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jueves, 12 de mayo de 2011

Cristianos Científicos VI: Boyle-Edison-Marconi

Robert Boyle (1627–1691)
 Robert Boyle

Fue un Químico, Físico, Inventor, Filósofo y Teólogo británico. Es considerado el primer químico moderno, y el fundador y el "padre de la química moderna." También desarrolló la bomba de aire, y llevó a cabo investigaciones sobre la presión ambiental, la propagación del sonido, la fuerza expansiva en la congelación del agua, la densidad relativa, la refracción en cristales, la electricidad, porosidad, color, hidrostática, combustión, respiración, fisiología, entre otras áreas. Boyle también fue el pionero que diferenció las mezclas de los compuestos. Entre sus más grandes aportaciones, se encuentra la formulación matemática de la "Ley de Boyle" (en física) la cual describe la relación entre la presión absoluta y el volúmen de un gas. Boyle señaló que los cuerpos materiales y físicos están constituidos por partículas a las que definió como elementos químicos. Su teoría, conocida como corpuscularismo, logró desplazar los antiguos dichos de Aristóteles sobre la conformación de las substancias y más tarde influyó en Antonio Lavoisier quien lograría sentar la primera lista de elementos en 1789. Su obra "El Químico Escéptico" (en donde cita numerosos versículos bíblicos a favor del conocimiento de la materia) se considera una obra clave para el estudio de la química hoy en día. Es también considerado pionero del método científico experimental, y llegó a ser influido los escritos de Francis Bacon.

Por otro lado,  llegó a conocer personalmente a William Harvey. Robert Boyle era un cristiano muy devoto, y un teólogo muy aplicado. Por esto, fue quien estuvo a cargo de la "Asociación Para Predicar el Evangelio" en Inglaterra en la década de 1680; y también se le nombró el director de la Compañía de las Indias Orientales. En este puesto, Boyle se dedicó a realizar proyectos de beneficiencia y filantropía cristiana, ayudó a sociedades misioneras, y mandó a hacer 500 copias de los Evangelios y los Hechos de los apóstoles en las lenguas Malaya y Árabe. Asimismo, impulsó la distribución de la Biblia en los países árabes, y participó en la traducción de Biblias en galés e irlandés. También realizó esfuerzos para promover la evangelización de los Indios de América del Norte, y realizó tratados teológicos y apologéticos. El recuento, según Hernan Severgnini (2007) es que casi la mitad de las obras de Boyle son teológicas, religiosas y morales.
Entre sus numerosas obras en defensa del cristianismo sobresalen "Ensayo sobre el estilo de las Sagradas Escrituras" (1663), "La Excelencia de la Teología comparada con la Filosofía Natural" (1664), "La Gran Veneración que el Hombre debe a Dios" (1685), "El Martirio de Teodora y Didimo" (1689) y su magna obra publicada un año antes de morir: "El Cristiano Virtuoso" (1690) un libro que más tarde sería más tarde retomado por John Locke.

Su fe cristiana

Boyle expresó su creencia en un Diseñador Inteligente de quien la creación testifica: "La inmensidad, la belleza, el orden de los cuerpos celestes, la excelente estructura de animales y plantas, y otros fenómenos de la naturaleza justamente inducen a un observador inteligente, libre de prejuicios, a la conclusión de un Autor Poderoso Supremo, Justo y Bueno." [Boyle, "The experience of theology" (1664); citado en Seeger 1985, 183-184]. 

Boyle reconoció a Dios como Aquél que dio orden y sentido al universo en el principio de las cosas:
"Por su infinita sabiduría y poder, Él orientó y autorizó los movimientos de esas piezas en el comienzo de las cosas, de modo que (ya sea en un tiempo más breve o más largo, la razón no lo puede saber), fueron finalmente dispuestas en una estructura hermosa y ordenada que llamamos mundo; entre cuyas partes, algunas fueron ideadas curiosamente como para estar listas y convertirse en las semillas o principios seminales de plantas y animales. Y además concibo que Él estableció esas leyes o reglas de movimientos locales entre las partes de la materia universal, y eso porque su concurrencia ordinaria y preservadora está en las diversas partes del universo, por lo que una vez completado, debió ser capaz de mantener la gran construcción o el sistema y la economía de los cuerpos corporales y propagar las especies de seres vivos." ["A Free Enquiry into the Vulgarly Received Notion of Nature", p. 39].

