Apologetica-Teologia-Ciencias Biblicas

Filipenses 1:27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

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martes, 8 de noviembre de 2016

Discipulado I: de la resurrección de los muertos

La Resurrección de Lázaro por Giotto di Bondone

Quinto Fundamento: de la resurrección de los muertos
---Carta a los Hebreos 6:1-2
1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertasde la fe en Dios, 2 de la doctrina de bautismosde la imposición de manosde la resurrección de los muertos del juicio eterno.


La resurrección en la antigüedad se considero un mito, una idea o un hecho, la «resurrección» se constituyó sin dudas en un símbolo de trascendencia. Desde los pueblos más antiguos se mitificó o se pensó en la posibilidad de una «vida después de la muerte». La biblia es el único libro en el mundo que extiende una esperanza para aquellos que han muerto los cuales serán levantados a la vida otra vez o serán resucitados de la muerte. Muchas religiones no reconocen que el hombre muere. Al no haber ninguna muerte ellos insisten, desde su punto de vista, que no habrá ninguna resurrección de los muertos. El plan de Dios de restaurar a los muertos a la vida es enfatizado en todas partes del Antiguo y Nuevo Testamento.

La resurrección en el Antiguo Testamento
La palabra resurrección no se puede hallar en el Antiguo Testamento, o mejor dicho, en las Escrituras Hebreas, sin embargo la doctrina de la resurrección es claramente expuesta por los profetas del Antiguo Testamento, aunque la palabra resurrección no es usada como tal, pero la esperanza de una restitución a la vida que describe es mencionada en muchas y varias formas en esta parte de la Biblia. Por ejemplo, mediante el profeta Oseas, Dios prometió: “De la mano del Seol los redimiré; de la muerte los recobraré” (Oseas 13:14; Y Job 14:13-15; Isaías 26:19; Daniel 12:2, 13).

En el Salmo 90:3, la oración de Moisés también expresa la esperanza de resurrección. Dirigiéndose al Señor él dice: “Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres”. Esto fue en el Jardín de Edén y por causa del pecado original es que Dios volvió al hombre a la destrucción. A Adán le dijo que al polvo volverá Génesis 3:19. Debido a que los hijos de Adán nacieron después que él pecó, ellos fueron imperfectos y adquirieron la pena de muerte.

La doctrina de la resurrección de todos los hombres, así como la resurrección de Cristo, se enseña en el Antiguo Testamento. La doctrina aparece tan tempranamente como en el tiempo de Job, probablemente un contemporáneo de Abraham, y se expresa en su declaración de fe en: Job 19:25-27. Aquí Job afirma no solamente su propia resurrección personal, sino la verdad de que su Redentor ya vive, y más tarde estará sobre la tierra.

La esperanza del patriarca Job
El profeta Job es uno de los personajes destacados del Antiguo Testamento. El paso por mucho sufrimiento mental y físico. Esto llegó el punto donde él no podía aguantar más, entonces le pidió a su Creador que lo dejara morir. Job 14:13-14. Job estaba preguntando con referencia a cual sería su estado en el caso que Dios contestara su oración y le permitiera morir. Hablando bajo la inspiración del Espíritu Santo, Job responde a su propia pregunta, diciendo: “Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé; tendrás afecto a la hechura de tus manos” (vss. 14,15). La esperanza expresada por Job fue que Dios ‘lo llamaría’ de la muerte, esta de acuerdo con la seguridad dada a nosotros por Jesús, que “todos” los que están en el sepulcro oirán su “voz” y “vendrán a resurrección” Juan 5:28,29.

Anteriormente, en su experiencia Job expresó la opinión que habría sido mejor para él haber muerto en la infancia. Él explica que en este acontecimiento él se habría “quedado inmóvil y hubiese estado tranquilo”. “Yo debería haber dormido”, él continúa, “y estado en descanso”. Él también indica que todas las clases de reyes de la raza humana, consejeros, grandes, pequeños, los malvados y los abatidos, todos descansarán juntos en la muerte. Job 3:11-19.

Job se refiere a los muertos como estando ‘prisioneros’ retenidos y cautivos por la muerte. En una referencia “a los reyes de la tierra sobre este mundo” quienes pierden sus vidas en la gran batalla de Armagedón en este fin de la edad, el profeta Isaías dijo en Isaías 24:21,22. Sin duda, estas expresiones se entienden de forma hiperbólica, para significar una preservación temporal de la muerte.

