Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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sábado, 17 de mayo de 2014

Los Diez Mandamientos II


3) No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; 

Este mandamiento prohíbe tomar el nombre del Señor en vano.
No debemos tratar el nombre de Dios a la ligera.
Debemos mostrar reverencia a Dios mencionándolo solo de manera honrosa y respetuosa.
Dios nos ordena que debemos usar Su nombre de forma apropiada.

Tomar el nombre del Señor en vano es usarlo de una forma irreverente.
La frase “el nombre de Jehová”, incluye palabras tales como “Dios”, “Señor”, y “Cristo”.
Estas palabras nunca deben ser usadas en ninguna exclamación, juramento, o con falta de respeto como, “¡Oh Dios mío!” “¡Te lo juro por Dios!” “¡Jesus! ¿Qué pasa?”.
Al contrario, estos nombres deben ser usados para darle toda gloria y honra a Dios.

La sociedad secular ha estado usando el nombre de Dios en vano en películas de cine, en la televisión, en la música, etc. Así, es común escuchar expresiones hechas en medios de entretenimiento por impíos, tales como, “¡Oh Dios mío!” “¡Te lo juro por Dios!” y que repercuten en la vida del cristiano al escuchar y considerar estas expresiones como livianas.
Los cristianos no deben usar frases o expresiones que usen el nombre de Dios en vano y que no muestren honor y respeto al Señor.

Entonces ¿cómo debemos hablar de Dios? Éxodo 20:7, como hablamos de Dios así adoramos a Dios.

Esto es lo que dice: «No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano».
Ojo con esas palabras:
En vano− «Porque el Señor no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano». 
Sí, enfatiza mucho esto, como una escopeta de doble cañón. No en vano, no en vano, no en vano, ¿de acuerdo? Hace mucho énfasis en esta idea principal, en no tomar el nombre de Dios en vano.
Usted dirá: «¿Qué pasa si lo hago, o si lo he hecho?». «No tendrá por inocente», al que lo hace, por lo tanto habrá consecuencias. Podría ser algo pequeño, podría ser algo grande.

En Levítico 24.11 hay un hombre que blasfema y luego es juzgado y muere.
 ¿Se imaginan eso? Se imaginan si Dios dijera en facebook «Todo el que toma mi nombre en vano morirá hoy». Descongestionaría mucho tráfico en Internet, ¿verdad? O sea, mataría selectivamente algunos de la manda. Eh, ¡pum! ¿Cierto? O sea, es cosa seria. ¿Cuántos de ustedes piensan:
«Oh, no quiero que Dios me castigue. Dios tiene nuestra atención».

Nosotros No Nombramos a Dios

Nosotros no nombramos a Dios. Dios nos da su propio nombre.
Algunos dirán: «¿Y quién piensa que es Dios? ¿Qué nombre le da usted a Dios? ¿Cuál es su espiritualidad, y su religión, y su filosofía, y su ideología? Pienso que Dios es esto, y pienso que Dios es aquello, y pienso que el nombre de Dios es esto y aquello. Y pienso que todos estamos hablando del mismo Dios, solo usamos distintos nombres».

No, para nada. Hay un solo Dios, y Él nos da su nombre, y no tenemos derecho a crear un nombre para Dios porque es un acto de liderazgo. Por ejemplo, cuando usted nació, sus padres lo nombraron porque tenían autoridad sobre usted.
Si nombramos a Dios, estamos ejerciendo autoridad sobre Dios. No tenemos derecho a ejercer autoridad sobre Dios, Él está en autoridad. No lo nombramos, Él nos revela su nombre. Él dice que es el Señor, el Soberano, que está sobre todas las cosas.

De hecho aquí, es el nombre Yahvé. Aparece casi 7.000 veces en el Antiguo Testamento.
Era un nombre tan sagrado que los judíos tenían pavor de violar el tercer mandamiento, y muchos ni siquiera decían el nombre de Dios por temor a exponerlo erróneamente y tener que soportar las consecuencias.

