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Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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lunes, 9 de noviembre de 2015

La Biblia XI: Levíticos/Números/Deuteronomio

Sumo sacerdote con túnica y coraza

Levítico
El Levítico (en griego: Λευιτικός, Leyitikós, ‘acerca de los Levitas’; en hebreo: ויקרא [Vayikra], ‘y Él llamó’) es uno de los libros bíblicos del Antiguo Testamento y del Tanaj. Aunque tenga fragmentos más antiguos, hay consenso entre los estudiosos de la Biblia en que adquirió su actual forma durante el período persa (entre los siglos VI y IV a. C.). Forma parte del Pentateuco, y de la Torá judía (“La Ley”). Se lo cuenta entre los libros históricos y en ambas versiones es el tercero, ubicado entre Éxodo y Números.

Título y autor
El libro se denomina Levítico porque se trata, en esencia, de un manual religioso para uso de los levitas, sacerdotes encargados del culto, escogidos de entre los miembros de la tribu de Leví. La tradición judeocristiana lo atribuye a la pluma del patriarca Moisés, como los demás libros del Pentateuco. Pero la concepción de autor en el Pentateuco no se entiende como entendemos hoy. Moisés puede ser autor de algunos fragmentos de Levítico, o del Pentateuco, pero no es el autor del todo. No hay un único autor, como se pensó durante mucho tiempo. Por el simple hecho que nadie puede narrar su propia muerte, en el caso de Moisés. Estos libros están compuestos por diversos autores, de diferentes contextos y épocas y su relato depende de este dato. Se acepta hoy que proviene de tradiciones o corrientes de pensamiento que son: Yahwista, Elohista, Deuteronomista y Sacerdotal.

Problemas de interpretación
Se trata de un texto muy difícil de interpretar para el lector moderno, y aún más para el gentil, porque constituye un libro típica y absolutamente judío. Nada hay en él que pueda parecer familiar para el no judío (incluso ofrece dificultades para el judío no practicante), y es por ello que se tiende a saltarlo para continuar en Números la historia narrada en Génesis y Éxodo, libros más llanos y de mayor facilidad de interpretación.

A pesar de ello, Levítico es un libro único, primero de su tipo en la historia, que presenta interés y sorprendentes trazos de la vida religiosa y moral judía de aquellos tiempos.

La temática principal es la de reafirmar la pureza y la santidad del pueblo de Israel, en el cual Yahvé ha puesto su predilección.

Naturaleza
Es un recuento, manual o compendio de los sacrificios religiosos que Yahvé ordena realizar como parte de la liturgia hebrea.

La síntesis de todos los holocaustos jamás se había intentado en la literatura judía, y sin duda representó un esfuerzo enorme para el redactor de Levítico. Israel, como pueblo abierto a las influencias externas gracias a su peculiar ubicación geográfica y a los innumerables avatares históricos (guerras, invasiones, migraciones) que sufrió, recibió rituales religiosos de los cananeos, asirios, babilonios, caldeos y egipcios.

Pero además es un pueblo fuertemente cerrado sobre sí mismo en el aspecto religioso y cultural, por lo que a todas estas circunstancias se unen rituales estrictamente propios que provienen de la misma prehistoria. Para enriquecer, complicar y completar la historia de la liturgia hebrea, se produjo también el fenómeno de la revelación a través de dos hombres: Abraham que agregó una fe y Moisés que le otorgó un ordenamiento y una ley.

Con todos estos componentes se fraguó y organizó en el Monte Sinaí la adoración del Dios de Israel y el Levítico se convirtió en su descripción precisa y genuina.

Contenido
El contenido del Levítico puede dividirse en tres partes:

Leyes referidas a los sacrificios,
Consagración de los sacerdotes,
Leyes referidas a la pureza y santidad (referida a la relación con Dios y con los demás).

Sacrificio
El libro ordena preferir los sacrificios al modo antiguo, esto es, ofreciendo en holocausto ciertos animales, aceptando la oferta vegetal solo como segunda opción.

Toda la primera parte del Levítico consiste en disposiciones técnicas acerca de estos sacrificios (Levíticos capítulos 1-7).

Presenta tres tipos de sacrificios: el holocausto, el sacrificios de oblación y el sacrificio de comunión. Cada uno de estos tipos de sacrificio tiene un significado distinto. En el holocausto, el altar pone en contacto lo sagrado con lo profano dándole santidad a la ofrenda. La oblación recuerda que la tierra entera es pertenencia de Yahvé. El sacrificio de comunión (o sacrificio de paz) tiene la función de contactar lo sagrado con lo profano en el contexto de la comunidad de tal forma que los vínculos familiares puedan reforzarse.

