Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

Unete. Sígueme. Apoyame

lunes, 22 de julio de 2019

El Luteranismo III: La Confesion de Augsburgo

El canciller sajón Christian Beyer lee la Confesión de Augsburgo en presencia del emperador Carlos V en 1530.


Confesiones de Augsburgo
primera exposición oficial de los principios del luteranismo redactados en 1530 por Philipp Melanchthon

La Confesión de Augsburgo o Confessio Augustana en latín, es una obra que constituye la primera exposición oficial de los principios del luteranismo redactados en 1530 por Philipp Melanchthon, para ser presentada en la Dieta de Augsburgo (ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico) ante la presencia del emperador Carlos V. Todavía hoy día es considerado uno de los textos básicos de las Iglesias Luteranas de todo el mundo y forma parte del Libro de la Concordia (Liber Concordiae) luterano.

Aquí se da una síntesis y un encuadramiento histórico teológico; el texto se divide en dos partes conceptuales distintas:

-La fe.
-La corrección de los abusos y corrupción y las herejías que entraron en la Iglesia católica.

En cada una, cada artículo refiere la parte fundamental de la Confutatio Pontificia, o sea la crítica de los artículos desde un punto de vista de la tradición católica, de parte de teólogos de varias naciones por petición del emperador Carlos V.

Historia
Antecedentes
La publicación de las 95 Tesis de Martin Lutero el 31 de octubre de 1517 inicia el movimiento de la Reforma que se extendió rápidamente por toda Alemania, a pesar del Edicto de Worms. Ante el aumento de las ciudades alemanas que protegían a Lutero, el emperador Carlos V intentó salvar la unidad de la Iglesia y el Imperio convocando la Dieta de Ausburgo.

La Confesión de Ausburgo
El documento se escribió simultáneamente en latín y en alemán, aunque existen algunas diferencias entre las dos versiones. Melanchthon trabajó el estilo de la versión latina hasta el último minuto. La versión alemana de la Confesión de Ausburgo, se presentó ante el emperador Carlos V el 25 de junio de 1530.

Los firmantes de la versión latina fueron:

Juan de Sajonia, Elector de Sajonia, Duque de Sajonia-Wittenberg y Landgrave de turingia.
Jorge de Brandeburgo-Ansbach.
Ernesto I de Brunswick-Luneburgo.
Felipe I de Hesse, Landgrave de Hesse.
Juan Federico I, Duque de Sajonia.
Franz, Duque de Braunschweig-Luneburgo.
Wolfgang, Príncipe de Anhalt-Köthen
Alcalde de la ciudad imperial libre y concejales de Núremberg.
Alcalde y concejales de Reutlingen.
Durante la Dieta también expresaron su acuerdo con el documento las ciudades imperiales de Weißenburg, Heilbronn, Kempten (Allgäu) y Windsheim.

Contenido y estructura
Después de una introducción la Confessio Augustana se divide fundamentalmente en dos partes: los "artículos principales" (art. 1-21) y los artículos "que hablan sobre algunos abusos que han sido corregidos" (art. 22-28).

Primera parte: artículos principales
Sinopsis artículo 1: De Dios

De acuerdo con el decreto del Concilio de Nicea I, existe una sola esencia divina que se llama Dios. Sin embargo, hay tres personas en la misma esencia divina, igualmente poderosas y eternas: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. 

Rechazan todas las creencias cristianas antitrinitarias como la de los maniqueos, valentinianos, arrianos, eunomianos, mahometanos y todos sus similares. También la de los samosatenses que sostienen que solo hay una persona y aseveran sofísticamente que las otras dos, el Verbo y el Espíritu Santo, no son necesariamente personas distintas, sino que el Verbo significa la palabra externa o la voz, y que el Espíritu Santo es una energía engendrada en los seres creados.

Sinopsis artículo 2: Del pecado original

Desde la caída de Adán, todos los hombres son concebidos y nacidos en pecado. Todos desde el seno de la madre están llenos de malos deseos e inclinaciones y por naturaleza no pueden tener verdadero temor de Dios ni verdadera fe en Él. Esta enfermedad innata y pecado hereditario es verdaderamente pecado y condena bajo la ira eterna de Dios a todos aquellos que no nacen de nuevo por el Bautismo y el Espíritu Santo

Rechazar a los pelagianos que niegan el pecado original.

Sinopsis artículo 3: Del Hijo de Dios

Dios Hijo, se convirtió en hombre, nacido de la Inmaculada Virgen María, y que las dos 'naturalezas, divina y humana, están unidas inseparablemente en la persona de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, que verdaderamente nació, sufrió, fue crucificado, muerto y sepultado, para expiar la ira de Dios. Descendió al infierno y al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, que reinará eternamente sobre todas las criaturas y santificará a todos los que creen en él, por medio del Espíritu Santo y vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

Sinopsis artículo 4: Del perdón

Los hombres no pueden ser perdonados por sus propias méritos y obras, sino que el perdón se obtiene, gratuitamente, por la fe, si creemos que Cristo padeció por nosotros y que por su causa se nos perdonan los pecados y se nos conceden la justicia y la vida eterna.

Sinopsis artículo 5: Del Ministerio Eclesiástico

La fe se consigue con la predicación de los Evangelios y la administración de los Sacramentos.

