Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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lunes, 28 de noviembre de 2016

Discipulado I: del juicio eterno

El Juicio Final por Hans Memling

Sexto Fundamento: del juicio eterno

Carta a los Hebreos 6:1-2
1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertasde la fe en Dios, 2 de la doctrina de bautismosde la imposición de manosde la resurrección de los muertos del juicio eterno.

Esto nos lleva a considerar la palabra eterno. Recordemos que el fundamento es juicio eterno. No es solo juicio, sino juicio eterno. A nosotros, los seres humanos, se nos hace difícil comprender todo el significado que la palabra eterno encierra, pues vivimos en un mundo donde todo tiene un final. Hacemos uso de dicha palabra en una forma errada, pero para nosotros con un significado completo. La eternidad no conoce fin, nunca acaba, nunca existe la esperanza de que acabe, pues es por la eternidad.

Juicio de Israel
Debido a su pecado, Israel ya fue condenado por Dios en la profecía del Señor Jesucristo. aunque siglos antes, Israel fue juzgado muchas veces por Dios, pero siempre Dios le dio esperanza a su pueblo como en el caso del profeta Ezequiel. Ezequiel 20:33-38, que se cumplieron cuando los israelitas regresaron del exilio babilónico a restaurar y reconstruir el templo Sin embargo siglos después de esto la rebelión y el pecado de Israel se manifestó. Ante esto Israel fue condenado a la destrucción por el Señor Jesucristo en la profecía dada en Mateo 24:1-44. Con la destrucción de Jerusalen y el templo a manos del imperio romano.

Luego del Cautiverio de Babilonia o Cautividad en Babilonia al período que comprende desde el año 587 hasta 537 a. C. en el que parte considerable de los hebreos que habitaban el sureño Reino de Judá estuvieron exiliados en Babilonia, comenzando la deportación y el exilio de los judíos inmediatamente después de la toma de Jerusalén y la destrucción del Templo por Nabucodonosor II y finalizando con el edicto del rey persa Ciro de 538 a. C. que permitió el regreso de los judíos a sus tierras de origen en el año siguiente. Le dio a Jerusalén un estatuto semiautónomo, posiblemente para tener un "estado tapón" que le sirviera de parapeto contra el por entonces creciente poder de Egipto.

Mateo 24:1-44. Después de la destrucción del templo de Salomón, este templo fue originalmente construido por Zorobabel y Esdras (Esdras 6:15). Herodes el Grande (quien gobernaba cuando Jesús nació) lo expandió grandemente y lo mejoró. Este templo fue el centro de la vida Judía por casi mil años, tanto así, que era costumbre jurar por el templo (Mateo 23:16), y hablar en contra del templo podía ser considerado blasfemia (Hechos 6:13).

A través de los siglos, el enfoque interpretativo más común de las predicciones que hizo Jesús en este capítulo es verlas todas o casi todas cumplidas en la gran destrucción que vino sobre Judea y Jerusalén en el 70 d.C. Este enfoque es atractivo en ciertas maneras, especialmente en que hace a las palabras de Jesús en Mateo 24:34 sencillas de entender.

El Tribunal de Cristo
Tiene que ver directamente con los que recibieron a Cristo, serán recompensados por sus obras, buenas o malas. 2 Corintios 5:10. La razón de ese tribunal no es para ver si usted es salvo o no, sino para recibir galardones por lo que hayamos hecho en la tierra. Nuestras obras no nos salvan, pero si nos garantizan galardones por parte de Cristo.

Para muchos, los galardones son un tema tabú; les parece como si Dios hiciera diferencias entre sus hijos, o piensan que contradicen la doctrina de la gracia, porque introducen el concepto de los méritos. Para otros, seguros de su salvación y de que somos libres de condenación por Jesucristo, que tengan que comparecer ante un tribunal, cuando se han librado del juicio final ante el Gran Trono Blanco, no les encaja mucho. Sin embargo, el Tribunal de Cristo, en el cual no se decidirá sobre la salvación o condenación sino que se valorará nuestro servicio a Dios, no se puede obviar; está en la Biblia. Pablo lo menciona en dos ocasiones. Romanos 14:10; 2 Colosenses 6:10, Pedro dice que el juicio ha de empezar por la casa de Dios. 1 Pedro 4:17, Hebreos 10:30.