Autoridades
Para ofrecer convenientemente los holocaustos se hacía necesaria una autoridad litúrgica que presidiera las celebraciones.

Levítico crea, pues, la clase eclesiástica hebrea, personificada en los miembros de la tribu de Leví: los levitas o sacerdotes. Implementando órdenes directas de Dios, Moisés designa para estos cargos a Aarón, sus hijos y sus descendientes (8-10).

Pureza
Las leyes de pureza ocupan gran parte del resto del libro (11-16).

Sentido religioso
La primera enseñanza del Levítico es que la asamblea es santa. Por lo tanto, sus miembros deben estar acordes con esta santidad, siendo puros y perfectos. En este sentido, el texto sigue al Decálogo y las normas dictadas por los profetas, que pasaron mucho tiempo insistiendo en las exigencias morales que Dios requería de los judíos.

Pero no se trata de un manual moral (18-20) ni de una profecía (26), ni tampoco de un texto jurídico. Es esencialmente un manual ritual sobre distintos tipos de celebraciones: sacrificios sagrados (1-7), ordenación de los sacerdotes (8-9), purificación (14), expiación (16) y fiestas o santas convocaciones (23).

Intenta, entonces, una clasificación de los sacrificios basándose en los conceptos —novedosos— de pecado, expiación y dones divinos. Las antiguas fiestas prehistóricas conservan su alegría y su piedad, que quedarán para siempre en poder de Israel en tanto cumpla con el Pacto ( mandamientos) y no renuncie a la asistencia divina y a la obediencia de la Torah.
Desde un punto de vista cristiano, sus sacrificios son herederos en línea directa de los que ejecutaban los levitas, ya que constan de todos los elementos hebreos, con el agregado de la nueva síntesis cuyo centro y sentido será la persona misma de Cristo.

Tematica
CapítuloTemas
1(v3)Ofrenda
1(v7)Altar
5(v1)Culpabilidad
6(v3)Vestimenta
19(v15)Justicia
20(v27)Brujería
23(v7)Reposo

Simbología
CapítuloSímbolo
1(v5)Sangre
2(v13)Sal
11(v7)Puerco
11(v4)Camello
13(v1)Lepra
23(v3)Sabbat
25(v32)Levitas

Números
El Libro de los Números o simplemente Números (del griego Ἀριθμοί [Arithmoí]; llamado en hebreo במדבר [Bəmidbar]: ‘En el desierto’) es el cuarto libro del Tanaj hebreo (que desde el siglo II d. C. ―aunque con algunas diferencias― es llamado Antiguo Testamento de la Biblia). Es el cuarto libro de la Torá judía (o Pentateuco ―‘los cinco libros’― según su posterior nombre griego) y de la colección de libros históricos. Viene precedido por el Levítico y seguido por el Deuteronomio.

Autor tradicional
La tradición religiosa judía atribuye el Libro de los Números ―como todos los libros de la Torá (el Pentateuco)― al gran legislador de la nación hebrea Moisés (Moisés ben Hamram o Moshé Rabenu), quien habría vivido hacia el 1300 a. C.. Según el Segundo Libro de los Reyes (22-23), este libro fue hallado durante la reforma de Josías (hacia el año 622 a. C.).

Datación y antecedentes históricos
El evento clave en la formación del Antiguo Testamento fue la invasión del reino de Judá por el Imperio de Babilonia en el 586 a. C. (según Dawes, pág. 13).

Los babilonios destruyeron la ciudad y el Templo de Salomón, ejecutaron a los hijos del rey delante de él y lo cegaron, y se lo llevaron a él y a muchos otros al exilio en Babilonia (Dawes, pág. 14).1​ Estos eventos deben de haber representado una gran crisis religiosa: ¿por qué el dios Yahvé había permitido que esto sucediera? ¿Qué había pasado con la promesa de que los descendientes de David reinarían para siempre? Las respuestas están registradas en el Libro de Ezequiel, el Libro de Jeremías y el Libro de Isaías, y en la historia deuteronomista, la colección de obras históricas desde el Libro de Josué al Libro Primero de los Reyes: Yahvé no había abandonado a Israel, sino que Israel había abandonado a Yahvé, y el exilio en Babilonia era un castigo de Yahvé por la falta de fe de Israel (según Dawes, págs. 14-16).