Liberados del cautiverio
Hay muchas referencias en el Antiguo Testamento de los muertos estando prisioneros o en cautiverio, como por ejemplo en Isaías 42:7. Pero estamos seguros que estos cautivos serán liberados. Pero haré volver a los cautivos de Moab en lo postrero de los tiempos, dice Jehová, (Jeremías 48:47), los Moabitas era gente malvada, aún ellos serán liberados de su cautiverio de la muerte. Dios dijo que esto ocurriría en ‘los postreros días’, o últimos días, es el tiempo de la resurrección general. Esto reafirma el hecho que trayendo ‘otra vez el cautiverio de Moab en los postreros días’ será en realidad, su resurrección de la muerte. Los antiguos Amonitas fueron también gente malvada, y aún la promesa de Dios es: “Y después de esto haré volver a los cautivos de los hijos de Amón” Jeremías 49:6. A los malvados Elamitas también se les ha prometido un despertar de la muerte. Jeremías 49:39. En Ezequiel 16:53, estamos seguros que los Sodomitas, los Samaritanos y los israelitas deben ser resucitados.

Vivificación de los muertos
Los milagros de resurrección operados por Elías y Eliseo van aún más allá: muestran a Dios vivificando a los muertos mismos sacándolos del šeol, al que habían descendido. La resurrección del hijo de la viuda de Sarepta por mediación del profeta Elías. 1 Reyes 17:17-23. La resurrección del hijo de la sunamita por mediación del profeta Eliseo. 2 Reyes 4:31-37. Finalmente, un cadáver que fue arrojado apresuradamente en la tumba del profeta Eliseo volvió a la vida al tocar los huesos del profeta. 2 Reyes 13:20-21. Este tipo de «resurrección», no es para la vida eterna, sino como reanimación o retorno a la vida anterior.

La resurrección en sentido figurado
La Biblia también hace referencia a la resurrección, con un sentido metafórico, implicando una verdadera liberación, por ejemplo: Después de vivir la prueba del exilio, el profeta anuncia que Dios restaurará a Israel, para ello se utiliza la imagen de los huesos secos que se revisten de carne y nervios y vuelven a la vida. Libro del Profeta Ezequiel 37:1-14. Esto se cumplió cuando los israelitas regresaron del cautiverio de la mano de Nehemias a reconstruir el templo y las murallas de Jerusalen.

La resurrección individual
La Biblia de Jerusalén sugiere que este pasaje orienta por primera vez hacia la idea de una resurrección individual de la carne. Devolverá la vida a los muertos, hará que se levanten sus cadáveres, que se despierten los que están acostados sobre el polvo. Isaias 26:19. El Apocalipsis del profeta Daniel responde por revelación divina a través del arcángel Gabriel. Daniel 12:2-3. Este es uno de los textos más importantes sobre la resurrección de los muertos en la Biblia hebrea, para muchos especialistas el más antiguo, compuesto posiblemente durante la revuelta macabea (167-164 a. C.).

Este pasaje se refiere de forma indisputable a la resurrección individual, de la muerte a la vida eterna. La esperanza que sostiene a los mártires en medio de su prueba es de tal magnitud, que aún arrancándoles la vida corpórea, confían en que el Dios que los creó será también el que los resucite. Así se presenta de forma explícita en los libros griegos el concepto de la «resurrección de los justos» (Libro de 2 Macabeos 7:9, 11, 22). Libro histórico no inspirado. El concepto de la resurrección del cuerpo aparece abundantemente en este libro. Desde entonces, la fe en la resurrección se convierte en patrimonio común del judaísmo.

El martirio de los siete macabeos en 1863
Hechos que sucedieron durante la ocupación siria, al pueblo de israel, y donde fueron martirizados 7 hermanos, delante de su propia madre, martirizada al final, constituye el trasfondo dramático para la explicitación en la Biblia griega de la fe en la resurrección de los cuerpos. Con motivo de la crisis macabea (siglo II a. C.), de la persecución de Antíoco IV Epífanes y de la experiencia del martirio, se plantea de forma aguda el tema de la retribución individual. Según la Biblia, en esta etapa ya se transmite como una certeza fundamental que haya que aguardar el reinado de Dios y el triunfo final de su pueblo. Pero ¿qué sería de los santos muertos por la fe?.

Sobre los muertos
Los que murieron desde Adán a Eva hasta el momento de la muerte y resurrección del Señor se encontraban en el Seno de Abraham o en el Hades. La parábola de Jesús en Lucas 16:19, acerca del rico y Lázaro, es clara: El Señor menciona “el seno de Abraham” donde estaba Lázaro y el Hades, donde se encontraba el rico. Por el contexto eran dos lugares diferentes. Recuerde que muchas personas que se encuentran en contra del cristianismo, declaran que esta enseñanza no es real, ya que y según ellos, era una parábola. Pero note que se dan nombres y se ubican lugares en forma real.

