El Diluvio, por Miguel Angel
El Diluvio Mundial es el nombre de un acontecimiento relatado en textos de diversas culturas, ampliamente aceptado por varias antiguas culturas aunque en un contexto mítico que también se narra en el Génesis, primer libro de la Biblia, en la historia de Noé que es el castigo enviado por Dios. Y apareció por primera vez en un texto en la Epopeya de Gilgamesh. Igualmente se utiliza la expresión diluvio universal para referirse a la creencia de un gran diluvio que afectó al planeta en la antigüedad.
Libro del Génesis 7.10-20
10 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. 11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, 12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13 En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca; 14 ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie. 15 Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida. 16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta. 17 Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra. 18 Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas. 19 Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. 20 Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes.
Libro de los Salmos 104.6-7
...Sobre los montes estaban las aguas. 7 A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
El Diluvio de Noé ocurrió hace más de 4000 años. No obstante, existe un relato escrito sobre aquella catástrofe que revela que las aguas cubrieron hasta la montaña más alta de aquel entonces. Tal vez alguien dude de que todo el planeta haya quedado cubierto de agua y crea que esa historia es un mito, o al menos, una exageración. Cuando uno examina los pasajes bíblicos, está claro que el diluvio fue global. Viendo lo que dice Génesis 1:6-7 y 2:6 parece ser que el medio ambiente antes del diluvio era muy diferente de lo que experimentamos ahora. Basándonos en estas y otras descripciones bíblicas, así como en el registro de fósiles y descubrimientos geológicos actuales, es razonable especular que en un tiempo, la tierra estaba cubierta con una especie de bóveda de agua. Esta bóveda pudo haber estado compuesta de vapor o pudo haber constado de anillos, algo así como los anillos de hielo de Saturno. Esto, en combinación con un aumento en las corrientes de agua subterránea, pudieron haber sido ambas vaciadas sobre la tierra (Génesis 2:6) y eso habría resultado en una inundación global.
Pero en realidad sí sucedió, pues gran parte de la Tierra —el 71% de su superficie— aún está cubierta por los mares. De modo que, para los efectos, las aguas diluvianas siguen aquí. Y si se derritieran los glaciares y los casquetes polares, el nivel del mar se elevaría y cubriría ciudades como Nueva York y Tokio. Al estudiar las características del terreno del noroeste de Estados Unidos, un grupo de Geólogos llegó a la conclusión de que la zona pudo haber sufrido hasta cien inundaciones catastróficas. Una de ellas levantó un muro de agua que tenía 600 metros (2.000 pies) de altura y se movía a 105 kilómetros (65 millas) por hora. Descubrimientos similares han convencido a otros científicos de que es posible que se produjera un diluvio mundial.
Análisis del texto del diluvio bíblico
Según la Hipótesis documentaría, los cinco libros del Pentateuco —Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio— fueron editados conjuntamente en el siglo V a. C. de cuatro fuentes independientes. La narración del Arca se cree que fue hecha a partir de la fuente sacerdotal y de la Yavista. La Yavista es la más antigua de las dos, redactada en el reino de Judá de textos y tradiciones incluso más antiguos, poco después de la separación de Judá de Israel en el año 920 a. C.
La narración yavista es mucho más simple que la historia sacerdotal: el Dios único envía su diluvio (por 40 días), Noé y su familia y los animales se salvan (siete de cada animal limpio), Noé erige un altar y hace sacrificios, y Eloah decide que nunca más matará a los seres vivientes por agua. La fuente Yavista no menciona un pacto entre Yahveh y Noé. Se cree que el texto sacerdotal ha sido redactado en algún momento entre la caída del reino norteño de Israel en 722 a. C. y la caída del reino sureño de Judá, alrededor de 586 a. C.. El material de fuente sacerdotal contiene muchos más detalles que la Yavista— por ejemplo, las instrucciones para la construcción del Arca, y la cronología detallada— y también suministra el centro teológico vital de la historia, el pacto entre Yahweh Sabaoth y Noé en Génesis 9:1–17, que introduce el método peculiarmente judío del ritual del sacrificio, y que forma el quid pro quo para la promesa del dios de no destruir al mundo otra vez. Es la fuente sacerdotal la que nos da el cuervo (la Yavista tiene la paloma) y el arco iris, y la que introduce las cataratas del cielo (la Yavista simplemente dice que llovió). Como la fuente Yavista, el autor del texto sacerdotal (que se cree habría sido un solo autor, un miembro del sacerdocio aaraonita de Jerusalén) habría tenido acceso a los textos y tradiciones antiguos y que ahora están perdidos.
El tema de la historia del Arca, de la ira de Yahveh Elohim por la maldad del hombre, su decisión de embarcarse en una terrible venganza y su posterior arrepentimiento, son típicos del autor o autores Yavistas, quienes tratan al dios como una figura humana que aparece en persona en la narración bíblica.
