Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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lunes, 8 de junio de 2009

Las Herejías III: Sectas II

El Jardin de las Delicias por el Bosco
Siglo II (100-200)

Nicolaísmo
El término Nicolaísmo viene del griego νικολαιτων y significa «los partidarios del conquistador» o «los seguidores del vencedor» (νικο = el vencedor o el conquistador, λαως = pueblo, gente, seguidores) o simplemente «los seguidores de Nicolás». Han sido propuestas las más diversas hipótesis sobre este término que aparece sin traducir en las diversas versiones contemporáneas de la Biblia, como por ejemplo, para entender la obra de los nicolaítas, es necesario en primer lugar definir el origen de la palabra:

Nicolaíta proviene del griego Nico que significa dominio o conquista sobre otros y Laos que significa pueblo, gente común, seglar o laico. De ahí podemos analizar la composición Nicolaos que viene a ser algo así como Dominio sobre el pueblo. En segundo lugar, es importante considerar el mensaje a las siete iglesia de Asia menor detallado en Apocalipsis 2 3. La obra y doctrina de los nicolaítas, consistió en jerarquizar a la iglesia, destruyendo el armazón horizontal, para levantar uno piramidal. Esa es la obra y doctrina que tanto aborrece El Señor. Así nace el clero (Nico) y el laicado (Laos). Una casta clerical con privilegios especiales, fuerte vínculo con el césar y un evidente dominio sobre el resto del pueblo (laicos).

Apocalipsis 2:6, 15
6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco ... 15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.

Al leer estos pasajes del Apocalipsis, la pregunta que surge es: ¿Cuál es la obra o doctrina de los nicolaítas?

Históricamente se ha interpretado que el mensaje a las siete iglesias, denota el estado espiritual que ha vivido la iglesia a través de la historia, desde los apóstoles hasta la venida del Señor. La mención de los nicolaítas, Dios la hace en dos iglesias, Éfeso y Pérgamo. En el caso de Éfeso, es un reconocimiento al rechazo de la obra de los nicolaítas, pero en Pérgamo es una dura reprensión a acoger la doctrina de los nicolaítas. Esto nos permite inferir que en esa iglesia, se había consolidado aquella corriente de pensamiento. La carta a Éfeso representa el inicio de la iglesia desde el día de Pentecostés, mientras que la carta a Pérgamo nos muestra la decadencia espiritual de la iglesia. Éfeso significa
“Deseada”, pero Pérgamo significa “Casamiento”. La deseada iglesia de Cristo había decaído hasta llegar al punto de olvidar su compromiso con su Señor y definitivamente “contraer matrimonio” con otro. La pregunta que brota inevitablemente es ¿Con quien se casó la iglesia de Pérgamo?. Para responder esta pregunta, es imprescindible considerar lo que El Señor le dice a esta iglesia:

“Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás” (Apocalipsis 2:13).

La Biblia es sumamente clara en precisarnos que el trono de satanás no esta en el cielo ni en el infierno, sino que en el mundo. El Señor Jesucristo lo dijo con plena claridad: “No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” Juan 14:30.

Considerando esto, ya podemos saber con quien se casó la iglesia de Pérgamo. Ella no considera que debe estar alejada del mundo y a salir de él. Ella mora en el mundo y mora donde esta el trono del mismo diablo. Pérgamo tipifica al compromiso que la iglesia asumió con el estado y con el mundo. Las convicciones se habían echado por tierra a fin de agradar al mundo por sobre los mandatos del Señor. Muchos ubican el período de esta iglesia aproximadamente por el año 320 d. C. en pleno gobierno de Constantino, quien por primera vez institucionaliza el concepto de césaro - papismo, osea la presencia de un líder político y religioso, que en la actualidad se conoce como papa.

Los Nicolaítas comenzaron a dividir al pueblo de Dios en dos grupos. Los Clérigos que eran personas
“apartadas”, doctas, espirituales y con privilegios, y los laicos que correspondían al resto del pueblo. Desde aquel tiempo comienza esa estructura piramidal dentro de la iglesia, aún no teniendo asidero en las santas escrituras. La sencillez de la iglesia, se vio paulatinamente reemplazada por una institución organizada con jerarquías y con moldes seculares y paganos extraídos del romanismo. En otras palabras, era el nacimiento de la iglesia de Roma. Veamos los que enseña Pedro al respecto: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros ...Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros” 1 Pedro 5:1-2.

Las palabras de Pedro son exageradamente claras. Los ancianos u obispos (es exactamente lo mismo) no están sobre la grey como lo reclama el nicolaítismo, sino que “ENTRE” ellos. La función del pastor no es establecer una dictadura hegemónica e infalible, sino que servir entre los hermanos. Si aún no es suficiente este argumento, sigamos leyendo a Pedro: “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” 1 Pedro 5:3.

La palabra señorío ya había sido advertida por el Señor Jesucristo en Mateo 20:25-27, y es una característica propia del mundo y no de la que debiera existir entre los hermanos.

Las Edades de la Iglesia
Otra interpretación del término, sería «Conquistador del pueblo»; esto cuadra con lo indicado por William Branham, que postula en su libro: Las 7 edades de la Iglesia que esta corriente nicolaíta, surgida en los primeros años de la Iglesia (edad de Éfeso), conquistó al pueblo a través de la degradación de las personas en su vida espiritual, lo que en las edades posteriores se intensificó gradualmente. Para algunos es una designación genérica de la herejía, para otros una secta cuyas concepciones no conocemos. La Biblia de Jerusalén dice que se trató de una doctrina que anunciaba las especulaciones de los gnósticos del siglo II.