La Biblia habla de creyentes recibiendo coronas por diferentes cosas, basadas en cuán fielmente sirvieron a Cristo. 1 Corintios 9:24-27; 2 Timoteo 2:5. Las diferentes coronas son descritas en 2 Timoteo 2:5; 2 Timoteo 4:8; Santiago 1:12; 1 Pedro 5:4 y Apocalipsis 2:10. Santiago 1:12 es un buen resumen de cómo debemos pensar acerca del tribunal de Cristo,

Juicio a las Naciones
Los que comparecen en éste son los miembros de las naciones que viven en ese momento sobre la tierra. No se abre ningún libro. Estarán presentes: ovejas y cabras. Se efectúa al venir Cristo. Mateo 25:31, Mateo 25:32.

Al Juicio de las Naciones algunas veces se le ha llamado la Parábola de las ovejas y los cabritos. Tiene giros y vueltas parabólicas. Al igual que la parábola nos sorprende como una inesperada curva que llega al bateador, así Jesús sorprende a los justos (vv. 37-39) y los injustos (v. 45) con su juicio. Sin embargo, la mayoría de los eruditos está de acuerdo en que no es una parábola sino una visión escatológica (fin de los tiempos) que describe un evento futuro real.

El Hijo del Hombre viene en su gloria. Tanto el título (Hijo del Hombre) como la visión vienen de Daniel 7:13-14. El Hijo del Hombre es la manera favorita de Jesús para referirse a sí mismo (Mateo 8:20; 9:6; 10:23; 11:9; 12:8, 32, 40; 13:37, 41; 16:13, 27-28; 17:9, 12, 22; 19:18; 20:18; 24:27, 30, 37, 39, 44; 25:31; 26:2, 24, 45, 64). La frase tiene un tono humilde, pero no hay humildad en esta descripción del Hijo del Hombre. El viene en poder y gloria. Note el contraste entre la primera y segunda venida de Jesús. En su primera venida, Jesús se vació a sí mismo, llegando a este mundo como siervo. Filipenses 2:5-11. Concebido por una mujer soltera, nació en un establo y su cuna fue un pesebre. Como hombre, no tuvo un lugar dónde reclinar su cabeza. Mateo 8:20. Estos humilde principios tenían un motivo: que habitara entre nosotros, lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14) y que nos atrajera a él. Juan 12:3. En su segunda venida, sin embargo, el tiempo para ser amable y cortés habrá pasado, porque ya no servirán a ningún propósito por las circunstancias humildes. Jesús, por lo tanto, vendrá en toda su gloria, con todos sus ángeles, sentado en su trono, y con todas las naciones reunidas alrededor de él.

Este pasaje incluye varios títulos cristológicos: el Hijo del Hombre (v. 31), pastor (v. 32), rey (v. 34, 40), y Señor (v. 37, 44). Jesús se sienta en un trono (v. 31); identifica a Dios como su Padre (v. 34); y pronuncia un juicio sobre el mundo. “Así que esta escena es completamente cristológica” (Boring, 445).

Hasta el momento de su venida, tanto trigo como cizaña ha estado mezclado en el mundo. Mateo 13:25-30; pero cuando Jesús regrese, marcará la diferencia entre unos y otros. No lo hizo antes para dar a todos la oportunidad de que se arrepientan. 2 Pedro 3:9; 1 Timoteo 2:4; Ezequiel 18:32. Cuando Jesús juzgue al mundo, hará diferencia entre dos tipos de persona, a los que compara con ovejas y cabras. Mateo 25:33-34. A las ovejas las identifica con los justos. Pero luego Jesús identifica a las cabras, y revela lo que hará con ellos. Mateo 25:42-46. A las ovejas las identifica como “justos”, y a los cabritos como “injustos”. El la Biblia, el justo es quien vive como Dios manda, mientras que el injusto es el que se rebela en contra del orden de Dios.

