Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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jueves, 24 de enero de 2019

Los Padres Reformados II

Dibujo de Ulrico Zuinglio, de una edición de 1906 del "Meyers Konversations-Lexikon

Ulrico Zuinglio
teólogo y predicador protestante suizo
Ulrico Zuinglio o Zwinglio, en alemán Huldrych o Ulrich Zwingli (Wildhaus, Suiza, 1 de enero de 1484 - Kappel am Albis, 11 de octubre de 1531) fue el líder de la Reforma Protestante suiza y el fundador de la Iglesia Reformada Suiza. Al estudiar las Escrituras desde el punto de vista de un entendido humanista, llegó, de manera independiente, a conclusiones similares a las de Lutero, que era un doctor biblicus.

Biografía
Primeros años
Nació el 1 de enero de 1484 en Wildhaus, en el valle suizo de Toggenburg, en el seno de una familia de agricultores, siendo el tercer hijo de once. Cursó la educación básica en Weesen, bajo la tutela de su tío Bartolomeo, un clérigo de Weesen. A los diez años, Zwinglio fue enviado a Basilea para obtener su educación secundaria, donde aprendió latín bajo el magistrado Gregory Bünzli. Antes de ir a la Universidad de Viena, cursó algunos estudios en Berna. Llegó a Viena en 1499 y más tarde se inscribió en la Universidad de Basilea, donde hizo un posgrado en 1504 y un doctorado en 1506.

Presbiterado
Zuinglio fue presbítero en Glarus, tras graduarse como doctor en teología (1506). Allí estudió griego y hebreo, leyó a Erasmo de Róterdam y llegó a la conclusión de que muchas de las doctrinas de la Iglesia católica estaban en contradicción con las enseñanzas del Nuevo Testamento.

Zuinglio desarrolló su aversión al servicio mercenario de sus compatriotas durante este período. A partir de 1512, la Confederación Suiza enviaba diversos contingentes armados a sueldo del Papa para luchar contra la corona francesa en Lombardía durante la guerra de la Liga de Cambrai. Zuinglio fue testigo de los sucesos al ser capellán del contingente del cantón de Glaris,​ asistiendo a las victorias de Pavía y Novara, pero también a la derrota sufrida por los confederados en Marignano, a partir de la cual se acentuó su prédica contra el servicio armado.

La reforma protestante
El 31 de octubre de 1517, Martín Lutero publicó en Wittenberg, Alemania, sus 95 tesis sobre la religión cristiana, en las que atacaba las indulgencias y en general toda forma de intermediación eclesiástica o sacramental de la Iglesia católica.

Poco antes, en 1516, Diebold de Geroldseck lo llamó para predicar en la abadía de Einsiedeln, con lo que Zuinglio entra en contacto con uno de los centros más activos de peregrinación y también de supersticiones. Comienza así su predicación contra estas prácticas y contra el negociante de indulgencias Bernardin Samson, que había llegado a Suiza a instancias del Papa en 1518.

Predica asimismo contra la costumbre de los suizos de alistarse como mercenarios a las órdenes del Papa, lo que le proporcionó el cargo de predicador en Zúrich, cuyo gobierno estaba enfrentado con la autoridad romana. El 1 de enero de 1519 comienza su actividad en Zúrich, donde con su discurso claro y directo va explicando a los feligreses los evangelios. El gobierno de la ciudad decide apoyar las nuevas enseñanzas y dispone en 1520 que todos los predicadores actúen siguiendo las pautas de Zuinglio.

En 1522 Zuinglio publica su primera obra reformadora, dirigida contra el ayuno propugnado por la Iglesia de Roma. Defiende así un acontecimiento real en el que, al parecer, un amigo suyo había comido carne durante el período de ayuno, lo cual justifica Zuinglio con el argumento de que el ayuno va contra la fe cristiana. De la misma época es un escrito enviado por él y diez de sus compañeros al obispo de Constanza, en el que afirmaban su disposición a seguir predicando según los Evangelios y pedían la supresión del celibato. El papa Adriano VI intenta convencerle de que no emprenda nuevas acciones que atenten contra la sustancia de la teología católica.

Ante la acusación de los dominicos de que Zuinglio propagaba la herejía, el Consejo de la ciudad de Zúrich convocó para el 29 de enero de 1523 a un elevado número de teólogos a un debate público (Primera Disputa de Zúrich), en la que se debía discutir sobre las tesis defendidas por Zuinglio. A ella acudieron 600 personas entre clérigos y laicos y, puesto que los enviados del obispo sólo pudieron hacer valer en su favor la tradición y las disposiciones de los concilios, el Concejo decidió adjudicar a Zuinglio la victoria dialéctica.

No sería esa, sin embargo, la única disputa oficial y pública que se celebró en Zúrich. Entre el 26 y el 29 de octubre de 1523 se dirime, en presencia de 900 asistentes, la necesidad de suprimir las imágenes de las iglesias, decisión que se acaba adoptando y que se pondrá en práctica de una manera paulatina. Asimismo, entre el 13 y el 14 de enero de 1524 el tema tratado fue la misa y su posible supresión, lo que finalmente se establece.

Ese mismo año Zuinglio se casa con la viuda Anna Reinhard, con la que vivía de manera marital desde hacía algún tiempo.

La Reforma en Zúrich no afectó, sin embargo, solamente a la religión, sino que, al igual que en otros movimientos reformistas de la época, se trataba de una serie de medidas de regulación social con las que el Concejo pretendía organizar el sistema escolar, el matrimonio, las costumbres, etc. El papel de Zuinglio es capital en este proceso, pues si bien no asume ningún cargo orgánico, su carisma y su predicamiento entre el pueblo lo convierten en una figura determinante del proceso.

Zuinglio publica en 1525 su confesión de fe (De la verdadera y la falsa religión). Su teología, coincidente con la de Lutero en muchos aspectos básicos, opera de una manera más radical en otros, como puede ser la cuestión de la eucaristía, al rechazar Zuinglio la presencia real de Cristo en la comunión. A partir de 1525, la Reforma en Zúrich se completa:

-Se administra la Eucaristía bajo las dos especies,
-Se suprime la misa,
-Se eliminan las imágenes de las iglesias,
-Se decreta la supresión del celibato sacerdotal,
-Se establece y regula una beneficencia para los pobres, financiada con los fondos obtenidos de la secularización de bienes eclesiásticos.

Ese año de 1525 se funda asimismo en la iglesia Grossmünster una escuela para teólogos, donde podrán aprender exégesis bíblica, que luego utilizarán en sus sermones al pueblo.

Importante en la teología de Zuinglio es también su concepción de las relaciones entre el poder laico y el religioso, pues mientras considera que es derecho y obligación del poder terrenal organizar la Iglesia y la sociedad, admite por otro lado la posibilidad de derrocar al grupo gobernante si este no se comporta de manera apropiada a las enseñanzas del Evangelio.

Las relaciones con la otra ala del movimiento reformista, encabezada por Lutero y Melanchton, se ven dificultadas por la concepción que tienen ambas partes sobre la comunión. Estas diferencias devienen claramente insuperables en el intento más importante que se hace de aunar posiciones, cuando en octubre de 1529 el landgrave Felipe I de Hesse invita a Zuinglio y Lutero a una discusión teológica (conocida como Disputa de Marburgo).

La situación política en la Suiza del siglo XVI resulta sin duda determinante para el ulterior desarrollo de la reforma zuingliana. A pesar de la primera Paz de Kappel de 1529, las tensiones entre Zúrich y Berna (que había sido ganada por Zuinglio para su movimiento), por un lado, y los cantones que permanecían católicos, por otro, no podía menos que estallar en un conflicto político - y finalmente también armado, las Guerras de Kappel. La opción de Zuinglio era en este sentido clara: usar las armas para extender la verdad del Evangelio era una obligación de todo buen cristiano.

Como traductor de la Biblia, Ulrico Zuinglio trabajó en estrecha colaboración con Leo Jud. La traducción se conoce hoy en día como la Biblia de Zúrich.

El 11 de octubre de 1531 cayó Zuinglio en la segunda guerra de Kappel.

La Reforma zuingliana
La Reforma de Zuinglio, a pesar de sus evidentes puntos de conexión con Lutero, presenta también características propias. Mientras el fin de Lutero era suprimir las indulgencias o bulas, Zuinglio solo acepta como Iglesia aquello que aparece en las Escrituras. De ahí que las iglesias reformadas sean en gran modo iglesias de la palabra, del verbo, donde no encontramos decoración alguna (fuera de textos bíblicos), una liturgia exigua e inicialmente tampoco música alguna.

Teología de Zuinglio
La piedra angular de la teología de Zuinglio es la Biblia. Zuinglio apeló constantemente a la Escritura en sus escritos. Puso la autoridad de la misma sobre otras fuentes, tales como los concilios ecuménicos o los Padres de la Iglesia, aunque no dudaba en usar otras fuentes para apoyar sus argumentos. Los principios que guiaron las interpretaciones de Zuinglio se derivan de su educación humanística y de su entendimiento, a la luz de la Reforma, de la Biblia.​ Modificando una interpretación literal de un pasaje, ponía atención al contexto inmediato y trataba de entender el propósito subyacente detrás del mismo. Comparó pasajes de la Escritura y usó analogías, un método que describe en Una exégesis amigable (1527). Dos analogías que utilizó con bastante efectividad fueron entre el bautismo y la circuncisión y entre la Pascua y la Eucaristía.

Zuinglio rechazaba la palabra sacramento en el modo que se empleaba popularmente en su tiempo. Para la gente común, la palabra significaba alguna forma de acción santa en la cual había un poder inherente para liberar la conciencia de pecado. Para Zuinglio, un sacramento era una ceremonia de iniciación o una promesa, señalando que la palabra se derivaba de sacramentum, que significa un juramento. En sus primeros escritos sobre el bautismo, hizo notar que el bautismo era un ejemplo de tal compromiso o promesa. Cuestionó a los católicos acusándolos de superstición al atribuirle al agua del bautismo un cierto poder para limpiar los pecados. Posteriormente, en su conflicto con los Anabaptistas, defendió la práctica del bautismo de infantes, señalando que no había ninguna ley que prohibiera dicha práctica. Argumentaba que el bautismo era un símbolo de un pacto con Dios, por lo tanto reemplazaba la circuncisión del Antiguo Testamento.