Watchman Nee creía que designaba a quienes establecieron el domino de las jerarquías sobre la iglesia y refería a un grupo de personas que se consideraban a sí mismas superiores a los creyentes comunes. Otros en cambio piensan que los nicolaítas eran opuestos a toda norma o autoridad. No se sabe a ciencia cierta cuáles eran sus prácticas religiosas. Ireneo dice que eran seguidores de Nicolás, uno de los siete diáconos, pero Clemente de Alejandría defiende a Nicolás diciendo que sus seguidores lo malinterpretaron.

Hay algunos tratados que intentan sugerir que los nicolaítas eran una secta que estaba invadiendo a las iglesias cristianas con costumbres antinomianas y que profesaban el libertinaje. No obstante, muchos tratados históricos y responsables que han abordado este tema, descartan tal aseveración.

Balaam y Jezabel
Una explicación distinta es la que ve en el nombre Nikólaos (en griego = vencedor o dominador del pueblo) la traducción griega del hebreo Bala'am (dominador del pueblo), del nombre del profeta-adivino que provocó, según algunas interpretaciones judías, la desviación moral y religiosa de Israel, que comió de los ídolos y pecó de fornicación (Números 25:1-9; 3l:16; Josue 13:22). En este sentido, Nicolaíta sería sinónimo de persona que pervierte las costumbres morales y religiosas.

El ambiente eclesial de la comunidad de Juan combate esta herejía por sus características peculiares: tendencia a la Gnosis, falta de valores morales, libre desahogo de las pasiones, desórdenes sexuales, etc. Las cartas de Apocalipsis 2:6, 14-15, 20-24, presentan la herejía como un cúmulo de horrores y definen las doctrinas nicolaítas como profundidades de Satanás (Apocalipsis 2:24). En el comentario del
Apocalipsis más antiguo que se conoce, escrito por Victorino de Pettau en el siglo II, éste habla de los nicolaítas como «hombres falsos y turbadores que ministrando bajo el nombre de Nicolás crearon para ellos una herejía diciendo que las viandas ofrecidas a los ídolos podían ser exorcizadas y luego comidas, y que cualquiera que cometiere fornicación podía recibir la paz al octavo día».

Esta descripción posiblemente sea otra especulación. Para otros, lo más conveniente sería que se tomara a los nicolaítas en conjunto con las otras doctrinas falsas denunciadas en Apocalipsis. La mejor clave para descifrar la falsa enseñanza de este secta herética, y casi la única clave que disponemos, es su correlación con dos errores más: la “doctrina de Balaam (2:14) y las “profecías de Jezabel” (2:20). Todo indica que los tres — Nicolaítas, Balaamitas, Jezabelitas — eran una y la misma herejía. Y de Balaam y Jezabel.

Juan señala el mismo error grave: enseñan al pueblo de Dios a comer viandas sacrificadas a ídolos y a cometer fornicación.

Aquí surgen algunas preguntas: ¿Qué tiene de malo comer carne sacrificada a los ídolos, si uno no cree en ellos?. Pablo lo permitía, porque los ídolos no son nada (1 Corintios 8:1-10). Entonces, ¿por que lo prohíbe Juan?. Otra pregunta: ¿de qué tipo de fornicación se trata aquí?. ¿Sería posible maestros cristianos enseñaran el “amor libre” en las iglesias y que un grupo de cristianos y cristianas lo practicaran?. También: ¿Qué tiene que ver Balaam con todo esto?.

El Antiguo Testamento habla de Balaam pero en ninguna parte menciona lo de comidas sacrificadas a ídolos ni fornicación. Pero inmediatamente después del episodio de Balaam, la Biblia cuenta que los israelitas comenzaron a fornicar con las hijas de
Moab, a asistir a sacrificios y a comer lo sacrificado. Por eso, Dios ordenó una gran masacre en Baal-peor (Numeros 25:1-3, 9). Los rabinos explican el papel de Balaam en esa tragedia. Cuando no pudo profetizar contra Israel, y temía que iba a perder el pago prometido por Balac, Balaam concibió otra estrategia para cobrar su sueldo: Después del fracaso de su misión profética, Balaam propuso a Balac
levantar tiendas con una mujer vieja afuera que invitaba a los isrealitas a entrar a comprar lino. Adentro una jovencita bonita les ofrecía vino amonita, y al quedarse borrachos les seducía sexualmente para hacerles adorar a ídolos y renegar a Dios (Véase Stam, Apocalipsis, Tomo I p. 108-109). Parece que Juan cita esa historia antigua para asociar la doctrina de los nicolaítas con uno de los personajes más repugnantes del Antiguo Testamento.

Lugar donde se menciona a los Nicolaitas
La antigua ciudad de Pérgamo (griego Πέργαμος) se hallaba situada en el noroeste de Asia Menor (actual Turquía), a 30 km de la costa del mar Egeo y frente a la isla de Lesbos, en la región llamada Misia. Bergama, la antigua Pérgamo, fue históricamente uno de los principales centros culturales. Hoy es uno de los principales parques arqueológicos de Turquía. Paseando por su acrópolis hay que acercarse a los templos de Trajano y
Dionisos, al monumental Altar de Zeus, al Santuario de Deméter o al Gimnasio. La Acrópolis está extendida sobre tres terrazas y el ágora. La ciudad se asienta sobre unas fértiles tierras, de ahí que fuese poblada desde tiempos prehistóricos. Gracias al Río Selinus, aquí se desarrollaron las soberanías lidia y persa. En el año 334 a. C., Pérgamo pasó a formar parte del imperio de Alejandro el Magno. A la muerte del gran emperador, la ciudad pasó a ser gobernada por el general Lisímaco. Poco después, Filetairos la convirtió en un reino independiente. Sus ruinas rodean a la actual ciudad de Bergama, construida sobre los cimientos de lo que fue la parte baja de
Pérgamo. La leyenda dice que la ciudad de
Pérgamo fue fundada por Pérgamos, hijo de
Neoptólemo y Andrómaca, todos ellos personajes de la Guerra de Troya.