Condenan a los anabaptistas que enseñan que sin la palabra externa del Evangelio obtenemos el Espíritu Santo por disposición, pensamientos y obras propias

Sinopsis artículo 6: De la nueva obediencia

La fe debe producir toda clase de buenas obras que Dios ha ordenado. Sin embargo, no debemos fiarnos de tales obras para merecer la gracia ante Dios. Pues recibimos el perdón y la justicia mediante la fe en Cristo.

Sinopsis artículo 7: La Iglesia

Habrá de existir y permanecer para siempre, una santa Iglesia Cristiana, que es la asamblea de todos los creyentes, entre los cuales se predica genuinamente el Evangelio y se administran los Santos Sacramentos.

Para la verdadera unidad de la Iglesia es suficiente llegar a un acuerdo sobre la doctrina del Evangelio y la administración de los Sacramentos. Tampoco es necesario que las tradiciones humanas, es decir, ritos o ceremonias instituidas por los hombres, deban ser uniformes en todos los sitios.

Sinopsis artículo 8: ¿Qué es la Iglesia?

Los Sacramentos son igualmente válidos, aunque los sacerdotes que los administren sean impíos.

Condenan a los donatistas y a todos los que enseñan de manera diferente.

Sinopsis artículo 9: Del Bautismo

El bautismo es necesario para la salvación, y los niños deben ser bautizados.

Rechazan a los anabaptistas que enseñan que el bautismo de niños es ilícito.

Sinopsis artículo 10: La Santa Cena

El verdadero cuerpo y sangre de Cristo, bajo la apariencia de pan y vino, están realmente presentes y se distribuyen a los que comen la Cena del Señor.

Sinopsis artículo 11: De la Confesión

Debe conservarse la absolución privada en la Iglesias y no debe disminuir, aunque en la confesión no es necesario la enumeración de todos los pecados.

Sinopsis artículo 12: El Arrepentimiento

Del arrepentimiento se enseña que para aquellos que han pecado después del bautismo, hay perdón de los pecados cada vez que se arrepienten y que la Iglesia debe impartir la absolución a los arrepentidos. El arrepentimiento consiste en dos partes: la contrición y la fe.

Rechazan a los novacianos, que negaban la absolución a los que habían pecado después del Bautismo y los que enseñan que no se obtiene el perdón de los pecados por la fe, sino mediante nuestra reparación.

Sinopsis artículo 13: Uso de los Sacramentos

Los Sacramentos fueron instituidos como distintivos para conocer exteriormente a los cristianos y son señales y testimonios de la voluntad divina hacia nosotros para despertar y fortalecer nuestra fe. Por esta razón los Sacramentos exigen fe y se emplean debidamente cuando se reciben con fe.

Sinopsis artículo 14: Del Orden Eclesiástico

Nadie debe predicar públicamente en la iglesia o administrar los Sacramentos sin un nombramiento legítimo.

Sinopsis artículo 15: Ritos eclesiásticos

Los ritos eclesiásticos que sirvan para mantener la paz y el buen orden en la iglesia, como ciertas celebraciones, fiestas y similares. Sin embargo, estas cosas no son necesarias para la salvación. Todas las ordenanzas y tradiciones instituidas por los hombres con el fin de aplacar a Dios y merecer la gracia son contrarias al Evangelio y a la doctrina acerca de la fe en Cristo. Por consiguiente, los votos monásticos y otras tradiciones relacionadas con la distinción de las comidas, los días de ayuno, etc., son inútiles y contrarias al Evangelio.

Sinopsis artículo 16: Asuntos Civiles

Toda autoridad en el mundo y todas las leyes, fueron creadas e instituidas por Dios para el buen orden. Los cristianos, sin incurrir en pecado, pueden tomar parte en el gobierno y en el oficio de príncipes y jueces; asimismo, decidir y sentenciar según las leyes imperiales y otras leyes vigentes, castigar a los malhechores con la espada, participar en guerras legítimas, litigar, comprar y vender, prestar juramento, tener propiedad, contraer matrimonio, etc.

Condenan a los anabaptistas, que enseñan que ninguna de las acciones anteriores son cristianas.

Condenan también a aquellos que enseñan que la perfección cristiana consiste en abandonar casa y hogar, esposa e hijos y prescindir de las cosas ya mencionadas. Al contrario, la verdadera perfección consiste sólo en el genuino temor a Dios y auténtica fe en Él. El Evangelio no enseña una justicia externa ni temporal, sino un ser y justicia interiores y eternos del corazón. El Evangelio no destruye el gobierno secular, el estado y el matrimonio. Al contrario, su intento es que todo esto se considere como verdadero Orden Divino y que cada uno, de acuerdo con su vocación, manifieste en estos estados el amor cristiano y verdaderas obras buenas. Por consiguiente, los cristianos están obligados a someterse a la autoridad civil y obedecer sus mandamientos y leyes en todo lo que pueda hacerse sin pecado. Pero si el mandato de la autoridad civil no puede acatarse sin pecado, «se debe obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29).

Sinopsis artículo 17: Del regreso de Cristo para el Juicio

También se enseñan que nuestro Señor Jesucristo vendrá en el último día para juzgar y resucitar a todos los muertos, para dar a los creyentes y elegidos la vida y gozo eternos. Pero los hombres impíos y los demonios le condenará al infierno y al castigo eterno.

Rechazan a los anabaptistas, que enseñan que los demonios y los hombres condenados no sufrirán pena y tormento eternos. También se condenan algunas enseñanzas judías que ahora se propagan, que antes de la resurrección de los muertos, sólo los santos y piadosos ocuparán el reino del mundo y aniquilarán a todos los impíos.