Los que no conocieron a Cristo
En Romanos 2:12-15, Pablo crea una excepción para los gentiles (personas que no han tenido el beneficio de una instrucción religiosa) que “naturalmente haciendo lo que es de la ley,” demostrando “la obra de la ley escrita en sus corazones.” Y explica “porque no los oidores de la ley son justos para con Dios, mas los hacedores de la ley serán justificados.” 

Esto, sin embargo, solamente aborda la circunstancia de la gente que no sabe de Cristo, y se queda corto para excusar a la gente que deliberadamente rechaza a Cristo, sin importar cuán meritorias sean sus obras. También debemos admitir que Cristo, que hace posible la salvación, no es libre de salvar a cualquiera que él desea. Podemos decir que hizo la excepción con el ladrón en la cruz, pero que el ladrón clamó “Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino” (Lucas 23:42), que suena muy parecido a una confesión de fe. Morris dice “Jesús no está diciendo que estas son personas cuyas buenas vidas les han ganado la salvación como su derecho. Está diciendo que Dios las ha bendecido y las ha llevado a su reino, y después procede a citar la evidencia que muestra que en realidad pertenecen a ese reino. Sus vidas son la evidencia de que Dios ha estado obrando en ellos” (Morris, 637).

El apóstol Pablo nos dice en Romanos 10:14. Si no han oído no pueden creer. ¿Será justo de parte de Dios condenar a los que no han oído?. No, no es justo, y Dios es un Dios justo. “Los libros” llevan también el registro de todos esos que murieron sin nunca haber oído de Cristo. Dios ha puesto en el hombre algo llamado conciencia. Esto lo posee todo ser humano. Esta conciencia es alimentada por los valores de la sociedad en que la persona vive. Toda sociedad tiene que tener algún tipo de leyes para poder considerarse sociedad. Basado a las leyes de la sociedad en que vive alguien, este conoce qué es bueno y qué es malo. Las obras de esas personas están registradas en “Los libros” y es en base a las obras realizadas por el hombre que Dios los juzgará. Si conforme a la sociedad donde vivía hizo lo recto Dios lo perdona, pero si hizo lo malo es condenado. Es por eso que ellos serán juzgados por sus obras. Vemos que Juan menciona otro libro, el libro de la vida. Este es el libro que registra los nombres de los redimidos por Cristo.

Juicio de los Ángeles Caídos
Se lleva a cabo en el Día del Señor. Isaias 2:9-22. Siendo que el juicio final contra Satanás ocurre después de los mil años y antes del último juicio. Apocalipsis 20:10, se concluye que otros ángeles caídos serán juzgados con él. 2 Pedro 2:4, Judas 6-7.

Los ángeles caídos también son juzgados, porque siguieron la rebelión original de Satanás contra Dios. Isaias 14:12-17; Ezequiel 28:12-19. Según 2 Pedro 2:4. El infierno aquí se refiere al Tártaro, lugar de castigo eterno, y no al Hades, donde van los muertos impíos antes de ser, arrojados en el lago de fuego. Apocalipsis 20:9-15. Según el versículo 10, esta es la condenación final de Satanás, porque su destino es el fuego eterno preparado por Dios para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41).