Absorbidos por los Gnósticos
A pesar de esta fuerte polémica, la herejía sobrevivió hasta finales del siglo II, cuando fue absorbida por la primitiva herejía gnóstica, la ofita, nombre que alude al culto de la serpiente (en griego ophis).

Adamismo
El adamismo es una doctrina herética surgida en el siglo II en el norte de África y que pretendía, mediante la práctica del nudismo, retornar a la inocencia originaria del Edén descrita en el Génesis. Su doctrina defendía la absoluta desnudez y el rechazo del matrimonio al considerarlo una consecuencia del pecado original. Respecto a su moral sexual existen visiones contradictorias. Según algunos autores practicaban el amor libre y los identifican con las sectas libertinas que menciona Clemente de Alejandria, otros incluyen en su doctrina una componente ascética que incorporaría una estricta abstinencia sexual.

La primera reseña histórica sobre esta doctrina se recoge en el Panarion, obra de Epifanio de Salamis sobre las herejías de su tiempo. San Agustín también se refirió a ellos en sus escritos. El movimiento original desaparece en el siglo IV para volver a surgir en el siglo XIII en Austria, Bohemia y Flandes, donde se mantuvo hasta que, a finales del siglo XV, las persecuciones lo hicieron desaparecer. Por otro lado, el adamismo tuvo eco dentro de algunas sectas religiosas disidentes durante la época de la Commonwealth de Inglaterra en el siglo XVII.

En el siglo XX, movimientos religiosos que defendían el nudismo aparecieron en los Estados Unidos, entre los que destacan el surgido en 1925 dirigido por Anna Rhodes o la creación, en 1985, de la Iglesia Nudista Cristiana del Santo Doncel Jesús. Algunos autores piensan que la podría ser una representación de la mitología adamita, ya que la secta de los Hermanos del Libre Espíritu, que seguían sus principios, estaba en la población de Bolduque, donde residía el pintor. El fondo de su ideología era que «el hombre debe ser tan feliz aquí en la tierra como lo será un día en el cielo» (Tommaso Campanella, La Ciudad del Sol, 1568).

Monarquianismo
El monarquianismo o monarquismo constituye un grupo de corrientes doctrinales, totalmente opuestas entre sí, que tenían como única característica relacionada la creencia de que Dios era un sólo Rey (monarca) y que no era una pluralidad de personas. Por ser contrarias a la posición trinitaria, fueron consideradas heréticas por el Cristianismo Histórico.

Entre los monarquianistas tenemos:

El Modalismo, que se oponía férreamente al dogma de la trinidad. De acuerdo con la concepción trinitaria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, son cada una de las tres personas de la trinidad. En cambio, los modalistas explicaban que, de acuerdo con la Biblia, estos términos nunca pretendían hacer distinciones de tres personas eternas dentro de la naturaleza de Dios, sino que simplemente se referían a modos o manifestaciones de Dios. En otras palabras, Dios es un ser individual y único y los diversos términos usados para describirle (tales como Padre, Hijo y Espíritu Santo) son designaciones aplicadas a sus diferentes formas de actuar o a las diferentes relaciones que Él tiene para con el hombre.

El Adopcionismo, que afirmaba que Jesús era un ser humano que en su bautismo había sido "adoptado" por el Padre y que sólo recibió el espíritu divino una vez que hubo ascendido a los cielos.

Adopcionismo
El adopcionismo es la doctrina según la cual Jesús era un ser humano, elevado a categoría divina por designio de Dios por su adopción, o bien al ser concebido, o en algún momento a lo largo de su vida, o tras su muerte.

Precedentes del adopcionismo cristiano
Había al menos dos concepciones más o menos similares (no necesariamente excluyentes la una de la otra) de las cuales puede emanar esta idea:

-En el pensamiento judío, el mesías es un ser humano elegido por Dios para llevar a cabo su obra espectacular: tomar a los hebreos (un pueblo hasta entonces frecuentemente sometido por otros más poderosos), rescatarlos de la opresión y llevar el Reino de los Cielos a la tierra trayendo paz y prosperidad. En este sentido, el mesías no es el Hijo de Dios tal como lo considera el cristianismo.

-En la tradición griega existían héroes elevados a la condición divina después de extraordinarias proezas o hazañas, por medio de la apoteosis. El más importante ejemplo de esto es Heracles, que después de haber sido quemado en una pira es tomado por su padre Zeus para gobernar a su lado. Debido al predominio del Imperio romano, cuya orientación cultural era predominantemente griega, en la época de los primeros cristianos es altamente probable que este ejemplo estuviera a su alcance, a la manera de una historia popular. Al mismo tiempo, el adopcionismo era psicológicamente interesante para los primeros cristianos, y era fácil identificarse con un héroe como Jesús, un ser humano como cualquiera que es elegido ("adoptado") por Dios y que en consecuencia daba esperanzas de salvación a los propios cristianos, tan humildes ante Dios como su héroe máximo.

Primeros adopcionistas
Uno de los adopcionistas más famosos fue Teódoto el Curtidor, habitante de Bizancio que llevó la prédica de esta doctrina a Roma en el año 190. Andando el tiempo, a medida que el cristianismo prendió en las capas superiores del Imperio romano, fue imponiéndose como doctrina el encarnacionismo, según la cual Jesús desde siempre había sido Hijo de Dios (concretamente la Segunda Persona de Dios). El adopcionismo fue progresivamente arrinconado, a pesar de que teológicamente el encarnacionismo plantea una serie de dificultades que el adopcionismo no las ofrece (la mayor de ella: reconocer la existencia de varias personas divinas, y al mismo tiempo profesar el monoteísmo). A lo largo de las llamadas disputas cristológicas, el adopcionismo sería resucitado, en una versión más refinada, por Pablo de Samosata (en el siglo III) y por su discípulo Arrio. También fue adopcionista el obispo Fotino de Sirmio, depuesto el año 351 por el Sínodo de Sirmio. El arrianismo, en efecto, se transformaría en la herejía más atosigadora que debería afrontar la joven Iglesia en sus primeros años. Finalmente, después de la formulaciones doctrinales de los Concilios de Nicea (325) y
Calcedonia (381), el adopcionismo fue finalmente abandonado.