En contraste, la fuente sacerdotal normalmente presenta a Dios como distante e inaccesible, excepto a través del sacerdocio aaronita. Así, por ejemplo, la fuente Yavista requiere siete de cada animal limpio para permitir los sacrificios de Noé, mientras que la fuente sacerdotal reduce esto a una simple pareja, ya que no se pueden hacer sacrificios bajo las reglas sacerdotales hasta que se crea el primer sacerdote (Aarón) en los tiempos del Éxodo.
Estudio científico sobre el diluvio del Génesis bíblico-mesopotámico
Aunque la mayor parte de las opiniones referentes al diluvio del génesis bíblico-mesopotámico se inclinen a pensar que tiene un origen mítico, el estudio científico no está totalmente de acuerdo de que absolutamente todos los aspectos no sean reales. En este sentido, los registros caldeos y bíblicos son los únicos registros que especifica lugares y períodos bien definidos que se pueden utilizar para un análisis científico. Un ejemplo de ello es que, según la historia descrita en la Biblia, la zona donde se ha posado el arca de Noé habría sido la región montañosa de Urartu (actual Armenia y Anatolia), según el relato caldeo en el monte Nisir de la cordillera de los montes Zargos (aunque la tradición cristiana posterior convirtió arbitrariamente la región de Ararat en el monte Ararat).Sin embargo, la mayoría de científicos no creen que haya ocurrido un diluvio o inundación mundial que haya abarcado todo el planeta. Algunos de ellos teorizan sobre un posible diluvio o gran inundación en el pasado, pero ocurrido sólo en una zona geográfica específica del planeta. Debido a ello hay varias hipótesis que, en efecto, indican que en un período temprano de la existencia del ser humano, cuando ya existía el lenguaje, sucedió posiblemente alguna clase de catástrofe natural que se puede asociar a una inundación o diluvio que, aunque no abarcó todo el planeta, sí pudo haber sido el origen del mito. Entre estas hipótesis se podrían incluir:
En la ciudad de Shurupak se produjo una gran inundación fluvial que se encuentra probada arqueológicamente y que ha sido datada mediante el método del radiocarbono hacia 2900 a. C.
La cerámica polícroma de los niveles arqueológicos inmediatamente anteriores a la inundación ha sido datada como perteneciente al periodo de Jemdet Nasr el cual es el predecesor inmediato del período Dinástico Arcaico I.
Cabe señalar a este respecto que la frase "antes del diluvio" fue una frase muy común en el lenguaje acadio. La propuesta por los geólogos William Ryan y Walter Pitman, de la Universidad de Columbia, sobre la inundación del mar Negro, que durante la última era glacial pudo haber sido un lago de agua dulce cuyo nivel descendió considerablemente. Al terminar la era glacial, con el aumento del nivel de los océanos, la estrecha franja de tierra que lo separaba del mar Mediterráneo se habría erosionado causando una inundación catastrófica en toda la cuenca del mar Negro, que habría aumentado su nivel e inundado grandes extensiones de superficie en tal vez unas pocas semanas.
Existen pruebas convincentes de que esta inundación del mar Negro ocurrió, pero el que sea el recuerdo de este hecho el que dio origen a las historias del Diluvio es mucho más controvertido. No obstante, el Relato de Gilgamesh o Poema de Gilgamesh es compatible con esta interpretación pues en él se indica: "La vasta tierra se hizo añicos como una perola. Durante un día la tormenta del sur sopló, acumulando velocidad a medida que bufaba sumergiendo los montes, atrapando a la gente como una batalla". Los habitantes de la región del Mar Negro habrían visto, por tanto, llegar la inundación procedente del sur sumergiendo montes y atrapando a la gente. Los supervivientes de dicha inundación podrían haberse desperdigado a su alrededor dando lugar a la zona de influencia del idioma indoeuropeo, junto con sus mitos. De hecho, en el Poema de Gilgamesh se relata que el único superviviente, Utnapishtim, "residirá lejos, en la boca de los ríos!", es decir, probablemente en la baja Mesopotamia: en la desembocadura de los ríos Eúfrates y Tigris. La propuesta de Ryan y Pitman es también compatible con la descripción del diluvio presentada por Ovidio en su famosa obra "Metamorfosis". En esta obra clásica se describe el diluvio de la siguiente manera: "Él mismo golpeó la tierra con su tridente, y ella tembló y con su movimiento abrió caminos a las aguas. Los ríos fuera de sus cauces se precipitan por los campos sin fronteras y con los sembrados arrastran a la vez arboledas, ganados, hombres y casas, y santuarios con sus ofrendas sagradas. Si alguna casa quedó en pie y pudo ofrecer resistencia a tanta desgracia sin haber sido derribada, con todo una ola muy elevada cubrió su techumbre, y las torres se ocultan apresadas bajo el remolino; y ya no había ninguna diferencia entre mar y tierra: todo era mar, incluso faltan al mar sus costas". Descartando el uso de pruebas de carbono-14 y otros modelos de determinación de la edad de