La resurrección en el nuevo testamento La palabra griega que en la Biblia se traduce “resurrección” es anástasis, que se define como la “acción de ponerse de pie (levantarse) de nuevo”. Cuando se resucita a una persona, es como si se la levantara; se le devuelve a la vida con la personalidad que tenía antes de morir. (1 Corintios 15:12-13). Como derivó desde fuentes judáicas en la época de Jesús, los judíos creían en buena medida en la futura resurrección de los muertos, al final de los tiempos, aunque se diferenciaban actitudes variadas, y era tema de debate (Mateo 22:23-33).

Los rollos del mar muerto
En efecto, tanto los Fariseos como los Esenios sostenían su firme apoyo a la otra vida, mientras que los Saduceos la negaban. Merced a la reciente publicación de fragmentos de los rollos disponibles de la década de 1950, está claro que la esperanza y la creencia por parte de los esenios en una vida después de la muerte y en la resurrección están explícitas en algunos manuscritos del Mar Muerto.

El Nuevo Testamento y el historiador judío Flavio Josefo amplían el número de alusiones a la resurrección considerablemente. A los manuscritos de la época, se puede añadir otro tipo de pruebas, como la epigrafía. Existen numerosos epitafios en tumbas judías de la época que evidencian la creencia ya asentada en la resurrección de los muertos. Entendida en las Sagradas Escrituras primero como rescate del šeol, en algunos casos como retorno a la vida anterior, y luego como continuidad en la vida eterna de toda la persona humana, el vocablo «resurrección» termina por asumir con el cristianismo su acepción por antonomasia: Jesús de Nazaret: «La resurrección y la vida»

En los escritos neotestamentarios, Jesús no es presentado sólo como alguien que cree en la resurrección de los justos que tendría lugar al final de los tiempos. En los Evangelios, manifiesta poder sobre la vida, volviendo a la vida a varios muertos por los que acuden a él a suplicarle durante su ministerio:

-La hija de Jairo (Marcos 5:21-42). 
-El hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-17). 
-Su amigo Lázaro de Betania, por quien suplican sus hermanas Marta y María (Juan 11:1-43).

En todos estos casos, los cuerpos físicos habrían vuelto a la vida, indistinguibles de su situación antes de la muerte. Estas resurrecciones recuerdan los milagros proféticos del Antiguo Testamento y representan en las Escrituras el anuncio velado de otra resurrección muy diferente: la de Jesús mismo. El Evangelio de Mateo anuncia la muerte de Jesús con un paralelo con el «signo de Jonás». Mateo 12:38-40. El Evangelio de Juan lo reitera con el «signo del Templo»: Jesús, interpelado por los judíos. Juan 2:18-22. Algunos versículos en los cuales el señor habla de la resurrección: Juan 6:39-40, 44, 54. El día postrero, el día de la resurrección es el día en que Cristo venga en su segunda venida. Marta sabía cual era el día de la resurrección. Juan 11:23-24. En Juan 11:25. Jesús Implicando así que quienes creen en él, son ya unos resucitados. Jesús añade predicciones precisas, repite en varias ocasiones que el Hijo del hombre ha de morir y que resucitará al tercer día. Marcos 8:31; Marcos 9:31; Marcos 10:34.

La crucifixión no fue el fin de la historia
Este hecho trascendental de la resurrección de Jesucristo, resultante de la experiencia de la Pascua, de la cual sigue por extensión la resurrección de los hombres es un punto debatido desde las primeras comunidades seguidoras de Jesús de Nazaret hasta nuestros días, es -sin dudas- el centro y piedra angular de la fe cristiana, tal como lo expresó taxativamente el apóstol Pablo a la comunidad griega de Corinto, renuente a creer en la resurrección de los muertos: «Si Cristo no resucitó, vacía es nuestra predicación, vacía es también nuestra fe». 1 Corintios 15:14.