Zuinglio abordaba la cuestión de la Eucaristía de manera similar al bautismo. Durante el primer debate de Zúrich en 1523, negó que ocurriera un verdadero sacrificio durante la misa, argumentando que Cristo hizo el sacrificio una sola vez y para toda la eternidad. En consecuencia, la Eucaristía era "un memorial del sacrificio". Siguiendo con este argumento, desarrolló aún más su punto de vista, llegando a la conclusión de que se deben interpretar como "significa" las palabras de la institución. Usó varios pasajes de la Escritura para argumentar en contra de la transubstanciación, así como el punto de vista de Lutero, siendo el texto clave Juan 6:63, "Es el espíritu el que da vida, la carne para nada aprovecha". El enfoque racional de Zuinglio y el uso de la Escritura para entender el significado de la Eucaristía fue una razón por la que no pudo llegar a un consenso con Lutero. De hecho, cuando se reunieron los reformadores suizos con los alemanes en 1529 (Disputa de Marburgo) a instancias de Felipe de Hesse, estaban de acuerdo en casi todos los puntos principales, excepto ese. Punto que Lutero no estaba dispuesto a conceder, ya que iba en contra de su doctrina de la Consubstanciación. Resulta interesante constatar que tiempo después, Melanchton (discípulo de Lutero) llegó a un consenso con los reformadores suizos una vez que la separación con los católicos era definitiva.

El impacto de Lutero en el desarrollo teológico de Zuinglio ha sido durante largo tiempo un tema de interés y discusión entre los eruditos zuinglianos. El propio Zuinglio afirmó vigorosamente su independencia de Lutero. Los estudios más recientes han dado credibilidad a esta afirmación, aunque algunos eruditos aún afirman que su teología dependía de la de Lutero. Parecía que Zuinglio había leído los libros de Lutero buscando confirmación del mismo sobre sus propias opiniones. Sin embargo, Zuinglio sí admiraba bastante a Lutero por oponerse al Papa. Esto, más que la teología de Lutero, fue una influencia clave en las convicciones de Zuinglio como reformador. Lo que Zuinglio consideraba una postura valerosa de Lutero en el Debate de Leipzig, tuvo un impacto decisivo sobre Zuinglio durante sus primeros años como sacerdote, y durante este tiempo Zuinglio alababa y promovía los escritos de Lutero para apoyar sus propias ideas, que eran similares. Como Lutero, Zuinglio era también un estudiante y admirador de Agustín de Hipona. Sus últimos escritos continuaron mostrando características diferentes de las de Lutero, tales como la inclusión de no cristianos en el cielo, como lo describe en Una exposición de la fe.

La Biblia de Zúrich
En estrecha colaboración con Leo Jud tradujo Zuinglio la Biblia entre 1524 y 1529 a un alemán con marcadas características suizas. Esta traducción se conoce hoy en día como la "Biblia zuriquesa" o "Biblia de Zúrich". Más tarde, los teólogos de Zúrich completaron la nueva traducción del griego y hebreo cinco años antes de que Lutero tradujera la Biblia. Por tanto, la Biblia de Zürich es la traducción protestante completa más antigua de toda la Sagrada Escritura y fue impresa por Christoph Froschauer entre 1524 y 1529, quien en 1531 publicó la obra completa ricamente ilustrada.

Música
A Zuinglio le gustaba escuchar música y sabía tocar varios instrumentos, incluyendo el violín, el arpa, la flauta, el dulcimer y la trompa de caza. Algunas veces divertía a los niños de la congregación con el laúd y era tan conocido por sus interpretaciones que sus enemigos se burlaban de él como "el evangélico tañedor del laúd y el pífano". Se han conservado tres de los himnos de Zuinglio: Pestlied, una adaptación del salmo 65, y Kappeler Lied, que se cree que fue compuesto durante la campaña de la primera guerra de Kappel.

Obras
-De vera et falsa religione (Zúrich, 1525)
-Amica exegesis (1527)
-Fidei ratio (Zúrich, 1530)
-Especialmente Christianae fidei brevis et clara expositio ad regem christianum (Zúrich, 1536)
-Sus obras completas aparecieron en Zúrich en 1545 y 1581 (sin contar ediciones posteriores ya en el siglo XIX).

Retratos
Después de que Zuinglio muriera, se hicieron numerosos retratos, la mayoría de los cuales se basan en el del pintor zuriqués Hans Asper. No existe ninguno que se le hiciera en vida. Generalmente se representa a Zuinglio vestido de negro y tocado con una gorra también negra.

-Xilografía de Hans Asper, hacia 1531
-Retrato de Hans Asper, 1549
-Retrato del año 1854
-Vista parcial del vitral de la Iglesia del Salvador en Estrasburgo

Ulrico Zuinglio y su búsqueda de la verdad
Hoy en día muchas personas religiosas pueden comprobar si sus creencias se basan en la Biblia o no. Pero esto no podía hacerse a principios del siglo dieciséis. ¿Por qué? Porque la mayoría de las personas no tenían acceso a la Biblia en su idioma. Por eso, muy pocos podían comparar lo que enseñaba la Iglesia con lo que de verdad decía la Biblia, y los miembros del clero tampoco ayudaban mucho. El libro History of the Christian Church (Historia de la Iglesia cristiana) a dice: “La Iglesia en Suiza era corrupta [...]. El clero era ignorante, supersticioso e inmoral”.

 Así estaban las cosas cuando Ulrico Zuinglio se puso a buscar la verdad. ¿Qué fue lo que encontró? ¿Cómo compartió con otros lo que descubrió? ¿Y qué podemos aprender nosotros de su vida y de sus creencias?

Empieza la búsqueda
 Cuando tenía unos 20 años, Zuinglio se propuso ser sacerdote católico. En esa época, quien quisiera ser sacerdote tenía que estudiar filosofía, tradiciones de la Iglesia y los escritos de los llamados padres de la Iglesia. Pero no tenía que estudiar la Biblia.

 ¿Qué fue descubriendo Zuinglio sobre la Biblia? Mientras estaba en la universidad de Basilea, en Suiza, asistió a las clases de Tomás Wyttenbach, que estaba totalmente en contra del sistema de indulgencias de la Iglesia. b Según la biografía Zwingli—God’s Armed Prophet (Zuinglio: el profeta armado de Dios), c Zuinglio “aprendió por medio de Wyttenbach que Cristo murió una sola vez por nuestros pecados” (1 Pedro 3:18). Cuando entendió que solo se pueden perdonar los pecados gracias al sacrificio de Jesús, rechazó la enseñanza de la Iglesia que dice que sus líderes podían perdonar pecados a cambio de dinero (Hechos 8:20). Sin embargo, Zuinglio siguió con sus estudios y llegó a ser pastor católico cuando tenía 22 años.

 En esos años, Zuinglio aprendió griego por su cuenta para entender el idioma original de lo que suele conocerse como el Nuevo Testamento. También analizó las obras de Erasmo de Rotterdam y aprendió que la Biblia enseña que Jesús es el único mediador entre Dios y los seres humanos (1 Timoteo 2:5). Por eso Zuinglio empezó a dudar de la enseñanza católica de que se puede recurrir a los santos para hablar con Dios.

 Después de cumplir los 30, Zuinglio se dedicó todavía más a buscar la verdad. Pero también sirvió como capellán del Ejército en una serie de guerras que se lucharon en Europa por el control de Italia. En la batalla de Marignano, en 1515, vio como miles de católicos se mataban entre ellos. Unos años más tarde, copió a mano e incluso memorizó gran parte de las Escrituras Griegas. En 1519 vivía en Zúrich, el centro político de Suiza. Allí llegó a convencerse de que la Iglesia debía dejar de enseñar cualquier doctrina que no estuviera basada en la Biblia. ¿Pero cómo podía ayudar a otros a llegar a la misma conclusión?

“Nunca habíamos escuchado nada como esto”
 Zuinglio estaba convencido de que, si la gente escuchaba la verdad de la Biblia, dejaría de creer las mentiras religiosas. Cuando lo eligieron sacerdote de Grossmünster, una importante iglesia de Zúrich, ideó un plan atrevido. En vez de leer del leccionario d en latín que el clero había estado recitando durante siglos, en sus sermones leería directamente de la Biblia, capítulo por capítulo, desde el principio hasta el final. En vez de usar las ideas de los padres de la Iglesia para explicar la Biblia, dejaría que la Biblia se explicara a sí misma. Así dejó que los pasajes más fáciles aclararan los más difíciles (2 Timoteo 3:16).

Desde el púlpito, Zuinglio le ayudó a la gente a ver lo práctica que era la Biblia para el día a día. Enseñó las normas morales de la Biblia y explicó que estaba mal adorar a María —la madre de Jesús—, orarles a los santos y vender indulgencias, y también denunció las vidas inmorales que llevaban los miembros del clero. ¿Cómo reaccionó la gente? Después de su primer sermón, algunos dijeron: “Nunca habíamos escuchado nada como esto”. Un historiador escribió lo siguiente sobre el público católico de Zuinglio: “Los que habían dejado de ir a la iglesia porque estaban asqueados de la estupidez y las vidas escandalosas de los sacerdotes ahora volvían a la iglesia”.

En 1522, el clero quiso que las autoridades políticas de Zúrich tomaran medidas drásticas para que la gente no fuera en contra de las doctrinas de la Iglesia. Por eso, acusaron a Zuinglio de herejía. Pero, como no quiso renunciar a sus ideas, renunció a su puesto como sacerdote católico.

¿Qué camino tomó Zuinglio?
Aunque ya no era sacerdote, Zuinglio siguió difundiendo sus ideas y tratando de convencer a otros. Lo que enseñaba lo hizo tan popular entre la gente que llegó a tener influencia entre las autoridades políticas de Zúrich. Gracias a esa influencia, impulsó reformas religiosas en la ciudad. Por ejemplo, en 1523 convenció a las autoridades judiciales de Zúrich de prohibir cualquier enseñanza religiosa que no estuviera basada en la Biblia. En 1524 los convenció para que prohibieran la idolatría. Con la ayuda de otros predicadores de la ciudad y la aprobación de la gente, los magistrados civiles supervisaron la destrucción de altares, ídolos, imágenes y reliquias por todas partes. El libro Zwingli—God’s Armed Prophet comenta: “La Iglesia de Occidente no había visto una destrucción de este tipo desde que los vikingos saquearon los lugares de culto”. Para 1525, también había influido en las autoridades para que convirtieran los edificios que le pertenecían a la Iglesia en hospitales y para que permitieran que los monjes y las monjas se casaran. También propuso que la celebración de la misa fuera reemplazada por algo más sencillo basado en lo que explica la Biblia (1 Corintios 11:23-25). Los historiadores dicen que los esfuerzos de Zuinglio unieron a los líderes políticos y religiosos de Zúrich y sentaron las bases para la Reforma y para la religión protestante.

El trabajo más importante de Zuinglio fue la traducción de la Biblia. Durante la década de 1520, él y un grupo de expertos tradujeron la Biblia usando un método muy sencillo: leían cada versículo del hebreo y griego originales, y de traducciones muy respetadas como la Septuaginta, en griego, y la Vulgata, en latín. Luego, analizaban el significado del versículo y escribían sus conclusiones. Todo este trabajo permitió que en 1531 se publicara la Biblia de Zúrich en un solo volumen.