El exilio en Babilonia duró aproximadamente 48 años: empezó en 586 a. C. y terminó cuando los persas conquistaron Babilonia en 538 a. C. El nuevo gobernante persa, Ciro II el Grande, decidió permitir que los exiliados de distintos pueblos regresaran a sus patrias. De acuerdo con el Libro de Esdras y el Libro de Nehemías, los judíos regresaron a Palestina bajo la dirección conjunta de un descendiente del último rey y del último sumo sacerdote. Reconstruyeron el templo y reconstituyeron Judá (ahora se llama Yehud) como una comunidad santa gobernada por sacerdotes.

Fue en este periodo en que se compuso la Torá (o el Pentateuco ―‘los cinco libros’― para dar su posterior nombre griego), separando el Deuteronomio de la historia deuteronomista y agregando los libros del Génesis, el Éxodo, el Levítico y los Números (Dawes, pág. 16).

Origen del nombre
El nombre original del Libro de los Números es במדבר, /bamidbar/ (‘[libro de] en el desierto’) en hebreo. En el siglo III a. C. el Bamibdar fue traducido al griego por los Setenta, con el nombre de Αριθμοί, /arizmoí/ (‘números’).

Todo el libro está poblado de números, que consigna con minuciosidad extrema: la cantidad de jefes de las tribus (cap. 7); número de las poblaciones y libaciones necesarias (13); cuenta de la cantidad de hombres sublevados (16:2); cabezas de ganado que han de ser destinadas al sacrificio ritual (28-29); cantidad de botín y su reparto exacto (31); agrimensura y dimensiones del territorio (35); incluso recuentos minuciosos de las leyes y los relatos contados.

Es posible que el libro exagere o idealice algo la cantidad de hebreos, pero es innegable que, más allá de ello, pinta un cuadro de la vida y la sociedad de aquellos tiempos con una fuerza incomparable, describiendo incluso con gran vivacidad el desierto del Néguev y la manera de vivir en él.

Más de una vez se expresa que Moisés se dedicó a registrar cada sitio donde los hebreos se detenían, cada oasis y cada campamento.

Naturaleza y organización
Como es habitual en los libros del Antiguo Testamento, su pertenencia a la serie de «libros históricos» es afirmada tanto por la Iglesia católica, como por el resto de grandes confesiones, ortodoxas, protestantes originarias etc. Otros autores afirman que ello no implica que corresponda al género histórico como se lo entiende hoy.

En el primer caso, en la misma línea que la tradición judía, la historia refleja ampliamente hechos históricos acontecidos, que hablan de la relación de Yahvé con el pueblo judío. Para los segundos no habría más que mitos y leyendas que en cualquier caso nadie ha podido tampoco negar.

La arqueología trabaja desde hace un siglo en tratar de averiguar la veracidad y detalle del contenido histórico de este libro. No cabe duda alguna que al menos todos los aspectos culturales quedan muy reafirmados por haberse conservado en su esencia en el judaísmo del templo hasta tiempos de Jesús. Además de la propia certificación que los autores del Nuevo Testamento ofrecen al dar por históricos estos hechos. Así como lo hacen numerosos otros libros posteriores de la propia biblia.

La arqueología no ha podido ni negar ni confirmar la completa veracidad de todo lo narrado. Como es común, los autores discuten sobre numerosas y a veces contradictorias hipótesis.

Las narraciones se interrumpen constantemente para insertar textos jurídicos. Es por ello que el plan de trabajo histórico se diluye a menudo, cosa que no ocurre con el plan teológico del libro.

Contenido
El agrupamiento de los elementos del libro debe hacerse alrededor de los hechos principales narrados, y esta tarea es en extremo difícil. Es por ello que históricamente se ha buscado establecer una división más simple, como por ejemplo según los sitios donde suceden los acontecimientos.

Así, el Libro de los Números puede dividirse en tres partes principales:

En el Sinaí: desde 1:1 hasta 10:10
En el Cadés-Barnea: desde 10:11 hasta 22:1
En los llanos de Moab: desde 22:2 hasta 36:13

Significado
El pueblo de Israel camina con Yahvé. Si existen fallos, estos no son provocados por Yahvé, sino por los pecados del pueblo (cfr. caps. 13 y 14). En cambio, si hay éxitos, estos vienen como consecuencia de la fidelidad del pueblo al Dios que los ha librado y que permanece con Israel.