Cuando Boyle se aventuró en el estudio de los cuerpos celestes, se maravilló de la sabiduría de Dios:
"Cuando con telescopios audaces estudié las estrellas viejas y recientemente descubiertas, y los planetas, cuando con excelentes microscopios discerní la inimitable sutileza de la curiosa mano de obra de la naturaleza, y cuando, en una palabra, con la ayuda de cuchillos anatómicos, y la luz de los hornos químicos, estudio del libro de la naturaleza, me encuentre muchas veces reducido a exclamar con el Salmista: '¡Cuán numerosas son tus obras, oh SEÑOR! ¡Hiciste todas ellas con sabiduría!'  [Parafraseando Salmos 104:24], ["The Works of the Honourable Robert Boyle: In Six Volumes", p. 262].

Boyle reconoció que la naturaleza es leal al testificar sobre su Creador. El químico señaló que los problemas surgen de las malinterpretaciones ateas sobre la naturaleza: "Si el conocimiento de la naturaleza cae en las manos de un ateo decidido, o un libertino sensual, él podría mal-emplearla, para negar los cimientos o desacreditar a la práctica de la religión. Pero aprovechará mucho, por otra parte, si un conocimiento profundo de la naturaleza es adquirido por un hombre de integridad e ingenio, o al menos, libre de prejuicios y vicios, que puedan indisponerlo para contemplar y mejorar las verdades de la filosofía, que, naturalmente, lo llevan a los sentimientos de la religión. Porque si una persona, en efecto, calificada en su moral, y por lo tanto dispuesta a hacer uso de los conocimientos de las criaturas, confirma su creencia y aumenta la veneración al Creador. . . hará un gran progreso en la verdadera filosofía, estoy convencido de que la naturaleza se encuentra muy leal a su Autor, y, en lugar de enajenar a su mente de hacer reconocimientos religiosos, le facilitará con motivos de peso y poco comunes la conclusión de que tales sentimientos son muy racionales y justos." ["The Christian Virtuoso", (1690), 1a Parte; citado en "The Works to which is Prefixed the Life of the Author" (1772), London, J. and F. Rivington ].

Boyle sabía bien que el origen de la ciencia experimental nació en la mente de un cristiano devoto:
"Uno de los primeros y más grandes filósofos experimentales, Sir Francis Bacon, ha señalado que Dios nunca obró un milagro para convencer a los ateos, porque Sus obras visibles son suficientes para aquellos que las solicitan correctamente, y como San Pablo ha escrito (Rom 1:20), las cosas invisibles de Dios son claramente visibles desde la creación del mundo, como muestras y efectos (...) y que Su Divinidad y Poder Eterno son tan evidentes en las cosas que han están hechas, que los gentiles que fueron llevados al reconocimiento del Dios verdadero, sólo por la luz de la naturaleza, no tienen excusa por no haber seguido al Guía." [Extraído de "The Christian Virtuoso", (1690), 1a Parte; citado en The Theological Works of the Honourable Robert Boyle, p. 4].

Boyle coincidía con Bacon en que la superficialidad del conocimiento lleva al agnosticismo, pero la profundidad del conocimiento nos lleva a la creencia en Dios: "Si dejamos a un lado todas las opiniones irracionales, que son engendradas sin razón en la religión cristiana, y todos los conceptos erróneos repugnantes para el cristianismo, que han sido engendrados sin fundamento en la filosofía, la aparente contradicción entre Divinidad y verdadera filosofía, será muy poca, y las verdaderas [contradicciones], ningunas en absoluto." [Por el término "filosofía natural", los escritores del siglo XVII entendían lo que hoy se entiende como "ciencia"] (citado en Woodall 1997, p. 32).

De hecho, de acuerdo con Boyle, no sólo nos lleva a creer en Dios, sino que nos lleva al cristianismo:
"Al ser adicto a la filosofía experimental, un hombre es mas ayudado que indispuesto a ser un buen Cristiano." [El Cristiano Virtuoso (1690)].

Boyle veía una similitud entre el desinterés que los ateos tienen tanto por la religión como por la naturaleza, expresando de la siguiente forma: "La mayoría de los ateos hacen tan poco para comprender los misterios de la naturaleza, como [lo hacen] para creer aquellos del Cristianismo, y la mayoría de ellos, puede decirse con certeza, que su sensualidad, y sus concupiscencias y pasiones oscurecieron y sedujeron su inteligencia: su inmoralidad fue la causa original de su infidelidad, tampoco se les llevó por la filosofía a la irreligión, sino que tuvieron un conocimiento superficial y pervertido de la filosofía, para aprobar los principios irreligiosos que trajeron con ellos al estudio de la misma». ["The Christian Virtuoso" (1690)].