Sinopsis artículo 18: Del libre albedrío

El hombre tiene cierta libertad para llevar una vida exterior honrada y para elegir las cosas que entiende la razón. Pero sin la gracia, ayuda u obra del Espíritu Santo el hombre no puede agradar a Dios, temer a Dios de corazón, creer, ni arrancar de su corazón los malos deseos innatos.

«La naturaleza humana puede decidir si trabajará en el campo o no, si comerá o beberá o visitará un amigo o no, si se pondrá o quitará el vestido, si edificará casa, tomará esposa, si se ocupará en algún oficio o si hará cualquier cosa similar que sea útil y buena. No obstante, todo esto no existe ni subsiste sin Dios, sino que todo procede de Él y se realiza por Él. En cambio, el hombre puede por elección propia emprender algo malo, como por ejemplo arrodillarse ante un ídolo, cometer homicidio, etc.»

Sinopsis artículo 19: De la causa del pecado

Aunque Dios ha creado y conserva toda la naturaleza, sin embargo, la voluntad pervertida es la causa del pecado en todos los impíos y en quienes desprecian a Dios.

Sinopsis artículo 20: La Fe y las buenas obras

En primer lugar, nuestras obras no pueden reconciliarnos con Dios ni merecer la gracia, sino que esto sucede sólo mediante la fe al creer que se nos perdonan los pecados por causa de Cristo, quien es el único mediador que reconcilia al Padre. Ahora bien, quien piense realizar esto mediante las obras y merecer la gracia, desprecia a Cristo y busca su propio camino a Dios en contra del Evangelio.

En Hebreos 11:1 se enseña que la fe no consiste solamente en conocer los relatos, sino en tener la confidente certeza de que Dios cumplirá con sus promesas.

Las buenas obras deben realizarse necesariamente, no con el objeto de que uno confíe en ellas para merecer la gracia; sino que han de hacerse por causa de Dios y para alabanza de Él.

Por consiguiente, no se le ha de recriminar a esta doctrina de la fe que prohíba las buenas obras: al contrario, antes bien ha de ser alabada por enseñar que se deben hacer buenas obras y por ofrecer la ayuda con la cual realizarlas. Porque fuera de la fe y aparte de Cristo la naturaleza y el poder humanos son demasiado débiles como para hacer buenas obras, invocar a Dios, tener paciencia en medio del sufrimiento, amar al prójimo, llevar a cabo con diligencia los oficios que han sido ordenados, ser obediente, evitar los malos deseos, etc.

Sinopsis artículo 21: Del culto de los santos

La memoria de los santos puede ser puesta delante de nosotros, para que podamos seguir su fe y buenas obras, como el Emperador puede seguir el ejemplo de David en hacer la guerra y expulsar a los turcos. Pero la Escritura no enseña la invocación de los santos o pedir la ayuda de los santos, ya que pone ante nosotros el único Cristo como el Mediador, propiciación, Sumo Sacerdote e Intercesor.

Segunda parte: artículos que corrigen abusos
Sinopsis artículo 22: De las dos especies en el sacramento

Nosotros damos a los laicos las dos especies (pan y vino) en el Sacramento de la Cena del Señor, porque este es un mandamiento claro de Cristo en Mateo.26, 27: Bebed todos de ella. Pablo en 1 Corintios 11,27 recita un ejemplo del que se desprende que toda la congregación hizo uso de ambas especies. Y este uso desde hace mucho tiempo se mantuvo en la Iglesia. Pero nadie sabe cuándo o con qué autoridad se cambió, contra los mandamientos de Dios.

Se suprime entre nosotros la acostumbrada procesión en la cual se lleva y exhibe el Sacramento.

Sinopsis artículo 23: Matrimonio de los sacerdotes

Permitir el matrimonio de los clérigos.

Es evidente que en la antigua Iglesia los sacerdotes eran hombres casados. Pablo dice, 1 Tim.3, 2, que «el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer...». El celibato forzado nunca ha producido nada bueno, sino al contrario, ha dado origen a vicios graves y mucho escándalo.

Sinopsis artículo 24: La Misa

La misa se conserva entre nosotros, y se celebra con mayor seriedad y reverencia. Además, no se ha introducido ningún cambio manifiesto, excepto que en algunas partes se entonen himnos alemanes, junto a los cánticos latinos, para instruir y aleccionar al pueblo, ya que el propósito principal de todas las ceremonias debe ser que el pueblo aprenda lo que necesite saber de Cristo.

Denuncian que las misas privadas han profanado vilmente y se aplica a los propósitos de lucro, sólo para los honorarios o estipendios. Tal vez el mundo está siendo castigado por tales profanaciones de la Misa

Sinopsis artículo 25: De la confesión

La confesión no ha sido abolida por nuestros predicadores. Se conserva entre nosotros la costumbre de no ofrecer el Sacramento a quienes con antelación no hayan sido oídos y absueltos.

No se debe obligar a nadie a enumerar los pecados detalladamente.

Sinopsis artículo 26: Distinción de comidas

No es posible, mediante el cumplimiento de tradiciones inventadas por los hombres, merecer la gracia o reconciliar a Dios o hacer satisfacción por el pecado; y por esta razón no se deberá hacer de tales tradiciones un acto de culto necesario.

Toda persona está obligada a disciplinarse con ejercicios corporales como el ayuno y otras obras, de modo que no dé lugar al pecado, pero no para merecer la gracia por medio de tales cosas. Estos ejercicios corporales no deben realizarse sólo en ciertos días fijos, sino constantemente.