Adopcionismo medieval
Hubo un resurgimiento a finales del siglo VIII, con Elipandoobispo de Toledo, y Félix de Urgel. El monje español Beato de Liébana, junto con el obispo Eterio de Osma y el Reino de Asturias, combatieron el adopcionismo (considerado herejía), obstinadamente defendido por Elipando. Fue condenado en el segundo concilio ecuménico de Nicea (en 787). En los años 794 799, los papas Adriano I y León III condenaron el adopcionismo como herejía en los sínodos de Fráncfort y Roma, respectivamente.

Ofitas
Ofitas, ofianos (ophianoi ὄφιανοι) y ofismoson denominaciones genéricas para varias sectas gnósticas que se desarrollaron alrededor del año 100 en Siria y Egipto. Su nombre se deriva del griego ὄφις (ophis"serpiente"). Común a estas sectas era la gran importancia que daban a la serpiente del Génesis (la del relato bíblico del pecado original de Adán y Eva), por su conexión con el árbol del conocimiento del bien y del mal, y la de éste con la gnosis ("conocimiento"). Contrariamente a la interpretación cristiana ortodoxa de la serpiente como Satanás, los ofitas veían en la serpiente una figura positiva, heroica; mientras que al Dios del Antiguo Testamento lo identificaban con una figura negativa, malvada (un demiurgo al que denominan Yaldabaoth el leontoeides -"rostro de león"-).

La imposición de la doctrina cristiana ortodoxa a partir del siglo IV implicó la destrucción de todos los textos de los ofitas; con lo que la mayor parte de la información acerca de estas sectas sólo puede ser obtenida de aquello que decían de ellas sus enemigos: Hipólito de RomaIreneo de Lyon, Orígenes y Epifanio de Salamis. Algunos textos ofitas, sin embargo, han sido recuperados en descubrimientos arqueológicos recientes, como los de Nag Hammadi (Evangelio apócrifo de Juan, Hipóstasis de los Arcontes o Sobre el origen del mundo).

Fundamentos
Según los teólogos Orígenes, Ireneo de Lyon y otros, la esencia de la doctrina ofita era que el Dios del Antiguo Testamento fue una deidad misantrópica para aquellos que creían que el poder de la humanidad tenía que ser liberado. Ya que la Biblia no identifica con precisión a la serpiente como Satanás, los ofitas se sintieron perfectamente justificados en su posición, asegurando que lo que la serpiente buscaba en realidad era entregar a Adán y Eva el conocimiento, y la prohibición de este conocimiento, era por tanto, asimilable con la figura que tanto el cristianismo como el judaísmo identifican con Dios. Así, otros enemigos del Yahveh del Antiguo Testamento se convierten en héroes para la secta.

Rituales
Los miembros progresaban a través de ceremonias de iniciación completamente formales que incluían símbolos de purificación, vida, espíritu y fuego. El sistema completo de la secta parecía tener una combinación de la doctrina cristiana con misterios orientales (particularmente los de la diosa egipcia Isis) y otros conceptos de las mitologías orientales. Como una marca de reverencia para la serpiente, ésta toma parte en la misa de comunión de la secta. Epifanio de Salamis (un padre de la iglesia del siglo IV) la llamó "la misa abominable" y la describe del modo siguiente: La serpiente fue mantenida en una cesta conocida como la cista mystica. Al inicio de la misa la serpiente es convocada. Ésta se desliza entre los panes que se encuentran en la mesa después de lo cual es partido y comido. Después de esto, cada uno de los presentes besan a la serpiente en la boca para lo cual ha sido domada por un encantamiento. Se recuestan y comienzan a adorar a la serpiente como parte del servicio eucarístico. Después, claman haber enviado un himno al Padre y entonces concluyen sus misterios.

Persecución
Los cristianos que apoyaban la ortodoxia de la iglesia veían en el gnosticismo su máximo enemigo, y les era particularmente repugnante que los ofitas tuvieran a la serpiente como un ideal de adoración; esta circunstancia hizo que los ofitas fueran perseguidos con particular violencia.

Sectas ofitas
Los naasenos, quienes veían en la serpiente al ser supremo (del hebreo na'asch -"serpiente"-).
Los setitas, para quienes Set era el patriarca de los espirituales.
Los peratas, (del griego peras -"penetrar"-).
Los cainitas, que veían en Caín su líder espiritual.
Los encratitas, secta fundada por Taciano; se distinguían por practicar una ascética rigurosa, oponerse al matrimonio y fomentar otras normas morales que desafiaban a las propugnadas por la ortodoxia.
Los bardesanes, discípulos de Valentín el Gnóstico, que llevó sus ideas a Oriente.

Encratismo
El encratismo es una herejía cristiana surgida a mitad del siglo II, aunque sus orígenes pueden remontarse a los tiempos apostólicos. Su existencia se prolongó hasta fines del siglo IV. El apelativo deriva de un término griego que significa continente, moderado. Los encratitas son los continentes por antonomasia. Profesaban el más rígido ascetismo prohibiendo el uso de la carne y del vino en las comidas y oponiéndose al matrimonio. Para justificar sus doctrinas se servían de los pasajes del Nuevo Testamento que recomiendan la templanza, aislándolos del contexto, interpretándolos unilateralmente e incluso alterándolos. Según parece, los apócrifos llamados Hechos de Pablo, de San Juan y de San Pedro, son obra de autores encratitas.