Quizás Zuinglio tuvo buenas intenciones, pero también fue intolerante, y sus métodos, agresivos. Por ejemplo, en 1525 participó en el juicio a los anabaptistas, que estaban en contra del bautismo de bebés. Más adelante, cuando los tribunales aprobaron la pena de muerte para los que rechazaban ese bautismo, él no se opuso a una sentencia tan dura como esa. También les insistió a los líderes políticos en que se usara la fuerza militar para obligar a la gente a aceptar nuevas ideas. Sin embargo, varias regiones muy católicas de Suiza se resistieron. Esto llevó a una guerra civil en la que Zuinglio acompañó a los soldados desde Zúrich al campo de batalla, donde lo mataron. Tenía 47 años.

El legado de Zuinglio
Aunque Zuinglio no es tan famoso como los reformadores protestantes Martín Lutero y Juan Calvino, sin duda tiene un lugar en la historia. Zuinglio fue más radical que Lutero al romper lazos con el catolicismo romano y le abrió el camino a Calvino. Por eso, se le ha llamado el tercer reformador protestante más importante de la historia.

El legado de Zuinglio deja un sabor agridulce. Para difundir sus ideas, se involucró muchísimo en la política y en la guerra. Y al hacerlo no siguió el ejemplo de Jesucristo, que nunca tuvo nada que ver con la política y les enseñó a sus discípulos a amar a sus enemigos, no a matarlos (Mateo 5:43, 44; Juan 6:14, 15).

Sin embargo, a Zuinglio se le recuerda como un muy buen estudiante de la Biblia, alguien decidido a compartir con otros lo que sabía. Descubrió muchas verdades de la Biblia y ayudó a otros a hacer lo mismo.

Heinrich Bullinger
Heinrich Bullinger (Bremgarten, Suiza, 18 de julio de 1504 - Zúrich, 17 de septiembre de 1575) fue un reformador suizo, el sucesor de Ulrico Zwinglio como jefe de la iglesia de Zúrich y pastor de Grossmünster. Su figura fue mucho menos controvertida que la de Juan Calvino o Martín Lutero, y a pesar de que su importancia ha sido subestimada, la investigación reciente muestra que fue uno de los teólogos más influyentes de la Reforma Protestante en el siglo XVI.

Heinrich Bullinger
Vida
Hijo de Heinrich Bullinger, decano de la iglesia capitular, y de Anna Wiederkehr, nació en Bremgarten, Argovia. El obispo de Constanza, que era supervisor de la zona de Argovia, había sancionado extraoficialmente el concubinato clerical, pero luego se había renunciado a todas las penas de este delito a cambio de una cuota anual. Como tal, Heinrich y Anna fueron capaces de vivir como marido y mujer de forma virtual, y el joven Heinrich fue el quinto hijo nacido de la pareja.

En 1519, a la edad de 15 años, sus padres le enviaron a la Universidad de Colonia con la intención de que siguiera a su padre en la carrera eclesiástica, cuando comenzaban a conocerse las noticias relativas a Martín Lutero. Bullinger sentía que tenía que tomar decisiones por sí mismo y empezó un programa sistemático de lectura que se inició con "Sentencias" de Pedro Lombardo, que luego las comparó con los Padres de la Iglesia y la Biblia. En 1520, se puso a estudiar los tratados de Lutero y llegó a la conclusión de que Lutero era más fiel a los Padres de la Iglesia y la Biblia. Entonces, convencido de la doctrina de Lutero, Bullinger renunció a su intención anterior de entrar en la Orden de los Cartujos.

En 1522, regresó a casa, aceptando un puesto como director del colegio del claustro de Kappel, aunque sólo después de haber negociado condiciones especiales, lo cual significaba que no tenía la necesidad de hacer votos monásticos o asistir a misa. En la escuela, Bullinger inició un programa sistemático de lectura de la Biblia y la exégesis para los monjes. Durante este período escuchó las prédicas de Zuinglio y Jud en varias ocasiones; además bajo la influencia de los valdenses, Bullinger tuvo una comprensión más simbólica de la eucaristía. Se puso en contacto con Zuinglio en septiembre de 1524. En 1528, a instancias del Sínodo de Zúrich, abandonó el claustro de Kappel para convertirse en un ministro ordinario de la parroquia.

En 1529 contrae matrimonio con Anna Adlischweiler, una exmonja. Su matrimonio fue feliz y considerado como un ejemplo a seguir. Su casa estaba llena continuamente de fugitivos, colegas y personas en busca de consejo o ayuda. Bullinger fue un padre atento que cuidó de sus once hijos, con los que gustaba jugar y que le incitaron a escribir numerosos versos de Navidad. Todos sus hijos se hicieron pastores.

Después de la derrota en la batalla de Kappel (11 de octubre de 1531), donde cayó Zuinglio, la región de Argovia tuvo que regresar a la fe católica. Bullinger y otros dos pastores hubieron de abandonar la ciudad. Tras haber ganado una reputación como uno de los líderes de los predicadores protestantes, Bullinger rápidamente recibió ofertas para ocupar el puesto de pastor de Zúrich, Basilea, Berna y Appenzell. Bullinger asumió el cargo de ministro de Zúrich, pronto se granjeó la supervisión sobre los otros ministros de Zúrich, cargo que más tarde sería conocido como el Antistes Zurich.

En diciembre del mismo año, fue elegido, a la edad de 27 años, sucesor de Zuinglio como antistes De la Iglesia de Zúrich. Aceptó la elección sólo después de que el Concejo le hubiera asegurado expresamente que se encontraba en su predicación "libre, independiente y sin restricciones", incluso si se requería la crítica al gobierno. Conservó su cargo hasta su muerte en 1575.

Bullinger rápidamente se estableció como un firme defensor del sistema eclesiológico desarrollado por Zwinglio. En 1532, cuando Jud propuso hacer la disciplina eclesiástica totalmente independiente del poder secular, Bullinger sostuvo que la necesidad de un conjunto independiente de los tribunales de la iglesia termina cuando el magistrado se convierte al cristianismo, y que en un lugar con un magistrado cristiano, las instituciones del Antiguo Testamento eran apropiadas. Sin embargo, Bullinger no sostuvo que la iglesia debe estar totalmente subordinada al Estado.

Murió en Zúrich (1575) y fue sucedido como antistes por Rudolf Gwalther.

domingo, 20 de enero de 2019

Los Padres Reformados I


Retrato por Lucas Cranach el Viejo en 1529

Martín Lutero
teólogo y fraile alemán
Martín Lutero (en alemán: Martin Luther; Eisleben, 10 de noviembre de 1483-Eisleben, 18 de febrero de 1546), nacido como Martin Lutero,[3]​ fue un teólogo, filósofo y fraile católico agustino que comenzó e impulsó la Reforma protestante en Alemania y cuyas enseñanzas inspiraron la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo.

Lutero exhortaba a la Iglesia a regresar a las enseñanzas originales de la Biblia,​ lo que produjo una reestructuración de las iglesias cristianas católicas en Europa. La reacción de la Iglesia católica ante la Reforma protestante fue la Contrarreforma. Sus contribuciones a la civilización occidental se extienden más allá del ámbito religioso, ya que sus traducciones de la Biblia ayudaron a desarrollar una versión estándar de la lengua alemana y se convirtieron en un modelo en el arte de la traducción. Su matrimonio con Catalina de Bora, el 13 de junio de 1525, inició un movimiento de apoyo al matrimonio sacerdotal dentro de muchas corrientes cristianas.

Tres años antes de morir, en 1543, escribió un tratado de antijudaísmo cristiano llamado Sobre los judíos y sus mentiras. Según este tratado, los judíos son un pueblo «abyecto y despreciable, es decir, no un pueblo de Dios, y su jactancia de linaje, su circuncisión y su ley deben ser considerados sucios»;​ «están manchados con las heces del diablo (…) en las que se revuelcan como cerdos», «la sinagoga (las iglesias del pueblo judío) es una novia impura, sí, una ramera incorregible, una mujerzuela impía».

Lutero propugnó en este escrito, que «las sinagogas y escuelas rabínicas sean pasto del fuego, sus libros de oración destruidos, que se prohíba a los rabinos (los sacerdotes del pueblo judío) predicar y enseñar, que sus casas sean arrasadas y sus propiedades y dinero confiscados». «No se les debe mostrar ninguna piedad ni misericordia, ni facilitar protección legal alguna», y «estos infectos gusanos venenosos deben prepararse para el trabajo forzado o la expulsión definitiva». En este libro Lutero exhorta al asesinato de judíos, cuando escribe: «Seremos culpables de no destruirlos».

Su retórica no estaba solo dirigida a los judíos, sino también a los católicos, anabaptistas, cristianos no trinitarios.​ Por ello es considerado uno de los padres de la hispanofobia y el antisemitismo. Lutero murió en 1546, excomulgado por el papa León X.

Biografía
Primeros años
Hijo de Hans y Margarethe Luder, Martín nació el 10 de noviembre de 1483 y fue bautizado a la mañana siguiente, día de san Martín de Tours, por lo que le dieron el nombre de ese santo. En 1484 la familia se trasladó a Mansfeld, donde su padre dirigía varias minas de cobre. Habiéndose criado en un medio campesino, Hans Luder ansiaba que su hijo llegara a ser funcionario civil para darle más honores a la familia. Con este fin, envió al joven Martín a varias escuelas en Mansfeld, Magdeburgo y Eisenach.

En 1501, a los 18 años, Lutero ingresó en la Universidad de Erfurt, donde tocaba el laúd y recibió el apodo de El filósofo. Recibió el grado de bachiller en 1502 y una maestría en 1505, como el segundo de 17 candidatos.[18]​ Siguiendo los deseos de su padre, se inscribió en la Facultad de Derecho de esta universidad. Pero todo cambió durante una tormenta eléctrica el 2 de julio de 1505. Un rayo cayó cerca de él mientras regresaba de una visita a la casa de sus padres. Aterrorizado, gritó: «¡Ayuda Santa Ana! ¡Me haré monje!». Salió con vida y abandonó la carrera de Derecho, vendió sus libros con excepción de los de Virgilio y entró en el monasterio agustino de Erfurt el 17 de julio de 1505.

Vida monástica y académica
Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo o sección.

Lutero pertenecía a la orden de los agustinos. Su actividad monacal consistía en rezar, ayunar, peregrinar y confesarse. Johann von Staupitz, el superior de Lutero, concluyó que el joven necesitaba más trabajo para distraerse de su excesiva reflexión, y ordenó al monje que comenzara una carrera académica. En 1507 Lutero fue ordenado sacerdote y en 1508 comenzó a enseñar Teología en la Universidad de Wittenberg. Lutero recibió su grado de bachiller en Estudios Bíblicos el 9 de marzo de 1508. El 21 de octubre de 1512 fue "recibido en el Senado de la Facultad de Teología", dándole el título de Doctor en Biblia. En 1515 fue nombrado vicario de su orden, quedando a su cargo once monasterios.