Boyle concordaba con  el apóstol Pablo en que "No toda carne es la misma carne; pues una carne es la de los hombres, y otra carne la de los animales..." [1 Corintios 15:39]: "...el alma del hombre no tuvo tal origen como el de aquellos animales, más fue la obra inmediata del mismísimo Dios, y fue unida al cuerpo ya formado..."  ["La Excelencia de la Teología" (1664): Trabajos: 8:22-3, IV: 12 citado en "Boyle On Atheism" (2005), MacIntosh, Universidad de Toronto].

Al igual que Isaac NewtonBoyle detestaba la idolatría: "No hay sino un solo Dios, Él es el único a quien se debe adorar, y no a los ídolos, ni a alguno de los demonios paganos o deidades; los diablos son malvados, apóstatas, maliciosos, y miserables criaturas, que son odiados de Dios, y odian en extremo a la humanidad; y esos vicios, así como los ritos de adoración que han establecido en el mundo, eran abominables a Dios, y serían en grados destruidos por Él. Como, en efecto, pronto comenzaron a estar en muchos lugares del mundo, donde los adoradores de Cristo hecharon al diablo fuera de sus templos, fuera de la veneración del hombre, y muchas veces fuera de sus cuerpos también." ["The Philosophical Works of the Honourable Robert Boyle"].

Al igual que Blaise Pascal, Boyle admitía que la razón tiene dos campos: el físico y el material: "Aquellos que pregonan la razón abstracta, como si fuera auto-suficiente, la exaltan con palabras, pero nosotros que tratamos la experiencia física y teológica, la dirigimos consultando ambas, y tomamos sus formaciones de allí, la exaltamos en efecto; y la razón es mucho menos útil derribada por el primer tipo de hombres, mientras que éstos últimos, desde entonces, mientras aquellos la halagan, éstos toman el camino correcto para mejorarla." [Al final de "El Cristiano Virtuoso"]. 

Boyle expresó su desdén por el ateísmo y su fe en Jesucristo, de una manera profunda: "Cuando nuestro Salvador dijo, que si alguno quiere hacer la voluntad del que lo envió, él conocerá si la doctrina es de Dios, o no, Él claramente da a entender que se requiere una disposición, tanto en el ojo de su alma (si se me permite hablar así), como en el objeto propuesto, para hacer a un hombre discernir la excelencia y origen de lo que se enseña, cuan valioso es. San Pablo, hablando de sí mismo y de otros escribas y maestros de las escrituras, afirma, que ellos hablan sabiduría entre los que son perfectos, y aunque no es la sabiduría de este mundo,  aún, la sabiduría de Dios es un misterio, incluso aquella oculta que Dios predestinó  antes del mundo, para nuestra gloria. Pero para esos burladores, no es de extrañar que lean tan infructuosamente la Escritura, sin vislumbrar algo de esta misteriosa sabiduría, siendo un verso de la Escritura misma, que un burlador buscó sabiduría, y no la halló, como los sodomitas no pudieron encontrar a los ángeles, cuando una vez ellos intentaron prostituirlos y contaminarlos. Pero además de profanos ocurrentes, hay muchos otros lectores que son, más o menos, culpables de oponerse a la reforma y de aumentar su influencia en la Escritura, [según] sus propios corazones, ya sea [por] el hecho de que no creen suficientemente las verdades contenidas en la Escritura, o de que no reflexionan debidamente sobre ellas. Esa incredulidad es la madre prolífica de más pecados que no le suelen ser imputados a ella, y [de la cuál] muchas personas bautizadas no están libres de un mayor grado de esta." ["Ensayo sobre el estilo de las Sagradas Escrituras" (1663) Referencias originalmente dadas por Boyle: 2 Tim. III:16. « Juan, VII:17.  1 Cor. II:7 « Prov.XIV: 6. Gen. XIX:5, 1 1. , Habacuc. II: 2. « Tit. V:12.]

