sentaron los fundamentos modernos de la homilética. Charles Haddon Spurgeon publicó su obra célebre: Discursos a mis estudiantes, que ha sido de gran ayuda para la comprensión de esta ciencia. Cabe mencionar la gran aportación de autores contemporáneos, como James D. Crane, autor de la obra "El sermón eficaz", el cual ha sido un texto base para el estudio de la homilética.

Dentro de la Homilética católica, la formación de lectorados tales como la de Lyman Beecher en la Universidad de Yale produjo un aumento de la atención que se presta a la homilética, y los volúmenes publicados de esta serie son una fuente útil de información sobre la historia y la práctica de la disciplina.

Subdivisión de teología pastoral
Desde el siglo XIX, la homilética ha ocupado un lugar primordial, especialmente en Alemania, como una rama de la teología pastoral. El "Diccionario de la norma" define Homilética como "la rama de la retórica que trata de la composición y la entrega de homilías o sermones".

Predicación misionera
Cristo mismo predicó y encargó a sus apóstoles hacerlo. En su predicación se incluyeron dos formas de sermón, el misionero y ministerial (que corresponden al Magisterio y el ministerium de la Iglesia), el primero para los incrédulos, el último a los que ya están en la fe cristiana. De estos últimos tenemos un ejemplo notable en el discurso después de la última Cena (Juan, capítulos 14 al 16).

Homilética evangélica y Homilética católica
Cabe señalar las distinciones entre la Homilética evangélica y la Homilética católica.

En las confesiones evangélicas, el sermón o discurso religioso es la "Predicación", el cual puede ser de naturaleza pastoral o evangelística. Este discurso, por lo general, tiene un carácter coloquial y se presenta con mayor libertad y espontaneidad por parte del predicador. La predicación puede ser presentada por el Pastor o cualquier miembro de la congregación, pues no se requiere ordenación al ministerio. Por eso es más común que las denominaciones evangélicas utilicen con mayor frecuencia otros métodos, tales como la conferencia, la charla, el simposio, el estudio, etc., los cuales forman parte del estudio de la homilética.

En la Fe católica, el principal discurso es la homilía, el cual es un sermón con un carácter de mayor solemnidad, que forma un todo, un conjunto, con la Misa o culto católico. Debido a su carácter solemne, solo el sacerdote, o quien ha sido autorizado, puede impartirlo. En la Fe católica, tanto los textos, las fuentes y la naturaleza de la homilética son propios y, por lo general, su estudio forma parte de los estudios sacerdotales. Es también su carácter solemne el que impide que otros posibles predicadores puedan dirigir la ceremonia religiosa.

Exégesis
interpretación crítica y completa de un texto
La exégesis (del griego ἐξήγησις [ekˈseːgesis], de ἐξηγέομαι [ekseːˈgeomai], ‘explicar’; lit. ‘extraer, interpretar objetivamente’) es la interpretación crítica y completa de un texto, netamente científico o investigativo, aunque en algunos casos también puede ser filosófico o religioso, como, por ejemplo, el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia. Un exégeta es un individuo que practica esta disciplina, y la forma adjetiva es exegético.

La palabra exégesis significa "extraer el significado de un texto dado". La exégesis suele ser contrastada con la eiségesis, que significa "insertar las interpretaciones personales en un texto dado". En general, la exégesis presupone un intento de ver el texto objetivamente, mientras que la eiségesis implica una visión más subjetiva.

La exégesis tradicional requiere lo siguiente:
  • análisis numéricos de variables, cuantificación y modelamientos.
  • análisis de palabras significativas en el texto, en el marco de la traducción;
  • examen del contexto general histórico y cultural;
  • confirmación de los límites de un pasaje; y finalmente,
  • examen del contexto dentro del texto.
Exégesis judía y cristiana

Exégesis en otras religiones y en otros textos
A pesar de que la utilización más extendida del término "exégesis" es para la interpretación de los textos sagrados judeocristianos, existe también el análisis de textos de otras religiones, como los del islam (véase tafsir), e incluso de libros no religiosos.

En el derecho
En el campo jurídico la exégesis es uno de los métodos de hermenéutica jurídica que tuvieron su auge con el Código napoleónico.

Básicamente la exégesis pretende limitar la acción del juez, pues luego de la revolución francesa se considera que todos los hombres son iguales. El juez en la monarquía era un instrumento importante de poder; por lo tanto estaba en la capacidad de interpretar las normas a su gusto. Desde la revolución francesa, y a través de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se considera que la ley es la emanación de la voluntad general (concepto de Rousseau).