la tierra y los períodos, se presenta la hipótesis de que todas aquellas culturas que refieren el evento impacto-asteroide (Yucatán, México), el tsunami atlántico, la inundación Persa, en la antigüedad, se encuentran de facto refiriéndose al mismo evento cataclísmico provocado por el impacto de un asteroide en la zona del golfo de México, provocando una pulverización del astro, vaporización y atomización del agua salina, la precipitación de aguas del Océano Atlántico con rumbo al valle de Persia (Irán) en la forma de un tsunami gigante, y la consecuente formación de nubosidades cubriendo todo el planeta y causando los daños correspondientes a corto y mediano plazo.Las hipótesis que asocian este mito a las crecidas de los ríos en los que se desarrollaron las primeras civilizaciones y el recuerdo que las crecidas de tipo catastrófico debieron dejar en las primeras comunidades urbanas del Tigris y el Éufrates. En este sentido existe una amplia tradición local, aunque al igual que la hipótesis del mar Negro, asociar estas hipótesis con el diluvio del Génesis bíblico-mesopotámico es un hecho también polémico. Según otra corriente de opinión, el diluvio pudo responder, en su origen, sólo a la necesidad de explicar ciertas observaciones y evidencias geológicas y paleontológicas, en un contexto cultural previo al actual análisis científico; análisis que descarta estas observaciones como prueba de un diluvio universal, al probar que tienen otro origen científico. Estas observaciones que equivocadamente pudieron dar origen a este mito serían, por ejemplo, las siguientes: el hallazgo de fósiles de animales y plantas, en grandes acumulaciones (extinción masiva); fósiles de origen marino (peces, equinodermos, moluscos...) encontrados a mucha distancia del agua o a gran altitud sobre el nivel del mar; fósiles de seres extintos; icnitas, es decir, huellas de pisadas sobre barro fresco; ondulitas (ripple-marks); estratos de rocas sedimentarias que denotan o bien un proceso lento incompatible con la creencia en una Creación reciente, o bien un proceso catastrófico muy rápido y la existencia de conglomerados (ver roca detrítica) con cantos rodados similares a los de origen fluvial. Esta hipótesis postularía que este origen del mito sería reforzada por la supuesta universalidad del mito del diluvio, común a muchas civilizaciones no relacionadas con la judeo-mesopotámica. Se ha teorizado que el Diluvio pudo ser en realidad un tsunami mediterráneo producido por el estallido del volcán Etna en la ribera oriental de Sicilia (hoy Italia). Una investigación publicada en 2006 sugiere que esto ocurrió alrededor del año 6000 a. C. y causó un enorme tsunami que dejó su marca en varios lugares del mar Mediterráneo oriental, por ejemplo, en el asentamiento de Atlit Yam (Israel), hoy día bajo el nivel del mar, que fue abandonado repentinamente alrededor de esa época. Por otro lado, se sugiere que el mito del diluvio estaría relacionado con la Teoría de la catástrofe de Toba, por la cual hace 70.000 años la población humana se redujo a unos 10.000 individuos, tras un invierno volcánico de 6 años de duración caracterizado por una bajada de las temperaturas de hasta 15 grados y lluvias generalizadas.
La Tradicion Oral
La transmisión oral de esta catástrofe a través del tiempo explicaría por qué el mito del diluvio es común a diversas culturas a lo largo del mundo como, por ejemplo, en los indios Innu de Canadá.
El escritor español José Rafael Gómez propone en su obra una hipótesis según la cual podrían haberse producido lluvias torrenciales a nivel planetario si la Tierra hubiera atravesado una nube interestelar de polvo de hielo (micrometeoroides de hielo). Según su hipótesis, hace alrededor de 11.600 años un aporte masivo de vapor de agua a la atmósfera habría estabilizado el estrambótico clima que hubo durante la última era glaciar y, al mismo tiempo, se incrementaría enormemente el efecto invernadero haciendo subir rápidamente las temperaturas y poniendo un abrupto final a la glaciación, hechos todos ellos observados y situados cronológicamente por la paleoclimatología a mediados del siglo X a. C. Este fenómeno habría causado lluvias torrenciales en todo el planeta y, aunque no hubiera logrado que se alcanzasen los exagerados niveles descritos en los diferentes mitos diluvianos, sí estaría detrás de la existencia de los mismos.
La historia del diluvio en Mesopotamia
Muchos autores, como H. Blavatsky (Isis sin Velo, cap. 10) coinciden en que la versión del diluvio recogida en el Génesis (el primer libro de la Biblia) se basaría directamente en los textos del siglo XIV a. C. de la literatura de Mesopotamia, conocidos como la historia de Uta-na-pistim (dentro del Poema de Gilgamesh), ya que se observa una relación obvia al comparar los pasajes del mito de Uta-na-pistim con los del diluvio judeocristiano, a veces hasta textual, teniendo en cuenta que los pueblos hebreos en su mayoría tuvieron contacto con Mesopotamia y su cultura.