El Nombre de Dios le Pertenece a Él

Otra cosa que quiero que sepan es que Dios tiene derechos de Autor, tiene marca registrada y patente para su nombre.
¿Cuántos de ustedes trabajan para una compañía y el nombre de la compañía no es propiedad pública? ¿Cuántos de ustedes trabajan para una compañía y el icono y las imágenes pertenecen a la compañía?
Por eso es que si yo decidiera, por ejemplo, empezar una compañía de café, no podría decir: «Oh, me gusta el nombre Starbucks y estaba pensando en usar una sirena verde. Si pongo eso en la tasa, apuesto que aumentarían las ventas». Me encontraría en grave peligro porque no tengo derecho a usar esa marca, a usar esa marca registrada, a usar ese nombre y esa imagen patentada, porque no tengo acuerdo de licencia para usarlo, ¿verdad? Piénsenlo de esta manera.

Nos permite usarlo bajo ciertas condiciones, pero está patentado, tiene marca registrada, lo tiene marcado, le pertenece. Es su nombre, y debemos tratarlo según los requisitos que Él nos dé. ¿Entienden eso?

Dicho lo cual, Dios dice: «No tomen mi nombre en vano». ¿Qué significa en vano? Es súper importante. Significa vacío, falso, pero de una forma trivial, ligera, inconsecuente, o pequeña.
De una manera irrespetuosa, deshonrosa.

Lo opuesto− y recuerden que todo mandamiento tiene dos partes. Cuando dice: «No adulterarás», está diciendo: «Sean fieles a su cónyuge». Cuando dice: «No codiciéis los bienes de vuestro vecino», al otro lado está: «Celebren la gracia de Dios y las vidas de otras personas sin volverse celosos».

Aquí cuando dice: «No tomen el nombre de Dios en vano», al otro lado está lo que Jesús enseñó en Mateo 6:9, cuando nos enseña a orar. ¿Recuerdan la frase? Padre nuestro que estás en el cielo− ¿y qué más dice? Santificado sea tu nombre. Santo, respetado, reverenciado, honrado sea tu nombre. Lo contrario de santificar el nombre de Dios es tomar el nombre de Dios en vano. Jesús nos enseña a guardar el tercer mandamiento honrando y santificando el nombre de Dios.

Cuatro maneras Prácticas en las que tomamos El Nombre de Dios en Vano

Si esto es tan serio que Dios tiene, dependiendo de cómo lo veamos, 613 o 614 leyes en los primeros 5 libros del Antiguo Testamento, y después los reduce a 10 en los Diez Mandamientos, y pone a este, el número tres, en orden, es algo muy importante.

Y si nos advierte diciéndonos que si lo desobedecemos habrá consecuencias, debemos ponderar y considerar esto con oración, y examinar cuidadosamente nuestras vidas y nuestras palabras, y preguntarnos: «¿Estoy violando el tercer mandamiento?». Por eso quisiera darles tres maneras prácticas en las que tomamos el nombre de Dios en vano.

-Promesas falsas

Así que vamos a ver al Señor Jesús, el Maestro, el Rabino, y dejar que Él nos dé un mayor entendimiento del tercer mandamiento, en Mateo 5:33-35.

«33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: "No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos."». 
Aquí entra en la idea principal del tercer mandamiento. «sino que cumplirás tus juramentos al Señor"34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera;ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey».

Lo que pasaba era que cuando alguien quería hacer un juramento− y piénselo así: un juramento presupone un voto o una promesa−. Por lo tanto, si usted es un creyente y da su palabra, es una forma de juramento. Yo prometo.
O un juramento, por ejemplo, es cuando digamos que un esposo y su esposa se paran en la iglesia, en presencia de Dios y unos testigos, y cuando se hacen los votos no piensan, «Espero que todo salga bien; en el mejor de los casos, quizás haga tal cosa», ¿verdad? No, es una promesa. Es un juramento. Es un voto. Es un voto, y no debemos hacerlos a la ligera o caprichosamente. Cuando hacemos eso, somos culpables de desobedecer el tercer mandamiento e incurrir en una falsa promesa, dando nuestra palabra por algo que no tenemos ninguna intención de llevar a cabo o de cumplir.