El juicio de los ángeles también se menciona en Judas 6, Cuando esta afirmación se pone al lado de otros pasajes que se refieren a la caída y el juicio de Satanás y los ángeles impíos, se ve claramente que, aunque Satanás y algunos de los ángeles tienen una cierta medida de libertad y debido a ello conduce a una guerra incesante contra los santos ángeles y el pueblo de Dios sobre la tierra, hay ángeles que están encadenados y no tienen libertad. Sin embargo, todos están destinados para el juicio del gran día, refiriéndose al juicio de Satanás y todos los ángeles caídos que ocurrirá al final del reino milenial. El infierno. Lucas 16:19-24. Lugar terrible , cruel y doloroso. Su característica principal es el fuego. Las quemaduras. La piel quemada suelta ciertas sustancias tóxicas que afectan el funcionamiento de órganos como: pulmones, hígado, riñones. Infierno, del latín parte de abajo. Hebreo, Seol: lugar de los muertos. Griego Hades inframundo o lugar de muertos. Sus sinónimos: fuego eterno, llamas eternas, fuego que no se apagara, fuego consumidor, poso de sepultura, abismo, Horno de fuego, lago de fuego, lugar de perdición, muerte segunda. Que dice la Biblia del infierno. Un lugar de eterna y consciente tormento eterno. Mateo 10:28 lugar de destrucción. Su primera alusión esta en números 16:16-34. Mateo 25:41 un lugar que debe ser llenado de habitantes. Más gente va al infierno que al cielo Mateo 7:13. ¿En que pensamos cuando escuchamos la palabra infierno?. Salmos 9:17. El infierno es la respuesta al pecado Apocalipsis 20:15. Mateo 25:46, Habacuc 1:13. Un lugar de tormento eterno. Marcos 9:44. El cuerpo, el alma y el espíritu sufrirán en el infierno Romanos 2:9. Isaías 14:11. Un lugar de llamas. Daniel 3:23. . Apocalipsis 14:10. Isaías 33:14; 66:24. Lucas 3:17. Mateo 13:42. Deuteronomio 33:13. Salmos 55:23; 140:10. Daniel 12:6. Romanos 2:9.

Juicio del Gran Trono Blanco
Los que comparecen con los muertos de todas las épocas, hay diferentes grados de castigo. Lucas 12:47-48, Los muertos serán juzgados según su obras. Apocalipsis 20:11-15. Los creyentes nacidos de nuevo, no tendrán que entrar en este juicio. Han sido liberados por Dios mismo a través de la obra expiatoria de Cristo en la cruz del Calvario. Así lo vemos claramente en Romanos 8:1.

El hombre que muere sin Cristo tendrá que enfrentar el juicio del gran Trono Blanco. La Biblia dice, hablando de la salida de Israel de Egipto, que la nube, quien era Dios, para los judíos era luz, pero para los egipcios era neblina. Éxodo 14:19-20. De igual forma se nos dice de Cristo que está puesto para caída de unos y para levantamiento de otros. Lucas 2:34. Así mismo del Cristo crucificado, para los judíos tropezadero, para los gentiles locura, pero para los nacidos de nuevo Cristo es poder de Dios. 1 Corintios 1:23-24. En todos esos ejemplos como lo mismo para unos es bendición, pero para otros es maldición. Similar es con el Trono Blanco. Es el trono de Dios, para los redimidos es victoria, para los perdidos es condenación eterna. Todo el que se encuentre parado frente a ese trono ya no tiene esperanza de ser librado de la condenación eterna. La única forma de librarnos de estar frente al trono blanco de Dios en ese día es Cristo Jesús, y es ahora, estando aun en vida.

Juan 5:28-29. Cuando ocurra lo dicho por Jesús, los muertos sin Cristo se presentarán ante el trono blanco. Apocalipsis 20:12. Es Juan el que está hablando aquí y nos dice lo que le fue mostrado. Vio a todos los que murieron sin Cristo, grandes y pequeños. Estos pequeños no son niños, pues la Biblia nos dice que los niños son de Cristo. Mateo 19:14; 21:16. Grandes y pequeños hace referencia a personas de alta sociedad, cultas, profesionales, pero también del pueblo, trabajadores comunes, analfabetas, etc. Todos tendrán que enfrentarse ante el tribunal blanco. También Juan nos dice que unos libros fueron abiertos. Estos libros son los registros de los hombres. En ellos está todo lo que ellos hicieron, pero muy en especial las veces que se les predicó el evangelio. En otras palabras, las veces que tuvieron la oportunidad de recibir a Cristo, pero lo rechazaron. De esta forma el juicio ante el trono blanco es uno justo, pues ellos podrán ver que efectivamente Dios no los condenó, sino que ellos mismos se condenaron por no creer en Cristo.

¿Como surge esa culpabilidad en el hombre?
La caída de Adán y Eva produjeron en el hombre la sentencia de muerte. Cuando ellos pecaron trajeron la maldición, la esclavitud y la corrupción a toda la creación. Es por eso que encontramos el siguiente pasaje en la Biblia que dice:

porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Romanos 8:21).