Sinopsis artículo 27: De los votos monásticos

Los votos monásticos son nulos y carecen de validez.

Sinopsis artículo 28: Del poder eclesiástico

Algunos obispos han confundido el poder de la Iglesia y el poder de la espada. Y esta confusión ha generado grandes guerras y tumultos. El poder de los obispos, según el Evangelio, es un poder o mandato de Dios, para predicar el Evangelio, para perdonar los pecados y para administrar los Sacramentos. El poder de la Iglesia y el poder civil no debe ser confundido. El poder de la Iglesia tiene su propia comisión para enseñar el Evangelio y administrar los sacramentos. Que no entrar en la oficina de otro; Que no transferencia de los reinos de este mundo, que no derogar las leyes de los gobernantes civiles, que no suprimir la obediencia legal, que no interfieren con las decisiones relativas a las ordenanzas civiles o los contratos; que no prescriben las leyes a los gobernantes civiles relativas a la forma del Estado Libre Asociado.

Dieta de Augsburgo
La Dieta de Augsburgo es el nombre con el que se conocen las reuniones de la Dieta Imperial o Reichstag del Sacro Imperio Romano Germánico en la ciudad alemana de Augsburgo.

Hubo muchas sesiones, desde el año 952 hasta 1582; pero las más importantes fueron las que se celebraron en los años centrales del siglo XVI, el periodo culminante de la Reforma protestante y las guerras religiosas entre católicos y protestantes.

Tras la Dieta de Worms de 1521, donde el emperador Carlos V había pretendido acabar con Lutero mediante el edicto de Worms, hubo otras reuniones de la Dieta en Núremberg y Espira (donde la Protesta de los luteranos dio origen a la denominación "protestante").

Dieta de Augsburgo de 1530
Con la sesión de Augsburgo de 1530 se intentaba calmar las crecientes tensiones entre católicos y protestantes, que presentaron al emperador la Confessio Augustana ("Confesión de Augsburgo", 25 de junio de 1530), un documento central para el luteranismo. Un equipo de teólogos católicos realizó una refutación denominada Confutatio Pontificia (3 de agosto de 1530), que fue respondida por Melanchton con la Apología de la Confesión de Augsburgo (abril-septiembre de 1530).

Dieta de Augsburgo de 1547-1548
Tras su victoria en la batalla de Mühlberg sobre la liga de Esmalcalda, se convocó la sesión 1547/48, denominada geharnischter Reichstag ("Dieta enérgica o encorazada"), por realizarse bajo la presión de los ejércitos imperiales apostados en los alrededores. Allí se proclamó el Interim de Augsburgo, un decreto imperial que pretendía solucionar el problema religioso con algunas concesiones a los protestantes, pero haciendo prevalecer los criterios de Carlos V, incluso contra la opinión del Papa.

Dieta de Augsburgo de 1555
El Interim, en su intento de dar prioridad al catolicismo, fue rechazado por muchos príncipes luteranos, que reactivaron la guerra en 1552 ("Guerra de los Príncipes"). En esta ocasión la guerra les fue favorable, obteniendo el reconocimiento de sus pretensiones en la Paz de Passau (1552) y en la nueva sesión de la Dieta que tuvo lugar en Augsburgo en 1555, y que se sustanció en la denominada Paz de Augsburgo. 

El tratado reconocía tanto "la vieja religión" como "la Confessio Augustana", estableciendo el principio Cuius regio, eius religio ("a tal rey, tal religión"), que daba a cada príncipe el poder de decidir (entre esas dos, con exclusión de cualquier otra, como la calvinista) la religión de sus súbditos, con algunas excepciones (Declaratio Ferdinandei y Reservatum ecclesiasticum). Algunas cuestiones quedaron todavía pendientes hasta la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).

Dieta de Augsburgo de 1566
La sesión de 1566 de la Dieta de Augsburgo dio validez a los decretos del Concilio de Trento para los Estados católicos de Alemania.

Edicto de Worms

El Edicto de Worms fue proclamado el 25 de mayo de 1521 por el recientemente elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, y el cardenal Girolamo Aleandro, nuncio papal, contra Lutero, tras el episodio de la Dieta de Worms en los inicios del proceso conocido como Reforma protestante. En él se declaraba a Lutero como prófugo y hereje, con lo que se oficializa la ruptura del luteranismo con la Iglesia católica.

No debe confundirse con el Concordato de Worms (siglo XII) ni con el Edicto de Worms de 1520, edicto firmado en la misma ciudad de Worms el 17 de diciembre de 1520 por el mismo Carlos V para reprimir las Comunidades de Castilla.

------------------
Sígueme en:

viernes, 19 de julio de 2019

El Luteranismo II: El Libro de la Concordia

Edición alemana de 1580

Libro de la Concordia
libro de Jakob Andreae
El Libro de la Concordia (también llamado Libro de Concordia o simplemente Concordia, en latín Liber Concordiae) es el estándar doctrinal luterano. Fue publicado en 1580 a partir de diez credos considerados como fuentes de doctrina en el luteranismo, a los que se les considera el canon de la Iglesia Evangélica Luterana.

El Libro de la Concordia fue publicado por primera vez en alemán el 25 de junio de 1580 en Dresde, conmemorando el cincuenta aniversario de las confesiones de Augsburgo ante el emperador Carlos V, durante la Dieta de Augsburgo. La edición de referencia en latín data de 1584 y fue realizada en Leipzig.