Usando lo espiritual para demostrar la fiabilidad

Solo queremos que la gente piense que hablamos en serio, que piense que estamos comprometidos, por eso incluimos el lenguaje espiritual y el lenguaje de Dios para que parezca muy fiable.

En los días de Jesús temían decir: Yo prometo, yo juro, yo voto, y alzaban la mano en la presencia de Dios Todopoderoso, para decir: «No estoy seguro si quiero ir hasta ese extremo. No estoy seguro si voy a poder cumplir esto. Quizás no pueda. Quizás pueda, quizás no», o «En ninguna manera lo haré», o «Esto no me gusta mucho», o «No estoy plenamente comprometido con esto», o, «Quería mantener abiertas mis opciones para por si quiero cambiar de parecer».

En vez de hacer votos, promesas y juramentos a Dios, escogían algo espiritual como para restarle compromiso. Decían: «Prometo por el cielo», o «por el trono de Dios», o «por la tierra que Él hizo», o «por la ciudad de Jerusalén. Sobre estas cosas espirituales yo prometo».

Y nosotros hacemos lo mismo. Lo hacemos.
Por ejemplo, muchas veces vamos a los tribunales. A veces nos piden poner la mano sobre la Biblia. Digamos que usted es un funcionario electo, usted gana, asume su cargo, ¿y qué hace? Pone la mano sobre la Biblia.
Juro defender y hacer lo correcto. ¿En serio? O sea, verdaderamente piensa que todo político que pone la mano sobre la Biblia está diciendo: «Oh, sí, voy a leer este Libro todos los días y asegurarme de hacer lo que dice». Se ríen. Gracias por poner atención. O sea, en serio, ni siquiera pensamos eso. Pensamos: «Es pura pompa religiosa. Es una fanfarronada». Saben, porque no pueden llegar y decirle a un político: «Oiga, oiga, oiga. Estuve leyendo la Biblia y su política no encaja. No concuerda.
¿Acaso no ha leído Gálatas? ¡Vamos!». Le dirán: «Vamos, no lo estamos tomando tan en serio. Fue como un amuleto. Fue una cosita religiosa que hicimos, como una pequeña ceremonia. Mencionamos a Dios un poco para que todos durmieran mejor esa noche. En realidad no quisimos que se lo tomaran tan en serio».

¿Qué tal esta? Juro por un montón de Biblias−Oh, han escuchado esa. Juro por un montón de Biblias, no por una, tráiganme un montón, un gran montón de Biblias hasta acá. Juraré por todas ellas. Traigan todas las traducciones. Juraré por todas ellas». A veces sabemos que la persona está mintiendo aunque dicen cosas religiosas y espirituales esperando que les creamos.

Aquí va una versión más pueril. Lo juro por la cruz de Jesús, y me persigno el corazón. Lo juro por mi vida. Es demasiado− ¿verdad? Por tu vida, ¿en serio? ¿Estás seguro? ¿Estás bromeando? No, es solo un decir. Pero es nuestra manera de decir la clase de cosas que Jesús reprende en Mateo 5. Él dice: «No hagan eso».

Santiago, el hermano de Jesús, lo dice así: « sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no”». Santiago 5:12. Y no empiecen a usar un lenguaje religioso como: «Tráiganme un montón de Biblias y agua bendita, y véanme hacer la señal de la cruz. Y voy a cruzar los dedos porque si no lo hago, no es verdad». O sea, ya dejen todo eso. ¿Cuántos de ustedes hacían eso de niños? Lo prometo. ¿Han prometido con el meñique? «Prometo con dos meñiques». Lo que sea, está bien: sí o no. Y si dicen que sí, háganlo. Y si no van a hacerlo, diga que no.