El hombre, como parte y causante de esa caída también fue contaminado. Usted podrá pensar ¿Por qué yo tengo que sufrir las consecuencias del pecado de Adán y Eva? Sencillo, porque siendo Adán y Eva los primeros seres humanos en la tierra, todo lo que salió de ellos salió contaminado.

Supongamos que yo voy a su casa y le pido un vaso de agua. Si el agua que usted me da está envenenada, al yo tomarla moriré, pero solo yo moriré. Ahora bien, si en lugar de ser el agua de su casa la que está envenenada, es la planta que suple agua a toda la comunidad donde usted vive, ¿Quién cree será envenenado? Todos los residentes de dicha comunidad. Si pudiéramos decirlo así, el plan de Satanás fue uno perfecto. Logró atacar al hombre y a la mujer antes de que estos se multiplicaran depositando en ellos una semilla de pecado. De esa manera los hijos de Adán y Eva nacieron con esa semilla corruptible del pecado.

Preste mucha atención a lo que dice Romanos 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Todos, sin exceptuar uno, somos pecadores de nacimiento. Por ser pecadores de nacimiento eso nos convierte en culpables. Cuando Adán y Eva pecaron Dios dictaminó juicio sobre ellos y sobre todo lo que saliera de ellos, pues todo lo que iba a salir de ellos estaría igual de contaminado que ellos. Por tanto toda la raza humana está bajo condenación. Es por eso que decimos que el trabajo realizado por Satanás en aquella oportunidad fue perfecto. Pero llegó uno que realizó un trabajo más perfecto, su nombre es Jesucristo. El vino sin pecado, caminó en este mundo de pecado, y cargo con todos los pecados de la humanidad. Estando colgado en la cruz del Calvario dijo:

Juan 19:30 Consumado es y trajo la salvación para todos los hombres. De esta forma Cristo cumplió en su cuerpo la sentencia de muerte que Dios dictaminó para la raza humana.

El único problema es que si el hombre no reconoce su condición de pecador, y su necesidad de un Salvador, quien es Cristo y solo Cristo (Hechos 4:12; Juan 14:6; Juan 10:9) la condenación seguirá en pie sobre él.

Como le dijo Jesús a Nicodemo: Juan 3:3 De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios; ...7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 

El hombre, para poder escapar del juicio de Dios tiene que nacer de nuevo. Algunos piensan que todos son hijos de Dios. No han logrado entender que todos somos creación de Dios, pero solo los que reciben a Cristo como Salvador son hechos hijos de Dios (Juan 1:12).

Resumiendo podemos decir que todos los hombres son pecadores de nacimiento. Usted puede ser el mejor hombre del mundo, pero eso no le quita el sello del juicio que está sobre usted. Solo recibiendo a Cristo como Salvador es que ese sello de juicio será quitado de usted. Si usted no tiene el sello de Dios en usted, que es el Espíritu Santo, le exhorto a que abra su corazón ahora mismo y permita que Jesús haga en su vida una obra transformadora haciéndolo nacer de nuevo.

Como Dios es un juez justo, él no condena a nadie, sino que el hombre mismo es el que se condena. Miremos como la Biblia dice en:

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él

El propósito de Dios no es condenar, sino salvar al mundo. Pero Dios ya hizo todo lo que él podía hacer para traer la salvación al hombre. Entregó a Jesús para que muriera por toda la humanidad, así nos lo dice Ro.5:18 Así que, como por la transgresión de uno (Adán) vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno (Jesús) vino a todos los hombres la justificación de vida. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno (Jesús), los muchos serán constituidos justos.

El hombre es el que toma la última decisión, ya no está en manos de Dios. Por tal razón, si el hombre muere en condenación es porque el mismo hombre así lo quiso. Miremos Jn.3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. El hombre que rehúsa creer en Cristo como su único y suficiente Salvador ya ha sido condenado. Por lo tanto, si el hombre ya está condenado solo queda presentarse ante el juez de toda la tierra para recibir la sentencia por su pecado, la cual es muerte eterna.

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