Para aquellos que lo consideran el cuerpo doctrinal, es una interpretación verdadera de las Sagradas Escrituras, que según el Libro de la Concordia, son la única fuente de doctrina cristiana.

Contenido
Contexto y objetivo
El Libro de la Concordia fue recopilado por Jakob Andreae y Martin Chemnitz a petición de sus gobernantes, que deseaban acabar con las disputas religiosas entre los luteranos de sus territorios que siguieron a la muerte de Martín Lutero en 1546.[4]​ Se pretendía reemplazar las colecciones de afirmaciones doctrinales que circulaban por Alemania, bajo el nombre de corpora doctrinæ (cuerpo de doctrina) como el Corpus doctrinæ Philippicum o el Misnicum. El listado de escritos precedentes a la Fórmula de la Concordia, que se incluyeron en el libro, se describen en ella.

Este objetivo se refleja en el hecho de que los editores no lo llamaron corpus doctrinæ, a pesar de ser técnicamente uno más.​ En su lugar, el título del libro hace referencia al concepto latino de concordia para referirse a un "acuerdo conjunto" que encaja con su objetivo y contenidos: textos cristianos que reúnen lo que para sus recopiladores eran creencias y enseñanzas creídas "con un solo corazón y voz". Se relaciona con la afirmación de San Pablo: "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer." 1 Corintios 1:10

Para los luteranos, los credos y textos del Libro de la Concordia no son obras privadas de sus autores, sino que tienen un carácter universal: Puesto que, sin embargo, están en completa comunión con las Santas Escrituras, y en este respecto difieren de cualquier otro símbolo (por ejemplo, los credos denominacionales y afirmaciones de fe), las confesiones luteranas son verdaderamente ecuménicas y de carácter católico. Contienen las verdades universalmente creídas por verdaderos cristianos en todas partes, de forma explícita por todos los cristianos consistentes e incluso implícita por cristianos errados e inconsistentes. La verdad cristiana, siendo una y la misma por todo el mundo, no es otra que la que se encuentra en las confesiones luteranas.

Contenido
Se incluyeron tres credos ecuménicos siguiendo al prefacio de Andreae y Chemnitz (1578–80), situados al principio para vincular la enseñanza luterana con la de la primitiva Cristiandad. Se trata del credo de los apóstoles, el credo niceno y el credo atanasiano, todos ellos formulados antes del Cisma de Oriente de 1054 (aunque el credo niceno contiene el filioque según la versión occidental).

El resto de los documentos incluidos proceden de los primeros años de la Reforma protestante (1529–77). Son las Confesiones de Augsburgo, la Apología de las Confesiones de Augsburgo (ambas de Philipp Melanchthon), los catecismos Menor y Mayor de Lutero, sus Artículos de Esmalcalda, el Tratado acerca del Poder y la Primacía del Papa, el Catecismo Menor de Melanchthon y la Fórmula de la Concordia, publicada poco antes que el Libro de la Concordia con el mismo objetivo de unificar al naciente movimiento luterano. El prefacio del Libro de la Concordia se considera asimismo prefacio de la fórmula.

Las Confesiones de Augsburgo tienen una importancia capital en la obra y se las considera como consenso unánime sobre la fe cristiana, especialmente contra la falsa adoración, la idolatría y la superstición del Papa y otros movimientos cristianos. Se considera a dichas confesiones como el credo o símbolo de su tiempo, enviado al emperador Carlos V durante la Dieta de 1530.[14]​ Un libro sobre el luteranismo afirma:
A día de hoy... las Confesiones de Augsburgo... permanecen como la definición básica de qué significa ser "luterano" R.Kolb, C.P. Arand

Así, la Apología, los Artículos de Esmalcalda, el Tratado y la Fórmula de la Concordia se considera que explican, defienden o complementan dichas confesiones.

Textos contenidos
Prefacio (1579)

Tres credos ecuménicos:
El credo de los apóstoles.
El credo niceno.
El credo atanasiano.

Las Confesiones de Augsburgo (1530).
La Apología de la Confesión de Augsburgo (1531).
Los Artículos de Esmalcalda de Martín Lutero (1537).
El Tratado acerca del Poder y la Primacía del Papa (1537).

El Catecismo Menor de Lutero (1529)
El Libro sobre el Matrimonio, de Lutero (1529), y el Libro sobre el Bautismo (1526) fueron incluidos como partes del Catecismo Menor en algunas de las ediciones de 1580 en Alemania
El Catecismo Mayor de Lutero (1529).
Epítome de la fórmula de la Concordia (1577)
El Sólido o A través de la Declaración de la fórmula de la Concordia (1577).
Se añadió un Catálogo de Testimonios como apéndice en la mayoría de las ediciones de 1580.