Para Boyle el conocimiento general de las cosas y el conocimiento de Cristo son cosas que van de la mano: "La escritura, en un lugar, nos exhorta a crecer no sólo en la gracia, sino también 'en el conocimiento de Cristo', y en otro 'a añadir a nuestra virtud, conocimiento'. Y que podamos aspirar a grandes grados de conocimiento, así como a las cosas sobrenaturales que no podemos adecuadamente conocer, aparece en Sn. Pablo, quien ora porque sus Efesios, y todos los cristianos verdaderos, puedan ser capaces de comprender lo que es 'el aliento, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo', que, dice,'excede a todo conocimiento'." [The Veneration Due To God, (1690), p. 278; citado en "The Philosophical Works of the Honourable Robert Boyle"].

En sus tratados teológicos, Boyle demostró su creencia en la veracidad de la Biblia: "Cuantos pasajes de los profetas, por lectores perezosos, se piensa que no tienen ningún uso, que, como la estrella hizo a los magos, llevar a los atentos considerados a Cristo, y con tanta fuerza y armonía, junto con los tonos típicos de Moisés, completa estas palabras del Bautista: 'He aquí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.' Me encuentro con muchos pasajes en el Nuevo Testamento, a los que no puedo sino aplicar lo que San Mateo señala en su relato de la aprehensión de nuestro Salvador: 'todo esto fue hecho para que las Escrituras de los profetas se cumpliesen', o bien, 'ahora todo esto se ha hecho para que se cumpliesen'  y que recuerdan a mi mente la historia de la transfiguración, porque como los apóstoles al principio vieron a Moisés y a Elías hablando con Jesús, pero a la segunda mirada (cuando la nube se retiró, y Él había hablado con ellos) no vieron a nadie sino sólo a Jesús, por lo que tales pasajes de los que estoy hablando, en la ley, los profetas, y el evangelio, la primera vez parecen cosas muy distintas, pero, en una segunda inspección, y con el acceso de más luz a partir de un cotejo atento de las cosas, todos ellos, por así decirlo, se desvanecen en Cristo, de quien (para usar términos de los apóstoles) Moisés en la ley y los profetas escribió, y a quien los escritos y las predicciones de los señalaban." 

En su testamento, Robert Boyle dejó fondos para organizar 8 conferencias anuales en las que trataran temas científicos "para probar la religión cristiana en contra de infieles conocidos." Eventualmente, estas conferencias llegarían a ser conocidas como las "Conferencias Boyle" En la primera conferencia, Richard Bentley leyó cuatro cartas de Isaac Newton, y en las siguientes conferencias se buscó invitar a teólogos e intelectuales de renombre que expusieran la concordancia entre la ciencia y la religión de Cristo. A pesar de que las conferencias fueron suspendidas por unos años, hace algunas décadas las Conferencias Boyle se han vuelto a reorganizar en años recientes y actualmente se celebran anualmente. Boyle continuó firme en la fe hasta el fin de sus días. En el primer fragmento de su testamento, escribió: "En el nombre de Dios, Amén. Yo Robert Boyle, de Stalbridge, en el condado de Dorset., el hijo menor del difunto honorable Richard, conde de Cork, fallecido, siendo, alabado sea Dios, de buena y perfecta memoria, y teniendo en debida y seria consideración la certeza de la muerte, y la incertidumbre tanto de tiempo y la forma del mismo; deseando igualmente, cuando yo me muera, no tener nada que hacer, sino morir cristianamente, sin ser obstaculizado por ningún tipo de distracciones por el empleo de las últimas horas de mi vida en el envío de mis deseos y meditaciones delante de mí al cielo, hago y ordeno esto, mi última voluntad y testamento por escrito, en la forma y el siguiente formulario. En primer lugar y principalmente, encomiendo mi alma a Dios Todopoderoso, mi Creador, con la plena confianza del perdón de todos mis pecados y por medio de los méritos y mediación de mi solo Salvador Jesucristo, y mi cuerpo, me comprometo en la tierra, a ser decentemente enterrado en las ciudades de London o Westminster, en caso de que muera en Inglaterra, sin escudos de armas, o pompas inecesarias, o sin ningún tipo de ceremonias superfluas."