Dada la igualdad de los individuos, el juez no debía interpretar la ley pues esto sería darle más importancia a la voluntad particular del juez sobre la voluntad general.

Finalmente, la exégesis consiste en hacer una paráfrasis directa del texto; es tomar casi textualmente lo que dice la ley sin capacidad de salirse de esta.

La exégesis y el conceptualismo hicieron parte del formalismo jurídico de principios del siglo XIX.

Este método llegó a Latinoamérica a través del Código civil chileno realizado por el venezolano-chileno Andrés Bello (inspirado en el Código napoleónico, en los tratados de los juristas Domat y Pothier, y en la tradición romana clásica), que luego fue fuente de inspiración para otros países, entre ellos Colombia, Nicaragua y Venezuela.

Mariología
rama de la teología cristiana que se dedica al estudio de la Virgen María
La mariología es la parte de la teología cristiana que se dedica a la Virgen María. Además del estudio de su vida, tal como se refleja en los Evangelios, realiza interpretaciones acerca de distintos dogmas y doctrinas marianas: su naturaleza (Inmaculada Concepción de la Virgen, Asunción de la Virgen, Coronación de la Virgen, etc.), su papel en la salvación (mediación —Maria Mediatrix— o co-redención —Corredentora—), sus advocaciones (Reina de los Cielos, Madre de la Iglesia, Perpetuo Socorro, Esperanza, Auxiliadora, etcétera), y cómo debe realizarse su veneración o culto (el culto mariano, denominado hiperdulía). Mientras que en el protestantismo el papel de la Virgen es muy reducido, en el catolicismo,​ el anglicanismo y la iglesia ortodoxa se destaca mucho más.

Historia
La patrística dedicó una buena parte de su producción a la mariología. San Ireneo de Lyon llamaba a María "segunda Eva" porque a través de María y su elección voluntariamente aceptada de la elección de Dios (la Anunciación), Dios deshizo el daño hecho por la elección de Eva de comer el fruto prohibido (el pecado original). El poeta hispanolatino Prudencio parece conocer esta doctrina en uno de sus Himnos. San Jerónimo escribió La Perpetua Virginidad de María. San Agustín insistía en lo misterioso de la virginidad y la condición bienaventurada de María, destacando lo voluntario de su papel (creyó María, y se cumplió en ella lo que creyó). Ya en época altomedieval aparecerá la obra de San Ildefonso de Toledo.

El Concilio de Éfeso (tercer concilio ecuménico) debatió sobre si María debía ser llamada Theotokos o Christotokos. Theotokos significa en idioma griego "Madre de Dios"; esto implica que Jesús, a quien María dio a luz, es Dios. Los nestorianos prefieren la denominación Christotokos, que en griego significa "Madre de Cristo", no porque nieguen la divinidad de Jesús, sino porque creen que Dios Hijo (el Logos) existió antes del tiempo y antes de María, y que Jesús tomó su divinidad de Dios Padre y su humanidad de su madre; así que para ellos, llamar a María "Madre de Dios" es confuso y potencialmente herético. Otros, en el mismo concilio, creían que negando el título de Theotokos acarrearía la implicación de que Jesús no es divino. Al final, el concilio confirmó el uso del término Theotokos y con ello afirmaba la indivisibilidad de la divinidad y la humanidad de Jesús (unión hipostática o de las dos naturalezas de Cristo). Así, mientras que el debate trató sobre el título correcto para María, también se trataba de una cuestión cristológica sobre la naturaleza de Jesucristo, una cuestión que volvería a debatirse en el Concilio de Calcedonia (cuarto concilio ecuménico).

El nacimiento virginal de Jesús es dogma compartido por la mayor parte de las confesiones cristianas; en cambio, la virginidad de María[8]​ mantenida perpetuamente ("antes del parto, en el parto y después del parto")​ es negada por algunas iglesias protestantes, que la consideran contradictoria con las referencias evangélicas a hermanos de Jesús (por ejemplo Santiago el Justo, y se supone que también habría tenido hermanas). Las iglesias católica y ortodoxa (e incluso el islam) insisten en ella, pues consideran que tales "hermanos" serían simplemente parientes de Jesús, y no hijos de María (en idioma arameo, el hablado por Jesús y los apóstoles, la misma palabra designa a los hermanos y a otros parientes, aunque el término usado en los Evangelios sea el griego ἀδελφός -"hermano"-).