Temas
CapítuloTemas
1Cooperación
1-2Obediencia
6Santidad
7Ofrendas
9Pascua
11Provisión
12Problemas familiares
14Desesperanza
11Opositores
12Problemas familiares
21(v10).Conquistas
25Idolatría
32(v6).Indiferencia
32(v11).Tibieza
Simbología
CapítuloSímbolo
2(v17).Bandera
3(31).Candelero
9(v32).Oro
30(v17).Carnero
12(v7).Trompeta
16(v13).Nube
17Vara
20Agua de la roca
32Voto
23(v14).Altar

Deuteronomio
Deuteronomio (del griego τὸ Δευτερονόμιον / tò Deuteronomion , la segunda ley; hebreo: דְּבָרִים, Devarim, "estas son las palabras") es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo. Se ubica en el quinto lugar, precedido por Números y es, en consecuencia, el último texto de la Torá ("La Ley"o "Enseñanzas de Dios") y, para los cristianos, del Pentateuco ("Las Cinco Cajas" donde se guardan los rollos hebreos). En las Biblias cristianas, se encuentra antes de los Libros históricos, el primero de los cuales es Josué.

La "Segunda Ley"
El libro recibió el nombre de Deuteronomio porque así se lo titula en la versión griega de los LXX: déuteros nómos o "Segunda Ley" por oposición a la "Primera Ley" recibida por Moisés en el Monte Sinaí. Por este motivo, la Vulgata latina traslada la voz griega como Deuteronomium.

La Vulgata es la traducción de la Biblia al latín, hecha por San Jerónimo.

Discurso de despedida
El Pentateuco ha sido atribuido tradicionalmente al patriarca Moisés. El Deuteronomio es, en consecuencia, el discurso con el cual el legislador se despide de su pueblo en los llanos de Moab (Deuteronomio 1:5).

Sin embargo, los judíos que se encuentran frente a él escuchándolo no son los mismos que se encontraban al pie del monte Sinaí. Han pasado por muchas tribulaciones; conocen las tentaciones de la idolatría, a los falsos profetas y también a los verdaderos. Conocen también a los reyes traidores.

Moisés entrega a esta gente la Segunda Ley como prolongación y epítome de la primera: la voz de la reforma religiosa será la herencia de los hebreos complementando a la entrega de la tierra por parte de Yahvéh. Ambas serán los bienes primordiales de los judíos en este nuevo país y en el futuro.

La crítica literaria aplicada a los textos bíblicos, ha puesto en evidencia que no se puede atribuir el texto a Moisés, ya que responde a situaciones históricas posteriores. En efecto, la insistencia temática en la unidad de Dios, la unidad del Culto, la unidad de la Ley y de la Tierra pone en evidencia una época de crisis en la que esto ya no se realiza. El libro del Deuteronomio es un compendio de textos escritos en diferentes épocas, y proveniente de diversas fuentes, como lo son una buena parte de los libros de la Biblia. Este libro cobró una especial relevancia en el reinado del rey Josías, bajo el cual fue descubierto el manuscrito en el Templo. El libro, y la tradición oral que los sustentó pudieron haber sido llevados por escribas que huyeron del Reino del Norte, a la sazón invadido por las tropas asirias del rey Sargón II, quien tomó la ciudad de Samaría, capital del Reino del Norte, en 721 a. C.

La autoría de Moisés fue creída durante siglos, tanto por judíos como por cristianos. La iglesia católica aceptó hace tiempo las aportaciones científicas de la crítica literaria, y las investigaciones hermenéuticas, tanto aplicadas a este texto como a toda la Biblia, aunque sectores más tradicionales insisten en una interpretación literal del texto. Lo mismo cabría decir de las iglesias protestantes, y del judaísmo. En cada una de estas confesiones religiosas encontramos sectores que han admitido las aportaciones de la ciencia aplicada a la hermenéutica Bíblica, y otros que se resisten a ello.

Características
El Deuteronomio retoma la tradicional forma de contar la historia de Israel a través de grandes discursos; ellos son el marco y la referencia que limitan el Código ético que debería regir la vida del judío.

El libro relata lo que sucedió desde la entrega de las Tablas de la Ley hasta la llegada a los llanos del Moab, pero, como sucede con frecuencia en el Antiguo Testamento, no narra los hechos por la historia misma: los utiliza como medio para probar la realidad y verdad del Código.

Su personaje principal es el propio Moisés, viejo y en el fin de su vida, que recuerda el pasado y, con un estilo vivo y directo, se dirige a los israelitas para hacerles notar que si no guardan una fidelidad a ultranza al Pacto, serán ingratos y poco merecedores del amor de Dios. Él los ha elegido, y ellos han de honrar esa confianza o desaparecer.

La historia es, pues, en el Deuteronomio, el testigo que declara en favor de Dios que volcará al jurado (el pueblo) en su favor. El Deuteronomio muestra ser la puerta de ingreso a una interpretación correcta de la subsequente historia del pueblo de Israel, esto quiere decir que el Deuteronomio tiene una proyección hacia el futuro del pueblo de Israel.