Básicamente el texto mesopotámico relata lo siguiente:
Enlil decide destruir a la humanidad porque le resultan molestos y ruidosos. Ea advierte a Uta-na-pistim para que construya un barco. El barco se deberá llenar de animales y semillas. Llega el día del diluvio y toda la humanidad perece, excepto Uta-na-pistim y sus acompañantes. Uta-na-pistim se da cuenta de que las aguas bajan y suelta un cuervo el cual revoloteaba sobre las aguas yendo y viniendo hasta que se evaporaron las aguas de la tierra. Uta-na-pistim hace una ofrenda a los dioses y éstos quedan satisfechos por el sacrificio. Un relato muy similar es narrado en Tablillas Sumerias muy antiguas de la ciudad de Ur, en las cuales el protagonista a quien Enki/Ea previene del diluvio es Ziusudra. Vivió en 2.900 a.C. y sobrevivió a una gran inundación en una embarcación, cuentan las tablillas de Sippar que recoge el historiador Paul Johnson en Historia de los Judíos.
Una obra en la que se detalla la evidencia de una gran inundación en Mesopotamia que dejó una huella imborrable en la región. Entre ellas, “la figura salvadora de Ziusudra, presentada en la Biblia como Noé, proporciona la más antigua confirmación independiente de la existencia real de un personaje bíblico” a juicio del autor. En la monumental obra, Johnson explica que el concepto de “un universo moral superpuesto al físico” determina la narración del que él considera el “primer episodio histórico de la Biblia”.
La descripción del diluvio universal en Génesis 6 tiene apoyo en otras narraciones mesopotámicas, por lo que no se duda de que existió una inmensa inundación en la zona. En 1872 George Smith, del Museo Británico, descubrió una narración del Diluvio en las tablillas cuneiformes encontradas por Austen Henry Layard en 1845-1851 en Quyunyik (Nínive) en la biblioteca del palacio de Senaquerib, lo que se vio confirmado por otras tablillas encontradas en el palacio de Assurbanipal. En realidad, ésta era una versión asiria tardía, interpolada al final de una narración épica muy anterior llamada Gilgamesh, que se refiere a un antiguo gobernante sumerio de Uruk, en el IV milenio a.C. Antes de los asirios, tanto los babilonios como los lejanos sumerios conservaron recuerdos de un gran diluvio. En la década de 1920, sir Leonard Woolley descubrió y excavó Ur, importante ciudad sumeria del IV y III años a. C., mencionada en la Biblia hacia el final de su parte prehistórica. Mientras investigaba los estratos arqueológicos más antiguos de Ur, Woolley se empecinó en hallar pruebas de la existencia de una inundación de enormes proporciones. Descubrió un depósito aluvial de 2,40 metros y lo situó entre los años 4000 a 3500 a. C.. Después de reseñar los diferentes sitios que habían sido explorados a principios de 1960, sir Max Mallowan llegó a la conclusión de que, en efecto, se había producido una inundación gigantesca.
Las Tablillas de Sippar
Después, en 1965, el museo Británico realizó otro descubrimiento en sus depósitos:
dos tablillas referentes al Diluvio, escritas en la ciudad babilónica de Sippar, durante el reinado del rey Ammisaduqa, 1646-1626 a. C. La importancia de este último descubrimiento consiste en que nos permite centrar la atención en la figura del propio Noé, pues nos relata cómo el dios, habiendo creado la humanidad, se arrepintió y decidió destruirla mediante la inundación, pero Enki, el dios del agua, reveló el plan de la catástrofe a cierto rey-sacerdote llamado Ziusudra que construyó una embarcación y así sobrevivió. Para el historiador, es indudable que Ziusudra existió en realidad, fue rey de la ciudad babilónica meridional de Shuruppak alrededor de 2900 a.C., y así consta en la primera columna de la lista de los reyes sumerios. En la propia Shuruppak se hallan pruebas de que existió una inundación gigantesca, aunque la fecha no se corresponde con la inundación de Ur que ofrece Woolley. La figura salvadora de Ziusudra, que se correspondería con la presentada en la Biblia como Noé, proporciona la mención más antigua de un personaje bíblico.
La historia del diluvio en el Judaísmo y CristianismoDespués, en 1965, el museo Británico realizó otro descubrimiento en sus depósitos:
dos tablillas referentes al Diluvio, escritas en la ciudad babilónica de Sippar, durante el reinado del rey Ammisaduqa, 1646-1626 a. C. La importancia de este último descubrimiento consiste en que nos permite centrar la atención en la figura del propio Noé, pues nos relata cómo el dios, habiendo creado la humanidad, se arrepintió y decidió destruirla mediante la inundación, pero Enki, el dios del agua, reveló el plan de la catástrofe a cierto rey-sacerdote llamado Ziusudra que construyó una embarcación y así sobrevivió. Para el historiador, es indudable que Ziusudra existió en realidad, fue rey de la ciudad babilónica meridional de Shuruppak alrededor de 2900 a.C., y así consta en la primera columna de la lista de los reyes sumerios. En la propia Shuruppak se hallan pruebas de que existió una inundación gigantesca, aunque la fecha no se corresponde con la inundación de Ur que ofrece Woolley. La figura salvadora de Ziusudra, que se correspondería con la presentada en la Biblia como Noé, proporciona la mención más antigua de un personaje bíblico.