A partir del siglo XII se produce una gran expansión del culto mariano en la cristiandad occidental, que se llena de iglesias e imágenes dedicadas a la Virgen.

Entre los más importantes santos mariólogos de esta época, intelectualmente denominada como escolástica, y que presencia el desarrollo del Císter y las órdenes mendicantes, estuvieron San Bernardo de Claraval, Santo Domingo de Guzmán, San Alberto Magno, San Francisco de Asís, San Buenaventura, etc. La obra de Santo Tomás de Aquino dedica una parte de sus reflexiones a la mariología. Algunos autores reciben el epíteto de "Doctor Mariano" (Anselmo de Canterbury y Duns Scoto). En 1854 se definió como dogma, por el papa Pío IX, la Inmaculada Concepción, que supone la exención de la Virgen del pecado original.

Las enseñanzas católica y ortodoxa también se extienden hacia el final de la vida de María, con los conceptos de Asunción de María (dogma católico desde 1950) y Dormición o Tránsito de la Virgen (dogma ortodoxo tradicional).

Teología ortodoxa
La teología de la Iglesia ortodoxa está caracterizada por un trinitarianismo monoteístico, por la creencia en la Encarnación del Logos (Hijo de Dios), por un equilibrio entre la teología afirmativa y la teología negativa, una hermenéutica definida por la Tradición Sagrada, una eclesiología concretamente católica, un cuerpo teológico robusto sobre la persona, y una soteriología terapéutica y principalmente recapitulativa.

Tradición sagrada
Eclesiología
La Iglesia ortodoxa se considera la iglesia única, santa, católica y apostólica establecida por Cristo y sus apóstoles. Durante los primeros años de la iglesia, gran parte de lo que se transmitió a sus miembros fue en forma de enseñanzas orales. En un período muy corto de tiempo, se establecieron tradiciones para reforzar estas enseñanzas. La Iglesia ortodoxa afirma haber sido muy cuidadosa en preservar estas tradiciones. Cuando surgen preguntas de creencia o nuevos conceptos, la Iglesia siempre se remite a la fe original. Los ortodoxos ven la Biblia como una colección de textos inspirados que surgieron de esta tradición, no al revés; y las elecciones hechas en la formación del Nuevo Testamento provienen de una comparación con la fe ya firmemente establecida. La Biblia ha llegado a ser una parte muy importante de la "Tradición", pero no la única parte.

Asimismo, la Iglesia Ortodoxa siempre ha reconocido el desarrollo gradual en la complejidad de la articulación de las enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, no cree que la verdad cambie y, por lo tanto, siempre respalda sus creencias basándose en las enseñanzas directas de los Apóstoles. La Iglesia también entiende que no todo está perfectamente claro; por lo tanto, siempre ha aceptado una buena cantidad de disputas sobre ciertos temas, argumentos sobre ciertos puntos, como algo que siempre estará presente dentro de la Iglesia. Es esta contienda la que, a través del tiempo, aclara la verdad. La Iglesia ve esto como la acción del Espíritu Santo en la historia para manifestar la verdad al hombre.

La Iglesia es inquebrantable al mantener sus enseñanzas dogmáticas, pero no insiste en aquellos asuntos de fe que no se han definido específicamente. Los ortodoxos creen que siempre debe haber lugar para el misterio cuando se habla de Dios. A los individuos se les permite tener teología (opiniones teológicas privadas) siempre que no contradigan la enseñanza tradicional ortodoxa. A veces, varios Padres Sagrados pueden tener opiniones contradictorias sobre una determinada pregunta, y donde no existe consenso, el individuo es libre de seguir su conciencia.

La tradición también incluye el Credo de Nicea, los decretos de los Siete Concilios Ecuménicos, los escritos de los Padres de la Iglesia, así como las leyes ortodoxas (cánones), libros litúrgicos e iconos, etc. En defensa de la tradición extrabíblica, la Iglesia Ortodoxa cita a Pablo: "Por lo tanto, hermanos, permanezcan firmes y mantengan las tradiciones que les han enseñado, ya sea por nuestra palabra hablada o por nuestra epístola". (2 Tesalonicenses 2:15). La Iglesia Ortodoxa también cree que el Espíritu Santo trabaja a través de la historia para manifestar la verdad a la Iglesia, y que Él elimina la falsedad para que la Verdad pueda ser reconocida más plenamente.