Adhesión contemporánea
A día de hoy, el Libro de la Concordia es doctrinalmente normativo entre las iglesias tradicionales luteranas, que hacen jurarlo a sus pastores y a los trabajadores de su iglesia.​ Los luteranos que aceptan el Libro de la Concordia a menudo se identifican a sí mismos como "luteranos confesionales". En dichas iglesias se le considera la norma normata ("la norma normada") con respecto a la Biblia, que es considerada la norma normans ("la norma normativa") y por tanto la única fuente de doctrina cristiana. Desde este punto de vista, el Libro de la Concordia, en los temas que trata, se considera la interpretación autoritativa de la palabra divina. Se usa el término latino "quia" (porque) para indicar que en las iglesias luteranas una persona suscribe el Libro de la Concordia "porque" es una expresión de las Sagradas Escrituras. Ello lleva implícito que quien suscribe ha examinado dichos textos a la luz de las Escrituras para llegar a dicha posición, por lo que no se requiere aviso alguno como en el caso de que se dijera "quatenus" (mientras). Decir que se cree el Libro de la Concordia quatenus significa que se cree lo que dice mientras no contradiga a la Biblia. Algunas iglesias luteranas, sin embargo, usan esta forma de adhesión para indicar que toman el Libro de la Concordia como un hito histórico para guiar sus enseñanzas, pero no necesariamente vinculante. La mayor iglesia en seguir incondicionalmente el Libro de la Concordia es la Iglesia evangélica luterana de Finlandia con 4,6 millones de miembros.

Fórmula de la Concordia
declaración de fe luterana

La Fórmula de la Concordia (1577) (del latín: Formula concordiae) es una declaración de fe (también llamada credo, o "símbolo") autoritaria luterana, la cual en sus dos partes (Epítome y Declaración Sólida) constituye la sección final del libro luterano Corpus Doctrinae o Cuerpo de Doctrina, conocido como el Libro de la Concordia (la mayoría de las referencias a estos textos son a la edición original de 1580). El Epítome es una presentación breve y concisa de los doce artículos del libro; la Declaración Sólida es una exposición detallada. La doctrina aprobada se presenta en "tesis"; la doctrina rechazada en "antítesis". Puesto que el documento original fue escrito en alemán, se hizo una traducción al latín del Libro de la Concordia publicado en 1584.

Significado y composición
La promulgación y firma de este documento fue un factor importante en la unificación y preservación del luteranismo. Fue llevado a cabo por la petición del Elector Augusto de Sajonia y fue el trabajo conjunto de un grupo de teólogos luteranos y clérigos de finales del siglo xvi, los cuales se reunieron del 9 de abril al 7 de junio de 1576 en Torgau, donde estaba el gobierno del Electorado de Sajonia en ese tiempo: Jakob Andreä (1528–1590), Martin Chemnitz (1522–1586), Nikolaus Selnecker (1528–1592), David Chytraeus (1531–1600), Andreas Musculus (1514–1581), Christoph Körner (1518–1594), Caspar Heyderich (1517–1586), Paul Crell (1532–1579), Maximilian Mörlin (1516–1584), Wolfgang Harder (1522–1602), Daniel Gräser, Nicholas Jagenteufel (1520–1583), Johannes Cornicaelius, John Schütz (1531–1584), Martin Mirus (1532–1593), Georg Listenius (d. 1596) y Peter Glaser (1528–1583). Y un conjunto más pequeño de este grupo se reunió un año después (Andreä, Chemnitz, Selnecker, Chytraeus, Musculus y Körner) en el convento de Berge cerca de Magdeburgo, del 1 al 14 de marzo y en mayo de 1577. Los más importantes autores de la Fórmula de la Concordia fueron Jakob Andreä y Martin Chemnitz.

Teniendo ante ellos dos documentos anteriores (La Concordia suabo-sajona, esbozada por Andreä en 1574 y la llamada Fórmula de Maulbron de 1576), el primer grupo de teólogos redactó el Libro de Torgau. Andreä condensó este en lo que se llegaría a conocer como el Epítome, la primera parte de la Fórmula de la Concordia. Su título, tal y como se encontraba en la primera publicación de 1576, decía así: [Un] Pequeño Resumen de los artículos que, controvertidos entre los téologos de la Confesión de Augsburgo por muchos años, se resolvieron de una manera cristiana en Torgau en el mes de junio de 1576, por los teólogos que se reunieron y suscribieron.

A lo largo de los once meses siguientes a la publicación del Libro de Torgau, las enmiendas sugeridas habían sido enviadas a Andreä y a Chemnitz, y se consideró necesaria una nueva revisión, por lo cual el segundo grupo (Andreä, Chemnitz, Selnecker, Chytraeus, Musculus y Körner) revisaron el Libro de Torgau para dejarlo en su forma final, conocida como el Libro de Bergic o la Declaración Sólida de la Fórmula de la Concordia (dependiendo de la traducción, la Declaración Sólida también se conoce como la Declaración detallada de la Fórmula de la Concordia). Se le presentó al Elector Augusto de Sajonia el 28 de mayo de 1577.

Seguidamente fue firmada por tres electores del Sacro Imperio Romano Germánico, veinte duques y príncipes, veinticuatro condes, cuatro barones, treinta y cinco ciudades imperiales libres y más de 8000 pastores. Estos constituían más de las dos terceras partes de la Iglesia Luterana en Alemania en esa época. Todos los clérigos del electorado de Sajonia tenían que suscribirlo o bien escribir sus objeciones con respecto a la Fórmula de la Concordia. Circuló una rima por ese entonces que decía: "Escribid, queridos Señores, escribid, para que podáis seguir en la parroquia" (en alemán: schreibt, lieber Herre, schreibt, dass Ihr bei der Pfarre bleibt).

La Fórmula de la Concordia no fue aceptada por los luteranos en Hesse, Dos Puentes, Anhalt, Pomerania, Holstein, Dinamarca, Suecia, Núremberg, Estrasburgo y Magdeburgo, y el gobierno de la reina Isabel I de Inglaterra hizo cabildeo en sus embajadas alemanas para impedir que fuera aceptada por los Estados alemanes.