Durante esta época estudió el griego y el hebreo para profundizar en el significado y los matices de las palabras utilizadas en las escrituras, conocimientos que luego emplearía para la traducción de la Biblia.

Teología de la gracia de Lutero
Las ansias de obtener grados académicos llevaron a Martín Lutero a estudiar las Escrituras en profundidad. Influido por la vocación humanista de ir ad fontes («a las fuentes»), se sumergió en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva. Debido a esto, términos como la penitencia y la probidad tomaron un nuevo significado para Lutero, convencido ahora de que la Iglesia había perdido la visión de varias verdades centrales que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, siendo una de las más importantes de ellas la doctrina de la justificación solo por la fe. Lutero empezó a enseñar que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe.

Más tarde, Lutero definió y reintrodujo el principio de la distinción propia entre la Ley de Moisés y los Evangelios que reforzaban su teología de la gracia. Como consecuencia, Lutero creía que su principio de interpretación era un punto inicial esencial en el estudio de las Escrituras. Notó que la falta de claridad al distinguir la Ley Mosaica de los Evangelios era la causa de la incorrecta comprensión del Evangelio de Jesús en la Iglesia de su época, institución a la que responsabilizaba de haber creado y fomentado muchos errores teológicos fundamentales.

La controversia por las indulgencias
Además de sus deberes como profesor, Martín Lutero servía como predicador y confesor en la iglesia de Santa María de la ciudad. Predicaba habitualmente en la iglesia del palacio, llamada también "de todos los santos", debido a que tenía una colección de reliquias proveniente de una fundación creada por Federico III de Sajonia. Fue durante este periodo cuando el joven sacerdote se dio cuenta de los efectos de ofrecer indulgencias a los feligreses.

Una indulgencia es la remisión (parcial o total) del castigo temporal que aún se mantiene por los pecados después de que la culpa ha sido eliminada por absolución. En aquella época —al igual que hoy en día—, cualquier persona podía obtener indulgencias,[25]​ ya fuera para sí misma o para sus parientes muertos que permanecían en el Purgatorio. El fraile dominico Johann Tetzel había sido reclutado para viajar por los territorios episcopales de Alberto de Brandeburgo (arzobispo de Maguncia) ofreciendo indulgencias a quienes colaboraran caritativamente; con esto se esperaba financiar la edificación de la basílica de San Pedro en Roma, y comprar un obispado para Alberto de Hohenzollern.

Lutero vio en este acto no solo un abuso de poder, sino una mentira, que, no teniendo base directa en las Escrituras, podría confundir a la gente y llevarla a confiar solamente en las indulgencias, dejando de lado el sacramento de la confesión y el arrepentimiento verdadero. Lutero predicó tres sermones contra las indulgencias en 1516 y 1517. Una noche leyó un pasaje de la Carta a los Romanos 1:16 y 17 que le llevaría a hacer la Reforma: Porque no me avergüenzo del mensaje del evangelio porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en primer lugar y luego a los griegos. Pues este mensaje nos muestra de que manera Dios nos libra de culpa: es por fe y solamente por fe. Así lo dicen las Escrituras: El justo por la fe vivirá.[24]​[26]​ Pero su enojo siguió creciendo y, según la tradición, el 31 de octubre de 1517 fueron clavadas las noventa y cinco tesis en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg como una invitación abierta a debatirlas. Las tesis condenaban la avaricia y el paganismo como un abuso que él creía estaban presentes en la Iglesia, y pedían una disputa teológica en lo que las indulgencias podían dar. Sin embargo, en sus tesis no cuestionaba directamente la autoridad del papa para conceder indulgencias.

Las noventa y cinco tesis de Martín Lutero[30]​ fueron traducidas rápidamente al alemán y ampliamente copiadas e impresas. Al cabo de dos semanas se habían difundido por toda Alemania y, pasados dos meses, por toda Europa. Este fue uno de los primeros casos de la Historia en los que la imprenta tuvo un papel importante, pues facilitaba una distribución más sencilla y amplia de cualquier documento.

Respuesta del papa
Después de hacer caso omiso a Lutero diciendo que era un «borracho alemán quien escribió las tesis» y afirmando que «cuando esté sobrio cambiará de parecer»,​ el papa León X ordenó en 1518 al profesor dominico de teología Silvestre Mazzolini que investigara el tema. Este denunció que Lutero se oponía de manera implícita a la autoridad del sumo pontífice, al mostrar desacuerdo con una de sus bulas, por lo que declaró a Lutero hereje y escribió una refutación académica de sus tesis. En ella mantenía la autoridad papal sobre la Iglesia y condenaba cada "desviación" como una apostasía. Lutero replicó de igual manera y se desarrolló una controversia.

Mientras tanto, Lutero escribió su Sermón sobre la indulgencia y la gracia y posteriormente tomó parte en la convención agustina en Heidelberg, donde presentó una tesis sobre la esclavitud del hombre al pecado y la gracia divina. En el curso de la controversia por las indulgencias, el debate se elevó hasta el punto de que puso en duda el poder absoluto y la autoridad del papa, debido a que las doctrinas de "Tesorería de la Iglesia" y la "Tesorería de los Méritos", que servían para reforzar la doctrina y práctica de las indulgencias, se basaban en la bula Unigenitus (1343) del papa Clemente VI. En vista de su oposición a esa doctrina, Lutero fue calificado de hereje, y el papa, decidido a suprimir sus puntos de vista, ordenó llamarlo a Roma, viaje que no se realizó por problemas políticos.

Lutero, que antes profesaba obediencia implícita a la Iglesia, negaba ahora abiertamente la autoridad papal y apelaba a que se celebrara un concilio. También declaraba que el papado no formaba parte de la inmutable esencia de la Iglesia original.

Deseando mantenerse en términos amistosos con el protector de Lutero, Federico el Sabio, el papa realizó un intento final de alcanzar una solución pacífica al conflicto. Una conferencia con el chambelán papal Karl von Miltitz en Altenburgo, en enero de 1519, llevó a Lutero a decidir guardar silencio en tanto así lo hicieran sus oponentes, escribir una humilde carta al papa y componer un tratado demostrando sus respetos a la Iglesia católica. La carta escrita nunca fue enviada porque no contenía retractación alguna. En el tratado que compuso más tarde, Lutero negó cualquier efecto de las indulgencias en el Purgatorio.

Cuando Johann Eck retó a Carlstadt, un amigo de Lutero, a un debate en Leipzig, Lutero se sumó a este debate (27 de junio–18 de julio de 1519), en el curso del cual negó el derecho divino del solio papal y la autoridad de poseer el "poder de las llaves", que según él había sido otorgado a la Iglesia (como congregación de fe). Negó que la pertenencia a la Iglesia católica romana bajo la autoridad del papa fuera necesaria para la salvación, manteniendo la validez de la Iglesia ortodoxa griega. Después del debate, Johann Eck aseguró que Lutero se vio forzado a admitir la similitud de su propia doctrina con la de Jan Hus, quien había sido quemado en la hoguera.

La brecha se ensancha
Lutero a través de los acontecimientos
De esta forma, no había esperanzas de paz. Los escritos de Lutero circulaban ampliamente por Francia, Inglaterra e Italia en 1519, y los estudiantes se dirigían a Wittenberg para escuchar a Lutero, quien publicaba ahora sus comentarios sobre la Epístola a los Gálatas y su Operationes in Psalmos (Trabajo en los Salmos).

Las controversias generadas por sus escritos llevaron a Lutero a desarrollar sus doctrinas más a fondo, y su "Sermón en el Sacramento Bendecido del Verdadero y Santo Cuerpo de Cristo, y sus Hermandades" extendió el significado de la eucaristía para el perdón de los pecados y el fortalecimiento de la fe en aquellos quienes la reciben, apoyando además a que se realizara un concilio para restituir la comunión.

El concepto luterano de "iglesia" fue desarrollado en su Von dem Papsttum zu Rom (En el Papado de Roma), una respuesta al ataque del franciscano Augustín von Alveld en Leipzig (junio de 1520); mientras que su Sermon von guten Werken (Sermón de Buenas Obras), publicado en la primavera de 1520, era contrario a la doctrina católica de las buenas obras y obras de supererogación (aquellas efectuadas por encima de los términos de la simple obligación), mantenía que las obras del creyente son verdaderamente buenas en cualquier llamado secular (o vocación) ordenado por Dios.

Los tratados de 1520
La nobleza alemana
La controversia en Leipzig (1519) hizo que Lutero tomara contacto con los humanistas, particularmente Melanchthon, Reuchlin y Erasmo de Róterdam, y que mantuviera relaciones con el caballero Ulrich von Hutten, quien a su vez influyó al caballero Franz von Sickingen. Von Sickingen y Silvestre de Schauenburg querían mantener a Lutero bajo su protección, invitándolo a su fortaleza en el caso de que no se sintiera seguro en Sajonia a causa de la proscripción papal.

Bajo estas circunstancias de crisis y confrontando a los nobles alemanes, Lutero redactó A la Nobleza Cristiana de la Nación Alemana (agosto de 1520), donde encomendaba al laicado, como un sacerdote espiritual, la reforma requerida por Dios pero abandonada por el papa y el clero. Por primera vez, Lutero se refirió públicamente al papa como el Anticristo. Las reformas que Lutero proponía no solo se referían a cuestiones doctrinales, sino también a abusos eclesiásticos: la disminución del número de cardenales y demandas de la corte papal; la abolición de los ingresos del papa; el reconocimiento del gobierno secular; la renuncia del papado al poder temporal; la abolición de los interdictos y abusos relacionados con la excomunión; la abolición del peregrinaje dañino; la eliminación del excesivo número de días santos; la supresión de los conventos de monjas, de la mendicidad y de la suntuosidad; la reforma de las universidades; la abrogación del celibato del clero; la reunificación con los bohemios y una reforma general de la moral pública.

El cautiverio babilónico
Lutero escribió polémicas doctrinales en el Preludio en el cautiverio babilónico de la Iglesia, especialmente con respecto a los sacramentos.

En lo que se refiere a la eucaristía, apoyaba que se devolviera el cáliz al laicado; en la llamada cuestión del dogma de la transustanciación, afirmaba la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la eucaristía, pero rechazaba la enseñanza de que la eucaristía era el sacrificio ofrecido a Dios.

Con respecto al bautismo, enseñó que traía la justificación solo si se combinaba con la fe salvadora en el receptor. Sin embargo, mantenía el principio de la salvación incluso para aquellos que más tarde cayeran y se reivindicasen.