Doctrina
Su teología deriva del concepto neoplatónico y gnóstico de la materia como principio del mal, obra del demiurgo, enemigo de Dios. De esta premisa deducían lógicamente que era preciso luchar contra la materia y su autor, lo cual les llevaba a conclusiones que se resumen en el dualismo maniqueo.

Precursores
Los precursores del encratismo fueron los allobianos
del país de los Sármatas, Cerdón y sobre todo
Marción. Los allobianos habitaban en las afueras de las ciudades al aire libre. Según el testimonio de
Clemente de Alejandría se alimentaban de bellotas y frutos, bebían sólo agua, y se abstenían del matrimonio. Muchos neoconversos fueron atraídos por esta doctrina en sus comienzos. Introdujeron en la práctica un modo de vida que tendía a dar a simples consejos evangélicos el valor de preceptos rígidos, absolutamente indispensables para la salvación. Esto les llevó a condenar el uso de la carne, del vino y del matrimonio. Era la aplicación en terreno práctico de su teoría dualista: abstenerse y mortificarse para no colaborar en la obra del demiurgo. La ideología encratita se percibió como un peligro para la Iglesia y para la sociedad, especialmente por su aversión al matrimonio. Por esto, desde el primer momento, patriarcas y escritores de la Iglesia como Ireneo, Tertuliano, Hipólito Romano, Epifanio y otros, la consideraron herética. Los encratitas, según estos autores, pretendían abolir el género humano. Esto, según argumentaban, era ofensivo para Dios, autor de la unión del hombre y la mujer, que había santificado el matrimonio con su presencia en las bodas de Caná y había inspirado numerosos textos bíblicos sobre la licitud y la santidad de la unión conyugal, institución que la Biblia misma calificaba de honrosa.

Principales teóricos del encratismo
Hay que citar, por orden cronológico, en primer lugar a Julio Cassiano el maestro doceta que compuso una obra en defensa de sus principios ascéticos titulada Peri eunouchias o Peri encrateias (Sobre la continencia), que se ha perdido. Después de él, el principal doctor de los encratitas fue Taciano. Ireneo le hace responsable, junto con Saturnino y Marción, de la nueva herejía. Jerónimo lo llama príncipe de los encratitas. Si no fue su iniciador absoluto, parece, sin embargo, que Taciano es el organizador de la secta y el autor de la formal separación de los encratitas del cuerpo de la Iglesia.

Poco después de Taciano, un cierto Severo refuerza la herejía dándole un marcado carácter ebionita. Admitiendo la Ley, los Profetas y los Evangelios interpretados a su modo, rechaza las epístolas de Pablo y los Hechos de los Apóstoles. De este modo se forma una secta dentro de la misma secta. El nuevo partido toma el nombre de su organizador para distinguirse de los demás encratitas. El hecho del cisma severiano hace suponer divergencias doctrinales y luchas intestinas en el seno del encratismo. Por lo demás, los severianos no fueron los únicos en separarse. También algunos maniqueos tomaron el apelativo de continentes. Otros se hicieron llamar apotácticos o renunciadores porque pretendían haber renunciado a todos los placeres del mundo. Acuarianos o Hidropasianos se apellidaban aquellos a quienes su abstinencia absoluta de vino les llevaba a celebrar la eucaristía con agua sola. Los Sacóforos se distinguían por su atuendo exterior consistente en un saccos, especie de túnica de tela burda. Con estas divisiones internas subsistió la herejía hasta fines del siglo IV.

Oposición al Encratismo
Tan pronto se delineó el carácter herético del grupo se promovió, de parte católica, una campaña para neutralizar la herejía. Los medios adoptados fueron de tres géneros: la refutación teórica de sus principios doctrinales, llevada a cabo por los patriarcas y escritores eclesiásticos, las sanciones canónicas y los edictos imperiales. Entre los autores eclesiásticos que más eficazmente combatieron el encratismo teórico, destacan Ireneo, Tertuliano, Hipólito, Clemente de Alejandría Orígenes. De las muchas sanciones canónicas de que fueron objeto, la más famosa fue la adoptada contra ellos por las Iglesias de África al no reconocer la validez de su bautismo. De este hecho arranca la polémica entre Cipriano y el papa Esteban.

Por lo que atañe al problema de la abstinencia exagerada, el Concilio de Ancira (año 314) permite a los sacerdotes y diáconos el abstenerse de la carne en las comidas con tal que la hayan probado al principio. Los que se nieguen a hacerlo deben ser excluidos del orden clerical. Como se ve, la intención del canon es clara. La misma intención se descubre en el canon 51 de los llamados Cánones Apostólicos que se refiere a los clérigos, diáconos, sacerdotes y obispos que se abstienen del matrimonio, carne y vino no por motivos de legítimo ascetismo, sino por infamia, es decir, por desprecio de las obras de Dios. Con todo, el golpe mortal para el encratismo en todas sus formas y variedades, no provino de las disposiciones del derecho eclesiástico, sino de las del civil. Poco después del Concilio de Nicea, Constantino emanó una constitución contra los herejes. Más tarde, Teodosio el Grande en 381 y 383 condena a los que bajo diversas denominaciones profesen el error de los maniqueos. Cita nominalmente a los encratitas, apotácticos, acuarianos y sacóforos, a los que califica de «sectas inaceptables». A partir del siglo V los encratitas, a raíz de estas disposiciones, dejan de ser una amenaza a la ortodoxia católica.