Nadie vio la resurrección de Jesucristo
Los Evangelios no describen el momento de la resurrección, ni dicen que alguien haya visto a Jesús resucitar. En cambio, describen distintos momentos en que Jesús resucitado se manifiesta a testigos escogidos. Según los Evangelios, Jesús resucitado no es un fantasma: su cuerpo es visible, y las llagas de su crucifixión, tangibles. Los apóstoles «hasta entonces no habían comprendido que, según la Escritura, Jesús debía resucitar de entre los muertos». (Juan 20:9). por eso la muerte de Jesús y su sepultura los llena de temor. Juan 20:19, y sobresalto, Lucas 24:21-23. La experiencia del sepulcro vacío no es suficiente para convencerlos, y piensan que las mujeres que anuncian que el sepulcro está vacío, están locas. Lucas 24:11. El anuncio de una «resurrección de los muertos» se hace incomprensible aun al grupo de «los Doce Apóstoles» (Marcos 9:9-10), y con más razón a los enemigos de Jesús, que toman pretexto de él para poner guardias en su sepulcro, después de la muerte de Jesús (Mateo 27:62-66).

Manifestaciones de la resurrección de JesúsJesús aparece «durante muchos días» (Hechos 13:31), «durante cuarenta días» (Hechos 1:3). Los relatos subrayan el carácter concreto de estas manifestaciones, el que aparece es ciertamente Jesús de Nazaret:

-Las mujeres lo ven y le abrazan los pies (Mateo 28:8-9). -Los apóstoles lo ven, lo tocan y conversan con él (Lucas 24:36-40, Juan 20:19-23).
-Los apóstoles comen con él, y él realiza gestos por los cuales se le reconoce (Lucas 24:30-31, Juan 21:9-14).
-Pedro anunciaría más tarde lo mismo: que comieron y bebieron con Jesús resucitado (Hechos 10:34-41). -Jesús resucitado no es un fantasma, porque aparece con su propio cuerpo, tiene «carne y huesos», y desafía a Tomás el apóstol a probar la existencia de sus llagas (Juan 20:24-27). -Sin embargo, este cuerpo está sustraído de las condiciones habituales de la vida terrena: no reconoce los límites físicos (Juan 20:19).

Llevando cautivo la cautividad En Salmo 68:18. Efesios 4:8-10. Estos pasajes se ha relacionado con el Señor, afirmando los estudiosos que fue Él, quien subió a lo alto (al cielo), llevando cautivo a quienes se encontraban cautivos en el Seno de Abraham. Más adelante, el texto menciona que “... había descendido a las partes más bajas de la tierra…”. Lamentablemente la enseñanza del cielo y el infierno, ha sido muy “espiritualizada”, y le han negado su realidad. Las personas descansan, no están vivas, si no que serán resucitadas en la Segunda Venida de Jesucristo,

Dos partes básicas de la resurrección
-Primero resucitarán los muertos en Cristo: 1 Corintios 15:16-26. Este pasaje es claro en cuanto quienes resucitarán primero, y resucitaremos los que estamos en Cristo.
-Segundo aquellos que murieron y morirán sin Cristo, resucitarán al final de los tiempos. Esto sera cuando Cristo le entregue al Padre el reino. Ahí serán resucitados primeramente para ser inmediatamente juzgados y enviados al lago de fuego.

Lo mismo sostuvo el Señor Jesús cuando dijo en Juan 5:28-29: -una para vida eterna, y -otra para condenación. Los que permanezcamos en Cristo por la gracia de Dios resucitaremos para vida. como Jesús declaró en Juan 6:40.

Un mismo suceso
Transformación, resurrección y arrebatamiento de los cristianos fieles están juntos. 1 Corintios 15:51-52. También Colosenses 3:4 y Filipenses 3:20-21, nos hablan de la transformación hacia la incorruptibilidad de los fieles cristianos al momento de la venida de Cristo en Su manifestación gloriosa. Los que sean tenidos por dignos del siglo venidero (Lucas 20:35) y de la resurrección de los justos (Lucas 14:14) serán como los ángeles y no se casarán; serán recompensados en esta resurrección de justos.

Otros casos de resurrección
Más tarde, se mencionan otros casos de resurrección en el libro de los Hechos de los Apóstoles:
-La resurrección de Dorcas (Tabita) por mediación de Pedro (Hechos 9:36-42). 
-La resurrección del joven Eutico por mediación de Pablo de Tarso (Hechos 20:7-12).

En la predicación
Desde el día de Pentecostés, la resurrección se torna en el centro de la predicación apostólica porque, según los discípulos de Jesús, se revela en la resurrección el objeto fundamental de la fe cristiana (Hechos 2:22-32).
El apóstol Pedro se refirió a esta esperanza de la resurrección, usando la palabra “restauración” diciendo que llegarían “los tiempos de la restauración de todas las cosas” y luego añadió: “que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21). Como uno de sus textos probatorios Pedro cita la promesa de Dios hecha a Abraham para bendecir a todas las familias de la tierra (vs. 25). Hechos 4:1-3.