En la tradición judeo-cristiana, el diluvio se narra en el Génesis, donde se cuenta cómo Noé
construyó un arca en la que salvó a su familia y también tomó siete en siete, el macho y su hembra, y de toda bestia que no es limpia solamente dos, el macho y la hembra. (Génesis 7:2), siendo los únicos sobrevivientes en todo el mundo. En Mateo 24:37-39, Jesús habla con sus discípulos y cita el Diluvio como un suceso real, para que extraigan una lección para el futuro.
En sus cartas, el Apóstol Pedro también lo menciona (1 Pedro 3:20; 2 Pedro 2:5-6; 3:5-7). El Apóstol Pablo lo incluye como ejemplo de fe en Hebreos 11:7. Dios mismo lo cita en Isaías 54:9 como garantía de que no se indignará con su pueblo.
El diluvio en otros textos judeo-cristianos
Igualmente, en otros textos judeo-cristianos considerados apócrifos, tales como el Libro de Enoc, se muestra que la historia del diluvio no sólo fue un castigo hacia los hombres que obraron mal, sino principalmente en contra de un grupo de ángeles llamados vigilantes, y los hijos gigantes de éstos llamados Nefilim. Estos seres, según estos textos, habrían sido los causantes de un gran daño y desequilibrio entre los hombres, por lo que Dios habría decidido castigarlos y limpiar la tierra del mal producido por ellos, mandando este diluvio. De esta forma se unirían las historias de estos seres nombrados en el Génesis 6 con el diluvio que comienza en el Génesis 7. Esta versión del diluvio bíblico se vería apoyada por un pasaje de la Biblia en el Libro de la Sabiduría (un libro Deuterocanónico), que cuenta que al comienzo, cuando murieron los orgullosos gigantes, la esperanza del mundo se refugió en una balsa (el Arca); y en ella estuvo la semilla de una nueva humanidad (Sabiduría 14:6).
Folklore frente a Historia Bíblica
Existe, no obstante, una diferencia fundamental entre la explicación bíblica del Diluvio y la narración épica babilónico-sumeria. A diferencia de Ziusudra, Noé es una persona moral, arraigada firmemente en la escala de valores que el Génesis reconoce desde el principio mismo. Además, mientras la versión de Gilgamesh relata episodios aislados y carece de un contexto moral e histórico unificador, la versión judía percibe cada hecho como un trasunto de cuestiones morales y testimonio colectivo de un plan providencial. Es la diferencia entre la literatura secular y la religiosa, y entre el medo folklore y la historia consciente y determinista. Por otra parte, el relato del diluvio bíblico anticipa elementos importantes de la religión judía. Está presente la minuciosidad de un Dios detallista, en la construcción y carga del arca. También el concepto del hombre virtuoso. El relato también contiene la tendencia judía a subrayar el valor supremo de la vida humana, a causa de la relación del hombre con Dios, que aparece en el fundamental Génesis 9.6: “El que vertiese sangre de hombre, por otro hombre será su sangre vertida, porque Dios hizo al hombre a su imagen”.
Éste es uno de los postulados fundamentales de la fe judía, y resulta significativo que aparezca en relación con el diluvio, el primer hecho histórico para el que se ha encontrado una confirmación no bíblica. Los pasajes que tratan del diluvio también contienen la primera mención de una alianza y la más antigua referencia al país de Canaán. Lo mismo podemos ver en un relato de origen acadio, titulado Atrahasis, poema épico que relata desde la creación hasta el diluvio universal, solo son paralelismos con las historias bíblicas, no son copias de estos.
Todas las civilizaciones lo mencionan
Sería imposible que una catástrofe tan extraordinaria como esa, si de veras ocurrió, se olvidara por completo. Por consiguiente, en muchas naciones hay recuerdos de tal destrucción. Tomemos como ejemplo la fecha exacta que se menciona en las Escrituras. El segundo mes del antiguo calendario se extendía desde lo que hoy se conoce como mediados de octubre hasta mediados de noviembre.
Así que el día 17 corresponde aproximadamente al primer día de noviembre. Por ello, tal vez no sea casualidad que en muchos países se celebren festividades dedicadas a los muertos en esa época del año. Hay muchas evidencias extrabíblicas que apuntan a una catástrofe mundial describiéndola como una inundación global. Otros indicios de que ocurrió un diluvio perviven en las tradiciones de la humanidad.