Sobre la penitencia, afirmó que su esencia consiste en las palabras de la promesa de exculpación recibidas por la fe. Para él, solo estos tres sacramentos podían ser considerados como tales, debido a su institución divina y a la promesa divina de salvación conectada con ellos. Estrictamente hablando, solo el bautismo y la eucaristía son sacramentos, dado que solo ellos tienen un "signo visible divinamente instituido": el agua en el bautismo y el pan y el vino en la eucaristía. Lutero negaba en su documento que la confirmación, el matrimonio, la ordenación sacerdotal y la extremaunción fueran sacramentos.

La libertad cristiana
De manera análoga, el desarrollo completo de la doctrina de Lutero sobre la salvación y la vida cristiana se expuso en su opúsculo La libertad cristiana (publicado el 20 de noviembre de 1520), donde exigía una unión completa con Cristo mediante la Palabra a través de la fe, la entera libertad de un cristiano como sacerdote y rey sobre todas las cosas externas, y un amor para con el prójimo.

La excomunión de Lutero
El papa advirtió a Martín Lutero el 15 de junio de 1520, con la bula Exsurge Domine, de que se arriesgaba a la excomunión, a menos que en un plazo de sesenta días repudiara 41 puntos de su doctrina seleccionados de sus escritos. Cumplido dicho plazo, se rumoreaba que Eck había llegado a Meissen con una prohibición papal, la cual se pronunció realmente el 21 de septiembre. En octubre de 1520 Lutero envió su escrito En la Libertad de un Cristiano al papa, añadiendo la significativa frase: "Yo no me someto a leyes al interpretar la palabra de Dios". El 12 de diciembre Lutero arrojó personalmente al fuego la bula, la cual tomaba efecto en un plazo de 120 días, y el decreto papal en Wittenberg, defendiéndose en su Warum des Papstes und seiner Jünger Bücher verbrannt sind y su Assertio omnium articulorum; durante la quema de esa bula Lutero exclamó parafraseando el Salmo 9: Ya que has confundido la verdad [o a los santos] de Dios, hoy el Señor te confunde a ti. Al fuego contigo.​ El papa León X excomulgó a Lutero el 3 de enero de 1521 mediante la bula Decet Romanum Pontificem.

La ejecución de la prohibición, sin embargo, fue evitada por la relación del papa con Federico III de Sajonia y por el nuevo emperador Carlos V quien, viendo la actitud papal hacia él y la posición de la Dieta, encontró contraindicado apoyar las medidas contra Lutero. Este fue a Worms diciendo que "Iría allí aunque hubiese tantos demonios como tejas en los tejados".

Dieta de Worms
El 3 de enero de 1521 fue publicada en Roma la bula Decet Romanum Pontificem, por la que el papa León X excomulgaba a Lutero.

El emperador Carlos V inauguró la Dieta imperial de Worms el 22 de enero de 1521. Lutero fue llamado a renunciar o reafirmar su doctrina y le fue otorgado un salvoconducto para garantizar su seguridad.

Lutero se presentó ante la Dieta el 16 de abril. Johann Eck, un asistente del arzobispo de Tréveris, presentó a Lutero una mesa llena de copias de sus escritos. Le preguntó a Lutero si los libros eran suyos y si todavía creía en lo que esas obras enseñaban. Lutero pidió un tiempo para pensar su respuesta, el cual le fue concedido. Lutero oró, consultó con sus amigos y mediadores y se presentó ante la Dieta al día siguiente. Cuando se trató el asunto en la Dieta, el consejero Eck le pidió a Lutero que respondiera explícitamente: "Lutero, ¿rechaza sus libros y los errores que en ellos se contiene?", a lo que Lutero respondió: «Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón —porque no le creo ni al papa ni a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos— por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable». De acuerdo con la tradición, Lutero entonces dijo estas palabras: «¡No puedo hacer otra cosa; esta es mi postura! ¡Que Dios me ayude!».

En los siguientes días se hicieron conferencias privadas para determinar el destino de Lutero. Antes de que la decisión fuese tomada, Lutero abandonó Worms. Durante su regreso a Wittenberg desapareció.

El emperador redactó el Edicto de Worms el 25 de mayo de 1521, declarando a Martín Lutero prófugo y hereje, y prohibiendo sus obras.

Exilio en l castillo de Wartburg
La desaparición de Lutero durante el viaje de regreso de Wittenberg fue planeada. Federico el Sabio dispuso que una escolta enmascarada a caballo capturase a Lutero y lo llevase al castillo Wartburg en Eisenach, donde permaneció cerca de un año. Le creció una amplia y brillante barba, tomó el atuendo de un caballero y se asignó el pseudónimo de Junker Jörg (Caballero Jorge). Durante este periodo de estadía forzada, Lutero trabajó a paso firme en la traducción del Nuevo Testamento.

La estancia de Lutero en Wartburg fue el comienzo de un periodo constructivo de su carrera como reformador. En su «desierto» o «Patmos» de Wartburg (como le llamaba en sus cartas), empezó a traducir la Biblia, imprimiéndose el Nuevo Testamento en septiembre de 1522. Además de otros escritos, preparó la primera parte de su guía para párrocos y su Von der Beichte (Sobre la confesión), en la que niega la obligación de la confesión y admite la validez de las confesiones privadas voluntarias. También escribió en contra del arzobispo Albrecht, a quien obligó a desistir de reiniciar la venta de indulgencias.

En sus ataques a Jacobus Latomus, avanzó en su visión de la relación entre la gracia y la ley, así como en la naturaleza comunicada por Cristo, distinguiendo el objetivo de la gracia de Dios para el pecador, quien, al creer, es justificado por Dios debido a la justicia de Cristo, de la gracia salvadora que mora dentro del hombre pecador. Al mismo tiempo puso énfasis en la insuficiencia del «principio de justificación», en la persistencia del pecado después del bautismo y en la inherencia del pecado en cada buena obra.

Lutero a menudo escribía cartas a sus amigos y aliados respondiendo o preguntándoles por sus puntos de vista o por consejos. Por ejemplo, Philipp Melanchthon le escribió preguntándole cómo responder a la acusación de que los reformistas renegaban del peregrinaje, del ayuno y de otras formas tradicionales de piedad. Lutero le respondió el 1 de agosto de 1521: «Si eres un predicador de la misericordia, no predicas una misericordia imaginaria, sino una verdadera. Si la misericordia es verdadera, debes padecer el pecado verdadero, no imaginario. Dios no salva a aquellos que son solo pecadores imaginarios. Sé un pecador y deja que tus pecados sean fuertes, pero deja que tu confianza en Cristo sea más fuerte, y regocíjate en Cristo, quien es el vencedor sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados mientras estemos aquí, porque en esta vida no hay un lugar donde la justicia resida. Nosotros, sin embargo, dice Pedro (2ª Pedro 3:13), estamos buscando más allá un nuevo cielo y una nueva tierra donde reine la justicia».

Mientras tanto, algunos sacerdotes sajones habían renunciado al voto del celibato, en tanto que otros atacaron la validez de los votos monásticos. Lutero en su De votis monasticis (Sobre los votos monásticos) aconsejó tener más cautela, aceptando en el fondo que los votos eran generalmente tomados «con la intención de la salvación o la búsqueda de justificación». Con la aprobación de Lutero en su De abroganda missa privata (Sobre la abrogación de la misa privada), pero en contra de la oposición firme de su prior, los agustinos de Wittenberg realizaron cambios en las formas de adoración y suprimieron las misas. Su violencia e intolerancia, sin embargo, desagradaron a Lutero que, a principios de diciembre, pasó unos días entre ellos. Al regresar a Wartburg, escribió Eine treue Vermahnung... vor Aufruhr und Empörung (Una sincera amonestación por Martín Lutero a todos los cristianos para guardarse de la insurrección y rebelión). Aun así, Carlstadt y el exagustino Gabriel Zwilling demandaron en Wittenberg la abolición de la misa privada y de la comunión bajo las dos especies, así como la eliminación de las imágenes de las iglesias y la abrogación del magisterio.

Matrimonio y familia de Martín Lutero
Retrato de Catalina de Bora, esposa de Martín Lutero, por Lucas Cranach el Viejo. 1526. Wartburg-Stiftung, Eisenach, Alemania.

El 8 de abril de 1523, Lutero le escribe a Wenceslaus: "Ayer recibí a nueve monjas de su cautiverio en el convento de Nimbschen". Lutero había decidido ayudar a escapar a doce monjas del monasterio cisterciense en Nimbschen, cerca de Grimma en Sajonia, sacándolas del convento dentro de barriles. Tres de ellas se marcharon con sus parientes, mientras que las otras nueve fueron llevadas a Wittenberg. En este último grupo se encontraba Catalina de Bora. Entre mayo y junio de 1523 se pensó que la mujer se casaría con un estudiante de la Universidad de Wittenberg, Jerome Baumgartner, aunque probablemente su familia se lo negó. El Dr. Caspar Glatz era el siguiente pretendiente, pero Catalina no sentía "ni deseo ni amor" por él. Se supo que se quería casar con Lutero o con Nicolás von Amsdorf. Lutero sentía que no era un buen marido, ya que había sido excomulgado por el papa y era perseguido por el Emperador. En mayo o a principios de junio de 1525 se conoció en el círculo íntimo de Lutero su intención de casarse con Catalina. Para evitar cualquier objeción por parte de sus amigos, actuó rápidamente: en la mañana del martes 13 de junio de 1525 se casó legalmente con Catalina, a quien afectuosamente llamaba "Katy". Ella se mudó a la casa de su marido, el antiguo monasterio agustino en Wittenberg, y comenzaron a vivir en familia. Los Lutero tuvieron tres hijos y tres hijas:

Johannes, nacido el 7 de junio de 1526, quien posteriormente estudiaría leyes y llegaría a ser funcionario de la corte, falleciendo en 1575.

Elizabeth, nacida el 10 de diciembre de 1527, murió prematuramente el 3 de agosto de 1528.

Magdalena, nacida el 5 de mayo de 1529, murió en los brazos de su padre el 20 de septiembre de 1542. Su muerte fue muy dura para Lutero y Catalina.

Martín, hijo, nacido el 9 de noviembre de 1531, estudió Teología pero nunca tuvo un llamado pastoral regular antes de su muerte en 1565.

Paul, nacido el 28 de enero de 1533, fue médico, padre de seis hijos y murió el 8 de marzo de 1593, continuando la línea masculina de la familia de Lutero mediante Juan Ernesto, que se extinguiría en 1759.

Margaretha, nacida el 17 de diciembre de 1534, casada con el noble prusiano George von Kunheim, pero falleció en 1570 a la edad de 36 años; es el único linaje de Lutero que se mantiene hasta la actualidad.