-Profecías falsas

Segundo, las falsas profecías, Jeremías 14:14 es la segunda forma en que violamos el tercer mandamiento. «Entonces el Señor me dijo»−o sea, Dios está hablando aquí−. Los profetas profetizaban mentiras, y el problema era es que lo hacían «En mi nombre». Invocaban el nombre del Señor.
En el Antiguo Testamento, los profetas decían: «Así dice el Señor», o «En el nombre del Señor». Gerard Von Rad, un erudito del Antiguo Testamento, dice que según sus estimaciones, en el Antiguo Testamento más de 200 veces los profetas dicen: «Así dice el Señor», o «En el nombre del Señor». Y lo que estaban diciendo era: «Mis palabras son palabra de Dios», y venían sin autoridad.

Y Dios dice: «De hecho, hay una cantidad de tipos que andan por ahí escribiendo libros, dando conferencias, llenando iglesias, y vendiendo productos, y están diciendo cosas que yo nunca les dije que dijeran. Están inventándose cosas». ¿Esto sigue pasando? En todo momento, ¿no es cierto?

Así que compruébenlo todo con la Palabra de Dios, incluyendo lo que yo les digo. ¿Saben qué? Queremos ser una iglesia basada en la Biblia. Queremos escuchar la Palabra de Dios, no solo las opiniones de hombres y mujeres. Jeremias 14:14 «Falsamente profetizan los profetas en mi nombre». Ese es el problema. Confunde a la gente. «no los envié, ni les mandé».
Estos tipos son unos pícaros, hacen las cosas por su cuenta. «ni les hablé; visión mentirosa».
¿Por qué? Porque a menudo es rentable. «adivinación, vanidad» −o sea, son súper espirituales, oh, sueños y visiones, una nueva espiritualidad, publicaron un nuevo libro, averiguaron cómo sincretizar varias religiones para lograr una nueva experiencia, y toda esa basura− «y engaño de su corazón os profetizan.». Dios no es muy amigo del pluralismo religioso.

 ¿Les chocó eso un poco cuando lo leí? O sea, algunas cosas están mal. Por eso 1 Juan nos dice: «no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus», porque Satanás envía demonios que pueden dar a las personas mucho poder espiritual, y grandes experiencias espirituales, y todo para engañar a la gente.

Así que, amigos, esto incluye las falsas enseñanzas y la falsa doctrina. Cuando Pablo trata este tema en 2 Corintios 11, dice a los corintios, una iglesia joven, crédula, urbana, en la onda, les dice: «Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo». Los mormones tienen un Jesús, pero Él no es el Dios eterno, la segunda Persona de la Trinidad. Es un ser creado, es un hombre que se volvió Dios.

Los testigos de Jehová hablan de Jesús, pero para ellos él es arcángel Miguel, no Dios el Creador, el Gobernante Soberano de todas las cosas.

Los musulmanes hablan de Jesús, pero no lo consideran Dios, que resucitó de la muerte, o que haya muerto en la cruz por nuestros pecados. Lo consideran un profeta, pero ni siquiera el mejor profeta porque no es tan bueno como el supuesto profeta de ellos, el profeta Mahoma. Muchas religiones, muchas filosofías, muchas ideologías toman el nombre de Jesús y vierten en ese nombre a alguien que no es Él.
Todo eso cabe bajo la rúbrica de la falsa profecía, e incluye la profecía falsa predictiva, la anticipación al futuro. ¿Cuántos de ustedes han oído a alguien predecir el fin del mundo? ¿Han escuchado eso? Me vuelve loco. Jesús dice que nadie sabe el día ni la hora de su venida, pero siempre hay algún tipo que dice: «Yo sí sé, yo sí sé. No, usted no entiende. Si Jesús no lo sabe, usted tampoco sabe.
De acuerdo, o sea, tengan cuidado, porque cuando decimos: «Así dice el Señor», lo que estamos haciendo es tratar de aumentar nuestra propia credibilidad, y al hacerlo, disminuimos la credibilidad de Dios. Porque si no se hace realidad, o si no resulta ser lo correcto, otros dirán: «No sé. Él dijo que Dios le dijo, y parece que Dios calculó mal y que Dios no sabe lo que está haciendo», y Dios no sabe de qué está hablando. «Todos esos cristianos están locos».
Y podría aumentar nuestra autoridad y disminuir la autoridad de Dios. Estamos haciendo retiros de la cuenta de Dios, lo cual no tenemos derecho a hacer.