Esto era exactamente lo que el apóstol Pedro quiso decir ‘tiempos de restitución de todas las cosas’. Así desde su testimonio sabemos que la doctrina de la resurrección es claramente expuesta por los profetas del Antiguo Testamento. En verdad, la palabra resurrección no es usada en el Antiguo Testamento, pero la esperanza de una restitución a la vida que describe es mencionada en muchas y varias formas. Jesús dijo a los Saduceos que la evidencia de la resurrección es corroborada en la palabra del Señor a Moisés en la zarza que no se consumía, diciendo: “Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” Lucas 20:37,38.

Seremos los mismos al resucitar 
Aunque estos patriarcas se habían muerto hacía siglos, cuando Dios le habló a Moisés, el quiso decir que Abraham, Isaac, y Jacob todavía existían como Abraham, Isaac, y Jacob. Pero aún más, la Palabra de Dios implica que estos hombres de siglos pasados todavía mantendrían sus identidades personales después de la muerte. Por lo tanto, Jesús enseñó que los creyentes después de muertos mantendrían su identidad, su memoria, sus valores, de cuando estaban vivos. Otras instancias en que esto se puede ver es en los sucesos del Monte de la Transfiguración (Lucas 9:29-30), y en la historia de Lázaro, el hombre rico y Abraham. Este texto a menudo es usado equivocadamente para demostrar que los muertos no están en realidad muertos. Pero esto no es el argumento que presenta Jesús. Abraham, Isaac y Jacob estaban muertos, pero como Dios tuvo la intención de levantarlos de la muerte ellos no están para siempre fuera de existencia. Todo vive bajo Dios, Jesús dijo que la razón es que Dios ha prometido levantar a todos los muertos. A causa de esto, él mira como estando simplemente dormidos, para los cuales habrá un despertar.

Jesús, después de Resucitado, muestra una Evidencia adicional en Juan 20:19-20. Todas estas evidencias nos muestran y deberían animar a aquellos que están sirviendo a Cristo, así como aquellos que han perdido a alguien que sirvió al Señor. El Juicio ante el gran Trono Blanco. Apocalipsis 20:11-15.

En el tribunal de Cristo
Muchos cristianos decimos, afirmamos y vivimos confiados de que una vez que estemos en el cielo (y los no creyentes, en el infierno) seremos las mismas personas que ahora somos en la tierra. Sin embargo, investigando se encuentra pocos argumentos, pero importantes, que apoyaban esta casi universal creencia.

Algunos argumentos a favor de esta posición:
-La Justicia de Dios lo hace Necesario. Cuando los creyentes seamos resucitados (para salvación), es necesario que seamos las mismas personas, tanto física como intelectualmente, para que así la justicia de Dios sea puesta en evidencia cuando comparezcamos ante el Tribunal de Cristo. Allí se nos dice que seremos recompensados conforme a nuestras obras en la tierra durante nuestro caminar cristiano: 2 Corintos 5:10. De no ser así, ¿Cómo puede Dios mostrar su justicia si los todos los comparecientes a este juicio de recompensas no son capaces de conocer, reconocer, recordar y admitir que lo que tal persona recibió o dejó de recibir es justo?. Si fuéramos diferentes a un grado tal que nadie nos pudiera reconocer, Dios no podría justificar darnos nuestras coronas o diademas. Es necesario que todos digan: "Gloria a Dios por su justicia" cuando tal o cual persona reciba su corona. Cristo enseñó que seríamos los mismos que vivimos en la tierra: Marcos 12:18-27.

La Resurrección de la carne
En la Primera epístola a los Corintios 15Pablo de Tarso desarrolla una explicación minuciosa del tema de la resurrección de los muertos, que incluye: 

-El «Evangelio» de la resurrección (1 Corintios 15:1-11); Las incongruencias de algunos corintios cristianos que negaban la resurrección de los muertos (1 Corintios 15:12-19), lo que implicaría negar la resurrección de Cristo, que conllevaría la inutilidad de la fe cristiana (1 Corintios 15:14; 1 Corintios 15:17);
-La resurrección como incorporación al mismo misterio de Cristo (1 Corintios 15:20-28); 
-La inutilidad del sacrificio cristiano si no hay resurrección de los muertos (1 Corintios 15:29-34); todos los ritos cristianos suponen la resurrección, sin la cual es mejor vivir como viven los paganos. Esto se resume en la famosa frase empleada por Pablo de Tarsosi no hay resurrección de los muertos, «comamos y bebamos que mañana moriremos» (1 Corintios 15:32);
-¿Cómo resucitan los muertos?, utilizando comparaciones desarrolladas a partir del conocimiento natural de la época (1 Corintios 15:35-49);
-La victoria final de la resurrección, presentada como un himno (1 Corintios 15:55-57), conocido por su frase: «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?»; a lo cual sigue una exhortación al trabajo cristiano, «sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano» (1 Corintios 15:58).