La guerra del Campesinado
La guerra o revuelta de los campesinos (1524-25) fue una respuesta a la doctrina luterana, la cual influyó fuertemente en la clase baja trabajadora, compuesta principalmente por campesinos. Esta clase trabajadora retó de manera implícita la autoridad que los nobles tenían sobre estos. Las revueltas de los campesinos se habían producido a pequeña escala desde el siglo XIV, pero ahora muchos campesinos creían erróneamente que los ataques de Lutero a la Iglesia y la jerarquía de la misma significaban que los reformadores les ayudarían en su ataque a las clases dominantes. Dado que los sublevados percibían lazos profundos entre los príncipes seculares y los príncipes de la Iglesia, interpretaban equivocadamente que Lutero, al condenar a los segundos, condenaba también a los primeros. Las revueltas comenzaron en Suabia, Franconia y Turingia en 1524, obteniendo apoyo entre los campesinos y nobles afectados, muchos de los cuales poseían deudas en ese periodo. Cuando Thomas Müntzer llegó a acaudillar el movimiento, las revueltas desembocaron en una guerra, que jugó un papel importante en la fundación del movimiento anabaptista. Inicialmente Lutero parecía apoyar a los campesinos, condenando las prácticas opresivas de la nobleza que habían incitado a muchos campesinos a rebelarse. Debido a la dependencia que Lutero tenía en el apoyo y la protección de los príncipes y la nobleza, tenía miedo de disponerlos en su contra. En Contra los campesinos asaltantes y asesinos (1525) incentivaba a la nobleza a que castigara rápida y sangrientamente a los campesinos.

Todo el que pueda debe aplastarlos, degollarlos y ensartarlos, en secreto y abiertamente, lo mismo que se mata a un perro rabioso. Por eso, amados señores, acudid en ayuda nuestra, salvadnos; que todos cuantos puedan, hieran, golpeen y degüellen, y si alguien alcanza la muerte, bienaventurado de él, pues no puede existir muerte mejor. Martín Lutero. De esta forma, la represión protestante le costó al pueblo alemán 130.000 muertos. Muchos de los revolucionarios consideraron las palabras de Lutero como una traición. Otros desistieron al darse cuenta de que no había apoyo ni de la Iglesia ni de su oponente principal. La guerra en Alemania terminó en 1525, cuando las fuerzas rebeldes fueron masacradas por los ejércitos de Felipe I de Hesse y de Jorge de Sajonia en la batalla de Frankenhausen, en la que 6000 sublevados perdieron la vida. En total perecieron durante todo el conflicto entre 100 000 y 130 000 sublevados, según diferentes estimaciones.

La Biblia alemana de Lutero
Cuando Lutero tradujo la Biblia al idioma alemán, la mayoría de la sociedad era analfabeta. La Iglesia tenía el depósito del conocimiento, sus miembros eran estudiosos y educados, en contraste con la sociedad analfabeta que adquiría sus conocimientos a través de la transmisión oral, la memorización y la repetición de los textos bíblicos. Lutero hizo posible el acceso a la Biblia en alemán apoyado en el uso de la imprenta, facilitando la propagación del protestantismo, aunque no fue el primero que imprimió la Biblia en alemán, la cual tradujo de un manuscrito sagrado a la lengua materna de esa nación. De esta forma escindió la Iglesia católica del pueblo alemán, y precursó la reforma protestante, que ocurrió gracias a la impresión de la Biblia que Lutero había traducido. La intención de Lutero era que el pueblo tuviera acceso directo a la fuente en lengua vernácula sin la necesidad de conocimientos de latín, haciendo posible la interpretación libre de los textos sagrados. La traducción de la Biblia la inició durante su estancia en el castillo de Wartburg en 1521. La Biblia oficial de ese entonces era la Vulgata Latina, traducida del hebreo, arameo y griego al latín por San Jerónimo. Lutero deseaba traducirla del hebreo, arameo y griego directamente al alemán, con la intención de hacerla accesible al pueblo. Inicialmente solo incluyó el Nuevo Testamento, ya que los textos originales del Antiguo Testamento no estaban escritos en latín o en griego. El Antiguo Testamento estaba escrito en hebreo y arameo (idiomas que carecen de vocales en el sistema escrito; compuesto por letras consonantes). Lutero utilizó una edición griega del Nuevo Testamento que originalmente fue editada por Erasmo, texto que más tarde fue llamado Textus Receptus. Durante el proceso de traducción, Lutero visitó pueblos y mercados cercanos con la intención de investigar el dialecto común de la lengua alemana. Escuchaba a las personas hablar, para así poder transcribir en lenguaje coloquial. En efecto, incorpora "elementos sintácticos y estilísticos cultos, pero sin perder la vena expresiva popular" La traducción se publicó en septiembre de 1522, lo que causó gran conmoción en la Iglesia católica. Lutero le dedicó la Biblia alemana a Federico El Sabio, a quien estimaba grandemente.

Lutero tenía una mala percepción de los libros de Ester, Hebreos, Santiago, Judas y del Apocalipsis. Llamaba a la epístola de Santiago una "epístola de paja", encontrando que era muy poco lo que apuntaba a Cristo y su obra salvadora. También tenía duras palabras para el Apocalipsis, del que decía que no podía "de ninguna forma detectar que el Espíritu Santo lo haya producido". Creía tener razones al cuestionar la apostolicidad de estos libros, debido a que la iglesia primitiva los catalogaba como antilegomena, lo que significaba que no eran aceptados sin reservas, al contrario que los canónicos. Aun así Lutero no los eliminó de su edición de las Escrituras. Lutero incluyó como apócrifos aquellos pasajes que, encontrándose en la Septuaginta griega, no lo estaban en los textos masoréticos disponibles en aquel entonces.

Debe puntualizarse que la Biblia de Lutero incluye el texto íntegro de 14 de estos documentos: la Oración de Manasés, Tobías, Judit, el Resto de Ester, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, la Oración de Azarías, el Cántico de los Tres Jóvenes, la Historia de Susana, la Historia de Bel, la Historia del Dragón, 1 Macabeos y 2 Macabeos. Así suelen usarla desde entonces la iglesia luterana, y los anabaptistas (congregados en granjas comunitarias rurales). Si bien, siglos más tarde, se hicieron ediciones desprovistas de ellos en demanda de grupos protestantes tardíos, así como ediciones católicas conservando los libros. Aquí se ven los textos íntegros de esta Biblia.

La primera traducción completa al alemán, inclusive el Antiguo Testamento, se publicó en 1534 en seis tomos y fue producto del esfuerzo común de Lutero, Johannes Bugenhagen, Justus Jonas, Caspar Creuziger, Philipp Melanchthon, Matthäus Aurogallus y George Rörer. Lutero continuó refinando su traducción durante el resto de su vida, trabajo que fue tomado como referencia para la edición de 1546, el año de su muerte. Como se ha mencionado anteriormente, el trabajo de traducción de Lutero ayudó a estandarizar el alemán del Sacro Imperio —lo que facilitaría la unificación de la nación alemana en el siglo XIX— y es considerado como uno de los pilares de la literatura alemana. También tenía 117 grabados o ilustraciones del pintor y grabador Lucas Cranach el Viejo, amigo de Lutero, y fue impresa en Wittenberg en 1534.

Martín Lutero en su Comentario sobre San Juan reconoció que habían recibido la Biblia por medio de la Iglesia católica: «Estamos obligados a reconocer a los papistas que son ellos los que tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de esta».

Transformaciones en la liturgia y el gobierno de la iglesia
Lutero revisó la liturgia en su Deutsche Messe (Misa Alemana) de 1526, estipulando cómo debían ser los cultos diarios y la catequesis. Aun así, se oponía a una nueva ley de formas e instó a que se mantuvieran las otras liturgias. Aunque Lutero apoyaba la libertad cristiana en estas materias, también estaba a favor de mantener y establecer uniformidad litúrgica entre aquellos que compartían la misma fe en un área dada. Vio en la uniformidad litúrgica una expresión física de unidad en la fe, mientras que la variación litúrgica era un posible indicador de variación doctrinal. No consideraba una virtud el cambio litúrgico, especialmente cuando era hecho por personas o congregaciones, pues le complacía conservar y reformar lo que la iglesia había heredado del pasado. Conservó el bautismo de infantes, por tradición, en contra de la oposición anabaptista la cual solo admitía el bautismo de adultos, por lo que condenó a sus miembros. Así mismo, permanecieron los cuadros y adornos en las iglesias como los retablos pintados por Lucas Cranach el Viejo, amigo de Lutero, y Lutero predicaba que las imágenes de los santos en si no eran malas sino que todo dependía de la actitud de los creyentes; los cuadros podían ser educativos e inspirativos pero que no había que adorarlos.

La transformación gradual de la administración del bautismo se realizó en el Taufbüchlein (Cuadernillo Bautismal) (1523, 1526). En 1529 Lutero compuso el himno Castillo fuerte es nuestro Dios (Ein feste Burg ist unser Gott) que se popularizó y llegó a ser el himno de la Reforma ya que era en alemán, pues hasta entonces la música sacra era en latín.

En mayo de 1525 tuvo lugar en Wittenberg la primera ordenación evangélica. Lutero había rechazado la visión católica de la ordenación como un sacramento. Un servicio de ordenación, con la imposición de manos junto con una oración en un servicio congregacional solemne, era considerado suficiente.

Para suplir la falta de altas autoridades eclesiásticas debida a que muy pocos obispos adoptaron la doctrina reformadora en tierras alemanas, Lutero sostuvo a partir de 1525 que las autoridades seculares deberían tomar parte en la administración de la iglesia. Estas tareas no eran necesariamente exclusivas de las autoridades seculares, y Lutero hubiera preferido que recayeran en manos de un episcopado evangélico. Declaró en 1542 que los príncipes evangélicos solo serían "obispos de urgencia" y preconizó que los poderes eclesiásticos pudieran ser ostentados por congregaciones cristianas, si bien decidió esperar el curso de los acontecimientos y ver qué hacían los párrocos y estudiosos para que descubrieran por sí mismos cuáles eran las personas apropiadas. Los resultados de su viaje a Sajonia (1527-29) le hicieron ver que los párrocos y estudiosos no estaban preparados para tal responsabilidad, siendo necesario que se mantuvieran las estructuras eclesiásticas tal y como fueran diseñadas al principio de la Reforma.

Para la época de Navidad Lutero usó la figura de Christkind (Niño Jesús), en vez de San Nicolás de Bari, como el que reparte regalos a los niños. Lutero tuvo especial interés por la educación. En sus diálogos con George Spalatin en 1524 se planeó un sistema escolar, declarando que era deber de las autoridades civiles el proveer escuelas y el velar por que los padres enviaran a sus hijos a ellas. También apoyaba el establecimiento de escuelas primarias para la educación femenina.

Mientras tanto, las iglesias luteranas en Escandinavia y muchos estados bálticos mantuvieron el Episcopado Apostólico y la sucesión apostólica, incluso aquellas que habían adoptado la teología antipapista de Lutero.