El Señor me dijo

«Sé lo que dice la Biblia, pero como no me gusta lo que dice la Biblia y quiero hacer algo que la Biblia prohíbe, esto es lo que voy a hacer: Voy a decir que el Señor me dijo tal cosa, y así sobrepaso la Biblia y usted no me puede decir que no porque ¿quién es usted para discrepar con el Señor?». Esto solapado y engañoso, ¿verdad?
¿Qué tal esta? El Señor me dijo que le dijera. Esa me encanta. ¿En serio? Él no me llamó a mí.
No sé, yo estaba en la otra línea. Me perdí esa. ¿Por qué no puede llamarme? «El Señor me dijo que te dijera». ¿En serio? Pues el Señor me dijo que callaras lo que ibas a decirme. «No sé que hacer ahora, tenemos un verdadero enigma, ¿verdad?».

Pero suena muy− «Oh, el Señor te dijo que me dijeras». Y algunas personas son muy sensibles de conciencia, tienen buenas intenciones. Y dicen: «Si el Señor tiene palabra para mí, dame la palabra del Señor».
Damas solteras, Cuidado con este tipo. «El Señor me dijo que te dijera que debes ser mi esposa». ¿Alguna de ustedes ha conocido a un tipo así? Díganle esto: «eres un falso profeta. ¿Y sabes cómo lo sé? Porque no voy a salir contigo, y mucho menos casarme contigo». ¿Verdad?

Pero miren, esto es abuso espiritual. Es decir: «El Señor me dijo que te dijera». La Biblia también dice: «Honra a tu padre y a tu madre, escucha a los líderes de la iglesia, busca la sana sabiduría, compruébalo todo por las Escrituras». Usted no puede andar por ahí diciendo: «Oye, Dios me dijo, ondeando bandera, por lo tanto debes hacer lo que digo porque Dios me dijo», No.

¿Cuántos de ustedes se sienten muy frustrados cuando nunca le dijeron nada a nadie y alguien sale y dice: «Él dijo tal cosa», y usted piensa: «Yo nunca dije eso». O usted dijo algo, y lo tuercen y suena exactamente contrario a lo que usted dijo, y usted dice: «Eso no fue lo que dije». ¿Se siente frustrado cuando la gente le hace eso? Dios también. Dios dice: «No vayan a decirles a mis hijos que hagan cosas diciendo que yo les di palabra a ustedes para ellos. Yo no dije eso». Es una profecía falsa.

-Pretensiones falsas

La tercera manera es con falsas pretensiones. Jesús lo dice así en Mateo 7:21-23: «No todo el que me dice: “Señor, Señor”». Por lo tanto, escuchen esto. Bien, todavía estamos hablando del tercer mandamiento, «No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano». Aquí están invocando el nombre del Señor, diciendo: «Señor, Señor». Están invocando el nombre del Señor. «21 Entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día» − en el Día del Juicio, el día más importante, el último día, el postrer día−, «Muchos me dirán en aquel día: «"Señor, Señor», están invocando el nombre del Señor. «¿No profetizamos en tu nombre…?». Salieron y dijeron: «Así dice el Señor», y la Biblia dice que Dios declara. «Y en tu nombre echamos fuera demonios». Teníamos un poco de poder sobrenatural. Hicimos unas cosas maravillosas. Invocamos tu nombre. «¿…Y en tu nombre hicimos muchos milagros?».

Estas personas se ponen de pie y dicen: «Nuestra vida entera fue en tu nombre. Todo lo que hicimos fue en tu nombre. Todo nuestro ministerio, todo lo que logramos, todo fue en tu nombre», pero no fue para su nombre. Fue en su nombre, pero no fue para su nombre. Estaban usando el nombre de Dios para beneficiarse ellos mismos. «Y entonces les declararé:  “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”».