Ebionismo
Ebionismo o ebionaioi (griego: Ἐβιωναῖοι; derivado del hebreo אביונים ebion, que significa "el pobre"
o "los pobres"), es un término patrístico que hace referencia a una o varias sectas judeocristianas que existieron durante el cristianismo primitivo. Veían a Jesús como el Mesías pero manteniendo una cristología "baja", es decir, afirmaban que Jesús era el Mesías pero rechazaban su preexistencia, esto es, que tuviera naturaleza divina y que su nacimiento hubiera sido virginal e insistían en la necesidad de seguir los ritos y leyes judías cumpliendo preceptos como la circuncisión, el sábado o las prohibiciones alimenticias (cashrut). Los ebionistas solo utilizaban uno de los evangelios según los hebreos, reverenciaban a Santiago y rechazaban a Pablo de Tarso como un apóstata de la ley. Su nombre sugiere que otorgaban un especial valor a la pobreza voluntaria. Las últimas comunidades ebionitas podrían haber desaparecido alrededor del siglo V.

Referencias históricas

Los Ebionitas se deben distinguir, tal y como Ireneo
de Lyon deja claro ya en el siglo II, de los Nazarenos, judíos creyentes en Jesús como Mesías, y descendientes de la primitiva iglesia judía de Jerusalén, que si creían en la Divinidad de Jesús y además celebraban el sábado como día de reposo del Señor. Ya que no hay evidencia arqueológica autentificada para comprobar la existencia de los ebionitas, su naturaleza e historia no pueden ser reconstruidas de referencias que no han perdurado. Lo poco que se conoce de ellos viene de referencias críticas por influencias de antiguos teólogos y escritores de la iglesia cristiana, quienes los consideraban "heréticos" y "judaizantes". Sin embargo, de acuerdo con los estudiosos de la actualidad quienes han estudiado su pertenencia a la historia, los ebionitas existieron como una comunidad distinta de la cristianidad temprana, antes y después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., pero fueron marginados y perseguidos por cristianos gentiles a pesar de la posibilidad de que hayan sido tan fieles a las enseñanzas de Jesús como el mismo Pablo de Tarso.

Historia
En el año 140, Justino Mártir, en su texto más antiguo que conocemos, describe una secta alejada de la iglesia que observa la Ley de Moisés, y que la sostienen como obligación universal. En el 180 d. C., Ireneo de Lyon
fue el primero en usar el término "Ebionitas"
para describir una secta herética y judeizante, que calificaba como tercamente aferrados a la ley. En el 212 d. C., Orígenes remarca que el nombre deriva de la palabra hebrea "evyon", que significa pobre. La más completa pero a la vez cuestionable relato viene de Epifanio de Salamis, quien escribió un tratado de herética en el siglo IV, denunciando 80 sectas heréticas, entre las cuales se encontraba el Ebionismo.
Estas son descripciones generales de su ideología religiosa, aunque en ocasiones hay citas de sus evangelios, que de otra manera estarían perdidos para nosotros.

Usualmente dependiendo entre si para su valoración, los Padres de la Iglesia distinguieron a los Ebionitas de los Carpocracianos, Cerintos, Elcesaiteos, Nasoraneos, Nazarenos, Nazoraneos y los
Sampsaenos, muchos de los cuales eran las primeras sectas de judíos discípulos de Jesús que sostenían su gnosticismo tradicional referentes al punto de vista cristiano que los ebionitas rechazaban. Eusebio de Cesarea, menciona sin embargo, que la minoría ebionista se acercó a hacer suyas estas ideas a pesar de continuar con el nombre de la secta.

Marcionismo
El Marcionismo fue una incipiente doctrina cristiana del siglo II. Durante esta temprana etapa de consolidación cristiana, el fundamento teológico de esta rama tuvo una notable influencia dualista. Toma su nombre de su principal creador, el teólogo y exitoso comerciante Marción (85-150 d. C.).

Marción
Nacido en Sinope, en Asia Menor (hoy Sinop,
Turquía), hijo de un obispo que fue excomulgado, Marción prosperó como comerciante y naviero. Viajó a Roma entre 135 140 d. C. buscando ser nombrado dignatario de la Iglesia, sin lograrlo. Fue declarado hereje y excomulgado en 144 d. C.. En el momento de su muerte (150) había logrado exitosamente el primer cisma del Cristianismo, cuyos efectos se prolongarían hasta el siglo III. Elaboró la primera gran herejía cristiana y redactó el primer canon del Nuevo Testamento, sistemáticamente organizado conforme a su propio dogma. A pesar de que suele atribuírsele el carácter de “gnóstico” nunca tuvo ese carácter, no obstante su cercanía, antes de elaborar su propio cuerpo doctrinal, con la herejía Docética. Este primer canon de "su nuevo testamento", ayudó a la iglesia cristiana del siglo II a motivarse rápidamente para preparar el canon auténtico de los libros del Nuevo Testamento. Hasta entonces se leía el Antiguo Testamento, porciones del Nuevo Testamento y cartas del apóstol Pablo en las congregaciones, pero no había un canon del Nuevo Testamento como tal.

Orígenes
En su época, siglo IIRoma es la ciudad más importante del mundo, centro del poder, del comercio, de la cultura, es habitada por personas que provienen de todas partes de Europa, del Norte de África y de Asia Menor, Durante la primera mitad de este siglo el Cristianismo se encuentra unido, tiene como símbolo principal al pez, todavía no han conquistado para su fe el carácter de religión oficial del Imperio y aún son una secta más, pero es la más activa: tiene adeptos en todos los estratos de la sociedad, incluso entre los patricios. El Emperador Tito Elio Adriano Antonino
prohíbe la persecución de cristianos y en la primera parte de este siglo se inicia la costumbre de enterrar en el subsuelo a los muertos en “las catacumbas”, es la época de los más grandes “gnósticos”, Valentín y
Basílides, este último vive en Alejandría. Roma
disfruta de un largo período de prosperidad y de respeto a los cultos religiosos, lo cual permite el florecimiento del cristianismo y es precisamente en ese momento cuando Marción llega a la capital del imperio romano, con el propósito de obtener una archidiócesis y para ello dispone de 200.000 sextercios, sin embargo no logra su cometido y es entonces que decide organizar su propia iglesia, cosa que logra con éxito, además de que organiza su cuerpo doctrinal y publica su versión revisada del Nuevo Testamento. Los textos que eventualmente conformarían el Nuevo Testamento, hasta antes de Marción, circulaban en fragmentos aislados como cartas, algunas apócrifas, sin que existiera un canon unificado respecto a ellas. La extraordinaria idea de publicar su propio Nuevo Testamento y separarse del cuerpo principal, obligó al cristianismo a revisar y a establecer su propio canon del Nuevo Testamento.