Dag Øistein Endsjø señala que la incredulidad demostrada en la Primera epístola a los corintios hacia la idea de la resurrección del cuerpo no es realmente acerca de la «resurrección de Cristo», sino acerca de la «resurrección general de los muertos». Según Endsjø, este dilema no puede explicarse por referencia a las creencias platónicas, donde todas las formas de la resurrección corporal eran consideradas igualmente absurdas, o a la tradición judía, que no sabía de ninguna resurrección y subsecuente inmortalización de un solo individuo antes del fin del mundo. Sin embargo, volviendo al material griego más tradicional, se encuentra que la idea de la resurrección corporal no era en absoluto desconocida. Pero siempre había una objeción a la «continuidad» del cuerpo. Ningún cuerpo o parte del cuerpo que había sido aniquilado podría ser «recreado». Como tal, esto puede explicar por qué los oponentes de Pablo en 1 Corintios no consideraron la resurrección de Cristo controvertida, pero rechazaban la idea de una resurrección general de los muertos.

Con el Hijo de "Dios y la Virgen", la Simiente de la Mujer, es quebrantada definitivamente la cabeza del que tenía en sus manos el imperio de la muerte: la serpiente antigua que es el diablo. Entonces, a la segunda venida de Cristo, resucitaremos los suyos para vida eterna, como está escrito:

"14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz fuerte, voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicences 4:14-17).

¿Metonimia lingüística?
Podría decirse que la expresión «resurrección de la carne» se trata de una metonimia lingüística, como cuando hablamos de un «rebaño de cuatrocientas cabezas»: se toma la parte por el todo. Pero no cualquier parte, sino precisamente la más vulnerable y efímera: la carne, aquello que parecería menos recuperable por ser más perecedero. Algo muy semejante ocurre cuando, para decir que «el Hijo de Dios se hizo hombre», se dice que «se hizo carne»: se menciona la parte más visible, palpable y precaria de su humanidad, en contraste con la trascendencia de lo divino. En ambos casos resulta muy significativa la «elección del elemento débil». Este énfasis, esta voluntad de subrayar tan deliberada, obedece en ambos casos al mismo propósito. El Evangelio de Juan insistía en la «encarnación»: «Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros» (Evangelio de Juan 1:14).

Del mismo modo, frente a los griegos del Areópago que exaltaban el alma en detrimento de la carne, Pablo, al referirse a la vida futura, no menciona siquiera la inmortalidad del alma: trata sólo la «resurrección de los muertos» (Hechos 17:16-34).

Otros casos de Resurrección 
Más tarde, se mencionan otros casos de resurrección en el libro de los Hechos de los Apóstoles:

-La resurrección de Dorcas (Tabita) por mediación de Simón Pedro (Hechos 9:36-42).
-La resurrección del joven Eutico por mediación de Pablo de Tarso (Hechos 20:7-12).

Desde el día de Pentecostés, la resurrección se torna en el centro de la predicación apostólica porque, según los discípulos de Jesús, se revela en la resurrección el objeto fundamental de la fe cristiana (Hechos 2:22-32).

El apóstol Pedro se refirió a esta esperanza de la resurrección, usando la palabra “restauración” diciendo que llegarían “los tiempos de la restauración de todas las cosas” y luego añadió: “que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21). Como uno de sus textos probatorios Pedro cita la promesa de Dios hecha a Abraham para bendecir a todas las familias de la tierra (vs. 25). Entonces, al principio del siguiente capítulo, nos dice: 1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, 2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Hechos 4:1-3.

Esto era exactamente lo que Pedro quiso decir ‘tiempos de restitución de todas las cosas’.

¿Dónde resucitarían los muertos?
Algunas personas resucitan en el cielo para ser reyes junto con Cristo (2 Corintios 5:1; Apocalipsis 5:9-10). La Biblia dice que esta es “la primera resurrección”, o “la resurrección más temprana” (Apocalipsis 20:6; Filipenses 3:11). Ambas expresiones indican que hay otra resurrección, una segunda. Las personas que se beneficien de la segunda resurrección, que serán la mayoría, vivirán en la Tierra (Salmo 37:29). por Mil Años (Apocalipsis 20:5).

Mateo 24-29-31

29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. 

…las potencias de los cielos serán conmovidas, o sea, el cielo desaparecerá para darle paso a nuestro Señor Jesús. Ese es el día de la resurrección, el día postrero.

Himeneo y Fileto: "la resurrección ya se efectuó"
2 Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 16 Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. 17 Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, 18 que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.

Unos de los más exitosos predicadores de todos los tiempos han sido Himeneo y Fileto. Es curioso, pero, a pesar de estar enseñando una doctrina de error, el éxito a sido arrollador, a tal grado que hasta el día de hoy su doctrina es muy popular en medio de nosotros y es una de las predicaciones preferidas de muchas sectas cristianas; o sea, la doctrina de que la resurrección esta hecha.

Todos los días en la radio, o los domingos en la iglesia podemos escuchar el mismo mensaje: “cuando un hijo de Dios muere, lo que muere es el cuerpo, el alma vuela al cielo y es recibido por Dios y sus ángeles y ya se goza en la presencia del Señor”. Cuando se oye estos mensajes, se parece estar oyendo a Himeneo y Fileto trastornando la fe ahora no de algunos, sino, de muchos; diciendo que la resurrección ya se efectuó. Tremendo éxito el de estos predicadores del tiempo de la Iglesia Primitiva, esta gangrena está muy desarrollada hoy en nuestro tiempo y sigue creciendo gracias a la ineptitud de pastores y ministros que cual loros solamente repiten lo que les enseñaron sus maestros y nunca se han interesado en realmente escudriñar las Escrituras. Cuando se les confronta con los escritos del rey Salomón, contestan que Salomón escribió eso cuando ya era viejo y estaba en desobediencia con Dios, que raro que Dios permitiese que estos escritos de Salomón formasen parte de La Biblia, si Salomón andaba mal, ¿cierto?.

De ninguna manera, lo escritos del rey Salomón en el libro de Eclesiastés están tan vigentes como los Salmos o cualquier otro libro del Antiguo Testamento, o el Nuevo Testamento y desmienten las enseñanzas de Himeneo y Fileto y sus seguidores:

Eclesiastés 9:3-6, 9-10
3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos. 4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. 5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. ...9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. 10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. 

Eclesiastes 11:8 Pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad. 

Hay un versículo de Salomón que requiere un poco más de atención. Algunos enseñadores se agarran de este versículo para decir que el alma de la persona que fallece se va inmediatamente al cielo:

Eclsesiastes 12:7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. 

Lo que sucede en este versículo es que Salomón solamente mencionó 2 elementos de los tres que componen al ser humano. El espíritu de vida vuelve a Dios, y el cuerpo vuelve al polvo de donde fue tomado¿y el alma?. Veamos lo que dice el apóstol Pablo acerca de que nosotros, o sea todo nuestro ser está formado por tres elementos, a saber: 2 Tesalonicenses 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Espíritu, Alma y Cuerpo
. Estos son los tres elementos que nos componen. Somos seres trinos. (Por cierto, el apóstol Pablo no dice que nos guardemos de esa manera para el arrebato de la iglesia, sino, para la venida del señor. Entonces Himeneo y Fileto han tenido más éxito de lo que pensó el apóstol Pablo, pero somos nosotros ahora, los cristianos de este tiempo que debemos de dar la voz de alerta contras estas doctrinas erradas. Los muertos (las almas) esperan el día de la resurrección, el día postrero. Ahí también espera María madre de Jesús, esperando por la resurrección y el nuevo cuerpo que el Señor les dará. Carne y sangre no entrarán al reino de los cielos. La resurrección de los muertos es en el día postrero, el día de la venida de Cristo: 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 1 Corintios 15:22-23.

Pero, luego todos nosotros en su venida. No dice en el arrebato, dice, en su venida. Los muertos en Cristo resucitarán, en su venida.

La Parábola del rico y Lázaro: Controversia
Los seguidores de Himeneo Fileto (que son la mayoría de los "ministros" hoy en día), se apoyan especialmente en Lucas 16:19-31 en donde se narra la parábola de Lázaro y el rico.

Curiosamente esta narración no la encontramos en otro libro más que en el de Lucas. Ninguno de los apóstoles hizo un comentario acerca de esta narración y menos el apóstol Pablo. Cabe la posibilidad también que en algún momento de la historia de la Iglesia, la iglesia católica haya agregado esta narración para apoyar su doctrina del infierno y el purgatorio. Si usted lee la narración de Lázaro y el rico se dará usted cuenta que no concuerda en ningún momento con todas las escrituras expuestas arriba, con respecto a que los muertos están conscientes, quemándose, en el fuego del infierno.