Por tanto, son nuestras palabras: «Señor, Señor», y nuestras obras; y las falsas pretensiones son cuando nuestras palabras y nuestras obras son incongruentes. No me refiero a un creyente que lucha por vivir una vida consistente por la gracia Dios. Estamos hablando de alguien que dice: «Señor, Señor, Señor», y sus obras traicionan sus palabras. Sus obras traicionan sus palabras. Son pretensiones falsas. Las falsas pretensiones son ocasiones en las que fingimos. Fingimos pertenecer al pueblo de Dios pero no pertenecemos al pueblo de Dios, porque nos convendría serlo. Es asociarse con Dios y con su pueblo para beneficiarnos de algo a lo cual no tenemos derecho, porque lo que queremos son todos los beneficios y ninguno de los compromisos.

Si va a presentarse como un seguidor de Jesús, necesita realizar sus negocios de una manera que honra a Jesús. No puede robarle a la gente, estafarlos, no puede cobrarles de más. No puede aprovecharse de la gente incumpliendo lo acordado. Y ciertamente no puede acudir a Corintios y decir: «Oye, hermano, sabes, la Biblia dice que no podemos demandarnos unos a otros». Y esto sucede «En el nombre del Señor», pero no es para el nombre del Señor. Alguien que consigue beneficios ondeando la bandera de Jesús sin ninguna de las obligaciones que conlleva.

-Clichés falsos

La cuarta manera en que tomamos su Nombre en vano, son los falsos clichés. Levítico 19:12: «Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.»

Capten los ecos y las entonaciones del tercer mandamiento. «Yo soy el Señor. Cuidado con lo que dicen. No hagan juramentos a menos que vaya a obedecerlos».

Y la idea principal que quisiera desglosar está en una palabra: Profanar, profanar. ¿Qué significa? Y repito, algunos dicen: «Lista de palabras buenas, lista de palabras malas», profano y no profano, palabras buenas para lo bueno, palabras malas para lo malo. No estamos a favor del vocabulario sucio, estamos diciendo que debemos entender lo que esto significa. Y lo que significa es esto, el Dios de la Biblia es un Dios de gloria. Es un Dios glorioso. Eso quiere decir que tiene mucho peso, Él es preeminente, es significativo. Y lo profanamos cuando lo tratamos con ligereza, sin relevancia, descartándolo, burlándonos, restándole importancia, mofándonos de Él. Al Dios que deberíamos tener en mucho, lo tenemos en poco. Hacemos que el Dios glorioso sea ignominioso.

Volviendo otra vez a mi definición original, es usar el nombre de Dios de una manera que proyecta y representa a Dios como algo vacío, banal, e insignificante; o que representa a Dios en forma intrascendente. Como si no importara. No es grande, es pequeño. No tiene peso, se tiene en poco.
No es maravilloso, es ordinario. No es santo y diferente a nosotros, es común y muy como nosotros. Eso es lo que significa profanar a Dios y usar su nombre profanamente.

Y a veces la gente de la iglesia hace esto cuando hablan en forma religiosa o en vernáculo, con coloquialismos, mencionando a Dios aquí y allá en todos los temas. Les daré unos ejemplos. ¿Están listos? ¡Alabado sea el Señor! ¡Alabado sea el Señor!». No. La Biblia dice que sí alabemos el nombre del Señor, pero algunas personas lo hacen a cada rato. Necesitan dejar de hacer eso. Le han quitado su majestuosidad.

Oiga, deje de hacer eso por favor. Si usa el nombre del Señor a cada rato, pierde su peso.