Doctrina
A pesar de que no existe ninguna duda de que
Marción escribió al menos dos obras muy importantes, “Los Evangelios” y “Antítesis” ambas se han perdido, sin embargo gracias a Tertuliano, su más devoto impugnador es posible reconstruir las enseñanzas de Marción. El primer aspecto relevante es que Marción distingue y separa como cosas totalmente diferentes al Dios Creador del Antiguo Testamento, Yahvé, del Dios verdadero, Padre, capaz de encarnar a un hijo hombre, Cristo conforme al Nuevo Testamento y concluye que ambas religiones son paralelas y que tienen por única conexión a la geografía.

El primer paso en la lógica de Marción, fue desterrar del cristianismo al Antiguo Testamento y de inmediato agregar que el Mesías al que se refiere el Antiguo Testamento no es Cristo, que aún no se ha cumplido esa profecía y que cuando ocurra, si llegara a ocurrir, el Mesías del Antiguo Testamento se llamará
Emmanuel y no JesúsEmmanuel, el Mesías judío estaría destinado de manera exclusiva al pueblo judío y sólo tendría prosélitos entre estos, los descendientes de David, además contra él se levantarán los pueblos y los imperios y él responderá bélicamente, insiste
Marción: este Mesías no ha llegado ni se ha cumplido esa profecía con Cristo, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. En este punto Marción dice que sólo
Pablo logró entender a Cristo, razón por la cual tuvo profundas diferencias con Pedro quien no comprendió las enseñanzas de Cristo y junto con los demás apóstoles trató de conservar el cristianismo como una secta judaica, cosa que finalmente debe ser resuelta separando con nitidez y de manera definitiva ambas religiones, ambos testamentos, ambos dioses, para lo cual no sólo rechazó el Antiguo Testamento, sino que procedió a rechazar todos los elementos del Nuevo Testamento que consideraba judíos. Para lograrlo, de todas las Escrituras escogió el Evangelio de Lucas, excluyendo los relatos sobre el nacimiento de Cristo por considerarlos citas de la Biblia judía, y revisa minuciosamente y acepta como verdaderas sólo diez de las cartas de Pablo por considerarlas exentas de judaísmo (Gálatas, 1 y 2 de Corintios, Romanos, 1 y 2 de Tesalonicenses, Efesios, Colosenses, Filipenses y Filemón), rechazando las otras cuatro (1 y 2 Timoteo, Hebreos y Tito).

De esta manera Marción es el primer cristiano que establece un canon preciso, una estricta delimitación del Nuevo Testamento aceptado y verdadero, lo cual constituye un poderoso instrumento religioso en esa época y a la postre obliga a la Iglesia primitiva a seguir por ese mismo camino y a formular el Nuevo Testamento que duraría sin modificaciones hasta la Reforma Protestante. Posteriormente escribió la
“Antítesis” que es un análisis de las contradicciones entre el cristianismo, el Dios Padre del Nuevo Testamento y el judaísmo y el Dios Creador del Antiguo Testamento.

Las Antítesis
La siguiente es una reconstrucción de las Antítesis
de Marción:

-El Dios del Nuevo Testamento es desconocido: «Nadie conoce al Padre, sino el Hijo», mientras que el Dios del Antiguo Testamento es conocido por Adán y por los demás impíos.
-Cristo conocía lo que hay en el corazón del Hombre; el Creador pregunta a Adán¿dónde estas?.
-Cristo era bueno con los ciegos, que David había mandado matar.
-Cristo da vista a los ciegos, mientras el Creador no cura la ceguera de Isaac.
-Moisés se impone como juez entre sus hermanos que pelean. Cuando a Jesús le piden que resuelva una disputa, él se niega.
-Los israelitas salieron bien equipados de Egipto después de despojar a los egipcios por orden del Creador. Cristo manda a predicar a sus discípulos «sin nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno».
-El Creador legisla «ojo por ojo, y diente por diente»; el Hijo del Dios Supremo dice «si te pegan en una mejilla, presenta la otra».
-La Ley declara que si uno toma un vestido ajeno, el culpable pagará el doble; Cristo declara «al que te quite el manto, no le niegues la túnica»
-El Creador envía fuego sobre los enemigos de EliseoJesús reprende a los discípulos que le piden que envíe fuego.
-El Creador envía los osos que devoran a 42 niños que se habían burlado de Eliseo; Cristo dice a sus discípulos «dejad que los niños vengan a mí».
-El Creador sanó sólo un leproso por medio de Eliseo, cuando en Israel había muchos, y para ello necesitó que se lavara en agua siete veces; el Hijo del Dios Supremo sanó a diez, con su sola palabra, e inmediatamente; por otra parte, el que regresa glorificando a Dios no cumple la Ley. 
-El profeta del Creador dice «que no oigan los que tienen oídos»; Cristo dice «el que tenga oídos, que oiga». 
-La Ley dice «Maldito el que está colgado de un madero»; Cristo fue colgado en un madero.
-El Cristo judío vendrá sólo para Israel; el Cristo de Dios viene para todos los pueblos de la tierra. 
-El Dios bueno es bueno ante todos; el Creador se preocupa sólo de los que le pertenecen. 
-El Bueno salva a los que creen en Él, pero no castiga al resto; el Creador salva sus fieles y castiga al resto. 
-La maldición es la característica de la Ley; la bendición caracteriza al Evangelio.
-En la Ley, el Creador ha dicho: «Yo hago al rico y al pobre»; pero Cristo sólo llama bienaventurado al pobre.
-En la Ley se le da la fortuna a los ricos y la desgracia a los pobres; en el Evangelio es al revés.
-La ley manda amar al prójimo y odiar al enemigo; pero es necesario amar a los enemigos.
El Creador ha establecido el Sábado, que Cristo no ha observado.
La Ley prohíbe tocar a una mujer con flujos de sangre; el Cristo de Dios no sólo la toca sino que la sana.