Consenso de los Padres
La ortodoxia interpreta la verdad basada en tres testigos: el consenso de los Santos Padres de la Iglesia; la enseñanza continua del Espíritu Santo que guía la vida de la Iglesia a través del nous, o la mente de la Iglesia (también llamada la "Conciencia Universal de la Iglesia"), que se cree que es la Mente de Cristo (1 Corintios 2:16); y la praxis de la iglesia (incluyendo, entre otras cosas, el ascetismo, la liturgia, la himnografía y la iconografía).

El consenso de la Iglesia a lo largo del tiempo define su catolicidad, lo que toda la Iglesia cree en todo momento. San Vicente de Lerins, escribió en su Commonitoria (434 d. C.), que la doctrina de la Iglesia, como el cuerpo humano, se desarrolla con el tiempo mientras mantiene su identidad original: "En la Iglesia ortodoxa misma, se debe tener todo el cuidado posible en mantener esa fe que se ha creído en todas partes, siempre, por todos". Los que no están de acuerdo con ese consenso no son aceptados como auténticos "Padres". Todos los conceptos teológicos deben estar de acuerdo con ese consenso. Incluso aquellos considerados como auténticos "Padres" pueden tener algunas opiniones teológicas que no se comparten universalmente, pero que no se consideran heréticas. Algunos Santos Padres incluso han hecho declaraciones que luego se definieron como heréticas, pero sus errores no los excluyen de la posición de autoridad (la herejía es un pecado de soberbia; el error involuntario no lo convierte a uno en un hereje, solo la negativa a aceptar un dogma que ha sido definido por la iglesia). Así, un cristiano ortodoxo no está obligado a estar de acuerdo con cada opinión de cada Padre, sino con el consenso de los Padres, y luego solo con aquellos asuntos sobre los cuales la iglesia es dogmática.

Algunos de los más grandes teólogos en la historia de la iglesia provienen del siglo IV, incluidos los Padres Capadocios y los Tres Santos Jerarcas. Sin embargo, los ortodoxos no consideran que la "era patrística" sea cosa del pasado, sino que continúa en una sucesión ininterrumpida de maestros iluminados (los santos, especialmente aquellos que nos han dejado escritos teológicos) de los Apóstoles hasta la actualidad.

Sagradas escrituras
Muchos cristianos modernos consideran la Biblia y su interpretación como la única autoridad para el establecimiento de sus creencias sobre el mundo y su salvación. Desde el punto de vista ortodoxo, la Biblia representa aquellos textos aprobados por la iglesia con el propósito de transmitir las partes más importantes de lo que ya se creía. La Iglesia más o menos aceptó la versión preexistente de la Septuaginta griega de las Escrituras Hebreas que les transmitieron los judíos; pero los textos del Nuevo Testamento fueron escritos para miembros o congregaciones de la Iglesia que ya existían. Estos textos no se consideraron universalmente canónicos hasta que la iglesia los revisó, editó, aceptó y ratificó en el 368.

Los griegos, que tenían un lenguaje altamente sofisticado y filosófico, siempre entendieron que ciertas secciones de las Escrituras, aunque contienen lecciones morales y verdades complejas, no necesariamente tienen que ser interpretadas literalmente. Los ortodoxos también entienden que un pasaje particular puede ser interpretado en muchos niveles diferentes simultáneamente. Sin embargo, la interpretación no es una cuestión de opinión personal (2 Pedro 1:20). Por esta razón, los ortodoxos dependen del consenso de los Santos Padres para proporcionar una guía confiable para la interpretación precisa de las Escrituras.

La Iglesia ortodoxa es una iglesia fuertemente bíblica. Una gran parte del Oficio divino se compone de porciones directas de las Escrituras (Salmos, lecturas) o alusiones a pasajes o temas de las Escrituras (himnografía como la contenida en los Octoechos, Triodion, Pentecostarion, etc.) Se lee todo el Salterio en el transcurso de una semana (dos veces durante la Gran Cuaresma). Todo el Nuevo Testamento (con la excepción del Libro de Apocalipsis) se lee durante el transcurso del año, y se leen numerosos pasajes del Antiguo Testamento en Vísperas y otros servicios.