Artículos de la Fórmula de la Concordia
Son los siguientes:

I. Pecado Original
II. Libre albedrío
III. La justificación por fe ante Dios
IV. Buenas Obras
V. La Ley y el Evangelio
VI. El tercer uso de la Ley
VII. La Santa Cena del Señor
VIII. La Persona de Cristo
IX. El Descenso de Cristo al Infierno
X. Ceremonias de la Iglesia ("Adiaphora", o Cosas Indiferentes)
XI. El Preconocimiento Eterno y la Elección de Dios.
XII. Otras sectas y herejías.

Artículos de Esmalcalda
Los Artículos de Esmalcalda (en alemán: Schmalkaldische Artikel) son un resumen de la doctrina luterana, escritos por Martín Lutero en 1537 para una reunión con la liga de Esmalcalda para prepararse para un concilio ecuménico de la Iglesia que se intentaba llevar a cabo. El patrocinador de Lutero, el elector Juan Federico I de Sajonia, le pidió que preparara esos artículos para la reunión de la Liga en 1537, que se volvería a llevar a cabo en Esmalcalda. La Liga se había organizado en 1531 como la unión de varios territorios y ciudades luteranos, para proveer de un frente unido militar y políticamente contra los políticos y ejércitos católicos, dirigidos por el emperador Carlos V. Cuando se reunió la Liga de Escalmalda, Lutero se encontró muy enfermo con un caso severo de cálculos renales, por lo cual no pudo asistir a la reunión. La liga finalmente decidió no adoptar los artículos que Lutero había escrito. Lo que pasó es que fueron influenciados para no adoptar los Artículos de Esmalcalda por Philipp Melanchthon, al cual le preocupaba que el escrito de Lutero sería considerado como divisivo por algunos. A Melanchthon se le pidió que escribiera una declaración clara acerca del Papado y eso mismo hizo, un documento que fue adoptado en la reunión como el Tratado sobre el Poder la Primacía del Papa. Los Artículos de Esmalcalda fueron muy valorados por Juan Federico quien ordenó que fueran parte de su último deseo y testamento. Y aunque no se adoptaron en la reunión de la Liga de Esmalcalda en 1537, fueron muy usados y se incorporaron dentro del Libro de la Concordia en 1580 como una de las Confesiones Luteranas de la fe.

Lutero resumió, lo que él consideraba, era la enseñanza más importante del cristianismo: El primer y más importante artículo es este: Jesucristo, nuestro Dios y Señor, murió por nuestros pecados y fue resucitado para nuestra justificación (Romanos 3:24-25). Sólo Él es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo (Juan 1:29), y Dios cargó en Él la iniquidad de todos nosotros (Isaías 53:6). Todos han pecado y son justificados gratuitamente, sin sus propias obras y méritos, por Su gracia, a través de la redención que es en Cristo Jesús, en Su sangre (Romanos 3:23-25). Esto es lo que es necesario creer. Esto no se puede adquirir o entender por ninguna obra, ley o mérito. Por lo tanto, es claro y cierto que sólo esta fe nos justifica... Nada de este artículo se puede renunciar o abandonar, aún si el cielo y la tierra y todo lo demás cayera (Marcos 13:31)

Aunque nunca se llevó a cabo el referido concilio, los Artículos de Esmalcalda se vieron como un suplemento a las otras Confesiones de la Iglesia Luterana y se siguen usando aún hasta el día de hoy. Están incluidos en el Libro de la Concordia.

Liga de Esmalcalda
La Liga de Esmalcalda o Liga de Smalkalda fue una liga de príncipes y ciudades protestantes del Sacro Imperio Romano Germánico que existió entre 1531 y 1547 para defender sus privilegios y luchar contra el emperador y rey Carlos V, defensor del catolicismo frente a la Reforma luterana. Toma su nombre de la ciudad de Esmalcalda (Schmalkalden), en Turingia (Alemania).

La liga fue creada por Felipe I de Hesse, Juan Federico I de Sajonia en Esmalcalda en 1531 y a la que se sumaron los territorios de Anhalt, Bremen, Brunswick-Luneburgo, Magdeburgo, Mansfeld, Estrasburgo y Ulm. A los miembros originales se les añadieron Constanza, Reutlingen, Memmingen, Lindau, Biberach an der Risb, Isny im Allgäu y Lubeca. Se destinaron 10 000 infantes y 2000 caballeros con fines defensivos. En 1532 se alió con Francia y en 1538 con Dinamarca.

Aunque la Liga no declaró la guerra al emperador de forma directa, su apoyo y seguimiento de la Reforma luterana y las confiscaciones de tierras a la Iglesia y las expulsiones de obispos y príncipes católicos hicieron que Carlos V decidiera enfrentarse a la Liga.

Participaron 16.000 alemanes y neerlandeses, 10.000 italianos y 8.000 españoles. Fue prácticamente una guerra civil en el Sacro Imperio Germánico entre católicos y protestantes, en la que participaron a favor de los alemanes católicos soldados italianos y españoles.

La Guerra de Esmalcalda y la Paz de Augsburgo
En 1544, Carlos V llega a la paz con Francia y ésta pasa a aliarse con el emperador, que junto al papa Pablo III empezaron a acumular tropas en 1546. Los distintos príncipes integrantes de la Liga tuvieron serias disputas entre ellos, lo que facilitó la campaña para la coalición católica. Las tropas de Carlos V derrotaron a las de la Liga en la batalla de Mühlberg el 24 de abril de 1547. Produciéndose la capitulación de Wittenberg. Sin embargo, los príncipes luteranos continuaron su lucha, creando nuevas alianzas con Francia en 1552 contra el emperador, hasta la Paz de Augsburgo en 1555.