Algunas explicaciones para esta narración son:
-Si Jesús lo dijo fue para ilustrar por medio de una parábola (como siempre lo hacía), acerca del destino final de los hombres. En todo caso el fuego no representaría el fuego del infierno, sino, el fuego del lago eterno, y el seno de Abraham representaría el llegar a la presencia de Dios. Todo esto sería una parábola que en ningún momento tendría un significado real, sino, virtual con el solo propósito de ilustrar.
-Lucas no fue testigo de estas cosas, el escribía lo que le contaban. Por lo tanto existe la posibilidad que Lucas haya sido mal informado en este punto.
-Es probable que Lucas nunca escribió lo que se le atribuye y en algún momento los interesados en el tema (la iglesia católica), hayan agregado la famosa narración.

Los que tuvieron como uso exclusivo a la Biblia como hoy la conocemos fueron los católicos y por mucho tiempo el pueblo común no tuvo acceso a las escrituras del Nuevo Testamento. Tuvieron pues suficiente tiempo para “acomodar algunas cosas”.

El Tribunal de Cristo: ¿Seremos los mismos después de morir?
Muchos cristianos decimos, afirmamos y vivimos confiados de que una vez que estemos en el cielo (y los no creyentes, en el infierno) seremos las mismas personas que ahora somos en la tierra. Sin embargo, investigando se encuentra pocos argumentos, pero importantes, que apoyaban esta casi universal creencia. Algunos argumentos a favor de esta posición:

La Justicia de Dios lo hace Necesario. Cuando los creyentes seamos resucitados (para salvación), al principio de la Gran Tribulación, es necesario que seamos las mismas personas, tanto física como intelectualmente, para que así la justicia de Dios sea puesta en evidencia cuando comparezcamos ante el Tribunal de Cristo. Allí se nos dice que seremos recompensados conforme a nuestras obras en la tierra durante nuestro caminar cristiano:

2 Carta a los Corintos 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

De no ser así, ¿Cómo puede Dios mostrar su justicia si los todos los comparecientes a este juicio de recompensas no son capaces de conocer, reconocer, recordar y admitir que lo que tal persona recibió o dejó de recibir es justo?. Si fuéramos diferentes a un grado tal que nadie nos pudiera reconocer, Dios no podría justificar darnos nuestras coronas o diademas. Es necesario que todos digan: "Gloria a Dios por su justicia" cuando tal o cual persona reciba su corona. Cristo enseñó que seríamos los Mismos que vivimos en la Tierra:

El Evangelio de Marcos 12:18-27
18 Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: 19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 20 Hubo siete hermanos; el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia. 21 Y el segundo se casó con ella, y murió, y tampoco dejó descendencia; y el tercero, de la misma manera. 22 Y así los siete, y no dejaron descendencia; y después de todos murió también la mujer. 23 En la Resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 24 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? 25 Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. 26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27 Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.

Aunque estos patriarcas se habían muerto hacía siglos, cuando Dios le habló a Moisés, el quiso decir que Abraham, Isaac, y Jacob todavía existían como Abraham, Isaac, y Jacob. Pero aún más, la Palabra de Dios implica que estos hombres de siglos pasados todavía mantendrían sus identidades personales después de la muerte. Por lo tanto, Jesús enseñó que los creyentes después de muertos mantendrían su identidad, su memoria, sus valores, de cuando estaban vivos. Otras instancias en que esto se puede ver es en los sucesos del Monte de la Transfiguración (Lucas 9:29-30), y en la historia de Lázaro, el hombre rico y Abraham. Estos textos a menudo son usados equivocadamente para demostrar que los muertos no están en realidad muertos. Pero esto no es el argumento que presenta Jesús. Abraham, Isaac y Jacob estaban muertos, pero como Dios tuvo la intención de levantarlos de la muerte, ellos no están para siempre fuera de existencia. Todo vive bajo Dios, Jesús dijo que la razón es que Dios ha prometido levantar a todos los muertos. A causa de esto, él mira como estando simplemente dormidos, para los cuales habrá un despertar.

Jesús, después de Resucitado, muestra una Evidencia adicional:

Evangelio de Juan 20:19-20
19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 

Todas estas evidencias nos muestran y deberían animar a aquellos que están sirviendo a Cristo, así como aquellos que han perdido a alguien que sirvió al Señor.

El Juicio ante el gran Trono Blanco
Apocalipsis 20:11-15
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Debemos tener la seguridad de que estamos en el libro de la vida y que no pasaremos por este juicio. Aunque estaremos presentes viéndolo.

Continua en Discipulado I: del juicio eterno
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