Organización
El libro está desarrollado en dos grandes partes que a su vez se dividen de la siguiente manera:

I: La Segunda Ley
1: Discursos de introducción
a: Datos históricos
b: Primer discurso de Moisés (Deut. 1:6-4:40)
c: Datos históricos (4:41-49)
d: Segundo discurso (Caps. 5-11)
2: Código deuteronómico (12-26)
3: Discursos de conclusión
a: Fin del segundo discurso de introducción (27-28)
b: Tercer discurso (29-30)

II: Relatos referentes al fin de la vida de Moisés
1: Textos acerca de la transición: Josué, el Cántico, la Ley
2: Cántico de Moisés
3: Bendición de la tribus
4: Muerte de Moisés

Naturaleza del libro Deuteronomio
Se trata de un libro esencialmente religioso, aunque no es un tratado teológico. Su definición más simple es que consiste en un fuerte llamado a vivir con Yahvéh y a respetar el Pacto.

Es, en última instancia, una advertencia. Dios ha entregado una Ley en Sinaí y ha suscrito una Alianza, pero esa Alianza caerá frente a un socio (el pueblo) donde unos estafan o explotan a los otros. Si el Pacto cae, el apoyo divino fallará y grandes desastres se abatirán sobre Israel. Esta política de Dios no es negociable, así que la última misión de Moisés es advertir a los hebreos que cumplan el pacto cuando él ya no esté.

El Deuteronomio mantiene un estilo diferente a los otros libros de pentateuco, pues es una ley predicada. Por ello, se habla a una segunda persona con palabras de carácter homilético como escuchar, recuerda, hoy, teme al Señor.. Este estilo se encuentra también en la historia deuteronomística.

Sentido religioso
Enraizado de lleno en la historia natural de la salvación, el Deuteronomio relata los avatares del pueblo como un poderoso esfuerzo para salvar el patrimonio espiritual ahora en peligro.

El esfuerzo de Moisés no está aislado: lo mismo hacen los demás patriarcas, ciertos reyes y todos los profetas. Amós y Oseas predican también en el mismo sentido. Su lucha es la guerra contra la injusticia social y el combate para hacer cumplir el Decálogo.

Esta intención didáctica, sin embargo, no será muy aceptada en los primeros siglos de vida en Canaán. No obstante, lograrán cumplir con los designios de Yahvé (Dios) en tiempos del rey David (Siglo XI a.C.). Fue un tiempo en que dirigentes y pueblo ya vivían cumpliendo la Ley.Durante el reinado de su hijo Salomón estaban logrando lo prometido en el Pacto:

Unidad entre las 12 tribus. *Colaboración entre las mismas (hermandad). *Justicia y ayuda a los más débiles (representados en la viuda y el huérfano). *Prácticas económicas donde cada uno cosecha lo que siembra (no se permite la usura, ni el comercio engañoso ni la especulación -la tierra no podía venderse a perpetuidad- Lv 25:23-).

Vivir de esa manera -según esos preceptos de Yahvéh (1 Reyes 8:61)- les aseguraba no solo prosperidad, sino la protección divina (1 Reyes 5:4; Salmo 147:14).Así, en los primeros tiempos del reinado de Salomón primaba el orden, la justicia y la alegría (1 Reyes 4:20). El reino de Israel era considerado el más rico entre todos... (1 Reyes 9:26).

Pero cuando las riquezas abundaban, las influencias exteriores pudieron corromper esa vida justa y recta (1 Reyes 2:3; Proverbios 29:14). Desde la segunda mitad del reinado de Salomón se aceptaba el comercio engañoso, se 'sacaba ventaja' de las transacciones (1 Reyes 9:12-14), se oprimía al hermano, y hasta se incursionaba en la compra-venta de elementos para la guerra (1 Reyes 10:26; 2 Crónicas. 1:14-17). Es decir: habían olvidado la antigua advertencia de "no copiar las prácticas corruptas de los países vecinos" (Deuteronomio 8:11) Dicho de otra forma: habían abandonado a Yahvé.

Por eso, solo con el enorme dolor del Exilio los hebreos comprenderán que deben apegarse a la verdad deuteronómica. La culposa negligencia respecto del Pacto causa tanto sufrimiento que solo el cumplimiento estricto garantizará la felicidad del pueblo y la perpetua protección de la deidad. Por eso la pasión en la transmisión del mensaje hacia el pueblo por parte de Moisés, porque transmitía un mensaje final, conforme a la experiencia misma que poseía mediante su larga travesía como dirigente y amplia relación con la voluntad del Dios Único Yahvé.

Continua en La Biblia XII: Nevim/Los Profetas
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