Sería imposible que una catástrofe tan extraordinaria como esa, si de veras ocurrió, se olvidara por completo. Por consiguiente, en muchas naciones hay recuerdos de tal destrucción. Tomemos como ejemplo la fecha exacta que se menciona en las Escrituras. El segundo mes del antiguo calendario se extendía desde lo que hoy se conoce como mediados de octubre hasta mediados de noviembre.
Así que el día 17 corresponde aproximadamente al primer día de noviembre. Por ello, tal vez no sea casualidad que en muchos países se celebren festividades dedicadas a los muertos en esa época del año. Hay muchas evidencias extrabíblicas que apuntan a una catástrofe mundial describiéndola como una inundación global. Otros indicios de que ocurrió un diluvio perviven en las tradiciones de la humanidad.
Casi la Misma Historia
La aceptación de esta historia bíblica como real varía entre diferentes grupos, desde aquellos que aceptan toda la historia literalmente, los que la ven como una alegoría, pasando por quienes piensan que puede existir alguna base histórica que diese origen al mito.
Las más de 270 historias sobre el diluvio en todas partes del mundo, dan indicios de que ocurrió un diluvio en las tradiciones de la humanidad. Casi todas las antiguas civilizaciones tienen leyendas de antepasados suyos que sobrevivieron a un diluvio mundial. Tanto los pigmeos africanos como los celtas europeos y los incas sudamericanos cuentan con historias parecidas, al igual que los habitantes de Alaska, Australia, China, la India, Lituania, México, Micronesia, Nueva Zelanda y algunas zonas de Norteamérica, por mencionar solo unos cuantos ejemplos.
Aunque es cierto que, con el paso del tiempo, las leyendas han sido adornadas, todas poseen un esquema similar:
-Dios se encolerizó debido a la maldad del género humano. Envió un gran diluvio, mediante el cual destruyó a la humanidad en conjunto.
-Solo sobrevivieron unos cuantos justos. Estos habían construido una embarcación en la que se salvaron seres humanos y animales.
-Más adelante, enviaron aves para buscar tierra seca. Un Cuervo y luego una Paloma.
-Por fin, la nave descansó sobre una montaña.
-Cuando desembarcaron, los supervivientes ofrecieron un sacrificio. Holocausto.
Otras historias sobre diluvios universales
Las historias sobre un diluvio bíblico, o su versión de Mesopotamia, no son las únicas historias sobre esta temática. Así, igualmente existen otras historias de diluvios en otras culturas del mundo. En las historias griega e hindú aparece también la ayuda divina y un barco o arca. Estas historias son las siguientes:
América
El alma de los hombres se vio invadida por la codicia, la ambición, el egoísmo, el hambre y la sed de poder para doblegar a sus semejantes y así concentrar en pocas manos todas las riquezas. La lucha despiadada entre unos y otros comenzó a crecer con los días y los meses, a tal punto que se fue generando un clima de violencia entre hermanos, con lo cual las sabias prédicas de Bochica se fueron olvidando. Entonces Chibchacún, dios del bien y el mal, tiñó inicialmente los cielos con nubarrones negros. Luego hizo retumbar relámpagos y truenos que llenaban de susto a los habitantes de la comarca. Cuando los indígenas se vieron cautivos de la tormenta, decidieron no salir de sus chozas. Entonces, una llovizna monótona como letanías de agua, empezó a enceguecer el horizonte.
Esta llovizna se transformó en lluvia franca que desembocó en un torrente interminable de aguas borrascosas que amenazó con inundar la Sabana. A los pocos días se había precipitado un violento aguacero, acompañado de rayos y truenos incesantes. La furia de Chibchacún se sentía por los cuatro puntos cardinales. Hacía mucho tiempo que Bochica había desaparecido del panorama. Los ríos y las lagunas del altiplano co- menzaron a desbordarse y el volumen del agua a ascender amenazadoramente. En pocas semanas el diluvio había arrastrado viviendas, árboles, cultivos y animales. La fuerza del agua los empujaba hasta los cerros orientales. Los hombres y las mujeres alcanzaron a huir con sus hijos cargados y algunas pertenencias hasta las cimas de algunos montes, mientras imploraban a los cielos el perdón por sus desmanes y debilidades. Millares de criaturas temblorosas, tomadas de las manos, asustadas y arrepentidas, contemplaban desde las cumbres de las montañas que rodeaban la Sabana el enorme lago que minuto a minuto crecía bajo el cielo ennegrecido por la tormenta. En coro unánime, rogaban a los dioses que cesara la borrasca.