¿Qué tal esta? Señor ten− Ustedes lo dijeron, no yo. Bien, «Señor, ten misericordia». Alguien llega y le dice: «Tengo cáncer. Oh, Señor ten misericordia». Pero a cada rato. Eso está bien. Pero no en todo momento. «Oh, cero y van 3 que no atajó la pelota, Señor, ten misericordia. Oh, subió la gasolina, Señor, ten misericordia». O sea, ¿eso qué tiene que ver con el Señor? Mejor dicho, ese tipo no puede atajar la pelota. El carro no tiene buen kilometraje. No creo que debamos invocar el nombre del Señor para estas cosas. No creo que todo deba terminar en «Alabado sea el Señor». «Aleluya, gracias Jesús, Señor ten misericordia».

¿Qué piensan? ¿Debemos decir OMG en todos nuestros mensajes de texto, o en los medios sociales, o en nuestras publicaciones? Solamente OMG, OMG, ¿sí o no? ¿Cuántos dicen que sí?
Está bien, los voy a desagregar como amigos. ¿Quién más dice que no? Probablemente no es buena ida. Probablemente no es la mejor manera de usar el nombre de Dios en público.

¿Qué tal esta? Usted se equivoca y dice algo indebido, o hace algo indebido, se machaca el dedo con un martillo. O digamos esto, aquí está: Tira y no da en el blanco, y dice: « ¡Jesucristo!». ¿Alguna vez han hecho eso? Es sorprendente, ¿no? No decimos el nombre de otro Dios. Nunca he escuchado a alguien en el trabajo decir: «¡Buda Gordo!». Nunca he oído eso, nunca he oído: «¡Hare Krishna!». Nunca he oído eso. ¿Saben por qué? Porque no hay tanto poder en esos nombres. Siempre mentamos el gran nombre, el nombre de Jesús.

Cristiano, falso o verdadero, ¿quizás no debamos hacer eso? Probablemente no. Debemos usar el nombre de Jesús, pero no como grosería. ¿Qué tal «G.D.»? No voy a decirlo, pero saben a qué me refiero. ¿Debemos proferir eso? ¿Debemos decir locuras como G.D.? No lo creo. A veces, incluso cristianos bienintencionados violan el tercer mandamiento con clichés falsos, y toda clase de palabrería espiritual, mencionando a Dios en todo y para todo. Como que les sale sin pensarlo.

Camisetas Cristianas

Y les sale a cristianos bienintencionados que piensan: «Podemos encontrar algo en la cultura que a los no cristianos les parezca importante para que podamos crear un puente para hablarles de Jesús», y terminamos con algo llamado camisetas cristianas, así que compartiré lo que dicen algunas con ustedes.

Si profanar a Dios es tratarlo de una manera irrespetuosa, ligera, irrelevante, ¿piensan que Jesús salva, Jesús el guardametas, quizás raye en, o quizás se propase del límite? Me gusta el balompié, o sea, después de todo. Me gusta Jesús. Me gusta su barba. Hay mucho aquí qué elogiar, ¿verdad? Pero Dios se hizo hombre y murió en la cruz para expiar los pecados del mundo, para que fuéramos salvos de Satanás, el pecado, la muerte, el infierno, la ira de Dios, y la mejor manera de ilustrar eso no es pateando un balón al fondo de un arco.

−Oh, pero hay un versículo aquí abajo, −Sí, creo que es Isaías 1:18. −A nosotros los viejos se nos dificulta leerlo. «si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos» Como tiene un versículo, no tiene nada de malo. Siempre sabemos si un evangélico tuvo una mala idea porque siempre hay un versículo por ahí cerca. De todas maneras, el siguiente, está bien, eso es.

Un donante de sangre salvó mi vida. Eso no fue exactamente lo que pasó en la cruz, ¿amén? ¿Cuántos de ustedes han dado sangre y pensado: «Ajá, no creo que esto vaya a salvar a millones del infierno»?
Esencialmente se trata de esto. Dios nos da su nombre, nos dice que no lo usemos en vano. Por lo que no queremos usarlo en vano. A algunos les da tanto miedo, que no lo usan para nada. No debemos evitar el nombre de Dios, ni abusar el nombre de Dios. Debemos usar el nombre de Dios de una manera que lo honre.

Continua en Los Diez Mandamientos III
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