El Evangelio se considera un icono de Cristo, y se coloca en una posición de honor en la Mesa Santa (altar). El Libro del Evangelio tradicionalmente no está cubierto de cuero (la piel de un animal muerto) porque la Palabra de Dios se considera que da vida. Tradicionalmente, el Evangelio está cubierto de oro o tela. Se alienta a los cristianos ortodoxos a leer y estudiar la Biblia a diario, especialmente haciendo uso de los escritos de los Santos Padres como guía. Ensayos recientes han surgido por varios eruditos ortodoxos contemporáneos que intentan tanto conciliar y reaccionar a la interpretación creacionista de Génesis 1-2 con la estricta teoría darwinista de la evolución humana.[cita requerida]

Trinidad
Los cristianos ortodoxos creen en un único Dios que es a la vez tres y uno (triuno): el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, "uno en esencia e indivisible". La Santísima Trinidad consiste de tres personas divinas "inconfundidas" y distinguidas (hipóstasis), que comparten una única esencia divina (ousia) no creada, inmaterial y eterna. El Padre es la fuente eterna de la Deidad, de quien el Hijo es eternamente generado, y también de Quien el Espíritu Santo procede eternamente. La esencia de Dios siendo aquello que está más allá de la comprensión humana, no puede ser definida y/o abordada por el entendimiento humano.

Cristología
Los cristianos ortodoxos creen que la Palabra encarnada de Dios es una persona en dos naturalezas, tanto divina como humana, perfectamente Dios (τέλειος Θεός) y perfectamente hombre (τέλειος άνθρωπος). A lo largo de los siglos, este ha sido un punto de disputa entre las facciones teológicas cristianas cismáticas (heterodoxas) y el cuerpo dominante de creyentes cristianos (ortodoxos). Cristo tenía una voluntad divina, o un conjunto de deseos e incentivos espirituales, y una voluntad humana con impulsos carnales. Tenía un cuerpo humano, una mente humana y un espíritu humano capaces de ser tentados con el pecado y sufrir de la misma manera que nosotros. De esta manera, se dice que Dios sufrió y murió en la carne de Jesús, aunque la naturaleza divina es impasible e inmortal.

Los cristianos ortodoxos creen que Jesús de Nazaret es el Mesías prometido de los judíos, el Dios de Israel vino a estar con su pueblo, el Redentor de la raza humana que salva al mundo del pecado y sus efectos, la auto-revelación comprensible del Dios incomprensible, y el Hijo pre-eterno engendrado del Padre antes de todas las edades: "el Hijo unigénito de Dios, engendrado del Padre antes de todos los mundos (eones), Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, siendo de una sustancia con el Padre". Se dice que fue engendrado sin tiempo como Dios sin madre y engendrado en la historia como hombre sin padre.

Los cristianos ortodoxos creen en la traición, el juicio, la ejecución, el entierro y la resurrección de Jesucristo, que realmente resucitó de los muertos al tercer día después de su crucifixión. La fiesta de la resurrección de Cristo se conoce como Pascha en la Iglesia ortodoxa. Esta es la variante aramea (el idioma hablado en la época de Jesús) del hebreo Pesaj, que significa "Pascua". La resurrección de Cristo es la Pascua cristiana. Pascha se llama "la Fiesta de las Fiestas" y se considera la fiesta más grande de todas las fiestas litúrgicas de la Iglesia, incluidas las fiestas de la Natividad (Navidad) y la Anunciación.

Esencia y energías
Al discutir la relación de Dios con Su creación, se hace una distinción dentro de la teología ortodoxa entre la esencia eterna de Dios y las energías no creadas, aunque se entiende que esto no compromete la simplicidad divina. Las energías y la esencia son inseparablemente Dios. Las energías divinas son las expresiones del ser divino en acción según la doctrina ortodoxa, mientras que las personas de la Trinidad son divinas por naturaleza. Por lo tanto, los seres creados están unidos a Dios a través de la participación en las energías divinas y no en la esencia divina u ousia.

Teodicea
El teólogo ortodoxo Olivier Clement escribió: Los cristianos no necesitan crear una teoría especial para justificar a Dios (teodicea). Para todas las preguntas sobre la concesión del mal por parte de Dios (el problema del mal) hay una respuesta: Cristo; el Cristo crucificado, que quema en sí mismo todos los sufrimientos del mundo para siempre; Cristo, quien regenera nuestra naturaleza y ha abierto la entrada al Reino de vida eterna y plena a cada uno que lo desee.