De un momento a otro vislumbraron un rayo de luz en el horizonte. La figura inconfundible de Bochica, con su túnica, cabellera y barbas blancas, apareció sosteniendo en su mano derecha una vara que blandía hacia el cielo. Al instante la lluvia cesó, los truenos se acallaron, el cielo se despejó y se fue tornando azul. Bochica se dirigió hacia una inmensa roca junto a la cima del cerro y mientras balbuceaba algunas palabras, tocaba las enormes piedras con su cayado, en medio del silencio abrumador de la comunidad. La colosal roca, al contacto con la vara de Bochica, se fue abriendo por la mitad hasta formar un estrépito ensordecedor. Enseguida, fueron cayendo al lado opuesto del lago millares de piedras hasta formar un gigantesco orificio que conducía a un abismo. Las aguas de inmediato se precipitaron hacia el infinito como si fueran un potro de aguas negras salpicadas de rugidos y espumas. La Sabana volvió a ser la de antes, ahora más verde y más fresca. Por el oriente renació el sol vigoroso y dorado y las gentes comenzaron a gritar y a saltar, dando muestras de alegría y gratitud. Bochica les hizo una señal con el ca- yado, indicándoles la mediación entre los terrestres y los dioses y como prueba de ello apareció en el horizonte el arco iris. Por el abismo salvador brotó lo que hoy conocemos como el Salto de Tequendama. Los muiscas volvieron a sus labores y a sus actividades normales, despojados de maldades y codicias, preparados en su interior para enfrentar más adelante otras tormentas invasoras.
Hindú
En las Escrituras védicas de la India encontramos a un rey llamado Svayambhuva Manu, que fue avisado del diluvio por una encarnación de Visnú en forma de un gigantesco pez (Matsya Avatar). Matsya arrastró el barco de Manu y lo salvó de la destrucción. El diluvio hindú fue mucho más devastador, ya que el agua no provenía de las nubes de este planeta, sino que se trataba de una creciente del océano que se encuentra en el fondo del universo. Esta versión es congruente con el desbordamiento del Mar Mediterráneo que inundó el área ahora ocupada por el Mar Negro, forzando a los supervivientes indoeuropeos de la zona este del Mar Negro a emigrar, en este caso hacia la India. El mito persistió al igual que en Mesopotamia.
Griega
La mitología griega relata la historia de un gran diluvio producido por Zeus, quien había decidido poner fin a la existencia humana, por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo. Deucalión y su esposa Pirra fueron los únicos supervivientes. Prometeo le dijo a su hijo Deucalión que construyese una embarcación, en la cual dispusieron todo lo necesario, y así sobrevivieron. Es importante destacar que el diluvio fue ocasionado por el viento Austro (del sur): "sólo se dio salida al Austro, el cual se precipitó a la Tierra cargado de lluvia", hecho parejo al de la mitología mesopotámica que puede ser explicado por el desbordamiento del Mar Mediterráneo formando, al norte, el Mar Negro. Al terminar el diluvio, y una vez que se secó la tierra y las aguas retrocedieron al mar, el arca de Deucalión se posó sobre el monte Parnaso, en donde estaba el oráculo de Temis (Apolo aún no había nacido). Deucalión y Pirra entraron en el templo para que el oráculo les dijera qué debían hacer para volver a poblar la Tierra, y la diosa sólo les dijo: «Vuélvanse hacia atrás y arrojen los huesos de su madre.» Deucalión y su mujer adivinaron que el oráculo se refería a las rocas. De esa forma, las piedras arrojadas por Deucalión se convirtieron en hombres, y las arrojadas por Pirra en mujeres.
Guaraní
La Mitología guaraní de los nativos de América del Sur sostiene que durante el tiempo conocido como "Yvy tenonde" (primera tierra), los hombres y los dioses convivían libremente en ésta en abundancia y no existían enfermedades o penurias... Hasta que un hombre llamado Jeupié transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Este hecho fue castigado ejemplarmente con un diluvio (Mba'e-megua guasu) que destruyó aquella tierra primera y produjo la partida de los dioses hacia su morada celestial. Ñamandú, dios principal de los guaraníes, decide crear entonces una segunda tierra, aunque imperfecta. Solicita entonces la ayuda de Jakairá quien esparce una bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existen la enfermedad, los sufrimientos y la muerte. Desde entonces los hombres habitantes de la "nueva tierra" conocida como Yvy Pyahu están condenados a la eterna búsqueda de aquella primera tierra perdida que llaman: "Yvymara'neỹ" (Tierra Sin Mal).
Inca
En mitología incaica, Viracocha destruyó a los gigantes con una gran inundación, y dos personas repoblaron la Tierra: Manco Cápac y Mama Ocllo. Únicamente sobrevivieron en cuevas selladas.
Kawésqar
Para los Kawesqar, o Alacalufes, de Tierra del Fuego, una gran inundación tuvo lugar en el mundo cuando un joven cazó, para regalarle una buena comida a su novia, a una nutria (o coipo, según otra versión) que por tabú no podía ser cazada. Ésta era una criatura protegida por el espíritu de las aguas, quien, dolido por esta afrenta, hizo subir el mar para vengarse de toda la humanidad. Al final del relato, el joven y su novia se salvan al subir a elevados cerros. Luego son ellos los encargados de repoblar la tierra.