Visiones eucarísticas y controversias
La naturaleza de la eucaristía se convirtió en un tema importante en la vida de Lutero. Rechazaba la doctrina católica de la transubstanciación, pero mantenía la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo bajo el pan y vino de misa. Apoyaba el significado literal de las palabras "Este es mi cuerpo", "Esta es mi sangre". Sintetizó sus creencias sobre el tema en su Catecismo Menor al escribir: "¿Qué es el Sacramento del Altar? Es el verdadero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo en el pan y el vino, entregado a nosotros cristianos para comer y beber, instituido por Cristo mismo". Rehusando definir el misterio de la Eucaristía con conceptos como la consubstanciación, Lutero utilizó la analogía patrística de la doctrina de la Unión Personal de dos naturalezas en Jesucristo para ilustrar su doctrina eucarística "por analogía del hierro puesto en el fuego donde ambos, fuego y hierro, unidos en el hierro al rojo vivo, se mantienen a pesar de todo sin cambio", un concepto que él llamó "Unión Sacramental".

La doctrina de Lutero se diferenciaba de la de Carlstadt, Zuinglio, Leo Jud y Ecolampadio, quienes rechazaban la presencia real. Carlstadt, Zuinglio y Ecolampadio daban diferentes interpretaciones a lo estipulado por Cristo: Carlstadt interpretaba el "Esto" de "Esto es mi cuerpo" como la acción de Cristo apuntándose a sí mismo. Zuinglio interpretaba el "es" como "significa" y Ecolampadio interpretaba "mi cuerpo" como "un signo de mi cuerpo". En la controversia que se suscitó, Lutero le responde a Ecolampadio en el prefacio de Syngramma Suevicum (Escritos Suabos), exponiendo sus puntos de vista en el Sermon von den Sakramenten... Wider die Schwärmgeister (Sermón en el Sacramento... Contra los Espíritus Fanáticos) y en Dass diese Worte... noch feststehen (Estas Palabras... Todavía se Mantienen Firmes), y más exhaustivamente en Vom Abendmahl Christi Bekenntnis (Confesión con respecto a la Cena del Señor) (1528).

Debido a los peligros de las medidas que se toman de la Segunda Dieta de Espira en 1529 contra el protestantismo, y a la coalición del emperador con Francia y el papa, el Landgrave Felipe deseaba una unión de todos los reformistas, pero Lutero se declaró opuesto a cualquier alianza que ayudara a la herejía, aunque aceptó la invitación del Landgrave a asistir a un coloquio en Marburgo (1529) para resolver las materias en controversia. En dicha dieta el 19 de abril de dicho año, 19 delegados, 5 príncipes y 14 ciudades protestaron contra la derogación de la tregua de tolerancia acordada en la Dieta de Worms y por eso se les llamó protestantes a los partidarios de Lutero. En Marburgo, Lutero se enfrentó a Ecolampadio, mientras que Melanchthon fue antagonista de Zuinglio. Aunque establecieron una armonía no esperada en otros aspectos, no se pudo alcanzar un acuerdo en la Eucaristía. Lutero rehusó llamar a sus oponentes "hermanos", aunque les deseaba paz y amor. Lutero estaba convencido de que Dios había cegado los ojos de Zuinglio, por lo que no podía ver la doctrina verdadera de la Cena del Señor. Con su habitual estilo polémico, Lutero denunció a Zuinglio y sus seguidores llamándolos "fanáticos" y "demonios".

Los mismos príncipes habían suscrito los Artículos de Schwabach, respaldados por Lutero como una condición para la alianza con él. Las bases de Lutero en materia de doctrina eucarística partían del entendimiento simple y directo de las palabras de Cristo, si bien daba importancia al sacrificio corporal de Cristo y al hecho de ofrecer ese mismo cuerpo a los comulgantes en la Eucaristía. Cuando Zuinglio excluyó la posibilidad de la presencia real por la incapacidad de la naturaleza humana de Cristo para bilocarse o estar en otra parte que no fuera un lugar concreto, Lutero reafirmó la integridad de la unión hipostática: Cristo no está dividido y dondequiera que esté es Dios, incluso como hombre. Lutero citaba como evidencia los tres modos de la presencia según Guillermo de Ockham: "local, circunscrita" (estando en un lugar a la vez, ocupando espacio y teniendo peso), "definitiva" (desligado del espacio pero estando donde se precise) y "repletiva" (llenando todos los espacios a la vez) para introducir la probabilidad de que el cuerpo y la sangre de Cristo estén realmente presentes en la Eucaristía.

Lutero sostuvo que la sola recepción de la comunión es inútil sin fe. Insistió en que los impíos e incluso las bestias que toman y beben los elementos consagrados, comen y beben la sangre y el cuerpo de Cristo, pero el beber y comer "indignamente" les sería juzgado (1.ª Corintios 11:29). Aunque no compartía la visión de que la Eucaristía fuese solo una simple conmemoración, reconoció la existencia de una dimensión conmemorativa. En cuanto al efecto del sacramento en los creyentes, recordaba con fervor las palabras "fue entregado por todos vosotros", poniendo así énfasis en la expiación y en el perdón mediante la muerte de Jesucristo.

Los Catecismos Menor y Mayor
Federico III pidió a Lutero en 1528 que visitara las iglesias locales para determinar la calidad de la educación cristiana que recibía el campesinado. Lutero escribió en el prefacio del Catecismo Menor, "¡Piedad! ¡Buen Dios! ¡Qué miseria tan abundante he observado! La gente común, especialmente en las villas, no tiene conocimiento de ninguna doctrina cristiana, y muchos pastores unidos son incapaces e incompetentes para enseñar". Como respuesta, Lutero preparó los Catecismos Menor y Mayor. Se trata de materiales de instrucción y devoción que Lutero consideraba como los fundamentos de la fe cristiana, entre los que se encontraban los Diez Mandamientos, el Credo apostólico, el Padrenuestro,​ bautismo, confesión y absolución, la eucaristía y oraciones. El Catecismo Menor iba dirigido a la gente sencilla, mientras que el Mayor a los pastores.

La Dieta de Augsburgo y la cuestión de la resistencia civil
La aparición de un enemigo común a todo el Sacro Imperio (el ejército turco) cambió el escenario político: ahora Carlos V buscaba la unidad para poder hacer frente a la nueva amenaza, para lo cual se convocó en 1530 la Dieta de Augsburgo, con el fin de aclarar de forma definitiva la relación del Imperio con el protestantismo. Lutero, prófugo del Imperio, permanecía a salvo en Coburgo, inspirando desde allí el discurso de Melanchthon ante el Emperador. Si bien Martín Lutero se abstuvo de mantener una actitud autoritaria, no le agradó la delicadeza y la cautela de Melanchthon, porque este no llegó a plantear cambios doctrinales, salvo el de la abolición del papado. El emperador, forzado por la guerra contra los turcos y contra la Liga de Esmalcalda (un ejército organizado por los príncipes en defensa del protestantismo), consiguió asegurar la unidad mediante la Paz de Núremberg de 1532, que retrasaba la solución definitiva del problema hasta que se celebrara un Concilio General. Desde la Dieta de Espira (1529), el problema se había transformado en algo de suma importancia. La cuestión radicaba en que la Dieta de Espira había decidido en 1526 que de ninguna manera aceptaría la imposición del Edicto de Worms, que permitía matar a Lutero sin miedo a sanciones. Esa misma Dieta consagraba la tolerancia religiosa bajo el lema Cuius regio, eius religio (es decir, A cada región la religión de su Señor). Nuevamente en la Dieta de Espira de 1529, y ante la intención de los católicos de anular la tolerancia adoptada en 1526, los reformistas emitieron una airada queja de protesta, motivo por el cual se les llama desde entonces "protestantes". Ahora la Paz de Núremberg establecía la aceptación de los reformistas en el seno del Imperio. Esta situación se vio forzada por la situación política del momento, ya que si el Emperador se oponía a la paz, los príncipes se verían legitimados para realizar o apoyar una resistencia armada contra Carlos V, cuyo poder empezaba a estar seriamente amenazado por los turcos.

Este contexto político tuvo su dimensión teológica en la llamada cuestión de la desobediencia civil. Hasta ese instante Lutero sostenía que de ningún modo desobedecería al Emperador, incluso si su decisión era equivocada. De esa manera se opuso a cualquier alianza entre los príncipes, ya fuera ofensiva o defensiva. Martín Lutero mantuvo esta actitud incluso ante la Liga de Esmalcalda. Pero su posición fue cambiando poco a poco al escuchar la opinión de juristas que aseguraban que, en los casos de notoria injusticia pública, las propias leyes imperiales otorgaban derecho de resistencia. Fue en 1531 cuando aceptó la posibilidad de adoptar la desobediencia civil en su escrito Warnung an die lieben Deutschen (1531), siempre y cuando se efectuara "por las causas correctas". Más tarde, en cartas escritas en 1539, se retractaría de tales afirmaciones.

Con relación a esta participación de Lutero en la vida política se ha dicho que, si suele afirmarse que Maquiavelo y los humanistas buscaron emancipar a la política de la teología, Lutero y los primeros reformadores pretendieron emancipar a la teología de la política, despolitizando la religión. Sin embargo, es precisamente por ello que Lutero quedaría convertido "forzosa y paradójicamente" en un pensador político pues: Ello ha supuesto una reafirmación del poder estatal en la que la clave reside en que la autoridad secular no se inmiscuya en los dominios del alma («al alma no debe ni puede mandarla nadie»), del mismo modo que la autoridad religiosa no debe inmiscuirse en las leyes civiles (las del «cuerpo y los bienes»).

Lutero y los judíos
Las opiniones de Lutero sobre los judíos han sido descritas como antisemitismo racial por unos o religioso por otros. En otros casos como antijudaísmo. En los inicios de su carrera pensaba que los judíos no habían creído en Jesús a causa de los errores de los cristianos y de la proclamación de lo que para él era un evangelio impuro. Sugería que responderían favorablemente al mensaje evangélico si se les presentaba de la forma adecuada. Cuando descubrió que no era así, atacó con furia a los judíos.

En su Von den Juden und ihren Lügen (Sobre los judíos y sus mentiras), publicado en 1543, escribió que debían realizarse contra los judíos acciones como quemar las sinagogas, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a los rabinos, «aplastar y destruir» sus casas, incautarse de sus propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos "gusanos venenosos" a realizar trabajos forzados o expulsarlos «para siempre». Según la opinión del Dr. Robert Michael, parece que Lutero también aprobaba el asesinato de judíos.