Thomas Alva Edison (1847-1931)

Thomas Alva Edison (Milan, Ohio, 11 de febrero de 1847-West Orange, Nueva Jersey, 18 de octubre de 1931) fue un Empresario y un prolífico Inventor estadounidense que patentó más de mil inventos (durante su vida adulta hacía un invento cada quince días) y contribuyó a darle, tanto a Estados Unidos como a Europa, los perfiles tecnológicos del mundo contemporáneo: las industrias eléctricas, un sistema telefónico viable, el fonógrafo, las películas, etc. Sus mayores contribuciones incluyen la invención del fonógrafo (1877), el desarrollo de la cámara de cine estadounidense (1891), así como las mejoras a la bombilla eléctrica, las cuales permitieron que esta tuviera una larga duración. Edison obtuvo la patente de la bombilla eléctrica moderrna en 1880. En 1877, usando su fonógrafo, realizó la primera grabación de una voz humana. Por la cantidad de aportes realizados, Edison es considerado el cuarto inventor más prolífico de la historia, quien con sus 1,093 patentes en su país natal, se convirtió en uno de los primeros inventores en aplicar la técnica de producción en masa.

Su creencia en Dios
En 1910, se publicó un artículo en la revista del New York Times, donde Edison presentaba sus opiniones sobre serios desacuerdos con los grupos religiosos de su época. Desde entonces, diversas personas comenzaron a acusarlo falsamente de ser ateo; (de hecho hoy en día, Edison sigue apareciendo en libros ateístas con citas tomadas fuera de contexto),. No obstante, Edison mismo llegó a aclarar en diversas ocasiones que él sí creía en la existencia de Dios:

"Ustedes han malentendido el artículo entero ya que dieron la conclusión de que niega la existencia de Dios. No existe tal negación. . . Lo que todo el artículo afirma es que no está claro en mi opinión si nuestra inteligencia, o alma, o como se llame, vive en adelante como una entidad, o se dispersa de nuevo de donde vino." [Israel, Paul (2000). Edison: A Life of Invention. John Wiley & Sons. ISBN 978-0-471-36270-8.]

En una entrevista realizada en 1924, Edison había admitido que aunque no estaba seguro de la existencia del alma, existía la posibilidad de que él mismo estuviera equivocado al respecto:

"Mi mente es incapaz de concebir una cosa como un alma; puedo estar en un error, y el hombre puede tener un alma, pero simplemente no lo entiendo. Lo que puede ser un alma, puede estar más allá de mi entendimiento." ["Do We Live Again?" una entrevista con Edison, citada en Mr. Edison's New Argument from Design" en The Illustrated London News (3 de mayo, 1924)].

En otras ocasiones, Edison se dio la oportunidad de expresar su creencia en la superioridad de Dios:
"No creo en el Dios de los teólogos, pero hay una Inteligencia Suprema de la que no dudo." [The Freethinker (1970), G.W. Foote & Company, Volume 90, p. 147.]

Este convencimiento llevó a que el inventor escribiera en una tablilla de oficina (dentro de su laboratorio en West Orange, New Jersey), la siguiente inscripción: "Creo en la existencia de una Inteligencia Suprema que permea el universo." [Francis Trevelyan Miller (1931), "Thomas A. Edison, Benefactor of Mankind; The Romantic Life Story of the World's Greatest Inventor", Kessinger Publishing, 1 de abril; Cap. 25: "Edison's Views On Life - His Philosophy and Religion, p. 923.]

Consciente de que otros personajes también han sido falsamente llamados ateos, Edison escribió un artículo llamado "La Filosofía del Paine" (sobre el político Thomas Paine), donde defendía la postura de Paine y su creencia en la Divinidad:

"Él ha sido llamado ateo, pero ateo no era. Paine creía en una Inteligencia Suprema, como la representación de la idea que otros hombres expresan a menudo con el nombre de la Deidad." (1925)
Durante su estancia en Francia, Edison tuvo la oportunidad de visitar la Torre Eiffel, y de escribir en el libro de visitas un mensaje de felicitación, que incluía una alusión acerca del Creador. Edison escribió: "Para el señor Eiffel, el ingeniero, el valiente constructor de una muestra tan gigante y original de la ingeniería moderna, de alguien que le tiene el máximo respeto y admiración por todos los ingenieros, incuyendo el Gran Ingeniero, al Bon Dieu [Buen Dios]." [Citado en The Tallest Tower (2004), por Joseph Harriss, p. 95]