Su rechazo al Dios del Antiguo Testamento suponía también un rechazo de su obra: la Creación; por lo que predicaba que la materia y el cuerpo eran en esencia malos. Basándose en este principio doctrinal predicó que Jesús no se encarnó jamás, que su cuerpo fue sólo apariencia, por lo que negaba la encarnación del Verbo, así como la resurrección de los muertos. A pesar de negar la corporalidad de Jesús, afirmaba que su sufrimiento y muerte fueron reales en cierta medida. Asimismo la negación de la encarnación suponía para Marción que Jesús no era hijo de José ni de María, para lo cual se basaba en Lucas 8:21: “Mas Él respondió: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

La influencia docética en el rito marcionita
Influido por la herejía docética y por el platonismo,
Marción considera que la carnalidad es corrupta, o un simple reflejo de la realidad, por ello ordena la abstinencia carnal, rechaza el placer en cualquier forma, obligando a los creyentes de su Iglesia a una vida de pobreza y privación extrema, la cual fue parte importante para el fin de esta herejía, pues incluso se opuso al placer sexual dentro del matrimonio. En lógica con lo anterior y no obstante que el rito de la Iglesia marcionita copiaba el rito católico, difería en la pobreza de los hábitos y en que, en lugar del vino se utilizaba agua, pues la asociación del vino con la sangre era contraria con la parte gnóstica que influyó en menor grado, pero que definitivamente se aprecia en estos dos aspectos del ritual.

Montanismo
El montanismo fue un movimiento que se produjo en el interior de las comunidades cristianas primitivas, como un esfuerzo para revalidar las realidades pneumáticas y escatológicas de los primeros tiempos de la Iglesia. Se trataba de un «movimiento reavivador», como sería llamado posteriormente. El conocimiento que se tiene de este movimiento se funda en el testimonio de los autores cristianos, como
Eusebio de Cesarea, Epifanio, Clemente de Alejandría, Orígenes e Hipólito. De mayor importancia es, sin embargo, una fuente original en los escritos de Tertuliano, que se adhirió al montanismo hacia el final de su vida.

Los inicios del montanismo
El origen de este movimiento se puede fijar entre los años 160 y 170 en Ardabau, Frigia. Allí, un hombre llamado Montano se sintió transportado a estados de éxtasis durante los cuales profería advertencias proféticas. Luego se unieron a él dos mujeres, Prisca y Maximila, que también empezaron a profetizar, y cuya popularidad llegó a superar a la del propio
Montano. Montano y sus profetisas anunciaban el final inminente del mundo, ordenando a sus fieles que se reunieran en un lugar determinado para esperar allí el descenso de la Jerusalén celestial. Esta profecía fue acogida rápidamente en distintos estratos de la sociedad, los cuales se organizaron en comunidades y realizaron una propaganda muy activa entre cristianos y paganos.

La doctrina montanista
El montanismo, a diferencia de la gnosis y del
marcionismo, no pretendía anunciar una nueva doctrina sino más bien revalorizar ciertos elementos relativamente olvidados de la doctrina tradicional:

La escatología, que caracterizaba a la doctrina montanista al afirmar que el fin de los tiempos se acercaba y que llegaría en un plazo muy breve, con lo que resurgía la espera de la parusía tal como lo habían esperado las primeras generaciones cristianas. El montanismo insistió en las prácticas ordinarias en la Iglesia de entonces: preparación al martirio, ayuno, xerofagia (abstención de alimentos húmedos),
castidad dentro del matrimonio, prohibición de segundas nupcias, negativa a conceder el perdón a un cristiano bautizado incluso en el caso de que hiciera penitencia.

El profetismo, el cual es el elemento verdaderamente dominante en el montanismo. Sus promotores intentaron revivir el profetismo cristiano, que apenas existía en la época. No obstante, su concepción del profetismo difería sustancialmente de la tradición primitiva, puesto que los profetas del montanismo se consideraban receptáculos de la divinidad: no eran ellos quienes hablaban, era el Espíritu quien hablaba por su boca. Así, Montano era un nuevo Paráclito que continuaba la revelación contenida en el Evangelio.

El destino del montanismo
El movimiento se difundió rápidamente, y hacia el final del siglo II alcanzó su máxima expansión. En Oriente, y especialmente en Asia Menor, fue donde logró mayor importancia y donde persistió por más tiempo, subsistiendo hasta fines del siglo IV. También logró gran aceptación en Occidente, aunque más brevemente. Se encuentran rastros de este movimiento en el año 177 en Lyon. La carta de los mártires de Lyon a las iglesias de Asia y de Roma, por ejemplo, habla de la doctrina de Montano. También se encuentran evidencias de él en Roma y en África, donde, hacia el año 205Tertuliano se adhirió oficialmente al movimiento.

Continua en Las Herejías IV: Sectas III
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