Como sea el caso, lo cierto es que en ese libelo solicita a los estados alemanes que actúen tomando como referencia estos puntos: "¿Qué debemos hacer, nosotros cristianos, con los judíos, esta gente rechazada y condenada? Dado que viven con nosotros, no osamos tolerar su conducta ahora que estamos al tanto de sus mentiras, sus injurias y sus blasfemias… En primer lugar, debemos prender fuego a sus sinagogas o escuelas y enterrar y tapar con suciedad todo lo que no prendamos fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza. Esto ha de hacerse en honor a nuestro Señor y a la cristiandad, de modo que Dios vea que nosotros somos cristianos y que no aprobamos ni toleramos a sabiendas tales mentiras, maldiciones y blasfemias a su Hijo y a sus cristianos… En segundo lugar, también aconsejo que sus casas sean arrasadas y destruidas. Porque en ellas persiguen los mismos fines que en sus sinagogas… En tercer lugar, aconsejo que sus libros de plegarias (sidurim) y escritos talmúdicos, por medio de los cuales se enseñan la idolatría, las mentiras, maldiciones y blasfemias, les sean quitados… En cuarto lugar, aconsejo que de ahora en adelante se les prohíba a los rabinos enseñar sobre el dolor de la pérdida de la vida o extremidad… En quinto lugar, que la protección en los caminos sea abolida completamente para los judíos. No tienen nada que hacer en las afueras de las ciudades dado que no son señores, funcionarios, comerciantes, ni nada por el estilo… En sexto lugar, aconsejo que se les prohíba la usura, y que se les quite todo el dinero y todas las riquezas en plata y oro, y que luego todo esto sea guardado en lugar seguro... En séptimo lugar, recomiendo poner o un mayal o un hacha o una azada o una pala o una rueca o un huso en las manos de judíos y judías jóvenes y fuertes y dejar que coman el pan con el sudor de su rostro, como se le impuso a los hijos de Adán.

Estas palabras duras como son, han hecho que muchos eruditos reconsideren la obra de Lutero bajo una nueva perspectiva, por ejemplo, el historiador británico Paul Johnson, declaró que el libelo "Sobre los judíos y sus mentiras" fue el «Primer trabajo del antisemitismo moderno y un paso gigantesco en el camino hacia el Holocausto». De igual manera, los historiadores del nazismo no pueden dejar de señalar que cuatro siglos después de haber sido escritos tales ensayos, los nazis los citaron para justificar la llamada Solución Final. Incluso, algunos estudiosos como Simon y Schuster han atribuido el Shoa u Holocausto directamente al antijudaísmo de Lutero.[59]​ En cambio, otros investigadores, como Uwe Siemon-Netto refutan ese punto de vista como una distorsión histórica.

Ciertamente, el tema puede estar sujeto a debate; sobre todo, por el enorme peso histórico y religioso que la obra de Lutero posee. Sin embargo, es innegable que para los filósofos del nazismo las ideas del reformador allanaron el camino para la creación de los campos de exterminio. La recomendación luterana de una “áspera misericordia” o scharfe Barmherzigkeit, que en términos llanos significó “intolerancia absoluta” como "medida profiláctica" contra el judío fue tomada por los nazis como una apología para su visión del mundo. Durante el juicio de Núremberg, el general de la SA, Gauleiter de Franconia y Editor del periódico Der Stürmer, Julius Streicher defendió su causa cuando se le cuestionó por el antisemitismo de sus artículos, diciendo: “Publicaciones antisemitas han existido en Alemania durante siglos. Por ejemplo, un libro que yo tenía, y a la postre confiscado, fue escrito por el Dr. Martín Lutero. Si este libro hubiera sido tomado en consideración por la fiscalía, seguramente hoy el Dr. Martín Lutero estaría en mi lugar en el banquillo de los acusados. En este libro, “Los judíos y Sus Mentiras”, el Dr. Martín Lutero describe a los judíos como hijos de víbora y recomienda prender fuego a sus sinagogas y destruirlos.” La fiscalía difícilmente pudo rebatir tales pruebas.

Desde la década de 1980, algunos organismos de la Iglesia Luterana han denunciado formalmente los escritos antisemitas de Lutero. En noviembre de 1998, en el 60.º aniversario de la Kristallnacht o la "Noche de los Cristales Rotos" la Iglesia Luterana de Baviera emitió el siguiente comunicado: "Es imperativo para la Iglesia Luterana, la cual ella misma está en deuda con la obra y tradición de Martín Lutero, tomar seriamente sus pronunciamientos antijudíos, reconocer su influencia teológica, y reflexionar sobre sus consecuencias para así distanciarse de cada expresión de antijudaísmo dentro de la teología luterana".

Lutero con respecto a la brujería y magia
Lutero compartía el carácter medieval de rechazar todos los signos que le pudieran parecer indicios de brujería, considerándola a esta antagónica al cristianismo. Es por ello que los practicantes de hechicería eran perseguidos tanto en los territorios católicos como en los protestantes. Se dice que Lutero compartía algunas de las supersticiones sobre la brujería que eran comunes en su tiempo, por ejemplo, la creencia de que las brujas, con la ayuda del demonio, podían robar leche simplemente al pensar en una vaca. En su Catecismo Menor Lutero enseña que la brujería era un pecado contra el segundo mandamiento.

Otros escritos de Lutero
El número de libros atribuidos a Martín Lutero es bastante alto. Sin embargo, algunos estudiosos de Lutero creen que muchas de tales obras fueron al menos esbozadas por algunos de sus amigos, como Melanchthon. La fama de Lutero les daba una audiencia potencial mayor que la que hubieran obtenido de ser publicados bajo los nombres de sus verdaderos autores. La más completa colección de los voluminosos escritos de Lutero es Weimar Ausgabe (Edición de Weimar), que consta de 101 volúmenes infolio, aunque solo una fracción de estos escritos ha sido traducida.

Algunos de sus libros explican cómo se establecieron las epístolas con su canonicidad, hermenéutica, exégesis y exposición, y muestran cómo se integran los libros de la Biblia entre sí. Destacan entre ellos los escritos sobre la Epístola a los Gálatas, en los cuales se compara a sí mismo al apóstol Pablo en su defensa del Evangelio (por ejemplo, el comentario en Lutero y la Epístola a los Gálatas).

Lutero también escribió sobre la administración civil y eclesiástica y sobre el hogar cristiano.

El estilo literario de Lutero era polémico, en parte porque cuando le apasionaba un tema llegaba a insultar a sus oponentes. Al igual que otros reformadores era muy intolerante con otras creencias y con los puntos de vista opuestos al suyo y esto puede haber exacerbado la Reforma protestante en Alemania. Su preocupación por la amenaza otomana va a plasmarse en su Vom Kriege wider die Türken (1529) donde identifica a los turcos con la visión de las cuatro bestias del libro de Daniel.

Muerte
El último viaje de Lutero a Mansfeld lo realizó debido a su preocupación por las familias de sus hermanos y hermanas, quienes continuaban en la mina de cobre de Hans Lutero, amenazada por las intenciones del Conde Albrecht de Mansfeld de controlar esa industria para su beneficio personal. La controversia involucró a los cuatro condes de Mansfeld: Albrecht, Philip, John George y Gerhard. Lutero viajó dos veces hacia fines del 1545 con el objetivo de participar en las negociaciones para llegar a un acuerdo. Fue necesaria una tercera visita a principios de 1546 para completarlas. El 23 de enero, Lutero dejó Wittenberg acompañado por sus tres hijos. Las negociaciones concluyeron con éxito el 17 de febrero. Pasadas las 8 de la noche, Lutero sufrió dolores en el pecho. Al irse a la cama oró diciendo: «En tus manos encomiendo mi espíritu; me has redimido, oh Señor, fiel Dios». A la una de la madrugada despertó con un agudo dolor de pecho y fue envuelto con toallas calientes. Sabiendo que su muerte era inminente, le agradeció a Dios por haberle revelado a su Hijo, en quien él había creído. Sus compañeros Justus Jonás y Michael Coelius gritaron: «Reverendo padre, ¿está listo para morir confiando en su Señor Jesucristo y confesando la doctrina que enseñó en su nombre?». Un distintivo «sí» fue la respuesta de Lutero. Murió a las 2:45 del 18 de febrero de 1546 en Eisleben, la ciudad donde nació. Fue enterrado en la iglesia del Palacio de Wittenberg, cerca del púlpito.

Su legado
Lutero fue el principal artífice de la Reforma Protestante, en la que tuvo un papel mucho más destacado que otros reformadores. Gracias a la imprenta, sus escritos se leyeron en toda Alemania y ejercieron influencia sobre otros muchos reformadores y pensadores, dando origen a diversas tradiciones protestantes en Europa y en el resto del mundo.

Tanto la Reforma protestante como la consecuente reacción católica, la Contrarreforma, supusieron un importante desarrollo intelectual en Europa, por ejemplo: mediante el pensamiento escolástico de los jesuitas en el caso del catolicismo. Por su traducción de la Biblia, Lutero es considerado además uno de los fundadores de la literatura en alemán.

Se ha alegado que en los territorios luteranos disminuyó mucho el poder absoluto de los reyes. Lo cierto es que “la influencia de la doctrina protestante sobre los planteamientos políticos ha sido interpretada según criterios tan variados como para llegar a vincular al protestantismo tanto con la implantación de regímenes democráticos como totalitarios o absolutistas. Una primera circunstancia a tener presente es el hecho de que el protestantismo supuso una reformulación de las relaciones entre Iglesia y Estado”. Católicos y protestantes sostuvieron entre sí terribles guerras religiosas. Un siglo después de las protestas de Lutero, una revuelta en Bohemia provocó la guerra de los Treinta Años, un conflicto entre católicos y protestantes que arrasó gran parte de Alemania.

Formación del luteranismo
Lutero no fundó la iglesia luterana como una institución, ni planeaba que sus enseñanzas derivaran en una nueva denominación cristiana. Por el contrario, expresó, con sus propias palabras, su deseo de que eso no ocurriera, cuando declaró: "Ruego por que dejen mi nombre en paz. No se llamen a sí mismos 'luteranos', sino Cristianos. ¿Quién es Lutero?, mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie. ¿Cómo podría, pues, beneficiarme a mí, una bolsa miserable de polvo y cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo?. Dejen, mis queridos amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera a todos ellos, y dejen que nos llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene".

Por otro lado, se ha hablado de que "hasta tal punto fue un hombre contradictorio y poco sistemático que cabría preguntarse si acaso Lutero habría sido «luterano», puesto que luteranismo implica sistematismo y esto es algo difícil de encontrar en él".​ A pesar de ello, en la historicidad de la reforma protestante, se fue designando el apelativo "luterano" y "luteranismo" para referirse a la doctrina interpretativa y enseñanzas que Lutero hizo acerca del cristianismo. Este término fue usado de igual forma por la Iglesia católica para referirse a los simpatizantes de las interpretaciones que Lutero tenía respecto al cristianismo. No obstante, fueron consolidándose diversas iglesias autodenominadas luteranas, y con ello se fue formando esa denominación cristiana.

Conmemoración
El calendario litúrgico luterano conmemora a Martín Lutero el 18 de febrero, al igual que la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos.​ En la Iglesia Anglicana se lo recuerda el 31 de octubre.