Catecismo Menor de Lutero
libro de Martín Lutero

El Catecismo Menor de Lutero (en alemán: Der Kleine Katechismus) es un catecismo escrito por Martín Lutero y publicado en 1529 para la instrucción de niños. Contiene los Diez Mandamientos, el Credo de los apóstoles, el Padre nuestro, el bautismo, el oficio del poder de las llaves y la confesión, y el sacramento de la eucaristía.​ Está incluido en el Libro de la Concordia y continúa siendo usado en la actualidad por las iglesias luteranas para la educación y la confirmación de los jóvenes. Fue obligatorio para los confirmados en la Iglesia de Suecia hasta la década de 1960.

Origen y contenido
En sus viajes de visita en 1528, Lutero reconoció que la gente de la iglesia solo tenía un conocimiento incompleto de la fe cristiana y las ideas de la Reforma. Por eso reformuló sus propios sermones sobre el tema del catecismo para lo que más tarde se conocería como el Catecismo Mayor.

Sin embargo, incluso antes de que esto terminara, Lutero decidió crear primero fundaciones muy elementales. Las primeras impresiones de panel de las piezas individuales de catecismo se publicaron en enero de 1529, impresas por el impresor de Wittenberg, Nickel Schirlenz. En mayo, un mes después de publicar el Catecismo Mayor, se publicó todo el Catecismo Menor. En el prefacio, Lutero declaró que el objetivo del libro era ayudar a los pastores con la enseñanza y proporcionar a los padres de familia una base para instruir a los miembros de su familia (esto también incluía a los sirvientes en ese momento) en la fe cristiana.

Incluso antes del Catecismo Menor, había catecismos que incluían los Diez Mandamientos, el Credo y el Padre Nuestro. Lutero amplió el catecismo para incluir los sacramentos del Bautismo, la Última Cena y la Confesión, de modo que el Catecismo Menor cubre los siguientes temas:

-los Diez Mandamientos
-el Credo
-el Padre nuestro
-el sacramento del santo bautismo
-el sacramento del altar o la sagrada comunión
-el oficio de llaves o confesión (añadido más adelante, inicialmente no forma parte del núcleo del Catecismo Menor)

El Catecismo Menor comienza con un prefacio y luego trata los temas en secciones individuales (piezas principales). Los Diez Mandamientos, el Credo y el Padre nuestro se enumeran en su totalidad. Además, ellos, así como los otros temas, se explican brevemente en forma de preguntas y respuestas.

Post-historia
El Catecismo Menor fue incluido en el Libro de la Concordia en 1580 y ha sido un documento confesional desde entonces. Esto significó que su redacción fue canonizada de alguna manera . En la época del pietismo y la Ilustración, los catecismos más detallados, que a menudo se basaban en el Catecismo Menor, se usaban principalmente con fines didácticos . No fue hasta el neo-luteranismo del siglo XIX y nuevamente en la lucha de la iglesia que se revalorizó el Catecismo Menor.

El Catecismo Menor sirvió como un libro de texto elemental para las lecciones escolares, con la ayuda del cual se aprendió a leer y escribir, no solo en el área de habla alemana. Las traducciones del Catecismo Menor a las lenguas bálticas ya se pueden documentar para el año 1545. En el siglo xvi, aparecieron traducciones al polaco, letón, esloveno y también al sueco. En el siglo xviii se tradujo al árabe.[4]​ Una edición china apareció en 1843 y una edición japonesa cien años después.

Catecismo Mayor de Lutero
Der Große Katechismus
de Martín Lutero

El Catecismo Mayor de Lutero (en alemán: Der Große Katechismus) es un catecismo escrito por Martín Lutero y publicado en 1529. Consiste en trabajos escritos y compilados por Lutero sobre los textos canónicos de la Biblia. El libro fue escrito principalmente para clérigos y ayudarles a predicar a sus congregaciones. El Catecismo Mayor está dividido en cinco partes: los Diez Mandamientos, el Credo de los Apóstoles, el Padre nuestro, el bautismo y la comunión. El catecismo, junto con otros documentos relacionados, fue publicado en el Libro de la Concordia en 1580.

El Catecismo Mayor tipifica el énfasis que las iglesias de la Confesión de Augsburgo le dan al conocimiento y comprensión de los artículos de la fe cristiana. Principalmente para instruir a los maestros, especialmente para padres de familia, el catecismo consiste de una serie de exhortaciones sobre la importancia de cada tópico del catecismo. El autor estipula en el prefacio: Por lo tanto es el deber de cada padre preguntarle y examinar a sus hijos y sirvientes por lo menos una vez a la semana y averiguar que saben o conocen y que no conocen para que lo aprendan fielmente. El catecismo, escrito por Lutero, consiste en instruir en la regla de conducta que siempre nos acusa cuando fallamos (los Diez Mandamientos), la regla de fe (el Credo de los Apóstoles), la regla de oración (el Padre nuestro) y los sacramentos (bautismo, confesión y comunión)

Lutero añade: Aunque no es suficiente para comprender y recitar esas partes según las palabras, pero también la gente joven debería asistir a la predicación especialmente al momento en que se enseña el catecismo para que puedan leerlo y enseñarlo, para que aprendan cada parte y que cuando les pregunten den una respuesta correcta.


------------------
Sígueme en: