Patrística
estudio del cristianismo de los primeros siglos y de sus primeros autores conocidos como padres de la Iglesia
La patrística es el estudio del cristianismo de los primeros siglos y de sus primeros autores conocidos como padres de la Iglesia. La patrística es la fase en la historia de la organización y la teología cristiana que abarca desde el fin del cristianismo primitivo, con la consolidación del canon neotestamentario, hasta alrededor del siglo VIII. Se considera que el periodo abarca desde la parte final del Nuevo Testamento o el fin de la Era Apostólica, hasta el 451 (año del Concilio de Calcedonia) o el 787 (año del Segundo Concilio de Nicea).
En su contenido ideológico, la patrística se caracterizó por ser el periodo en que se gestó el contenido doctrinal de las creencias religiosas cristianas, así como su defensa apologética contra los ataques de las religiones paganas primero, y sucesivamente de las interpretaciones que dieron lugar a las herejías, después. Durante este período, el cristianismo es difundido masivamente por los profetas, tomando fuerza entre la población y desplazando a las religiones politeístas.
Para ser reconocido un padre de la Iglesia, era necesario reunir las siguientes condiciones:
- Antigüedad
- Santidad de la vida
- Doctrina ortodoxa
- Aprobación eclesiástica
La religión cristiana encontró en la filosofía griega los argumentos para justificar su doctrina, pues la religión cristiana era para los padres de la Iglesia la expresión cumplida y definitiva de las verdades que la filosofía griega había logrado encontrar de manera imperfecta y parcial.
La palabra deriva de la forma combinada del latín pater y del griego patḗr, 'padre', y hace referencia a los padres de la Iglesia, los teólogos cuya interpretación dominaría la historia del dogma. La influencia apologética se debió entre otras cosas al ataque hostil, y por penetrar en los datos de la revelación, el de formarse una imagen totalizadora del mundo y de la vida humana a la luz de la fe. El progreso de lo implícito a lo explícito fue un progreso en la ciencia teológica; en el proceso de argumentación y definición se emplearon conceptos y categorías tomados de la filosofía. La filosofía imperante era el platonismo, neoplatonismo (con toque estoico). Los escritores cristianos no hicieron distinción entre filosofía y teología. Estos mostraron una divergencia de actitud ante la filosofía clásica: como enemiga o como utilidad.
Algunos de los principales representantes de esta etapa fueron Mario Victorino, Boecio, Isidoro de Sevilla, San Agustín de Hipona, Juan Escoto Erígena, entre otros.
Comunidad de Alejandría, Egipto
Durante este tiempo surgieron figuras destacadas en defensa de la nueva fe cristiana. En torno de la comunidad de Alejandría, en Egipto, gran centro cultural del mundo romano, se formó una escuela en la que brillaron Clemente de Alejandría (150-215) y su discípulo Orígenes (185-254): cabe mencionar que la comunidad de Alejandría estaba en contra de las herejías gnósticas; Filón y Clemente de Alejandría fueron pieza clave para esta aportación. Basados en las filosofías griegas, se introdujeron en el modo de pensar de bastantes personas. Clemente de Alejandría era escuchado por ricos y pobres, personas de clase alta, políticos, etc. y por gente humilde; se dice que se sabía de memoria los diálogos de Platón y hacía continuo uso de ellos.
Orígenes
Orígenes escribió numerosas obras (unas 800) y aunque incurrió en algunos errores graves, debido a su intento de "explicar" orgánicamente todas las dificultades que pudieran presentarse ante la reflexión de las creencias cristianas, en unos momentos en que el dogma no estaba todavía fijado por completo, no cabe atribuir su actitud a afán polémico o sensacionalista, sino a un íntimo deseo de aprender toda la verdad. Este afán común a muchos espíritus cultos de la época llevó a polémicas apasionadas. De la pasión que se vertía en los escritos polémicos de los primeros siglos de la Iglesia, podrán dar idea las siguientes palabras de Zonaro referentes a la persecución de Decio: En este tiempo (250) también fue llevado Orígenes, como cristiano, ante el tribunal de los perseguidores de la Iglesia, pero no recibió la corona, sin duda por no considerarlo digno de ella Decio, a causa de la impiedad de sus sentimientos; y a pesar de que padeció tormentos por la causa de la fe, perdió su rango de confesor. Ya hemos dicho que habiéndole inspirado excesiva vanidad la grandeza de su saber y su elocuencia, en vez de seguir la doctrina de los antiguos Padres, quiso inventar una nueva; sacó del falso tesoro de su corazón execrables blasfemias contra los sagrados misterios de la Trinidad y de la Encarnación y sembró las semillas de casi todos los errores que han aparecido después. Enseñó que el Hijo único del Eterno Padre había sido creado y que no participaba de la gloria y sustancia divinas. Hizo inferior al Espíritu Santo al Padre y al Hijo, asegurando que el Padre no pudo ser visto por el Hijo, ni el Hijo por el Espíritu Santo; de la misma manera que no puede serlo el Espíritu Santo por los ángeles ni los ángeles por los hombres. Estas fueron las blasfemias de Orígenes contra la santa y consustancial Trinidad. Por lo que se refiere al misterio de la Encarnación, tuvo la impiedad de negar que el Salvador tomase en el seno de la Virgen cuerpo animado de alma racional: pretendiendo que el Verbo estaba unido a un alma antes de la creación del mundo y que posteriormente se encarnó con aquella alma, tomando un cuerpo desprovisto de alma inteligente y racional. Sostiene también que el Señor abandonó su cuerpo y que su reinado debe concluir. Dice además que el suplicio de los demonios es temporal y pasado éste se les restablecerá en su primitiva felicidad, imaginando que los hombres y los demonios quedarán justificados de sus pecados algún día y que entonces todos se reunirán. Zonaro, Historia Augusta: Decio.
África noroccidental
Dos grandes personalidades del África noroccidental fueron el presbítero Tertuliano (160-245), originario de Cartago, y su discípulo el obispo San Cipriano (160-258), de Cartago también, decapitado en la persecución de Valeriano.
Tertuliano
Tertuliano, iniciado en el culto de Mitra cuando joven, debió convertirse después al cristianismo y luego pasó (213) al montanismo, creencia considerada entonces herejía, predicada por el frigio Montano, enemigo de la Iglesia jerarquizada. Tertuliano fue un rigorista extremado.
San Cipriano
San Cipriano, retórico convertido al cristianismo en edad madura, es un asceta y un moralista, pero es sobre todo un espíritu práctico. Dos problemas le preocupan en especial: el de los lapsi cristianos asustadizos que ante la persecución negaban su condición de tales y prestaban adoración al emperador (a quienes considera readmisibles en el seno de la Iglesia mediante ciertas condiciones), y el de los bautizados por los considerados herejes (que no cree lo estén en realidad).
Una de las obras de San Cipriano, escrita en 251 con ocasión del cisma provocado en Roma por Novaciano al negar a la Iglesia el derecho a readmitir a los lapsi en la comunión de los fieles, se titula "La Unidad de la Iglesia católica", y en ella advierte que no todos los peligros derivan de la persecución: "no hay que temer únicamente la persecución o todo aquello que con descubierta acometida se dirige a derribar y derrotar a los siervos de Dios; cuando el peligro está a la vista, es más fácil la cautela, y cuando el adversario se declara, el ánimo se apresta de antemano al combate. Hay que temer sí y guardarse más del enemigo cuando se presenta a escondidas, cuando engañando con cara de paz, se arrastra con paso oculto" (cap. I). "¿Y qué cosa más astuta y sutil, que el enemigo encubierto y apostado junto a la senda de Cristo (...) tramara un nuevo engaño, como el de engañar a los incautos con el mismo título de nombre cristiano? Inventó, pues, herejías y cismas, con los cuales destruye la fe, corrompe la verdad, rompe la unidad". "Todo esto sucede", sigue diciendo Cipriano, "por no volver al origen de la verdad, por no buscar la cabeza" (cap. III). Y recuerda entonces las palabras de Jesucristo a San Pedro cuando cimentó en él su iglesia. "Sobre uno únicamente, insiste, edifica su iglesia". "Quien no se cuenta en esta unidad de la Iglesia ¿cree que tiene la fe?".
La esposa de Cristo, la Iglesia, según imagen de San Pablo, que es incorrupta y honrada, no puede adulterar. Ha conocido una sola casa y guarda, con casto pudor, la santidad de un solo lecho. Ella nos guarda para Dios, ella anota para el reino los hijos que engendró. Quien separándose de la Iglesia se junta a una adúltera, este tal se separa de las promesas de la Iglesia y no alcanzará los premios de Cristo, quien abandonó la Iglesia de Cristo. El tal extraño es profano, es enemigo. Ya no puede tener por padre a Dios, quien no tiene a la Iglesia por madre. Caps. IV y VI.
Patrística griega
San Pablo
Justino de Flavia
Clemente de Alejandría
Orígenes
Gregorio de Nisa
Hipólito de Antioquia
Ireneo de Lyon
Después del concilio de Nicea:
el pseudo Dionisio
San Basilio de Cesarea
San Juan Crisóstomo
Osio de Córdoba
San Atanasio
Patrística latina
Patrologia Latina
Tertuliano
Lactancio
Agustín de Hipona
Clemente Romano
Padres de la Iglesia
grupo de escritores, teólogos y sacerdotes cristianos de los siglos I al VIII
Los Padres de la Iglesia, también llamados como Santos Padres, Primeros Padres de la Iglesia o Padres Cristianos, son un grupo de sacerdotes, teólogos y escritores eclesiásticos cristianos, obispos en su mayoría, que van desde el siglo I hasta el siglo VIII, y cuyo conjunto de doctrina es considerado testimonio de la fe y de la ortodoxia en el cristianismo. Para varias ramas del protestantismo, los escritos emanados de la patrística son eminentemente testimoniales, corroborativos en la medida en que se sometan a una sólida exégesis de la Biblia.
Los cuatro padres de la Iglesia latina: Agustín de Hipona, Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón. Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Villamelendro de Valdavia (Palencia, Castilla y León).
Los Padres de la Iglesia, una miniatura del siglo XI de la Rus de Kiev de la Miscelánea de Svyatoslav.
En la teología dogmática tradicional, los autores considerados Padres de la Iglesia son tratados como autoridad, y se utiliza una definición algo restrictiva. El campo académico de la patrística, el estudio de los Padres de la Iglesia, ha ampliado el alcance del término, y no hay una lista definitiva. Algunos, como Orígenes y Tertuliano, hicieron importantes contribuciones al desarrollo de la teología cristiana posterior, pero ciertos elementos de su enseñanza fueron posteriormente condenados.
Introducción
Los Padres de la Iglesia son un grupo de escritores cuyas enseñanzas tuvieron gran peso en el desarrollo del pensamiento y la teología cristiana según su interpretación de la Biblia, la incorporación de la Tradición y la consolidación de la Liturgia, por lo que fueron dejando una doctrina en conjunto. Son sus puntos en común los que se toman en cuenta.
A menudo los Padres de la Iglesia tuvieron que dar respuesta a cuestiones y dificultades emergentes, planteadas por la moral y la teología, en medio de un ambiente convulsionado por persecuciones externas y conflictos internos producidos por herejías y cismas de la Iglesia postapostólica. Por eso, se les considera como los continuadores inmediatos de la obra que los apóstoles habían iniciado, y a los que con ella pasaron a sustituir ventajosamente, pues dejaron un amplio testimonio de sus trabajos y enseñanzas, escritos respaldados muchas veces directamente por la jerarquía eclesiástica encabezada por el papa.
El título de «padres» para este grupo apareció desde el siglo IV, tal como puede observarse en las palabras de Basilio de Cesarea: "Lo que nosotros enseñamos no es el resultado de nuestras reflexiones personales, sino lo que hemos aprendido de los Padres".
A partir de allí han surgido dos nuevas ciencias con relación a su estudio, íntimamente relacionadas entre sí:
- Al estudio y análisis de la obra de estos escritores se le llama Patrística.
- Al estudio de la vida y persona de los padres se le llama Patrología.
Estas dos ciencias han establecido una clasificación por generaciones y procedencias culturales, con objeto de facilitar una comprensión más exacta del desarrollo de la teología cristiana por ellos expuesta.
Los Padres apostólicos
Padres apostólicos es la denominación que, desde el siglo XVII, reciben aquellos primeros Padres de la Iglesia que tuvieron una cercanía inmediata con los apóstoles de Jesucristo, por lo que cronológicamente se ubican en el siglo I y primera mitad del siglo II. Sus escritos son respuestas específicas a comunidades eclesiales, la mayoría de contenido moral antes que doctrinal, en forma de cartas, documentos o recomendaciones, por lo que su estilo es sencillo y directo.
Entre estos escritores contamos a Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Papías de Hierápolis, Policarpo de Esmirna y, a los autores (hasta ahora desconocidos) de la Didaché, la Carta a Diogneto y el Pastor de Hermas.
Los Padres apologistas
Como Padres apologistas se les conoce a aquellos Padres de la Iglesia que surgieron a partir de finales del siglo II d. C., cuando con la muerte de los discípulos de los apóstoles se extinguían las referencias más directas a la vida de Jesús y de los orígenes de la época apostólica. En esta etapa, los cristianos solo tenían como referencia las Escrituras y la Tradición Apostólica, y por ello lucharon para hacer frente a los peligros que amenazaban la existencia misma de la Iglesia naciente. Los Padres Apologistas se encargaron de defender el cristianismo en un momento en que, además de las persecuciones de las autoridades civiles, surgieron nuevos planteamientos teológicos por parte de gentiles y miembros de la propia Iglesia.
Los escritores sagrados, desde la muerte de esta generación, solo tuvieron el testimonio de las Sagradas Escrituras, de la Liturgia y de la Tradición mantenida en cada una de las Iglesias particulares.
Estas primeras generaciones de escritores cristianos aún vivieron en la persecución y se les conoce como Apologistas por la defensa que hacían del cristianismo frente a los paganos o gentiles y otras doctrinas de la época. Entre ellos destacan Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma, Novaciano, Tertuliano; formando la Escuela de Alejandría, Orígenes —el padre de la Teología—, Panteno, Cipriano de Cartago y Clemente de Alejandría; y, de la Escuela de Antioquía, Luciano de Antioquía.
La inclusión de unos autores, bien como apologistas, bien como padres de la Iglesia, depende más bien de criterios de estudio, que por razones generacionales.
Padres de la Iglesia
En principio, la denominación de Padres de la Iglesia se guardó para cuatro padres de la Iglesia oriental; posteriormente se agregaron otros cuatro de la Iglesia latina o de Occidente. Estos fueron llamados también padres griegos o latinos según el idioma en el que escribieron sus obras.
Los cuatro Padres de la Iglesia griegos son:
- Atanasio de Alejandría
- Basilio el Grande
- Gregorio Nacianceno
- Juan Crisóstomo
Y los cuatro Padres de la Iglesia latinos son:
- Ambrosio de Milán
- Jerónimo de Estridón
- Agustín de Hipona
- Gregorio Magno
Sin embargo, también se conoce como Padres de la Iglesia a una serie más amplia de escritores cristianos, que vivieron del siglo III hasta el siglo VIII, y que se caracterizan por la ortodoxia de su doctrina, santidad de vida y reconocimiento por parte de la Iglesia. Su edad de oro fueron los siglos IV y V y florecieron tanto en Occidente, donde escribieron en latín, como en Oriente, en donde lo hicieron en griego, siriaco, copto, armenio, georgiano y árabe. En sus obras se sirven de la cultura griega y latina para explicar los misterios cristianos.
Los Padres Orientales
Los cuatro Padres Orientales son también conocidos indistintamente como los cuatro Padres Griegos o como los cuatro Padres de la Iglesia de rito griego (es decir, de la Iglesia oriental o de las Iglesias católicas orientales). El más antiguo de ellos es Atanasio de Alejandría (295–373), obispo de Alejandría, que tuvo un papel relevante en el Concilio de Nicea I; luego destacan los «grandes capadocios», título común de los hermanos Basilio el Grande (329–379) y Gregorio de Nisa (335–394), así como su amigo Gregorio de Nacianzo (†389), quienes escribieron abundantemente contra la herejía arriana.
En la parte oriental del Imperio romano se desarrollan posteriormente dos escuelas teológicas muy importantes alrededor del Patriarcado de Antioquía —cuyo principal representante es Juan Crisóstomo (344–407), patriarca de Constantinopla, célebre por sus homilías—; y del Patriarcado de Alejandría, con Cirilo de Alejandría (380–444), defensor de la maternidad divina de María en el Concilio de Éfeso.
El ciclo de los cuatro padres orientales lo cerró Juan Damasceno (675–749), agudo teólogo que, además de luchar contra el maniqueísmo y la superstición, anunció casi cinco siglos antes la incorporación del pensamiento de Aristóteles a la filosofía cristiana.
Los Padres Occidentales
Los cuatro Padres Occidentales son también conocidos como los cuatro Padres Latinos o cuatro Padres de la Iglesia de rito latino (es decir de la Iglesia occidental o de la Iglesia católica). Entre ellos se cuenta a Ambrosio de Milán (333–397), compositor de grandes himnos y persona muy influyente; bautizó al que iba a ser el mayor de todos ellos, Agustín de Hipona (354–430), figura cumbre de la historia cristiana y uno de los pensadores más importantes de la historia universal; Jerónimo de Estridón (342–420), insigne cultivador de la historia y de la Sagrada Escritura, nos dejó su célebre Vulgata, la Biblia traducida directamente del hebreo y del griego al latín; y al papa: Gregorio Magno (540–604).
Otros padres occidentales
En la Iglesia de Occidente figuran el papa León I el Magno (†461); el padre del monacato occidental Benito de Nursia; varios obispos de las Galias, como Cesáreo de Arlés (470–543), quien formuló el Dogma de la Gracia; Gregorio de Tours; Hilario de Poitiers; el grupo de los padres hispánicos, en el que destacan Osio de Córdoba; Martín de Braga; y los hermanos Leandro de Sevilla (†602)[4] e Isidoro de Sevilla (560–636), autor de la primera enciclopedia cristiana, titulada las Etimologías; y, cerrando el ciclo, el inglés Beda el Venerable (673–735), continuador de la obra sapiencial de Isidoro de Sevilla.
Además de los Padres de la Iglesia, tanto del rito oriental como del occidental, la patrística estudia la obra de otros muchos escritores cristianos que han recibido igualmente el título de «Padres de la Iglesia». La abundante obra de estos escritores sigue siendo a través de los siglos referencia segura en el planteamiento de las ideas y enseñanzas de la Iglesia.
Lista de los padres de la Iglesia
En la siguiente tabla aparecen los principales Padres de la Iglesia ordenados alfabéticamente y con su fecha de muerte entre paréntesis.
Patrología
estudio de los padres de la Iglesia
La Patrología es la parte de la historia de la teología cristiana que estudia el periodo comprendido entre los inicios del cristianismo y el siglo VII en Occidente (Isidoro de Sevilla) y el siglo VIII en Oriente (Juan Damasceno). Estudia las vidas y las obras de los autores ortodoxos y heterodoxos que escribieron sobre teología en estos siglos.
Siglo I
Si bien la literatura del primer siglo del cristianismo no se puede describir aún como teología, es indudable que lo ocurrido entonces es su punto de partida y condicionante. Desde el punto de vista escriturístico se fijan los principales textos canónicos que luego serán objeto de estudio e interpretación. Asimismo, el siglo I deja a las comunidades cristianas en una situación precaria tras las persecuciones de Nerón, lo que marcará las primeras producciones literarias del siglo II, de carácter apologético.
Siglo II
Padres Apostólicos
Padres apostólicos es un término consagrado por la tradición teológica moderna (siglo XVII) para referirse a la primera etapa propiamente patrológica. Se han propuesto varias definiciones para el término, pero ninguna de ellas ha conseguido perfilar de manera completa la idea, que tiene a la vez un sentido cronológico, literario y biográfico.
- Cronológicamente, el término alude de forma imprecisa a la época comprendida entre la generación apostólica y los apologetas griegos (finales del siglo I y comienzos del siglo II).
- Literariamente, alude a un conjunto de obras no testamentarias de contenido heterogéneo que recibieron la estima de las comunidades cristianas por diversas razones.
- Biográficamente, se refiere a ciertas personalidades de esa época, consideradas notables por ser los autores de algunas de las obras mencionadas en el segundo punto o por ser discípulos directos o cercanos de los apóstoles y, por tanto, portadores de la tradición apostólica.
Los siguientes artículos contienen más información sobre el tema:
- Didaké: también conocida como Enseñanza de los apóstoles. Primera constitución apostólica.
- Epístola de Bernabé: epístola muy relacionada con la Didaké.
- Clemente de Roma (m. 98) y sus dos epístolas: Primera Epístola de Clemente, Segunda epístola de Clemente (sin embargo, la segunda no es realmente suya).
- Ignacio de Antioquía (40–114), autor de siete cartas a las comunidades cristianas.
- Martirio de Ignacio.
- Policarpo de Esmirna, obispo de Esmirna y mártir (m. 155). Autor de su Carta a los filipenses
- Martirio de Policarpo.
- Papías de Hierápolis con sus fragmentos de la Explicación de los dichos del Señor
- Pastor de Hermas: apocalipsis apócrifo de autor desconocido.
- A Diogneto: apología tardía incluida tradicionalmente entre los apostólicos.
- Sixto I las Sentencias de Sexto obra mencionada por Orígenes de Alejandría, la cual describe como escrita por un "fiel", hoy sin embargo se le atribuye a un filósofo pitagórico el cual se acerco accidentalmente al cristianismo.
Apologistas griegos
Escriben en el siglo II una literatura de carácter apologético como respuesta a los ataques que reciben las comunidades cristianas por parte del paganismo y del judaísmo. De todos ellos, el más célebre es Justino, que fundó en Roma una escuela para la enseñanza de la filosofía cristiana. Las apologías seguían dos líneas de argumentación. Una de ellas era desestimar el legado religioso y filosófico de la cultura no cristiana para afirmar la primacía del cristianismo, llegando en algunos casos a un exagerado desprecio. La otra línea pretendía conciliar el legado griego con la revelación cristiana, aceptando lo bueno de la primera. Justino comienza esta línea apologética que será la que predomine en el siglo siguiente.
- Cuadrato, autor de la primera apología del cristianismo, hoy perdida. Citado por Eusebio en HE.
- Apología de Arístides: se conserva una versión griega una versión armenia y otra siríaca. El argumento de la apología es una comparación entre las creencias griegas, naturales, judías y cristianas. Del autor se sabe muy poco. Es citado por Eusebio en HE.
- Aristón de Pella: autor del primer texto apologético dirigido contra el judaísmo.
- Justino Mártir (h. 112–h. 165)
- Taciano, autor del Discurso contra los griegos. Inspirador asimismo del encratismo.
- A Diogneto, apología que algunos identifican con la de Cuadrato. Es de los pocos documentos que Eusebio no cita.
- Teófilo de Antioquía, obispo de Antioquía y autor de los tres libros a Autólico.
- Atenágoras de Atenas, filósofo de Atenas y autor de una Súplica en favor de los cristianos.
Literatura herética
Durante el siglo II, el cristianismo se enfrenta a la aparición de múltiples interpretaciones teológicas heterodoxas que dan lugar a otros tantos movimientos heréticos. Muchos de esos movimientos tienen trasfondos propios del gnosticismo.
- Simón el Mago (siglo I)
- Marción y Marcionismo
- Basílides y Basilideanos
- Docetismo
- Valentiniano
- Cerinto
Es la literatura nacida como reacción a la proliferación de sectas heréticas y en buena parte contribuye a una primera depuración teológica que culmina con la obra de Ireneo de Lyon.
- Epistula Apostolorum (~140)
- Prólogos Anti-Marcionistas (~150)
- Ireneo de Lyon (130–202)
- Fragmento Muratoriano (170)
- Dionisio de Corinto (170)
- Melitón de Sardes (177)
- Hegesipo de Jerusalén (m.180)
Martirologios
- Carta de las Iglesias de Viena y Lugdunum a las Iglesias de Asia y Frigia (177)
- Las actas de los mártires de Scillitan (180)
Siglo III
Después de la primera cima teológica alcanzada por Ireneo de Lyon aparecen nuevas figuras que desde varios rincones del Mediterráneo continuarán su labor.
- Victorino de Petovio, el primer exégeta latino.
Roma
Son los comienzos de la literatura eclesiástica latina.
- Hipólito de Roma (m. 235), escribe en griego.
- Novaciano (antipapa) (m. 258), autor de un tratado latino sobre la Trinidad que se suele atribuir a Tertuliano.
Escuela de Alejandría
Caracterizada por la interpretación alegórica de los textos bíblicos.
- Clemente de Alejandría (m. 211 a 216)
- Orígenes (185–254)
- Pedro de Alejandría
Escuelas de Cesarea y Antioquía
La escuela de Cesarea fue fundada por Orígenes en el destierro y hereda de la escuela de Alejandría el cultivo de la interpretación alegórica o espiritual. Por el contrario, la escuela de Antioquía es una escuela que propugna una exegética literal.
- Gregorio Taumaturgo
- Metodio
Escritores africanos
Tertuliano (155–230)
Cipriano de Cartago (m. 257)
Siglo IV griego
Con la legalización del cristianismo en el imperio, la teología pierde parte de su carácter apologético y se centra en cuestiones teológicas.
Controversia arriana
De la escuela de Antioquía surge una de las herejías más célebres: el arrianismo, cuya disputa teológica se trató en el Concilio de Nicea I y se resolvió en el Primer Concilio de Constantinopla contra de las tesis de Arrio.
Partidarios:
- Arrio (256–336)
- Eusebio de Nicomedia (m. 341)
- Eusebio de Cesarea (263–339)
- Eunomio de Cícico (335–h. 393)
Sus detractores:
- San Alejandro de Alejandría (m. 328)
- San Atanasio (h. 295–373)
- Osio de Córdoba (256–357)
- Hilario de Poitiers (315–367)
- Dídimo el Ciego (h. 313–398)
Otros temas:
- Apolinarismo
Monaquismo egipcio
San Antonio (el ermitaño) (h. 250–356)
Evagrio Póntico (m. 399)
San Pacomio (h. 287–346)
Padres Capadocios
Basilio el Grande (330–379)
Gregorio de Nacianzo (329–389)
Gregorio de Nisa (h. 330–394)
Homilías sobre el Cantar de los Cantares, obra de los inicios de la mística cristiana.
Escritores de Asia y Antioquía
Basilio de Seleucia (m. 469)
Juan Crisóstomo (347–405)
Siglo IV latino
Al mismo tiempo que en la parte oriental del imperio se producía esta pujanza de autores, occidente no se queda atrás.
- Hilario de Poitiers
- Ambrosio
- Jerónimo de Estridón (San Jerónimo)
- Agustín de Hipona
- Prisciliano y Priscilianismo (la primera herejía propia de Occidente)
Siglo V
Controversia nestoriana
Otra de las grandes herejías (Difisitas), disputada en el Concilio de Éfeso. Defiende la existencia de dos personas o hipóstasis en Jesucristo.
- Nestorio y Nestorianismo
- Cirilo de Alejandría
- Celestino I
- Theotokos
Controversia monofisita
En cierto modo, es la tesis contraria al Nestorianismo. Una sola naturaleza en Jesucristo.
- Monofisismo
- Eutiques
- Concilio de Calcedonia
- León I el Magno
Siglo VI
- Gregorio Magno
Patrologia Latina
La Patrologia Latina es una enorme colección de textos cristianos de la Antigüedad, de la Antigüedad tardía y de textos medievales que contiene los escritos de los Padres de la Iglesia que escribieron en latín y otros autores eclesiásticos en 217 volúmenes, publicada por Jacques-Paul Migne entre 1844 y 1855; los tomos de índices hasta un total de 221 se publicaron entre 1862 y 1865.
Historia
Aunque se trata de reimpresiones de ediciones antiguas que contienen a menudo algunos errores, las series publicadas por Migne son todavía utilizadas por los investigadores y especialistas en la Antigüedad y la Edad Media a causa de su accesibilidad y sobre todo porque numerosos textos ya no pueden encontrarse sino aquí, abandonados como han sido por la edición moderna. Desde este punto de vista, se puede decir que la Patrología de Migne es comparable a los Monumenta Germaniae Historica. Sin embargo, la Patrología Latina es una parte del Patrologiae Cursus Completus, cuya segunda parte constituye la Patrologia Graeca que contiene las obras patrísticas medievales en griego medieval junto a su traducción al latín.
La Patrología latina incluye más de mil años de obras latinas desde Tertuliano al papa Inocencio III en 217 volúmenes: los volúmenes 1 a 73 van de Tertuliano a Gregorio de Tours y fueron publicados entre 1844 y 1849; los volúmenes 74 a 217 van desde el papa Gregorio I a Inocencio III y fueron publicados entre 1849 y 1855. Aunque la colección concluye en 1216, después del deceso de Inocencio III, Migne deseaba originariamente incluir todos los documentos hasta la Reforma, propósito quizá excesivo, pero ciertos comentarios, biografías, documentos, bibliografías y otros documentos asociados como apéndice a las obras precedentes publicadas fueron incluidos en el corpus principal. En la actualidad, la colección completa es accesible en Internet a través de Documenta Catholica Omnia.
El material que sirvió a la impresión de la Patrología latina fue destruido por el fuego en 1868, pero con ayuda de Ediciones Garnier fue restaurado y algunas nuevas ediciones pudieron ser impresas.