Respecto al sistema monetario, Edison es famosamente recordado por haber dicho que "los intereses son una invención de Satanás," frase que usó en una entrevista con el diario New York Times, ocho años antes del crack de 1929, al estar discutiendo deficiencias en el sistema económico estadounidense: "Que quede perfectamente claro que no estoy abogando por ningún cambio en los bancos y en la banca. Los bancos son una cosa muy poderosa. Son esenciales para el comercio en el país. Es el corredor de dinero, el usurero del dinero, el banquero privado al que me opongo. Ellos obtienen su poder a través de un valor ficticio y falso dado al oro. El oro es un vestigio de Julio César, y los intereses son una invención de Satanás.  El oro es intrínsecamente de menos utilidad que la mayoría de los metales. La razón probable por la que se retiene como la base del dinero es que es fácil de controlar. Y es el control de dinero el que constituye las preguntas sobre el dinero. Es el control del dinero el que es la raíz de todos los males." [The New York Times, "Ford Sees Wealth In Muscle Shoals" (1921).]

En esta última frase, Edison hacía una alusión a 1 Timoteo 6:10, en el Nuevo Testamento, donde se establece que "el amor del dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores."

Respecto a la vida después de la muerte, Edison admitió que la ciencia no tenía respuesta alguna sobre el tema; y no podía dar ninguna respuesta negativa:

"Realmente no tenemos ninguna gran cantidad de datos sobre el tema, y ??sin datos, ¿cómo podemos llegar a alguna conclusión definitiva? Todo lo que tenemos — todo — favorece la idea de lo que los religiosos llaman la "otra vida". [Thomas A. Edison (1931), Benefactor of Mankind: The Romantic Life Story of the World's Greatest Inventor by Francis Trevelyan Miller, Ch. 25: Edison's Views on Life — His Philosophy and Religion, p. 295].

Sin embargo, volvió a reiterar su creencia en el poderío superior de Dios, como Ser Supremo: "Hay una gran cabeza dirigente de las personas y las cosas — un Ser Supremo que vela por los destinos del mundo. Estoy convencido que los cuerpos están compuestos por entidades inteligentes y que están dirigidos por este Poder Superior." [Edison, citado por su allegado Harvey Samuel Firestone (1936), "The Romance and Drama of the Rubber Industry"];[También en Francis Trevelyan Miller (2005), Thomas A. Edison, Benefactor of Mankind; The Romantic Life Story of the World's Greatest Inventor] & [Albert Shaw (1932), Review of Reviews, Volumen 85, p. 31]

Al reporte de su muerte, en 1931, se publicó un artículo en el periódico "The Washington Post", en el cual se citó a la esposa del inventor, la Sra. Mina Miller Edison, expresando su aceptación sobre la inevitable muerte de su marido, manteniéndose "calmadamente sumisa a la voluntad del Todopoderoso."

En el fragmento final de dicho artículo, se citaron las declaraciones de Arthur L. Walsh, colega de Edison y vicepresidente de su legada compañía "Thomas A. Edison Industries, Inc. Pal", quien aludió a las palabras de Jesús, en Mateo 22:40: Con los deseos de la familia en mente, Arthur L. Walsh brindó la siguiente declaración: "Él jamás fue un ateo. Aunque no se suscribió a ningún credo ortodoxo, nadie que lo hubiera conocido podría haber dudado de su creencia y su reverencia por una Inteligencia Suprema, y toda su vida, en la cual el ideal de servicio honesto y amoroso a su prójimo fue predominante, indicó fielmente esos dos mandamientos en los que se halla «toda la ley y los profetas»." [The Washington Post, The Light Goes Out, Oct. 19, 1931; West Orange, N.J.]

Por su parte, Henry Ford, quien fue un amigo cercano de Edison, declaró: "Él sentía que había un corazón central de procesamiento de la vida que seguía y seguía. Esa fue su conclusión. Hablamos de ello muchas veces juntos. . . Llámalo religión o como te guste; el Sr. Edison creía que el universo estaba vivo y que era sensible a la necesidad profunda del hombre. Era una religión inteligente y llena de esperanza..." [Francis Trevelyan Miller (1931), "Thomas A. Edison, Benefactor of Mankind; The Romantic Life Story of the World's Greatest Inventor", Kessinger Publishing, 1 de abril, p. 294].

Guglielmo Marconi (1874–1937)

Fue un Ingeniero e Inventor italiano que inició con la transmisión de la radio a larga distancia, desarrolló la "Ley de Marconi" y un sistema radio-telegráfico pionero. A menudo se le acredita como uno de los inventores de la radio, la cuál fue posible gracias a la teoría completa del electromagnetismo desarrollada por James Clerk Maxwell. Guglielmo, estudió en Florencia, y recibió el premio Nobel de la Física en 1909 "en reconocimiento a sus contribuciones al desarrollo de la telegrafía inalámbrica". Además fue presidente de la Accademia Nazionale dei Lincei, la Academia de Ciencias de Italia.