Mapuche
En las tradiciones del pueblo amerindio mapuche, igualmente existe una leyenda sobre la inundación del hogar de este pueblo o del planeta al luchar entre sí dos serpientes, llamadas Tren tren vilu y Caicai Vilu. El pueblo mapuche cuenta entre sus mitos con la fantástica leyenda del diluvio universal que reviste cierta analogía con el diluvio bíblico. Encarnan la leyenda dos serpientes, la llamada Tren tren vilu, protectora de los hombres, y Caicai vilu, enemiga del género humano. Un día fueron Advertidos por la culebra amiga Tren tren vilu que la culebra enemiga les preparaba un exterminio mediante una terrible salida del mar y les instó a refugiarse en el cerro sagrado que ella habitaba, donde sólo unos pocos concurrieron. Producida la inundación, a medida que las aguas subían Tren tren vilu elevaba el cerro hasta acercarse al sol. Los refugiados se salvaron y los que fueron alcanzados por las aguas quedaron convertidos en peces, cetáceos y rocas. Así fue cómo se salvó la humanidad al bajar estos pocos hombres desde el cerro en el que se habían refugiado.
Mexica
En el manuscrito mexica denominado Códice Borgia (Códice Vaticano), se recoge la historia del mundo dividido en edades, de las cuales la última terminó con un gran diluvio a manos de la diosa Chalchitlicue.
Maya
Para los k’iche’s, por ejemplo, la inundación fue producida por Uk’u’x Kaj (“Corazón del Cielo”) o Jurakan, Madre y Padre de los dioses, a fin de destruir a la raza de hombres de madera (Recinos 1984: 94-98; Christenson, 2003: 85-90). Fray Bartolomé de las Casas (1967, II:507) refiere también que entre los q’ekchi’s de Verapaz “había noticia de un diluvio y del fin del mundo, y llámanle Butic, que significa diluvio de muchas aguas y quiere decir juicio, y así creen que está por venir otro Butic, que es otro diluvio y juicio, no de agua, sino de fuego, el cual dicen que ha de ser el fin del mundo, en el cual han de reñir todas las criaturas.” Semejante al anterior es un pasaje contenido en la Relación de la ciudad de Mérida (De la Garza, 1983, I: 72), mismo que confirma la creencia en diluvios sucesivos de agua y fuego, como también en un caimán que simbolizaba la inundación y la tierra.
En la obra "Historia de la América Central" de Enrique Gómez Carrillo, de 1906, donde el autor recopila documentos de la conquista y la colonia, principalmente del fray Francisco Ximénez, se describe cómo, a la llegada de los primeros misioneros cristianos, encontraron paralelos en los temas de la torre de Babel, las tribus perdidas, la caída de Lucifer, los viajes de evangelización de los apóstoles y, por supuesto, el diluvio universal. En un fragmento se describe de cómo el cacique de Nicaragua, sosteniendo un diálogo con Gil Gonzáles de Ávila, preguntó si ellos en sus historias, también tenían noticia del diluvio que había destruido el mundo antiguo.
Taíno
Según una tradición de los taínos del Caribe, Yukiyu o Yukahua,"dios", creó una gran inundación.
Se dice que se salvaron gracias a que se albergaron en el bosque fluvial del Yunque.
Uros
En el lago Titicaca, donde habita un grupo de indígenas conocidos por el nombre de uros o urus, existe una leyenda local que dice que, después del diluvio universal, fue en el lago Titicaca donde se vieron los primeros rayos del Sol.
Otras
Moussaye
En la nación africana de Chad, la tribu moussaye en su mitología cuenta la historia de que una vez una familia vivía en un lugar remoto, y que cierto día, la madre quiso preparar una comida opípara para su familia; así que tomó el mortero con su majador para moler el grano y hacerlo harina. (En aquel tiempo el cielo estaba mucho más cerca que ahora. En efecto, si se alargaba la mano, podía tocarse.) Majó el grano con todas sus fuerzas; sí, machacó el mijo y lo hizo pronto harina.
Pero al moler, la mujer se descuidó y alzó el majador tan alto que hizo un agujero en el cielo.
En el acto empezó a caer a la tierra mucha agua. No era una lluvia normal. Llovió durante siete días y siete noches hasta que toda la tierra quedó anegada. Conforme caía la lluvia, el cielo se iba levantando, hasta que llegó a la altura inalcanzable que ahora tiene. Desde entonces perdimos el privilegio de tocar el cielo con la mano.
Pascuense
La tradición del pueblo de Isla de Pascua dice que sus ancestros llegaron a la isla escapando de la inundación de un mítico continente o isla llamada Hiva.
¿Qué demuestra lo antedicho? Que no es posible que tales similitudes sean simple casualidad.
Las pruebas conjuntas que aportan estas leyendas corroboran el antiguo testimonio bíblico de que todos descendemos de los sobrevivientes del diluvio que destruyó a aquella sociedad humana.
Por eso, no tenemos que depender de leyendas o mitos para saber lo que ocurrió. Disponemos del relato que se preservó cuidadosamente en la Biblia.
Continua en El Diluvio II: El Pre Diluvio
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