Estos conceptos de teodicea y el problema del mal desde una perspectiva ortodoxa se derivan de una concepción errónea sobre la antropología del hombre (es decir, libre albedrío y omnipotencia divina). En los primeros años de la comunidad cristiana llamada gnósticos (por padres de la iglesia como Ireneo), estos atacaron al Dios judío y la historia de la creación cósmica contenida en la Torá. Gran parte de estas sectas gnósticas llamaron al creador judío YHWH inferior debido a que permitió que su creación fuera imperfecta o que permitiera la ocurrencia de eventos negativos. El ejemplo más claro de este dios creador tonto o malvado se expresa en términos modernos en el concepto filosófico denominado "el problema del mal". Los filósofos católicos occidentales (como Agustín, Anselmo de Canterbury, Tomás de Aquino, siguiéndolos la teodicea agustiniana) han intentado disculparse por el Dios judeocristiano debido a esta característica del mundo material, bajo el término teodicea.

Los primeros padres de la iglesia abordaron esta forma de fatalismo (un término secular más moderno para estas enseñanzas sería o bien necesitarismo o determinismo teológico) ya que enseñaba que la humanidad no tenía libre albedrío significativo; los judeocristianos enseñaron que la humanidad tiene libre albedrío indeterminado (una posición filosófica llamada libertarismo). La Iglesia enseñó (contra los gnósticos) que el cosmos ha caído, pero no porque Dios lo haya creado disfuncionalmente, sino porque el hombre hizo mal uso de su libre voluntad para elegir un camino que lo separe de Dios, es decir, para existir dentro de la voluntad divina en relación perfecta, y proclamó idólatramente su autosuficiencia. Cuando la humanidad hizo esta elección, se enseña en la patrística oriental que la realidad o cada esfera de influencia y participación humana "cayó" y se corrompió, lo que llevó a la indeterminación (una condición necesaria para el libre albedrío moralmente significativo en un modo de separación de Dios) en la existencia humana. Como resultado de esta aleatoriedad o indeterminación, lo bueno y lo malo les sucede a todas las personas, ya sean de buen o mal carácter. La primera condición de este cambio fue la comprensión oriental de la creación que contrasta radicalmente con el enfoque fatalista del pecado tal como lo enseñaron los sectarios gnósticos y luego los agustinos estrictos. La noción de que los ortodoxos ven la teodicea como una preocupación exclusivamente occidental es desmentida por escritos como El pilar y fundamento de la verdad: un ensayo sobre teodicea ortodoxa en doce letras de Pavel Florensky; Teodicea y escatología un punto de vista ortodoxo fundamental en teodicea y escatología del arzobispo Stylianos; Tsunami y Teodicea de David B. Hart, un teólogo ortodoxo y autor de La belleza del infinito; "La dama y la moza": una teodicea práctica en la literatura rusa de Paul Valliere; y con respecto a uno de los Padres de la Iglesia la Teodicea de Ireneo.

Pecado
El enfoque de la ortodoxia respecto del pecado y cómo tratarlo, rehúye la percepción del "legalismo" occidental. Seguir estrictamente las reglas sin que sea esto una motivación del corazón no ayuda al creyente en su salvación. El pecado no se trata fundamentalmente de transgredir una ley divina; más bien, es una etiqueta atribuida a cualquier comportamiento que "pierde el norte", es decir, no cumple con el objetivo superior de conformarse a la naturaleza de Dios.

Por lo tanto,en la tradición ortodoxa el pecado no es visto como una mancha reprensible en el alma que debe ser eliminada, sino más bien como una enfermedad penetrante o un fracaso en el logro del objetivo de la vida verdaderamente humana, cumpliendo nuestro diseño divino y función como creación a la imagen de Dios. El pecado,por lo tanto, no implica meramente la culpabilidad de desobedecer un mandamiento, sino más bien el ímpetu de convertirnos en algo distinto a lo que en realidad somos. Debido a que la experiencia de cada persona es única, conquista los hábitos pecaminosos requiere atención y corrección individual. El objetivo final de este proceso salvífico es llegar a ser divinizado, reflejar la semejanza Divina al convertirse semejante a Cristo tanto de comportamiento como de pensamiento.

Una práctica tradicional de la ortodoxia es, como en otras Iglesias apostólicas, tener un mentor espiritual y guía a quien uno se confiesa y que trata el pecado de manera individual. Un guía experimentado y espiritualmente maduro sabrá cómo y cuándo aplicar rigor al tratar con el pecado y cuándo administrar la misericordia.

Continua en La Teología Cristiana IV