Es gracias a su obra revolucionaria que actualmente son posibles las comunicaciones electrónicas del mundo moderno. A pesar de que la ciencia jugaba un papel fundamental en su vida, para Guglielmo Marconi la fe en Dios era mucho más importante, y él no estaba apenado de ser cristiano y científico a la vez:

“Cada paso que la ciencia hace nos lleva siempre nuevas sorpresas y logros, y sin embargo, la ciencia es como una luz débil luz de una linterna parpadeante en un bosque profundo y espeso, a través del cual la humanidad se esfuerza por encontrar su camino hacia Dios. Es sólo la fe la que puede llevar a la luz y servir de puente entre el hombre y el Absoluto. Me siento orgulloso de ser cristiano. Yo creo no sólo como cristiano, sino como un científico también. Un dispositivo inalámbrico puede entregar un mensaje a través del desierto. En la oración, el espíritu humano puede enviar ondas invisibles a la eternidad, las ondas que alcanzan su meta en frente de Dios..” (Marconi, citado en Popov 1992, 298).

Con respecto a la pregunta del origen de la vida, Marconi declaró la imposibilidad del cientifismo de responderla, declarando: "El misterio de la vida es ciertamente el problema más persistente jamás puesta en la mente del hombre. No hay duda de que desde la humanidad comenzó a pensarlo, se ha ocupado del problema de su origen y su futuro - que es, sin duda, el problema de la vida. La incapacidad de la ciencia para resolverlo es absoluta. Esto sería realmente aterrador, si no fuera por la fe.” (Marconi 1934).
“La ciencia sola no puede explicar muchas cosas, y sobre todo, el mayor de los misterios - el misterio de nuestra existencia.” (Marconi, citado en Morrow 1949, 14a).

Para Marconi, la ciencia verdadera era un acercamiento hacia Dios:

“Cuanto más trabajo con los poderes de la naturaleza, más siento la benevolencia de Dios hacia el hombre, entre más cerca estoy a la gran verdad de que todo depende del Eterno Creador y Sustentador, más siento que la así llamada ciencia, con la que estoy ocupado, no es más que una expresión de la Voluntad Suprema, que tiene como objetivo acercar a la gente entre sí con el fin de ayudarles a comprender mejor y mejorar.” (Marconi, citado en Maria Cristina Marconi 1995, 244).

Guglielmo habló de fe en el poder de la oración:

"Creo que sería una gran tragedia si los hombres perdieran su fe en la oración. Sin la ayuda de la oración quizás yo hubiera fallado en lo que he tenido éxito. Al permite alcanzar lo que he hecho, Dios ha hecho de mí un mero instrumento de Su voluntad, por la revelación de Su propio poder Divino.” (Marconi 1942, pp. 20-21).

En la carta a su esposa María Cristina, (Londres, 17 de marzo de 1927) Marconi escribió sobre la armonía trinitaria con la que Dios había formado el mundo:

“Sé lo mucho que amas y aprecias la hermosa naturaleza - la expresión de la Voluntad de Dios - donde uno puede encontrar los valores eternos ideales: la Verdad, la Belleza y el Bien (y tú posees los tres). La unidad armoniosa de las causas y de las leyes forma una verdad, la unidad armoniosa de líneas, colores, sonidos e ideas forma la belleza, mientras que la armonía de las emociones y de la voluntad constituye lo bueno, lo que siendo la máxima expresión del Eterno y del Creador Supremo lleva al hombre al coronamiento y nos impulsa a buscar la perfección absoluta.” (Marconi, citado en Maria Cristina Marconi 1995, 260).

En una carta a su esposa María Cristina (París, 1 de Abril 1927) Marconi escribió:

"No pienses que estoy desagradecido a Dios por Su bondad y por Su benevolencia, a quien le debo tanto, todo. Dios me ha dado este amor eterno y todopoderoso, y creo que Él lo ha hecho para mi propio bien y, me atrevo a creer, que también por el tuyo.” (Marconi, citado en Maria Cristina Marconi 1995, p. 248).

Continua en Cristianos Científicos VII: Pasteur-Eddington
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